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Hernán Casciari: “El mercado editorial no necesita ayuda para que su decadencia sea completa»

Hernán Casciari para Jot Down 1

No se tardan más de diez segundos en conocer el mundo del antes proletario de la cultura y hoy propietario de medios de producción cultural Hernán Casciari (Mercedes, Argentina, 1971), los necesarios para pasar la vista por las cuatro paredes de su anodino despacho. Sin embargo, esta habitación es un mundo donde caben otros mundos: da la sensación de que todo puede suceder si él está dentro (que es casi siempre). Si yo fuera psicólogo, esto no sería una entradilla sino un diagnóstico, pero a la vista de sus síntomas no me atrevo a trazar una línea entre la genialidad y la locura (lúcida). Por suerte para él, en la planta inferior habita el hemisferio izquierdo de su cerebro, que responde al nombre de Cristina y fue el motivo de que emigrara a Cataluña hace ya diez años y, por suerte para todos, Nina, la hija de ambos y el motivo de que vaya a seguir entre nosotros por lo menos otra década más. El 30 de septiembre de 2010 decidió hacer su j’accuse particular y rompió públicamente todos sus lazos con la gran industria cultural: se acabaron sus artículos en prensa y sus colaboraciones en medios, se retiraron sus libros de los estantes, repudió a la publicidad y, si se descuida, acaba con su matrimonio ante la imposibilidad de convencer a una catalana de que renunciar a todos sus ingresos estables era la mejor inversión en futuro. En la lucha por su libertad hay también, o sobre todo, la lucha por la libertad de todos. Aprovechando la misma entrada de su blog, anunciaba los cimientos sobre los que iba a edificar lo que hoy es Orsai. Tres años después, esa revista de crónica narrativa en papel, sin publicidad, con grandes firmas y mejores ilustradores, no solo es realidad sino que hasta parece que es un proyecto empresarial viable y el paraguas bajo el que guarecer nuevas iniciativas que cuestionen la forma de la que damos por sentado deben hacerse tantas cosas. No sabemos todavía qué le tenemos que agradecer más: si su hospitalidad por recibirnos en su casa o su valentía por abandonarla para dejarse fotografiar en el portal.

A pesar de que probablemente podrías, has estado evitando con todas tus fuerzas pontificar sobre tu experiencia con Orsai.

Sobre todo en proyectos como los nuestros, que están sustentados en un cambio de paradigma respecto a la posición del lector, a la del editor, a la del lector… me parece que pontificar es peligrosísimo.

Cuando las cosas te han salido bien parece tentador hacerlo.

A mí me parece que no. En todo caso, hablando siempre desde tu pequeña baldosa, se puede decir por qué lo intentaste de una manera determinada: debido a que estabas harto de esto, de aquello, de lo otro… del funcionamiento de las cosas. En nuestro caso el hartazgo no fue como editores, sino como lectores.

Eso me suena.

Pero a la vez me da la impresión de que en estos 10 o 15 años ser, de alguna manera, pionero en algo, no es ninguna medalla. Estamos en unos tiempos en los que el que no es pionero es porque no se metió en ningún lado, absolutamente casi todo es nuevo. Haces un huerto de hortalizas que vendes por la web y ya sales en Antena 3 porque es nuevo. Me da la impresión de que muchas veces la tentación del pontificado genera que mucha gente se pegue el palo también después.

Pero del mismo modo que todo es nuevo, en un año y medio ya todo es viejo. Otros fueron pioneros pero no llegaron a viejos, y hoy nadie quiere escucharles ni siquiera pontificar.

No sé cuántos grupos de personas en habla hispana han dicho “Basta, vamos a hacerlo de otra manera”. No sé si ha habido 18 y al final solo tres o cuatro casos han sido fructíferos. A mí me parece que hubo cuatro casos y los cuatro fueron fructíferos, esa es la impresión que me da. No he visto gente que se haya arriesgado hacia los sectores a los que vamos nosotros y que les haya funcionado espantosamente mal. De todas formas, desde fuera se ve mucho más fácil de lo que realmente es. Y pontificar muchas veces lo que provoca es dar una sensación de simpleza a las cosas que no la tienen. En nuestro caso, involuntariamente ha habido siete años de sembrar desde un blog, generando una comunidad de lectores más o menos participativa, y donde el único riesgo ocurre en el séptimo año, cuando intentamos abrirles la billetera. Ese fue el primer riesgo que se asumió, pero antes de todo eso hay una siembra de confianza muy paulatina y, sobre todo, muy involuntaria, que no todos tienen. Si pasado mañana Microsiervos intenta hacer una revista en papel le va a ir muy bien.

En ese momento podías descubrir, para tu disgusto, que te leía mucha menos gente de la que decía que lo hacía.

Yo hago siempre algo que por un lado es un juego y por el otro una estadística cierta. ¿Cuánta gente le ha puesto un “me gusta” al Facebook de la revista y cuánta gente ha desembolsado dinero de todos esos? Estamos en 28.000 contra 8000, que no está nada mal, es muchísimo. A priori habría apostado por menos, cuando empezamos apostábamos a que el caudal de lectores que de boca para afuera decían que la iban a comprar, que eran unos 12.000, se reduciría a 3000 compradores. Y resultó que no era así: la acabaron comprando 10.000 y no eran 12.000 sino más de 20.000 el total. Lo que nos está pasando ahora es que diversifica, hay mucho boca-oreja y funciona bien, pero me da la impresión de que también tiene que ver con la calidad del lector. No es el mismo lector que está reproduciendo un YouTube del Gangnam style. Nuestro lector es algo mayor, más profesional, de profesión liberal, con un estilo de vida distinto… somos menos pero estamos más comprometidos.

