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Jot Down en Spotify: Allman Brothers Band

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El Southern Rock, o “rock sureño”, surgió a finales de los años sesenta y alcanzó su esplendor en la primera mitad de los setenta. Como suele ocurrir con las etiquetas, definirlo puede ser fácil —si optamos por el simplismo— o extraordinariamente complicado, si nos empeñamos en buscar una descripción exacta. Por hacerlo fácil, podríamos decir que era el Southern Rock fue el intento de determinados grupos por devolver al rock guitarrero de su tiempo las raíces country y blues características del sur de los EEUU, pero sin renunciar a ese predominio de las guitarras eléctricas. Pero esta definición, aun incompleta, sirve para hacernos entender.

Allman Brothers Band fue el grupo más importante del Southern Rock, el que definió la esencia del estilo y el que marcó el camino a seguir ya desde su primer disco, en 1969. Paradójicamente, ellos mismos nunca se encorsetaron en una mezcla de blues-rock y country: aquella combinación era ciertamente la base de su música pero los Allman Brothers podían estar contribuyendo a la creación de un estilo, pero no eran consciente de ello y desde luego no eran nada puristas con los límites del mismo. Mezclaban aquella mezcla básica con jazz, psicodelia e incluso retazos de soul, funk y gospel. Otras bandas como Lynyrd Skynyrd, otro gran buque insignia del Southern Rock, sí se constreñían más al blues-rock con pinceladas country. Pero los Allman tenían una vertiente experimental además de su amor a las raíces y por ejemplo sus directos eran célebres porque a menudo alargaban las canciones hasta el infinito, a base de intensos desarrollos instrumentales más en la onda psicodélica que en la onda tradicional.

El grupo fue fundado por el entonces cotizado guitarrista de sesión Duane Allman, que llamó a su hermano pequeño Gregg para ocuparse de las voces y el órgano, de ahí el nombre del grupo. Duanet también formó otro dúo mítico porque junto a Dickey Betts hizo que los Allman Brothers tuviesen una de las más brillantes parejas de guitarristas que nunca haya existido. De hecho, ellos dinamitaron el prejuicio de que dos guitarristas solistas eran demasiado para un único grupo de rock y al contrario, lo convirtieron en un arma a su favor, creando el estilo “twin guitars”. Después el grupo ha tenido una accidentada carrera repleta de tragedias (Duane, por ejemplo, murió con sólo veinticuatro años, habiendo grabado apenas un par de álbumes en estudio con la banda), separaciones varias y reencuentros. Aunque en la actualidad han seguido en activo, si bien de manera intermitente, con algunos miembros originales y otros más jóvenes que tienen un nivel musical altísimo que no desentona en absoluto con la leyenda. Son una auténtica institución en América y no se puede hablar de Southern Rock sin hablar de ellos.

Pero bueno, como ya escribimos sobre ellos en su día, es mejor que la música hable por sí misma. Si usted no estaba todavía familiarizado con este maravilloso grupo, busque entre todas estas canciones; son muy distintas entre sí, pero más de una le llegará. Es difícil escuchar algo como Ramblin’ man o Jessica y quedarse indiferente (lista de Spotify aquí, aunque dos o tres temas de la última época no están en Spotify):

Whipping post (The Allman Brothes Band, 1969): La canción más célebre de su primer disco y uno de los grandes clásicos de su repertorio. Aunque en realidad suena casi más psicodélica que a “rock sureño” tradicional y es menos melódica que lo que solían grabar por entonces. En el breve periodo en que Duane Allman estuvo vivo, la banda mantuvo ese filo experimental en diversos temas y en el primer álbum había no pocas influencias psicodélicas. Eso sí, la voz de Gregg Allman, increíblemente curtida para sus veintidós años, le daba una profundidad emocional propia del blues más dramático a cualquier canción del grupo: no hay que más que escucharle diciendo “a veces siento que me han atado al poste de los latigazos”; parece que lo esté cantando alguien con toda una vida a sus espaldas. Para los más amantes de los desvaríos lisérgicos y para quienes sepan prestar atención a los desarrollos instrumentales más allá del simple formato estrofa-estribillo, he aquí una impresionante filmación del grupo con todos sus miembros originales aún vivos (no hay mucho material audiovisual de ellos en aquella época) haciendo una escalofriante interpretación de Whipping post, con dos largos solos de guitarra: uno a cargo de Duane primero (verdaderamente alucinante, no es extraño que algunos lo consideren entre los mejores guitarristas eléctricos de la historia, ¡y murió con veinticuatro años!), y otro de Dickey Betts después.

