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Stewart Home

Foto Stewart Home crédito Marc Atkins

“Aspiro a abolir la distinción entre la alta cultura y la cultura pop y crear una cultura comunista sin jerarquías”

Primera Parte: Donde el periodista escribe una breve introducción sobre el autor y su obra

Entre las cosas que más me irritaban mientras me hacía mayor figuraban las amenazas camufladas de halagos, siempre formuladas en forma de sagaces consejos. Durante la adolescencia, el estribillo constante que esos dioses con pies de barro me dirigieron era que, siendo yo una persona inteligente, progresaría en la vida si pasaba por el aro. En las mentes de estos césares de serrín, la inteligencia era la habilidad para entender que quienes no se inclinaban ante el Gran Dios de la Autoridad son los que peor parados salen al mundo “adulto”. Crecí en un momento en que había empleo en abundancia y el hecho de que a la edad de diecisiete ya reivindicara felizmente el bienestar se convirtió para mis antiguos profesores en una clara ilustración del destino de quienes rechazan seguir imperativos. Perplejos por completo frente al tedio de sus aburridas vidas, semejantes bufones imaginaban en vano que podrían condenarme, al carecer yo de sus humildes ambiciones ni desear un trabajo estable. Me interesaban más los proyectos grandiosos, como acabar con el capitalismo, y de ese modo transformar la vida de este planeta en algo que de verdad mereciese la pena”.

Stewart Home (Memphis Underground)

Y así es como, queridos lectores, el escritor Stewart Home (1962) interrumpe la historia que narra en su propia novela para hablar de sí mismo con un pequeño ensayo titulado Sobre la miseria de la vida literaria. Ocurre exactamente en la página 127 de Memphis Underground que, editada por Alpha Decay, supone la primera traducción al castellano de su obra (un titánico trabajo de Antonio J. Rodríguez) y un arma arrojadiza ideal para saltarle un ojo a más de un bienpensante. Esa historia que cuentan sus páginas, no se preocupen, es lo de menos, porque en el fondo su protagonista es sólo un vehículo para que Home, que se autodefine en la solapa del libro como puto working class, ex-punk rocker y experto en vanguardias culturales, exprese sus ideas acerca de casi todo lo que le parece importante: la política y el capitalismo, las industrias culturales, el aburrido establishment literario británico (incluidas anécdotas muy graciosas a costa de Salman Rushdie), el debate sobre el papel del arte y de los artistas en la sociedad, el mercado laboral, la colocación idónea de los libros en las bibliotecas, el sexo en grupo o en solitario con muñecas hinchables, el uso de drogas. Incluso cómo freír un huevo.

Memphis Underground tiene una estructura atípica como novela. Está dividida en cuatro partes, separadas por textos de no-ficción (además del ensayo hay, por ejemplo, una divertidísima auto-entrevista de Home a Home titulada Más funky que el zumbido de un mosquito. Stewart Home entrevistado por El Nuevo Macho, así como otras reflexiones y experiencias del autor sobre todo tipo de temas), lo que subraya la mezcla de géneros que practica Home, que se mueve entre las ideas, el activismo, la moral, el humor, la poesía, la baja cultura y el pop. Home utiliza también las páginas de Memphis Underground para intentar decirle al lector qué es y qué no es eso que el lector tiene entre sus manos: “Quizá deba explicar que Memphis Underground no es exactamente una novela. He dado a luz varios textos publicados como novelas que en realidad son otra cosa. Después de Joyce, después de Finnegans Wake, escribir novelas no tiene sentido. La literatura está muerta. La única literatura que me interesa es más antiliteraria que literaria”. Lo pone en boca de su protagonista, pero es lo mismo.

Qué elementos tiene esta antiliteratura también lo deja claro el propio escritor. Fuertemente influido por los escritores de la nouveau roman que ya cuestionarion la novela decimonónica, en estas páginas hay lo que él denomina “descripciones autistas” (del mobiliario, de la colocación de las casas en una urbanización, de los materiales de lo que están hecho casi todo), diálogos que ponen a prueba al lector más paciente y, atención, “como ejercicio puramente técnico, también recapitulé información a partir de mapas y diagramas y la convertí en prosa”, lo que provoca, asegura, “interesantes efectos”. Y, sobre todo, la bigrafía. La suya. La autobiografía como pegamento para que esta amalgama sea tan auténtica como cabría esperar de un hooligan de la cultura.

