Música

Canciones para comer helado derretido sobre carne humana al final del verano

Rick Nelson. Foto: Decca Records (DP)
Rick Nelson. Foto: Decca Records (DP)

Para acompañar la lectura del artículo, nuestra lista (casi completa) en Spotify

Si es usted como José María Aznar que para seis días en la playa se llevaba doce libros, le dejo que siga leyendo; se le acaba el tiempo y le quedan diez.

Si es usted de esa clase de personas muy preocupadas porque cuando siente arena de playa en el culo, el sol sobre su pecho desnudo y cierta brisa en la cara, le entran ganas de sexo salvaje: lea.

Si del mismo modo considera usted que la contaminación acústica de nuestro mundo moderno es insoportable, ya sea en bares, tiendas de ropa, sujetos en transporte público compartiendo tonadillas con el móvil y, por supuesto, en las playas donde ya hay hasta DJ, siga.

Si le pone de los nervios meter un cedé en la cadena y que las barritas de los ecualizadores formen un rectángulo perfecto; si usted no es sordo. Continúe.

Si en la playa le gusta comerse los helados derretidos sobre el aparato genital de su pareja, o la primera persona que pase por allí, puesto que es alguien muy simpático usted.

Si responde usted a este perfil ¡enhorabuena! Ha ganado un puñado de canciones. Cualquier parecido con un criterio musical es pura coincidencia. Se trata solo de goçar.

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Julie London – «Louie Louie»

Quién iba a decir que la mejor versión de todos los tiempos de la canción más juerguista de todos los tiempos parezca que esta mujer la esté cantando tumbada en un desafío sin precedentes al nervio ciático y con media docena de sol y sombras encima. La discografía de Julie London es en su práctica totalidad jazz de la mayor categoría, el jazz que nos gusta a los que no nos gusta el jazz, pero en el último disco de su carrera, Yummy, yummy, yummy se acordó de todos los que en la playa, después de pedir la cremita a su acompañante, ponen cara de perro Tristón y ruegan: ahora mastúrbame un poquito por favor, anda, por favor. Ocurrió en el año de Nuestro Señor 1969.

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Rocío Jurado – «Amores a solas»

Estuve el otro día buscando canciones cuya letra pudiera equipararse a esta obra de arte, Patrimonio Nacional del Reino de España. Hay canciones sobre masturbación, las hay también cantadas por hombres, pero lo más a lo que llegué fue a la cosa esa medio tétrica de Aute de «y nace un muerto» que… no sé. Porque hay muchos varones cantando muy sinceramente, desde lo más profundo, mostrando recovecos de su alma cuales jardines prohibidos y todo lo que tú quieras, pero tan transparentes y descarnados que son y no me suena que nadie haya tenido huevos de cantar una letra como esta de Rocío Jurado que, sin subterfugios, presume de masturbarse en la playa plácidamente un día cualquiera. Aconteció en su LP de 1979, penúltima de la cara B. Sí, hombre, el discazo que tiene «Como yo te amo» y «Señora».

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Los Boppers  «Soñando»

Con treinta años recién cumplidos, Johnny Burnette murió ahogado en un barco de San Francisco. Estaba bebiendo tranquilamente, pasando un día de pesca, cuando una embarcación chocó con la suya en circunstancias nunca aclaradas, se golpeó en la cabeza, cayó al agua y se ahogó. Se fue el «inventor del rock and roll» en 1954 y uno de los que lo comercializó más dignamente. Cuando Johnny Burnette fichó por Liberty le pusieron de productor a Snuffy Garrett. Un hombre, natural de Texas, que estaba empeñado en añadirle arreglos de cuerda o de viento a las canciones de los popes del rock and roll con la vil pero productiva intención de que le gustasen a más gente. Si se lo hizo a Eddie Cochran, luego no se cortó un pelo cuando trabajó con Johnny Burnette. «Dreamin’» fue compuesta por Barry DeVorzon y Ted Ellis, y querrían habérsela colocado a un cantante con más tirón comercial, tipo Cliff Richards o Neil Sekada, pero terminó en el repertorio de Burnette, que estaba buscando desesperado canciones donde pegasen violines, como le había dicho el jefe. El resultado es un hito de la historia del pop o del rock, como usted quiera, que marcaba el inicio de los sesenta. Como la canción debería ser de dominio público, ofreceremos su versión en español a gargantas de Los Boppers, uno de los primeros grupos de rock mexicanos. Nótese que la canción es más simple que un azadón y precisamente por eso es buena, porque puede cantarla cualquiera por sordo que sea. Ingiera dos litros de sangría, ponga a hacer coros a sus cuñados y cántela a pleno pulmón en la playa. Luego si eso pida a alguien que le masturbe.

