Música

Woody Guthrie: revisitando las Dust Bowl Ballads

Woody Guthrie. Fotografía: DP
Woody Guthrie. Fotografía: DP

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En 1939 se publicó Las uvas de la ira, novela social de corte realista firmada por John Steinbeck que se convirtió al instante en el mayor éxito de su autor, ganando ese año el Premio Pulitzer y el National Book Award. Las uvas de la ira narra la odisea vivida por los Joad, familia campesina desterrada de su Oklahoma natal por culpa del «Dust Bowl» (nombre por el que se conoce a la catástrofe medioambiental ocurrida a mediados de los años treinta en los Estados Unidos en la que, debido a una terrible sequía, se formaron tormentas de arena y polvo que secaron los campos y desolaron muchas poblaciones), que se ve obligada a trasladarse a la soleada California en busca de trabajo y de un futuro algo más prometedor. Steinbeck dibujó así a toda una generación de «okies» (como se denominó, de forma genérica, a estos desplazados) que protagonizaron uno de los éxodos más trágicos ocurridos en Norteamérica. El retrato de Steinbeck pareció conmocionar a todo el mundo, y su lectura del estado de las cosas levantó ampollas en las altas esferas, que gestionaban como podían los estragos de la Gran Depresión. En algo habría acertado el amigo Steinbeck para gustar y cabrear a tanta gente. Sin embargo, un joven lector llamado Woody Guthrie no parecía compartir el entusiasmo generalizado.

Antes de convertirse en el icono folk que es hoy día, Woody Guthrie (1912-1967) fue uno de esos okies a los que Steinbeck dio voz en Las uvas de la ira. Natural de Oklahoma pero residente en Texas desde los dieciocho años, el Dust Bowl lo obligó a migrar a California en busca de trabajo. Durante la travesía, Guthrie, que había demostrado tener un oído privilegiado para la música, comenzó a «documentar» todo lo que veía en forma de canciones. Dicha crónica musical terminó viendo la luz bajo el título Dust Bowl Ballads (RCA-Victor, 1940), que es la grabación que queremos revisitar hoy y que bien podría considerarse la banda sonora de Las uvas de la ira.

De todas formas, como recientemente se ha podido demostrar, antes que componer canciones, lo que Guthrie siempre quiso hacer fue escribir la novela definitiva sobre el Dust Bowl. Al fin y al cabo, él había sido uno de los afectados y tenía una historia personalísima que contar. Pero Steinbeck se le adelantó, y eso que él no sufrió la travesía en sus carnes sino que se limitó a recopilar, con afán periodístico, los dramas que le fueron contando los desplazados a su llegada a California. Si algo le achacaba Guthrie a Steinbeck era precisamente eso: que escribiera de segunda mano. También se lamentaba de que en Las uvas de la ira no se hubiera captado con verismo el habla (incorrecta) de los okies. Esto no quitaba para que Guthrie le reconociera al futuro premio nobel el haber sido el primero en documentar el éxodo, pero: ¿y la historia de aquellos que se quedaron en casa, en Texas, en Kansas o en Oklahoma, sufriendo las hambrunas y padeciendo las feroces tormentas de polvo? Guthrie tomó entonces la decisión de novelar esa parte de la historia, y comenzó a trabajar en ella a finales de los años treinta, dándola por finalizada en 1947 bajo el título Una casa de tierra. Inexplicablemente, Guthrie no llegó nunca a publicar esta obra en vida (se ha editado, de hecho, por primera vez, en 2013): al parecer se empeñó en venderla a Hollywood, quizás con la idea de capitalizar el impacto que tuvo la adaptación cinematográfica que de Las uvas de la ira realizó magistralmente John Ford en 1940. Guthrie perdió así la oportunidad de pasar a la historia como el cronista literario oficial del Dust Bowl: a cambio se convirtió en su trovador, que es lo que hoy celebramos en estas páginas.

Tras deambular por diferentes emisoras de radio interpretando canciones hillbilly, en febrero de 1940, invitado por su amigo el actor Will Geer, Guthrie abandona California y se traslada a Nueva York, donde despegará su carrera musical. Gracias al folclorista Alan Lomax, Guthrie entra por primera vez en un estudio de grabación y de esas primeras sesiones, realizadas a finales del mes de abril, saldrá el material que conformará su primera referencia discográfica. Publicado en julio de 1940 en un formato un tanto atípico (dos volúmenes que incluían cada uno tres discos de 78 rpm), Dust Bowl Ballads bien puede considerarse uno de los primeros álbumes conceptuales, pues está compuesto exclusivamente de canciones dedicadas al Dust Bowl.

