Política y Economía

Donald Trump: retrato de un (presunto) sociópata

Republican U.S. Presidential nominee Donald Trump attends a campaign event at Cumberland Valley High School in Mechanicsburg, Pennsylvania August 1, 2016. REUTERS/Eric ThayerCODE: X02070
Fotografía: Cordon Press.

En 1979, Stephen King publicó la novela La zona muerta. En ella, un tipo llamado Johnny Smith despertaba de un grave accidente de coche después de cinco años en coma y descubría que era capaz de predecir el futuro a través del contacto, ya fuera tocando un objeto o a una persona. Ese don (o maldición, según se mire) llegaba a su cenit cuando estrechando la mano de un político en un mitin descubría que este no iba solo a llegar a presidente de los Estados Unidos, sino que iba a iniciar la tercera guerra mundial.

Es imposible no pensar en el relato (convertido más tarde en —magnífica— película por David Cronenberg) al leer el terrorífico artículo de la periodista del New Yorker, Jane Mayer, sobre el escritor Tony Schwartz. Schwartz es conocido, principalmente, por ser el auténtico autor de The art of deal, el superventas de Donald Trump donde este decía (entre otras cosas) que estrechar la mano de alguien era sumamente peligroso por los virus y bacterias que podían transmitirse, y que por eso se abstenía de hacerlo. Schwartz afirma en el artículo que no tiene ninguna duda de que si Trump gana las elecciones y se hace con la presidencia de los Estados Unidos «lanzará los misiles nucleares a la primera oportunidad que se le conceda».

El gran mérito de la pieza de Mayer, más allá de su indudable relevancia, es la capacidad de la periodista para transmitirnos el pánico que siente Schwartz por el millonario y su convencimiento de que este podría acabar con la civilización por simple capricho. Se han dicho muchas cosas del candidato a la presidencia, pero ninguna tan inquietante.

Donald J. Trump nació el 14 de junio de 1946 en Queens, uno de esos barrios de Nueva York donde sobrevivir era, al mismo tiempo, una cuestión de actitud y un juego de azar. Hay muchas versiones de su juventud, pero los rasgos comunes en todas ellas son su mal carácter, su poca afición por la disciplina y su incipiente machismo. Lo más interesante empieza a finales de los años sesenta, cuando se incorpora a la empresa de bienes inmobiliarios de su padre y se empeña en aprender el negocio. En las siguientes dos décadas se arruina y enriquece en varias ocasiones y usa toda clase de triquiñuelas legales (algunos de sus biógrafos afirman que también usó algunas otras poco compatibles con la ley) para seguir amasando dinero. Se hace con medio Manhattan y apuesta por una arquitectura llamativa y pomposa, la misma que utilizará para sus hoteles, auténticos monumentos al ego.

La alta sociedad le abre las puertas después de su matrimonio con Ivana Trump, la primera de sus tres esposas. Más tarde se haría con los derechos del certamen de Miss Universo y su popularidad aumentaría con su participación en el popular concurso televisivo The apprentice, en el que daba rienda suelta a un narcisismo que no amortiguaba ni su estridente tendencia al histrionismo.

Por aquel entonces se declaraba indiferente a la religión, favorable al aborto y a la creación de un Estado palestino y contrario a la guerra de Irak.

Existe una curiosa coincidencia entre demócratas, republicanos e independientes, de que la auténtica motivación inicial para la candidatura de Trump a la presidencia de Estados Unidos fue simplemente una boutade, un movimiento vinculado al noble arte del autobombo, un ataque de notoriedad, y que lo que siguió fue una inquietante combinación de factores que demostró que el millonario domina de forma escalofriante la retórica del populismo. Cuando algunos se rieron de su delirante propuesta de erigir un muro entre Estados Unidos y México, otros empezaron a pensar que no era tan mala idea. Tampoco dudó en priorizar a los blancos, los ricos o los extremistas religiosos, quitándole electorado al propio Ted Cruz, un fanático con el carisma de un perchero al que barrió del mapa con un golpe de tupé.