Conociendo esos cálculos iniciales tan cautos, sorprende vuestra decisión de salir a por todas, para todo el mundo, con portes pagados.

Y cuantos más lectores hubiéramos tenido, más dinero habríamos perdido. Cuando empezamos tenía un dinero que podía perder sin problemas, esa era la idea. De hecho, lo perdimos… como seguimos lo podemos considerar inversión, pero en ese momento fue pérdida.

Objetivo conseguido, entonces.

[Risas] Objetivo conseguido, el primero. El asunto es que cuando nosotros vendíamos una revista en España teníamos una ganancia, y cuando vendíamos una en Argentina también, porque imprimíamos en los dos lados, los costes de envío a Argentina y España eran mínimos. Ahí ganábamos un euro y medio o dos euros por revista. Pero nos encaprichamos en que también el nicaragüense, el costarricense, el mejicano y el latinoamericano que vivía en Tailandia tenían que tener su revista, y dispusimos que el precio de cada revista fuera acorde con el coste de vida de cada país. Cuando un guatemalteco, por poner un símbolo, nos compraba una revista, le cobrábamos dos euros. Él nos pagaba dos euros y nosotros le mandábamos una revista cuyo coste de correo era de 21. Si más guatemaltecos hubieran querido la revista más dinero habríamos perdido. Si en vez de 100 guatemaltecos hubieran sido 1000 yo tenía que hipotecar la casa. El éxito podría haber sido también el fracaso.

Recientemente habéis rechazado una oferta muy importante de los quiosqueros argentinos para imprimir más ejemplares de un número de Orsai para que pudieran satisfacer la demanda enorme que generó.

Esta decisión tiene algo que ver con marketing, lo que pasa es que es un marketing inverso al que estábamos acostumbrados.

Espero que seas consciente de que estás pronunciando la palabra prohibida. Se supone que esto del marketing es para otros, no para vosotros o nosotros.

No, no, no. Yo hago marketing respecto a la revista todos los días. Lo que pasa es que tomamos la decisión de no mentir en nuestro marketing. La palabra marketing o la palabra “empresa” no son palabras malas, sino que han sido bastardeadas durante la segunda mitad del siglo XX, ¡pero no son malas palabras! Poder difundir qué es lo que uno hace de una manera real, certera y simple se llama marketing, no tiene otro nombre. Es una difusión. Pero al marketing se le ha endilgado mentir y nosotros no estamos de acuerdo. Si yo puedo decir que voy a imprimir 6000 ejemplares de una revista porque con eso nos alcanza, sé que eso genera empatía con mucha gente. Es marketing y, al mismo tiempo, es verdad. Eso es lo que resulta raro de ese marketing: que sea verdad.

¿Y si tienes, como en este caso, a 50.000 personas que quieren la revista?

No son 50.000 personas que quieren la revista, son 50.000 personas que quieren saber qué dijo este músico en la revista.

No sé si me atrevería a aventurar o cuestionar por qué motivo concreto un lector decide comprar una revista. Me da pánico siquiera imaginarlo.

Nosotros empezamos en 2012 con un experimento que es el folletín por entregas. Eso está clarísimo a nivel de estructura y de proyecto. Quisimos emular a las revistas del siglo XIX que hacían folletines por entregas. En ese punto dispusimos que las revistas no se venderían por unidad sino en un paquete de seis, y punto. Le prometimos a los lectores que iba a haber una impresión de 6000 ejemplares multiplicada por seis números, que no iba a haber reedición y que todas las personas que quisieran leer fuera de eso iban a tener un PDF gratuito el mismo día que se pusiera a la venta cada número. Esa fue una promesa que les hicimos a los 6000 fetichistas que quieren el objeto. A mitad de ese camino resulta que hay una entrevista que le interesa mucho a un grupo de gente que no son lectores, sino que son fanáticos de un músico, los quiosqueros nos piden 50.000 ejemplares de ese número y la respuesta es la misma que dijimos el primer día: “Esta revista no se vende suelta”. Hay 6000 ejemplares, y el que la quiera leer la tiene gratis en Internet. Esa fue la respuesta porque ese fue el objetivo del año. Al mismo tiempo esto tiene una serie de principios. Uno de ellos es que creemos que los medios de comunicación no tienen que tener beneficios. Es algo que pensamos nosotros y que no replicamos hacia ninguna parte.

No se trata de generar una plusvalía, pero sí de ingresar dinero suficiente para reinvertirlo y poder ser viable.

Lo que hacemos nosotros es, antes de que empiece el año, generalmente hacia octubre, proponernos unas metas que tienen que ver con qué calidad de revista vamos a hacer, qué papel vamos a usar, qué cantidad de páginas, cuál va a ser el coste de imprenta, cuánto le vamos a pagar a cada colaborador, qué sueldo vamos a tener nosotros como director y jefe de redacción —porque en realidad es una revista de dos personas y sus esposas: la esposa de Cristian, que es mi jefe de redacción es la directora de arte y mi esposa es la administradora; somos cuatro y sale una cantidad. Cuando tenemos decidido cuánto nos va a costar hacer seis números al año lo dividimos entre la cantidad de ejemplares que tenemos que vender. Y el año pasado nos dio 6000. Vendemos 6000 y tenemos todos nuestro sueldo de ese año, trabajamos felices, pagamos a todo el mundo y ya. Nunca tenemos la intención de hacer un siguiente año de la revista. No sabemos nada de la revista del año que viene ni nos importa, estamos en este año.

Pero a los lectores sí les importa.