1940 y Nueva York fueron el tiempo y el lugar de Woody Guthrie: fue entonces cuando compuso el que se convertiría en su gran himno: «This Land is Your Land»; fue allí donde conoció a Pete Seeger, con quien formaría al poco el seminal grupo folk The Almanac Singers; también fue allí donde escribió gran parte de sus memorias (que terminarían siendo publicadas en 1943 con el título de Rumbo a la gloria), y fue ese mismo año que decidió que Nueva York era demasiado para él y se volvió a California con su mujer e hijos.

Guthrie dedicaría toda la década de los cuarenta a componer y grabar canciones, todas con un alto contenido de crítica social, participando a su vez, de forma muy activa, en numerosos mítines y conciertos asociados al Partido Comunista, en los que mostraba orgulloso la frase «This machine kills fascists» escrita en su guitarra. Pero a finales de la misma empezó a actuar de forma extraña, errática, y su salud comenzó a deteriorarse gravemente. Los médicos le terminaron diagnosticando la enfermedad de Huntington, dolencia degenerativa que lo obligó a estar hospitalizado durante los últimos diez años de su vida. Estuvo ingresado hasta un 3 de octubre de 1967, día en el que murió en un centro psiquiátrico de Nueva York. Curiosamente, la ciudad que lo vio nacer musicalmente hablando ahora lo veía marcharse, pero mientras que Guthrie se apagaba poco a poco, postrado en su cama de hospital, las calles del Greenwich Village ya habían comenzado a reivindicar su figura: en 1964, en plena eclosión del revival folk, el sello Folkways reeditó su Dust Bowl Ballads haciéndolo así llegar a una nueva hornada de músicos comprometidos.

1.«The Great Dust Storm» (1971), de Heron

Se conoce al 14 de abril de 1935 como el Domingo Negro, el día en que una enorme tormenta de polvo barrió el llamado panhandle de Texas. Muchos creyeron que era el mismísimo Apocalipsis el que se cernía sobre ellos. Como cuenta Douglas Brinkley en la introducción a Una casa de tierra, «la mayor parte del ganado había perecido durante la tormenta: el polvo les había obstruido la nariz y la garganta. Ni los buitres habían sobrevivido al torbellino gigantesco. Se veían por todas partes imágenes de la angustia humana. Alguna gente de edad —la más afectada— había sufrido daños permanentes en ojos y pulmones. La «neumonía del polvo» (…) llegó a ser una epidemia en el panhandle de Texas». Woody Guthrie, que entonces vivía en Pampa (Texas), fue testigo presencial del fenómeno y escribió «The Great Dust Storm» en homenaje a todos los supervivientes. Aquí la escuchamos en una versión hermosísima grabada por el grupo británico de folk-rock Heron, e incluida en su segundo LP Twice As Nice & Half The Price (1971).

2.«I Ain’t Got No Home» (1968), de Bob Dylan

Ningún músico ha reivindicado a Woody Guthrie con más fuerza que Bob Dylan. Lo cuenta él mismo en el primer volumen de sus Crónicas (2004): «Mi vida cambió para siempre el día en que me pusieron un disco de Woody (…). Guthrie captaba como nadie la esencia de las cosas. Era tan poético, duro y rítmico a la vez (…). Para mí fue como una revelación (…)». La influencia de Guthrie en Dylan no solo se dejó ver en su música, pues fue a raíz de la lectura de Rumbo a la gloria (1943), las memorias de Guthrie, que Dylan decidió salir de su Minnesota natal y seguir los pasos del okie. En enero de 1961 Dylan llega por primera vez a Nueva York y lo hace con la intención de conocer a su ídolo, que se encontraba hospitalizado cerca, en el Greystone Park de Nueva Jersey. Cuenta la leyenda que Dylan fue a ver a Guthrie al hospital y allí en su habitación interpretó el tema «Song to Woody» que había compuesto para él y que al poco grabaría para su primer LP. Guthrie le dio el visto bueno a la composición, en un gesto que ha sido magnificado por muchos aficionados que han querido ver en ese encuentro algo así como una especie de cesión del testigo de cronista oficial de la época. Lo único cierto es que, desde entonces, Dylan no ha perdido nunca la oportunidad de homenajear a su maestro: por ejemplo, tras la muerte de Guthrie en 1967, se celebró en el Carnegie Hall de Nueva York el primero de muchos tributos a su figura. La cita tuvo lugar el 20 de enero de 1968 y allí que estuvo Bob Dylan, acompañado de The Band, versionando con fuerza este «I Ain’t Got No Home».

