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Rubén Díaz Caviedes: Sentarse y esperar

Uno de los juicios más acertados que se ha hecho jamás sobre Madonna fue obra de Millán Salcedo, te adoramos señor, al final de una entrevista que él y Josema Yuste le hicieron a la reina del pop en el glorioso año de 1992.

–Si ya os dije yo que estar con Madonna –dijo– es como entrevistar a cien gramos de jamón de York.

Es lo que pasa; hay personajes con tan poco que decir que se empieza por entrevistarlos y acaba uno poniéndose unas bragas en la cabeza.

El pasado jueves el ABC publicaba una entrevista con Pau García-Milà. Pau García-Milà, por si no le conocen, es el fundador del software libre eyeOS. Tiene 23 años, es de Olesa de Montserrat y su empresa cuenta con 35 empleados y presencia en 70 países. Amárrame los pavos, quiero decir. Ahí es nada. García-Milà, no obstante, saltaba a la palestra mediática en la pasada edición de Red Innova, en la que acusaba de conformismo al movimiento 15M. «No puedes ir a Sol –decía él– y decir: la culpa es vuestra». También dijo que «la solución a la crisis está en la gente» y de los jóvenes de hoy, que son «una generación cómoda, bien acostumbrada».

Nada nuevo, lógicamente. No es el único que lo piensa. Y además aquello de y por qué no te pones por tu cuenta está empezando en España a ser un lugar común tan común como clásicos inolvidables de hoy y de siempre tan concurridos y recurridos como las palomas son las ratas del aire, por ejemplo, o no soporto hablar con una máquina.

A Pau, se podrán imaginar, le han crecido los enanos. Y entre eso y que está promocionando su famoso libro prologado por el príncipe Felipe y epilogado por Felipe GonzálezEstá todo por hacer: cuando el mundo se derrumbe, hazte emprendedor. Plataforma, 2011–, su presencia en unos y otros medios ha ascendido en las últimas semanas hasta el límite de encontrártelo hasta en la sopa. Pau García-Milà ha sido entrevistado en ABC, en La Vanguardia, fue a Buenafuente –dos veces– y sus intervenciones en diversos foros primaverales, tecnológicos o no, vienen siendo recogidas con puntual interés en medios como El País, Cotizalia, Expansión o Cinco Días. Está, como suele decirse, en la cresta de la ola. En el lugar adecuado y el momento preciso. Tanto es así que una de sus últimas comparecencias tuvo lugar en el segundo encuentro POR –la iniciativa Piensa Opina  Reacciona de la Cadena Ser– junto a José Luis Sampedro.

Junto a José Luis Sampedro, insisto. Con 23 añitos.

Y el jueves pasado, lo que les digo. Que aparecía en la entrevista de contraportada del ABC reafirmándose en sus controvertidos pensares sobre el 15M: «El mensaje está claro y lo volvería a repetir: me quejo de que cuanto más complicada es la situación a veces parece que algunos prefieren sentarse y esperar». Y sobre las críticas que ha recibido por pontificar en los tiempos de cólera y sin que nadie le pregunte, afirmaba que «es curioso que en eyeOS recibamos dos tipos de e-mail: el de los fans, de gente que nos quiere, procedentes de más de cincuenta países, y los de odio, que sólo proceden de uno: España». Aquello tan viejo, siguiendo con lugares comunes, de es que tú no sabes quién soy yo en Francia. Un poco como Victoria Abril, pero más en plan gurú tecnológico.

Lo que les quiero decir no va, aunque lo parezca, de las cosas que diga Pau. Que son muchas y muy surtidas, por cierto, porque en sus frecuentes y jobsianas filípicas en foros tecnológicos –palestra vacía, ropa informal, paseíto para aquí, paseíto para allá– hace como, precisamente, Steve Jobs: hablar primero de lo suyo y después, del ente y la materia. Se queja del adverso clima al que los emprendedores se enfrentan en España, por ejemplo, o se jacta de que la mejor decisión de su vida fue dejar la universidad. En unas tiene más razón que un santo y en otras, como es normal, no tanto. Y en el fondo, lo que les contaba. Que poco importa estar de acuerdo o no, o eso creo yo, porque los juicios que sobre el mundo tenga un niño de 23 años no sé ustedes, pero a mí me interesan más bien poco. Sobre todo y aquí está el quid, karate kid, a partir de según qué alcance cosmológico tengan esos juicios. Dicho sea esto con todo el respeto del mundo, quiero decir: que no es que no me interesen nada en absoluto. Pero sí poco. Menos, desde luego, que los de alguien de más edad. Esto yo, insisto, personal y ordinariamente.

