Claroscuros Opinión

Enric González: Shit happens

Quizá el Juan Rulfo de principios de los 50, cuando fue el mejor escritor sobre el planeta, habría podido contar la última noche que pasaron juntos Anthony Shadid y Tyler Hicks. Quizá ni Juan Rulfo habría sido capaz de relatar unas horas tan espesas.

Shadid y Hicks, reporteros del New York Times, eran grandes amigos y habían compartido bastantes aventuras. En marzo de 2011, con otros dos periodistas, fueron detenidos en Libia por soldados de Gadafi. Hace unas semanas entraron clandestinamente en Siria, junto a un grupo de contrabandistas. Iban a caballo. Shadid, que era asmático, sufrió una crisis alérgica. Hicks decidió sacar a Shadid del país para buscar auxilio médico y emprendieron el camino de regreso hacia Turquía, de nuevo a caballo. No sabían que la alergia era provocada por la pelambre equina. Shadid empeoró y murió, pese a la media hora que pasó Hicks intentando reanimarle. Es fácil imaginar a Hicks agotándose sobre el corazón de su amigo hasta no poder más. Hasta que una espumilla roja brotó de los ojos del cadáver para certificar que el esfuerzo era inútil.

Hicks usó el teléfono por satélite para informar a sus jefes en Nueva York acerca del fallecimiento de Shadid. Las noticias son rápidas y volátiles. La realidad es otra cosa. La realidad fueron las horas que pasó Hicks arrastrando el cuerpo de su amigo, metro a metro, hasta alcanzar la frontera turca. ¿Quién es capaz de contar eso?

Historias como esta, la de la última noche que Shadid y Hicks pasaron juntos, o como la de la reportera tuerta Marie Colvin, decapitada por un obús en Homs mientras buscaba a oscuras sus zapatos, conmueven a sociedades enteras. Lobos solitarios como Javier Espinosa, patrón de los reporteros de guerra españoles, se juegan la vida para explicarnos lo que les ocurre a sirios llamados Amir, Hassan o Mustafá. Pero en el fondo nos parece más interesante lo que le ocurre a Javier Espinosa. En estas matanzas exóticas suele darse lo del dedo, el tonto y la luna. Nos emociona más la muerte del dedo que señala que la muerte de la propia luna.

La matanza de Baba Amro es una barbaridad. Y suscita en el ánimo del europeo del siglo XXI (el espécimen más privilegiado en la historia de la humanidad) la convicción de que hay que hacer algo. Desde hace unos siglos, pocos, hemos desarrollado un potente reflejo de empatía. Que alguien haga algo, pedimos, para acabar con ese asedio intolerable.

Por supuesto, hay que hacer algo. Hay que hacer muchas cosas. Hay que dejar de apoyar dictaduras como la siria (que en Washington caía simpatiquísima cuando cooperó con la llamada “guerra contra el terrorismo” o con la invasión de Irak), hay que dejar de inclinar el espinazo ante teocracias petroleras como la de Arabia Saudí, hay que dejar de vender armas (España es el octavo exportador mundial), hay que dejar de cooperar con las tiranías que nos convienen. Y, de forma urgente, hay que introducir víveres y ambulancias en Baba Amro.

Hay que hacer cualquier cosa, menos otra “guerra humanitaria”.

En su portentoso The better angels of our nature, uno de los pocos libros imprescindibles de este arranque de siglo, Steven Pinker afirma que la humanidad dio un gran salto hacia delante cuando se convenció de que la vida es como es y está a merced del azar y de fuerzas incontrolables. Una frase tan boba como “shit happens”, dice Pinker, constituye uno de los fundamentos de la civilización. Hasta entonces, allá por el siglo XVII, las desgracias necesitaban una explicación y recurríamos a las supersticiones: eran el castigo de Dios por algo que habíamos hecho mal, o el resultado de las malas artes de una bruja.

No, no. Shit happens. O c’est la vie, si lo prefieren en más fino.

En el desastre sirio intervienen factores muy diversos. El enfrentamiento estratégico entre el eje Irán-Siria y el eje Arabia Saudí-Israel, la voluntad estadounidense de aislar a los iraníes, el excedente de milicianos profesionales acumulado en guerras como las de Afganistán e Irak, el auge del islamismo político… Lo fundamental, en todo caso, consiste en que las tiranías suelen acabar en un estallido sangriento. Conviene, por tanto, rechazarlas desde el principio. Nunca son un mal menor porque crecen hasta convertirse en un mal mayor.

