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Mikel Alonso: «El anonimato me da libertad»

Mikel Alonso para Jot Down 1

Mikel Alonso tenía dos años cuando la Real Sociedad en la que jugaba su padre ganó su segunda Liga. Sacó dos puntos al Barcelona, que fichó a Miguel Ángel ‘Periko’ Alonso aquel verano. El año anterior, cuando aún no había nacido su hermano Xabi, la Real ganó la Liga al Real Madrid en el que jugaba Vicente del Bosque. El joven Mikel jugaba bien al fútbol y su destino parecía trazado. Debutó con la Real en abril de 2001 y se despidió siete años más tarde con su descenso a Segunda, teniendo una salida amarga del club de sus amores. Comenzó entonces un itinerario por otras ciudades y clubes de fútbol. Hoy vive en Londres y milita en el Charlton, donde intenta disfrutar a tope del fútbol inglés y observa cada domingo a su hermano, uno de los grandes centrocampistas del momento, con la mirada lúcida de quien conoce y estudia su oficio.

¿Cuál fue tu primer partido once contra once?

Creo que fue… en Añorga, en el campo de Cementos Rezola, que es pequeño; me pareció gigante, la portería, el balón, gigantescos, me parecía todo muy grande. Llovía y el campo era verde, de hierba natural, brillaba mucho. Los camiones pasaban a toda velocidad por la autopista, justo al lado. Tenía la sensación de que el campo no terminaba nunca, como si fuese Oliver y jugase en Campeones. Tendría once años. Me acuerdo de que tiré un balón al larguero.

¿De qué color eran la camiseta, el pantalón, las medias?

Todo azul, el Tolosa, sería en alevines. Jugaba de centrocampista hacia adelante. Creo que empatamos. Era un partido amistoso.

¿De qué marca eran las botas?

Eran Nike, me las regaló mi padre. Unas botas de tacos de goma, mis primeras botas de verdad.

¿Qué dos o tres cosas importantes has aprendido desde entonces?

… que la vida empieza y cambia cada día… Que no hay nada como un buen amigo. Y que, para aprender algo, lo primero es desaprender otra cosa, ser críticos con lo que creemos hacer de puta madre.

¿Como explicarías dónde estás ahora a alguien que no lo sepa?

Cuando llegué aquí me interesé por la historia del Charlton. Es algo que también hice en Tenerife y que me parece importante para entender lo que significa el club y el fútbol. Lo hago para disfrutar más y porque creo que seré más feliz si tengo más conocimiento de la profesión que desempeño. Creo que profesionalmente me ayuda a vivir más intensamente el fútbol. Saber, por ejemplo, que porque un día a Hungría se le ocurrió hacer un cambio táctico que destrozó a todo el mundo, ahora todos juegan así. O que el balón viene de la rueda y que, al principio, al no haber tecnología para fabricar balones de cuero el ser humano era tan majo como para jugar con la cabeza de sus enemigos de guerra. Me parece más interesante que leer cosas de arquitectura, por ejemplo, de la que no tengo ni idea ni la practico. Aquí hay mucha gente que habla y escribe de fútbol. Es diferente a España. Hay gente cabreada con el mercado del fútbol y hacen unos análisis de la leche sobre lo que ha sucedido. El fútbol es aquí muy importante. Como la FA Cup, algo que casi podría jugar mi cuadrilla, que se junta para jugar a fútbol siete. Pues equipos de ese nivel entran en las primeras eliminatorias de la FA Cup. En la tienda de cualquier club tienes libros sobre su historia, vídeos con partidos épicos. Vas a YouTube y hay vídeos de todos los equipos y épocas, algo que en España no tienes. Tengo pendiente una visita al Freemasons Arms, el pub donde se juntaron para escribir las reglas. Todo empezó en juegos de un pueblo contra otro, tenían que llevar un trozo de queso a la iglesia, jugando tres mil contra tres mil y fue derivando en lo que hoy son el fútbol y el rugby. Había un equipo, el Royal Engineers, que fue el primero en pasarse la pelota, porque hasta entonces todo era conducirla. Ese sentido histórico me resulta interesante. Hay mucho enamorado del fútbol en ese sentido. Puedes llamarlos viejos románticos o idealistas. Y eso quizá se puede respirar más en las categorías inferiores, lo que no es la Premier.

Eres licenciado en Económicas y ahora estudias Filosofía.

Sí, soy licenciado por Deusto, pero tardé siete años en sacar la carrera, que es de cinco. No iba mucho a clase. Ahora estoy haciendo un máster en Filosofía que empecé cuando estaba en Tenerife. Me matriculé en la Universidad de La Laguna, iba a clase. Saqué las asignaturas y ahora tengo que hacer un trabajo que adecuo con el tutor. Pero es que me gusta estudiar. Empecé para desconectar de la presión del fútbol y, efectivamente, lo que estoy estudiando en este máster me ha ayudado. Me han comentado que ahora hay gente en el mundo profesional que trabaja por las tardes, como una vía para dar algo de normalidad a su vida, porque si no te puedes comer mucho la cabeza.

¿Sobre qué es la tesis?

Es un máster. Con el plan de Bolonia hay que hacer una tesina y luego te puedes doctorar, aunque eso no entra ahora dentro de mis objetivos. Pero el máster sí quiero terminarlo y para eso necesito hacer la tesina; trata sobre Spinoza y de su relación con algunos autores más actuales que trabajan en la neurociencia, como Antonio Damasio. Pero estoy en la fase de lectura, así que aún no estoy seguro de que vaya a ir por ahí. Lo primero que me ha propuesto el tutor es la lectura de La herida de Spinoza, de Vicente Serrano, En busca de Spinoza, de Damasio y, evidentemente, la obra del propio Spinoza. Me parece muy interesante, pero me está costando porque tampoco tengo esa formación y he de ir un poco lento. En Filosofía hay mucho tecnicismo, hay que explicar cada palabra.

