Cine y TV

Mindy Kaling viene a reescribir la comedia romántica

FOR TV -- DO NOT PURGE -- THE MINDY PROJCET: Mindy (Mindy Kaling, R) convinces Danny (Chris Messina, L) that her tax troubles are easily fixed in the "Crimes & Misdemeanors & Ex-BF's" episode of THE MINDY PROJECT airing Tuesday, Sept. 23 (9:30-10:00 PM ET/PT) on FOX. ©2014 Fox Broadcasting Co. Cr: Jordin Althaus/FOX
The Mindy Project, 2012- . Imagen: Kaling International / 3 Arts Entertainment / Universal Television.

The Mindy Project era roja. O verde. O rosa. En la sitcom, desde el primer día, la paleta de colores utilizada por sus directores de fotografía venía a decirnos: «No temáis, esta serie es alegre, optimista». Es una comedia romántica, en la que lo más gris que veréis será el personaje de Danny Castellano, el interés sentimental de nuestra protagonista. Es gris por contraste, porque necesitamos colorearle poco a poco. Lo querréis. Lo odiaréis. Veréis en él todo lo bueno y lo malo pero, como a Mindy Lahiri, su protagonista, os seducirá su personalidad, su carisma y la sonrisa torcida de Chris Messina.

Cuando Mindy Kaling (mismo nombre, misma cara, diferente apellido y diferente personalidad) creó The Mindy Project, homenajeaba a un género del que se había declarado múltiples veces fan absoluta. Quería dejar claro que se pueden hacer productos divertidos y de calidad dentro de la comedia romántica televisiva, y que ella iba a aportar su granito de arena en FOX. Y pese a todos los imprevistos, a las historias secundarias que provocan altibajos en la serie y a la aparición y desaparición de personajes de los que nunca se supo, la fortaleza de Mindy siempre ha residido en su fidelidad al género, en su pasión por él, hasta el punto de crear un episodio entero que homenajeaba a la cinematografía de Nora Ephron y cerrar así brillantemente su segunda temporada, la que unía a los protagonistas de forma (aparentemente) definitiva en lo alto del Empire State.

Sin embargo, FOX canceló la serie al finalizar la tercera temporada. Y Mindy Kaling se fue a Hulu, el portal de series americano, y consiguió financiación y libertad para escribir una cuarta temporada que redefiniría completamente la comedia romántica.

Hace años, en una columna para el New Yorker, Kaling analizaba el estado actual de la cinematografía hollywoodiense y explicaba que, en su última reunión con directivos, le habían pedido hacer guiones basados en juegos de mesa. Pero que a ella lo que le gustaría es escribir «una comedia romántica. Es mi tipo de película favorita. Me siento casi avergonzada de confesar esto, porque el género se ha degradado tanto en los últimos veinte años que decir que te gustan las comedias románticas es, en esencia, admitir que eres levemente estúpido».

La pobre comedia romántica es un género denostado e infravalorado. Nos dio la pareja Cary Grant y Katharine Hepburn, nos hizo sentir amor en unas vacaciones en Roma o reír al tomar un sándwich y pensar que, con él, podíamos llegar al orgasmo. La comedia romántica ha parido Tootsie, Annie Hall, el dúo Meg RyanTom Hanks, con una química tan indescriptible que ni siquiera tenían que salir juntos en pantalla para que el espectador se la creyese. Gracias a ella existen los diálogos que nunca acaban de Luna Nueva (His Girl Friday, no la de los vampiros), Nicolas Cage manco cogiendo en brazos a Cher y llevándola a la cama, la carrera de Julia Roberts, C. C. Baxter y Fran Kubelik, El bazar de las sorpresas, Heath Ledger bailando en 10 razones para odiarte, Ruper Everett cantando «I Say a Little Prayer for You» y, otra vez, juntos y por separado, Katharine Hepburn y Cary Grant. A pesar de todo esto, de los grandes momentos que ha creado en la pantalla grande, la comedia romántica sigue siendo la falsa maría de los géneros cinematográficos: todo el mundo cree que hacer una es fácil pero nadie ha logrado en los últimos años entregar productos con demasiada calidad.

Tras la cita anterior en el New Yorker, Kaling añadía que, en su opinión, ese tipo de películas son «un subgénero de la ciencia ficción en el que el mundo opera de acuerdo a unas reglas completamente diferentes a las del mundo humano rutinario». Así que, en su revolución personal, ella no ha intentado sacudir el género utilizando el sexo como excusa (aunque la serie sea sexy), ni pretendiendo ser una moderna que se ríe de los lugares comunes para intentar rediseñar un argumento que nunca se sale de lo establecido. No, ella, como autora, siempre ha abrazado dichos lugares comunes. Y, sin embargo, más allá de esa segunda temporada, ha reescrito el final de las historias de amor y ha alejado el género de la ciencia ficción.

