Eros Ocio y Vicio

La dimensión oculta: sin tetas en el Valle Inquietante

1966

[…]el sentido humano del espacio y la distancia no es estático y […] tiene poco que ver con la perspectiva lineal de un solo punto de vista ideada por los artistas del Renacimiento y enseñada todavía en muchas escuelas de arte y arquitectura. En lugar de eso, el hombre siente la distancia del mismo modo que los animales. Su percepción del espacio es dinámica porque está relacionada con la acción —lo que puede hacerse en un espacio dado— y no con lo que se alcanza a ver mirando pasivamente.”

(Edward T. Hall, La Dimensión Oculta, 1966, 2003:141 p. )

[…] el hombre no puede despojarse de su propia cultura, porque la tiene hasta en el fondo de su sistema nervioso, y es ella la que determina el modo que él tiene de percibir el mundo.”

(Edward T. Hall, La Dimensión Oculta, 1966, 2003:230-231 pp. )

DISCLAIMER: El presente artículo está escrito desde una perspectiva masculina, tal y como lo haría Steve McQueen en Bullit o Paul Newman en El Castañazo. Se recomienda encarecidamente a las/os lectoras/es que pudiesen sentirse incómodas/os ante su contenido/a que abandonen la sala y se dediquen a mirar fotografías de Jon Kortajarena.

Introducción. ¿Realmente estoy leyendo esto?

Como dice la Doctora por Berkeley Annalee Newitz, el público general suele quejarse erróneamente ante los artículos científicos a partir de dos hechos que tienen que ver con el desconocimiento de cómo funciona la ciencia en general y un artículo científico en particular: “No deberían pagarte por escribir esto” y “Pues vaya, eso es una obviedad”.

Y lo que es peor, tal actitud suele distraer de lo que deberían ser las legítimas quejas ante gran parte de los escritos científicos: “¿De quién es el crédito? ¿Quién es el autor?”, esto es, que no es que los científicos digan algo, sino qué científico y dónde lo ha dicho, lo cual suele ser olvidado en las redacciones de los artículos a favor de ese nebuloso y casi religioso concepto de “La Ciencia” que nos vigila desde su altar.

La otra queja legítima que según Newitz debería hacerse es “Este artículo no es más que un copia-pega de un artículo anterior”, o lo que es lo mismo, que se presentan artículos como nuevos, cuando no lo son, eludiendo además las fuentes y de esta manera la posible tendencia del/los autores en favor de la propia tendencia que tenga la revista donde se publica.

Bien, como este artículo es inédito y original y no paro de poner fuentes y nombrecitos de autores (y además, tampoco es tan científico, no nos vayamos a creer), creo que estoy eximido de las quejas legítimas. Pasemos pues a las quejas erróneas.

No deberían pagarme por escribir esto”.

Esta queja se fundamenta esencialmente en que hay cosas más importantes en el mundo para analizar y pagar por/subvencionar que, digamos, el Estudio del top-less y su posicionamiento topológico en una playa del Levante español.

Evidentemente, la cura del cáncer de mama o el avance en combustibles no contaminantes pueden parecer más importantes de cara al público. Sin embargo, el ámbito científico está lleno de investigaciones en terrenos que a la mayoría del público se la traen más bien floja, lo cual no quiere decir que no tengan una aplicación práctica directa o posterior.

No en vano, y en lo referente a este artículo concreto, conocer el comportamiento frente a la distancias y los espacios comunes o frecuentes nos va a ayudar a conocer decisiones que podríamos considerar automáticas e incluso a extrapolar esas decisiones en situaciones imprevistas o no conocidas.

Y además, que los elevados emolumentos que recibo de esta revista están plenamente justificados porque no sabéis lo caro que es llenar una piscina de chocolate caliente con base de cacao cuyos granos hayan sido molidos uno a uno entre las nalgas de Eva Longoria. Y yo sin mi baño de chocolate diario no soy persona.

Pues vaya, esto es una obviedad”.

