Arte y Letras Fotografía

Un paseo en tres dimensiones por la España del XIX

1-ATENTADO

El treinta y uno de mayo de 1906, el día de la boda del rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, el anarquista Mateo Morral lanzó un ramo de flores al carruaje de los recién casados cuando pasaba por la Calle Mayor de Madrid. El ramo se desvió al chocar con el tendido del tranvía, sin embargo, y la bomba que disimulaba impactó en la capota del carro y rebotó hacia el cortejo nupcial. Murieron 24 personas y ninguna de ellas eran los reyes. También lo hicieron varios caballos del tiro, entre ellos el que aparece retratado en la magnífica fotografía que precede.

Fue tomada por un británico cuyo nombre de desconoce, desplazado a Madrid para la ocasión porque Victoria Eugenia, que aquel día recibió a sus invitados en el Palacio Real con el vestido de novia orgullosamente ensangrentado, era escocesa de nacimiento. Pese a ser una de las mejores es también una de las imágenes menos conocidas del suceso, aunque es así por una buena razón: la que acabamos de ver no es la foto original, sino solo la ampliación de una parte. La imagen que tomó el camarógrafo, en realidad, fue esta.

2-ATENTADO
Una imagen de la Calle Mayor de Madrid tomada después del atentado y publicada en 1906 por Excelsior Stereoscopic Tours, un estudio escocés.

Parecen dos, pero se trata de una sola imagen estereoscópica o, lo que es lo mismo, una fotografía en tres dimensiones. Idealmente estas reliquias se hicieron para verlas a través de un dispositivo parecido a las gafas que usamos hoy en el cine en 3D, pero si causaron sensación desde mediados del siglo XIX fue porque también el ojo desnudo, el de cualquiera que esté leyendo esta pieza, puede reconstruir el relieve con un poquito de pericia.

Aunque no resulta tan sencillo como en los estereogramas de puntos aleatorios a los que estamos acostumbrados hoy —y aquí hemos preparado uno muy sencillo para ir entrenando el ojo; solo después de conseguir resolverlo el lector debería continuar con las imágenes de este artículo—, la técnica para ver estas fotografías en tres dimensiones es exactamente la misma: hay que mirar al centro de las dos imágenes que presentan, desenfocar la vista como si estuviésemos contemplando el infinito y, cuando ambas confluyan en nuestra visión, enfocar para mirarlas como una. No es fácil, insistimos, pero tampoco nada que no se pueda conseguir con un poquito de esfuerzo y un truco: aunque la intuición nos lleve a acercarnos a la pantalla, el 3D aparece con mayor facilidad cuanto menor sea la imagen en nuestra visión, por lo que resulta más efectivo alejarse de ella. Para muchas personas también resulta más sencillo acercarse mucho a la imagen, desenfocar e ir alejándose poco hasta conseguir que ambas fotos se solapen visualmente en una. Así, aunque sea a costa de la definición, en esta fotografía veremos algo más que el pobre caballo, los oficiales detrás y el carruaje al fondo de Alfonso XIII y Victoria Eugenia; también veremos los volúmenes que presentaba el trágico conjunto aquella mañana de 1906 en Madrid.

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El antiguo propietario de este esterereograma de la fuente de Cibeles y el edificio del Banco de España de Madrid practicó dos marcas –una raya horizontal a la izquierda y una vertical a la derecha– para facilitar la visualización tridimensional de la imagen sin recurrir a un visor. Debemos mirar al centro de ambas fotografías y desenfocar la vista hasta conseguir que una raya se superponga a la otra para formar una cruz en nuestra visión, momento en el que conseguiremos apreciar el relieve. Es una marca que veremos en más fotografías tridimensionales publicadas por Stereo Travel Co. en 1908.