No hay en este país nadie mejor que el escritor y periodista Kiko Amat a la hora definir a Home. Amat ha escrito un prólogo para Memphis Underground que convierte en inútil cualquier esfuerzo por ubicar al autor y explicar su novela. “Cuidado con este libro: es irritante”, empieza, y avisa que esto tiene más que ver con la guerrilla con los experimentos de un moderno. Pero es en la traca final donde está el alcance de lo que puede parecer solo la gamberrada de un skinhead: “Memphis Underground es un excitante y grotesco galimatías, ya lo ven, escrito expresamente para irritar a los más carrozas, indignar a los críticos, ciscarse en la burguesía y sus tradiciones y, a la vez, establecer las bases de un nuevo tipo de novela. Nuevo, sí, pero no posmoderno. Radical, pero no disponible para escaparates ni anuncios. Conceptual, tal vez, pero desafecto al régimen, testarudamente obrerista, autodidacta, tan enemigo del ‘bueno gusto’ mainstream como del ‘mal gusto’ del Turner/Booker Prize y los mercachifles suburbanos del shock-art. Marxista sin ataduras. Trocchista, y a mucha honra. Guarra y obsceno sin bula teórica ni excusas. Pro pulp, pro punk, pro skin, pro plagiarismo. Antiarte de veras. Incendiario sin veleidades vanguardistas. Literatura en forma de pistola, que despellejará de verdad (como las Mémoires de Debord-Jorn, como el debut lijoso de The Durutti Column) el resto de libros de su misma colección y estantería”.

(Aviso del sarcasmo: el propio Home avisa al final de esta entrevista.)

Foto Stewart Home horiz bn traje

Segunda Parte: Donde se desarrolla la entrevista

Otro halago más de Kiko Amat: dice que Memphis Underground “es una novela de ideas en el sentido más beligerante de la palabra”. ¿Es esta una novela política?

Todo es política. La novela burguesa convencional es conservadora y se limita a reproducir las ideas y los puntos de vista de la clase dominante. Es por eso por lo que está tan preocupada por eso que llamamos eufemísticamente character (el carácter o la personalidad de los personajes). Estamos hablando de una novela burguesa que, en lugar de reflejar el mundo en el que vivimos tal y como es hoy, se ha obsesionado por el realismo, el naturismo y por otras ideas similares que en el siglo XIX estaban vinculadas a la literatura, lo que en definitiva entiendo que son distorsiones y distracciones mediante las cuales esa clase dominante pretende que no apreciemos lo que nos rodea. Así que sólo el hecho de romper con ese sinsentido es algo político, pero, además, la manera en que el libro recoge otros temas, como por ejemplo la vida en las urbanizaciones en Londres, lo hace todavía más explícitamente político.

¿Qué ideas te interesaban tratar en el libro con el uso de esas largas descripciones aparentemente aburridas o la transcripción de mapas?

Entre otras cosas, quería demostrar que la literatura está muerta. Y en realidad no quería tanto escribir sobre ello como mostrarlo a los lectores. El arranque del libro es una parodia del tipo de escritura mediocre que es popular hoy en el Reino Unido. Pero inmediatamente después doy un salto a ese tipo de descripción minuciosa inspirada en la nouveau roman francesa. Cuando era adolescente leí montañas de literatura modernista de gente como Alain Robbe-Grillet, Claude Simon y Nathalie Sarraute. Ese tipo de descripciones sirven para interrumpir el texto, cambiando su textura y desafían las nociones tracionales de qué es una lectura entretenida y dónde está su valor. Refleja un interés en lo cotidiano, en los aspectos domésticos, que puedes encontrar en otros discursos tan diversos como el arte o la sociología. Yo, de paso, lo encuentro algo sumamente divertido.