3.«Talking Dust Bowl Blues» (1955), de Ramblin’ Jack Elliott

Si Dylan ha pasado a la historia como el reivindicador oficial de Woody Guthrie, lo cierto es que él no fue ni mucho menos el primero en obsesionarse con la música del de Oklahoma. Debe reconocérsele a Ramblin’ Jack Elliott el haber sido el catalizador del repertorio de Guthrie para las nuevas generaciones de folkies que llegaban a Nueva York dispuestas a dejarse impregnar por el ambiente bohemio del Greenwich Village. El propio Dylan así lo admite en sus famosas Crónicas: sin Elliott el legado musical de Guthrie no habría llegado a tanta gente. Elliott quizás fuera el primero en grabar todo un LP con material de Guthrie: Woody Guthrie’s Blues vio la luz a la temprana fecha de 1955. Ese mismo disco fue reeditado (y ampliado) en 1963, en plena efervescencia del revival folk neoyorquino, con el nombre de Talking Woody Guthrie. En cualquiera de las ediciones puede encontrarse esta lectura maravillosa del «Talking Dust Bowl Blues».

4.«Vigilante Man» (1972), de Ry Cooder

Uno de los grandes indagadores en las raíces musicales del mundo es Ry Cooder, excelso guitarrista que nunca ha tenido miedo de interpretar cualquier cosa que se le pusiera por delante. Tras varios años curtiéndose como músico de sesión, Cooder comenzó en 1970 una interesantísima carrera en solitario. En sus primeros discos, Cooder parece empeñado en revitalizar el sustrato musical de su país, integrando con una nueva sensibilidad rock todos los grandes géneros musicales, creando así una amalgama de raíces que muchos identifican hoy día con la llamada «americana». No podía faltar en esta especie de proyecto de recuperación la música de Woody Guthrie, cuyo «Vigilante Man» fue versionado por Ry Cooder en clave de blues para su segundo álbum titulado Into the Purple Valley (1972).

5.«Dust Can’t Kill Me» (1940), de Woody Guthrie

Por extraño que parezca, no he sido capaz de encontrar una versión del «Dust Can’t Kill Me» de Woody Guthrie. Ni siquiera una mala. Y creedme, he buscado mucho. Esto nos «obliga» a tener que escucharla en la voz del propio Guthrie, armado con su guitarra y armónica, tal y como la grabó el 26 de abril de 1940 en los estudios de la RCA-Victor en Camden, Nueva Jersey; y tal y como apareció en el álbum Dust Bowl Ballads que hoy revisitamos.

6.«Pretty Boy Floyd» (1968), de The Byrds

Con la reedición del Dust Bowl Ballads en formato LP en 1964, se aprovechó por parte del sello Folkways para incorporar dos canciones que, si bien habían sido grabadas por Guthrie en las sesiones de 1940, no fueron finalmente incluidas en la primera versión del álbum, por falta de espacio. Una de ellas era este «Pretty Boy Floyd», con la que Guthrie quiso retratar a uno de los outlaws más conocidos de la Gran Depresión, visto por muchos como una víctima de las circunstancias más que como un simple delincuente. En 1968, los Byrds grabaron esta particular versión country, que incluyeron en su seminal Sweetheart of the Rodeo.

7.«Dust Pneumonia Blues» (1970), de Mungo Jerry

Curiosa (y potente) versión del «Dust Pneumonia Blues» de manos de uno de los grupos más exitosos de principios de los setenta, Mungo Jerry, ejecutada al más puro estilo boogie woogie y con no pocas reminiscencias de su omnipresente «In the Summertime», que toparía todas las listas de éxito en 1970. La banda británica liderada por Ray Dorset hizo tan suya esta canción de Guthrie que, directamente y sin ningún pudor, la retitularon en algunas ediciones como «Mungo’s Blues». Con todo, esta versión posee la suficiente fuerza como para ser reconocida como una lectura autorizada, que de paso demostraba al mundo que el comprometido repertorio de Guthrie aún era capaz de seguir dando guerra, incluso a nivel comercial.

