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Un viaje por A Ribeira Sacra

En un rincón entre las provincias de Lugo y Ourense hay ríos encañonados, bosques frondosos, vino, pulpo y la mayor concentración de monasterios de Galicia. En este caso el orden de los factores no altera el producto, pueden colocarlos como prefieran. Del pulpo empecé a escuchar desde que tuve uso de razón la frase «el mejor pulpo es el del interior». Esta sentencia era el mantra que repetía una amiga de mi madre, «la gallega», mientras estampaba repetidamente un pulpo contra las losas de piedra del jardín. El ritual se repetía con bastante frecuencia y lo supongo culpable de que yo fuera incapaz de probar el pulpo hasta los veinticinco años. También al románico de la Ribeira llegué tarde, y llegar al pulpo y a la Ribeira tarde es mucho pecado.

Curiosamente el nombre de Ribeira Sacra es uno de esos errores afortunados. Un cronista del siglo XVII confundió roboira con ribeira cuando transcribía un documento por el que Doña Teresa de Portugal hacía donaciones del lugar llamado «Roboira sacrata» al monasterio de Montederramo. De «Robledal sagrado» se pasó así a «Ribera sagrada».

Los orígenes de tanto monasterio y tanta sacramentalidad se remontan al siglo IV. La influencia de Prisciliano, el herético obispo de Ávila pero gallego de nacimiento fue un acicate para que muchos buscaran en la soledad y el ascetismo la santidad deseada. Así, el tramo medio del Miño y el final del Sil debieron llenarse primero de eremitas solitarios y luego de comunidades de eremitas. El clima mediterráneo y los ríos que posibilitaban comunicación y alimento hicieron de esta zona una de las preferidas. La llegada de los musulmanes seguramente hizo que esas comunidades fueran abandonadas. Enfrentarse a las razias de los infieles era un precio que no todos estarían dispuestos a pagar. Sin embargo la llegada de los benedictinos hizo revivir la zona. Entre los siglos X y XIII vivió su máximo esplendor. Se fundaron monasterios sin descanso y se transformó el paisaje: los monjes negros introdujeron los bancales para poder cultivar aquellas colinas abruptas. Después llegarían la desamortización y el abandono, pero de muchos de esos monasterios nos quedan sus iglesias, salvadas en su mayor parte por convertirse en iglesias parroquiales.

Es imposible enumerar todas las iglesias que merece la pena visitar en la Ribeira pero hay tres lugares que creo imprescindibles y cuya visita ayuda a entender la historia de la comarca.

San Pedro de Rocas

SAN PEDRO DE ROCAS
San Pedro de Rocas. Foto: Silvia Castellanos.

Quizá sea este el mejor ejemplo de los primeros tiempos de la Ribeira. En él se encontró una lápida fechada en el 573 (hoy está en el museo arqueológico provincial de Ourense) donde se menciona a cinco ascetas como «herederos» del lugar. Hay discrepancias en cuanto a la interpretación: ¿es fundacional o bien el lugar ya existía? Eso para disfrutar la visita no nos importa mucho, pero es curioso cómo historia y leyenda se entrecruzan. Y digo leyenda porque cuenta la de San Pedro que sobre el siglo X un caballero llamado Gemondus, estando de cacería, encontró el lugar abandonado y allí se quedó, en un arrebato de fe. Pronto otros caballeros se le unieron y Gemondus llegó a ser el primer prior de la comunidad.

San Pedro de Rocas. No pudo tener mejor nombre, cuando entren en la iglesia rupestre lo entenderán. Excavada en la roca madre esa debió de ser la primera iglesia del eremitorio y es la parte más antigua con sus columnas y capiteles tallados. En el siglo XIII delante de su portada triple se construyó la llamada «iglesia nueva», seguramente por falta de espacio. Pero además San Pedro es un lugar sobrecogedor. Todo el suelo de la iglesia está cubierto de tumbas antropomorfas, tantas, que se hace difícil caminar entre ellas. En la capilla de la izquierda, donde la tradición dice que está enterrado el pío Gemondus se conservan los restos de un mapamundi, único vestigio de pintura románica en Galicia.

