Política y Economía Sociedad

Cádiz es Carnaval (Ole, ole mi Cai)

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Comparsa Los Santos, ganadora en 2010 con letras de Jesús Bienvenido. Fotografía: Turismo de Cádiz.

En una salita pequeña de la casa de mis tíos, particularmente fría en invierno, y todos con los pies metidos debajo de la mesa camilla, tuve mi primer contacto con el Carnaval de Cádiz. No recuerdo muy bien la fecha aunque sé que fue a toro pasado porque mi primo metió un vídeo VHS con la final del (Teatro) Falla grabada del especial de Canal Sur. Hubo dos chirigotas especialmente brillantes en el Carnaval de 1996. La ganadora fue Una Chirigota con Clase, con letra del Lobe (José Luis Ballesteros) y música de Bustelo Sánchez. Con su tipo de niños pequeños —tipo es como se denomina al personaje—  se llevó de calle el primer premio. Su estilo fue muy original y su estribillo pegadizo todavía se canta. El tercer premio, otra joya, fue Las Marujas, un nuevo puntazo del Selu (Jose Luis García Cossio). La agrupación entraba magistralmente en el tipo e iba en la mejor línea de Los Lacios, primer premio del año pasado y que me había visto en bucle una decena de veces.

El Carnaval de Cádiz es uno de los más famosos de España y cada vez despierta más fascinación entre aquellos que vivimos pasada Puertatierra. Todos los años, en algún momento de febrero, los informativos nacionales hacen algún breve comentario sobre la fiesta, especialmente si hay algún tipo llamativo (véase al Gobierno en pleno), y compartiendo mención con el Carnaval de Tenerife en el apartado de curiosidades nacionales. Este año seguro que harán comentarios con más razón siendo los primeros carnavales de «la era Kichi» —reconocido comparsista en la agrupación de Jesús Bienvenido—. Una anécdota que hace categoría sobre hasta qué punto se ha normalizado la convivencia del poder político con el carnaval, algo que ni mucho menos ha sido así a lo largo de la historia.

Desde el siglo XVI al XIX se sucedieron los intentos de prohibir los Carnavales de Cádiz (ya se sabe, preocupación con la moral cristiana), pero incluso bajo asedio francés y el reinado de Fernando VII la fiesta jamás cesó. Dado que a las autoridades les fue imposible reprimir esta, optaron por intentar regularla, apadrinándola desde el Ayuntamiento en 1861. Como cuenta Alberto Ramos Santana, esto llevó a que en ocasiones se restringiera el uso de máscaras, se publicasen reglamentos de buenas conductas o se pidiera tener licencia para poder cantar —presentando previamente las letras y a los componentes de cada agrupación, un mecanismo que se empleaba como censura política—. Las coplillas y libelos satíricos han sido de siempre algo muy nuestro, y en carnaval la crítica era dominante, lo que generaba frecuentes tensiones con las autoridades.

Para principios del siglo XX el Carnaval de Cádiz era una fiesta consolidada y tenía una competición oficial. Pese a que las primeras agrupaciones de las que se tiene constancia datan de 1860, todos coinciden en que es en la primera década del siglo cuando la fiesta da un espectacular salto adelante. El Coro era entonces el género más grande, un conjunto con hasta cuarenta y  cinco componentes; con tenores, segundas y bajos, acompañados de guitarras, bandurrias y laúd. Los Claveles, Los Gallos o Los Anticuarios eran los conjuntos que causaban sensación a principios del siglo XX. Es por entonces cuando Antonio Rodríguez, el Tío de la Tiza, compone el himno de los Carnavales, «Los duros antiguos»: «Aquellos duros antiguos que tanto en Cádiz dieron que hablar, que se encontraba la gente, en la orillita del mar…». Un magistral tango que los borrachos se atreverán a cantar al revés en su presentación.

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Imagen de la zona siniestrada en la explosión del polvorín de San Severiano. Fotografía cortesía de laexplosiondecadiz.es.

