Cine y TV

Gran estreno: el sentido de la maravilla

Imagen: Universal Pictures.
Imagen: Universal Pictures.

Parque jurásico (Jurassic Park, Steven Spielberg, 1993)

Parque jurásico es una obra maestra y marcó mi generación. Aunque por entonces no lo sabíamos, iba a ser el último gran estreno cinematográfico, y nosotros, quienes en aquel remoto 1993 transitábamos entre la infancia y la adolescencia, tuvimos el privilegio de vivirlo.

Recuerdo bien los meses antes del estreno. Me veo leyendo sobre dinosaurios en El país, en Muy interesante y en todas partes. Recuerdo leer la novela adaptada para jóvenes, y al acabarla salir corriendo a leer la de mayores. Recuerdo el cartel de la película colgando en mi cuarto antes incluso de ver la película. Me dediqué durante meses a alimentar una expectación que solo un niño puede contener. Recuerdo meses y meses de espera, aunque en verdad debieron ser un par de semanas. Entonces llegó aquel tráiler en el que un Spielberg maquiavélico decidió que no veríamos dinosaurios. No es que nos los ocultase, es que hizo algo peor: nos obligo a presentirlos en las caras de los protagonistas. El tráiler es una sucesión de miradas de asombro y pánico, y en cada una de esas miradas se intuía un dinosaurio reflejado.

Por fin llegó el estreno y en un estado de total expectación nos dirigimos a ver la película. Éramos una legión condenada a la decepción. Daba pena vernos: un tumulto de niños vibrando y agitados camino de un enorme disgusto. Pero, sorpresivamente y contra cualquier pronóstico racional, Parque jurásico no nos decepcionó, sino que cumplió aquellas expectativas que en verdad eran imposibles de cumplir.

¿Cómo? Sencillo, los dinosaurios resultaron ser de verdad. Lo descubrimos en seguida, en su primera aparición, una antítesis de las trampas cinematográficas: una secuencia larguísima de un dinosaurio a pleno sol, en la que ni llueve, ni la cámara da tumbos, ni falta la luz. No hay necesidad de trucos, nos estaba diciendo Spielberg, porque esto es un documental. Estábamos viendo un Brachiosaurus levantarse sobre sus patas traseras y emitir un sonido que suena a como todos sabíamos que debía sonar un dinosaurio. Aunque a la escena le seguirán otras más espectaculares, la magia estuvo siempre en la primera.

Pero si la película nos fascinó no fue solo por sus dinosaurios, sino porque estaba repleta de ideas fascinantes. Esa es la otra gran virtud de la película y se la debemos a Michael Crichton, que adaptó el guion a partir de su muy exitosa novela.

Parque jurásico es fiel a muchos de los temas recurrentes del escritor norteamericano, como que la acción se desencadena por culpa de una tecnología fuera de control. En esta ocasión esa «ciencia peligrosa» no es una máquina del tiempo, ni una nube de nanorrobots, sino la ingeniería genética de unos científicos que deciden jugar a los dioses y acaban rompiéndolo todo. El relato casi parece un cuento aleccionador para luditas, y sin embargo es justo lo contrario: un alegato cientifista.

Y es que Parque jurásico rebosa ciencia a borbotones. La historia está trufada de descubrimientos, de paleontólogos y ordenadores para paleontólogos, de brazos robot y coches eléctricos, de discusiones sobre evolución y ecosistemas en equilibrio. Los protagonistas se ven obligados a huir de devoradores prehistóricos, mientras nos explican como clonar dinosaurios extrayendo su ADN de un mosquito muerto en ámbar hace millones de años. A esta causa divulgadora ayuda, claro está, que los protagonistas sean tres científicos —un paleontólogo, una paleobotánica, y un entusiasta del caos, respectivamente—. La ciencia se presenta siempre como el vehículo perfecto para la curiosidad. Lo evoca magistralmente una escena en la que el doctor Grant, que observa un grupo de dinosaurios atravesando la pradera, exclama absorto: «Sí, se mueven en manadas». Y en sus ojos comprendes una vida elucubrando animales extintos.