Como dice la propia doctora Newitz, esta afirmación reside en que el supuesto descubrimiento científico que se enuncia es de sentido común y, por tanto, no hay tal descubrimiento. Y sin embargo grandes avances científicos han partido del estudio de ese conocimiento común para ponerlo en entredicho y finalmente, rebatirlo. De hecho, la Tierra ha sido plana durante un buen montón de siglos.

De igual manera, el hecho de que una determinada situación sea obvia a menudo se interioriza y no se discute hasta que es puesta de manifiesto. Por eso se deben poner de manifiesto situaciones que podamos considerar comunes u obvias para no perder la perspectiva de de dónde viene esa consideración.

También es obvio que Jot Down no es más que un nido de snobs con gafas de pasta de 24 kilates, como lo es que el sol sale cada mañana en la Batcueva o que José Mourinho ha transformado al Real Madrid en Zombieland, pero sin Twinkies; y aún así, hay que decirlo más.

1. Un muro invisible de 60 centímetros de espesor

En La Dimensión Oculta, el antropólogo Edward T. Hall, entre otras cuestiones, realiza una clasificación de las distancias en el hombre según el comportamiento del mismo en función del espacio que le separa con otro hombre:

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-Alfa, Tango, Charlie. Menuda pedazo de rubia se te acerca. Cambio. -¿Qué tal me queda la barbita? Cambio. -Te queda maravillosa. De verdad. Cambio.

Distancia Íntima —Fase cercana: entre 0 y 15 cm. Todo el cuerpo se toca. Fuertes distorsiones en la percepción visual del otro.

Distancia Íntima —Fase lejana: 15-45 cm. Se tocan cara y extremidades superiores, siendo más difíciles el contacto con muslos y rodillas.

Distancia Personal —Fase cercana: 45-75 cm. Los contactos no son directos sino potenciales. Se está “al alcance” de las extremidades. Las deformaciones visuales son menores.

Distancia Personal —Fase lejana: 75-120 cm. El límite del alcance físico. Apenas te puedes tocar con las puntas de los dedos pero comprendes totalmente el rostro del otro sin deformaciones visuales. Región del trato personal: dónde se discuten asuntos importantes.

Distancia Social —Fase cercana: 120 cm-2 m. Ya no existe contacto físico de ninguna manera. La compresión visual del otro es perfecta. Esta es la región de los asuntos impersonales, la del compañero de trabajo.

Distancia Social —Fase lejana: 2-3.5 m. Distancia a la que empiezan a aparecer jerarquías de orden cultural o social. La distancia a la que te sientas del jefe en su despacho.

Distancia Pública —Fase cercana: 3.5-7.5 m. El límite inferior de la distancia de escape. La voz es alta y se eligen las palabras. Las jerarquías ya son claras: es la distancia mínima entre el profesor y la primera fila de alumnos.

Distancia Pública —Fase lejana: a partir de 7.5 m. Límite superior de la identificación visual. Distancia del discurso. Distancia de la autoridad.

Esta clasificación proximal explica entre otras cosas, por qué un anden ferroviario debe tener al menos tres veces más ancho que el propio vagón, pues siendo su largo prácticamente idéntico, estamos culturalmente preparados para frotarnos y ser frotados por desconocidos dentro del tren, pero no admitiríamos dicha proximidad (y los olores que conlleva) mientras permanecemos a la espera del mismo.

Con estos parámetros y estableciendo como hipótesis válida que uno de los sustratos más habituales para el cortejo del ser humano occidental contemporáneo son las discotecas y los locales nocturnos, podemos entender como el ritual de apareamiento más frecuente se basa en intentar pasar de la Distancia Pública (echar miraditas) a la Distancia Personal Cercana y en último caso a la Distancia Intima Cercana Horizontal Sobre Colchón Viscoelástico.

Sin embargo, las particulares condiciones de contorno del propio sustrato distorsionan parte de las características de estas distancias. A saber, la música ambiental suele hacer que el volumen de la voz en Distancia Personal sea más parecida a la de la Distancia Social o incluso Pública, pues queremos que la hembra objeto de nuestro gradiente proximal nos escuche por encima de Feat. Pitbull.