¿Elegiste tú a Spinoza o te lo asignaron?

El máster se llama “Filosofía: educación, cultura y sociedad”. Llega un momento en que tienes que elegir un tutor y elegí al que tengo ahora porque me encantó cómo daba las clases y lo que explicaba de Spinoza.

¿Qué te gustó?

Spinoza habla de la relación entre el deseo, la emoción y la razón. Intenta devolver al hombre a la naturaleza, romper con las ideas abstractas de Dios como algo separado, el alma-cuerpo de Descartes… Es muy vitalista y entronca con eso que ahora está tan de moda, la inteligencia emocional. Ahora lo estoy conociendo y conforme lo hago voy levantando capas y veo que… ¡este tipo habla de todo! ¡De la física cuántica! Y lo hacía hace cinco siglos. Tiene tres ideas clave, que el hombre es todo menos libre y que lo importante es buscar la alegría en este mundo. Y la tercera es que el pecado, la culpa, el bien o el mal como categorías abstractas tal y como muchas veces nos las muestra nuestra educación de tradición religiosa, atentan contra el buen vivir. Es una ética de la inmanencia. No tengo mucha formación, pero me parece interesante.

Spinoza argumentaba que la libertad contribuye a la estabilidad, pero en el fútbol se cree en el liderazgo fuerte, en el autoritarismo del entrenador y en el ‘todos juntos’.

Estoy de acuerdo contigo en que hay una necesidad de liderazgo, pero el futbol te enseña a ser libre también. Según Spinoza, no hay nada más provechoso que un compañero al que quedar ligado por lazos de amistad. En términos futbolísticos no hay nada más provechoso que un compañero con quien te entiendes bien en el juego. Crecerás mucho como futbolista si haces buena pareja con el otro centrocampista o, si eres jugador de banda, entiendes que tu juego depende de tu relación con el lateral. En sentido estricto, si sabes que no eres totalmente libre sino que tu buen juego depende directamente —Spinoza diría que está determinado— por tu compañero, tienes más probabilidades de jugar bien. Una buena asociación es lo que te hará realmente libre. Hablando de la vida en general, Spinoza diría que te hace más feliz. El «todos juntos» se transforma así en otra cosa y el liderazgo parece entonces algo más relativo.

Habrás jugado a las órdenes de algún entrenador que en algún momento se estaba equivocando con la táctica, pero no se le puede discutir. ¿No sería mejor abrirse a varias opiniones?

Siempre me ha gustado el entrenador exigente que empezaba por exigirse a sí mismo, sin creerse en posesión de la verdad. Un entrenador crítico, pero autocrítico también, que muestra esta faceta a sus futbolistas. Te encuentras a veces con entrenadores muy críticos que parecen no poder equivocarse ellos mismos. No creo que eso funcione. Hay entrenadores más o menos cerrados y jugadores con más peso que otros que pueden hablar en el vestuario o en el campo, tomando unas decisiones que no son del gusto del entrenador. Evidentemente, el jugador muchas veces hace lo que quiere, porque ha de tener la libertad de decisión, es él quien está jugando, pero dentro de unas líneas de actuación y una idea de equipo que creo que, al final, es la función del entrenador.

¿Qué entrenadores recuerdas con agrado?

Me acuerdo mucho de los entrenadores de la época de infantiles y cadetes, gente como Íñigo Santín, Óscar… Los entrenadores de la infancia marcan, es entonces cuando se aprenden muchas cosas. En el fútbol profesional cambia mucho. Es injusto no nombrar a algunos pero evidentemente Amorrortu y José Luis Oltra han sido para mí especiales. Yo, al principio, me fijaba menos que ahora en la figura del entrenador. Luego te das cuenta de que lo que hacen es muy difícil: tratar con tanta gente tan diferente, tomar tantas decisiones, todo el trabajo que hay detrás… Tuve la suerte de que mi padre fuera entrenador y eso de estar cenando y verlo con un bloc haciendo las alineaciones… Entre los jugadores es muy típico hacer camarillas y criticar sus decisiones, pero saber comunicar bien la idea del equipo que quiere es muy complicado; lo que vale para un jugador no vale para otro y conseguir llegar a todos y que todos estén enchufados es un gran logro.

¿Son realmente muy diferentes las ideas de unos entrenadores y otros en el fútbol profesional?

Yo puedo hablar de los que he tenido y se nota mucho quién se guía por las sensaciones y quién es más científico, quién tiene un método y se deja llevar más por los datos. John Benjamin Toshack, por ejemplo, se deja llevar más por intuiciones, mientras que Gonzalo Arkonada tenía una táctica muy ordenada. Y lo que se lleva ahora es esto, gente más estudiosa del fútbol que ve muchos vídeos y partidos.

A Inglaterra te trajo Sammy Lee.

Sí. Él quería cambiar la manera de jugar del Bolton, mover más el balón, no jugar tanto al balonazo, pero no duró nada. No estaban contentos con él, ni siquiera en el vestuario. Los resultados fueron malos, la gente creía que había que jugar como siempre y ficharon a Gary Megson, un entrenador con unas ideas más tradicionales de lo que es el fútbol inglés, más físico, que quería meter balones arriba a Kevin Davies, el típico target man, para que lo prolongase y entonces entraban Kevin Nolan o Gary Speed. No se trataba tanto de combinar, sino de llegar con los mínimos toques. Mucho ataque y mucho contacto, como en los partidos de la League One. Ahora se está intentando introducir el juego de pase, porque cuando una escuela como la del Barça y la de España triunfa todos quieren copiarla, pero es muy difícil porque no está en los patrones culturales del fútbol británico que siempre busca choque, ir al suelo, cuando un balón está en la banda se ha de centrar y no volver al centro… Es bonito, pero España ha demostrado que hay maneras más eficaces.

