Sociedad

Guía de urgencia para sobrevivir a 2016

American Psycho (2000). Imagen: Columbia TriStar Films.
American Psycho (2000). Imagen: Columbia TriStar Films.

Esta guía ha sido elaborada con el asesoramiento de reputados especialistas y bajo la supervisión de un equipo de psicólogos. Lea con precaución y créase cada palabra, porque —obvia decirlo decimos verdades como puños.

No vote más. Ya está bien con esto de la democracia. Primero nos dijeron que cada cuatro años, luego que cada dos porque las municipales, luego añadieron las europeas, pronto habrá que ir a votar cada diez minutos. Además siempre es un domingo, nada de lunes cuando uno se lo puede tomar con calma, ir a votar, una cañita, ir al Corte Inglés, y ya vuelves a la oficina por la tarde. No, un domingo. Te vistes, vas al colegio electoral que está donde Cristo dio las tres voces, votas, vuelves a casa, ves los resultados y ya está. Ya has cumplido. Pero no, resulta que por la mañana te dicen que no, que no sirve, que el voto está muy repartido. Coño, pues que te digan a quién votar para que no haya malentendidos. Ahora resulta que la gente vota tantas cosas, que si regeneración democrática, que si espíritu de la Transición, que si los hippies, que si los socialdemócratas, que ahora ya no hay quien gobierne. Pues oiga, ya basta, ¿esto qué cojones es? Afrontémoslo, la democracia no es práctica, el español de a pie está muy disperso y vota para molestar, hoy es un tío con coleta, mañana uno que sale de un after y el mes que viene un bolivariano. Esto no hay quien lo aguante y hay que tomar medidas: dejemos ya de votar y que el país se gobierno solo. Seamos la nueva Italia. O el nuevo Sudán. Y si no, busquemos a un candidato de consenso. Juan Luis Cebrián, por ejemplo.

No se enamore. El día que al cerrar los ojos piense en alguien y al abrirlos siga pensando en esa persona es el momento de mojarse la nariz y meterla en un enchufe hasta que se electrocute o explote el microondas. Llene la bañera de hielo y métase dentro, hasta que se le pase. Si no funciona clávese las rodillas a la mesa (no servirá de nada pero si envía unas fotos a la redacción prometemos reírnos de usted como Dios manda) o golpéese el mentón contra los cantos de una mesa (no es tan fácil como parece). Si alguien le dice «te quiero», huya, en cualquier dirección y no pare hasta que vea algún cartel en un idioma que le resulte incomprensible. Yo tenía un amigo que trabajaba en un garaje y como se aburría inventó un sistema informático para gestionar las plazas disponibles. Cuando su jefe vio de lo que era capaz le llamó a su despacho y le comunicó que iba a ascenderle. Mi amigo le dijo «ah no, a mí no me asciendes tú». ¿Por qué? Porque sabía que el ascenso iba a traerle más dolores de cabeza, más responsabilidad y una inquietante perdida de libertad. Piense en mi amigo cuando alguien le diga «te quiero». «Ah no, a mí no me vas a querer tú». Porque ya sabe lo que viene después: un día miras a un desconocido en un bar y al cabo de un año le estás llamando «cari». Darwin se arrancaría los ojos.

Coma más jamón. Dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) que el embutido provoca cáncer. No solo el jamón de york o el chóped (lo del chóped es normal, y hasta lógico, cuando uno mira una loncha de chóped sabe que algo va a salir mal), sino el jamón de jabugo. Teníamos que haber sabido que esos malditos cerdos estaban tramando algo, todo el día con esa actitud tranquila y despreocupada, revolcándose en el fango, y en realidad nos estaban matando con sus malditas piernas gordas. Sin embargo, y ahora que les hemos descubierto, debemos desconcertarles: llenémonos la boca de jamón del bueno siempre que sea posible, que esos malditos gorrinos no sepan qué pensar. No se preocupe por lo del cáncer, ya sabe que estos días todo da cáncer. De hecho, cada día sale un nuevo estudio: «el café provoca cáncer»; «los frutos secos provocan cáncer»; «mirar de reojo provoca cáncer». Un día de estos la OMS publicará el informe definitivo: «Todo da cáncer. Coma arena. No es broma».