Así que es un choque de tradiciones literarias que puede tener efectos humorísticos en el lector, pero que básicamente ilustra muy bien lo que ocurre en la literatura contemporánea actual, que está completamente pasada de moda y que quedó obsoleta hace más de 50 años. Siento que mostrar estas cosas es mucho más interesante que simplemente escribirlas y, probablemente, también más efectivo para el lector.

La historia narrada en Memphis Underground está fragmentada. ¿Qué efectos quería provocar en la mente del lector con ello?

Yo confío en que el lector tiene inteligencia e imaginación, y en darles más libertad de la que pueden encontrar en esa literatura muerta de las clases dominantes de la que hablamos. El lector puede rellenar los espacios que quedan y este juego de yuxtaposiciones puede resultarle divertido, atractivo y sorprendente. Mientras siga sin interesarme el realismo, este estilo fragmentado que practico es de hecho mucho más parecido a la manera en que experimentamos hoy nuestro día a día. Nuestras mentes vuelan de un pensamiento a otro, pasamos de canales de televisión a leer una historia sobre la masacre de Homs y de ahí a ver un documental sobre la vida sexual de una rara especie marina, las competiciones de gimnasia o el ciclismo y a los canales de compra y chat shows. Este volar de una cosa a otra puede hacerse en plan zombie, de manera automática, o bien puede hacerse con una intención crítica.

¿Qué tipo de ‘tics’ ha querido evitar de esa literatura convencional?

Esta pregunta revela mucho sobre cómo la literatura conservadora ha llegado a ser lo que es. Creo que no sería agradable que le preguntaras a un artista hoy por qué no quiere pintar como Goya y Velázquez. Y, en efecto, si estuviéramos hablando del trabajo que hago en galerías arte, nunca me lo preguntarías así. La gente entiende que el arte ha evolucionado a lo largo de los últimos siglos. Así que, ¿por qué querría yo escribir como los novelistas del siglo XIX, como Charles Dickens o Jane Austin?

Además del hecho de que yo encuentro esa escritura aburrida y reaccionaria, los que todavía producen este tipo de prosa anticuada parece que deben comportarse de forma solemne y gris (lo cual no es un problema para la mayoría de estos sosos individuos). La imagen pública del escritor serio requiere que ellos no hagan el tipo de cosas que a mí me gusta hacer, cosas como hacer el pino y recitar pasajes de mis libros cuando aparezco en público. Me gustan Goya y Velázquez por sus contrastes, y no hay nada en la pintura de hoy similar: ellos lo hicieron muy bien en el periodo temporal que les tocó vivir, pero nosotros tenemos que (des)hacer el arte por nosotros mismos.

La nostalgia es el futuro”, dice el protagonista de su novela al comienzo.

La nostalgia no es una buen asunto porque es conservadora: no hay ninguna edad dorada en el pasado, tenemos todo un mundo que conquistar por delante. Pero el personaje principal de la novela es ficticio, él es libre para expresar opiniones con las que estoy en desacuerdo. Es una de las cosas que más me gustan de la ficción, que permite explorar un rango/abanico muy amplio de posiciones subjetivas.

Escribió Memphis Underground en 2004, y en sus páginas se pueden encontrar referencias sociales, sobre la juventud británica, la cultura pop, los negocios y mucho del estilo de vida que consideramos propio del siglo XXI. ¿Crees que Memphis Underground puede funcionar como espejo de su país en la actualidad? Porque entiendo que está usted interesado en reflejar la sociedad de su país.

Creo que siempre terminas reflejando la época en la que vives, independientemente de que quieras o no hacerlo. Y, por otro lado, la gente que escribe literatura tradicional refleja el hecho de que mucha gente vive en el pasado aunque necesariamente no lo sepan. Yo quiero reflejar de manera consciente la época en la que vivo y mostrar ahora mismo qué es lo que no funciona, lo que está mal y la dirección en que necesitamos movernos para hacer un cambio a mejor. Una de las cosas que necesitamos hacer es acabar con los estados-naciones. Encuentro la existencia de Inglaterra y de Reino Unido ridícula y despreciable, y voy a hacer algo al respecto en un futuro cercano.