Los medios de comunicación de España, no obstante, parecen hacer con García-Milà una excepción de método, caso de haberlo. Además de preguntarle por lo suyo –que sería lo suyo, válgame la refanfinfla– le han  llegado a preguntar por los conflictos sociales, el sistema educativo y hasta qué consejos le daría él, no te lo pierdas, al presidente del gobierno y al jefe de la oposición. En plan Pau tú, en tu infinita sapiencia. Por cierto que, sobre esto último, al menos tuvo Pau la prudencia de aconsejarles que, en primer lugar, no aceptasen consejos de un chico de 23 años. Prudencia, digo, que no infinita sapiencia. Porque después de eso si que les recomendó otras cosas.

No sé si me siguen. Tengo la impresión, no sé qué piensan ustedes, de que en algún momento impreciso del devenir 2.0 –se me escapa cuándo exactamente– nos ha empezado a parecer buena idea preguntarle las mismas cosas a José Luis Sampedro, por ejemplo, que a un crío de 23 años. Ambos se codean en foros, comparten titulares sobre los mismos temas y las opiniones de uno y otro nos parecen igual de valiosas. Con gran naturalidad, además, porque en términos de autoridad intelectual y de legitimidad para hablar y que le tomen a uno en serio el éxito empresarial es, o viene siendo, la nueva senectud. Esto es lo terrible, y esto es de lo que hoy nos quejamos. Porque si el éxito es rotundo, mejor que mejor, y si lo es en el plano del tech bussiness, ya es que ni te cuento: habemus gurú, hija de mi vida. Que nos gusta un gurú más que a un tonto una tiza. Y si el gurú ha llegado a gurú a una edad ridículamente precoz, apaga y vámonos: habemus niño cantor. Con lo que gustan en este país los niños cantores.

En fin, que no sé. No es un problema de Pau, criatura, que se está ganando la vida y además muy bien. Por mucho que su magistral resumen del 15M sea que «prefieren sentarse y esperar» y que luego vaya a Buenfuente y empiece con bromas sobre cocaína, alegremente y para espanto del de Reus, por cierto, que sabe que en la mesa no se habla de política. Tampoco es un problema de aquí, lógicamente, porque ahí está Mark Zuckerberg, por ejemplo, en su misma posición y diciendo también unas tontadas como pianos. Explicaciones de por qué esto ocurre se aventuran un huevo o más, por supuesto; hay quien habla de la infantilización de la juventud, como hacía recientemente Antonio Orejudo en una entrevista a este medio, o quien se queja de que fenómenos como el 15M conceden, precisamente, demasiado pábulo público a quien, por joven, quizá no debería tenerlo. Yo, puestos a, prefiero aportar una más original y apuesto, a ver qué les parece, por la continuidad histórica; la afición que le estamos cogiendo colectivamente a esto de los tecno gurús precoces no tiene que ver con su presunta genialidad, en todo caso, y sí más con este gusto tan nuestro y tan primario por, lo que les digo: el niño cantor. Insultantemente joven y además, archimillonario hasta lo obsceno. Nos gustan porque nos recuerdan a Joselito, a Shirley Temple y Marisol. Y sería estupendo, por supuesto, si dijesen cosas más interesantes que el común de los mortales; el problema es que, como Joselito, como Marisol o como Shirley Temple, tienden a no decirlas.

Claro que yo, en fin. A mis veintiséis castañas, le ando ahí ahí. Con que harían bien en no hacerme mucho caso.