Se dice con frecuencia que la estereoscopia, curiosamente, le debe su éxito más a la propia abuela de Victoria Eugenia, la reina Victoria de Inglaterra, que a su creador, sir Charles Wheatstone, ya que el invento entusiasmó a la monarca cuando se presentó en la Exposición Universal de Londres de 1851. Los estereogramas se convirtieron entonces en el entretenimiento de moda en Europa, condición que en Estados Unidos conservarían hasta entrado ya el siglo XX, y durante esta breve edad de oro llegaron a hacerse fotos en 3D también de la España decimonónica, cuyos relieves podemos apreciar aún en las que han sobrevivido. No es que  se tomasen demasiadas —no, al menos, si lo comparamos con las de Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania—, pero aun así el furor llevó a que algunos fotógrafos, principalmente extranjeros, se paseasen por el país y plasmaran en tres dimensiones cómo era la España hace cien años y más.

3-PUERTA-DEL-SOL
Puerta del Sol, the heart of Spain’s capital city es una imagen de R. Y. Young publicada por American Stereoscopic Co. en 1902.
4-MONTSERRAT
Monserrat monastery and mountain scenery near Barcelona, otra imagen tridimensional de R. Y. Young publicada de 1902 por American Stereoscopic Co.
5-RAMBLAS-BARCELONA
Ramblas du Centre, una imagen anónima de Las Ramblas de Barcelona a finales del siglo XIX.
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Fuente de Cibeles, publicada por Stereo Travel Co. en 1908.
6-GIBRALTAR
Rock of Gibraltar from the Spanish Bay, una imagen del Peñón tomada por B. L. Singley y publicada por Keystone View Co. en 1895.
7-VALENCIA
La Puerta de Serranos de Valencia en una imagen anónima y sin titular de la década de 1870.
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Plaza de la Independencia, una imagen de la Puerta de Alcalá Madrid con un espectacular efecto 3D publicada por Stereo Travel Co. en 1908.
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Toledo from the river Tagus, una imagen publicada por Stereo Travel Co. en 1908.

Uno de los pioneros de la estereoscopia en España fue el francés Charles-Henri Plaut, que entre las décadas de 1850 y 1860 recorrió varias ciudades del país retratando en tres dimensiones parajes y personas pero, sobre todo, edificios. El interés artístico de Plaut por la arquitectura puede apreciarse en sus estereografías de las catedrales de Burgos y de Sevilla, de composición muy similar.

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La catedral de Burgos entre 1850 y 1860 en una imagen de Henri Plaut publicada por la editorial francesa Gaudin-Frères.
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La Giralda entre 1850 y 1860 en una imagen de Henri Plaut publicada por la editorial francesa Gaudin-Frères.

Aunque hubo muchos más, son sin duda los fotógrafos franceses quienes completan unos de los mejores catálogos monumentales de España en tres dimensiones a lo largo del último tercio del siglo XIX. Ernest Lamy, por ejemplo, lo hizo en 1863, durante un largo periplo que le llevó por Madrid, Aranjuez, Toledo, Córdoba, Sevilla, Granada, Málaga, Alicante, Valencia y Barcelona, y Jean Andrieu en 1868, cuando publicó un repertorio de trescientas fotografías estereoscópicas del país.

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Una imagen de Ernest Lamy tomada en Toledo en 1863 y cedida por la Colección Fernández Rivero de fotografía antigua.
Ferrier Malaga 1857
Esta panorámica tridimensional de Málaga es muy antigua, de 1857, y fue publicada por la casa Ferrier-Soulier como parte de su colección Voyage en Espagne. La imagen ha sido cedida por la Colección Fernández Rivero de fotografía antigua.

También hubo fotógrafos estereoscópicos españoles, por supuesto, y hasta una Sociedad Estereoscópica Española radicada en Barcelona, aunque generalmente hicieron una fotografía menos ambiciosa en lo artístico y más deficiente técnicamente. Sirvan como ejemplo las magníficas colecciones que atesoran en nuestro país el Museo Nacional del Romanticismo y el Museo del Traje —accesibles al público gracias a su catálogo en la Red Digital de Colecciones de Museos  de España, en donde las piezas figuran además estupendamente documentadas— y una gran colección privada, la Colección Fernández Rivero de fotografía antigua, que incluyen algunas rarezas como las que siguen.