Desde el ‘nothern soul’ al coleccionismo, ¿en qué manera le interesa la llamada cultura pop?

Es importante entender la cultura pop históricamente, así que mi interés se remonta a cosas como la literatura de crímenes reales de hace más de 400 años, gente como el escritor del siglo XVI Robert Greene. Cuando miras la cultura pop y la llamada ‘alta cultura’ te das cuenta que ambas interactúan y penetran: una no podría existir sin la otra. Así que, como prefiero la cultura popular a la alta cultura, quiero la abolición de ambas y la creación de una cultura comunista sin jerarquías.

¿Por qué seguimos distinguiendo entre ambas?

Porque vivimos en una sociedad capitalista alienada que crea falsas divisiones… La revolución proletaria pasará necesariamente por desbordar estas divisiones.

¿Y por qué tanto sexo?

El sexo y la pornografía son muy populares. En internet, en películas, en libros, en revistas, en nuestras casas y hasta en la calle. Sin duda, muchas de las mujeres españolas que tengo que conocer íntimamente son muy aficionadas a follar en la calle: así que pienso que es útil incluir mucho sexo en mi primera novela publicada en español, porque las mujeres españolas que la lean sabrán que no soy un mojigato y se darán cuenta del hecho de que si ellas vienen conmigo podrán pasar un buen rato. También me gusta usar la repetición para estructurar mi escritura y el sexo es muy repetitivo. ¡Y eso me chifla!

Has escrito Memphis Underground en primera persona. ¿Cómo de autobiográfico es? En general, ¿cuánto de experiencia propia hay en tu literatura?

Mi vida sexual está muy atenuada en mis libros, pero en general, no estoy describiendo mis propias experiencias sino sobre todo lo que veo o escucho, y eso sí que está basado tanto en las experiencias de gente que conozco como en las mías propias. La verdad es algo muy resbaladizo, pero escribiendo ficción uno puede acercarse a ella de manera más precisa que a través de una escritura “documental”. Memphis Underground es, por supuesto, un libro completamente biográfico porque es un documento exacto que recoge las teclas que pulsé en mi ordenador mientras lo estaba escribiendo. Es un nuevo tipo de autobiografía, una desnuda de todo contenido romántico y personal.

¿Por qué se entrevistó a usted mismo?

Durante mucho tiempo me he promocionado a mi mismo como “un egomaníaco a escala mundial”, y cualquier egomaníaco que se precie querría entrevistarse a sí mismo porque esto le permitiría hacerlo con una profundidad que nadie más puede conseguir. Y pensé que sería divertido, claro. Esa entrevista es como una remezcla: está formada por un lado por una serie de preguntas que yo le hago a alguien para una revista enfrentadas a las respuestas que dí para una entrevista para otra publicación completamente diferente.

¿Qué autores te interesan?

Hay muchos. Lynne Tillman, Kenneth Goldsmith, Barry Graham, Bridget Penney y Darius James serían algunos, entre los autores contemporáneos que escriben ficción en inglés.

¿Cree usted realmente en una conspiración global o es sólo un truco, un juego, que emplea como narrador?

No creo que haya ningún tipo de conspiración global, pero la idea de que sí la haya puede ser usada en la ficción para apuntar lo absurdo de esta misma idea. La gente que se toma en serio las teorías conspirativas y que cree que puede descubrir “la verdad” suelen terminar locas (si es que no lo estaban cuando decidieron tomar ese camino). Al escribir ficción sobre teorías conspiranoicas quiero mostrar su inutilidad. Porque no hay ninguna necesidad de desvelar verdades ocultas sobre quién controla el mundo: la opresión en la que vivimos bajo las relaciones sociales capitalistas no están ocultas, y estas teorías no dejan de ser una distracción de las maneras con las que podremos reformular nuestra sociedad.

Lo siento, pero esta es una pregunta personal: ¿Cómo es su día a día?