¿Los entrenamientos son distintos?

Cada vez son más iguales. A nivel físico se hacen más cosas cortitas, de intensidad, y a nivel técnico también en espacios más reducidos. Lo que ha estado haciendo el Barça, vamos. Aunque tampoco es suficiente. Luego hay entrenadores a quienes les gusta poner más énfasis en la táctica, otros a quienes les gusta menos, a unos les gusta más automatizar, unos usan más juegos… Cuando empiezas te fijas menos en estos temas tácticos, pero luego te vas dando cuenta de que la posición dentro del campo lo es todo. Recuerdo que Mikel Etxarri era siempre muy pesado conmigo en este tema cuando estaba en la Real. Que si el balón no es un imán, que si tienes que pensar en la orientación de tu cuerpo, en el luego. Tienes que pensar, y luego pensar, y luego seguir pensando dónde estás, si estás cerrándote a ti mismo en vez de crearte espacio para poder jugar luego. Le decía que sí con la cabeza, pero no interiorizaba nada. Con el tiempo tendría que darle la razón en muchas cosas. No es suficiente con que te las digan, tienes que entender que pueden servirte como una grandísima ayuda.

Hay entrenadores que suelen decir que es un juego simple, que lo complicamos en exceso.

Es un juego supercomplicado y más hoy en día. Ahora va a trescientos por hora. En cuanto te duermes te roban la cartera, hay poquísimos espacios. Vi por YouTube un trozo de un partido en San Siro de la Real en la que jugaba mi padre, y el cambio en cuanto a ritmo de juego respecto a lo que hay ahora es una bestialidad. Los partidos son más igualados, los equipos más parecidos. Aún hay gente como Messi que te la lía y te desmonta la muralla defensiva, pero los equipos cada vez se ordenan mejor, todos los jugadores son rápidos y potentes. Por eso cada vez hay más partidos previsibles y monótonos. Cada vez se está alcanzando más nivel y la idea más romántica del uno contra uno, el que un jugador coja la trompeta y se vaya de tres, se está perdiendo. Acaba perdiendo el balón, si no es Messi o un fuera de serie así.

Mikel Alonso para Jot Down 2¿Realmente lo que hace el Barça y España es algo nuevo? ¿Cómo lo describirías?

Lo importante es el concepto o la idea. Por ejemplo, la del Barça y la selección holandesa o española es hacer que corra el balón y que los jugadores se muevan, pero dentro de un juego posicional. Es una idea en que lo más importante es entender el espacio. Una idea muy trabajada y que hace falta tiempo para aprender a llevarla a cabo. Se ha visto que la mejor manera de atravesar líneas es moviendo el balón con velocidad y para eso hace falta tener cierto nivel. Y lo complementan con una presión instantánea para robar el balón. Dentro de esta idea, creo que es muy importante la agresividad. Es una idea de fútbol muy exigente que te obliga a pensar mucho y a mover el balón con mucha inteligencia pero, sobre todo, a correr como un cabrón y a ser muy agresivo a la hora de intentar recuperarlo. Podría decirse que un equipo como el Barça, que es la máxima expresión de este fútbol, descansa cuando tiene el balón.

¿Mourinho va esta temporada por esa línea, modificando lo que hacía el año pasado?

Creo que está intentando trabajar la posición y la posesión en campo contrario. Se ha visto que son cosas que, si las haces bien, te dan puntos y un equipo con más poderío. Hacer una buena presión nada más perder el balón, como hace el Barça o la selección, te permite robar el balón en campo contrario. Siempre que íbamos a jugar al Camp Nou nos decían: “ya sabemos qué nos van a hacer, van a tener todo el rato el balón y, cuando lo pierdan, lo primero que van a hacer los jugadores más cercanos al balón es ir a matarnos”. Y nosotros nos centrábamos en el primer y segundo pase para sacar el balón de ahí, porque si lo haces bien les puedes hacer mucho daño. Pero, como ya lo saben, Busquets tapa al siguiente y el central al otro. Tienen el balón y saben mantenerlo, pero si lo pierden saben cómo presionar porque saben por dónde vas a intentar salir. Es lo que está haciendo ahora el Madrid.

Los automatismos.

Más que automatismos se le llama trabajo. Las cosas no salen solas, se construyen durante la semana. La idea del talento individual del jugador o de la química de los equipos es cojonuda, pero falsa. Se demuestra que el 99 por ciento es transpiración y el uno por ciento, inspiración. Tanto en el fútbol como en cualquier deporte. Los equipos que trabajan bien y mucho suelen funcionar bien. No te puedes basar en lo que se le ocurra a cada uno, hay que tener claro cómo actuar en determinadas situaciones. Si pasa A, hay que hacer B y todo el mundo tiene que cumplirlo. Hablaba el otro día con Fernando Llorente, del Athletic, y me lo decía: “Estamos toda la semana, por la mañana, por la tarde, luego charlas, pasamos más horas que la leche, que si automatismos que si tal. Pero las cosas se van quedando en la cabeza y, de repente, salen”. Los equipos bien trabajados te revientan.

En torno a Marcelo Bielsa se ha creado una aureola de gran sabiduría.