En 1993, cuando aún no existía internet ni Wikipedia, el compendio de ideas increíbles que era Parque jurásico resultó un hechizo. A mí me obsesionó sobre todo aquella teoría del caos de la que hablaba el doctor Malcolm —un científico que, no por casualidad, parecía una estrella de rock—. No sabía aún que eran los sistemas complejos, pero aquel «efecto mariposa» me dejó perplejo: un batir de alas en Hong Kong que podía llevar la lluvia a Nueva York. Pero había fascinación para todos: me consta que viendo la película algunos amigos decidieron que serían paleontólogos, al menos por unos días, y otros que aprenderían biología para entender por qué la vida siempre se abre camino.

Parque jurásico es una obra maestra porque destila eso que los anglosajones llaman «el sentido de la maravilla». Por eso salíamos del cine con aquella sensación, no enteramente ilusoria, de que existen en verdad cosas dignas de asombro.

Artículo extraído del libro Jot Down 100: SCI-FI disponible en nuestra store y en nuestra red de librerías.

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20 Comentarios

  1. Jose Ruiz

    Algunos si salimos decepcionados, pero es que desde pequeñitos nos llamaba la atención la Paleontología y esperábamos que la adaptación fuese más fiel a la novela (de hecho creo que fue mi primera decepción de este tipo). Aún así, como dices, el momento del Brachio no está pagado, leyéndolo se me ha vuelto a erizar el vello como la primera, como cada vez que veo esa escena.

  2. Ya estamos, ahora voy a tener que verla de nuevo. Por enésima vez.

    Además de todo lo resaltado en el artículo, que ciertísimo, tenemos que agradecer que la peli la hizo Spielberg y la música, Jonh Williams. Maravilla.

  3. La escena del braquiosauro también me puso los pelos de punta a mí, con 30 años. Qué gran ejemplo de «timing», qué mirada la de Sam Neill (el papel de su vida). Y realmente es un canto a la ciencia y al «sentido de la maravilla».

    La única pega, que una vez llegado el nudo de la historia ceden todo el protagonismo a un par de niñatos repelentes. No era necesario.

    • Pero era previsible, estando Spielberg detrás. Admitámoslo, el hombre es un grandísimo director pero es más cursi que un repollo con lazo.

  4. ¿El último gran estreno? ¿Y Matrix (1999)?

  5. QWERTY_BCN

    Es una peli cojonuda, como casi siempre que Spielberg se lo propone.
    También es un peli con errores de continuidad acojonantes.
    Quizás, según como, Parque Jurásico sea el mejor hijo de La Guerra de las Galaxias en muchos aspectos y quizás es la última película de autor, antes que Matrix y El señor de los Anillos arrasarán con el uso indiscriminado (y muchas veces acertado y otras quizás no) del CGI.
    A día de hoy me parece imposible que una peli de ese estilo pueda llegar a impactar al público. Todo lo que no sea la saga de Cesar y El planeta de los Simios, creo que cae en un vació peligroso de efectos por efectos (seguramente la mas honesta de todas a sido Mad MAx, que ni historia, ni (casi) guión, ni leches. Cine de acción gonzo que es lo que quiere la peña).

    ¿Que película se cargará toda esta nueva tendencia del CGI desaforado? ¿Será la de Superman y Batman? ¿Será una de Marvel? ¿La nueva de Star Wars? Menudo ruido va hacer esa burbuja al estallar.

  6. A mí me pasó lo mismo que el autor. Con la boca abierta me quedé. Lo único fué que la ví en Londres y mi nivel de inglés en ese entonces no daba para entender todo pero bueno….uno de los estrenos que recuerdo con más fuerza. Y también fué el punto de partida de la dinosauriomanía, hasta galletas hicieron !! : P

  7. Recuerdo ese cosquilleo al salir del cine como si ahora estuviese sucediendo. Pocos cineastas pueden codearse con Spielberg, presentando al mundo una producción como Parque Jurásico al lado de La Lista de Schindler. Pero Él es así. Dotado de una imaginación e intuición superlativas (y buenos fajos de billetes, que ayudan si eres buen@), creó un mundo maravilloso (con ayuda de Stan Winston y Rick Carter) y nos permitió disfrutar en él a través de los sentimientos que despliegan los pequeños Joseph Mazzello y Ariana Richards. Los niños estaban ahí junto a Richard Attenborough para conferir credibilidad a toda la ciencia que emana en cada secuencia. Todo lo científico, la investigación o la corrupción que acecha a Isla Nublar cuando pretender extraer a los dinosaurios de forma ilegal son tramas vibrantes, pero que palidecen cuando contemplamos como esos niños, a cada saurio. ¿Qué sientes cuando lo único que te separa de los colmillos de un Rex es un techo de cristal? ¿y qué decir del Velociraptor y cómo se adueña de la película?