8.«Blowin’ Down This Old Dusty Road» (1956), de Chris Barber’s Skiffle Group

El skiffle fue un invento de los británicos con el que quisieron hacer creer al mundo que, al igual que los americanos, ellos también tenían géneros musicales autóctonos asociados a la música popular, y ahí que se atrevieron a ponerle un nombre diferente a algo que ya existía, como era el dixieland que ejecutaban las jug bands de Nueva Orleans a principios del siglo pasado, un sonido que ciertamente se hizo muy popular en Inglaterra, eso sí, veinte años después, a lo largo de la década de 1950. De toda esa fiebre del skiffle debe destacarse un nombre, el de Chris Barber, figura pionera en introducir en el Reino Unido el interés por el jazz, el blues y el folk americanos. Gracias sobre todo a la impagable labor iniciada por John A. Lomax en los Estados Unidos, que a lo largo de los años treinta se dedicó a recopilar el folclore musical de su país, los británicos pudieron acceder a un repertorio clásico que fue incorporándose de forma natural a su cultura hasta el punto de que, por ejemplo, el mejor blues del mundo se llegó a hacer en las Islas Británicas a lo largo de los años sesenta. Si alguien quiere conocer el origen del interés que siempre han tenido los ingleses en la música tradicional americana, por aquí pueden encontrar varias pistas. Y qué mejor prueba que esta fantástica versión de Woody Guthrie firmada por el Chris Barber’s Skiffle Group, grabada para el sello Pye en 1956.

9 y 10.«Tom Joad (Part 1 & 2)» (1969), de Country Joe McDonald

Podría decirse que Woody Guthrie se «vengó» de Steinbeck con esta larguísima composición (tan larga que tuvo que ser cortada en dos para que cupiera en el single) en la que fantaseaba con la historia de Tom Joad, el protagonista de Las uvas de la ira, tras su salida de la cárcel. De esta forma, Guthrie jugaba a suceder al exitoso novelista, tomando como punto de partida un personaje que bien podría haber sido el mismo Woody. De todos modos, la historia personal de Guthrie se terminó contando en Rumbo a la gloria (1943), sus espléndidas memorias que venían a ofrecer una suerte de lectura paralela a la ofrecida por Steinbeck en Las uvas de la ira. En 1976, el cineasta de culto Hal Ashby llevó a la gran pantalla la vida de Woody Guthrie, que fue interpretado magistralmente por David Carradine en la cinta aquí titulada Esta tierra es mi tierra. Tanto en el papel como en el cine, las conexiones entre Guthrie y Joad son claras, de ahí que al de Oklahoma le pareciera legítimo apropiarse del personaje de Steinbeck para su cancionero, en una composición que aquí escuchamos en la versión de Country Joe McDonald, que le dedicó todo un LP a Guthrie en 1969, grabado en el mítico Bradley’s Barn de Nashville.

11.«Dust Bowl Refugee» (2000), de James Talley

De los últimos tributos dedicados a Woody Guthrie, uno de los más sinceros es este firmado por James Talley, cantante folk increíblemente olvidado hoy día que facturó en los años setenta cuatro LPs maravillosos para el sello Capitol. Talley, natural de Oklahoma (como Guthrie), publicó en 2000 un CD para el sello Cimarron cuyo título no dejaba lugar a la imaginación: Woody Guthrie and Songs of My Oklahoma Home. De ese disco rescatamos esta versión del «Dust Bowl Refugee».

12.«Do Re Mi» (1988), de John Mellencamp

En 1988, Harold Leventhal, el que fuera mánager de Guthrie y avispado empresario musical, se las apañó para juntar a algunos de los músicos más importantes del momento y con ellos grabó un disco colectivo en el que se homenajeó no solo a Guthrie sino a otro grande del folclore americano: Huddie Ledbetter. Una jugada un tanto extraña quizás, pero el álbum, que se tituló Folkways: A Vision Shared, se convirtió en un éxito tremendo, llegando a ganar incluso un Grammy. De este tributo destacamos la versión un tanto cajun que se marcó John Mellencamp del clásico «Do Re Mi».

13.«Dust Bowl Blues» (2000), de Ace Moreland

«Dust Bowl Blues» es junto a «Pretty Boy Floyd» la otra canción que se incorporó al Dust Bowl Ballads en su reedición de 1964. Como su propio título indica, se trata de un blues y por este motivo he querido recuperarla en la voz de un bluesman de verdad como es el medio cherokee Ace Moreland, natural también de Oklahoma, y que la versionó de esta forma tan soberbia en su álbum Give It To Get It.

14.«So Long, It’s Been Good To Know You» (1951), de Gordon Jenkins and His Orchestra and The Weavers

Titulada originalmente «Dusty Old Dust», Woody Guthrie compuso esta canción inmediatamente después de vivir el Domingo Negro. En su estribillo puede rastrearse la desesperación que supuso para muchos encontrarse de repente sepultados por una nube negra de polvo y barro. Siendo esta una de sus letras más duras, sorprende enormemente que se convirtiera en todo un éxito pop a principios de los años cincuenta en las angelicales y orquestadas voces de Gordon Jenkins acompañado por los Weavers. Curiosamente, en los Weavers se encontraba Pete Seeger, que había coincidido con Guthrie en los Almanac Singers. Al parecer a Woody no le pareció mal el estropicio que hicieron con su canción pues, según cuenta su manager Harold Leventhal, estuvo incluso presente en las sesiones de grabación, aportando ideas para versos nuevos. Me imagino que a Guthrie le entraría un buen montón de dinero por esta versión, así que poco más hay que añadir. Hasta luego, Woody, estuvo bien conocerte.