LLOSEA
El retrato anónimo de un personaje, José Llosea, fechado en 1870 y parte hoy de los fondos del Museo Nacional del Romanticismo. Como detalla su ficha documental, «no fue común la utilización de la estereoscópica en el género del retrato, ya que esta modalidad fotográfica convivió en el tiempo con las carte de visite, que tuvo una gran divulgación durante estos años».
ESTUDINTINA
Esto no es España, sino París. Se trata de una estudiantina española que viajó la Exposición Universal de 1878 y allí lució los trajes tradicionales de la tuna. La imagen forma parte de los fondos del Museo Nacional del Romanticismo.
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Una escultura de Cristo durante la coronación con espinas en el monasterio de Montserrat, Barcelona. Se trata de un par estereoscópico conservado en los fondos del Museo del Traje y editado en la segunda década del siglo XX por la Casa Editorial Alberto Martín de Barcelona dentro de su colección El turismo práctico. Vistas estereoscópicas de España.
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Y una imagen de otra de las pocas colecciones producidas en España, editada en este caso por la Sociedad Estereoscópica Española en el año 1900. Se trata de un grupo que posa junto a la estatua del general Prim en el parque de la Ciutadella de Barcelona. La imagen ha sido cedida por la colección Fernández Rivero de fotografía antigua.

A finales del siglo XIX serían los grandes estudios estadounidenses de fotografía estereoscópica —como H.C. White Co., Stereo Travel Co., Underwood & Underwood o Keystone View Co.— los que tomarían el relevo de los franceses en el 3D profesional sobre España. Fotógrafos como B. L. Singley o el británico Ron Y. Young firmaron entonces gran cantidad de imágenes e hicieron seguramente muchas más aunque, siguiendo la costumbre de la época, estas refieren solo el nombre de la casa que las editó y la fecha de la publicación de la foto, no la de su toma.

De estas fotos, muchas de ellas retratos y estampas más humanas que la de las décadas anteriores, las instituciones y los coleccionistas que las custodian —fundamentalmente en el extranjero, en particular Estados Unidos— clasifican con frecuencia solo una de las dos imágenes, cuya ampliación permite apreciar mejor el gesto de los sujetos retratados o el carácter dramático de la fotografía. A nosotros, que a falta de un visor estereoscópico tenemos que fatigar el cristalino para mirarlas, también nos va a permitir relajarlo un momento.

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De izquierda a derecha; Street children –de Alfred S. Campbell en 1896–; unas lavanderas cerca del madrileño Puente de Toledo en Humble housewives washing clothes in the river near Toledo Bridge –de Underwood & Underwood en 1906–; y una familia gitana en A Gypsy home and family –anónima, 1901–.
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De izquierda a derecha: las trabajadoras de una cigarrera valenciana en Cigar makers in a cigar factory –de R.Y. Young para American Stereoscopic Co. en 1902–; un campesino valenciano en A peasant at home –de Keystone View Co. en 1908–; y unos granjeros vizcaínos en Cutting grass with sickles on a farm at Villaro, among sunny hills of northern Spain –de Underwood & Undrewood en 1908–.
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De izquierda a derecha: campesinos andaluces en Picturesque Andalusia – a bit of the old town of Ronda –de Underwood & Underwood en 1902–; unos artesanos sevillanos en Making baskets, mats and ropes from esparto grass –de Underwood & Underwood en 1913–; y algunos vecinos sevillanos en Working people at market Postigo del Aceite –de Underwood & Underwood en 1908–.