La diplomacia es lenta e insatisfactoria. Las sanciones económicas afectan sobre todo a la población civil. Ni la diplomacia ni las sanciones tienen resultados satisfactorios. Pero es mejor recurrir a ellas que a los bombardeos y a los mercenarios. ¿A alguien le gusta lo que ha quedado de Libia tras la campaña de la OTAN? ¿Vamos a inundar también Siria de armas, para ver qué pasa y de paso hacer negocio?

Shit happens. Ahora toca sufrir por los sirios. Y no empeorar su tragedia con alguna de esas tonterías que hacemos los occidentales para aliviar nuestra mala conciencia.

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21 Comentarios

  1. Pingback: Shit happens

  2. Pingback: Shit happens | Anonymous Costa Rica

  3. Eres grande Enric, gracias por escribir.

  4. ‘Hay que dejar de apoyar dictaduras como la siria (que en Washington caía simpatiquísima cuando cooperó con la llamada “guerra contra el terrorismo” o con la invasión de Irak)’

    Me parece muy bien. Para empezar cortemos todo tipo de relación comercial y diplomática con China para aplicar la nueva doctrina de una forma creíble.

    ‘hay que dejar de inclinar el espinazo ante teocracias petroleras como la de Arabia Saudí’

    También me parece bien. Podemos inclinar el espinazo mejor ante una democracia ejemplar como Rusia a la hora de comprar energía. Ahora que no entiendo muy bien de qué manera inclinamos el espinazo, pero si decís que lo inclinamos….

    ‘hay que dejar de vender armas (España es el octavo exportador mundial)’

    Hay que dejar de vender armas…¿a quién?. A las dictaduras, supongo. Muy bien, vuelvo a coincidir. Lo que no creo es que por eso las dictaduras vayan a dejar de armarse hasta los dientes con armas rusas o chinas. Tendremos la moral mucho más limpia, que duda cabe, pero enfrente tendremos dictaduras igualmente armadas y además alineadas con otras dictaduras o ‘democracias ejemplares’ con ganas de tocarnos las narices. ¿Alguien cree que esto va a ahorrar violencia bélica?

    ‘Y, de forma urgente, hay que introducir víveres y ambulancias en Baba Amro’

    Perfecto. Lo que me pregunto es cómo de urgente es para sus habitantes y si podrán esperar mucho tiempo a que las sanciones y la diplomacia hagan su trabajo.

    En el fondo…esperar, ¿no es colaborar también con una dictadura que además no ‘nos conviene’?

    Saludos.

  5. Yo suscribo, como hace Luis los deseos elevados, pero creo que en la injerencia, los sirios no son clanes norteafricanos en el desierto. Hay cultura, me atrevería a decir que grande, por la intensidad temporal.
    Es dar un paso para evitar el mal mayor.
    Ciao y gracias a Enric, por supuesto.

  6. rectius:
    ‘creo en la injerencia’

  7. ¿Por qué los resultados de Siria deben ser los mismos que fueron en Libia? Y visto así, ¿no sería mejor no hacer nada? Mi opinión es que habría que desmontarle la consulta al oftalmólogo, ¡pero ya!

  8. De acuerdo con Luis.

    Cortar relaciones interesadas con las dictaduras nos haría vivir peor, creo.

    Y las alianzas con algunas de ellas se hacen a menudo para evitar lo que en ese momento consideramos males mayores. Aunque estemos provocando a la larga otro mal mayor. O no necesariamente para nosotros, y a veces supongo que hay que elegir y por supuesto en Washington eligen por los americanos antes que por la gente de Homs.

    También de acuerdo con Goslum. Irak y Libia tienen mala fama. Pero pocos nos cuestionamos que había que parar con bombas Srebrenica y Kosovo.

    Largo etcétera, pero creo que no es tan fácil hacer lo que hay que hacer. Ni siquiera está claro qué hay que hacer.

    Saludos a todos y toda mi admiración por Enric González, a quien agradezco también que me diera consejo por mail en mi primer año de carrera -periodismo. Él estaba entonces en Roma.

