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¿Quién es el número uno?

Saúl Canelo Álvarez  vs Floyd Mayweather 1

La mañana del catorce de septiembre Pedro Fernández se levantó sabiendo que sería un día especial. A pesar de haber grabado casi cuarenta discos y de haber participado en seis telenovelas y veinticinco películas sabía que aquel día millones de ojos se clavarían en él mientras entonase el himno mexicano. En el fin de semana en el que se conmemoraba la independencia del país tenía que estar a la altura. Se observó ante el espejo y, tras maldecir su principio de alopecia, descargó medio bote de laca sobre su cabeza con la esperanza de que todo fuera perfecto. Con la mano en el pecho entonó, aún en pijama, el «mexicanos al grito de guerra / el acero aprestad, y el bridón / y retiemble en sus centros la tierra / al sonoro rugir del cañón». Dejó dos botones de su camisa desabrochados con el fin de que pudiera vislumbrarse su hombría y se endosó un traje negro de varios miles de dólares. Después, salió de la habitación del hotel y tomó un taxi en dirección al MGM Garden de Las Vegas donde aguardaban casi veinte mil personas. No habían ido a verle a él sino a su compatriota Saúl, el Canelo Álvarez, dispuesto a destronar al número uno, al boxeador que con treinta y seis años y cuarenta y cuatro combates a sus espaldas nunca antes había doblado la rodilla en un cuadrilátero.

Si Márquez pudo con Pacquiao unos meses antes por qué no habrías tú de poder con Mayweather. A fin de cuentas eres dueño de unos guantes que han ya hecho sucumbir a más de cuarenta púgiles. «Una mano, necesito una buena mano», piensas mientras escuchas a Pedro Fernández entonar el himno y gritar después, inflamado de patria, el inevitable: ¡Viva México! Esbozas una sonrisa ante las cámaras justo en el momento en el que un negrata apodado Tank convierte el himno estadounidense en una balada de los cuarenta principales.

A continuación recorres la distancia que separaba el vestuario del cuadrilátero. Todo el equipo luce gorras rojas pero tú llevas un albornoz con los colores de la bandera mexicana. A lo largo de las paredes, aparecen carteles de algunos de los eventos que han tenido lugar anteriormente en el recinto: un concierto de Sade, otro de Bon Jovi… A medida que te aproximas al escenario la voz de Jorge Negrete cantando México Lindo y querido a través de la megafonía se hace más nítida. La multitud corea tu nombre y te hace sentir como un gladiador romano.

Si alguien es capaz de embolsarse cuarenta y un millones de dólares por treinta y seis minutos de pelea no resulta ninguna excentricidad que se haga llamar «Money». Tampoco lo es el que le rodeen cuatro guardaespaldas que acumulen setecientos kilos y que, en su camino hacia el ring, le acompañen el rapero Lil Wyne emboscado bajo una enorme gorra aún con la etiqueta puesta y «el idiota» de Justin Bieber posando con los hombros caídos en actitud de malote.

Jimmy Lennon Jr. se abre paso en el abarrotado cuadrilátero. Es el speaker. Lleva más de treinta años desempeñando esa tarea y aunque no tiene el poder mediático de Michael Buffer fue el propio Mike Tyson quien llegó a pedir que su nombre fuera incluido en el salón de la fama. «Con el patrocinio de Corona Extra, —anuncia— la cerveza más fina y AT&T la red 4G más rápida del país, en directo desde el MGM de Las Vegas… es la hora del show». Se despeja el ring y te quedas botando en tu esquina, intentando desprenderte de los nervios que te has traído de casa y Kenny Bayless ordena que comience la pelea.

Saúl Canelo Álvarez  vs Floyd Mayweather 4

Se hace el silencio. No escuchas los gritos de las miles de personas congregadas, ni los ánimos de tu equipo, ni la narración de los comentaristas que se han vestido para la ocasión con traje y pajarita. Es como si se hubiese estropeado el volumen del televisor y allí estás tú, sin nadie de por medio, frente a su resplandeciente figura mientras él analiza por dónde puede colocarte el primero de sus puños. Lo intenta con un jab pero no te alcanza. Le respondes con un directo de izquierda. Llevas semanas repitiéndote que no puede hacerte daño, que en sus cuarenta y cuatro combates solo ha conseguido noquear a veintiséis rivales y eso es señal de que no le pesa la mano. Ese no es tu caso, treinta de tus cuarenta y dos oponentes no fueron capaces de levantarse del suelo tras recibir uno de tus golpes. Además eres más joven, más fuerte y este es tu día.