Cuando el Partido Republicano quiso darse cuenta habían creado un monstruo mucho peor que la propia Sarah Palin, que —obviamente— fue una de las primeras figuras republicanas en mostrarle su apoyo. Ya era demasiado tarde.

Trump se merendó también al mismísimo (Jeb) Bush, abusó de periodistas y colegas y mintió hasta sobre su pelo, tan auténtico como él mismo: los trasplantes se los hace una empresa instalada en los cuarteles generales de Trump en Manhattan.

Después empezó su auténtica campaña. Nada de musulmanes entrando en Estados Unidos (hace unos días dijo que también habría restricciones para ciudadanos franceses y alemanes), nada de ayudar a países que pudieran ser atacados por Rusia (Trump no reconoce la autoridad de la OTAN y exige un aumento del 55% en defensa a sus socios europeos a pesar de que ello sigue sin garantizar su compromiso), nada de parar las emisiones de carbón («el carbón no es nocivo para el medio ambiente», dijo el candidato). Además, ahora se manifiesta totalmente contrario al aborto, no recuerda nada de Palestina, es profundamente religioso y dice haberse equivocado en su posición contraria a la guerra de Irak. De hecho, cuando en 60 minutes y en una entrevista compartida con su compañero de ticket (tal y como se conoce en el argot político a la pareja que forman los aspirantes a presidente y vicepresidente) y candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos, Mike Pence, le preguntaron por ello, respondió: «Yo puedo equivocarme». «¿Y Hillary?», le dijo la periodista. «No, ella no», contestó Trump.

Pence es —precisamente— un ejemplo de las dificultades de Trump para encontrar un compañero a su altura. Este senador por Indiana, conocido por afirmar que el tabaco no mata, que la tierra tiene cinco mil años de antigüedad o que hombre y dinosaurio convivieron (en eso coincide con un 41% de sus compatriotas, según un estudio de 2015), es un pelele de tal tamaño que la campaña de Trump ha empezado a evitar que aparezcan juntos, ya que como se pudo ver en el citado 60 minutes Pence es incapaz de manejar opiniones propias.

La paradoja del efecto Trump es que en unas elecciones donde se contaba con un electorado totalmente desmovilizado, la maquinaria demócrata ha conseguido aunar a todos tras la peor candidata del partido en décadas: una funcionaria de clase alta que ha mentido sistemáticamente al FBI y a pesar de ello ha sido exonerada al considerar que su actitud no puso en peligro la seguridad nacional.

En una campaña desmadejada y controlada por Trump de un modo caricaturesco (se ha repetido al menos en media docena de ocasiones el proceso de negar una información, a continuación confirmarla, para veinticuatro horas después volver a negarla y poco después matizar la negación; el ejemplo más claro fue el discurso plagiado de su tercera esposa, Melania Trump, cuyos platos rotos pagó una de las escritoras del equipo del candidato), el electorado parece haberse polarizado de un modo cristalino: votar al menor de los males.

En lo que coinciden todos los expertos es en la habilidad del millonario para desplazar las líneas rojas sin que eso parezca afectar a su candidatura. Al principio de su campaña, en un acto electoral en Ames (Iowa), calificó al excandidato a la presidencia, John McCain, de «perdedor» y lamentó haber invertido más de un millón de dólares en la campana de este. Cuando el presentador, Frank Luntz, le recordó que McCain es «un héroe de guerra» (el senador fue apresado en Vietnam y torturado por el Vietcong), Trump respondió: «No es ningún héroe de guerra. Le cogieron y solo por eso le llaman así. Yo prefiero a los que no cogen». Cualquier otro candidato hubiera sido descalificado de inmediato, pero pocos alzaron la voz contra Trump, y ni siquiera le pasó factura en las encuestas.