Sí, y los lectores son los que definitivamente deciden, comprando 6000 ejemplares, que haya un año más si a nosotros nos divierte hacer un año más, porque posiblemente el año que viene nos divierta hacer cortometrajes; no es una desesperación por hacer revistas. De hecho, el primer año no sabíamos si íbamos a seguir, el segundo seguimos porque nos divirtió y el tercero nos está divirtiendo mucho, pero qué sé yo si el cuarto año nos va a divertir seguir haciendo revistas. Posiblemente sí pero cambiándole algo. Quizá la hacemos completamente de humor u otra cosa. En septiembre u octubre definimos las pautas de lo que queremos hacer y cómo nos queremos ganar el sueldo del año que viene. Por encima de eso no queremos nada y hacemos los esfuerzos necesarios para que eso no ocurra. Esos esfuerzos tienen que ver con que nos da la impresión, como decía Enric González en Memorias líquidas, a los que trabajamos en esto, de que si tenemos demasiado dinero se nos va la olla para otro lado.

Todos tranquilos: un riesgo menos que corremos.

No, gracias a Dios no lo corremos. Y está bien decirlo, y tatuarse que Jot Down no se encuentra en El corte inglés. No tenemos un menú desplegable con demasiados ejemplares, no queremos que la gente compre demasiado; sobre todo hasta no saber que son personas y no un centro comercial, por ejemplo. No queremos que la revista esté ahí. No nos gusta que esté en determinados lugares, no nos gusta cómo funciona la distribución y no nos metemos en esos berenjenales. Gracias a eso no necesitamos tener reclamos en las portadas, porque no estamos compitiendo con otras portadas. Estamos tranquilos, trabajamos con quien nos gusta, nos damos pequeños lujos que nos queremos dar y que quizá el lector no entiende, pero que son guiños a nuestra adolescencia o infancia.

Hernán Casciari para Jot Down 2

Jot Down Magazine nace de la imposibilidad de encontrar la revista que queríamos leer, así que nos propusimos hacerla nosotros mismos…

¡Exacto!

pero hemos descubierto que hay más gente como nosotros, y eso genera una cierta responsabilidad. Ya no es solo una revista para seis, ocho o diez personas, sino para mucha más gente que la comparte. Orsai, en cambio, sigue siendo, en realidad, una revista para cuatro lectores, los que la hacen.

Sí, y el que se quiera sumar a la experiencia se suma, y nos comunicamos con ellos constantemente, como también hacen ustedes. Nos gusta que sea así y nos gusta poder contestar a los e-mails personalmente. Lo que me resulta muy extraño es esta necesidad de perdurabilidad.

¿No la tienes?

Es que… ¿por qué?

No me lo había planteado nunca, pero a mí me gustaría que Jot Down me sobreviviera.

Sí, pero también está bien que tomen como parámetros quienes quieran las estructuras del proyecto, se llame OrsaiJot Down o se llame Números rojos o Líbero. No tiene por qué llamarse Orsai o Jot Down. Si en realidad está todo liberado, la fórmula para hacerlo está clarísima.

Es cierto, creo que no hay mucho secreto en cómo unos y otros estamos haciendo las cosas.

Lo que podemos transmitir, más que la perdurabilidad de una marca, es la perdurabilidad de un sistema de hacer las cosas donde los asuntos sean transparentes, donde marketing sea una palabra aceptable. Yo escribo todos los días en el blog lo que está pasando con la revista, que es mi forma de hacer el marketing de la revista. En lugar de mandar notas de prensa las publico allí y el que quiera hacerse eco, se hace eco. Ustedes están en el mercado español muy ligados a determinados foros en Internet en donde venden más cuando aparecen en portada de Menéame o cosas por el estilo, y nosotros lo mismo en Latinoamérica. Nos preocupa muchísimo que haya réplicas en Internet, ya no para vender más o menos, porque hacemos una cantidad de ejemplares y punto, sino para que se descarguen mucho los PDF en sitios donde nadie podría comprar una versión en papel de gran calidad de un medio gráfico.

Hablando de perdurabilidad, si hoy al hacer las fotos te caes del balcón no sé qué recorrido tendría Orsai, pero si a nosotros volviendo se nos lleva un tren por delante, Jot Down Magazine no solo saca otro número, sino que la dirección igual hasta se llevaría una alegría.

[Risas] Podrías poner ejemplos menos trágicos… No sé, ¿qué tal un año sabático?

Es que soy muy dado al drama, pero creo que se entiende la idea. En tu caso sí hay una vinculación muy fuerte del proyecto con tu persona.

Sí, porque nacimos siendo una revista de autor, y aún lo es. Publicamos lo que se nos antoja sin importarnos mucho lo que quiera la gente. Es como las series inglesas, que hay algunas que son de autor. Las series de Paul Abbott no se pueden hacer sin él, mientras que en la mayoría de series norteamericanas no tiene mucha importancia quién la hace. No es nuestro caso.

Has podido sacar provecho de esos siete años de siembra.

No es sacar provecho. En realidad, Orsai es un capricho de dos personas.

Pero una de esas dos personas tienes que ser tú. Imagina que el capricho hubiera sido de Cristian y su mujer.