Lo intenta con dos izquierdas, una arriba y otra abajo. Apenas las sientes. Te quedas esperándole, aguardando que se desproteja en un nuevo ataque para tú poder colocarle una de tus manos. Se mueve rápido, cuando no has hecho más que amagar un golpe él parece haberlo ya esquivado. Os engancháis. Le retas con la mirada, no va a poder contigo, no eres uno más, has venido para arrebatarle la corona. El árbitro os separa y se reanuda el combate. Se lanza sobre ti y descargas toda tu fuerza en una derecha descendente hacia su cabeza. Pasas a escasos milímetros del objetivo. «Ese era el golpe», piensas, de haberle alcanzado ahora estaría tumbado boca abajo, con el protector bucal desencajado y con el árbitro descontando una cuenta que terminaría en K. O. México te aclamaría y apenas habrías necesitado veintitrés años para llegar a lo más alto. El orgullo de Guadalajara: Saúl Canelo Álvarez.

Te sitúas en el centro del cuadrilátero con aire dominante y notas como uno de sus jabs te acaricia el rostro. Los jueces anotan el golpe en sus cartulinas y la multitud despierta y comienza a gritar que «sí se puede, sí se puede». Con otra de sus manos te consigue mover el flequillo pero contragolpeas con dos golpes a los costados que le hacen retroceder aparatosamente. Puede que él te alcance más veces pero tus puños son mucho más poderosos. Estás intacto y a poco que te acompañe la fortuna él no conseguirá llegar al final del combate.

Fin del primer asalto. Caminas hacia tu esquina reivindicándote aunque dos de los jueces le anotan el asalto a Mayweather. En cambio, C. J. Ross, la controvertida jueza que dio la victoria a Timothy Bradley cuando se enfrentó a Manny Pacquiao en junio del año pasado, te da diez puntos por los nueve de tu oponente. En tu esquina tratan de protegerte el rostro con vaselina. No puedes permitirte que tu piel se resquebraje por uno de sus golpes. «Utiliza el gancho de izquierda», te dicen.

Saúl Canelo Álvarez  vs Floyd Mayweather 3

Suena la campana. Te colocas en el centro del cuadrilátero. Durante veinticinco segundos os limitáis a observaros amagando alguna mano. Lanzas un uno/dos que se diluye antes de alcanzar su cuerpo. En tu cabeza se repiten dos palabras: paciencia y confianza. Te llega un nuevo jab y el público comienza a corear el nombre de México. Mientras piensas que nadie va a poder amargarte la fiesta te llega otro jab. No son más que picotazos inofensivos. Una sola de tus derechas en su costado vale por todos ellos. Con una derecha al cuerpo derrotaste a Michel Rosales cuando todavía no eras nadie, pero ahora, tras haber ganado a Kevin Cintron, a Josesito López y al mismísimo Sugar Shane Mosley todos reconocen tu potencial. En apenas cinco minutos aprendes que antes de que los golpes de Mayweather te hayan siquiera alcanzado él ya se ha escapado. Buscas el cuerpo con la esperanza de que se vaya quedando sin piernas. Sin sus piernas no es nadie y tampoco sin su hombro, sin ese hombro que utiliza como escudo y del que se vanagloria. Finaliza el segundo asalto. Para Craig Metcalfe, el juez canadiense, el asalto ha sido para ti. Los otros dos se inclinan por Money.

Aunque el tercer episodio comience con un otro jab de Mayweather le pagas con la misma moneda y mientras la gente vuelve a gritar «México, México» consigues que le alcancen dos de tus izquierdas. Te lanzas sobre él y el árbitro os separa. No le tienes miedo. A un simple amago responde con una esquiva. Esquivar golpes que ni siquiera se han producido es señal temor. El público así lo cree y se enciende. «Derecha y gancho de izquierda, derecha y gancho de izquierda, derecha y gancho de izquierda», te gritan desde la esquina. Te sientes dominador pero dos de sus derechas te sacuden la cabeza. Hay que seguir. Contragolpeas y ahora eres tú quien saca más golpes. Campana, Floyd Mayweather padre le pregunta a su hijo si está bien. Él asiente con la mirada. Dos jueces te conceden el asalto. La pelea está empatada. Nueve minutos y el todopoderoso Floyd Mayweather no lo parece tanto. Esperas que, a medida que vayan pasando los asaltos tu dominio aumente.