La comedia romántica se basa en la premisa de que, no importan las barreras que existan en una relación, el amor todo lo puede. Hay comedias que parecen defender que, por el hecho de que todo esté bien al acabar esas dos horas, siempre va a estar bien (un Pretty Woman, un Con faldas y a lo loco). Otras van más allá y muestran que se requiere de voluntad para hacer que funcione lo que, al final, indiscutiblemente funciona (Cuando Harry encontró a Sally, Notting Hill, Jerry Maguire).

The Mindy Project, 2012- . Imagen: Kaling International / 3 Arts Entertainment / Universal Television.
The Mindy Project, 2012- . Imagen: Kaling International / 3 Arts Entertainment / Universal Television.

Pero The Mindy Project no es una comedia romántica de hora y media, es una serie que inicia ahora su quinta temporada. Más allá de «se juntarán o no se juntarán», etapa ya superada, ahora intenta responder a la pregunta de ¿merecía la pena que se hubiesen unido en primer lugar? ¿Es la química suficiente? ¿Qué pasa si la felicidad no es el final? ¿Qué ocurre si una historia tan apasionada va más allá y fuerza la compatibilidad de sus integrantes?

Recapitulemos: Chico (Danny) conoce a Chica (Mindy). Chica se lleva mal con Chico. Chico cree que Chica es tonta pero, sin embargo, se enamora poco a poco de ella, hasta que la besa. Chica se enamora de Chico. Chico le rompe el corazón a Chica. Chico recupera a Chica. Chica y Chico comienzan una relación. Chica se queda embarazada. Chico le propone matrimonio. Chica dice que sí y da a luz a un bebé. Chica abre un negocio propio. Chico quiere que Chica se quede siempre en casa a cuidar al bebé. Chica se separa de Chico. Chico se promete con otra. Pero Chica y Chico siguen, de alguna forma, enamorados.

Tal vez antes de este párrafo hubiese sido un buen momento para avisar de posibles destripes en The Mindy Project. Sin embargo, ya sabemos cómo acaban las comedias románticas, ¿no?

Tal vez no. En esta serie no solo se estudia un género, también se analizan personajes. Se pone su relación frente a un espejo y se examina delicadamente cómo es cada uno. Y Mindy y Danny se quieren, se desean, pero no podrían ser más opuestos. Entre ambos existe una relación no exenta de referencias. En muchas de las grandes historias cómicas de amor, la mayor dificultad a salvar es la incompatibilidad de caracteres entre los protagonistas. Sin embargo, al final, el gesto romántico por excelencia todo lo puede.

Pero… ¿qué pasa si no es así? Cuando Danny finalmente conquista a Mindy, la cita en lo alto del Empire State Building y se besan, él dice: «Yo seré el proveedor de la familia y tú la madre ama de casa». Parece un comentario sarcástico, propio de un personaje conservador pero, a la vez, consciente de sus propias asperezas. Mindy le manda a la mierda rápidamente.

Una temporada y media después está mudándose de apartamento porque no soporta discutir precisamente sobre ese tema. Y el público, que hasta hacía unos meses vivía cegado por el hecho de que ambos habían nacido para estar juntos, comenzaba a ver lo que Mindy también descubría poco a poco. Que igual no estaban hechos el uno para el otro. Que tal vez había incompatibilidades imposibles de ignorar. Que la gente no cambia. Que la gente no debería cambiar por amor. Que muchas veces las rupturas vienen dadas porque, a pesar de la pasión y el cariño, hay cualidades más profundas dentro de los enamorados que no pueden traicionarse. Que a Danny, arcaico por naturaleza y criado en el seno de una madre sobreprotectora, no le encaja que la madre de su hijo no quiera pasar las veinticuatro horas del día con él. Que Mindy cree que sí se puede tener todo pero que, para ello, es necesario tener un compañero de viaje que esté de acuerdo.

El «cambio» de Danny en la primera mitad de esta cuarta temporada, la forma en la que ha escorado hacia una especie de machismo de caverna, pilló de improviso a seguidores de la serie. Muchos se sintieron traicionados por quien creían que era el hombre ideal de Mindy, el tío perfecto del romance. Otros muchos hicieron hincapié en el poco sentido que tenía que, de repente, se demonizase al protagonista masculino.

Pero Danny nunca había sido perfecto. Danny fue el que inició el romance con Mindy y luego decidió dar marcha atrás y romper. Danny fue el que no quería que ella fuese al otro lado del país a estudiar, el que no la apoyaba en sus ansias emprendedoras. Con cada uno de sus errores, Mindy le echó en cara su forma de hacerle daño y Danny reculó, pidió perdón, corrigió su forma de ser. Pero por amor, porque el objeto de su afecto se le escapaba entre las manos, no porque hubiese cambiado.

The Mindy Project, 2012- . Imagen: Kaling International / 3 Arts Entertainment / Universal Television.
The Mindy Project, 2012- . Imagen: Kaling International / 3 Arts Entertainment / Universal Television.