Hace tan solo unos días el magnate pidió a Rusia que siguiera rastreando los correos electrónicos de su contrincante, Hillary Clinton, víctima hace unos días de un hackeo masivo (se habla de más de treinta mil documentos) detrás del cual podrían encontrarse los servicios secretos rusos. Si bien es cierto que se ha obviado la primera parte del discurso del candidato, en la que enfatizaba lo malo que era para el país que una potencia extranjera pudiera inmiscuirse en la política estadounidense, no lo es menos que no existe forma humana de descontextualizar esa segunda parte, donde el millonario animaba a los rusos a seguir desvelando secretos de estado.

Para acabar de arreglarlo, Trump decía en una entrevista que no conocía a Putin, que no lo había visto en su vida, a pesar de que tal y como recordaba James Taranto en el Wall Street Journal (no precisamente un bastión del Partido Demócrata), el amo y señor de Rusia y el propio Trump se han encontrado en varias ocasiones y al menos en una de ellas con cámaras de por medio.

La amnesia del candidato parece no importar a sus fans, entre los que se encuentran prominentes figuras republicanas como Chris Christie o Newt Gringich. Sin embargo los grandes popes del partido permanecen silentes, y algunos ni siquiera disimulan su desprecio por Trump, un tipo que ha canibalizado, dividido y estigmatizado al Grand Old Party de un modo grotesco.

Hace tan solo unas semanas, la web de propaganda del Gobierno norcoreano DPRK Today aconsejaba a los estadounidenses votar a Donald Trump, «un hombre sabio», según informaba la agencia Reuters. Lo mismo puede decirse de medios rusos vinculados a la disciplina del Kremlin, para los que Trump sería el candidato perfecto. Seguramente sea la promesa política de aislacionismo que promete el de Queens, muy semejante a aquella que propugnaba Charles Lindbergh en los años cuarenta y que consiste en imitar a los monos de Confucio, evitando a Estados Unidos la responsabilidad de tomar cualquier decisión fuera de sus fronteras, la que ha hecho que países tradicionalmente enemistados con la primera potencia mundial ahora vean con simpatía a uno de sus candidatos a la presidencia.

Cuando se escriben estas líneas y como demostración de la invulnerabilidad del candidato en términos políticos, Trump cargaba contra los padres de un soldado estadounidense muerto en combate en Irak. ¿El problema? Doble. Por una parte el soldado era musulmán; por otra, los padres del mismo aparecieron en la convención demócrata atacando con fiereza las políticas de Trump.

Este, incapaz de guardar silencio, contestaba indicando que si el discurso en la convención lo pronunció el padre del soldado, Khizr Khan, era porque la madre, al ser musulmana, no estaba autorizada a hablar.

En realidad ella, Ghazala Khan, había dado un buen número de entrevistas (al menos una de ellas en televisión, a la cadena MSNBC) y advirtió que no hablaría en el summit demócrata porque se encontraba demasiado emocionada para hacerlo. Cuando en un programa en directo de la televisión ABC cuestionaron al millonario por su derecho a hablar de alguien que había realizado el sacrificio máximo por la patria, este respondió airado que él también había realizado «numerosos sacrificios y levantado muchos edificios». Para acabar de enrarecer el ambiente, la mano derecha de Trump, Roger Stone, declaró que «Khizr Khan es un terrorista» y escribía un tuit enlazando un artículo de un página web de extrema derecha en el que se acusaba al capitán Humayun Khan (al que se confirió el corazón púrpura, la más alta condecoración concedida en combate) de preparar atentados terroristas contra Estados Unidos.

Una vez más, solo algunos republicanos saltaron a la arena para contradecir a Trump, entre ellos Paul Ryan o el muy notorio John Kasich, gobernador de Ohio: «Solo deberíamos hablar de estos padres con honor y respeto», decía. El resto del aparato del partido (en el que militaron personas tan ilustres como Abraham Lincoln o Thomas Jefferson) permanecía callado, incapaz de meter en vereda a un tipo que hace unos meses declaró: «Podría irme a la Quinta Avenida, matar a un montón de gente, y seguirían votándome».