Pero por otro lado, el macho humano occidental puede aprovechar en su táctica de esta condición auditiva, unida a las especiales circunstancias lumínicas propias del sustrato, poco eficaces para el reconocimiento visual. De esta manera, intentará pretendidos acercamientos casuales (sí, claro) a la Distancia Intima Lejana, de otro modo inasumibles, amparándose en que “¡Es que no te oigo con esta música!” y “(susurrando al oído) No veo bien de que color tienes lo ojos”.

Por supuesto, estas acciones no son siempre eficaces y deben contar con la interacción de la Hembra Alfa (todas las hembras son Alfa), por lo que es importante saber adaptarse, anticiparse y a ser posible, contar con un playbook tan completo como el de los Green Bay Packers. Disponer de un coordinador ofensivo en la grada también es recomendable, si bien no sé hasta que punto llevar puestos unos auriculares con micro pueden alterar nuestra aspecto y, por ende, nuestros avances.

De igual manera, hay que contar con las perturbaciones culturales inherentes al sustrato. Un claro ejemplo es el del Muro Intangible e Invisible de Adamantium de 60 centimetros de Espesor (MIIA60E), que se levanta infranqueable por encima de la barra del bar, discoteca o local nocturno elegido y nos separa de la sonriente y maciza camarera. Es decir, que se debe comprender que no todo acercamiento a Distancia Personal conlleva un avance a 1ª y Touchdown, y que no cualquier sonrisa es una puerta abierta.

En este sentido, es interesante como el ancho habitual de una barra de bar es de 60 cm., esto es, por encima de la Distancia Intima, lo cual permite la interacción de extremidades superiores (coger la copa y pagar) y NADA MÁS; puesto que el MIIA60E que nos separa efectivamente de la camarera hace imposible cualquier otro acercamiento. Por no hablar de que ellas sí suelen contar con un coordinador defensivo desde la grada, de unos 2 metros de alto y 120 kilogramos de peso, que ante cualquier intento de abrir brecha en el MIIA60E nos colocará rápidamente en Distancia Publica Lejana Trasero en Calle Húmeda.

2. Hover Hand. Del inglés hover: cagao y hand: soy un

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¡Tan lejos, tan cerca!, qué gran película de Wim Wenders.

Otro fenómeno interesante de distorsión cultural de las distancias proximales es el que en inglés se denomina hover hand/s (literalmente, mano/s flotante/s).

Es mucho más frecuente en los países anglosajones en general (y en Estados Unidos en particular), que en los de ámbito mediterráneo, donde somos más proclives al toqueteo contacto físico. Consiste esencialmente en simular que se abraza, pero manteniendo la mano (y frecuentemente el brazo) a escasos centímetros de la persona abrazada, sin llegar nunca a tocar a dicha persona, que por tanto y a efectos técnicos, no habría sido efectivamente abrazada.

Creo que se debe explicar al lector no familiarizado con la cultura norteamericana, que el contacto físico es una cuestión muy delicada allí. Es un país donde el unwanted physical contact (contacto físico no deseado) está tipificado como una variedad del acoso sexual, y donde tú no besas en la cara a un amigo del sexo opuesto, salvo que sea muy amigo, en cuyo caso le besas en los labios.

Tampoco debemos exagerar ni ser xenófobos culturales en este punto; ese contacto físico no deseado en ningún caso se refiere a tocar el hombro de una persona con la mano; y por otro lado también en España contamos con los dos besos en la mejilla que se dan las pijas, que se expulsan por el lateral/posterior de la cabeza de la amiga a no menos de 5 cm. de la cara con un rítmico —“Qué mona (chuic), questás (chuic)”. Y eso ni son besos ni es nada.

En cualquier caso, y posiblemente producido por esa íntima pregnancia cultural de la que habla Hall, unida al miedo a represalias en forma de demanda judicial, el fenómeno del hover hand es habitual entre los jóvenes norteamericanos. Aún más acentuado cuando la persona abrazada es del sexo femenino y la zona a tocar está cerca de lugares susceptibles de ser malinterpretados (caderas, pecho) o se encuentra al aire (hombros descubiertos). Si además, la persona sobre la que se ejecuta el hover hand es una mujer famosa, entonces el fenómeno se convierte en prácticamente mandatorio.