Estuvo viendo los vídeos antes incluso de saber que iba a cerrar el fichaje por el Athletic y tenía estudios de la plantilla, había visto partidos de los cedidos, de los posibles fichajes, había visto dos veces todos los partidos del año pasado… Durante la semana, a la hora de trabajar, te puede explicar por qué hace cada cosa. Es gente que vive y ama absolutamente su profesión, siempre pensando en cómo mejorar, intentando que sus jugadores hagan cosas diferentes y se superen. Algo que va más allá.

La última vez que te vi jugar fue en Alcorcón, con el Tenerife. Saliste en los veinte minutos finales. Perdísteis el partido, que prácticamente os condenaba al descenso. Observé tus gestos de desolación y pensé que habia algo de teatro, porque un futbolista profesional e itinerante no puede sentir de esa manera.

El factor de teatro en el fútbol de hoy es inevitable, se ha convertido en un show. Es un espectáculo dirigido por la mercadotecnia, como lo puede ser la política en muchos aspectos. Y es inevitable dudar de muchas cosas continuamente. Lo que pasa es que tiene otro componente muy real, que es que para ganar necesitas correr un montón y cuando el balón está en la mitad no hay teatro, hay una competición real y un once contra once. En determinados momentos puede haber una escenificación porque las cosas están así, es lo que vende y es el negocio, pero en el deporte y en la competición no hay bromas.

Y eso se ve.

Se ve y es interesante observar las actitudes de determinados jugadores más preocupados por unas cosas o por otras. Es una de las partes picantes del fútbol. Por eso es un espectáculo y un negocio tan grande. Pero al final hay que tener un respeto, ser futbolista y jugar al fútbol no es fácil.

Has pasado por muchos sitios: San Sebastián, Bilbao, Soria, Swansea,Bolton, Atenas, Tenerife, Londres… habrá buenas y malas experiencias.

Últimamente he andado bastante de aquí para allá. Es interesante cambiar. Hay constantes en todos los vestuarios, pero también cosas muy diferentes. Es parte del oficio. Encuentras a jugadores admirables simplemente por la convivencia en el día a día. En los últimos año he tenido bastante compañeros, pero hay patrones que siempre se repiten.

¿Por ejemplo?

Siempre hay alguien más callado, el que lleva más la voz cantante, el que aglutina, el más constante.

¿A qué compañeros has admirado?

He conocido jugadores muy buenos, pero admiro más a las personas. Por ejemplo, Richi, que ahora está en el Murcia; Dani Kome, un ex jugador del Tenerife que está sin equipo; Mikel Aranburu, de la Real. Han sido muchos. No tiene nada que ver, pero quería aprovechar este momento para recordar a Gary Speed, con quien coincidí en el Bolton.

La gente está asombrada con su suicidio.

Era una persona ejemplar y la noticia me ha dejado tocado, como a todo el mundo. Siempre me ha llamado la atención la forma de comportarse de la gente. En el fútbol profesional hay muchos focos, muchos periódicos, mucha presión y hay quien que lo lleva con mucha humildad, incluso en los malos momentos.

Decía Camus que aprendió todo lo fundamental como portero de su equipo infantil en Argel. ¿Qué se aprende en el fútbol?

El fútbol, como todos los deportes, te enseña valores muy importantes como el esfuerzo y la humildad. Cuando sales al campo no hay nada hecho y el fútbol es muy cruel con los que se creen más que los otros y siempre te pone en tu sitio. Tienes dos o tres partidos buenos, te relajas, te inflas un poco y en el siguiente te dan un meneo.

¿Es importante saber que puedes caer?

Sí, saber perder. Siempre vas a perder y es algo que te enseña el fútbol. Y, cuando llega la derrota, hay que estar preparado.

Supongo que cuando debutaste con la Real Sociedad fue el cumplimiento de un sueño infantil, pero no te salió bien. ¿Qué te falta como futbolista?

Mi primer año en la Real fue bueno, pero luego estuve bastante descentrado porque coincidió con un momento personal difícil. Corría mucho, pero en algunos momentos no sabía hacia dónde. Pasé del Sanse a la Real y en la mediapunta no hacía daño, mientras que en juveniles parecía Zidane. Era muy impulsivo y tenía mucha fuerza, pero poco control y no usaba la cabeza; robaba balones pero me precipitaba y fallaba pases. Me faltaba concentración y lectura del juego. Luego, en el Bolton, no jugué mucho y en el Tenerife he jugado mejor porque he aprendido mis limitaciones. He intentado jugar más fácil, conducir menos el balón, hacer que el balón corra más y yo menos… Siempre he tenido buen físico y por eso siempre intento estar en forma y con piernas ligeras para la anticipación, la presión, abarcar campo defensivamente y apretar. Nunca me he acercado a meter goles. El fútbol es muy difícil y se demuestra en que hay más futbolistas normales que futbolistas muy buenos. Hay partidos malos, otros mejores, un par de meses en que estás más bajo… Cuenta el talento, las condiciones, el desearlo. ¿Qué me falta a mí? Pues no lo sé. He tenido mis momentos y mis puntos fuertes, pero también debilidades y defectos. Pero he intentado mejorar, con momentos más brillantes y momentos peores. He estado en la pelea y eso me satisface pero, claro, las comparaciones son odiosas.

Antes has criticado injustamente a la Real de tu padre.