Cuando se escriben estas líneas, Donald Trump acaba de declarar que «Hillary Clinton es el diablo» y ha insultado al cuerpo de bomberos en dos ciudades distintas. En la primera de ellas, en Colorado Springs y después de que dos bomberos consiguieran rescatarle del ascensor en el que había quedado atrapado, declaró que los funcionarios del citado departamento eran «probablemente amigos de Hillary» y les culpó de que miles de personas no hubieran podido entrar a su mitin por problemas de aforo: «¿Quiénes son estos tipos para decidir cuántas personas pueden entrar en un local a verme?», se preguntaba. Dos días después, en Columbus, repetía el mismo discurso: «Es absurdo que solo puedan verme mil personas cuando en este edificio caben cuatro, cinco o seis mil. Los han dejado fuera por razones políticas». Unos minutos después el departamento de bomberos de la ciudad emitía una escueta nota en la que decía «la campaña de Donald Trump se reunió hace cuatro días con este departamento y ambos acordaron en limitar el aforo a mil personas».

Donald J. Trump puede ser un sociópata, un ególatra y un narcisista. Del mismo modo, es muy posible que su único ideología sea su propio beneficio (en una ocasión una periodista le preguntó al poderosísimo John Rockefeller «¿cuánto dinero es suficiente?». «Solo un poquito más», contestó él) y que una vez llegado a la presidencia, lo cual tiene visos de convertirse en una realidad en pocos meses, se dedique a perseguir sus intereses, dejando al país en manos más sabias. La otra, la de que un tipo que pierde los nervios por un tuit, reciba los mandos del país con el ejercito más poderoso del mundo, es una de esas hipótesis que le recuerdan a uno la fragilidad del equilibrio mundial y cómo este puede venirse abajo en cuestión de segundos. Todo dependerá del electorado americano, que parece agotado y al que pueden aplicarse las palabras del malogrado David Foster Wallace: «Cansado de esa forma en que solo se cansan las democracias».

Republican U.S. Presidential nominee Donald Trump attends a campaign event at Cumberland Valley High School in Mechanicsburg, Pennsylvania August 1, 2016. REUTERS/Eric ThayerCODE: X02070
Pelazo. Fotografía: Cordon Press.

SUSCRIPCIÓN MENSUAL

5mes
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL

35año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

85año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
1 AÑO DE FILMIN
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 

34 Comentarios

  1. Desde que entró en campaña he estado pensando en el libro de Stephen King. Es inevitable.

  2. Qué gran última cita de de D.F. Wallace. Por otro lado, sin gustarme un ápice Donald Trump, hay que reconocer que su libertad verbal y ausencia de «corrección política» le ha granjeado el apoyo de grandes sectores de la población estadounidense.

  3. Pingback: Donald Trump: retrato de un (presunto) sociópata

  4. Una pequeña corrección: Jefferson no podía ser republicano porque ese partido no existió hasta 1854

  5. Trump es un grosero y vulgar narcisista, pero no perdamos de vista la peligrosidad (aún mayor si cabe) de Hillary. Desde mi punto de vista ella sí es una psicópata auténtica, menos aparatosa y exhibicionista, más sutil y sibilina, que ha apoyado infames medias militaristas y que, apoyada por un aparato corporativo que sólo buscará sus intereses puede hacer que la guerra sea de nuevo el elemento de control preferido de los EEUU

    http://www.democracynow.org/es/2016/7/25/julian_assange_choosing_between_trump_or

  6. VonLettow

    Buenas! Gran artículo. Permitidme la sugerencia de ponerle fecha.

    • Number One

      Nunca lo hacen. Sus motivos tendrán…
      Aunque yo me fijo en las fechas de los comentarios para -más o menos- saberlo.