Cada día es diferente. Algunos me levanto y voy al gimnasio, otros empiezo a escribir o a trabajar en material para alguna galería de arte después de desayunar. Mis horarios de comidas varían completamente cada día. Anoche estuve en el pub con tres amigos que trabajan para diferentes editoriales en Londres, anteanoche fui a una lectura pública de poesía y la anterior me quedé en casa. La mayoría de los días empleo una o dos horas en pasear por las calles, así puedo encontrarme algunas chicas españolas cachondas. No es muy difícil: hay muchísimas españolas cachondas en Londres. Una de las más curiosas con las que me he topado recientemente trabaja profesionalmente como actriz porno con el nombre artístico de Snake Girl. Tiene un tatuaje de una serpiente por todo el cuerpo, que es lo que la ha hecho famosa como actriz y modelo fetichista. Yo estaba cerca de un pub en el Soho cuando me presenté. No obstante, aunque hay muchas mujeres españolas cachondas en Londres, todavía hay muchas más en España, es por eso por lo que me gusta visitar ciudades como Barcelona. Y suelo tener que viajar a menudo: por ejemplo, he estado tres veces en Nueva York en los últimos cuatro meses, y de las misma forma, he estado en muchos otros sitios. Y también es fácil conocer a españolas cachondas en en Nueva York, ¡al menos tanto como en Londres! Pero volviendo a lo que me preguntabas: cuando no estoy ocupado con las españolas, la mayoría del tiempo estoy comiendo, escribiendo, bebiendo o dándole duro al gimnasio.

Foto Stewart Home horiz bn granlodg

Tercera Parte: Algunas citas de Memphis Underground

Sobre la novela:

Quizá deba explicar que Memphis Underground no es exactamente una novela. He dado a luz varios textos publicados como novelas que en realidad son otra cosa. Después de Joyce, después de Finnegans Wake, escribir novelas no tiene sentido. La literatura está muerta. La única literatura que me interesa es más antiliteraria que literaria”.

Mientras ciertas secciones del del libro reflejan mi experiencia viviendo en el complejo Avebury en Bethnal Green, otras están tomadas de los nueve años en que alquilé un apartamento en la urbanización Teviot de Poplar. La vivienda y el aburgesamiento han sido temas dominantes en mi ficción desde la mitad de los ochenta en adelante, así que los temas que trato aquí de ningún modo se desvían de mis anteiores preocupaciones. Quería explorar lo doméstico, un tema del gusto de muchas escritoras feministas, insistiendo, como cualquier teórico feminista que se precie, en que lo doméstico no es algo que deba tratarse de forma aislada”.

Quiero mezclar crítica, poesía y narración popular”.

Sobre el mundo literario:

Durante muchos años estuve reclamando las prestaciones sociales (de forma intermitente), y entre tanto escribí rápidamente algún que otro libro. Desde el principio supe de la miseria del medio literario y al mismo tiempo desarrollé una crítica a la noción de personificación dentro de la literatura, que demostraba su inextricable relación con la osificación total y la quimera ideológica del ‘personaje nacional’. Me interesaba la cultura mundial y el constante devenir y despreciaba la literatura, puesto que la literatura siempre ha sido y sigue siendo ‘literatura nacional’. En consecuencia, entendí a aquellos hombres y mujeres que componían el establishment literario británico como un objetivo legítimo para las bromas que refutaban la hegemonía de sus puntos de vista […]. Toda buena diablura tiene un propósito, y el mío era protestar contra una situación en la que uno estaba a favor de Rushdie y de la libertad de expresión o, de lo contrario, estaba del lado de los fundamentalistas islámicos”.

El hecho de que considere a Rushdie un novelista mediocre ni implica necesariamente que tenga una mala opinión de él como persona, pero debo confesar que no me sorprendió que, aunque preparado para darle la mano, no me dijera nada en absoluto. Ni siquiera ‘felicidades’. Los que hacen la (contra)revolución a medias sólo se cavan sus propias tumbas”.

Sobre la industria cultural:

De los horrores de la esclavitud y el holocausto negro llega la cultural del Atlántico negro, que es la base de casi toda la música y la literatura que va le pena hoy en día”.