    Habré visto decenas de veces Parque Jurásico y coincido en que «rebosa ciencia a borbotones», no obstante el título de «último gran estreno» depende del momento en el que se vió.

    Yo contemplé con la misma ilusión y espera los trailer y anuncios a tutiplén de Forrest Gump, Braveheart, Toy Story o sobre todo Titanic y están a la misma altura en cuanto a su repercusión para nuestra generación.

    Y si los 90 fueron una década extraordinaria en cuanto a estrenos y capacidad de aglutinar a las masas frente a las pantallas grandes y pequeñas, no sé yo si los 80 con Star Wars, ET, Indiana Jones o Regreso al Futuro por citar algunas, las superaron en cuanto a repercusión o no.

  8. Pantafilando

    Yo también leí el libro antes de ver la película, y desde pitufo sabía bastante del tema.
    Sobre el libro: me lo pasé muy bien, y hoy por hoy sigue siendo mi récord de velocidad, pues me lo cepillé en un día. A pesar de todo, tenía detalles cargantes, como todo el rollo de la teoría del caos, que en fondo tenía un tufillo pesimista muy notorio: «¡Cuidado con lo que hacéis insensatoooos, que cuanto más complejo es un sistema más probable es que falleeeeeeee!» Y luego va y falla… qué tío más cenizo, coño.
    La película me dejó totalmente frío. John Williams, bien. Sam Neil, bien (aun en un papel muy por debajo de su altura… qué injusto ha sido el cine con este hombre), Los dinosaurios, también (excepto los velocirraptores, que deberían ser mucho más pequeños… pero a lo mejor es que deinonychus no sonaba tan bien). Los personajes, todos más estúpidos que en el libro, excepto los putos niños, que saben más informática que un hacker (además creo recordar que había una escena de esas que me ponen de mala leche, de acertar una contraseña al tercer intento… GRRR). La teoría del Caos, todavía más coñazo que en el libro, y aún más ganas de matar al cenizo.
    En suma, un Spielberg muy menor, hecho con desgana y tirando de oficio para recaudar pasta para lo que de verdad le apetecía hacer, «La lista de Schindler»

    • Pues si. La mayoría la vimos en una edad muy mitomana y la peli no es para tanto… pero hay peli que dejan un poso que tiene más que ver con nuestra momento vital que con la peli en si misma… (lo de acertar una contraseña a la tercera para salirse del cine…)

      • En realidad, casi todos los velocirraptores eran mas pequeños que los de la película…
        Salvo los utahraptor, hallados en Mongolia por las mismas fechas, mas o menos, que el estreno de la película, y de un tamaño parecido a los de la peli.
        Así pues, podemos decir que hasta los raptores son razonablemente científicos… excepto que le faltan las plumas, claro (pero eso no se sabía en 1990)

      • Ignacio Calvo

        También creo que no es de lo mejor de Spielberg (tampoco de lo peor), pero tiene momentazos. La escena de la fuga del T-Rex es un prodigio cinematográfico como sólo él sabe hacerlo. Es tan intensa que yo personalmente me olvido de los obvios errores de continuidad geográfica. El manejo de cámara, de los tiempos, el ritmo de los planos, la iluminación… Muy hábilmente, suprime toda la música… Es un maestro, y se puede apreciar incluso en esta película.

  9. Otra obra maestra de Crichton llevada al cine fue The Andromeda Strain. La misma estructura narrativa en la que se junta un grupo dispar de científicos a vérselas con una situación complicada. La novela es una joya, la película del 71 de Robert Wise una maravilla y el remake del 2008 una triste vulgaridad.

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