Hasta aquí todo parece indicar que Andalucía fue la región española mejor documentada por la fotografía en 3D, pero no. Seguramente lo fue de la península ibérica, pero estamos en el siglo XIX y España no se acaba en Europa —aunque no por mucho tiempo—. Algunos de los mejores estereogramas de la época se realizaron en las colonias españolas en el Caribe y el Pacífico, en particular a partir del estallido de la guerra hispanoestadounidense que aquí denominamos, con mucha más elocuencia, desastre del 98.

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At the death line, Santiago, where prisoners were shot es la fotografía de un paredón cubano donde las autoridades españolas fusilaban a sus prisioneros durante la guerra hispanoestadounidense publicada en 1899 por Griffith & Griffith.
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A Spanish bone-pit, una enorme acumulación de huesos fotografiada por Keystone View co. en La Habana en 1900.
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Taking time on a sugar plantation, una imagen de Keystone View Co. en Puerto Rico en 1900.

El trabajo de las grandes casas estadounidenses en Cuba, Puerto Rico y Filipinas demuestra que, más allá de ser una técnica consagrada al ejercicio estético y artístico, la fotografía estereoscópica era también un género de reporterismo gráfico que se llevaba incluso al campo de batalla —aunque en muchos casos se tratase, como sugieren algunas de estas imágenes, de escenas simuladas—.

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Last call – 5th U.S. Cavalry es una fotografía con un espectacular efecto tridimensional tomada en Puerto Rico y publicada por Keystone View Co. en 1900.
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Algunos miembros del ejército cubano se preparan para enfrentarse a los españoles en Cubans in their trenches – Awaiting the Spaniards, una imagen tomada en Pinar del Río y publicada en 1899 por Strohmeyer & Wyman.
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La batalla de Cavite en Battle of Manila, May 1, 1898 – How Dewey did it, una ilustración de C.H. Graves publicada en 1899. Dado que ningún fotógrafo inmortalizó en tres dimensiones el choque entre los ejércitos español y estadounidense en la bahía de Manila, las colecciones estereoscópicas sobre la guerra incorporaban esta ilustración que, aunque puede enfocarse en una sola imagen, carece de relieve.
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Los últimos miembros del derrotado ejército español posan para el fotógrafo en The Last of Spain’s army – at their block house, una imagen tomada en Cienfuegos, Cuba, en 1898 y publicada un año después por Strohmeyer & Wyman.
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Y más militares españoles en Spanish prisoners freed by the Americans on the capture of Imus, publicada por Strohmeyer & Wyman en 1899. El ejército estadounidense acababa de liberar a estos soldados españoles de los independentistas filipinos, tercer bando en discordia en las islas durante la guerra hispanoestadounidense.

Cercanos ya a la sensibilidad artística de hoy, los reporteros recurrieron al 3D también para retratar con mayor dramatismo la devastación que el conflicto dejó a su paso en la España colonial y los estragos de la guerra no solo en los activos bélicos implicados, sino entre los civiles.

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Los restos del acorazado USS Maine en el puerto de La Habana fotografiados por by B.L. Shipley para Keystone View Co. en 1898. El hundimiento del Maine el 15 de febrero de ese año, del que Estados Unidos culpó a España, fue el suceso que desató la guerra.
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De nuevo los restos del Maine fotografiados en tres dimensiones durate la misma sesión que la imagen anterior. Aunque hubo otros en todo el mundo, la guerra hispanoestadounidense es seguramente el mejor ejemplo del caracter reportero que llegó a adquirir la fotografía estereoscópica a finales del XIX.
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The Cruiser Oquendo, once the pride of Spain, destroyed by the American Navy es una imagen de Strohmeyer & Wyman publicada en 1899. El Almirante Oquendo fue hundido junto a sus navíos gemelos, el Vizcaya y el Infanta María Teresa, en julio de 1898, durante la batalla de Santiago de Cuba.
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R. Y. Young, el mismo que inmortalizó la madrileña Puerta del Sol o el monasterio de Montserrat en algunas de las primeras imágenes de este artículo, retrató antes la devastación que sembró la guerra de Cuba en la isla. A home ruined by Cuban War fue publicada por American Stereoscopic Co. en 1899 e ilustra a la perfección la versatilidad expresiva del 3D: gracias a la profundidad del relieve, los niños en primer término se convierten en protagonistas absolutos de la imagen.