3. El Valle Inquietante

El Valle Inquietante, también conocido como Valle Inexplicable, es un principio enunciado por el experto en robótica japonés Masahiro Mori en 1970. Explica la respuesta de repulsión o desafecto que experimentamos ante réplicas que parecen y se comportan de una manera muy similar al del ser humano, pero no exactamente igual al ser humano.

Lo más interesante de este principio no es tanto la manifestación de esta repulsa, sino el hecho de que la curva de afecto hacia las criaturas en función de su parecido con el hombre no es lineal. De esta manera, objetos (robots, muñecos, peluches) menos parecidos al ser humano generan más empatía que los que son demasiado parecidos, si bien cuando la diferencia es imperceptible, la respuesta afectiva vuelve a ser positiva.

En el presente coñazo artículo no se va a profundizar más sobre las manifestaciones del Valle Inquietante en el entorno de la robótica o la representación digital. No obstante, y con el objeto de alargar inopinadamente el coñazo extrapolar el efecto para nuestro estudio, podemos extraer unas ciertas conclusiones.

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Gráfica del Valle Inquietante extraída de la Wikipedia en español

Por un lado, por cuanto se refiere a una circunstancia perceptiva, nos volvemos a encontrar que las suposiciones previas sufren distorsiones en su aplicación constante. Esto es, si bien podría parecer que la respuesta empática a la percepción de un objeto de orden superior (el robot humanoide) debería ser igualmente superior, lo cierto es que el proceso se invierte en ese pico inverso de la curva. Y por otro lado, como se vio en el ejemplo de la camarera y el MIIA60E, no podemos comprender la percepción tan solo desde el ámbito del observador, sino también del objeto percibido.

Y ahora pasemos a las tetas, que es por lo que estáis leyendo este artículo.

4. Distancia Social y Pública. Sin tetas en el paseo marítimo.

Las distancias Social y Pública se distinguen básicamente de las Privada e Íntima en que el contacto físico ya no es posible. A partir de esos 120 cm, la dominación sensorial deja de ser táctil o química y pasa a los sentidos superiores: el oído y fundamentalmente la vista.

En la Distancia Social Lejana “La figura entera —con mucho espacio en torno— se abarca con una mirada de 60º”, dice Hall.

Es en este parámetro cualificado esencialmente por la mirada donde procedemos a realizar nuestro estudio.

Se tratará de comprobar como es la respuesta emocional de un sujeto masculino a la visión de una mujer con los pechos descubiertos en un sustrato controlable determinado, como dicha respuesta varía en función de la situación topológica dentro de ese sustrato (aunque no haya barreras apreciables )y si existen distorsiones culturales a esa variación.

Para ello, nuestro sustrato debe ser compatible con la visión de mujeres con los pechos desnudos (lo cual ya es en sí mismo una distorsión cultural, pero tampoco íbamos a hacer el estudio en un campo de fútbol, claro).

Una playa, como cualquier sustrato espacio-sociológico consta de cuatro dimensiones básicas, las tres espaciales y la temporal (no es lo mismo una playa por el día que por la noche, en enero que en agosto, una noche cualquiera que la del 24 de junio). Dicho esto, a efectos de realizar el estudio, y con el objeto de transformar una vaca en una esfera, establecemos las siguientes condiciones de contorno:

Playa del Levante español durante la temporada vacacional de Verano; en este caso, la Playa de San Juan, Alicante, en un campo delimitado en torno al meridiano 0.40º E, entre los paralelos 38.36º y 38.37º N, lo cual abarca una dimensión Norte-Sur de unos 300 metros. Los bordes E-W van desde el propio cuerpo edificatorio urbano hasta mar abierto en unos 500 metros. De esta manera, podemos reducir la dimensión a estudiar a una: el ancho de la playa o la referencia de distancia frente al mar.

Las fechas del estudio son 11-13 Agosto de 2010 entre las 18:00 y las 20:00 aproximadamente.