Santa Cristina de Ribas de Sil

Arco de Santa Cristina. Foto: Silvia Castellanos.
Arco de Santa Cristina. Foto: Silvia Castellanos.

Nuestra segunda parada es el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil. En el cañón del río un bosque de cuento abriga al monasterio en la terraza donde se alza. El cenobio aparece citado en documentos anteriores al siglo XI pero lo que hoy vemos es de finales del siglo XII – principios del siglo XIII. Asomado tímidamente al Sil conserva una puerta de acceso al antiguo claustro de lo más original. Si bien el claustro en sí es renacentista esta puerta de medio punto dovelada es un ejemplo de románico tardío y abigarrado. En el intradós hay esculpido un tetramorfos delicioso flanqueado en los extremos por dos ángeles. La iglesia es de una nave, con triple cabecera, si bien en el cuerpo de la nave ya aparece la transición al gótico, por lo que se piensa que pudo ser rehecha. Los tres ábsides se encuentran un poco encerrados pero presentan capiteles en las semicolumnas y varios canecillos historiados, incluidos dos con exhibicionistas.

En el siglo XVI comenzó el declive de Santa Cristina, cuando pasó a depender como priorato de Santo Estevo, nuestra próxima parada.

Santo Estevo de Ribas de Sil

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Santo Estevo de Ribas de Sil. Foto: cortesía de Paradores Nacionales.

De Santo Estevo se tiene constancia documental desde el año 921, cuando Ordoño otorga al abad Franquila autorización para reconstruir las dependencias monacales. Cuando uno lo descubre tras la zigzagueante carretera comprende la importancia que hubo de tener este lugar tiempo atrás. Poco tiene que ver este conjunto con San Pedro o Santa Cristina. Entre los siglos X y XI se retiraron nueve obispos con fama de santos entre sus muros. Esa fama convirtió a Santo Estevo en lugar de peregrinación y su poder aumentó considerablemente. A uno de los claustros, el más antiguo que se conserva, del siglo XIII, se le llama «dos Bispos» en honor de los hombres santos. Y he dicho bien, uno de los claustros, porque el monasterio conserva tres: uno románico, uno renacentista y otro barroco.

La iglesia se consagró en el siglo XII y aún con añadidos posteriores conserva la cabecera románica con algunos capiteles. Aunque la pieza más interesante es un retablo de piedra, labrado por ambas caras y que se cree pudo ser tímpano de alguna portada. En él aparece Cristo rodeado por los apóstoles.

Con la desamortización Santo Estevo quedó abandonado y la ruina se apoderó de todo hasta el 2004, año en el que se inauguró lo que hoy es uno de los mejores paradores de turismo. Así que, para descansar en la Ribeira, qué mejor que un monasterio. Las instalaciones han respetado al máximo el conjunto monumental. Las antiguas caballerizas son ahora el comedor, la cocina monacal se ha conservado y uno puede perderse en sus claustros y salones. Además el parador tiene un spa delicioso en las antiguas bodegas. El jacuzzi en la terraza, frente al bosque de castaños, conseguirá que recuperen fuerzas para seguir serpenteando por las carreteras en busca de iglesias y pueblos maravillosos: Santo Estevo de Atán, San Miguel de Eiré, San Vicente de Pombeiro, Santo Estevo de Ribas de Miño, San Paio de Diomondi, Maceda… y entre iglesia e iglesia coman pulpo, yo lo hago con el afán de compensar tantos años sin él. Muy cerca de Santo Estevo, en la plaza Mayor de Luintra está Casa Olegario. El vermú de los domingos con los platos de pulpo y empanada volando de mano en mano es un espectáculo. Pero es que además llegan las pulpeiras a la plaza y sí, quizá «la gallega» tenía razón y el mejor pulpo es el del interior. Prueben también su celebrada carne al caldeiro y de ahí si pueden, vuelvan al parador para echar una siesta. Tampoco dejen de visitar Monforte de Lemos, al fin y al cabo es la capital de la Ribeira Sacra y con un casco urbano declarado conjunto histórico. Otro parador monumental, en el antiguo palacio de los condes de Lemos, y el restaurante O Grelo, con una carta estupenda en pescados nos esperan para reponer fuerzas. Pero no se agobien, hay demasiada Ribeira que visitar y demasiados rincones que ver. Disfruten de cada uno con tranquilidad, paseen por los bosques, asómense a los miradores y no conviertan la visita en un maratón. La Ribeira se les quedará dentro y no tendrán más remedio que volver. Saudade, creo que lo llaman.