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14 Comentarios

  1. Aunque ya no puede sorprenderme nada desde el vacile del Vasile, alguien debería hacer una lista para reunir todos los calificativos que hemos recibido públicamente los que estamos en esto del 15M. Creo que esta es nueva.

    De memoria (y seguro que me dejo un montón):
    Títeres de la izquierda
    Títeres de la derecha
    Antisistema (no necesariamente malo, pero algunos lo dicen como si lo fuera)
    Radicales de exterma izquierda (ídem)
    Perroflautas (simpática palabra)
    Sediciosos (ésta la leí en un titular, creo que en La Gaceta… y me encantó)
    Totalitarios
    Violentos
    Proetarras
    Ingenuos
    Vagos
    Guarros
    Okupas
    Terroristas
    Antidemocráticos
    Y ahora… ¡conformistas!

    (pues ahí lo dejo porque ahora no me acuerdo de más… quien quiera que siga la lista)

    Vamos… que debemos tener una esquizofrenia del copón… ¡manda huevos!

    • Es un tema interesante, no se crea. Con frecuencia se habla de la ‘heterogenia’ del movimiento 15M (por decirlo amablemente) pero no de la misma heterogenia que impera en su contestación. Quiero decir, que entre quienes dan argumentos en contra del 15M hay de todo, como en botica, y en reparto superior que en el propio imperio perroflauta. Y asi nos va, como bien dice usted; unos lo relacionan con ETA, los otros con el PSOE, otros incluso con la derecha… Si busca usted en internet, verá que hay hasta quien habla de Chávez, la CIA y hasta los masones.

      • ¡Hombre, los masones! Lo de la CIA y Chávez no me suena haberlo visto hasta ahora (aunque no me extraña), pero lo de los masones sí, y no sé cómo he podido olvidarme de esa. Por cierto, hay otra teoría aún más friki: los illuminati. Se lo juro, por algún lado lo he visto.

        Imperdonable olvido también: Ni-nis.

        Y otra que me he olvidado, y esa sí que es imperdonable. ¡Sionistas! Y digo que es imperdonable por dos razones: primero, es todo un clásico de las teorías de conspiración (o más bien una versión de un clásico: los judíos en lenguaje conspiranoico izquierdista); segundo, el motivo por el que nos lo dijeron tiene que ver con mi asamblea local. Resulta que un «indignado» (no la cuento, porque también nosotros nos llamamos así) propalestino propuso una moción de apoyo a la flotilla de Gaza. La verdad es que cuando se hacen estas propuestas tan simbólicas siempre me pregunto si no estaremos haciendo un poco el bobo, pero se aprobó por consenso, incluyendo mi voto, porque no voy a dejar de apoyar una acción humanitaria. El caso es que no sé cómo sucedió, pero eso quedó reflejado en el acta como «Eliminación de la flotilla de Gaza». Una metedura de pata que puede llevar a alguien sensato a pensar que en la Asamblea Popular de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes tenemos un problema con las actas, antes que pensar que somos sionistas. Alguien sensato, digo. Pero salió en un medio de comunicación de Internet bastante conocido entre el megarrojerío internauta un artículo que hablaba del acta… y nos acusaba de ser… pues eso. Sionistas. Sí señor. Lo único que no sé es por qué entonces hacemos marchas que acaban en la puerta del Sol en vez de ir a Jerasulén, pero bueno. El caso es que varios asistentes de la asamblea hicieron comentarios al artículo (yo no me animé porque estaba demasiado ocupado flipando en colores) diciendo que había sido un error de transcripción, y aún el autor decía que no entendía cómo podía convertirse un apoyo en una eliminación por un error de transcripción. Yo qué sé. Porque se habló del intento de Israel de eliminar la flotilla. Porque nadie se quedó a la lectura del acta. Porque el altavoz se oía a veces un poco regular, y entonces era cuando mejor se entendía… Porque tenemos un puñetero problema con las actas.

        Pues no. Resulta que somos sionistas. Por fin alguien ha hallado la prueba de que el 15M es cosa de los judíos, y no le va uno a apear del burro. Queremos eliminar la Flotilla, sí. Las acampadas son en realidad kibbutz de esos y que nadie dude que acabaremos acampando en un asentamiento en la franja de Gaza.