Sin Cristian tampoco existiría Orsai. Si mañana Cristian me dice que quiere tomarse un año sabático yo no sigo haciendo una revista. Pero probablemente le habría costado mucho más porque no tenía encima siete años de siembra. Además esos siete años de siembra son una siembra literaria en donde Cristian era el personaje de cada uno de mis cuentos desde el año 2003. Entonces, el lector se encuentra con que de repente un personaje de ficción aparece como un gran editor y está trabajando conmigo mano a mano. Ahí hay una experiencia literaria que no se da en las otras revistas. Entonces no es una revista normal, es una revista de autores. De dos personas que conversan en una sobremesa después de cada texto sobre qué les gustó y qué no les gustó… es un espectáculo teatral en papel y en web. Desde ese punto de vista sería muy complicado pensar en el Orsai sin alguno de nosotros dos. Y somos conscientes desde el día uno de que hacemos una revista de autor. Por eso tampoco nos interesa ser perdurables, porque la marca no es la marca de una revista, sino de un proyecto. Nos interesa tanto el bar como la universidad que abrimos ahora en Buenos Aires como otras cosas que puedan venir en el futuro. La revista es un catálogo de una serie de proyectos.

Tanto el bar como la universidad están en Argentina. ¿Es Orsai una revista argentina y el hecho de que tú vivas aquí es totalmente circunstancial?

El año pasado éramos una revista iberoamericana, todos vivíamos acá y la redacción estaba en este pueblo. Cuando España volvió a ser de derechas todos decidieron volverse a Argentina, porque es mucho más divertido. Acá es aburrido. Por este simple motivo. La pizzería estaba en este pueblo, no había un bar en Buenos Aires. Se redirigió todo allá, aunque yo me quedé aquí porque mi forma de vida hasta que mi hija tenga 18 años es vivir en este pueblo. Priorizo que ella mantenga los amigos por delante de mi trabajo y el de mi mujer, lo tenía clarísimo. Cuando toda la redacción estuvo allá la revista se empezó a convertir en una revista mucho más argentina, por respiración, por necesidad, por millones de cosas. Dejamos de preocuparnos por la diversidad geográfica, cada vez nos empezó a costar más al mismo tiempo que nos resultaba cada vez más divertido hablar a un grupo de personas más concreto.

Lo que condiciona quién te lee, pues, debe de ser la manera de ver el mundo más que el idioma o el lugar donde se edita.

Absolutamente. Es la manera de ver las cosas. Uno es de donde quiere saber, el DNI no dice mucho. Cuando yo por la mañana, con el mate, abro los periódicos, los primero que abro es de donde soy, y no importa de dónde soy. El periódico que abres en cualquier lado para saber lo que pasa es de donde eres.

¿El primero que abres es el Olé?

No, posiblemente El Mundo Deportivo o el Sport.

¿Se esconde una cierta ideología tras vuestra postura de combatir la industria editorial y de difusión cultural como la hemos conocido hasta ahora?

No. Es una postura política, pero de una política que va a venir mañana, no de la que está ocurriendo ahora, no de las opciones políticas de hoy. Aunque posiblemente nosotros no lo veamos, vamos en camino a algo más parecido a lo que propone Beppe Grillo, por ejemplo. Despacito, pero vamos en camino hacia un lugar donde las cosas no se debaten tanto y no las debaten unos pocos. Nosotros estamos en una postura política que en algún momento del futuro será la que nos guste y no estaremos acá para verlo. Me parece muy rancio que un calvo con corbata pueda decir cosas en el Congreso.

Quizá si hace siete años alguien te hubiera dicho que hoy estaríamos con estas revistas sobre la mesa también hubieras dicho que no lo íbamos a ver.

Siempre que hablo de esto con mi programador somos partidarios de no ser muy optimistas respecto a los tiempos y sorprendernos gratamente cuando las cosas ocurren antes de lo que teníamos planeado. Hace diez años decíamos que no íbamos a ver determinadas cosas que ya existen. Pero prefiero seguir diciendo que no las vamos a ver. No quiero vivir en esa ansiedad, me gusta jugar con lo que tengo. En este momento tenemos un medio gráfico en el que no combatimos a la industria, sino que decimos lo más alto que podemos qué otras maneras hay para hacerlo.

Demostrar que existen modelos alternativos y viables.

También tiene mucho que ver con lo que decía en el editorial del último número: uno de nuestros grandes objetivos es mantenernos pequeños. El momento en que cualquier proyecto alternativo se convierte en mastodóntico… el mastodonte tiene mucha menos capacidad que el ratón para darse la vuelta cuando encuentra otra manera mejor de hacer las cosas.

¿Es una cuestión de escala o de modelo? Ser grande no es malo; lo que es malo, es ser malo.

Le veo complicaciones. A mí me da la impresión que cuando hay demasiada gente mirando lo mismo lo mirado se vedetiza. Se convierte en una vedette, ya no es una mujer, y a mí no me gustaría que me ocurriera. Sé que es un planteamiento hasta metafísico. La percepción que tiene esa mujer de sí misma cambia, no es idéntica. Para salirnos de la metáfora, yo no podría convivir con una cantidad de lectores con los que no puedo conversar. No me resultaría divertido saber que hay telefonistas respondiendo. Dejaría de resultarme una afición divertida y personal, en mi caso se convertiría en otra cosa. Por eso siempre digo, igual que vosotros, que nada es absolutamente extrapolable.

De hecho, es siempre lo primero que decimos, ni que sea para cubrirnos las espaldas por si les sale mal. “Oiga, que yo le avisé”.

En nuestro caso la cercanía con el lector, con el distribuidor y con el autor es vital.

Hernán Casciari para Jot Down 3

En tu charla en TED desenmascarabas a la “mafia de la distribución”, esos intermediarios que ponías en fila india…

Sí, sí, ¡para dispararles con la misma ballesta!

Te lo digo porque fui a buscar un libro tuyo a un centro comercial y me dijeron que estaban todos descatalogados. No pude evitar pensar en alguna represalia por tu renuncia pública de hace tres años.