Cuarto asalto. Ni tus puños ni los suyos alcanzan su objetivo durante los primeros cincuenta segundos. De repente, te sorprende con una derecha a la sien. No la has visto llegar. En las pantallas gigantes ha parecido un golpe claro pero tú estás preparado para soportar eso y mucho más. Os engancháis. Estás enrabietado y le golpeas en la pierna. Se queja de un golpe bajo pero le dices al árbitro que era él quien te estaba sujetando ilegalmente. Cuando se reemprende la pelea trata de hacer las paces chocándote el puño pero cuando Mayweather peleó con Víctor Ortiz no dudó en propinarle tres puñetazos mientras Ortiz se disculpaba. Ignoras sus disculpas, no te has subido al ring para hacer amigos. Pasan los segundos sin que saque ningún puño. Se ha dado cuenta de que contigo no valen los juegos. Te golpea en el cuerpo y se lo devuelves. Cuando quedan cuarenta y cinco segundo le alcanzas en el rostro. Sonríe mirándose el hombro pero sabes que cuando un rival sonríe es porque el golpe le ha llegado. Replicas a todos sus golpes. Suena la campana. Los jueces le dan el asalto a él por unanimidad.

En tu esquina te vacían una botella de agua sobre la cabeza. Tienes el rostro ligeramente enrojecido. En el quinto sus golpes traspasan la protección de tus guantes y aunque logran alcanzarte llegan sin apenas fuerzas. Por primera vez una parte del público corea USA. Mayweather telegrafía los golpes, sabes dónde quiere colocar sus puños pero no puedes evitarlos. Los jueces vuelven a anotarle el asalto. «Tienes que presionar más», te indican. Las pantallas del estadio recrean cada uno de sus golpes a cámara lenta. Sentados en primera fila, tus hermanos observan las imágenes con preocupación mientras Denzel Washington saluda a un admirador.

Sales al sexto decidido a poner fin a la contienda. Lanzas un golpe detrás de otro pero todos ellos se encuentran con un escudo. Sus hombros son como imanes. Mayweather no pelea con los puños sino con los hombros. Entre tanto él no deja de puntearte el rostro. Os engancháis de nuevo y la frustración te lleva a amenazarle con el hombro. Los jueces le conceden el sexto, el séptimo y el octavo casi de modo unánime. Las estadísticas reflejan que la mitad de sus golpes llegan a su objetivo mientras que solo un veinte por ciento de los tuyos lo consiguen. «Este Canelo es un buen peleador —dice uno de los comentaristas— pero se está batiendo con el mejor boxeador de la época». ¿El mejor? Mayweather solo fue capaz de vencer a De la Hoya cuando este se aproximaba a la retirada y jamás tuvo el valor de enfrentarse a Manny Pacquiao cuando el filipino era un ciclón sin freno.

Saúl Canelo Álvarez  vs Floyd Mayweather 2

Sales al noveno con el objetivo de perseguirle sin descanso. Por un momento da la impresión de que le tienes acorralado pero cuando tus golpes llegan él ya se ha ido. Aunque dos de los jueces te anoten el asalto sabes que no ganarás a los puntos y que tu única oportunidad es noquearle, ganarle por K. O. y conseguir lo que nadie hasta el momento ha logrado. Tampoco nadie había derribado nunca a Austin Trout hasta que una de tus derechas hizo que todo el suelo se le moviera y que sus piernas se parecieran a las de un potrillo recién nacido intentando ponerse en pie por primera vez.

Te anotas el undécimo y solo quedan tres minutos. Todos los mexicanos, aunque como en tu caso aún no hubieran nacido, recuerdan el combate que enfrentó a Meldrick Taylor contra Julio César Chávez el diecisiete de marzo de 1990. Todo el mundo recuerda a Búfalo Martín diciéndole a Chávez que se la tenía que jugar en aquel último asalto cuando ya todo parecía perdido. «Tú lo puedes noquear todavía Julio. Tú puedes más que él, tú eres más fuerte que él. ¡Vamos, vamos!». Todo el mundo recuerda cómo los segundos fueron pasando y cómo, transcurrido un minuto, Taylor se fue al suelo llevado por su propio impulso cuando intentaba hacer estallar su izquierda contra el rostro del campeón mexicano. Todo el mundo recuerda cómo cuando apenas quedaba un minuto Chávez conectó una durísima izquierda y cómo Taylor bailoteó haciendo ver que aún estaba entero. Todo el mundo recuerda cómo a falta de veinticuatro segundos llegó un primer golpe y cómo cuando el reloj marcaba quince, solo quince segundos, Taylor se fue a la lona de un derechazo. Del mismo modo que ningún argentino olvidará jamás el gol de Maradona a los ingleses en el Mundial 86, ningún mexicano olvidará el instante en el que Chávez le ganó a Taylor a falta de quince segundos. Y ahora eres tú a quien todos miran, eres tú el que se pone en pie, choca guantes con Mayweather y comienza a lanzar infatigablemente golpes al aire o las cuerdas sin hallar el menor rastro de tu rival. «Mexicanos al grito de guerra / el acero aprestad, y el bridón / y retiemble en sus centros la tierra / al sonoro rugir del cañón».