  7. Mi padre es tu amigo

    El articulo dice que Trump «dice haberse equivocado en su posición contraria a la guerra de Irak”. Sorprende esta afirmación cuando en un mitin de la semana pasada la volviese a criticar por su coste.

    El cambio que puede suponer el Trumpismo, es que a partir de estas elecciones los demócratas se conviertan en el partido de los halcones y el gran dinero, sustituyendo a un partido republicano que se ha destruido a si mismo.

    Otro dato interesante es el de las proyecciones de voto que las encuestas dan al Partido Libertario y al Partido Verde. Tal vez, en un futuro cercano, el espacio que deje la implosión del partido republicano y el giro a la derecha del partido demócrata sea llenado por estos dos partidos.

    Mientras tanto nos seguiremos entreteniendo con Donald Trump.

    • Esa afirmación no sorprende en absoluto ya que mañana volverá a decir que se equivocó, y probablemente por la tarde vuelva a decir que no se equivocó. Creo que comenté en otro artículo sobre Trump que un periodista (siento no recordar el nombre ni el medio) había hecho seguimiento en tiempo real de la página web de Trump durante sus discursos. Y descubrió que la iban actualizando a partir de la última barrabasada que se le ocurría, llegando a actualizarse varias veces durante los actos porque cada cosa que decía contradecía la anterior.

      Además me gustaría añadir un detalle que se ha mencionado en el artículo de pasada. Antes de elegir a Pence la campaña de Trump le ofreció el puesto a Kasich, diciendole que sería el vicepresidente con más poder de la historia del país ya que se encargaría de la política interior y exterior. Cuando Kasich preguntó que entonces a qué se dedicaría Trump la respuesta fue literalmente «Make America great again». Con dos cojones.

  8. Me encantan esta clase de artículos de la prensa española, marcan el paso con precisión milimétrica señalándonos lo malo malísimo que es Trump. Aquel que cuestiona la existencia misma de la OTAN, los tejemanejes de Wall Street y el globalismo ¡Un supervillano!

    Otro día hablamos si eso de la financiación de la campaña de Hillary Clinton por Arabia Saudí y los hedge funds de Wall Street, su promesa de atacar Irán si llega al poder o su papel en la guerra de Libia y de Siria, así como su respaldo a la estrategia otanista que ha llevado a Ucrania a la fractura. Aunque entiendo que no hay prisa, son cositas insignificantes que no preocupan a nuestros progresistas españoles, atentos siempre a lo que realmente importa.

    • ¿ Y tú crees que Trump no atacará Irán ? Ya ha dicho que si tienen armas nucleares, porqué no las van a usar. Más claro…

  9. No te cortes Hilario. Ilumínanos.

    • Por ejemplo este artículo:

      http://katehon.com/es/article/por-que-hillary-clinton-es-mucho-peor-que-trump

      Este otro sobre su vínculo con la maquinaria militar estadounidense:

      http://www.huffingtonpost.com/jeffrey-sachs/hillary-is-the-candidate_b_9168938.html

      Este sobre la crisis ucraniana de la propia Jot Down tampoco está mal:

      http://www.jotdown.es/2015/03/crisis-de-ucrania-los-origenes-del-caos/

      Aquí sobre los hedge funds:

      http://www.wsj.com/articles/hedge-fund-money-48-5-million-for-hillary-clinton-19-000-for-donald-trump-1469784601

      Aquí un reportaje del NYT sobre el papel de Hillary Clinton en Libia:

      http://www.nytimes.com/2016/02/28/us/politics/hillary-clinton-libya.html?_r=0

      Aquí tienes a la propia Clinton prometiendo atacar a Irán si llega a presidenta:

      https://www.youtube.com/watch?v=rTt-xhF02Gg

      «I want the Iranians to know, that if I’m the president, we will attack Iran»

      Es una amenaza verosímil viniendo de quien votó como senadora a favor de la Guerra de Irak, ese desastre que se cobró la vida de unas 200.000 personas.