Para dormir:
Parador de Santo Estevo
Monasterio de Santo Estevo, 32162, Ourense.
988 01 01 10

Parador de Monforte de Lemos
Plaza Luis de Góngora y Argote, 27400 Monforte de Lemos, Lugo
982 41 84 84

Para comer:
Restaurante Casa Olegario / (Pulpeira que se pone al lado los domingos)
Pza. Mayor 12, 32160, Luintra, Ourense.
988 20 14 94

Restaurante O Grelo
c/ Campo de la Virgen, s/n, 27400 Monforte de Lemos, Lugo,
982 40 47 01

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28 Comentarios

  1. El monasterio más impresionante que pueda verse radica en la propia naturaleza. La de sus socalcos, sus viñas colgadas en eterno equilibrio, su agricultura heroica que se practica desde tiempos inmemoriales. Y el producto de ella; el vino que refleja el carácter inequívoco de lo sagrado.
    Un sagrado misterio que cuando se revela, ya no puedes prescindir de él.

  2. El nombre va con artículo «LA Ribeira Sacra». Es como la Riviera Maya. Ribeira meaning lo mesmo que riviera, o rivera, o ribera, o como se escriba.

    • «A Ribeira Sacra», para ser más exactos, porque con LA metes un artículo castellano en un nombre gallego.

      • Las malas costumbres, tienes razón, Roque. Disculpadme.

        • Disculpada ;) No me gusta ser tiquismiquis con esas cosas, pero lo que te corregían solo empeoraba el tema jeje. Es una zona preciosa la que comentas, soy de Lugo y hace tiempo que no la visito… en Galicia también tenemos otro concepto que quedaría bien donde usas saudade: «morriña» ;)

          (saludos para ti y para el roque de abajo)

  3. Interesante artículo, sobre todo para «profanos» que no conozcan la zona y contagiar algo de curiosidad. Aunque seguramente su encanto sea, y con suerte seguirá siendo, proporcional al relativamente limitado número de personas que la visitan y disfrutan. Dos apuntes: «A Saudade» es algo bastante distinto a lo que comentas al final. Y el nombre de la provincia, el oficial incluso, es Ourense.

  4. Pingback: Un viaje por Ribeira Sacra

  5. «La Ribeira se les quedará dentro y no tendrán más remedio que volver. Saudade creo que le llaman.»

    Saudade: «Sentimiento profundo no que o suxeito vive unha perda ou experimenta unha aguda nostalxia de algo xa vivido e que considera desexable.»

    Me parece que sí se puede describir como tú lo has descrito, por qué no…

  6. Un saludo al otro Roque que comentó ahí arriba.

  7. Hay mucho que ver en esa zona. Desde los cañones del sil y el miño. Las bodegas que hay por todas partes. Hay restos de explotaciones mineras romanas. El impresionante Montefurado y un sin fin de castros.

  8. Cide Hamete

    Una zona maravillosa.