Los niños cubanos de la última foto no son los únicos, ya que también se retrataron muchos otros en Puerto Rico y Filipinas. Entre las fotos estereoscópicos realizadas por los estadounidenses en las colonias españolas abundan las dramatizaciones sobre españoles malvados y heroicos libertadores estadounidenses e incluso las alegorías, un género pictórico que la fotografía heredó de la pintura y que se siguió practicando hasta el siglo XX. Y en una época en la que la propaganda era algo muy poco sutil, los niños eran los grandes protagonistas del género.

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B. L. Singley, el mismo fotógrafo que retrató el Peñón de Gibraltar en una de las imágenes que nos preceden, compuso esta escena en Puerto Rico para Keystone View Co., que la publicó en torno al año 1900. De nuevo se trata de una foto con una gran profundidad, pero lo que habla con más elocuencia en ella es el título: se llama Waiting for Uncle SamEsperando al tío Sam–.
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Y menos sutil aún es el título de esta imagen, The end of Spanish TyrannyEl final de la tiranía española–, en la que unos niños juegan entre los cañones desmontados del ejército español en la capital de Filipinas, que tras la guerra siguió siendo una colonia, pero estadounidense. Es de C.H. Graves y la publicó The Universal Photo Art Co. en 1902.
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No sabemos cuánto de espontánea tiene esta imagen, pero es probable que poco. En The Philippines, Porto Rico and Cuba – Uncle Sam’s burdenFilipinas, Puerto Rico y Cuba; la carga del tío Sam– un hombre acarrea tres niños negros envueltos en la bandera estadounidense. La foto, tomada en Cuba por B.L. Singley y publicada por Keystone View Co. en 1899, es una alegoría, un género simbolista que la fotografía heredó de la pintura.

(Aunque en la metrópoli, claro, también se hacía propaganda. Peor, pero se hacía).

15-BARCELONA
Barcelona. Manifestación Contra los E. Unidos. Es una imagen anónima de 1898.

Por suerte para el patrimonio nacional, los fotógrafos estereoscópicos estadounidenses recuperaron el interés por la España peninsular cuando cesaron las hostilidades a finales de 1898, y no debe extrañar. Aunque resulte algo complicado de entender hoy —en particular desde aquí—, en aquella época el país aún conservaba en Europa y Estados Unidos su fama de lugar exótico y extravagante, una imagen parecida a la que conferimos hoy en Occidente a lugares como La India o Extremo Oriente. Fomentada por el aislamiento de la nación, muchos fotógrafos de la primera década del siglo XX se dedicaron a retratar en tres dimensiones la reputación del país, que se plasmaba con frecuencia en retratos y escenas costumbristas de la cotidianeidad —algo estrafalaria— de los españoles.

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La Puerta de la Justicia de la Alhambra en una imagen publicada por Stereo Travel Co. en 1908. Nótese en esta foto y en las que siguen que los burros son un elemento recurrente en las fotografías de la España de la época.
TOROS
Una escena taurina tomada en la plaza la Maestranza de Sevilla en 1902.
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Madrid’s famous street cleaners es un retrato de los célebres –por lo visto– barrenderos de la capital publicada por Stereo Travel Co. en 1908.
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Una mujer acicala el pelo de otra en A common sight in the Spanish streetsUna imagen habitual en las calles de España–, una fotografía estereoscópica publicada por Stereo Travel Co. en 1908. Una vez dos rayas negras, una horizontal y otra vertical, señalan el punto en el que las dos imágenes planas confluyen en una tridimensional.
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Un carro típicamente español, según el título de la fotografía, en la plaza del Mercado de Segovia, hoy llamada plaza del Azoguejo. Es de Stereo Travel Co. en 1908.
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Los habitantes contemporáneos del palacio de los moros es una imagen del alcázar de Sevilla publicada por Stereo Travel Co. en 1908.
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Como implica su título, esta escena callejera se tomó en Madrid seguramente muchos antes de su publicación en 1908, de nuevo en Stereo Travel Co.
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Lavanderas segovianas en una imagen de Stereo Travel Co. en 1908.
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Un vendedor ambulante de verduras fotografiado en Sevilla para Stereo Travel Co. en 1908.
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Un grupo de niños segovianos en una imagen tridimensional publicada por Stereo Travel Co. en 1908.