Midnight rider (Idlewild South, 1970): Perteneciente a su segundo álbum, el que mejor definió a la banda y por tanto al estilo al que dieron origen, es un tema bastante más tradicional y representativo del Southern Rock prototípico. O dicho de otro modo, es una canción de “rock cowboy” en toda regla.

Please call home (Idlewild South, 1970): Una balada monumental que combina dramatismo soul con toques western, y la impresionante voz de Gregg Allman como protagonista. Las influencias soul no resultan extrañas, ya que Duane había trabajado como guitarrista para algunos grandes nombres del estilo, caso de Wilson Pickett (por ejemplo, es la guitarra de Duane la que se escucha al final de su célebre versión de Hey Jude).

Leave my blues at home (Idlewild South, 1970): Más influencias soul e incluso funk en este tema que combina esas influencias negroides con los inventivos duetos de guitarras entre Duane Allman y Dickey Betts, tant característicos de la banda.

In memory of Elizabeth Reed (Idlewild South, 1970): Lo dicho, pese a ser el grupo insignia del rock sureño, los Allman Brothers de la primera época no se cerraban a nada y como muestra sirva este célebre instrumental con aires jazzy, un tema que poco tiene que ver con el tremendismo blues o con el desgarro vaquero de otros de sus clásicos.

Statesboro Blues (At Fillmore East, 1971): El primer álbum en directo de la banda ayudó a cimentar su leyenda, y sería el último publicado en vida de Duane Allman. En este disco demostraban su poderío sobre los escenarios. Por ejemplo, una de las muchas facetas remarcables de la banda era su pasmosa facilidad para adaptar a su estilo antiguos clásicos del blues, caso de esta viejísima canción de Blind Willie McTell. También podemos recrearnos con el fabuloso virtuosismo de Duane Allman a la hora de tocar la guitarra slide (él lo hacía desplazando por el mástil un frasco de pastillas vacío en vez de usando un slide tradicional).

Little Martha (Eat a peach, 1972): En estado de shock por la reciente muerte de Duane en accidente de tráfico, el grupo publica una recopilación de grabaciones como homenaje y para tomarse un respiro antes de grabar otro álbum (por entonces las discográficas exigían bastante más material a los grupos). En el Eat a peach hay de todo, desde una sobrecogedora pero bien estructurada improvisación de ¡media hora de duración! —la alucinante Mountain Jam— hasta esta pequeña pieza acústica que Duane había dedicado a la estatua funeraria de una niña, erigida en el cementerio donde el grupo ensayaba en sus comienzos. Al poco de publicarse este Eat a peach, moriría también el bajista original Berry Oakley tras un accidente muy similar al de Duane, dejando al grupo en un estado emocional todavía más lamentable.

Ain’t wasting time no more (Eat a peach, 1972): Una de las canciones póstumas de Duane Allman rescatadas para el álbum y una de las últimas oportunidades para escuchar su legendaria guitarra slide.

Blue sky (Eat a peach, 1972): Otro tema del Eat a peach en el que podía escucharse póstumamente la guitarra de Duane en dueto con la de Betts. Se trata de un bellísimo tema country-rock escrito por el propio Betts, quien está empezando a dejar fluir sus influencias más “vaqueras” con resultados tan impresionantes como en esta canción.

Ramblin’ Man (Brothers and sisters, 1973): En vez de buscar a otro guitarra para sustituir a Duane, los Allman Brothers se hacen con los servicios del fantástico pianista Chuck Leavell. Paradójicamente, en medio de tanta desgracia graban uno de sus mejores discos, si acaso no el mejor, una verdadera obra maestra. Con Duane Allman y Berry Oackley muertos, y con Gregg Allman todavía formando parte del grupo pero psicológicamente quebrado, Dickey Betts decide tomar las riendas. Entre otras cosas, compone y canta este himno vaquero —muy en la onda de Blue sky— que se convirtió en un éxito inmediato.