La evolución de coplas y tanguillos ha ido en paralelo a la historia de España y la crisis de 1898, que tan profunda desmoralización causó en el país, logró dar bastante empaque a unas letras que cada vez eran más críticas y ácidas. El propio Tío de la Tiza, José Linar o José Usares, grandes letristas, fueron dando forma a una fiesta que cada vez fue más plural en sus modalidades. De entonces datan las murgas (luego renombradas como chirigotas) y unos trajes cada vez más elaborados. La fiesta empezó a llamar la atención tímidamente fuera de la bahía y prueba de ello fue el éxito de Les Petits Criollas, una agrupación femenina (todo un tema de polémica), que en 1914 triunfó en diferentes jornadas del Circo Price de Madrid.

Como cuenta Miguel Villanueva, durante el bienio progresista de la II República el carnaval sufrió una expansión todavía mayor. Como se puede imaginar había muchas letras anticlericales, partidarias de las izquierdas (especialmente del PCE) e importantes discusiones por razones políticas entre los miembros del jurado. En paralelo a su inclusión política, el papel de las mujeres comenzó a aumentar en el festejo. No solo porque abandonan la reclusión a la que se les confinaba antes, sino porque es en los años treinta cuando aparecen los coros mixtos.

En 1937, en plena Guerra Civil, Franco prohibió los Carnavales de Cádiz. Como se puede imaginar, la dictadura no simpatizaba en absoluto con el espíritu de las fiestas y fue expeditiva. Pese a ello, se tiene constancia de que diferentes grupos se reunían en trastiendas, a escondidas de la autoridad, para cantar las coplas prohibidas y recopilar las antiguas. El concurso oficial del Carnaval, que se venía realizando en el Gran Teatro Falla, quedó enmudecido hasta 1949, cuando la fiesta fue indultada. La razón para su restitución fue de nuevo política; la explosión del polvorín de San Severiano el 18 de agosto de 1947, tragedia que dejó (que se sepa) ciento cincuenta muertos, había hundido los ánimos de toda la bahía. El gobernador civil, Rodríguez de Valcarcel, permitió entonces que los coros volvieran a cantar en el intento de subir la moral de una población que combinaba la miseria de la posguerra con la tragedia del accidente.

Es cierto que el Gobierno franquista autorizó el regreso del Carnaval de Cádiz, pero no se resignó a una vuelta al anterior, sino que cambió su estética a la propia de los bailes populares del Movimiento. No se autorizaron los antifaces y solo las agrupaciones podían llevar traje. En aquellos tiempos la censura trabajó infatigable, y no se permitieron los disfraces de mujeres, militares o eclesiásticos. Las mujeres, de nuevo, volvieron a ser invisibles. Hasta le cambiaron el nombre al Carnaval por el de «Fiestas Típicas Gaditanas». Durante todos los sesenta el antiguo régimen se afanó en pilotar el festejo, si bien, para compensar su intrusismo, que llegaba hasta la designación de reinas y damas de honor, se traía a artistas de tirón popular como Lola Flores o Paquita Rico.

Fue por entonces cuando llegó el máximo exponente del Carnaval moderno, Paco Alba. Su llegada no solo expandió el Carnaval y le dio un grado nuevo de calidad. Además, a Paco Alba se le considera el inventor de la actual comparsa cuando con su chirigota, Los Belloteros, logró ganar el primer premio en esta categoría para 1975. Este hecho apuntaba el importante cambio que ya estaba teniendo lugar en la fiesta desde finales de los sesenta. Cada vez más autores se mostraban críticos con estos falsos Carnavales y el propio régimen. Agrupaciones como las de Pedro Romero se rebelaban abiertamente con sus letras. Pese a que en las postrimerías del franquismo el coro había perdido mucho de su antiguo lustre, los entendidos coinciden en que en el primer Carnaval libre, el de 1977, Los Dedócratas restituyeron su prestigio: «Aquí no pasa , esto es un cachondeo, porque todos los cargos y nombramientos han sido a deo».

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Chirigota callejera Los Matracadores. Fotografía: javierly (CC).

Desde entonces, cuando se produjo el entierro solemne de las «Fiestas Típicas Gaditanas», el Carnaval volvió con fuerza a la calle, especialmente a la plaza de las Flores, el barrio del Populo, por supuesto, La Viña. Durante esos años la fiesta fue consolidándose en su modalidad actual, justo en el momento en el que la televisión echó una mano a su difusión. En 1989 Canal Sur retrasmitió por primera vez para toda Andalucía la final del Falla, justo un año después de su apertura, haciendo que el festejo fuera cada vez más patrimonio de toda la comunidad. El andalucismo ha impregnado siempre la fiesta, como no podía ser de otra manera con un evento tan político, y probablemente nadie haya cantado mejor a su tierra que Juan Carlos Aragón en Los Yesterdays. Nadie ha sido más duro: «Aunque diga Blas Infante, andaluces levantaos. Perdón que no me levante, pero estoy mejor sentao».