A lo largo de varias temporadas, Mindy y el público eligieron ignorar esos detalles porque, al fin y al cabo, esto era una comedia romántica, y en ellas los protagonistas acaban juntos. Siempre. Sin embargo, FOX expulsó a Mindy Lahiri de la casa y, con la cuarta temporada de la serie fuera de un canal generalista, Mindy Kaling pudo profundizar en estos temas y preguntarse: ¿existirá un punto en el que ella ya no pueda ceder y él no pueda intentar cambiar? ¿Existe material para bajar la historia a la tierra?

Danny, en su obsesión por controlarlo todo, la controla a ella aunque se le vaya de las manos. Y al final la cuerda se rompe, la mujer de la historia da un golpe en la mesa y el amor, como en la realidad, no lo puede todo. «Cada vez que no estás de acuerdo con lo que yo hago, es un referéndum sobre mi personalidad. Si quiero trabajar, significa que soy una mala madre. Si me tomo un segundo vaso de vino, significa que estoy fuera de control», le echa ella en cara. «Cuando tú decides hacer algo, es desinteresado. Cuando yo decido, es egoísta. Tú eliges todas las definiciones».

Kaling, al plantear estos dilemas a través de sus personajes, no ridiculiza el supuesto de las comedias románticas, ni quiere darle la vuelta a todas las historias de amor del mundo. Ni siquiera vocaliza el machismo que reina en el origen del conflicto. Porque no hace falta, porque el machismo anida en millones de conflictos personales de hoy en día. El centro del conflicto es ser incapaz de doblarse, ceder. El amor, como todo, es cuestión de querer a la persona por quien de verdad es, no por quien quieres que sea. Mindy querría que Danny fuese el héroe de su propia comedia romántica. Los espectadores ansían que lo sea.

Pero Danny, al final, es solo Danny. Como muchos otros protagonistas de historias de amor reales y ficticias. Y lo mejor de todo es que lleva siéndolo toda la serie, apuntando maneras desde el primer capítulo. Sí, es un machista. Sí, es un mandón. Pero no es el primer ni el último protagonista con ese perfil. Lo revelador es que, después de guiarnos por todas las etapas de su historia de amor como espectadores, Kaling hace que su heroína abandone el barco. Adora la comedia romántica pero no a cualquier precio.

La creadora ha prometido regresar al género de sus amores en la quinta temporada y el final de la cuarta indica que Danny y su mutua atracción seguirán pululando por ahí. La pregunta es, ¿hacia dónde va ahora Mindy Lahiri? ¿Qué nos depara una historia que no es lo que nos prometieron? ¿Queremos de verdad que Danny siga formando parte de ella?

La fortaleza de The Mindy Project se muestra cuando se acerca a la comedia romántica. Su identidad, cuando la analiza con lupa. Tal vez la serie ya no sea de colores. Pero se mueve en una intrigante escala de grises.

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4 Comentarios

  1. Me gustaría verla porque soy fan de las comedias, y por supuesto de las románticas. Todo depende del talento, de los diálogos, de las situaciones y, por encima de todo lo demás, del encanto de los personajes. El contrapunto vital, la disparidad de objetivos, la incompatibilidad filosófica, el combate por el poder son lo típico de una comedia romántica, reflexiones y llanteras incluidas. Desde «Sucedió una noche» hasta «Desayuno con diamantes» o «El león en invierno» o «Ninotchka» o «El hombre tranquilo» o «Rebeca» o «Mucho ruido y pocas nueces» o «Sabrina» o «Dirty dancing» o «Los fabulosos Baker boys» o «La Reina de África» o «Cuando Harry encontró a Sally» o «Man Up»… y todo ese limitado pero amplio etcétera. E incluso cuando son dramas románticos o buddy movies románticas, sólo funciona la disparidad, la fatalidad, la diferencia de clases o de edad, o el enfrentamiento y la rivalidad, como en «Quién teme a Virginia Woolf» o «Picnic», «Texasville» y «The Last Picture Show», «Rebeca» o «Lo que el viento se llevó», o «Cumbres borrascosas» y todas las demás. La armonía, el equilibrio, la estabilidad son un rollo. Raramente funcionan cuando hay armonía y paridad de voluntades (acaban siendo un panfleto, mejor dicho; lo cual, extrapolado a la realidad, explica muchas cosas, desgraciadamente).

  2. Bueno mindy ya participo en la que para mi ha sido de las pocos romances en ficcion que no se me hacen empalagosos o falsos… la madre de todas las parejas de ficcion:

    Jim & Pam, en The Office

  3. He visto The Mindy Project hasta la cuarta temporada y os digo con conocimiento de causa, que por cada capítulo ya no bueno, decente, hay 5 que son totalmente inaguantables. Tiene algún punto bastante gracioso, pero como serie es un espanto.
    Respecto a lo que dice el compañero, totalmente de acuerdo con Jim & Pam. La mejor pareja de ficción en la mejor comedia.

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