Ciencias

Se van los científicos… ¿vuelven las suecas?

ciencia

Los que tenemos una cierta edad (los de 40, no se vayan a pensar), esbozamos una sonrisa cuando imaginamos a Alfredo Landa en sus tiempos mozos, bañador ajustado y pelo en pecho, persiguiendo por la playa a las extranjeras al grito de “¡Qué vienen las suecas!”. Esa España lejana (o no tanto, han pasado solo 30 años), se diferencia de la nuestra en que el español medio (y no hablo de la talla, aunque también, 1’60 en aquella época) no conocía lo que había más allá de Pirineos, y Portugal era un lugar pasando Extremadura donde se viajaba con el firme propósito de comprar toallas.

Las cosas han cambiado para bien, ¡faltaría más!, y aparte de aumentar nuestra talla celtibérica (en unos 18 centímetros, cifra nada desdeñable), nuestro país ha sufrido un cambio sideral. Nos hemos modernizado y tecnificado, consiguiendo en unos pocos años estar a la altura del resto de Europa y de los países más avanzados. Gran culpa de ello se ha debido a la ciencia (aunque mayoritariamente importada, no se nos olvide). Los hornos microondas, los navegadores en nuestros coches o los diagnósticos no invasivos por imagen dibujan un país futurista en comparación con los caducos hornillos de gas, los 850 circulando por las carreteras secundarias salpicadas de mojones kilométricos, o los practicantes esterilizando jeringuillas en bandejas metálicas entre paciente y paciente, por no hablar de cosas más complejas.

Los españoles también hemos viajado, más aún si cabe los científicos por nuestras obligaciones laborales (de hecho este artículo está escrito en pleno vuelo), lo que nos ha permitido saber que ahí fuera hay otros sitios donde se vive razonablemente bien, donde se valora nuestro trabajo, donde se nos paga de acuerdo a nuestra formación y donde siempre habrá una oportunidad (tal vez en Perpignan, tal vez en Nueva York). Si les da por seguir en Twitter a científicos en vez de a futbolistas observarán que, salvo honrosas excepciones, las quejas debidas a la destrucción de la ciencia en España, y a la falta de opciones para nuestros científicos, son el pan de cada día. Y no se crean, el cuidado a los investigadores va a condicionar el futuro de nuestro país. España tiene que decidir ahora de qué quiere vivir dentro de 20 años, y mucho me temo que, o invertimos en conocimiento o desconstruimos y volvemos a construir los cientos de miles de pisos de la burbuja inmobiliaria. Porque no nos vamos a poner a competir en producción con China o India ¿no les parece?

Un grupo de países ya se ha dado cuenta de la importancia de la inversión en ciencia para construir su futuro. Otros ya lo sabían. Unos años antes del éxito rutilante de Alfredo Landa y de su evolución (o involución) al cine del destape, John F. Kennedy proponía como objetivo nacional poner un hombre en la superficie de la luna y traerlo después sano y salvo a la Tierra. Sí, ya sé que la comparación de Alfredo Landa con JFK es demagógica, pero me resulta altamente sugerente. El año pasado Barack Obama se marcaba el objetivo “PAD2020 (Prevent Alzheimer’s Disease 2020)”: terminar con la enfermedad de Alzheimer antes de que acabara la década. Justo una año antes se celebraban elecciones en nuestro país. ¿Se acuerdan de alguna promesa electoral relacionada con la ciencia? Yo tampoco. Y no, no es porque los españoles seamos más tontos o más pobrecitos. España está a la vanguardia mundial en algunos sectores, tales como trasplantes, energías renovables o alimentación, por citar algunos ejemplos. Tal vez deberíamos sugerirle como ejercicio intelectual a algún gobernante que se propusiera un hito científico o técnico a conseguir por nuestro país. En más de cuatro años, obviamente. Tal vez los ciudadanos podríamos echar una mano indicándoles lo que más nos preocupa, los problemas que nos urge solucionar. Ese es nuestro papel.