No, lo único que hice fue pedirles, con lo que fueron muy respetuosos, no cumplir con lo que estaba estipulado en mis contratos respecto a la permanencia con ellos. Yo tengo cinco libros publicados con Mondadori, de los cuales solo el primero vencía el contrato el uno de enero de este año, así que he podido recuperar los derechos para publicarlo en mi editorial. Los otros cuatro no, había que esperar, y les pedí que me rescindieran los contratos para poder publicarlos yo este año. Me los rescindieron y ahora ellos ya no pueden editarlos.

Tus libros no están porque tú has querido que no estén.

Sí, yo lo pedí personalmente y Mondadori fue mi respetuoso conmigo. No he tenido problemas nunca con Plaza y Janés en España, sino con todas las subsidiarias de Mondadori en Latinoamérica. Grijalbo, Sudamericana… me trataron pésimamente. No así la editorial española, que era con quien yo trabajaba y con quien sigo manteniendo buenas relaciones a pesar de ya no estar más con ellos.

Es curioso, porque esto no acaba de encajar con lo que decías antes de los mastodontes y los ratones. Al final, detrás, siempre hay personas.

Hay muy buenas personas, personas que en un almuerzo, off the record, te cuentan los delirios absolutamente cocainómanos de su jefe y de los que dirigen el cotarro. En todos los lugares hay gente así, a los que les gustaría trabajar de otra manera. A mí, cuando me hacen una entrevista en un medio tradicional, generalmente es por iniciativa propia del periodista, nadie de arriba les ha mandado que hagan una nota a los de Orsai o los de Jot Down, son iniciativas propias de los periodistas. Cuando se ha acabado la entrevista, te desean que ojalá todo te vaya muy bien porque lo suyo es insoportable.

Aunque en alguna entrevista decías que cuando te dicen esto no sabes realmente si lo desean de verdad o va con un punto de cinismo.

El trabajador que está metido en un medio tradicional, donde todo está tan contaminado y es tan asqueroso, necesita que haya muchas cosas como las que hacemos nosotros para que el mercado sea ese y no el que es.

Necesitaríamos no uno, sino 10, 100 o 1000 Orsai o Jot Down para compensar solo un ERE en El País o El Mundo.

Absolutamente.

No podemos salvar nada, ni aunque quisiéramos, ni cambiar los estándares del mercado.

Yo creo que ya están cambiando por sí solos, no necesitan de nuestra ayuda para que esa decadencia sea en algún momento completa. Están haciendo todo lo posible para que funcione mal. Lo que tenemos que hacer nosotros, como cronistas de nuestra época, es reflejar este tiempo en nuestros pequeñísimos medios, y poder reflejarlo de una manera leal, honesta y desapasionada políticamente, al menos según estas ideologías de barro que hay ahora. Lo que estamos haciendo no está mal, está muy bien.

Sentarse en la puerta a ver pasar el cadáver del «enemigo».

Sí, pero con celebración y no con rencor.

A lo Nueva Orleans.

Sí, un Mardi Gras. Tiene que ser un Carnaval, festivo. Históricamente, a mí no me cae muy bien el rencor de la izquierda de los años 70. No me parece que esto sea una batalla a muerte contra el oligarca y el opresor. No estamos en ese tiempo. Estamos en un tiempo con una comunicación mucho más dinámica, más divertida, más efectiva, menos conflictiva. Hacer pequeños medios de comunicación honestos es el principio de algo. No necesariamente el principio de un cambio de paradigma laboral para nuestros colegas, pero sí hay algo aire fresco que se refleja cada vez que un lector abre la Jot Down, la Orsai, la Etiqueta negra, El buen salvaje peruano o El Gatopardo. Hay algo que dice: “Bueno, no está absolutamente podrido”. Hay una generación distinta, que empieza desde otro lugar, que algún día van a ser viejos y que ojalá ese día manejen las cosas de otra manera a como la manejan los viejos de ah

Hay una necesidad primaria muy vinculada con la estructura laboral: la gente necesita un sitio donde trabajar y un sitio de donde cobrar. Y cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer, nos encontramos en este período de incertidumbre.

Claro. Yo siempre pongo por delante la ganancia del autor. De hecho, hace poco sacamos una colección de libros gráficos. Estos libros no están en quioscos ni grandes superficies porque el 35% que se llevan esos lugares va para el autor. Le digo al lector que lo único que tenemos es un blog y los lectores que hagan el boca-oreja para que otra gente lo conozca y compre el libro. Y esas otras personas van a saber que el 50% del precio de venta al público del libro es del autor. Un autor nuestro de libros que saca 1500 ejemplares se lleva el 50% de la ganancia, que es como si en Planeta hubiera vendido 60.000 ejemplares. Y eso es gracias a que no tiene intermediarios. No es muy complicado de entender. Nosotros le damos una contraseña al autor para que sepa por Internet la venta que hay, que sepa el e-mail de la persona que lo compró por si quiere darle las gracias. Esto hace que el lector diga que quizá el libro le cueste algo más conseguirlo, pero realmente le está comprando un libro a Alberto Montt y le está pagando el libro a Alberto Montt.

En el otro extremo de la cadena siempre tiene que haber alguien que se rasque el bolsillo y pague un dinero. ¿Te da la sensación de que el cambio que estás proponiendo no necesariamente se sigue en otros ámbitos de la sociedad? Al final, seguramente vas a tener unos lectores con un trabajo de mierda en una empresa de mierda para poder pagarte una revista cojonuda.