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14 Comentarios

  1. Pingback: Woody Guthrie: revisitando las Dust Bowl Ballads

  2. No hay ninguna conexión con el otro gran oakie, J. J. Cale? Este precisamente nació en 1938, el año del dust bowl.

    • Fran G. Matute

      Que yo sepa, JJ Cale no grabó nunca nada de Woody Guthrie (al menos en sus discos en estudio). Y tampoco es que Cale fuera un «okie» de pata negra: el Dust Bowl le pilló siendo un bebé y no emigró a California hasta los años 60. En este sentido, creo que el otro gran «okie» musical debería ser Merle Haggard. Pero vamos, que JJ Cale lo que se merece es un artículo para él solo, que para eso fue uno de los músicos con más clase de la historia… ;)

  3. Este artículo dedicado a Woody es un oasis en la pléyade de tributos a Dylan o a cualquier otra figura de postín contemporánea. Gracias. Muy bien trabajado.

  4. Tanto Una casa de Tierra como su autobiografía, Rumbo a la gloria, son buenísimas.

    Muchas historias juntas que desembocan donde siempre: en la leyenda.

    Así lo viví yo:

    http://media.wix.com/ugd/c6b908_a6bffe2bf98d4a56b42051957ae2b1a0.pdf

    Gracias por el artículo.

    Diego

  5. Muchas gracias por el artículo, he disfrutado mucho leyéndolo. Mas!
    Saludos

  6. Estupendo artículo. La primera vez que escuché una canción de este hombre fue en una cinta que le mangué a mi primo hace ya muchos años. En ella, Bruce Springsteen cantaba this land is your land. Yo, personalmente, lo habría metido también en este artículo. NO puede falta el Boss.
    Un saludo y enhorabuena!

    CH-.

  7. Manuel Fontán

    Gracias por su artículo. Pero con respecto a Dust can`t kill me, puede encontrar una versión homenaje no profesional, con motivo de su centenario, en YouTube, en Ma von Bar, Dust can`t kill me. Mi querido Woody Guthrie.
    Otra vez, gracias

  8. El Callejon del Hambre

    Desde el dia hace muuuchos años que un gran amigo me enseño los tres acordes y el rasgueo de Dusty Old Dust, cai fulminado por este disco y todo lo que significa.
    Muchas gracias por este paseo por sus aledaños y sus versiones.

    Un gran placer.

  9. Roman Ceano

    Esta es la canción que compuso para promover la entrada de los EEUU en la guerra contra los nazis.https://www.youtube.com/watch?v=DrZjJsIA1EI
    «Esta noche hay luces brillantes en mi país.
    En las granjas y ciudades se habla de lucha.
    Nuestros barcos de guerra surcarán el mar,
    recordando al buen Reuben James.»

  10. Excelente artículo! Al leerlo se me venía constantemente a la cabeza «Dust», la genial canción de Gene Autry:

    Dust, dust, dust in the sky/Dust on the trail, dust in my eyes/Dust, dust, can’t see the sun/Can’t find my way, the dust has won!

    Cattle and the sheep/Bedded down to sleep/Seem to realise their fate/Vultures in the sky/Know the time is nigh/Will they fly away, away?

    Oh Lord, please ease my pain/Oh Lord, where is your rain and sunshine?/Dust, dust, must I be?/Can this be eternity?/Oh Lord, have mercy on poor me!

    Por la fecha (1938) es posible que también haga referencia al Dust Bowl.
    Saludos,
    Iago López

  11. River Boy

    El simple camino que se hace al leer este articulo ya merece la pena.Gran trabajo otra vez, no debe ser nada fácil no caer en la simple información a modo de emplaste y realizar con una dinámica y gusto excelente esta «Historia» de uno de los grandes de la música y el foto periodismo en forma de estrofa y acorde…..Enhorabuena amigo, que sigas dedicando tu tiempo para el disfrute de los demás, del universo entero y de los Dioses que aún están por inventar para que no nos envíen más «Bolas de Polvo» ..

  12. Me ha gustado mucho este artículo.
    Gracias por ilustrarnos con tanto gusto.

  13. Pingback: Apocalipsis Now – l'Eixample a Barcelona

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