Si el sombrío Bush se atrevió a dibujar geográficamente un Eje del Mal, permítanme que yo dibuje un Eje de la Ciencia, que por cuestiones históricas pasaría por Estados Unidos, Reino Unido, Japón o Alemania, y por cuestiones de estrategia política reciente continuaría por Escandinavia o Singapur. Sumen a esta lista los que les parezca. España debe decidir tajantemente y sin perder un minuto si quiere pertenecer a ese Eje de la Ciencia. Esperar a que la tormenta amaine nos va a hacer perder, cuanto menos, otra década más. Y créanme, para mí que ya hemos perdido la mitad del siglo. Si no tomamos decisiones urgentemente, el eje al que perteneceremos será al de los futuros países pobres de la cuenca mediterránea, y nuestros hijos tendrán que emigrar o conformarse con trabajos poco cualificados y proporcionalmente remunerados.

Los países del Eje de la Ciencia son ricos porque han apostado desde hace años por la investigación. Y no al contrario, no se engañen, no se gastan sus migajas en ciencia porque son ricos. En estos países la ciencia no es un lujo, es una cuestión de estado. La tecnología y la investigación son una oportunidad para generar riqueza, trabajo y una mejor calidad de vida. Y todos sabemos que el conocimiento mejora nuestras vidas cotidianas. Comparen si no me creen su actual coche con el 124 de sus padres de los años 80 (incluyan para el recuerdo o la nostalgia el perrito que movía la cabeza o el portafotos con la leyenda “papá no corras”). La balanza tecnológica entre las patentes que un país paga por explotar, y las que le son pagadas por exportar sus inventos deja a España en una situación paupérrima. En los últimos años España estaba empezando a crear tejido empresarial tecnológico como consecuencia de los planes de apoyo a la investigación académica e industrial de las dos últimas décadas. Y hemos avanzado enormemente, aunque faltaran algunas herramientas estructurales como ventajas fiscales a empresas de base tecnológica, mayor acceso capital, cultura de la inversión en investigación, profesionalización de la ciencia, incremento de la gestión del conocimiento, etc. Y lo hemos conseguido fruto de un gran esfuerzo y aprovechando cada peseta y cada euro invertido. Y cuando parecía que nos acercábamos a la ciencia de vanguardia, la falta de defensa de los intereses de España por nuestros políticos (los de fulanito, menganito o sotanito) frente a hojas de ruta centroeuropeas o al corto recorrido de nuestros gobernantes (que podríamos achacar a la hipoteca de las urnas), nos conducen a una situación de difícil retorno. La obsolescencia programada o, tal vez peor, la decadencia azarosa que sufre la ciencia en España nos aboca a un país unamuniano del que inventen ellos. Y así no puede ser.

En esta coyuntura nacional los científicos nos vemos en la disyuntiva de pensar en nosotros mismos y en nuestras familias, o de subyugar nuestros intereses a la generación de riqueza y de calidad de vida de nuestro país. Pero que quieren que les diga, somos humanos y tenemos nuestras necesidades. Así que esta situación está conduciendo a que los científicos se empiecen a marchar. Y yo no sé qué piensan ustedes, pero si los científicos nos vamos, me temo que esto no se va a llenar de suecas.

SUSCRIPCIÓN MENSUAL

5mes
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL

35año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

85año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
1 AÑO DE FILMIN
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 

26 Comentarios

  1. Por desgracia, sí que hay que competir con chinos e hindúes. ¿Qué hacemos con los 5 millones de parados? La clave está en la desindustrialización de los últimos 30 años. Si esa innovación no genera una industria de mano de obra intensiva en este país, no vamos a resolver nada.

    • Blackkader

      Si, pero competir en qué?
      No creo que nos convenga competir con ellos en produción industrial de baratijas de plastico y componentes básicos. La innovación científica, en diseño y quizá en agricultura, ganadería y turismo puede ofrecer una oportunidad para competir sin convertir el país en un solar inhabitable.