Cualquiera que se acerque a la capital aprovechando la fiesta sabe bien que una cosa son las agrupaciones que compiten en el Falla (hoy el COAC) y otra las agrupaciones callejeras o «ilegales», las que no están inscritas. Fuera del teatro la fiesta es un no parar, con agrupaciones en cada esquina, los bares abiertos con la barra hacia afuera y la gente totalmente volcada en la calle. Aunque solo unos pocos agraciados consiguen entrar al teatro, toda la ciudad es carnaval. Mientras, en el Falla, hay rituales que ya se han vuelto tradición. No son solo los gritos de guerra que corea el propio público, «Esto sí que es, una chirigota», ni tampoco esas rimas ingeniosas que lanzan los exaltados del público —que con frecuencia hacen entrar al trapo a las agrupaciones—. Es que ya hay hasta instituciones como son María la Hierbabuena:

¡Ole, ole mi Cai! Lo digo a boca llena. Y quien no diga ¡ole! que se le seque la hierbabuena…

¡Ole, ole y ole!

Dentro de los géneros los que tienen mayor renombre —al menos para los que no estamos en la pomada— son la comparsa y la chirigota. La primera se supone que es la versión más refinada de la segunda. Oscilan entre doce y quince sus componentes en diferentes voces, normalmente con dos o tres guitarras, bombo, caja y pitos (turutas). Sus letras van más a la emoción y Antonio Martín o Martínez Ares, recientemente reaparecido, son algunos de sus autores más premiados y renombrados. Por su parte, la chirigota, esperpento (y el género más querido de un servidor), oscila entre siete y doce integrantes, con los mismos instrumentos que su hermana musical. Ahora, su temática es mucho más burlesca. Su repertorio oficial es una presentación «al tipo» (al disfraz), dos pasodobles, dos cuplets (con estribillo al final) y un popurrí final en cuartetas. Diría que lo he explicado bien, pero ya se sabe que la gente opina del Carnaval como si todo el mundo aquí entendiese

En el campo de la chirigota siempre da miedo dejarse a alguno sin citar, pero hay nombres inexcusables. Antonio Pedro Serrano, El Canijo de Carmona, con Los que Salimos por Gusto o Ricas y Maduras. El Lobe, con Ojú ya Saltó el Levante o Los Puretas del Caribe, del que este pasodoble que dedican a sus hijos es de echar la lagrimita. El Selu, que ya ha sido mencionado varias veces (cada cual tiene sus querencias), que ha bordado algunos tipos como Viva la Pepi o este pedazo de pasodoble que Los Enteraos dedican a la antigua alcaldesa, Teófila Martínez. Fabuloso también es José Guerrero Roldán, el Yuyu, en Tampax Goyesca o Vera Luque, ácido en el tipo de Esto Sí Que Es Una Chirigota. Todos nombres muy reconocidos fuera de ambientes carnavaleros y que hacen las delicias del público.

Las letras de los Carnavales siempre están muy pegadas a la denuncia social, y en Carnaval se canta a los políticos, a la violencia machista, al paro («Esto es Cádiz, y aquí hay que mamar»), a la corrupción, a los recortes, ¡hasta a Euskadi! Cierto que a veces con una crítica ramplona, pero en otras ocasiones con un divertido doble juego de palabras. Son letras que con frecuencia buscan indignar, pero que con sus giros y sus golpes arrancan risotadas sinceras. Letras que a veces confirman prejuicios, que a veces los combaten, que a veces son incómodas. Pero también hay letras que van a emocionar, que te tocan la fibra sensible con el punteo de guitarra tan característico. Letras que conectan con algo extraño que te hace estremecerte por dentro.