Monte un equipo de cricket. Usted no sabe nada de cricket, nada de nada, pero la ventaja es que nadie sabe nada de cricket. Ni siquiera los que juegan al cricket saben de cricket. Va usted a iniciar una nueva tendencia, basta de equipillos de baloncesto y de fútbol sala, de partidos de solteros contra casados. Obligue a todos sus amigos a dejarse bigote, invéntese unas reglas que cambiará cuando le dé la gana y monte la primera liga de cricket de su barrio. Ya sabe que estas cosas siempre empiezan con cuchicheos y miradas de escepticismo, pero cuando se corra la voz será usted una celebridad, los niños querrán abrazarlo y todos correrán de forma ridícula intentando meter una pelota en un arco de madera (esto lo hemos visto en YouTube, no se engañe). Los informativos querrán hablar de esta nueva tendencia rompedora: el neocricket. También existe la posibilidad de le que acabe persiguiendo una turba de seres inestables con antorchas. Si ese es el caso nosotros no sabemos nada de usted.

Aprenda a reconocer a los psicópatas. Uno de los grandes problemas de la sociedad moderna es que factores ambientales, sociales y económicos han creado un hervidero de enfermedades mentales. Como consecuencia de ello, estamos rodeados de psicópatas. Lo peor es que la gran mayoría son indistinguibles de usted y yo. En 2016 no queremos que vuelva a sufrir los disgustos que provoca tener un psicópata en su vida, así que le vamos a dar unos simples consejos para identificar inmediatamente a esos monstruos y evitar que acabe usted una noche en una camilla forrada de plástico mientras un tipo con una bolsa de deporte llena de herramientas piensa en si para amputarles los meñiques debería utilizar unas tijeras de jardinero o una sierra radial.

Lo primero que debe saber es que hay unos test (los McDonald) que establecen tres criterios que se dan en la infancia y que pueden indicarnos que estamos frente a un psicópata: mojar la cama más allá de las edades normales para ello; quemar cosas, normalmente con gente dentro; torturar y matar animales. Así que si usted sospecha de que esa señorita o ese caballero podría querer llevarle a casa para succionarle los ojos con una mancha de bicicleta, haga unas sencillas (y sutiles preguntas): «De pequeño descuartice a mi gato, ¿tú también, no?» (añada unas risas, para desdramatizar). «Joder, qué ganas de prender fuego a mi casa cuando mis padres duermen». Un simple «joder, yo también» como respuesta del sospechoso le dará la pista definitiva.

Los psicópatas no bostezan, porque ese es un signo de empatía, así que bostece usted todo el rato. De forma exagerada. Si el otro/otra no abre la boca, cuidado.

Además, un estudio reciente demuestra que muchos psicópatas eligen a sus víctimas por su forma de caminar, así que camine raro, pero sin pasarse. No, nosotros no sabemos cómo se hace eso, simplemente le damos un consejo, si no quiere arriesgarse quédese en casa.

American Psycho (2000). Imagen: Columbia TriStar Films.
American Psycho (2000). Imagen: Columbia TriStar Films.

Y por último, los psicópatas apenas parpadean así que si alguien le mirar fijamente puede que no sea porque le guste sino porque quiere comerse su hígado con unas habas y un buen Chianti.

Deje de leer Jot Down. Hemos cambiado y usted lo sabe. Antes estaba clarísimo en qué siniestro lado del arco político nos situábamos. Ahora damos golpes desesperados de timón para seguir el ritmo de los tiempos: un día somos la derecha Jot Down; al siguiente unos comunistas cualquiera. No es casual: cada quince días tenemos una reunión con la directora y ella nos dice qué toca esa semana. Tenemos que firmar un contrato de confidencialidad en el que juramos lealtad absoluta a Cebrián y sacrificamos un macho cabrío y tres vírgenes (esto último es cada día más problemático) en su nombre, en una pirámide —modesta— que hemos construido en la redacción, en nuestras horas libres y sin remuneración. Si deja usted de leernos quizás podamos superar este régimen de esclavitud y volver a nuestra miserable vida de antes. Ayude a que nuestro 2016 sea tan patético como merecemos.

Meta más anglicismos en su conversación. Faltan expresiones en inglés, seguro que usted también lo ha detectado. Nadie dice «cool», o «perfect», o «great», o «paloselfie». Es nuestra obligación conservar viva la lengua inglesa ya que, como bien sabemos, el español es muy limitado y es mucho mejor decir «dame feedback» que «¿qué te ha parecido»? Sobre todo en las revistas de moda es muy importante poner más palabras en inglés, porque apenas se encuentra ninguna. Puedes pasar páginas y páginas sin encontrar ni una sola expresión anglosajona. Envíe cartas al director quejándose de que hay demasiadas palabras en español y de que sus equivalentes en inglés son mucho mejores y de que es una vergüenza poner «pasado laboral» cuando tenemos «background», que además suena mucho menos impostado y diga «morning» todo el rato, aunque sea por la tarde. Al fin y al cabo nos llamamos «Jot Down» porque «Tomar Nota» era una auténtica mierda.