    • Nachobacter

      Ni los gobiernos chino e indio guardan todos sus huevos en el cesto de las condiciones laborales leoninas. Como mucho de los compañeros científicos estoy trabajando en una universidad fuera de España y puedo afirmar que la presencia de investigadores chinos e hindúes es considerable. Muchos de ellos permanecerán fuera de sus países pero otros me han confesado que piensan volver, en parte, porque sus gobiernos están aumentando sus presupuestos de I + D.

      En España creo que las razones de la falta de apoyo hay que buscarla en razones culturales y de nuestra historia reciente.

      Las razones culturales porque la sociedad española ha vivido adormecida durante demasiado tiempo con la idea de que fuimos un imperio perdido por la incompetencia de sus gobernantes. La culpa siempre es de otros y la solución debe venir de fuera. Un cambio de esa actitud hacia otra de «¿qué puedo hacer yo para mejorarla?» esta empezando AHORA a asomar la cabeza por parte de las generaciones más jóvenes.

      La influencia de la historia reciente es capital. Por mucho que algunos pretendan olvidarle venimos de una dictadura nacional-catolicista que se resumía en que todo lo de fuera era malo para mantener la pureza de nuestra alma católica y nacional, la persistencia de un sistema de favores para ganar unos puestos de trabajo que no necesariamente atendían al curriculum y un escaso fomento de la cultura en general. Frutos de esa dictadura aun los arrastramos hoy con unas universidades que no han sido capaces de adaptarse suficientemente a los nuevos tiempos, un sistema empresarial y una clase política anclados en el SXX.

      Hasta luego

  2. Pingback: Anónimo

  3. Hace 30 años, en 1983, Alfredo Landa había dejado de perseguir suecas. Y a Portugal se pasa por Extremadura yendo desde Madrid; desde otras partes, se pasan otras comunidades.

    El autor tiene razón: él no tenía ni idea de lo que pasaba más allá de los Pirineos. Ni dentro de ellos, una vez pasados los límites de sí terruño.

  4. Frank Castle

    En realidad es mucho mejor… los científicos nos vamos a Suecia (en mi caso a Noruega)

  5. en una reunión de cuatro ciéntíficos (un inglés, un alemán, un useño y un español), habla este último: -¿que van a tomar los señores?-

  6. Pingback: Se van los científicos… ¿vuelven las suecas? | Verdades que ofenden..

  7. Contraninis

    Vaya tontada de crónica. De todo aquello de las suecas y Alfredo Landa persiguiéndolas no hace treinta años sino por lo menos cincuenta. Por supuesto que la época de la estatura media de los españoles en 1,60 tampoco. Eso es de los años cincuenta. ¿Unos años antes lo de Kennedy y la Luna? Pero hombre, pero hombre… Según el autor, 20 años antes. Según las hemerotecas, el Alfredo Landa que hacía de macho ibérico y Kennedy, casi contemporáneos. En definitiva, esto no es periodismo, es pura farfolla.

    • notontuno

      Bueno, siempre tenemos su sabiduría para que nos ilumine. Ah, que su comentario no aporta nada, aparte de algún intento de corrección que, bueno, vale. Por cierto, debe de ser el único lector que ha tomado el artículo como un estudio sociológico de la España de la segunda mitad del siglo XX. Y mira que el autor lo pone fácil, pero ni por ésas.

    • Leyendo comentarios como este tengo la impresión de que estamos rodeados de gente como Sheldon Cooper, incapaces de comprender lo que se les dice y tomando en el sentido más estrictamente literal cosas que deben ser tomadas de otra forma. Qué pena.

      Luego añade que esto no es periodismo: claro, es que si hubiera leído el artículo habría entendido que está escrito por un científico, no por un periodista, uno que habla sobre la situación de su sector actualmente en España.