Mi primer contacto con el Carnaval de Cádiz lo recuerdo con apenas once años, cuando veía las finales del Falla en VHS, y desde entonces no he dejado de seguirlo, más lejos o más cerca. Entiendo que hay muchos que no comprenden esta fiesta o simplemente no les gusta, pero cada día me encuentro a más gente de fuera de la bahía, de fuera de Andalucía, que también conecta con ella. Gente de lo más insospechada, de ideas y orígenes diversos. Y probablemente eso es así porque no hay nada más universal al ser humano que el disfraz, la música, el canto, el arte, la crítica y la libertad. Y probablemente por eso el Carnaval sea el mejor regalo que nos ha hecho Cádiz.

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Gran Teatro Falla. Fotografía: Radio Televisión de Andalucía.

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25 Comentarios

  1. Muy bueno, ¡Gracias!

  2. Enhorabuena por el artículo, consigue hacer entendible para alguien de fuera la magnitud del Carnaval de Cádiz. También es de agradecer la explicación de las distintas modalidades (no todas las agrupaciones son chirigotas, como así parecen creer algunos medios).

    Me gustaría hacer, no obstante, un inciso que es meramente anecdótico dentro del artículo pero que se trata de un dato falso. Paco Alba no crea la modalidad de comparsas en 1975 con Los Belloteros. La modalidad de comparsas surge en el año 1960 como respuesta de la organización del concurso al «fenómeno Paco Alba», consistente en las novedades en afinación, músicas y letras que dicho autor traía con sus chirigotas.

    En 1975 la modalidad de comparsas ya tenía 15 años de vida. Lo que ocurrió ese año con relación a Paco Alba fue que, a pesar de presentar el una chirigota – Los belloteros- el jurado del concurso decidió darle un primer premio especial compartido en la modalidad de comparsas. Un suceso histórico puesto que ha sido la única ocasión en la que un jurado ha cambiado a una agrupación de categoría.

    Hay otros datos como el número de componentes en los coros de principios de siglo XX que, creo, tampoco son completamente exactos.

    Aún con todo ello, vuelvo a reiterar mi enhorabuena a la labor de Pablo Simón. Es difícil explicar con esa facilidad y de forma detallada la gran cantidad de tecnicismos y peculiaridades que se manejan en esta fiesta.

  3. Carnavalera Indignada

    ¿Francisco José Fernández el Yuyu? Picha, es que ni se le parece. Es José Guerrero Roldán… ay dios mio lo que hay que leer

  4. Carnavalero

    Poder disfrutar de este artículo en Jot Down es una auténtica alegría.

    El Carnaval de Cádiz lo tiene todo:

    – Tiene la gracia y el salero de las chirigotas.
    Especial atención a los cuplets que Pablo apuntaba de «Una chirigota con clase» (https://youtu.be/shBjJL-5g3s?t=8m17s), son una maravilla.

    Pero, sin duda, un referente en esta categoría es José Luis García Cossio, el Selu, el más fiel al tipo y el máximo exponente del doble sentido: «Los Enteraos» (https://www.youtube.com/watch?v=QkEdz2bl93U), el mayor cajonazo de la historia del carnaval. Tal fue el escándalo que los ganadores de ese año, los Tijeritas, dedicaron un pasodoble a Los Enteraos al año siguiente (https://www.youtube.com/watch?v=8Wl-9-rtG4Y). Como extra, otra de sus grandes chirigotas: «Lo que diga mi mujer» y su pasodoble al perrito (https://www.youtube.com/watch?v=YtsQI7PG1WA)

    – Tiene la belleza de las comparsas.
    Tema complejo en Cádiz determinar el mejor comparsista. Para un servidor: Martínez Ares (https://www.youtube.com/watch?v=qmNvFnVMXMM).
    21:06 Ha dicho el Santo Padre – LOS MISERABLES (1993). «Qué fácil es recordar los mandamientos viviendo como un marqués.» El revuelo causado le costó a Ares la expulsión de su cofradía.
    23:14 Sin tu melena al viento – LA VENTOLERA (1994). Pasodoble consecuencia del anterior.
    25:24 Acércate Torito – LA VENTOLERA (1994)
    39:31 Carnecita de gallina – LOS PIRATAS (1998). El título es el fiel reflejo de la realidad que acaece al escucharlo.
    42:02 Con Permiso buenas tardes – LOS PIRATAS (1998) Sin duda, el pasodoble al que más lágrimas he entregado.