      Pero Trump es el mismo demoño encarnado, huele a azufre ¡No lo olvidéis! Y si lo hacéis la prensa española ya os lo recordará cada día.

      • Empiezo por señalarte que estás cometiendo un error. Estás asumiendo que ir en contra de Trump es apoyar a Hillary. Eso os funciona a los que tenéis un discurso maniqueo, en este caso el discurso pueril en el que hay que demostrar ser el más imperialista de la sala. Como bien se indica en el artículo, la popularidad de Hillary está por los suelos, y con razón.

        Está bien que pongas unos artículos del WSJ y el NYT (tu primera referencia no entro a valorarla porque se descalifica por si sola), pero vamos, que no dicen nada nuevo que no se supiese. Que a Hillary le apoya Wall Street? Pues claro, pero la pregunta es, ¿Qué crees que es Trump? En serio estás poniendo en el otro extremo del «big money» a Donald Trump? Lo siento pero no.

        Hillary voto a favor de la guerra de Iraq, sin duda. ¿Pero y Trump? ¿Te has molestado en buscar lo que dijo Trump en su momento? Haz una busqueda rápida de las que has hecho para encontrar el artículo del NYT, que igual te llevas una sorpresa.

        No quiero defender a Hillary, pero hay que entender la idiosincrasia de la política norteamericana, que en tiempos de guerra suele cerrar filas. La idea de que Trump se habría opuesto de haber tenido algún puesto de responsabilidad pública es en mi opinión cuanto menos ridícula.

        Otra cosa que me irrita es ese video que pones de Irán. Quizá estaría bien contextualizar la entrevista completa y el momento en el que se hizo, con Ahmadineyad amenazando día sí y día tambíen a Israel con borrarlos del mapa. Lo que dice Hillary es que si se les ocurre atacar con armas nucleares a Irán, no dudará en atacar. La política militar Israelí me repugna, pero que quieres que te diga, si a Irán se le hubiese ocurrido tirar una bomba nuclear en Tel Aviv indiscriminadamente contra civiles yo tengo muy claro a quién apoyaría (pista, no es a Irán).

        El mensaje de Trump desde que comenzó su campaña ha estado basado en el odio. Empezó con los mexicanos y a partir de ahí no ha parado. Si, Trump, el mismo que contrata inmigrantes ilegales y que tuvo problemas con la justicia (entre los más de 3 mil litigios que ha tenido) por racismo. Además no se si has visto la entrevista con Michael Hayden en la que el entrevistador contó que Trump tenía particular interés en el uso del armamento nuclear. Pero claro, queda mucho mejor gritar «Que viene la OTAN!!!!», «Benghazi!!», «Goldman Sachs!!».

        Por último, relaja el tonito condescendiente ese de lo que nos tiene que enseñar la prensa española porque puede ser que estés discutiendo con alguien como yo, donante y voluntario de la campaña de Sanders (sí amigo, te doy mi permiso para que solicites a JotDown my IP, igual te llevas una sorpresa de desde donde te estoy escribiendo) y que se ha tragado íntegros más actos de Trump desde antes de que incluso tú supieras de su existencia.

        • Perdón, quería decir anti imperialista.

          • ¿Qué piensas hacer en las próximas elecciones, por curiosidad? Me llevo la impresión de que las primarias demócratas han sido una cacicada, y que tendría que haber ganado Bernie si hubiera habido juego limpio.

            • No puedo votar porque aun no soy ciudadano así que mi modo de colaborar con la campaña de Bernie fue donar y ayudar en las primarias de mi estado, aunque en la familia de mi mujer, que si son ciudadanos, son demócratas registrados (de Wyoming además, toda una rareza) que han votado a Sanders.

              Mi mujer votó Sanders en el caucus aunque no se le caen los anillos en votar a Hillary. Ella fue una de las movilizadas por Sanders. A pesar de ser demócrata registrada nunca antes había ido al caucus aunque siempre ha votado tanto en «mid-term» como en generales pero esta vez, había que hacer el esfuerzo por Bernie.