        Exagero un poco. En realidad lo que defendía el tipo era más bien que los de Alcobendas y Sanse somos unos infiltrados sionistas en el movimiento 15M. Pero ya se sabe. Hoy, Alcobendas y Sanse. Mañana, todo el movimiento 15M… Pasado mañana el mundo. Muajajajajaja.

        Y todo así. Y este último caso es pintoresco, pero lo realmente sorprendente es la cantidad de barbaridades que se han dicho en los medios de comunicación de masas, algo menos frikis, pero en esencia iguales que si nos dijeran sionistas, masones o illuminati. De hecho, estoy casi seguro que también habrá tenido algo que ver Al Qaeda. Habrán dicho que es cosa de frikis. Y no sé si se habrá dicho la palabra, pero nos han dicho de muchas maneras que somos unos pijos de campeonato. porque mucho quejarnos de todo, pero luego vean estas imágenes que hemos grabado de un indignado con una Blackberry en la mano.

        En fin, que no decaiga. Imaginación le echan.

      • Hombre, después de dar la chapa con lo de mi lista, qué menos que comentar un poco acerca del artículo en sí… qué descortesía la mía.

        Respecto a lo que dice el chico. Una cosa es que él lo diga y lo crea por su experiencia personal, al fin y al cabo él sí le ha montado por su cuenta, y se lo ha montado cojonudamente bien, la verdad. Y no tengo razones para dudar de que en su caso, tiene derecho a pensar que se lo merece. Pero a poco que se profundice en el mensaje, se deduce que es su verdad, y no puede ser la de todos. Por razones puramente materiales. O sea, no todos podemos montárnoslo por nuestra cuenta. El sistema capitalista, sencillamente, no funciona así. O sea: estamos viendo que no podemos prescindir de los puñeteros bancos (si se van a la mierda, nos vamos todos a la mierda, por eso pueden jodernos y no podemos joderlos), y ahora resulta que la economía puede prescindir de los empleados porque la solución es… ¡montátelo por tu cuenta! Pero quién. ¿Todos? Todos… va a ser que no. Sólo unos pocos. Los visionarios, quizá. Los mejores. Los valientes. Los que tienen buenas ideas. Vale, pues mientras ellos se lo montan a su manera, que es cojonuda para unos (los mejores, vale) y más chunga para otros (los taraditos).

        Y bueno, eso sin contar con la coyuntura económica. Que nos digan AHORA que no hay que tener dinero para fundar una empresa porque te lo presta el banco (¡claro, cómo no se nos había ocurrido!) y que lo importante es atreverse porque uno puede fracasar diez veces y merece la pena para triunfar una vez, pues va a ser que no. Uno no puede fracasar tantas veces con dinero del banco.

        • Me dejé una frase, que decía que mientras los elegidos se lo montan a su manera, lo mejor que podemos hacer los tontitos es montárnoslo a la nuestra. A no ser que aparte de tontos seamos gilipollas.

          • Estoy con usted en lo de la cosa emprendedora; ni todo el mundo puede ni es lo deseable. Además, que hay negocios y negocios. Pero son los nuevos virtuosos, amigo, y Rubalcaba ya ha dicho esta misma mañana que él a muerte con los llamados emprendedores. Lo de sionistas es nuevo, por cierto, no estaba yo al corriente de la mandanga pero me lo apunto para ulteriores recopilancias.

  2. Tal y como esta el panorama en lo que a declaraciones y opiniones públicas se refiere, (vease Intereconomía, Telecinco, La Razón y demás caverna) nuestro criterio para censurarlas debería ser…..

    la edad??

    Hagame usted el favor

    • No hablemos de censurar, hombre, que es una palabra fea. En todo caso el criterio es la edad, sí, pero a la baja. Cuando es poca. Y sobre todo, cuando es ridículamente poca. Recuerde usted, de todos modos, que en confrontación ideológica criterios hay más que perros descalzos y muchos son mucho más poderosos que la edad. Un saludo.