Roberto Apodaca, Jesús Chávez, Felipe García, Gregorio Vargas, el gran Jose Luis Castillo, Juan Manuel Márquez y ahora tú. Acabas de ganar doce millones de dólares y has conseguido que el combate bata todos los récords de recaudación en Pay per View, pero en el fin de semana en que se celebra la fiesta nacional de tu país, Mayweather ha hecho una nueva muesca en su historial de mexicanos caídos. El dieciséis de septiembre de 1810 México emprendió su camino hacia la independencia, y eso es lo que se celebra este fin de semana, pero pocos recuerdan que un catorce de septiembre de 1847, precisamente un catorce de septiembre, fue el ejército de los Estados Unidos el que hizo ondear su bandera en la plaza del Zócalo de la capital mexicana. Según cuentan, aquel día fueron muy pocos los civiles que alzaron su voz contra el ejército invasor. Igual que hoy.

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23 Comentarios

  1. Pay per view, no Paper View

  2. Moises Omar

    Si alguien puede escribir «Fundamentos del boxeo», ese es Mayweather.

  3. PorComentar

    Excelente articulo, pero ese intento de ningunear al que posiblemente sea uno de los 3 mejores libra por libra de la historia tal vez este de mas

    • ¿A quién se ningunea?

      • PorComentar

        ¿El mejor? Mayweather solo fue capaz de vencer a De la Hoya cuando este se aproximaba a la retirada y jamás tuvo el valor de enfrentarse a Manny Pacquiao cuando el filipino era un ciclón sin freno

        Como han comentado por debajo la pelea con Pacman no llego a celebrarse por desavenencias(ya fueran economicas, de peso, de fechas…) entre ambos.
        En cuanto al combate con De la Hoya, me parece recordar que fue Mayweather quien subio de categoria a Superwelter y que anuncio que se retiraria tras esa pelea (con lo que ambos estaban cerca de la retirada, bien es cierto que Mayweather reaparecio poco despues)

      • PorComentar

        Por cierto, quiza este no sea el medio adecuado, pero ya que he visto que tienes la gentileza de responder,¿has abandonado tu blog? me encantaba…

        • Te refieres al blog que escribía aquí en Jot Down? No, no está abandonado. De hecho la E hace referencia a Exótica, de Atom Egoyan. Si te refieres a mi blog propio… cualquier día volveré a actualizarlo.

  4. «Mayweather (…) jamás tuvo el valor de enfrentarse a Manny Pacquiao cuando el filipino era un ciclón sin freno.»

    (?) Creo recordar que fue Pacquiao el que no aceptó someterse a controles antidoping por la USADA, pero bueno. Lo que tu digas.

    • Cuando uno quiere pelear no pone condiciones. Maravilla, por ejemplo, ahora pone condiciones para darle la revancha a Chávez pero está dispuesto a llegar al peso al que tenga que llegar para pelear con Mayweather.

      • No estoy de acuerdo. Uno pone condiciones cuando está en disposición de ponerlas. Mayweather es el que genera el dinero (bastante más del que genera Pacquiao) y es el dueño y señor de su carrera (al filipino le dirige y le quita buena parte de la bolsa Top Rank). A Mayweather no le hace falta Pacman para cobrar grandes bolsas, y a los hechos me remito. Si Pacman quiere el dinero que genera Mayweather tiene que pasar por el aro.

        Maravilla pasó por el aro de Chávez para recuperar el cinturón del Consejo (tras tenerlo esperando más de un año, con dos defensas voluntarias por el medio). Ahora el campeón es Maravilla, por lo tanto, si Chávez quiere la revancha, que pase los controles que se le piden y vaya al peso pactado.

        Negocio puro y duro.