En primer lugar se realiza una discriminación del sustrato según la predominancia del atuendo femenino observado, a la que se le aplica un factor corrector de +20. Esto es, en el momento en el que se supera el número de 20 mujeres con una determinada vestimenta, se considera como probable. Con los datos obtenidos se elabora la siguiente gráfica:

dimensión oculta 4

La primera conclusión a la que llegamos con la gráfica es que existe un gradiente de adición de vestuario en función de la proximidad a la línea del mar. Sin que aparezcan diferencias físicas apreciables, más allá de un cambio de pavimento o el poyete que separa el Paseo Marítimo, se trazan una serie de líneas imaginarias, siendo la más relevante la que aparece en medio de la arena partir de la cual el top-less deja de ser frecuente. Por ejemplo, no es extraño ver a una mujer jugando a las palas con los tobillos en el agua y las botijas saltando libremente, y sin embargo, esa escena con seguridad no se repite 150 metros al Oeste, en la cancha de Voley-Playa.

De igual manera, apreciamos que los cinco sectores en los que se divide el sustrato no son excluyentes, sino que aparecen áreas de superposición. Esto es, en el Paseo Marítimo podremos encontrar paseando a mujeres vestidas y a mujeres con pareo, si bien difícilmente nos encontraremos con una tía en bikini (salvo que acabe de salir de la playa) y mucho menos un pezón bravo.

También podríamos extraer algún detalle quizás más marginal, como es el hecho de que en las zonas de mar más profunda existe una preponderancia del top-less al bikini, debido probablemente a que las mujeres menos proclives a ese vestuario se encuentran en edades (mujeres de mediana edad, ancianas y niñas) donde la incursión en zonas más profundas suele evitarse.

El siguiente paso en el estudio trataba de encontrar la respuesta emocional/afectiva/perceptiva del sujeto masculino ante la observación de una mujer en top-less. Para ello, se realizó una encuesta a 30 hombres por cada uno de los seis sectores accesibles resultantes de los obtenidos directamente y los que son producto de una intersección (se obvió el mar abierto por dificultades logísticas), lo cual suma una cantidad total de 180 hombres.

Estos 30 hombres se dividieron en tres grupos de edad: los comprendidos entre 15 y 25 años, entre 25 y 45 años y los mayores de 45.

A todos ellos se les formularon dos preguntas:

¿Considera o consideraría normal encontrarse aquí a una mujer en top-less?

Con las siguientes posibles respuestas:

— Muy normal

— No demasiado normal

— Algo extraño

— Muy extraño

¿Le gusta o le gustaría encontrarse aquí a una mujer en top-less?

Con las siguientes posibles respuestas:

— Me gusta/gustaría mucho

— Me parece bien

— Me es indiferente

— No me gusta/gustaría.

Con los datos obtenidos y tras una cuidadosa invención extrapolación de los mismos se elabora la siguiente curva, que es el resultado final del estudio:

dimensión oculta 5

El análisis de la gráfica nos indica en primer lugar la variación de un supuesto pretendidamente común como es el de que a todos los hombres nos gustan los pechos femeninos desnudos en cualquier momento. Parece evidente que esta respuesta es esencialmente cultural, pues no existen barreras físicas ni visuales que delimiten estas diferencias.

De igual manera, se advierte como aparece esa distorsión en la respuesta hasta el punto de que la curva parece una inversa de la del Valle Inquietante. En este sentido, el fenómeno quizá más destacable es el que se produce a la izquierda (Oeste) de la gráfica, donde el resultado parece superar el límite extrañeza/palotismo para entrar en una zona de excesiva rareza o incluso repulsión.

Incluso me atrevería a afirmar que si el estudio se realizase sobre una mujer completamente vestida, la curva sería básicamente simétrica a la obtenida.

Breves

Si bien existe una clara relación entre las distancias entre los hombres y las actividades y las respuestas de los mismos, la pregnancia de la cultura hace que esa relación esté salpicada de irregularidades y distorsiones.

Es cierto que la distancia es un elemento de comprensión espacial tan potente y tan determinante como lo pueda ser el objeto construido (muros y puertas), sin embargo, su aplicación es mucho más heterogénea. La no existencia de elementos delimitadores físicos hace más complejo la explicación de fenómenos como el de este artículo o más aún el de las playas nudistas.