              Durante la DNC entrevistaron a un delegado de Sanders en California que decía que él no iba a votar por Clinton porque California no corría peligro en caso de abstencion «Sanderista», pero venía a decir que la gente de los «swing states» se la envainase y votase por Clinton como mal menor.

              ¿Qué haría yo personalmente si pudiese votar? Pues sinceramente… no lo sé. Estoy de acuerdo con el razonamiento del delegado de California en el fondo, aunque en la forma ya hemos visto lo que ha pasado en el Reino Unido con el voto de castigo y con enviar mensajitos en las urnas.

              Pero he de reconocer que yo estoy en una de las posturas fáciles. Mi Estado es de los bastiones demócratas y en mi distrito en particular suelen ganar con más del 70% de apoyos. Y en cuanto a primarias, en mi distrito ganó Bernie de paliza (81-19) creo recordar, aunque por la maravillas del reparto de delegados, la cosa quedó 4 delegados a 3 a favor de Sanders.

        • Pedro Angel

          mira, se enfadó

  10. Bipolar pero vaya, bien...

    Si Trump llega a presidente, se demostrará que la mayoría de los votantes son como él aunque no comprendo a qué viene tanto rasgarse las vestiduras. Estados Unidos es un país como cualquier otro, o sea que el porcentaje de idiotas, mezquinos, egolstas supera al de gente lista, sensible y generosa. Siempre ha sido así aunque estamos viviendo unos momentos en los que ya ni parece necesario el tratar de ocultarlo o cuando menos, maquillarlo. Es otra edad de oro de los patanes como las que se han ido produciendo a lo largo de la historia, con breves intervalos o espejismos en los que se pudiera haber pensado que todo podía ser de otra manera. En la novela de King, Stillman queda desenmascarado cuando se escuda detrás de un bebé para protegerse de un francotirador. Hoy he leído por ahí, en la red, que Trump ha vejado a una madre y a su niño de meses en una de sus filípicas porque los lloros del niño molestaban al grandullón. Parece ser que esto no va a pasarle factura e incluso creo que no se la hubiera pasado si se hubiese producido la situación anterior que la novela mostraba. Es decir, a día de hoy, Donald podría interponer a un rorro entre un bala y él, siendo muy factible que una mayoría de ciudadanos de su país y me atrevería a decir que del planeta entero, aprobaran o cuando menos «comprendieran» su actitud. Así estamos…

    • La del bebé ha sido de traca. Primero ha dicho que le encantan los bebés, que lo que mas le preocupa es que el bebé esté bien para pocos segundos después ladrar que se fuesen del evento, no sin antes decirle a la madre que es poco menos que idiota por creerle antes.

      Vamos, que en pocos segundos ha confirmado abiertamente que su palabra no vale nada y que además es la gente es gilipollas por creerle. Y no es la primera vez que lo hace.

  11. Tampoco es tan extraño lo de este tipo. No deja de ser un mediocre con un papá rico que le compró sus caprichos hasta que se hizo él mismo lo suficientemente rico como para autofinanciarselos. Y hete aquí que el último capricho es la presidencia. Es cuestión de poner la suficiente pasta y decir las chorradas suficientes para que la enorme masa de tarados, gilipollas y resentidos que hay por el mundo te apoyen. Incluso por aquí tiene palmeros. Y son los mismos que cuando la vida venga torcida digan cómo pudimos aupar a este tipo a ese cargo… Algo así cómo lo que lamentan muchos que votaron a favor del brexit. Pensamos que no era posible….como si hubieran pensados algo en su puñetera vida.
    Lo más gracioso es que para defender a este mierda con implantes capilares lo que se vierte ahora es que la mala, y peligrosa es Clinton. Hay que joderse.