    Bon dia!

  9. Para que haya algo menos de Shit, recetaría una guerra.

  10. Máximo respeto para el pueblo sirio, pero menudo rollo acabas de soltar, y para los que eligen seguir viviendo con la tiranía de siria que? hemos de hacer lo imposible para defenderlos?
    No somos nadie para decidir el futuro de un país, Irak y Libia han sido auténticas patatas occidentales, con buenas intenciones? Si y no, con intereses económicos? Si.
    Bahh, lo de siempre, shit happens. Totally agree.

  11. periodismohumano.com‏ @phumano

    El silencio es la respuesta al último msn d activistas #Homs «No somos marcianos, somos seres humanos q pedimos ayuda x no morir» #Siria

  12. Ned Beaumont

    el espécimen más privilegiado en la historia de la humanidad. Esa frase es brutal y la suscribo. (También espero que no me venga nadie con la demagogia de los parados)

  13. Pingback: El paraíso « DUDAS

  14. El artículo me aclara los malignos efectos secundarios del paso de Bush por el mundo en general y la Casa Blanca en particular. Es evidente que si esto estuviera sucediendo en, digamos Cádiz, no tardaríamos ni 10 minutos en acudir con lo que hiciera falta, aunque fueran tanques y bombas de racimo. De acuerdo, no es lo mismo: hay fronteras, Siria es un estado, la geopolítica y todo eso. Pero de ahí al «te acompaño en el sufrimento»…
    Me parece bien la postura del que decide quedarse al margen: en el mundo real los problemas de los demás (lo digo sin cinismo) no tienen por qué ser los nuestros.
    Pero no entiendo bien el resto del argumento: ¿Por qué -ante una injusticia tan evidente- se concluye que NADIE queda legitimado para actuar, a su riego y a su coste? ¿Por qué poner como ejemplo lo de Libia, Irak, lo que sea? Recuerdo otros miles de casos en los que decidimos quedarnos al margen: Ruandeses, sudaníes, algún que otro checo, un par de polacos y unos cuantos judíos nos hubieran agradecido que defendiésemos en su país los mismos principios que con tanto ardor defendemos en el nuestro.
    Estoy de acuerdo en algo: saldrá mal, shit happens, es verdad. Pero es mejor intentarlo. Y si otro decide hacerlo, valoremos por qué lo hace, no le critiquemos de antemano. Desemosle suerte al menos.

  15. No está de más hacer un poco de memoria en lo que respecta a la satrapía siria. Uno de los motivos por los que la opinión internacional nunca miró de frente a esta dictadura es la buena prensa que tiene ser enemigo sempiterno del malvado Israel. Siria siempre ha sabido explotar muy bien esa vena mediática.
    La prueba es que mientras a Israel o el Libano siempre se les recrimina el maltrato a los palestinos, los Sirios por detrás apoyan el terrorismo anti judío y anti libanés sin apenas ser señalados.
    Más cosas. Del régimen sirio pocos saben que ya en 1.982 la familia Al Assad dió muestras de cómo se las gastaba contra su propio pueblo. Hablo de la matanza de Hama, donde se estima que hubo hasta 40.000 asesinados http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Hama.
    Lo que pasa es que, por aquel entonces, el foco de atención estuvo en la masacre de Sabra y Chatila, cuyos 2.000 asesinados, tuvieron una trascendencia mucho mayor. Cosas de la historia.

  16. Alfred Finley

    El texto es muy bonito, pero a mi lo que me gustaria es ver a Enric Gonzalez entrar caminando a Siria por las montañas como han hecho decenas de periodistas en los ultimos meses, acercandose a pie de realidad y siendo corresponsal de verdad en oriente medio.
    Su literatura es magistral, pero las corresponsalias deberian darselas a los que quieren ir a contar la historia de Mohammed o Amir o Abdullah en Idlib o en Homs o en los suburbios de Damasco, no para el mejor poeta periodistico que hay en España.

  17. Pingback: Blog de Maruja Torres, marujatorres.com » Enric González

  18. Una forma literaria excelente para un fondo humano ínfimo y tal mal organizado, que las soluciones son sólo remiendos sin costuras. Un saludo

  19. Pingback: Shit happens / c’est la vie « no Berlin, no Beirut

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