El bueno, el feo y el malo Opinión

Emilio de Gorgot: Diez profecías para el 2012

Las profecías las carga el diablo. Alguien me contó esta historia en alguna tertulia vespertina: a principios de los ochenta, un individuo se convenció de que iba a llegar el fin del mundo y decidió refugiarse en lo que, según él, era uno de los pocos lugares seguros del planeta… unas islas recónditas del Atlántico que iban a salir indemnes del inminente Apocalipsis. Tras vender todas sus posesiones, se trasladó a aquellas áridas islas con su familia, sintiéndose un elegido y dispuesto a sobrevivir al Día del Juicio Final que estaba a punto de llegar, en el que perecerían todos los escépticos que no habían hecho caso de sus advertencias. Una decisión muy juiciosa, especialmente si tenemos en cuenta que aquellas islas recónditas eran las Malvinas y el momento de su traslado allí, los primeros meses de 1982… la suerte de la fea el idiota la desea.

Pese a todo, las profecías resultan muy entretenidas. Con todo esto de la crisis, que es como un pequeño Juicio Final, la gente ha dejado de prestar atención a lo del calendario maya y el supuesto fin del mundo en el 2012, lo cual es una lástima. En un par de semanas se empezarán a emitir los orwellianos anuncios navideños —mucho calentamiento global, mucha subida de las temperaturas, pero la mortificante Navidad empieza cada vez antes; no sé cómo se las arreglan— y en cambio no hay ni rastro de histeria apocalíptica. No veo gente llevándose carros repletos de garrafas de agua mineral del Carrefour, nadie está preocupado por si los ordenadores fallan de repente (todos a la vez, quiero decir) y por si empiezan a hundirse los barcos, a caer los aviones y a saltársele los puntos a Berlusconi. Así que, a falta de un revuelo profético como el del “efecto 2000”, he decidido ponerme en plan Nostradamus y elaborar mis propias predicciones mágicas para el futuro más inmediato:

1) Mariano Rajoy ganará las elecciones y se convertirá en presidente del gobierno de España. Lo cual significa básicamente que a los ciudadanos nos dejará igual de tirados que Zapatero, con la diferencia de que la solución mágica a todos nuestros problemas ya no estará en la teletubbiesca Alianza de Civilizaciones sino en las escalofriantes estampitas de Escrivá de Balaguer. De la sartén al fuego, pero con Biblia de por medio. Debería haber descanso entre legislaturas, como en los partidos de fútbol; nadie puede sobrevivir a tanto político seguido.

2) Hablando de lo único, el fútbol: F.C. Barcelona y el Real Madrid se repartirán trofeos, portadas, minutos de telediario e interminables tertulias tabernarias. Es decir, se nos perpetuará el angst futbolístico de ver cómo los niños de [inserte aquí nombre del barrio rico de su ciudad] juegan con su balón nuevo y sus relucientes uniformes contra los niños de [inserte aquí nombre del barrio rico de la ciudad de al lado] mientras los niños de [inserte aquí, amigo lector, el cochambroso barrio obrero donde nació usted] han de conformarse con patear latas en un solar. O lo que es lo mismo, elija qué le pone más nervioso: si las depilaciones de cejas de Cristiano Ronaldo o el eterno empeño de Guardiola por parecer libre de pecado y ya de paso tirar la primera piedra. Real Corporación Dermoestética contra F.C. Emporio Armani. Trágico.

3) Gradualmente, los grandes sindicatos españoles darán más señales de vida impulsados por un tropismo ancestral: cuando gobierna la derecha, es el momento de redoblar tambores. También la Iglesia Católica empezará a dar más señales de vida, impulsados por un tropismo más ancestral todavía: cuando gobierna la derecha, es el momento de crecerse y recordarnos que sus fábulas —escritas por no se sabe quién en una época en que casi no existían los retretes y la gente creía que la Tierra era un círculo plano— prohíben que la gente use preservativos o se case con gente de su mismo sexo. Como si dentro de dos mil años a alguien le da por decir que la Palabra de Harry Potter prohíbe comer mejillones en escabeche.