    Tampoco se me olvida el pasodoble: «Era un 4 de diciembre» de Los Piratas (https://www.youtube.com/watch?v=LhWnnXAcpxY) Recientemente de moda por interpretarlo el Kichi en un mitin (https://www.youtube.com/watch?v=9ZMohdvppyk). Dejando de lado los partidos, es un orgullo para los gaditanos y, por el sentido del pasodoble, para los andaluces, el gesto del alcalde de Cádiz reivindicando las manifestaciones del 4 de diciembre en Andalucía.

    – Tiene el homenaje.
    Como el de Antonio Martín, otro de los grandes comparsistas, al algecireño Paco de Lucía. Fue cantado en el Falla a escasas horas de su muerte: (https://www.youtube.com/watch?v=RoognZ0KMXg)
    También el de los integrantes de la Chirigota del Love, al hombre visible de la misma, el Love: (https://www.youtube.com/watch?v=8P8q8Ij-YTA)
    Así como Martínez Ares a Carlos Cano: (https://www.youtube.com/watch?v=2NgFWdzplrE) «Se paró su corazon y al mismo tiempo se paró el de toda Andalucía»

    – Tiene, por supuesto, la crítica.
    Como apuntaba Pablo Simón, la de Los Yesterdays (https://www.youtube.com/watch?v=D8ncjJPjnBA), que es una obra de arte de Juan Carlos Aragón al «servilismo mamón de las marmotas de Andalucía». Del mismo, «Esta la canto en gaditano» (https://www.youtube.com/watch?v=az9VQIk390c). Así como «Igual que en una mezquita» (https://www.youtube.com/watch?v=GgnkDWoIj4k)

    Un brevísimo e incompleto resumen de la idiosincracia gaditana. Cada día estoy más de acuerdo con el gran Benito Pérez Galdós al hablar de la peculiaridad de la conexión de Cádiz con la península: «El largo istmo que sirve para que el continente no tenga la desdicha de estar separado de Cádiz»

    • Un repaso espectacular para los que nos acercamos a la Tacita en febrero desde fuera de Andalucía. Increíble el pasodoble de la chirigota del Love, me ha emocionado mucho! Gracias por enseñarnos un poco más de vuestro maravilloso universo de carnaval.

  5. Aparte del apunte del Yuyu, se considera que la comparsa empieza (porque así lo decidió el jurado entonces) en 1960, con la chirigota Los Pajeros, que gano el primer premio en comparsa que hasta entonces no existía, de Paco Alba (se puede ver a la comparsa «Medio Siglo» en 2010 rememorando este hecho). De hecho, Paco Alba deja la comparsa en 1973, tras un segundo premio «polémico» contra «Capricho Andaluz» de Antonio Martin.
    Gracias por el articulo!

  6. Pingback: Cádiz es Carnaval (Ole, ole mi Cai)

  7. josep m. fernández

    Buen artículo, no es fácil presentar una fiesta así al público no iniciado. Añadiria una descripción de los cuartetos y a la interminable lista de nombres sumaría a Tino Tovar o Julio Pardo. A ver si el mes que viene leemos un artículo así sobre las fallas.

  8. No estoy de acuerdo con eso de q Cadiz es carnaval. Muchísimos gaditanos estamos hartos de q se identifique a la ciudad más antigua de Occidente con los chistes y el carnaval. El carnaval de Cádiz es la fiesta del populacho, que lo usa como pretexto para emborracharse y acabar vomitando y orinando en las esquinas. Hay un porcentaje alto de gaditanos a los que el carnaval no nos gusta en absoluto. Y es que ver al pescadero con la vena del cuello saltada encima de un escenario vociferando su versión de lo gracioso a algunos nos parece patético. Lo dice un gaditano cansado de tópicos cutres.

    • Eso vale para cualquier fiesta popular. A ver si te crees que a todos los navarros les gustan los toros y a todos los valencianos les gustan los petardos…

      • La palabra «populacho» define más a usted que a los gaditanos. Yo soy gaditana y doctora (lo que, supongo, para usted, me saca de lo que pretende definir con esa palabra) y disfruto del Carnaval, cante un pescadero o un ingeniero (por cierto, conozco a varios con esta profesión que salen en agrupaciones). Por supuesto que tiene todo el derecho del mundo a que no le guste la fiesta, e imagino que nadie de fuera de Cádiz piensa que le gusta al 100% de los gaditanos. Pero el tono despectivo con que define a los que sí participan en él creo que explica por qué es necesario que al menos unos días al año el populacho se deje escuchar…