¡No! ¿Cómo voy a criticar yo a ese equipo? Es el que dio dos ligas a la Real, el mejor que ha tenido nunca el club. Yo me refería al fútbol en general porque, cuando ves los partidos antiguos, y no hace falta irse treinta años atrás, ves un cambio de velocidad brutal. Te llama la atención que están tocando el balón en el mediocampo y van al trote, retienen el balón cuarenta segundos… Es un fútbol mucho más lento. Pero en cada época se juega distinto, no se puede comparar. Era otro fútbol, eran los putos amos y lo demostraron, pero si te pones dos teles y ves los dos partidos a la vez, en uno está Sonic y en el otro Supermario.

Pero tu padre era un jugador parecido a los de hoy, hacía una presión brutal. A Vicente del Bosque le expulsaron, en Atocha, porque lo tenía agobiado con la presión.

Sí, del juego de mi padre sé lo que me han contado o he visto en vídeos, cuando se retiró yo tenía ocho años. Tenía mucha fuerza, vivía con mucha intensidad los partidos y transmitía mucho. Conociéndolo y habiendo convivido con él toda la vida sé que tenía que ser duro de cojones. No me hubiese gustado tenerlo en el campo de rival, tenía que ser una pesadilla de constancia, concentración, de estar metidísimo en el partido, exprimir al máximo sus recursos… Bueno, es admirado por incontables seguidores en el País Vasco y de la Real, en particular, que lo pudieron ver. Era un jugador que contagiaba su bravura y que fue progresando; sin tener una gran distribución, fue metiendo goles, acabó distribuyendo, jugó en el Barça y la selección.

Muy distinto a vosotros. Y los hermanos jugáis también distinto.

No lo creo. Era un fútbol diferente pero si lo analizas, los dos hermanos hemos salido centrocampistas, como mi padre, y tanto Xabi como yo físicamente somos muy potentes. A Xabi siempre se le han destacado mil cosas, sobre todo una gran visión de juego —ese periscopio que tiene—, pero también por el gran trabajo que hace. Sin ser muy rápido roba muchos balones y en eso se parece a mi padre. Pero además, Xabi puede distribuir rápido el balón, combina lo necesario del juego de ahora con las cualidades de mi padre. Mi padre tenía un rol defensivo, igual que mi hermano, pero en aquella época había más anarquía y espacios, por lo que los roles estaban menos definidos. Mi padre era más ‘todocampista’, mientras que Xabi es más específico. En la selección a veces se pone de interior y también te hace cositas. Yo le querría ver de mediapunta, pero bueno.

¿Habéis hablado alguna vez en casa de la expulsión de Del Bosque?

No, he oído hablar, pero nunca en casa. Mi padre alguna vez comentaba alguna cosa: “Este Vicente y yo… ya nos hemos dado, ya, ya nos conocemos y nos hemos leído el carnet un par de veces”. Pero lo decía de un modo cariñoso. Y luego, mira, Xabi ha coincidido con él unos cuantos años.

Comentabas que te gustaría ver lo que sería capaz de hacer Xabi de mediapunta, que era tu posición en la Real.

Él es más de jugar con el fútbol de cara, por lo que no es su posición, pero es muy puñetero y creo que se adaptaría, es listo y muy buen futbolista. Colocaría bien el cuerpo, protegería bien, sacaría algún tirito. Hemos bromeado alguna vez sobre la cuestión… me gustaría verle.

¿Siempre habéis jugado los dos en el mediocampo con uno más adelantado que el otro?

Yo he sido más de dar el último pase y meter más goles, mientras que mi hermano metía menos goles y estaba más lejos de los delanteros. En juveniles tuvimos un equipo mítico, donde jugaban Adúriz, Altuna, Saizar, Iraola, Fagoaga…Un equipazo donde Xabi jugaba de pivote por detrás y yo de mediapunta por delante. Nos salía todo. Evidentemente, eran juveniles y no puedes comparar, el fútbol profesional tiene otras exigencias. Pero él daba los pases en corto y en largo y yo daba los pases de gol y era el jugador desequilibrante.

Mikel Alonso para Jot Down 5Y entonces te vas al Athletic.

Es una historia muy curiosa porque me lleva Amorrortu a Lezama, yo estoy en la residencia estudiando el COU y lo único que quería era estar con los amigos, ligar… vivir una vida más normal que estando en Lezama. Era como ser profesional, pero le dije a Amorrortu que necesitaba dejarlo y que me volvía al barrio. Entonces empecé a estudiar Empresariales y jugaba en la misma categoría en la que iba a jugar con el Athletic pero con el Antiguoko, el equipo del barrio.

Tu hermano era entonces el tapado y tú, la figura.

Pero es que yo soy mayor que él y la edad era algo determinante. Años más tarde nos ofrecieron a los dos ir al Sanse y Amorrortu quería que fuera al Athletic. Le contesté que no, que me iba a la Real pese a que teníamos ofertas de otros equipos, como el Barcelona. Pero, lo que son las cosas, acabé debutando en Primera División con la Real Sociedad y con Amorrortu de entrenador. Pero ya en el Sanse Xabi empezó a destacar mucho más que yo y al año se fue cedido al Éibar, mientras yo seguía en el Sanse, con una progresión mucho más lenta. Luego coincidimos un año en la Real, cuando casi ganamos la Liga, aunque Xabi jugaba siempre y yo estaba en el banquillo. Al final de ese año Xabi se marcha al Liverpool y llega Amorrortu, y eso coincide con que yo empiezo a jugar más.

¿Era tan bueno Raynald Denoueix? Estuvísteis a un partido de ganar la liga.

Era un entrenador especial, con ideas nuevas, salió todo muy bien. Había alguien muy importante, Julen Masach, que además de traducir se ocupaba de la preparación física. Raynald era muy metódico y trabajaba de una manera que nunca habíamos hecho: por parejas, por zonas del campo… y funcionó. Además de que era un equipazo y supo juntar las piezas. Era muy estudioso, leía libros de técnica empresarial, era francés pero le daba mucha importancia al idioma y, pese a que hablaba algo de castellano, prefería que le tradujesen. Era un buen entrenador.