“…pienso que en los últimos años ha habido un declive general en la calidad de la ficción, algo que yo atribuiría a las condiciones sociales y a la industria editorial que perpetúa las ajadas formas de la novela tradicional”.

La música rock es simplemente otro elemento del creciente confirmismo. U2 y Salman Rushdie son tal para cual. La vida real está en otra parte”.

No veo la tele y no tengo tele”.

[Diálogo] “Es lo que toca —observé, lacónico—, es algo que los críticos no parecen entender de la música pop. Se equivocaron al creer que hay canciones destacadas pero un disco bueno de verdad para fans de cualquier género es cualquiera que siga una plantilla al pie de la letra. Lo que hace especial una canción clásica es su falta de originalidad. Los músicos están afinando el sonido hasta la perfección al tiempo que eliminan nuevos temas un día tras otro. Todo lo que necesitas es un par de coros. La música pop es un proceso de reducción de elementos hasta los mínimos esenciales. El baile establecido del revival del northern soul encaja con este fenómeno”.

Sobre el sexo:

Después de ver a [Jennifer] López en Un romance muy peligroso, empecé a pensar en hacer bondage al estilo japonés con mujeres de veintitantos y treinta y tantos años, a las que vestiría y desvestiría parcialmente con uniformes de policía estadounidense. Sin embargo, al final me di cuenta de que sólo estaba invirtiendo —en lugar de desafiar— los valores de la sociedad dominante con este juego de bondage, y eso a pesar de que conocía a más de una decena de mujeres a las que les atraía la idea. Entonces volví al fetichismo de la muñeca hinchable”.

Sobre la tecnología:

Parafraseando a y transformando de manera dialéctica a [Walter] Benjamin, en una sociedad capitalista alienada la tecnología causa catástrofes. Sin embargo, en una sociedad comunista, la tecnología puede asumir un rol útil en el desarrollo de la verdadera comunidad humana. Por desgracia, quizá sean necesario evitar malentendidos al admitir que la URSS estaba tan lejos del comunismo como puede estarse. El reglamento estalinista es un ejemplo del capitalismo de estado desarrollado mediante los principios organizativos sistematizdos primero por el anarquista reaccionario Mijaíl Bakunin”.

De hecho, creo que vivimos en un periodo de declive cultural, si bien es cierto que provisorio, aunque yo no lo atribuiría a la tecnología. Durante los progresos revolucionarios en los sesenta y principios de los setenta, llegó a ser más fácil innovar y producir cultura de manera social y colectiva. Si las condiciones sociales en las que la cultura se produce han empeorado debido al retroceso de la última ola revolucionaria, entonces, en lugar de tener que asumir la culpa, la tecnología puede proporcionar a ratos un contrapeso (aunque no un correctivo, algo relativo a la acción humana”.

Sobre sus libros:

Odio ver libros ordenados alfabéticamente. Yo agrupo libros en función del uso, y los usos cambian con el tiempo”.

Sobre su público:

A lo largo de los años, me ha sorprendido descubrir que mi público es muy diverso. Dado que la primera vez que se apoyó con euforia mi ficción fue en la prensa musical y de tendencias londinense, creo que la gente asume que tengo que atraer a los ‘chavales’. Sin embargo, cuando doy lecturas, percibo la diversidad de edades en el público”.

Con todo, en realidad no siento que esté peleando por la atención de los chavales o que tenga que competir con los videojuegos. Además, puede que un “chaval” quiera jugar al ordenador por la mañana, leer uno de mis libros a mediodía, discutir sobre ficción por la tarde, y follar con su novio o novia al ritmo de la guitrarra psicodélica soul jazz de Boogaloo Joe Jones toda la noche. Por lo general, la mayoría de los “chavales” hace otras cosas además de jugar a videojuegos”.

Sobre el humor:

No tengo consejos que dar y en su lugar ofrezco historias de mi vida a modo de parábolas, con la esperanza de que al menos puedan provocar unas risas”.

