Arte Arte y Letras

Salomé

Salomé Federico Beltrán Massés1

Salomé

Óleo sobre lienzo (141×165 cm)

Federico Beltrán Massés (1918)

Un desgarrador dramatismo y dureza protagoniza esta obra: la bíblica Salomé, de una palidez extrema, con un aullido mudo escenifica el dolor y la desesperación ante la presencia de un esclavo que, en posición sumisa, le ofrece la cabeza de su querido Juan el Bautista. Una mujer rota ante la muerte de su amante; una cabeza en una bandeja… y lo que llamó la atención de la sociedad londinense del año 1929, lugar donde se celebró una retrospectiva de Federico Beltrán Massés (1885-1949), fue que prácticamente el centro geométrico del cuadro lo preside un pubis femenino, sin vello, casi asexuado, infantil comparado con El origen del mundo, de Gustave Courbet. La exposición, ubicada en las New Burlington Galleries, se inició un 14 de junio. Ante las presiones del público, el cuadro fue retirado ese mismo día. La noticia se propagó, surgiendo voces que protestaban ante esta censura, por lo que el museo se vio obligado a volver a colgar la obra el día 15. Pero el revuelo continuó: nuevamente, parecía que el número de detractores superaba al de apoyos. Beltrán Massés, astuto y conciliador, volvió a retirarlo un par de días más tarde, lo que solo consiguió aumentar la expectación. Finalmente, en un calculado gesto hacia su público, volvió a exponer esta obra durante la última semana de exposición. Todas estas maniobras se tradujeron en la venta de más de doce mil reproducciones del cuadro, casi 200 artículos en prensa de todo el mundo y unos 18.000 visitantes que hicieron cola pacientemente para contemplar la desdicha (y el toto) de la hija de Herodías. Todo un éxito.

 

Salomé 2 Federico Beltrán Massés

 

Salomé

Óleo sobre lienzo (98×79 cm)

Federico Beltrán Massés (1932)

Hoy, el Salomé de 1932 preside la sala principal y las publicaciones del Museo Art Nouveau y Art Déco de Salamanca, y es la obra más mirada y admirada del recinto expositivo. En esta representación, una Salomé de exultante y felina belleza prácticamente monopoliza la atención con el brillo cálido de su piel desnuda, que irradia un tangible aura de sensualidad. Su figura emerge de unas sombras en las que se encuentra Juan el Bautista, que apenas hace patente su presencia enarbolando tímidamente una cruz. Salomé es la verdadera protagonista y, conocedora de su atractivo, exhibe su busto y su pubis incipiente, que amanece entre las telas. Pero la verdadera carga sexual se encuentra en su mirada, que rehuye el contacto visual con el espectador fijándose en una presencia indeterminada fuera del marco. Una mirada lasciva y enigmática a la vez, condescendiente y seductora; dueña y señora de la situación. Resulta curiosa la evolución de la capacidad crítica y el gusto estético de las sociedades contemporáneas: el brillo de unos ojos frente a un pubis. La culpa de esta sensibilización del espectador la tiene el porno, sin duda: la contemplación del sexo se ha devaluado, por ser habitual. Las miradas sugerentes son infrecuentes, incluso más sexuales que la propia desnudez.

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6 Comentarios

  1. Sin duda Salomé será el arquetipo de mujer fatal para muchos artistas, pero creo que los que mejor plasmaron el alcance de este personaje fueron los Decadentes franceses.

  2. Hace años que no voy a dicho museo salmantino pero volveré sólo por cruzarme con esa mirada.

  3. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | Vidas ejemplares de santos (contiene escenas gore)

  4. Encantadora y dramática pintura de una de mis personajes favoritas, la bella y seductora Salomé, la cual sin duda está lleno de un erotismo tan especial que te atrapa al leer la historia, en mi gusto la de Oscar Wilde, con esos diálogos tan intensos. Excelente artículo.

  5. ¿Quién es Salomé?

    Atribuirle el calificativo de «bíblica» a estas Salomés de Massés no sería del todo correcto. Si acaso lo es en la imaginación con la que la tradición ha ido fabulando sobre este pasaje bíblico. En palabras de René Girard, que le dedica un capítulo en su libro «El chivo expiatorio»:

    «La hija de Herodías es una niña. El original griego no la designa con la palabra «kore», muchacha, sino con el diminutivo «koraison», que significa chiquilla. Hay que olvidar la concepción que ha convertido a Salomé en una profesional de la seducción. El talento del texto evangélico no tiene nada que ver con la cortesana de Flaubert, la danza de los siete velos y la pacotilla orientalista.»

    • Buenas tardes,le pido si por favor usted pudiese escribirme a mi mael la historia real y completa de salome,muchas gracias.

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