También de principios del siglo XX son algunos de las mejores fotografías de interiores de la historia de la estereografía en España. Aunque se trata con frecuencia de enclaves y edificios históricos, el objetivo que animaba estos estereogramas no era ya tan monumental como sí estético, buscando explotar al máximo las posibilidades —espectacularmente desarrolladas ya— de la técnica tridimensional. Cuando se trata de columnas como las que siguen, por cierto, reconstruir el 3D con el ojo desnudo es singularmente complicado, pero el esfuerzo merece la pena.

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Una imagen de la sevillana Casa de Pilatos publicada por Stereo Travel Co. en 1908.
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De nuevo un punto de vista que favorece el relieve de la estereoscopia en esta imagen de Stereo Travel Co. de 1908. Se trata del acceso al Patio del Mexuar en la Alhambra de Granada.
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Un rincón del patio de los Leones de la Alhambra en una imagen de 1908 para Stereo Travel Co. Nótese la cuidadísima composición de la fotografía, en la que casi ninguna columna se superpone a otra para enfatizar –con mucho éxito– la profundidad tridimensional.

Los interiores no son los únicos motivos a los que acuden los fotógrafos estereoscópicos para exagerar la sensación de profundidad. Al igual que en la fotografía convencional, los artistas del principio del siglo XX empiezan a recurrir a puntos de vista forzados…

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Al contrario que en la imagen anterior, en esta del acueducto de Segovia las columnas sí se superponen entre sí, obrando de esta manera continuidad en el conjunto. Como podrá apreciar quien consiga ver su relieve, el resultado es que, pese a que tiene mucha más profundidad de campo que la otra, el efecto tridimensional es considerablemente menor. Es de Stereo Travel Co. en 1908.
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El alcázar de Segovia, hábilmente retratado junto a un muro que llega hasta la cámara para que sirva de referencia visual y lance el efecto tridimensional. Es una imagen de Stereo Travel Co. en 1908.

…y a grandes distancias para ganar profundidad de campo. Estilísticamente estamos llegando ya a nuestra era, en la que dejan de estar tan considerados los aspectos formales de la foto y en la que comienza a importar que retrate no solo el objeto, sino el momento. Influenciadas ya estéticamente por el amateurismo, nótese, por ejemplo, la gran cantidad de suelo que aparece en las siguientes fotografías.

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La tumba de Cristóbal Colón en la catedral de Sevilla, de nuevo con la marca en forma de cruz que facilita la visión en 3D. Es una imagen de Stereo Travel Co. publicada 1908.
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Los transeúntes de la plaza Mayor de Madrid en una imagen publicada por Stereo Travel Co. en 1908.
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La madrileña plaza de Isabel II y el Teatro Real en una imagen publicada por Stereo Travel Co. en 1908. Si no estuviésemos ante una fotografía tridimensional seguramente no veríamos el seto en primer término.