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Julio Iglesias – «Meu amor é mais jovem que eu»

Parece un acertijo. La letra dice «Meu amor é mais jovem que eu» y el disco se llama «Soy». ¿Qué es? No hagamos chanza que luego llueven las denuncias, pero es que la letra cuenta amablemente una historia que parece la biografía del monstruo de Amstetten: «Recuerdo cuando niño, que en mi barrio nadie me hacía caso, que todos se reían, que decían: «Va a ser un solitario». Y entrando ya en los años, cuando crees que tu otoño ha llegado, la niña que en mis brazos se mecía, de mí se ha enamorado». Sin comentarios. En lo estrictamente musical, pese al estribillo verbenero, la canción está muy bien. Y al final del verano, cuando uno ya no se hace preguntas, pues mejor. Se perpetró en 1973.

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Kenny Rankin  «Peaceful»

Amigo de adolescente del gran Dion Dimucci y después cantautor neoyorquino de guitarra y, como mandan los cánones en esta ristra de canciones, orquesta detrás. Incardinado entre el jazz, el folk de su país, la música brasileña y el pop, este verano se han cumplido cinco años de su muerte en Los Ángeles a los sesenta y nueve años por un cáncer de pulmón. Determinada clase de personas le conocerá muy bien porque fue el guitarrista en Bringing it all back home el disco de «traición definitiva» de Bob Dylan. Aunque paradójicamente esta canción, la que traemos aquí, haya sido considerada como la primera del soft-rock. La escribió en 1967. Fecha desde la cual, hasta 1981, fue alcohólico y drogadicto con esmero estajanovista. Quizá por eso su carrera no fue más brillante y conocida en todo el orbe. Esta letra habla de estar tranquilo, de que nadie se te apoye en el hombro ni te coma la oreja. Vamos, como nos gusta estar en la playa.

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Manolo y Ramón – «Un día pregunté»

Se hace mucha mofa hoy en día de las canciones del Dúo Dinámico. Tal vez le suenen ridículas a los sofisticados jóvenes de hoy. ¿Pero qué esperan los niñitos con el iPod lleno de mocos que hicieran estos dos señores en 1958, sesiones trance en un chill out ibicenco donde proponer un maridaje de espuma de rodaballo con un riesling alemán? Hombre ¡por Dios! Esta canción es de su etapa crepuscular. A finales de los sesenta, el dúo decidió renovar su imagen y se cambiaron el nombre por un sencillo, natural y desacomplejado «Manolo y Ramón», muy pantalón de pana todo. Con ese nombre sacaron dos discos, el segundo grabado en Londres en 1970 con George Martin —productor de los Beatles— en la mesa, ha tenido siempre gran reputación entre los conossieurs. Obviamente, yo quería poner aquí «Adiós al verano», pero me parece mucho más exuberante la cara B de ese single, «Un día pregunté», que no tiene nada que ver con el estío, pero me da igual. Cuenta la fonoteca que fueron capaces de adaptarse a la «música comercial fuerte y profusamente instrumentada». Yo creo que esta canción le da patadas a muchos himnitos del rock duro.

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Del Shannon – «It´s my feeling»

Se voló la cabeza con una escopeta el 9 de febrero de 1990. Tenía cincuenta años, estaba tomando prozac. Con la mili cumplida, Del Shannon se introdujo en el mundo de la música y lo petó con su primera canción, la famosa «Runaway», que contaba con un instrumento ideado por su amigo el pianista Max Crook y denominado con el sideral nombre de «musitron». Y, efectivamente, suena como se espera de algo así llamado. Fue uno más de la generación de los teen-idols destinados a comerse el mundo en los años sesenta, pero que quedó eclipsado con la explosión de los Beatles y demás amiguetes británicos. No obstante, todos sus discos de esta década son indispensables para seguir viviendo. Ideales para los amantes de los días soleados y los sabores dulces. Sumido en frecuentes depresiones, se ha dicho que siempre estuvo acomplejado por medir 1,52. Su estrella se fue apagando en los años setenta, pese a que figurones como Tom Petty quisieran rescatarle, hasta el día del triste suceso señalado. Esta canción es la que abre su disco Home and Away, inédito durante cuarenta años. Grabado en 1967 con músicos de sesión como John Paul Jones o Jimmy Page, no sé si les suenan, el trabajo fue descartado por Liberty antes de mandarlo a la fábrica y salió en 2006. Tan bueno como todo lo que hizo donde no falló nunca nada. Así como lo digo.

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Addrisi Brothers – «Time to love»

Time To Love by The Addrisi Brothers on Grooveshark

Hermanos e hijos de trapecistas, fueron un descubrimiento de Lenny Bruce, que los vio actuando en Los Ángeles en 1956 y les consiguió un mánager. Empezaron como dúo y alternaron el actuar con componer canciones para otros. Los setenta fueron sus mejores años con esa imagen de italoamericanos folladores, tipo Frankie Valli, y música ligerita. Lo curioso es que las canciones de las que sacaron más dividendos fueron composiciones hechas para televisión, como esta «Time to love» que fue la promo de la cadena ABC durante 1968 —tontos no eran los directivos de la tele y luego fue sintonía de una serie de televisión, Nanny & Professor. Yo la encontré en una recopilación de sunshine pop y me encanta. Poco debió faltar para que les dieran un papel secundario en Los Soprano.