4) Algunos célebres veteranos de la farándula seguirán haciendo zig-zag entre “yo era de la SGAE pero me estoy quitando” y “¿por qué la gente ataca a los derechos de autor?”. Es decir, se curarán en salud para que, salga como salga el asunto al final, haya constancia de declaraciones suyas en un sentido y en el contrario. Pero algo no cambiará: Teddy Baustista seguirá teniendo muchísimo más dinero que usted y que yo, pese a que el jaleo judicial haga pensar a algunos que, finalmente, algo está cambiando en este país (¡no!). Eso sí, habrá otra gente, más anónima, que escudándose en lo muy mala que es la SGAE seguirá justificando el que cada cual se monte su propia SGAE particular, esto es, descargándoselo todo gratis porque grabar discos, rodar películas o escribir libros no es un trabajo. Son cosas que aparecen mágicamente de la nada, como la paella de mamá.

5) Barack Obama seguirá con su sempiterna cara de que le aprietan los zapatos, desempeñando eficientemente su papel en esa recurrente comedia de “presidente bueno / presidente malo” que es la alternancia entre Demócratas y Republicanos en la poltrona de Washington. Escudado por el “no nos vamos a meter con él, para una vez que votan a un presidente negro” seguirá hibernando en un limbo zapateriano, mientras quienes de verdad mandan en aquel país esperan pacientemente a que a los europeos se nos pase la resaca de Bush, para así volver a las andadas.

6) China nos seguirá vendiendo toda clase de productos baratos y más ahora que no podemos permitirnos demasiados lujos. Lo cual equivale básicamente a decir que seguirán comprándonos lentamente ellos a nosotros, hasta el día en que les pertenezcamos por completo y empecemos a echar de menos los tiempos en que nos quejábamos de los estadounidenses. Vayan aprendiendo a comer con palillos.

7) Quentin Tarantino seguirá pareciéndose cada vez más al hermano borderline de Morrissey. Sus películas también seguirán pareciéndose cada vez más a las películas que haría el hermano borderline de Morrissey.

8) Los programas televisivos del corazón seguirán dedicando tantas y tantas horas a chafardear sobre las deprimentes andanzas de una decadente caterva de ex-concursantes de estúpidos reality-shows, que toda esa energía marujil concentrada alcanzará un punto crítico de fisión, se creará una Singularidad Intelectual y entre todos ellos descubrirán una cura contra el cáncer.

9) Habrá tres grupos que seguirán sorteando la crisis: las cucarachas, los bancos y los videntes que en pleno siglo XXI siguen viviendo de la simiesca creencia de que puede verse el futuro de una persona tirando unos naipes sobre una mesa o preguntándole en qué constelación estaba el planeta Venus el día en que nació. Lo cual no deja de ser curioso, porque el 99’9% de los individuos que con tal excusa les limpian el bolsillo a sus ingenuos “clientes” no serían capaces de reconocer el planeta Venus cuando aparece en el horizonte. Afortunadamente, estas prácticas tribales propias de los supersticiosos tiempos de la Peste Negra prácticamente han desaparecido de la sociedad y, por ejemplo, las televisiones no les dedicarían programas nocturnos destinados a recibir llamadas telefónicas de valor añadido…

10) Continuaremos sin saber muy bien qué quedó de todo aquello del 15-M, y nos preguntaremos por qué todo empezó de forma tan prometedora pero después salió gente que empezó a componer manifiestos como óperas de Rossini, y por qué hacia el final olía cada vez peor en alguna de esas plazas, y por qué terminaron apareciendo tantos señores con bongos, y cuál era la función de los susodichos señores con bongos —y de sus perros— en todo el movimiento de protesta. Eso sí, también hemos aprendido que cuando pasemos cerca de los Mossos d’Esquadra de Barcelona es mejor que nuestro corazón no lata con demasiada fuerza, o podrían interpretar el estruendo como una provocación y terminar midiendo la envergadura de sus porras sobre nuestros cráneos.

 En resumen, y esto puede considerarse una undécima profecía: todo va a seguir como hasta ahora. O sea, mal. Sólo que seremos un año más viejos y tendremos unas cuantas cosas más de las que arrepentirnos. Además, ¿cómo podría ser mejor el 2012 que el 2011? Las fotos de Scarlett Johansson desnuda han aparecido en el 2011. No hay forma humana de superar eso. De ahí, para abajo.

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4 Comentarios

  1. Buenísimo.

  2. Chris Moltisanti

    Malísimo.

  3. Fucking shit de artículo. ¿Te aburres mucho no?

  4. Menuda mierda.

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