Y con la llegada a nuestra era, claro, acaba la de oro de la fotografía estereoscópica —y en España, casi su edad a secas—. En la década de los veinte el desarrollo de nuevos medios de comunicación, en particular el del cine, y la generalización de la fotografía convencional en la prensa decantaron la balanza hacia el lado de las dos dimensiones. Las tarjetas con estereogramas empezaron a verse cada vez menos, un declive que comenzó antes en Europa que en Estados Unidos y que precipitó en España la turbulenta situación política que desembocó en la Guerra Civil, antesala de la Segunda Guerra Mundial. Aunque aún se conocieron grandes avances en la técnica, cuando el mundo se recuperó económicamente de la confrontación la estereoscopia fotográfica era ya un capricho de aficionados y no el cotizado género que fue durante el último tercio del XIX, su verdadera edad de oro. Antes de detenerse esta curiosa rama de las artes floreció en más de siete millones de fotografías estereoscópicas, muchas de las cuales son aún moneda común entre coleccionistas y anticuarios de todo el mundo.

El autor quiere expresar su agradecimiento a Juan Antonio Fernández, que ha cedido desinteresadamente la copia de algunas piezas de la Colección Fernández Rivero de fotografía antigua, y a Jan Lagendijk, que ha hecho lo propio con las fotografías de Stereoview Heaven, una colección radicada en Países Bajos. Las imágenes restantes proceden de los fondos digitales de la Library of the Congress y la Omaha Public Library de Estados Unidos y de los fondos digitales del Museo Nacional del Romanticismo y el Museo del Traje CIPE disponibles en la Red Digital de Colecciones de Museos  de España del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

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10 Comentarios

  1. Pingback: 30/10/13 – Un paseo en tres dimensiones por la España del XIX | La revista digital de las Bibliotecas de Vila-real

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  3. Otros ejemplos, si bien ya de comienzos del siglo XX, son los de Amós Salvador Carreras y Jesús de Echebarría, cuyas fotografías han sido recientemente publicadas. Las del primero en Amós Salvador Carreras y La Rioja. La mirada recuperada, y las del segundo en Jesús de Echebarría estereoscópico. Fotografías 1910-1935

  4. Gracias por el artículo, nos aporta información que nos ayudará en una colección de fotografías que conservamos en el Archivo Municipal de Arenys de Mar. Hace unos años hicimos una exposición sobre esta colección de un empresario y aficionado a la fotografía, Joaquim Castells. Conseguimos realizar una pequeña publicación que se puede consultar online.
    http://issuu.com/museuarenysdemar/docs/viatge_fotografic?e=3280002/3163810
    Espero que te pueda ser útil, lo mismo que para nosotros lo es tu artículo.

  5. estornorrula

    Rubén, la foto anterior a la «Panorámica de Málaga» es la Puerta del Cuartel de Valencia. En el pie de foto pone tomada en Toledo.
    Un reportaje fotográfico muy chulo. Me ha encantado.
    Un saludo.

  6. Muy interesante, he disfrutado mucho.
    La foto que aparece como carro típico en la «Market place» de Segovia está realizada en la Plaza Mayor, donde se celebra el mercado semanal, con un ángulo que permite ver algo de la catedral, y no en el Azoguejo, donde había puestos de mercado a diario.

  7. Si alquien quiere comprobar el efecto 3D se ve perfectamente poniendo las imágenes a pantalla completa en un smartphone dentro de unas gafas de VR (tipo Google Cardboard o alguna similar) El funcionamiento es muy similar a los visores antiguos y son muy baratas. El efecto es muy bueno.

  8. Manuel Galicia Hernán

    Totalmente de acuerdo. Se trata de la Plaza Mayor de Segovia. En una esquina se aprecia algo de la puerta de la Catedral.
    Además en otra fotografía en la que se le claramente: «Group of spanish children Toledo. Spain», el subtitulo a pie de foto en castellano lo traduce como: «un grupo de niños segovianos».
    Son pequeños errores que no desmerecen absoluto el artículo.

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  10. La foto (Estereográfica) que se referencia como Toledo es claramente, y lo dice en la propia diapositiva, que se trata de las Torres de Quart de Valencia.

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