        • Pues yo no lo tengo tan claro, Oscar. De hecho en Golden Boy y Showtime no saben muy bien ya qué hacer para poder pagar la millonada que firmaron con Mayweather pues, aunque el combate con el Canelo les ha ido bien, no pasó lo mismo con Robert Guerrero. Es más, yo creo que ahora sí es posible un Mayweather Pacquiao porque a ambas partes les conviene. A Manny para demostrar que no está tan acabado como algunos creen (previamente tiene, claro, que ganar bien a Brandon Rios) y a Floyd porque Pacquiao parece ahora mucho más accesible que hace tres años y porque esa pelea sí generaría los ingresos que Showtime y De la Hoya necesitan.

          • Pero que Showtime no pueda pagarle a Floyd lo que le prometió en contrato no es culpa del boxeador, ni quita que él no genere más dinero que el resto de sus compañeros juntos. Si la TV no puede pagarle a Floyd lo que le prometió en contrato es, simplemente y en mi opinión, porque éste, y su gente, fueron, una vez más, más listos que nadie.

            Hay muchas cosas que critico de Floyd, pero su capacidad para manejar el negocio a su antojo me parece espectacular.

            Respecto a la pelea a día de hoy con Pacquiao veo aún más trabas que antes. En primer lugar están los contratos televisivos (Showtime vs HBO) y después la guerra abierta entre ambas promotoras (aunque Floyd no tiene acuerdo firmado con Golden Boy, es algo así como un acuerdo entre caballeros). Pero ya sabemos todos que poderoso caballero es don dinero, y Floyd siempre ha sabido muy bien en que momento elegir a sus rivales. Sería una lastima que ambos pusiesen punto y final a su carrera sin haberse enfrentado, aunque sea de manera descafeinada.

  5. Fué cosa de los dos, cada vez que se acercaba la posibilidad de organizar el evento, se ponían todo tipo de trabas.

    Creo que todo el mundo quería que ese combate tuviera lugar, con la excepción de sus protagonistas. Y es una pena, porque pintaba a duelo histórico.

  6. Alejandro

    excelente artículo, gracias por hablar de un deporte tan ninguneado en esta España atontada perdida por «Manolos», puntos pelota y «Mous». Que gusto haber conocido hace un año este Magazine

  7. Es Kermit Cintron no Kevin Cintron. Saludos

  8. Alfonso Samper

    Si Mayweather no es el mejor boxeador de su época ¿Quien es?

  9. La ultima persona que me esperaba leer escribiendo sobre boxeo…y un muy buen articulo por cierto.

    No hace falta poner «idiota» entre comillas para JB, no creo que haya muchos fans entre los lectores de JD

    Coincido en que cuando dos quieren no ponen ni una excusa. Mayweather siempre puso excusas para evitar el combate con Manny. Claro que los aficionados a este deporte nos quedariamos sin la eterna discusion sobre quien de los dos ha sido mejor.

  10. Ken Masters

    Opino que a Mayweather no le convenía nada una pelea con Pacman, se quiere retirar invicto y el filipino tiene un estilo que tal vez le hubiera apretado las tuercas. ¿Para qué correr riesgos?

  11. Ken Masters

    Además, fíjense que ha tenido una pelea fácil por cada pelea complicada o almenos de riesgo:

    – Zab Judah
    – Baldomir
    – De La Hoya
    – Hatton
    – Márquez
    – Mosley
    – Ortiz
    – Cotto
    – Guerrero
    – Álvarez

    De todos eso los que más guerra le dieron fueron Judah y Cotto. Mosley casi le tumba en el segundo asalto (si mal no recuerdo) pero en el resto de asaltos Floyd se lució. De La Hoya no estaba en su mejor momento ni de coña.

  12. Rolando Silva

    Me conectaste, Beta.

  13. Héctor Vázquez

    Saúl «el canelo» Álvarez es una gran boxeador mexicano, a derrotado a buenos rivales, les a podido ganar con gran facilidad, pero todavía no era el momento para pelear contra el mejor libra por libra del momento Floyd Mayweather.
    Con esta experiencia «el canelo» va aprender muchas cosas y va a seguir preparándose aún más, así que este tropiezo es para seguir cada vez mejor.

  14. Me mantuvo siempre al filo, y eso que la pelea la ví dos veces. Felicidades.

    Yo creo que el comentario de el «mejor» viene de las habilidades boxísticas y profesionales que hay en Mayweather superan a las de Pacquiao, Cotto, o De la Hoya. El resto es negocio y no sé que otras cosas no tan agradables.

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