Come and go blues (Brothers and sisters, 1973): Una sentida canción muy a la medida de la voz de Gregg Allman, que por momentos suena menos rasgada y más vulnerable que en discos anteriores. El piano de Leavell le da otro aire a la música de la banda, en general todo suena menos experimental y más melódico, que parece ser la línea que ya se habían marcado antes de que Duane muriera. Pese a las pérdidas, la banda está en estado de gracia, creativamente hablando.

Jelly Jelly (Brothers and sisters, 1973): Uno de los mejores blues grabados por el grupo —y de los mejores blues grabados por cualquiera—, poniendo de manifiesto que Gregg Allman no tenía mucho que envidiar en profundidad vocal a ningún bluesman negro. Eso sí, mención aparte merece una vez más Dickey Betts, que sigue cargando con el peso de la banda a sus espaldas para compensar la ausencia de Duane. Toca con más delicadeza y feeling que de costumbre, intentando cubrir el hueco que ha dejado su amigo fallecido… y bueno, qué decir, se sale con la suya. El solo que se marca al final de la canción es sencillamente escalofriante.

Jessica (Brothers and sisters, 1973): En el periodo más triste de la banda, Dickey Betts tiene una hija y le dedica el tema instrumental más alegre que hayan grabado hasta entonces. Una vez más, la facilidad de Betts para escribir bellísimas melodías se apodera del disco. Chuck Leavell se destapa también con un maravilloso solo de piano. Una canción verdaderamente para enmarcar.

Win, Lose or Draw (Win, Lose or Draw, 1975): Tras el éxito y la apabullante brillantez de Brothers and sisters, los Allman repiten triunfo comercial con un nuevo disco, pero la crítica se mostró más fría en cuanto a la música que ofrecían. La banda parecía optar por sonidos más convencionales y ya no todos los cortes estaban al mismo nivel. Quizá era el resultado de que el ambiente dentro de la banda ya no era demasiado bueno: había tensiones personales y de hecho ni siquiera grabaron todo el disco juntos. Los miembros sentían la necesidad de hacer un parón y durante un tiempo se pensó que este álbum sería su despedida definitiva, ya que Gregg Allman había perdido el control a causa del alcohol y las drogas, y sus antiguos compañeros aseguraban que no querían volver a soportar su intratable carácter nunca más. El grupo se separa y permanecerá así durante casi cuatro años.

Crazy love (Enlightened rogues, 1979): Tras el parón deciden darse una nueva oportunidad. El pianista Chuck Leavell, más interesado en otros proyectos, decide no regresar al ambiente enrarecido de la banda, así que por primera vez desde la muerte de Duane fichan un segundo guitarra: el hábil Dan Toler (un muy buen músico, pero que tenía el hándicap de no poseer el carisma innato de Duane y Dickey). El resultado es Enlightened rogues, un disco bastante bueno; los Allman ya no son tan experimentales como en el pasado pero demuestran seguir en buena forma. Eso sí, aunque recuperan el favor de la crítica, su estilo parece estar fuera de lugar en la era Disco y ya no venden tanto como en tiempos pasados, exceptuando algún single como la canción que enlazamos aquí.

Angeline (Reach for the sky, 1980): La única canción con cierta repercusión de un disco en el que volvían los problemas internos a la banda. Cuando parecía que habían recuperado el rumbo, de repente los Allman sonaban menos inspirados que nunca. Siguen siendo grandes músicos, obviamente, pero ya no crean canciones memorables con la facilidad de antaño. Esta Angeline, por ejemplo, es un buen tema… pero suena más como la infinidad de grupos que por entonces los imitaban a ellos, que a los verdaderos Allman. Tras este álbum grabaron uno igualmente olvidable (Brothers of the Road) y terminaron separándose de nuevo. Esta vez sí que parecía que nunca volverían a ser la gran banda que fueron y que desaparecerían para siempre, pero…

Seven turns (Seven turns, 1990): Tras casi una década de separación, el grupo decide reunirse para volverlo a intentar. Dickey Betts se siente tan inspirado como en los setenta y toma una vez más las riendas del grupo. Esta vez se trae consigo a Warren Haynes, el impresionante guitarrista que lo había acompañado en sus giras en solitario. El resultado es un álbum fantástico; de hecho a mucha gente le sorprendió comprobar que los Allman resurgían tan brillantemente de sus cenizas. El videoclip de esta bellísima Seven turns, un tema cantado por Betts que por fin suena a lo que los Allman deberían sonar, dejó anonadados a muchos, contemplando una resurrección en toda regla.