Compatibilizabas tus estudios con el fútbol profesional.

Sí, estaba estudiando. Me gustaba también la Literatura. Aparte del fútbol tenía otros intereses. No estaba del todo metido en la profesión. A veces tenía dudas y no sabía si estaba contento de ser futbolista. Muchas veces tenía la tentación de dejarlo, aunque el fútbol también tenía cosas que me gustaban. Sentía interés por asuntos que parecía que estuvieran vedados para el futbolista y no podía hacer lo que el resto de la gente joven hacía. De repente, de la noche a la mañana, en mi vida sólo existía la Real y era un poco demasiado. Con la distancia entiendo que era una gran oportunidad pero en el momento no lo sentía así. Quería leer, quería escribir, quería ir con los amigos, quería hacer mil cosas y no llegaba a nada.

¿Es la razón de que las cosas no funcionaran?

Bueno, cada uno sigue su proceso. Tampoco creo que fuese sólo eso, pero está claro que más adelante me centré y puse más interés en la profesión. Está claro que cometí muchos errores, que tal vez me podría haber ido mejor. Pero qué sería la vida sin ellos. Quiero decir que en aquella época me amargaba un poco. Juegas en el equipo de tu casa, las críticas te afectan más, eres joven y te exiges mucho pero ni tú ni el equipo respondéis a las expectativas. Llegas al campo y fallas un pase y luego el siguiente. Al final te quema la pelota y te entra un miedo de narices a fallar. Eres malo, la Real va a descender por tu culpa. Y cuando sales a la calle todo el mundo te lo recuerda. No sólo eso, sino que al domingo siguiente hay otra final. Evidentemente, me lo tomaba muy a pecho. Un poco más de sangre fría me hubiese venido bien. Sabes que eres muchísimo mejor que eso que estás mostrando, pero puedes entrar en una mala espiral, pierdes confianza. Parece que la Real lo es todo. Y evidentemente no lo es. Debes ser capaz de separar lo deportivo de lo personal, si no te puede comer. Con el tiempo, veo la época de la Real como algo que no salió demasiado bien, pero le tengo mucho más cariño que cuando salí y me culpaba por ello. Quiero decir: soy yo, es mi camino, espero seguir cometiendo errores y fallando. Las experiencias malas no lo son tanto, es cuestión de enfoque. Siempre me impresionó una frase de Kasparov que decía «cuando uno gana siempre, pierde de vista sus defectos y se encuentra maduro para perder». La etapa de la Real me enseño muchos defectos que espero no olvidar en el futuro, no sólo futbolisticamente. Encuentro cada vez cosas mucho mejores de aquellos años y echo de menos la camiseta ‘txuri urdin’, que llevé lo mejor que pude. Aparte de que sin eso no hubiera ido al Tenerife ni sería lo que soy ahora. 

Para conseguirlo tuviste que alejarte y eso te pudo venir bien.

Sí, salir de casa me ayudó. Me permitió plantearme las cosas y vi que, si me estaba dedicando al fútbol, tenía que hacerlo bien, poner interés en lo que hacía. A medida que fui cogiendo distancia fui valorando más lo que tenía. Y eso ha permitido, dentro de mis limitaciones, que mejorara algo mi juego. Tenerife fue como mi nueva casa. Empecé a jugar mucho mejor y me sentí querido: fue mi reencuentro con el fútbol profesional. Es un tema personal y de desarrollo y, por eso, a todos los niveles, estoy muy agradecido por lo que he vivido en la isla . Pero ahora veo que no hubiese podido vivir lo de Tenerife sin la mala experiencia de la Real, me hizo ver las cosas y el fútbol de otra manera.

Quizá es una presión más fuerte que la que tiene que soportar una megaestrella como tu hermano.

Sí, evidentemente tanto mi hermano como todos los jugadores del Madrid o del Barça, por ejemplo, han de hacer muchos sacrificios, pero es lo que conlleva estar a esos niveles, eres la imagen de una marca y un club. Es el precio de la fama y de jugar en un equipo como el Madrid, algo que también tiene un montón de ventajas. Pero es diferente, no se puede comparar, la presión existe siempre. Sin embargo, para un futbolista joven que juega en el equipo de su ciudad y acaba de aparecer siempre es especial y hay que saber llevarlo. A veces salir te puede venir bien y otras posiblemente es mejor quedarse. Según como lo vivas. Algunos jugadores del Tenerife me han comentado lo mismo, que en casa sentían mucha más presión.

¿Te gustaría jugar en el Real Madrid?

Por supuesto que me gustaría, ¿a quién no? Sobre todo por tener la capacidad de jugar tan increíblemente bien como mi hermano o cualquier otro jugador del Real Madrid. Por tener la opción de pelear por todos los títulos posibles, darlo todo y disfrutar del fútbol al máximo nivel. Me cambiaba con los ojos cerrados. Reconozco que hay cosas también que no me gustan de jugar a tan alto nivel, algo tan grande evidentemente exige muchos sacrificios. Me siento terriblemente orgulloso de ver a mi hermano jugando en el Real Madrid, me parece algo muy díficil y me siento parte de sus logros y alegrías. Cuando sale al Bernabéu, toda la familia y yo, como hermano, salimos a jugar con él.

¿Cuáles son esos sacrificios?