Epílogo: Algunas palabras de su traductor, Antonio J. Rodríguez

¿Cómo definirías el estilo de Stewart Home en Memphis Undergroun’, cuáles serían sus coordenadas, para que el lector se haga una idea y no se pierda?

La enorme virtud de Memphis Underground es que atrae por igual a quien está muy cabreado por el actual estado de las cosas, al fanático de la teoría literaria, a quien se mofa de los círculos literarios, al marxista redomado, al melómano puretilla y a quien concibe el arte contemporáneo como un fraude equiparable al capitalismo financiero. En su obra convergen los intereses de públicos absolutamente dispares. A eso se le añade que esta es una novela política increíblemente divertida, y diversión y propaganda (y Home tiene una enorme puntería cuando se pone propagandista) no parecen ser conceptos que casen bien. Otra razón es que su diatriba contra el estado de bienestar y la corrupción generalizada no puede estar más al día.

¿Ha sido una traducción complicada por su uso del lenguaje? ¿Cuál ha sido el principal reto de traducirlo?

Home manipula con gran frecuencia el ánimo del lector: lo somete a un centrifugado de un epígrafe a otro, y eso, en efecto, tiene resonancias muy sutiles en el ritmo y los registros. Sus registros comprenden desde las conversaciones de los vándalos de barrio adictos a la anfetamina al sesudo ensayo de teoría crítica. Tampoco tiene ningún reparo en acompañar una conversación sexual escandalosamente grosera con pasajes manipulados de la Vindicación de los derechos de la mujer de Mary Wollstonecraft, o cosas por el estilo (y aquí se encuentra otro rasgo de MU: su utilización del plagio). De todos modos también recuerdo con gran diversión la traducción de algunos pasajes, como cuando me obligó a llenar una página con sinónimos ingeniosos para el pene.

¿Junto a la obra de qué escritores la colocarías?

Honestamente, no se me ocurre ningún escritor vivo que cruce a ese nivel hooliganismo cultural e inteligencia sublime. Merece estar en el salón de la fama del macarrismo ilustrado. Al mismo tiempo, Memphis Underground es deudor directo de Trocchi, un autor de culto lamentablemente desconocido en español que comparte con Home el gusto por la desobediencia y la prosa exquisita.

Foto Stewart Home vert bn traje

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10 Comentarios

  1. Marcabrú.

    Si bien el artículo mola, está escrito sin cuidado ninguno. Algún corrector debería echarle un ojo, que el del pc debía de estar viendo el fútbol. Pero eso, mola.

  2. Me gustó. Incluiré enlace a este artículo en mi «Destacados» del próximo domingo.

  3. Bertushead

    He leído Memphis Underground. Es divertido, provocador y, ciertamente tiene momentos de agudeza y hasta «profundidad» que un lector voraz agradece (por salir de la rutina, mayormente). Pero también hay en el libro muchos fuegos artificiales y pretensión de «incomodar» al lector, con recursos un poco trillados…Y es que por mucho que le joda a Home, la novela decimonónica ES LA NOVELA. Considerar a Dostoievski conservador y alineado con la clase dominante…en fin. A lo mejor él tampoco está exactamente tan lejos de los «rascacielos sociales». No hay nada más conservador culturalmente hablando que un artista del Soho despotricando y presumiendo de que folla con muñecas hinchables…
    Y aunque no lo parezca he disfrutado con su libro. Eso sí, estamos ante el enésimo «enfant terrible», muy leído y hasta cierto punto atrevido, pero al que quizás le pueda su megalomanía….. O no.

  4. No sé qué tal estará su obra, pero los tipos pagados de sí mismos empiezan a ser un coñazo. Ni siquiera tienen nada de minoritario…

  5. La entrevista me parece buena, pero coincido con Mnur en que empiezan a abundar los tipos como éste. Cansan.

  6. Ahora entiendo por qué su libro me pareció tan viejo, pedante y aburrido. Otro tipo que se cree que ha inventado algo y además quiere «salvarnos» de todo lo que no sea su inabarcable y autoproclamado genio.

  7. Buena broma. El tal Home, digo.

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