Ahí también estamos viviendo una transición. Si rascas un poquito en cómo estamos haciendo las cosas te vas a dar cuenta de que en algún punto todos nosotros asumimos el riesgo de mandar al carajo otras cosas y empezar a hacerlo de otra manera. Por eso digo que no es extrapolable el detalle pero quizá sí la esencia. La esencia es decir “¿Qué carajo estoy haciendo en esta oficina? ¿Cuál es mi talento? ¿Realmente vine al mundo para entrar datos en un banco? ¿No es preferible pasar un rato de hambre y pensar?” Creo que esos sí son elementos extrapolables, que cada cual en lo suyo lo haga de otra manera.

¿Aplicas a otros ámbitos de tu vida este patrón de, llamémosle, consumo cultural responsable?

Tengo una respuesta personal muy triste, y es que no sé si tengo otro ámbito de mi vida. No salgo, no hago nada más que divertirme con estas cosas.

En este sentido tu mujer, más que tu compañera, ha de ser tu cómplice.

Absolutamente.

Tiene que estar muy convencida, porque si no…

No, no está muy convencida, pero me acompaña.

¡Eso tiene aún más mérito!

Sí, me parece que es más loable que un convencimiento ciego. Es muy crítica con determinados riesgos que asumo. Sobre todo los económicos, porque es catalana [Risas].

Me acabo de ganar el derecho a hablar de tópicos argentinos.

Lo acepto, lo acepto. Pero sí, es muy crítica. Ahora está muy claro, pero piensa que de un día para otro dejé de percibir mis sueldos. Trabajaba en muchos lugares: en El País, en La Nación, era tertuliano de Gemma Nierga, de Concha García-Campoy, escribía cosas, sacaba libros para editoriales… y en un solo día los mandé públicamente a todos a cagar. Me cerré las puertas para no volver, ni siquiera fui diplomático diciendo que me iba a tomar un año sabático. Fue una decisión bastante terrible.

¿La conocía de antemano?

Lo sabía del día anterior o de un par de días antes.

Tiempo de sobra, vaya.

Y lo que venía tampoco estaba muy claro.

Hernán Casciari para Jot Down 4

Si tu vida fuera una serie, ¿cuál te gustaría que fuera?

De puertas para dentro lo nuestro es mucho más aburrido de lo que necesita una serie.

Hay muchas series aburridas.

Sí, pero no de un gordo en su casa escribiendo. Hay series aburridas porque no las saben desarrollar. No sé, supongo que en un punto sería una muy mala serie porque somos dos matrimonios haciendo una empresa familiar, no hay mucho para contar. Posiblemente podrían hacer flashbacks a nuestra adolescencia. Estamos haciendo algo de lo que hablábamos muchísimo a los 14 o 15 años. Unos flashbacks a esos momentos serían divertidos e interesantes.

¿Qué tiene que pasar para que el Hernán de los 40 no se avergüence del de los 80?

Una vez más tengo una respuesta muy triste: no creo que haya un Hernán de los 80. Estoy casi convencido de que no, tendría que haber dejado de fumar hace mucho tiempo. Para que no me avergüence del Hernán que tiene en su boca un respirador con oxígeno, cosa que puede ser pasado mañana o dentro de diez años, tendríamos que seguir haciendo lo que nos gusta y divierte, como venimos haciendo desde los 14. No importa qué, pero que a la noche, cuando los chicos se van a dormir o, dentro de unos años, se vayan a bailar, nos podamos sentar con un porrito y decir: “¡Qué bueno lo que va a pasar mañana!” Pasa por tener buenas sobremesas por las noches, que no tengan que ver puteríos, chismografías y con levantarse sin ganas al día siguiente porque hay que ir a un lugar a trabajar de lo que no te gusta, por poder mantener una amistad firme, tener conversaciones divertidas y estar en contacto permanente con gente inteligente, sensible y con buena predisposición.

¿Desprecias la vida saludable? No has parado de fumar desde que hemos empezado. ¿Siempre fumaste?

Sí, he fumado toda la vida. Sé que vengo con eso, es como saber de qué te vas a morir, tampoco es tan grave. Saber de qué te vas a morir está bien.

¿Y el cuándo?

Cuando estás solo te chupa un huevo, el problema es cuando nace tu hija y empiezas a hacer cuentas de si te vas a morir cuando tenga 16 o 21. Te preguntas esas cosas, que son horribles.

Luego el dramático soy yo. Lo tuyo es bastante peor.

[Risas] No, pero te lo estoy contando con tranquilidad. Esto no es una metáfora.

¿Tuviste que ser el gracioso porque no eras el guapo?

Siempre tiene relación una cosa con la otra. Tu forma de entrar por primera vez en un lugar social como es la escuela tiene que ver con quién vas a ser más adelante y cómo te defiendes de determinadas cuestiones. De chico logré ser popular, y obviamente fue por labia y rapidez mental.

Y por arruinar fotos.

Por arruinar fotos y ser muy divertido, porque era lo único que tenía. Obviamente, si hubiera tenido pestañas largas y ojos verdes hubiera estado “cogiendo” chicas desde los 14 o 15 años.

No existiría Orsai.

¡Ni Orsai ni nada! Y estaría muy bien.

Hernán Casciari para Jot Down 5

En tu último libro dices que no entiendes a la gente hiperactiva, pero viendo todo lo que has hecho los últimos años, podrías parecer uno de ellos.

Desde que estoy casado tengo la sensación permanente de que soy terriblemente vago y no hago absolutamente nada, porque lo que hago en el fondo tiene una sensación muy grande de vicio. Las endorfinas que me generan esto son las mismas que en los años 90 me generaba el jugar al poker por dinero. Son las mismas endorfinas: una cosa obsesiva, impulsiva, no sana.

¿Cómo conseguiste salir del poker? ¿Lo sustituiste por escribir?