  3. ¿Y a partir de qué edad se supone que una persona puede hablar en público? No creo que sea un tema de edad, sino del «efecto halo»: cuando una persona es buena en algo, se le supone que es buena en general en todo. El chaval no creo que persiga micrófonos, pero si se los ponen delante no creo que tenga por qué callarse. Que algunos medios le den más eco del que debieran es un problema de esos medios. Digo yo.

    • Totalmente de acuerdo con usted, por sorprendente que le parezca. La crítica era a los medios, en efecto; no por nada decíamos lo de ‘excepción de método, caso de haberlo’. Pero nos ilustramos con el caso de Pau García-Milà porque hay que ilustrarse y porque, lo dicho: hasta en la sopa. No sé hasta qué punto será cierto eso que dice usted de que no persigue micrófonos, pero en todo caso siguo pensando que 23 años es una edad ridículamente joven para prestarse a según qué temas. Lo sería incluso hablando con un poco de propiedad, con que sin decir grandes cosas el tema resulta, creo yo, directamente absurdo. Y además no creo que sea una cuestión de ‘darle eco’, como usted apunta, sino a que al chaval se le convoca expresamente. Recuerde que le invitaron a la iniciativa POR, es decir: explícitamente. Vente, le dijeron, y nos cuentas. No es que pasase él por allí. Me sigue pareciendo una muy mala idea poner el discurso de García-Milà al lado del de Sanpedro. Gracias por comentarnos, en todo caso, y un saludo.

  4. Yo estoy a punto de inventar una panera con tostador que va a ser la leche.
    Espero que el aparato cambie mi vida para siempre y me lance al estrellato mediático; incluso aspiro a que me den una letra minúscula en la real academia de la lengua. Pero me temo que me paso de edad y ya nunca llegaré a ser una sabia de mi tiempo… Como dicen en los Simpson, con 10 años ya es demasiado tarde, «centrémonos en Lisa».

    • Lo de la letra en la Real de la Lengua no es tan difícil como seguramente usted se piensa; le recomiendo el taburete del asterisco, que seguro que lo hay. Poco trabajo y mucho codearse con la flor y nata. Una ganga.

      • ¡O el de la almohadilla! O «cuadradillo», variación que ya le comenté en su día que tuve la suerte de conocer.

        En relación con su entrada, aunque con lo que voy a decir me vaya a ir por los cerros de Úbeda a base de bien, he de decir que me ha recordado mucho al ensalzamiento que se hace, por ejemplo, de la inteligencia de un superdotado. Que si qué listo eres, que si hay que ver lo lejos que vas a llegar con esa cabeza, que si cuánta sapiencia, criatura; que si sería bueno que entrases en la universidad cuanto antes, que si veinticinco carreras y dieciocho doctorados van a ser pocos, que si endevé cómo ma puehto la mierda la Sole, que te meto con er meshero, Sole… Bueno, eso no, pero ya me entiende usted. En esta vida, a veces parece que basta con haber tenido un poco de suerte, buena genética o, sencillamente, venir con la flor en el culo de serie para que le tomen a uno en serio. Mire si no usted a Sara Carbonero hablando de deportes; «un poné», que dirían los Chanclas.

        Así, en casos como el de esta criatura sobre la que centra su entrada, se olvidan de un componente fundamental del que carecen: la experiencia. Alguien que no ha vivido determinadas cosas no puede pretender sentar cátedra, pues la teoría es eso, teoría. Sin demostración práctica no sirve más que para elucubrar en forma de palabras baldías que, juntas, suenan bonitas y con aparente sentido. Solo puedo decir que a este tipo de sujetos, que al final no son sino una marioneta en manos de muchos titiriteros a la vez, se les acaban enredando los hilos entre las piernas. O lo que es lo mismo: los mismos que te suben, te bajan sin miramientos (sin red ni nada) con la consecuencia de una hostia presumiblemente mayúscula que, si existe algo que pueda amortiguarla un poco, será la flor en el culo de la que le hablaba arriba. Little mule drivers we are.

        Suya afectísima,

        Azote.

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