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Ricky Nelson – «Don´t breathe a word»

Posiblemente el hombre más guapo de todos los tiempos, se subió a un avión en 1985, este se prendió fuego y palmaron todos. La coincidencia macabra es que la última canción que interpretó en directo fue de Buddy Holly, quien palmara también en un avión en 1959 en el que se conoce como el día en que murió el rock. Luego los rumores cuentan que Ricky volaba para celebrar la Nochevieja y que fue él quien incendió el pasaje fumando cocaína en base. Rumores, en los informes del accidente no dice nada de eso, aunque sí se publicó que en los cuerpos de los pasajeros, incluido Ricky, había trazas de cocaína. Sea como fuere, Ricky —posteriormente, cuando le salieron pelos en los huevos, Rick— fue sin duda el más bello entre los apuestos teen-idols de finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Mi sospecha es que a él no le gustaba cantar, que querría ser astronauta u otra cosa, y siempre abordó las canciones sin ganas, porque fue su belleza la que le encadenó al micro y la guitarra sin quererlo queriendo. Vamos, que siempre espero algo más de él en cada corte, lo que no quita que tenga un material de primera. Esta playerísima canción es de 1964, cuando ya firmaba como Rick y pasaba de sonreír en las portadas de los discos porque era mu mayor mu mayor.

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Gene Vicent – «The day the World turn blue»

Murió de una úlcera sangrante de estómago, pero antes tuvo un accidente de moto en 1955 que le dejó cojo para toda la vida y otro en 1960, en un taxi, más conocido que el anterior porque en él falleció Eddie Cochran. Considerado con sus Blue Caps como lo más rebelde entre lo más chungo que hubo en los cincuenta, a mí lo que me llama la atención es el desconocimiento que hay de sus discos de finales de los sesenta y principios de los setenta. De su comeback, como dicen los entendidos. Cierto es que fue otro más al que la explosión de los Beatles se lo llevó por delante, pero el talento se mantuvo intacto y el saber escoger bien las influencias de lo que iba surgiendo, el olfato, le llevó a grabar elepés como el penúltimo, If you Could see me today, que son espectaculares. Que me aspen si en «Slow Times Coming» no reconocen a Rory Gallagher. La canción elegida es del último, de antes de fallecer hinchado y deprimido por los calmantes y el alcoholismo. Una cosa tierna, dulce y preciosa a pesar del estado en el que se encontraba.

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Crispian St Peters – «Changes»

Británico. Su nombre verdadero era Peter Smith, que muy convenientemente alteró a las primeras de cambio. Posiblemente, el artista del pop de los sesenta que mejor concepto tenía de sí mismo, y eso es mucho concepto. Tras su primer single, dijo que sería más grande que Elvis y que tenía más talento que Sammy Davis JR. La canción fue número 2. Con el segundo, comentó que era mejor compositor que Lennon y McCartney. Fue número 5. No contento con ello, profundizó en sus declaraciones y tachó la puesta en escena de los Beatles de basura por estarse quietos. El New Musical Express le denominó «el Cassius Clay del pop». Y los fans de los de Liverpool le pusieron una cruz que prácticamente hundió su carrera. Su tercer single, esta gema, este diamante, esta belleza inmortal que hemos traído a esta recopilación, ya fue número 47 en las listas. Tuvieron que darle tratamiento médico por depresión. Y cuando le echaron de Decca, tuvieron que ingresarlo en el hospital con una crisis nerviosa. En 1995 llegó el derrame cerebral.

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The Five Bells  «Moody Manitoba»

Antes de que en internet estuviera una buena parte de toda la música que se ha grabado en el mundo, me bajé de Soulseek esta canción de un grupo canadiense con solista femenina. No puedo describir lo que sentí. Era como en el anuncio de Mars, o de Twix, cuando echan el caramelo antes del chocolate. Raudo y veloz me puse el paypal por montera y me dirigí a comprar el resto de sus singles y elepés por eBay —no había forma de descargárselos—. Craso error. El resto de su material, sin ser una puta mierda, no le llegaba ni a la suela a esta canción, que es puro almíbar. A ustedes que son todos tipos muy duros que comen el melón pinchándolo directamente con el cuchillo esta canción les parecerá algodoncito azul celeste, pero otro de sus duetos de este tipo, «Stay Awhile» fue mandada a tomar por saco de las emisoras de radio por «demasiado erótica». Fecha de grabación: 1969.

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4 Comentarios

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  2. Emocionado estoy de que alguien reivindique al gran Crispian St. Peters. Dicho esto y por ser justo, las tres canciones que se mencionan de el, son todas versiones (maravillosas, eso si) de otros artistas. Este Changes es original de Phil Ochs, aunque la version de Crispian es como si fuera una cancion nueva.

  3. Dada mi provecta edad (80+) el pop que muestras no me interesó y ahora soy capaz de escuchar la mitad de lo que pusistes.

    Encuentro en falta el inmenso Don McLean y su AMERICAN PIE, coño!

  4. alvaro, has escrito un artículo para recordar. Además de inspirado, la recopilación es exquisita. Salvo la canción de la Jurado, el resto son temazos. Kenny Rankin además de tocar en la banda de Dylan versionó algunos temas de los Beatles con sobresaliente alto.

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