Good clean fun (Seven turns, 1990): Otra canción del disco de su glorioso retorno, que también suena a los Allman de siempre. La voz de Gregg Allman es exactamente la misma de veinte años atrás, Dickey Betts toca tan exquisitamente bien como en sus mejores años y Warren Haynes demuestra que es uno de los pocos individuos del planeta capaz de formar junto a Dickey una pareja de guitarristas que traiga a la memoria aquellos tiempos perdidos de Duane Allman.

Desert blues (Shades of two worlds, 1991): Segundo disco con la pareja Betts-Haynes a las guitarras, en el que Warren va poco a poco adquiriendo más presencia en las composiciones, dándole un aire más rockero a la música de la banda. Otro buen disco, donde siguen sonando entusiastas y vibrantes, casi como si fuesen una nueva banda.

Come on in my kitchen (Shades of two worlds, 1991): Los Allman se sienten tan cómodos en su retorno que incluso se atreven con una larga versión de un clásico blues de Robert Johnson, mostrando que siguen moviéndose como pez en el agua con el formato acústico. El tiempo parece no haber pasado por ellos y uno podría imaginarlos ensayando esta canción en aquel cementerio durante el lejano verano de 1969.

Soulshine (Where it all begins, 1994): Si en los setenta fue Gregg Allman quien sacó a todos de quicio con su conducta, ahora es Dickey Betts quien pone las cosas difíciles a causa de su abuso del alcohol y su carácter difícil. No obstante, el grupo se las arregla para sacar otro buen disco —que de paso les hace retornar al éxito en América—, donde Warren Haynes sigue ganando protagonismo ante la deriva de Betts, incluso aportando temas escritos en solitario como este melancólico Soulshine.

Everybody’s got a mountain to climb (Where it all begins, 1994): Uno de los últimos temas que Dickey Betts compuso y cantó para el grupo. Suena de maravilla, una lástima que su errático carácter hiciera que después de más de veinticinco años juntos, a Gregg Allman se le hincharan las narices y decidiera expulsara Dickey Betts del grupo, lo cual provocaría el enésimo parón en la carrera de la banda.

Firing line (Hittin’ the note, 2003): Treinta años atrás hubiese parecido increíble, pero en el 2003 los Allman Brothers publicaban un disco sin ninguno de los dos guitarristas originales, ya que Dickey Betts ha sido definitivamente expulsado y Gregg Allman ni se plantea dejarlo volver. Ahora, junto a Warren Haynes, estará Derek Trucks como segundo guitarra solista. No es un cualquiera: además de ser sobrino de uno de los dos baterías originales del grupo, Dereck Trucks ha crecido idolatrando a Duane Allman, cuyo dificilísimo estilo al slide sabe imitar de maravilla. Así que no está Dickey y es una mala noticia, pero la voz de Gregg Allman sigue ahí y la nueva pareja de guitarristas conseguirá el impensable hito de que los Allman sigan sonando tan bien como siempre, una vez más para sorpresa de muchos. Además, en sus directos, la pareja Haynes-Trucks ha mantenido el listón muy alto. Ya no están Duane ni Dickey, pero los Allman Brothers siguen teniendo el más espectacular dúo de guitarristas eléctricos del planeta.

Lista de Spotify, aquí.