El propio estudio realizado variaría mucho si la playa fuese de Girona, de Pontevedra o de Estados Unidos, puesto que esa cultura que existe en nuestro sistema nervioso nos permite establecer delimitaciones y respuestas emocionales independientes de los bordes físicos.

No en vano, en una discoteca nos ponemos más cachondos si le vemos las bragas a la novia de un amigo, que si se las vemos a la Go-Go de turno, contratada a tal efecto y profesional de lo suyo.

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30 Comentarios

  1. Pingback: La dimensión oculta: sin tetas en el Valle Inquietante

  2. Al paso que vamos, algún día los libros de texto serán como este artículo… chupiguays! El alumno no entenderá nada de nada (como ahora), pero se lo pasará pipa y con un pooc de suerte querrán ser tan cultos y graciosos como el autor, que además es tan condescendiente que procura no parecer demasiado culto, no vaya a ser que lo tachen de elitista!

  3. provolone

    «levante español». Ah cojones.

    Joder con los del Poniente Valenciano, la reseca meseta, el Desierto al Sur de París, el Levante Lusitano, la Capital del Norte de África, el Próximo Oriente Americano, qué pasa?
    Somos el centro del mundo y nos olvidamos del nombre de las comunidades, regiones, provincias o países?

    Es lo que tiene ser de aquí, de Madrí, centrípeto lugar con hitos urbanos de sofisticado nombre como
    Lavapiés, Pozo del Tío Raimundo o Vacíamadriz

    • Las entelequias políticas vuelan, las referencias geográficas quedan.

    • pedrotorrijos

      Vale, pero verá que hemos nombrado la provincia de Alicante, la Playa de San Juan y hasta las coordenadas de longitud y latitud.
      Hemos intentado ser lo más precisos posible.

  4. Gracias por recordarme el porqué de mi necedad a no vivir una vida social normal.

    No es por lo del palote, es que no tiendo una mierda de esta mierda de mundo con sus mierda de tabues y reglas sociales…

    ¿Quien me presta una cuerda para colgarme del madero?

    ¿Quién me ayuda a marcharme sin recriminarme?

    ¿Quien?
    ¿Quien?
    ¿Quien?
    ¿Quien?

    Solo yo, cerraré la puerta.

  5. Soy uno de los encuestados y para aquellos gafapastas que no confíen en el trabajo de campo aqui estoy para atestiguar su veracidad como ejemplo viviente. Por lo demás no he entendido mucho pero lo de Mourinho es verdad.

  6. …y lo de las bragas…bueno, es verdad todo.

  7. Este árticulo baja la media en cuanto a calidad en Jotdown.
    Me sigo declarando fan, pero este rollo me va un poco menos.

  8. Sí, a mí las dos banderas gays subliminales en medio del post también me han cortado el rollo.

  9. ¿Cómo se llama la señorita de la primera foto? quiero pedirle la mano. Aunque con un zapato también me conformaba, si me deja a mí quitárselo.

  10. No entiendo por qué la respuesta a la 2ª pregunta no forma una paralela al eje X situada arriba de todo…

    El artículo es una parida, pero me ha hecho pasar un buen rato. Ya mejora muchos otros artículos científicos, que tampoco sirven para nada y que encima son un tostón.

    Hay que proponer al CSIC una expedición a la zona ignota de yates, a ver si hay algo interesante.

  11. Genial artículo, pasas un buen rato leyendolo, parece que hay gente que solo lee cosas del peso literario de Guerra y Paz, hasta sentado en la taza del vater. Muy bien escrito.

  12. Pingback: La dimensión oculta: sin tetas en el Valle Inquietante | Cuéntamelo España

  13. «Todas las hembras son alfa»

    Inconmensurable.

  14. James Moriarty

    Nunca había repensado el cálculo y la geometría bajo esta perspectiva, la verdad…Así me va, claro.
    Magnífico artículo.

  15. ¿Por qué me he leído todo si el título me avisó de que no habría tetas?

  16. supremo articulo, grandes verdades aderezadas con humor. Para despejar un poco la mente no esta nada mal.

  17. no puedo creer que me lo e leido todo.

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