Para mí, ser famoso a ese nivel hoy en día es horrible. Ganan un montón de pasta pero es horrible. Mi hermano, por ejemplo, vaya donde vaya le van a conocer, en cierto modo siempre tienes que representar una imagen, tienes menos margen de maniobra. Si escribes un tweet, por ejemplo, tienes que representar un papel, ser comedido, diplomático, tienes que asumir menos riesgos, estás más atado. Hay que saber llevarlo. Si viene Xabi a Londres, que es una ciudad donde es muy fácil ser anónimo, va por la calle, aunque sea con un gorro, y lo van a reconocer; cada dos por tres le van a pedir una foto. “Mira, Xabi Alonso”. Y eso que mi hermano es un crack, porque es muy natural y lo lleva fenomenal, pero muchas veces le gustaría pasar más desapercibido y hacer una vida tranquila con su familia. El anonimato es interesante para muchas cosas y te da más libertad. Pero, bueno, eso no quita que tenga muchas cosas buenísimas que seguro que estará disfrutando a tope, entre otras porque está jugando al máximo nivel.

A Xabi le han cambiado la posición: Benítez en el Liverpool, ahora en el Madrid… Han adelantado o atrasado su posición.

Xabi se adapta muy rápido a todo. Cuando vino a Inglaterra, por ejemplo, se adaptó muy bien a un fútbol más físico. Y ha seguido progresando: la circulación, el estar siempre bien colocado, las presiones, cómo equilibra al equipo, la jerarquía en el campo, la seguridad en el pase… Es una posición muy importante en el campo y la cumple de una manera tan eficaz. Cada equipo y cada fútbol te exige cosas diferentes. Se implica mucho. Hay una frase de Álvaro Arbeloa, de cuando estaban en el Liverpool: “llama poco la atención, pero cualquier equipo aumenta sus posibilidades de ganar si está Xabi sobre el campo.” Y es que Xabi tiene una idea muy colectiva del juego. Piensa en qué están haciendo los extremos, cómo se mueven los compañeros, en el funcionamiento del equipo, en cómo se están moviendo las piezas y él encaja ahí. Es como si observase qué le falta al equipo y entonces lo hace. Lo complicado del fútbol muchas veces es juntar a gente con mucho ego y afán de protagonismo. Él se sabe colectivo.

Tú jugabas en la Real más arriba, presionando la salida del rival, con un esfuerzo físico increíble.

A veces jugaba más de pivote y entonces no tenía que salir tanto. Lo que pasa es que, por mis características, siempre he sido más de ir a presionar al rival. Me habrás visto partidos contra el Barça, por ejemplo, en los que yo estaba mordiéndole los huevos a Xavi, pero no se la quitaba ni loco. Yo iba y él se giraba, y se giraba, se volvía a girar y ahí seguía… no podía quitársela. Pero lo del despliegue físico e ir a apretar el balón al rival lo he hecho siempre. Una vez jugamos con el Tenerife contra el Real Madrid en el Bernabéu. He visto el partido hace poco y les dimos un baño en la primera parte, aunque hay que reconocer que ellos aún estaban montando el equipo y Pellegrini acababa de empezar. Yo estaba de pivote único por delante de la defensa, por lo que tampoco era demasiado lógico que fuese a por mi hermano. Los dos centrocampistas que estaban por delante de mí eran los que se ocupaban de eso.

Teníais una batalla a distancia.

Mi hermano acababa de llegar al Madrid, un sitio muy especial y grande, y era nuevo. La afición tenía muchas dudas, con un ambiente de mucha frialdad en el Bernabéu, muy solemne. Además, ellos jugaron bastante mal en la primera parte. Yo iba haciendo mi trabajo pero me fijaba en mi hermano y pensaba: “no están circulando bien el balón”. Estaba centrado, pero era inevitable que me fijara en la nueva realidad de mi hermano. Era el comienzo de la Liga y cuando llegas a un sitio así los comienzos son importantes. Pero, vamos, no tuvo ningún problema, en la segunda parte entró Kaká, metieron una marcha más y, sin jugar mejor, nos metieron un 3 a 0. De hecho, todo aquel año, con José Luis Oltra de entrenador, la gente decía que en el Tenerife teníamos un estilo de juego valiente, un fútbol de toque muy atractivo, pero nos faltaba remachar ese buen juego, un poco de empaque. Y ese partido fue eso: jugamos mejor que el Madrid y tuvimos más ocasiones, pero ellos, en tres zarpazos, 3-0 y fácil. 

¿Que te parece el periodismo deportivo actual?

Reconozco que sé lo que se dice por ahí. Que ha habido una revolución tecnológica que lo ha puesto todo patas arriba y sálvese quién pueda. Me gusta el periodismo apasionado, los románticos del deporte a los que se les eriza el pelo al escribir. Y no es de forofismo, hablo de esa gente que ves que, cuando algo grande sucede, una buena jugada, un tiro, un momento en un choque de máxima tensión entre dos personajes, es como si estuvieran oyendo a su grupo favorito o acabasen de enamorarse. Los que escriben bien y saben que el fútbol o cualquier deporte es pura emoción, sin nada a cambio. Esto se nota y, cuando lees a alguien así, te dan ganas de acudir al estadio, te entran ganas de jugar. Ese es el periodismo que me gustaría ver y no el morboso, el que busca polémicas donde no existen, el que no busca la belleza del deporte.

¿Que periodistas deportivos consideras como imprescindibles?

No tengo imprescindibles. He seguido a Trecet y me he venido arriba. He leído a Segurola y me han entrado ganas de acudir al estadio, de jugar. Hay más, por supuesto. Me encanta el periodismo deportivo que no aburre. Aunque si antes he dicho que jugar a fútbol es muy dificil, no tengo duda que ser periodista hoy en día también lo es, de narices, y cada uno hace lo mejor que puede su trabajo.