Sumérjase en el arte. Este es el año en que demuestra usted a todo el mundo cuánto le importa el arte y lo que significa en su vida. Basta de encontrarse con los vecinos en la escalera y que se burlen de usted hablando de la obra postrera de Rothko. Vale, usted no tiene ni pajolera idea de quién es Rothko, pero nadie tiene su sensibilidad para apreciarlo. En 2016 irá cada semana a un museo (no importa cuál, el más barato) y fingirá sufrir una epifanía ante un cuadro. Busque uno que le parezca importante y si no pregunte a un guardia de seguridad, toda precaución es poca. Una vez allí grite (necesitamos que le vean), alce las manos al cielo y —si es posible— desmáyese. Asegúrese de conocer el nombre del pintor, es importante. «Dios mío, los colores de Monet han irrumpido en mi vida como un tren de mercancías atropellando a una zarigüeya». Recuerde que el lenguaje es importante. Poco a poco empezarán a conocerle y podrá contárselo a todo el mundo: «Lloré delante de un Rothko de 1970 y luego perdí el conocimiento. Cuando lo recuperé mi alma era gris y negra y me estaba comiendo un bocadillo de jamón y queso».

Mire más programas de investigación. No sabe usted lo que puede llegar a aprender en esos programas donde una voz en off le recuerda al espectador el increíble peligro por el que atraviesan los intrépidos reporteros que van a sitios donde «nadie ha estado antes», al menos desde hace una o dos horas. Allí puede usted ver como la intrépida caravana de los informadores es seguida de cerca por un coche negro sospechoso mientras la música sube de volumen y la tensión se dispara. No importa que después el conductor sea un anciano obeso que lleva una gallina en el asiento del copiloto, porque podía haber sido un coche de sicarios dispuestos a todo por evitar que esos intrépidos reporteros grabaran algo (no se sabe muy bien qué, pero eso es lo de menos) en el sitio donde «nadie había estado nunca». Para apreciar el valor de la vida y saber que aunque 2016 —puede que— no sea todo lo bueno que esperamos seguirá siendo un gran año, hay que mirar esos especiales donde unos periodistas se juegan la vida investigando el negocio de los colchones falsos, que no solo son caros sino que son incómodos de cojones. Hay que estar hecho de una pasta especial para meterse en la boca del lobo, en pleno Benidorm, capital mundial del crimen, y fingir que estás interesado en uno de esos colchones. Y hasta exigir probarlo. Porque en 2016 el miedo no es una opción, amigos y amigas.

Folle todo lo que pueda. A nosotros/as nos lo ha prohibido Cebrián. Y feliz año.

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14 Comentarios

  1. Su hígado con habas y un buen Chianti y un buen guiño >333333

  2. Así no se puede.

  3. Carlos Intxaurrondo

    Así que tenéis una directora?

  4. Pato Maloso

    oh sí, sí que voy a follar de lo lindo este año, ¡oh, hail 2016!

  5. Genial, en vuestra línea. Os quiero. Y no, no es el alcohol. O sí. Nah.

  6. josep m. fernandez

    Votar no he votado nunca y dejar de leeros reconozco que cada vez me los planteo más, aunque no por artículos como éste.

  7. «Y si no, busquemos a un candidato de consenso. Juan Luis Cebrián, por ejemplo.»

    Olé tus cojones. Si en una semana no estás en la puta calle, quedará claro que ni Cebrián ni Antonio Caño leen Jot Down.

    • La opción de que alguno de los dos conserve a estas alturas de su trayectoria el sentido del humor o aprecio alguno por la ironía parece bastante improbable…

  8. Muy diver el artículo.
    Algunas puntualizaciones: en vez de montar un equipo de criket, ¿ valdría con uno de tenis ?
    Yo ya sé reconocer a un sicópata, por ej., J. M. Aznar es uno.
    Pues yo prefiero Tomar nota a Jot Dawn, porque no lo sé pronunciar y el quiosquero se me ríe.

  9. I love u, T.G.

  10. Pingback: Guia de urgencia para sobrevivir a 2016

  11. GRACIAS GRACIAS por tanto ingenio y sacarme una sonrisa!!
    Estoy mojando minariz para meter un enchufe!!!
    No tengo solución!!

  12. Es ‘croquet’, no ‘cricket’, el juego de pasar la pelota por debajo de un aro.

  13. «Deje de leer Jot Down»

    Pues es una penita, pero esto está sucediendo cada vez más a menudo…

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