Al principio de los años 90 era cocainómano, después jugaba mucho al poker y luego escribía mucho. Para mí todo es lo mismo, lo que pasa es que algunas cosas están mejor vistas, pero desde dentro el no poder pensar en otra cosa más que en lo que estoy haciendo ahora no se diferencia mucho de pensar martingalas para jugar a la ruleta e irme de un casino a otro. Por eso el despertar siempre es culposo. Yo estoy muchas horas pergeñando ideas o escribiendo cosas que, de hecho, se las quito a mi hija, como un cocainómano, un alcohólico o un ludópata. No es sano.

No es sano para ti, pero por lo menos esto tiene un efecto positivo para los demás.

Eso forma parte de lo otro, que se piensa que soy hiperactivo, cuando lo que tengo en realidad es un vicio muy grande donde hago estas cosas que, por suerte, me divierten y no están mal vistas socialmente; pero nada más que eso. En el ámbito familiar tengo las mismas culpas que un vicioso.

¿Todo lo que haces sucede aquí como podría suceder en cualquier otro sitio? Con una conexión a Internet, ¿podrías estar en medio de la Pampa?

Estoy esperando la hora de que mi hija cumpla 18 y yo pueda moverme de este lugar para estar en otro.

¿Tan mal te hemos tratado?

No por eso, sino por la propia sensación de movimiento. En este momento yo estaría mucho mejor estando más cerca de la redacción, por ejemplo. En Uruguay o en las sierras de Córdoba en Argentina. Estoy muy lejos de donde están ocurriendo las cosas. Lo acepto porque es una decisión que tomé y que tiene que ver con la calidad de vida de Nina, pero si no existiera Nina y yo estuviera solo estaría igual de huraño pero cambiando de ambiente cada año.

No me pareces huraño.

En el sentido de ermitaño: no salir, no ir a almorzar con nadie, no aceptar ir a dar charlas…

Hay gente que ha hecho de esto su modo de vida.

Me da bastante lástima la gente que hace eso. En realidad tengo un poco de lástima por saber los porqués de esas cuestiones. Yo estoy en un extremo, donde no me gusta nada. Pero sé que estos van a “coger”, es así, sé que van a esas cosas para escaparse de la esposa y cosas por el estilo. ¿Si no para qué vas a ir?

¿Qué echas de menos de Argentina?

Es una cuestión casi exclusivamente de personas y, sobre todo, de sobremesa. La comodidad del código, determinadas ironías, una fórmula recursiva del diálogo donde casi nunca se habla de personas sino más bien de hechos abstractos… A mí me costaba mucho, cuando lo hacía, enganchar con la gente de aquí en conversaciones abstractas. Aunque he podido resolverlo en cierta medida gracias a Internet.

¿Qué pasaría si mañana te quedaras sin Internet?

Lo tengo muy claro. Muchas veces pensé qué pasaría si me metieran preso, más que quedarme sin Internet.

Luego el dramático soy yo, no lo olvidemos.

[Risas] Siempre existió la posibilidad de ir preso mucho tiempo. Si mañana me meten preso o me quedo sin Internet, que es lo mismo, me abocaría a una novela larga, a mano o a máquina de escribir, y la pasaría realmente bien. Me salva que me gusta mucho escribir. Si me dijeran que se acabó Internet en España porque Rajoy dijo que hay recortes y no es viable me voy a Argentina, obviamente. No podría vivir sin Racing y sin otras cosas puntuales, ¡si hasta el porro lo consigo en la Red!

¿La revista y el blog son tu válvula de escape?

Llegué a vivir aquí a los 30, y recuerdo muy bien cómo era. Mi vida era un club permanente de personas alrededor donde en la mayoría de los casos yo era no el centro de atención pero sí el generador de actividad. Me parece que lo estoy supliendo con Internet. Ese generar cosas y que haya gente divirtiéndose… yo me siento muy anfitrión de la web. No tanto de la revista, pero sí de la web. Eso está supliendo lo que yo era. Yo era así de joven, sin Internet. Por eso también digo que sin Internet me volvería a Argentina, porque ahí volvería a encontrarme con todo.

Entonces lo relevante no es Internet, es querer ser el alma de la fiesta.

Divertirme en el juego de muchos.

El juego ha cambiado de sitio.

¡Gracias a Dios! Porque si no hubiera sido todo muy inmaduro. Lo que todavía no he hecho ha sido madurar. Si me dices que hay que organizar una búsqueda del tesoro por la ciudad, me encanta. Hacer las tarjetitas, esconderlas, que sea muy creativo… siento placer cuando sé que pasado mañana, con eso, mucha gente se va a divertir. Eso forma parte de mi verdadera vocación, que es la comunicación, pero comunicar un espectáculo. Que ese espectáculo sea literario tiene que ver con que me gusta mucho escribir, pero si yo de joven hubiera tocado el bajo ese espectáculo sería musical.

Podrías haber escogido a otro, el bajista es el que menos liga.

Sí, pero es al único de la banda al que se le permite ser gordo, así que no tengo otra opción.

¡Veo que tú has pensado en esto mucho más que yo!

[Risas] ¡Claro! A mí solo me quedaba escribir o ser bajista, no había otra.

Hernán Casciari para Jot Down 6

¿Hace más soportable el exilio haber coincidido en el espacio-tiempo con Messi?