    • ¿Como era aquello del tonto, el dedo y la luna?

  8. No, las suecas os puedo garantizar que no volverán, y eso me lo han dicho ya varias. Para ellas España ya no es lo barata que era entonces y para sol y playa hay otras alternativas mejores en precio (por ejemplo Kosovo).

  9. Coincido con el primer comentario: la brutal desindustrialización que hemos tenido (en los últimos 30 años se ha destruido el 50% de la industria) al apostar por parte de gobiernos y capital (léase González, Aznar, Botín, etc.) por el turismo (las suecas) como principal motor económico del país, conformándolo como un país con una economía terciaria o de servicios. Y en este sector poca innovación científica cabe, al contrario, lo que mola es que en las calles se vuelvan a ver burros y que los lagartos dormiten bajo el sol arrasador en un pueblo pobre pero, eso sí, muy típico. Y en esta situación tampoco interesa formar cerebritos, sino pepes risueños, pobres pero honrados, que sepan poner cañas frescas a los nórdicos y echen piropos a las nórdicas. Qué duda cabe que será el paraíso para las grandes familias que controlan los hoteles, restaurantes y urbanizaciones costeras de este país. Investiguen y verán a quienes interesa este tipo de país, con esta población de pepes honrados y risueños y esta economía en que conviven el lujo foráneo con la pobreza de quienes trabajan para él.
    No he oído todavía de ningún político que se plantee de que va a vivir este país cuando ya no tenemos la construcción. No he oído ni plantearse siquiera que hay que desarrollar otros sectores y que pesa demasiado el sector terciario, de servicios, que es el que origina el elevado paro cuando no entra suficiente dinero extranjero. Al contrario, los únicos sectores en los que España destacaba y que ofrecían amplias perspectivas de desarrollo, investigación y empleo, siendo además estratégicos por nuestra dependencia energética del exterior, como eran las energías alternativas, han sufrido un parón incomprensible que el ministro Soria aún no ha explicado convenientemente.
    Mucho me temo que hay en este país una amalgama de intereses políticos, empresariales y financieros que conforman una oligarquía cuyo modus vivendi se basa en potenciar un país de sol, suecas, toros y moscas, y que, al ser ellos los que deciden dónde y para qué se invierte, no dándoles la inversión en investigación y ciencia ganancias inmediatas que aumenten sus ya considerables fortunas familiares, nuestros nietos serán especialistas en echar cañas frescas con la proporción justa de espuma.

    • Los políticos sí que han dicho de que va a vivir este pais: Eurovegas y olimpiadas.

    • plas plas plas

      el mismo speech que voy repitiendo en USA (otro científico emigrado)

      o en casa.

    • A eso va el pais, no me cabe duda.
      Pero es que una region sin recursos como Europa tenia que hacer algunos cambios para poder competir globalmente: se trabaja en el Norte, se disfruta en el Sur.

      Ya que nos seguimos preocupando de la competitividad…

      (otro exiliado)

    • Totalmente de acuerdo… Hay intereses que son más fuertes que el del propio país, y en España no se ha hecho un plan a más de 4 años vista que son los que tienen los que llegan al poder para devolver prebendas. Y sí, aunque me he reído con lo de «nuestros nietos serán especialistas en echar cañas», es a donde nos dirigimos.

  10. Fernando

    Pero es que la ciencia es un gasto… No como las olimpiadas, que son una inversión.

  11. De acuerdo en todo, echar a perder la I+D+i como se está haciendo es una carrera suicida y el pasaporte más seguro hacia el subdesarrollo.

    PS: Pequeña errata: por «el 124» de nuestros padres entiendo que el autor se refiere al SEAT 127, el utilitario estrella de aquella época.

  12. Pingback: Artículo en Jot Down | El universo del Aleph

  13. Pingback: Artículo en Jot Down (marzo 2013) | El león blanco

Responder a viruela Cancel

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.