  12. Echo en falta en esta clase de artículos los motivos que llevan a la gente a apoyar al Brexit o a Trump.

    Si bien la globalización ha sacado a millones de personas de la extrema pobreza en muchas partes del globo, para las clases trabajadoras de Occidente ha sido un mazazo. Por un lado, han visto como la industria se ha deslocalizado a países donde el salario es un cuenco de arroz al día. Por otro, tienen en sus propios países la competencia de inmigrantes muy motivados que hacen que los salarios bajen (en la campaña del Brexit se habló mucho de la figura del «fontanero polaco»).

    Amplios sectores de la población se sienten desprotegidos, sienten que los buenos trabajos han desaparecido y que las nuevas generaciones cada vez lo van a tener peor. En EE. UU. hay una epidemia de consumo de heroína. La izquierda, irónicamente, apoya al inmigrante en lugar de al trabajador nativo, situándose de esta manera en el mismo bando que el empresario que lo que quiere es ahorrarse salarios y que tiene montados chiringuitos financieros para evitar pagar impuestos en los países donde vende sus productos.

    El auge de gente como Trump es la consecuencia de estas situaciones.

    • ¿ Los motivos que llevan a muchos a apoyar a Trump ? pues lo mismo que pasa aquí con el PP : burrera generalizada ( en acertada expresión de El Jueves, mayoría de gilipollas ), o sea, creerse lo que ven en tv, o leen en periódicos de derechas, u oyen en Intereconomía. O sea, no tener ni idea de política, economía o geografía; no haber leido un libro en su vida. Ni mas ni menos.
      Si los buenos trabajos han desaparecido, y las nuevas generaciones lo van a tener peor, ¿ es culpa de la izquierda ? ¿ no será mas bien culpa de la crisis económica, propiciada por los bancos y los especuladores financieros, y agravada por la reforma laboral del PP ?

    • Completamente de acuerdo.
      Exactamente lo mismo sucede con el fenómeno «podemita» en nuestro país, es tan sumamente mala la calidad política que nacen otros que por muy poco que valgan salen votados por la desesperación del ciudadano.

      • Cucaracha

        Periódicos «de derechas». Como si no lo fueran todos. Otro instrumento del frentismo que se permite llamar gilipollas a sus compañeros de juegos.

  13. Hilario, tú eres tonto.

  14. menta verde

    Muy buen artículo, gracias.

    Coincido en que sería interesante analizar – tal vez en otro artículo- cómo ha conseguido el apoyo sustancial que tiene, y cómo no lo pierde a pesar de las barbaridades que dice continuamente. Parece una escalada sin fin, cada una peor que las anteriores… cada una eclipsada por la siguiente que suelta…

    Por cierto, creo que hay una pequeña errata: el político republicano es Newt Gingrich, y no Gringich

  15. Creo que la clave está en cuando dice que él se puede equivocar pero Hillary no. la división demócrata está mucho mas acuciada entre Bernie y ella, y con que ella haga algo mal puede llegar a poner en peligro un monton de votos. Pero Trump, como dijo alguien, podría plantarse en Times Square, matar a alguien, y sus votantes le aplaudirian

  16. Donald Trump, uno que hizo su fortuna construyendo edificios con obreros polacos sin papeles, y con una línea de ropa hecha en China, al que votan los trabajadores blancos porque se supone que acabará con la inmigración ilegal, y reindustrializará el país.
    Only in America!.

  17. Vamos bien

    Lo cierto es que el 5% de los ciudadanos de este planeta deciden sobre su futuro y el de todos y de ellos ¿cuántos lo hacen con conocimiento de causa? Es como si sólo los votantes de la provincia de Zamora pudiesen elegir presidente del gobierno y el resto debiera conformarse con elegir gobernadores de sus respectivos territorios.

  18. leonadejulio61

    Los nativos americanos son los indios.Los demas son hijos de inmigrantes.Ese Trump es un gilipollas, con el cerebro en las pelotas as.

  19. Pingback: ¿Qué coses? Cosas nazis – El Sol Revista de Prensa

Responder a Mi padre es tu amigo Cancel

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.