¿Barça o Real Madrid?

Real Madrid.

¿Maradona o Messi?

Messi.

¿Chelsea o Arsenal?

Arsenal.

¿Flores o bombones?

Flores.

¿Películas preferidas?

Big fish, Casablanca, El ladrón de bicicletas y La ola.

¿Libros preferidos?

El desierto de los tártaros de Dino Buzzati, cualquier cuento de Cortázar, El barón rampante de Italo Calvino, El extranjero, de Camusy Bitartean heldu eskutik, un poemario de Kirmen Uribe.

Música.

Bruce Springsteen, Django Reinhardt, Bob Marley y Vinicius de Moraes y Toquinho. Gari y Quique Gonzalez ( que no se me olvide, por favor)

Un viaje que quieres hacer.

La India y, luego, Senegal.

Mikel Alonso para Jot Down 4

Fotografía: Ione Saizar

 

 

 

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32 Comentarios

  1. Juan Antonio

    De las mejores entrevistas que he leído de fútbol en mi vida. GRACIAS (y gracias a Xabi por twitearla)

  2. Estoy completamente de acuerdo con juan antonio. gran entrevista y mucha suerte para Mikel.

  3. Juan Carlos F.

    ¡Qué entrevista!. Entrevistador y entrevistado de 10. Veo que Mikel es feliz en Londres y me alegro. Ir a casa desde The Valley en tren, después de un partido sin agobios se vé que le motiva.

  4. great interview!!!! wonderful man!!! what is the title of this song( in this short movie)?

  5. Gran entrevista. Lo que más me llama la atención es la naturalidad con la habla del Real Madrid como su equipo –obviamente, en principio, porque es el equipo de su hermano.

  6. Heisenberg Dufresne

    Ola, the song is «Jimmy Jazz». Band: The Clash.

  7. Qué gozada de entrevista, leches!!!

  8. Tremenda entrevista, de las que dan ganas de ir al estadio, ganas de jugar.

    Ola, the song is Jimmy Jazz by The Clash, classic.

  9. No sé a qué espera la FIFA para darle el Fifa World Player.

  10. Un escándalo de entrevista, enhorabuena. Grande también Mikel Alonso, un placer descubrir que hay futbolistas con tantas inquietudes.

  11. Genial entrevista, desmontando el tópico de entrevista y entrevistado que se suele leer en el mundo del fútbol.

    Me ha encantado la parte en la que habla de los sistemas y las formas de ver el fútbol de los entrenadores

  12. Alguien podría hacer las gestiones para que esto salga en la portada del panfleto MARCA?

  13. gran reportaje!!
    aupa xabi ta mikel!

  14. La importancia de llamarse Mikel.
    Sinceridad, inteligencia, interés, revelaciones…se agradece leer esta conversación.

  15. El lápiz del roedor

    Walsh, una sugerencia: entrevista al padre, que explique qué y cómo hizo para tener (educar) hijos/seres humanos/ciudadanos y no zoquetes de esos que salen en los informativos y siempre comienzan sus palabras con «la verdad es que».

  16. Que grandes sois toda la familia Alonso,la osti!!!!
    Y encima de la Real,suerte a los dos en vuestros respectivos ekipos txapeldunes ;)

  17. Excelente articulo Mikel, gracias por la profesionalidad que demostrastes en tu etapa chicharrera, mucha suerte

  18. Todos los hombres son cazadores de destinos, y el camino marca. Un excelente jugador con una excelente progresión humana. Gracias por mostrarnos tu talento Mikel y gracias al periodista por tener el talento de sacar lo humano de alguien tan Crack

  19. Si la mayoría de las entrevistas realizadas a los futbolistas fueran así me interesaría mucho más por el fútbol. Gracias Mikel por compartir tu experiencia y sabiduría.

  20. quienmeloibaacontar

    (aun a riesgo de repetir el argumento) gran entrevista, gran periodista, gran entrevistado, que pena que la prensa deportiva española (toda ella) no este capacitada para esto, que placer . . .
    enhorabuena.

  21. Pingback: Mikel Alonso: “El anonimato me da libertad”

  22. Siempre he admirado a estos hermanos,grandes personas y futbolistas,me encanta la entrevista acorde con el entrevistado,lástima que sin rubor no reconozca su barcelonismo,aunque se entiende por el presente de Xabi(otro culé)

  23. eskerrikasko mikel,sekulako elkarrisketa

  24. Alonso anaiei nien kariño guztia galdu dute Real Madril zale amorratuak bihurtu direlako. En castellano: estos dos hermanos, de pronto furibundos madridistas, me dan grima.

    • Madridistas, vale… pero furibundos? Dé dónde sacas eso?
      Y, por otra parte, tu comentario, despide un tufillo de intolerancia, o algo así…

  25. Pingback: Un hombre elegante

  26. Pingback: Jot Down Magazine | Elaboración de Mensajes para Web

  27. Muy interesante la entrevista, tanto por las preguntas del periodista como por las respuestas que da Mikel, que parece tener la cabeza muy bien amueblada. Espero que le vaya bien allá donde juegue (y eso que soy del Athletic).

    Esta claro que es posible hacer periodismo deportivo de calidad, aunque sea en la red. Lo que está claro es que una entrevista como esta nunca la podriamos leer en PANFLETOS como Marca o As.

    Eskerrik asko!

  28. SUBLIME, SIN PALABRAS. GRACIAS A LA FAMILIA ALONSO.

  29. Pingback: ARTICLES Mikel Alonso – 757 Flat A

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