    • Javibuguero

      Totalmente de acuerdo…el carnaval de Cádiz desde hace ya bastantes años, mediados de los 90, ya no es lo que era…demasiada hipocresia de los gaditanos con su ciudad, mucho te quiero Cádiz y después todos sacan a ‘mear y cagar’ sus perros por la ciudad…y mejor no hablar del trabajo, los políticos no dan empleo, pero las colas para comprar entradas se forman en horario laboral y los que a ella acuden tienen pinta de todo menos de ingenieros o abogados. En fin que no me quiten el carnaval, casi mejor que no traigan el AVE o no desdoblen la autovía y sigamos pagando peajes para llegar a la capital de Andalucía

  9. Franitis

    Se retransmiten bastante antes del 89 con Canal Sur, anteriormente se hacía mediante la conexión regional de TVE. Recuerdo haber visto a ”las momias de güete», del 85, si no me equivoco.

  10. Buena introdución para los no iniciados al Carnaval, ese grito popular de libertad.

    Este año, atentos a la chirigota del Selu (https://www.youtube.com/watch?v=qI1lzXdX4gA) y, por supuesto, a la vuelta del más grande, Martínez Ares (https://www.youtube.com/watch?v=ODRxsOecw5c)

    Gracias, Pablo, por el artículo

  11. El artículo es excelente, en mi opinión, contraria a la de otros lectores, ha huido usted de los tópicos manidos y ha hecho una muy buena relación de hitos del carnaval; no es mi labor decirle que debería haber nombrado a este o a otro, los nombrados, bien nombrados están.

    Permítame solo corregir con un apunte. La final del Falla empezó a ser retransmitida en directo antes de la existencia de Canal Sur. La delegación de TVE en Andalucía la retransmitió, al menos desde 1981, en desconexión regional. Y era en jueves.

  12. Jerónimo Vargas

    Me gustaría apuntar algo que creo básico para entender la importancia del carnaval para los gaditanos y por qué, en concreto, son las comparsas las que más pasión despiertan entre los aficionados. Los autores de comparsas, al ser estas las que desarrollan temáticas más serias y críticas, son más apreciados en su categoría poética (no sumemos a los autores a los directores de comparsa, que ya nos perdemos), lo que hace que el aficionado desarrolle una admiración hacia ellos que a través de los años se convierte en una fidelidad que sustituye a algo que a los gaditanos, pasionales como pocos, les falta: Una rivalidad futbolística dentro de la ciudad como en Madrid, Sevilla o Barcelona. Por eso en Cádiz se habla de «martinistas», «aristas», «juancarlistas» o «carapapistas». Se añade al nombre, apellido o apodo del autor el sufijo ista y ahí tiene usted una afición creada. De hecho, en Cádiz, se distingue ya hace años entre aficionados y fanáticos. Y esto es más serio de lo que parece. En el año 2002 hubo un sonadísimo cruce de letras entre la comparsa de Martínez Ares y la de Juan Carlos Aragón (cuyos componentes habían sido casi el completo el grupo de Martínez Ares hasta el 2000, ya dije lo de dejar a los directores a un lado, que ya es mucha tela) que desembocó en un enorme abucheo del público arista al grupo de Aragón y, a la salida del teatro, un jaleo digno de un derby, con presencia policial incluida. Dicho lo cual me confieso arista sin remedio. Ha vuelto al concurso Martínez Ares, y aquí tiene usted un fanático, a los pies de su señora.

  13. Enorme artículo! Como gaditana te digo que expresa a la perfección lo que es el Carnaval. Gran trabajo. Recomiendo el coro de Julio Pardo para los que quieran seguir indagando en el tema y quieran escuchar una música de «vellitos de punta».

  14. Gracias Pablo por el artículo, es difícil acertar al escribir sobre una fiesta tan pasional y anárquica como es el Carnaval de Cádiz. Lo mejor es perderse por la ciudad esos días y vivirla. Alejarse de tópicos y disfrutarla. Un abrazo.

  15. Qué gran artículo! Gracias por difundir la fiesta con tanto cariño y aquí os esperamos con los brazos abiertos

  16. Pingback: Prejuicios y perjuicios – Si caminito del falla…

  17. Pingback: ¿Cuánto sabes sobre el carnaval? - Jot Down Cultural Magazine

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