Allman 1971

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12 Comentarios

  1. el hombre del tempo

    Sólo dos cositas:
    Primera: en la introducción echo en falta alguna referencia, aunque hubiera sido breve, a los Creedence de «Proud Mary», un tema que derrocha humedad sureña del Mississipi por todos los acordes. Aunque californianos, los Creedence tuvieron bastante sonido sureño en muchos de sus temas, así como devaneos instrumentales en sus primeros discos, lo que les asemeja a los Allman Brothers.
    Segunda: De los temas que he escuchado de los Allman (muchos muchos menos que los que citas) me quedo, sin dudarlo un momento, con Whipping post. ¡Qué temazo! Aún hoy lo escucho y me emociono a tope con la voz de Gregg y la fuerza de las guitarras y de todo el grupo. Después, me gusta mucho también Ramblin Man, un tema muy pero que my apañao, que define por sí solo el estilo de un grupo de músicos.
    Por lo demás, un gran artículo como siempre amigo Gorgot. ¡Que no decaiga!

    • Los Creedence, aunque sean de California, son para mí el grupo más importante del Southern Rock junto a los Allman y los Lynyrd Skynyrd. No solamente «Proud Mary», prácticamente todo lo que hicieron es rock sureño en toda regla.

      Los tres me gustan por igual, forman la trilogía sagrada del Southern Rock. Quizá tengo más preferencia por los Allman por diversos motivos, pero tanto la Creedence como L.S. me ponen los pelos de punta y nunca dejo de escucharlos.

  2. Yo conocí Whippin’ Post a través de esta versión de Frank Zappa. ¡Genial!

    http://www.youtube.com/watch?v=-TItmXT8DkM

    Por cierto, At Fillmore East está considerado uno de los mejores álbumes en vivo de la historia del Rock. Me sumo a las felicitaciones a de Gorgot.

  3. Las versiones tanto de Whippin’ Post como de In Memory Of Elizabeth Reed que aparecen en At Fillmore East me parecen superiores a las de estudio.

    Por lo demás, cojonuda la lista!

  4. Una de mis bandas favoritas de todos los tiempos. Muy buen resumen, aunque se te ha olvidado incluir mi canción favorita: «Dreams»

    Me tomo la justicia por mi mano y dejo una versión de esta canción a cargo de The Black Crowes con Warren Haynes ayudando (acoooooojonaaaante)

    http://www.youtube.com/watch?v=xdHm5C67okw

  5. Salvathor

    Bandas de rock sureño podrian ser los citados Lynyrd Skynyrd, Marshall Tucker Band, Black Oak Arkansas, Blakfoot, Quiksilver Messenger Service, primer disco de ZZTop, Creedence, etc…, però me resisto a etiquetar como estrictamente rock sureño a los Alman Brothers Band, siempre me he resistido, porqué creo que fueron mucho más allá, para mi es la banda de rock americano que engloba todo lo que a música americana se refiere hasta la época, los que mezclaron magistralmente todos los estilos de musica popular conocidos en USA.
    Porqué escucho otras bandas sí denominadas sureñas, y me gustan, bien, disfruto algun rato, pero a los Allman no puedo dejar de escucharlos incluso pasados los años y estan entre mis mejores bandas de siempre? Pues porqué tocaron rock del sur, del norte, del este y del oeste de manera soberbia como nadie hizo hasta entonces. Rock sureño?no…no, rock universal

  6. Muy bueno el artículo!! Enhorabuena!! Echo en falta, tanto en este como en el anterior artículo de The Allman Brothers Band, la mención al grupo «The Hour Glass», grupo clave para la unión de los hermanos Allman; y con muy buenas canciones por cierto..
    Dejar fuera de la lista la gran «Mountain Jam» del album «Eat A Peach….

  7. Es de agradecer cualquier intento de dar a conocer a una de las bandas mas grandes que ha dado Norteamérica pero, al margen de no estar del todo de acuerdo con algunas afirmaciones, me parece bastante grave inventarse datos para suplir la propia ignorancia; en Ain’t Wastin Time No More, no tenemos «una últimas oportunidades para escuchar su legendaria guitarra slide» ya que el tema se grabó después de la muerte de Duane y el que toca la guitarra slide es el propio Dickey.
    saludos

  8. Pingback: Las portadas de discos más escandalosas de la historia | zicoydelia

  9. Estupendo, como siempre JotDown pero… para cuándo un artículo acerca de Rory Gallagher y/o Taste? ;)

  10. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | Jot Down en Spotify: Estación de bombeo matemático

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