    Mi, entonces, novia y yo la recorrimos en agosto del 2009. Dos semanas dando vueltas por allí. Maravilloso, y más teniendo en cuenta que somos del sur de Cádiz, sabemos lo que es la calidad ;-D.

    Desde entonces la hemos recomendado a todos nuestros amigos.

  9. Apuntado queda. Me ha gustado mucho, espero volver a leerte por aquí.

  10. Una zona que realmente merece la pena visitar. Tuve la suerte de conocerla hace casi veinte años (1995) en un campamento juvenil municipal.
    Entonces el monasterio de Santo Estevo no estaba abandonado, se usaba como albergue para campamentos de trabajo de la Xunta. Ocupaban sólo una pequeña parte del monasterio, que ya había sido reconstruido en su interior con plantas diáfanas respetando los muros.
    La chavalada nos encargábamos de desbrozar y limpiar caminos en la jungla de zarzas, helechos y eucaliptos de la zona para llevar a antiguas capillas dispersas por la espesura.
    De aquella experiencia guardo con especial cariño el recuerdo de dormir bajo las estrellas en el patio del claustro Gótico (atentos a sus gárgolas, algunas un tanto escatológicas).

    • Cierto yo también estuve en ese campamento y por las mismas fechas y lo recordaré siempre. Hasta las leyendas del fantasma del claustro.

  11. No te olvides del vino tampoco. Es más famoso en los EE.UU.
    https://www.youtube.com/watch?v=ADQjIe50MrI

  12. «Curiosamente el nombre de Ribeira Sacra es uno de esos errores afortunados. Un cronista del siglo XVII confundió roboira con ribeira cuando transcribía un documento por el que Doña Teresa de Portugal hacía donaciones del lugar llamado «Roboira sacrata» al monasterio de Montederramo. De «Robledal sagrado» se pasó así a «Ribera sagrada».»

    Te ha faltado añadir «Una teoría dice». Porque eso es lo que es: una hipótesis aún no demostrada, y que unos aceptan, otros niegan y la mayoría la coge con pinzas. Porque en esa zona hay muchos robledales, así que tiene sentido; pero también es la ribera de un río, el Sil, de modo que es posible la explicación tradicional de que el nombre deriva de la gran cantidad de monasterios y ermitas que se erigieron allí.

  13. Un gallego

    Me ha gustado mucho el artículo. Se nota que disfrutaste visitando esos lugares, y está tan bien escrito que uno lo disfruta al leerlo también. Solo le sobran algún tiquismiquis en los comentarios :P

  14. Soy de Monforte, me ha encantado y agradezco el artículo. Felicidades y acercaos cuando queráis!

  15. Buenas tardes, le escribimos desde la Escuela Universitaria de Turismo de A Coruña. Somos dos estudiantes que estamos haciendo una revista para una asignatura, y necesitamos entrevistar a gente que tiene blogs y posts sobre a Ribeira Sacra. Hemos leído su blog y nos gustaría hacerle unas cuantas preguntas al respecto. Si es tan amable de respondernos a unas preguntas se lo agradeceríamos.

    Esperamos su respuesta.

    Muchas gracias, un saludo
    Tamara Capelo y Tamara Fernández

  16. Pingback: In vino galleguitas | Highway Magazine

  17. Lorenzo Gómez

    Fantásticamente descrita la belleza que origina el ascetismo en un lugar tan maravilloso; leyendas, parajes, arte, licores y viandas que tu artículo animan a disfrutar.

    De nuevo gracias por ilustrarnos Silvia

  18. Buen artículo, la Riberira Sacra es preciosa. Pero el nombre oficial es Ourense, no Orense, de igual forma que escribe y respeta el nombre oficial de Santo Estevo de Ribas de Sil, y no escribe Santo Estebán de Ribas de Sil, respete el oficial de Ourense, gracias.

  19. Lampurcias

    Lástima que no hayáis puesto ninguna foto del cañón del río Sil. En un reportaje sobre la Ribeira Sacra es casi obligatorio.

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