Sí, fue un regalito. Si hay un dios que decide dónde te ubica en el contexto histórico, haberme ubicado del 2000 al 2013 muy cerca de Barcelona es un guiño. Me podría haber colocado incluso en el nacimiento del mejor baloncestista del universo, pero no me interesaría, porque el baloncesto ni siquiera me gusta. Ubicarme acá con un muchacho que es de los míos, compatriota, es un regalo dentro del pequeño circo de mi existencia. Pero no solamente Messi, el Barça en general está gestando algo de una importancia histórica muy grande para lo que es este deporte. Mayor que la naranja mecánica de 1974 o lo que se te ocurra, es impresionante. Y haber estado en las gradas en ese momento me parece un regalo. Si no todo es caótico y hay algo que tiene que ver con que alguien ha decidido las cosas me parece un buen regalo. Pero lo mismo pienso de esta época en cuanto a la calidad de las series de televisión o a la propia transición de lo analógico a lo digital. Si yo hubiera tenido que elegir en qué momento estar hubiera elegido este. Pero este, no cuando ya todo estuviera solucionado ni cuando nada hubiera empezado, sino este: cuando nace Jot Down, cuando nace Orsai, cuando nacen emprendimientos culturales… incluso la piratería que permite bajarte lo que quieras. Y me gusta mucho la cara de estupor de la gente calva con corbata, lo disfruto mucho. Miro los informativos solo para escuchar a Cospedal diciendo pavadas, al otro… a todos. Incluso Matías Prats, no lo soporto más, es gracioso lo estúpido que es ese hombre. Es todo gracioso, lindo, divertido, una visión histórica monumental de la debacle de la gente que más vergüenza me da. Me encanta este momento, es un buen momento.

¿Qué sientes cuando comparan a Orsai con Messi? Recibiste en Orsai una carta de un lector que lo hace.

Lo hace en un contexto de decir “Nunca voy a poder verlo en directo porque estoy muy lejos”.

Da igual, sabes que en las fajas de los libros recortan las frases a voluntad y al final queda “Orsai es como Messi”.

[Risas] Sí, bueno, pero tampoco entiendo mucho la metáfora del porqué en el caso de que fuera de otra manera. A mí me parece, de todos modos, que no hay muchas relaciones entre ambos. En su caso hay dones naturales, momentos que tienen que ver con una cierta forma del autismo, que es maravillosa para que se dé el fútbol en este caso puntual, pero en nuestro caso es una diversión de amigos. Somos muy conscientes de que no estamos haciendo un producto excelente, sino un producto divertido. Messi es excelente.

Se puede ser divertido y excelente, no son excluyentes.

Quiero decir que no es nuestro caso, somos conscientes de que no estamos haciendo The New Yorker, hacemos algo que nos divierte mucho y sabemos cuáles son nuestras limitaciones. Si hay una comparación futbolística yo preferiría compararme con Mascherano, no con Messi, porque Messi es excelente, forma parte de otro club de hacer las cosas.

Hablando de piratería, cuando eres un niño convertirse en pirata es un horizonte bastante atractivo y sugerente. ¿Te reconoces en el retrato del pirata, es una bandera que puedes ondear?

Me parece que esa palabra está gestionada y provocada por la gente que no me gusta, no creo que esa palabra la hayamos inventado nosotros.

Como en el aikido, se puede aprovechar su fuerza para tu propio beneficio. Hay quien ha intentado darle la vuelta, como el Partido Pirata o The Pirate Bay.

Sí, pero, aunque entiendo la filosofía, semánticamente no estoy muy de acuerdo con que el Partido Pirata se llame así, por ejemplo. Incluso se lo he dicho. Me resulta muy alucinante que en este tiempo podamos hacer uso de la cultura como lo estamos haciendo. Pero entrando en detalle —SOPA, PIPA, Sinde, Lasalle… me parece que esto son vericuetos de microscopio. A mí me gusta la mirada histórica de todo esto. Si pones un microscopio en todas las épocas te vas a encontrar con una serie de glóbulos rojos, glóbulos blancos, defensas, ataques… a mí me parece todo una pelotudez. No me interesa mucho el tema. Van a patalear y ganarán este cachito, pero pasado mañana se terminó como se termina todo. Con esto soy sumamente optimista. Hay que sentarse en la vereda a ver cómo patinan, nada más. Obviamente hay que hacer todo lo que uno hace como ciudadano del mundo para defender las cosas que sí están bien, cada cual en su pequeña baldosa. El muchacho que está todos los días mirando cómo desbloquear un bloqueo en China está haciendo algo por el mundo, aunque lo haga por placer. Y hay mucha gente haciendo por placer cosas maravillosas.

En este sentido, tu blog Espóiler, que incluso ayudaba a organizarse las descargas, contribuyó a ello y fue revolucionario.

Lo fue y lo es, porque hay 50.000 o 60.000 tipos que se están descargando las cosas de ahí. De hecho, que se pudiera publicar un blog así en el diario El País

¿Sabías las implicaciones que eso conllevaba? Era tu manera de tomar partido en el debate.

Sí, siempre he tomado partido en el debate y lo que tuve claro es que en ninguno de estos proyectos en que se coordinaba la descarga de una serie de televisión con sus subtítulos tenía que tener publicidad, porque es el único lugar al que pueden agarrarse los malos para decirte algo: el ánimo de lucro. ¿Les interesa el ánimo de lucro? Acá no hay. Yo estoy haciendo esto porque me gusta, me estoy gastando el dinero en esto: servidor, un montón de horas por persona, desarrolladores… porque se me antoja, no estoy buscando ganar dinero. Y nunca lo pudieron bajar y tiene cada vez más gente. Y no lo podrán bajar. Es mi forma de pelear contra eso.

Si no era el de lucro, ¿cuál era tu ánimo? ¿Solo pelear?

Mi primo, que es mi programador, y yo empezamos a ver muchas series de televisión y no había un puto lugar en el que no te pusieran unos pop-ups gigantescos de cosas de mierda que apretabas lo que no tocaba y te metía un virus cuando tenías Windows… Había un montón de mierda y no había ningún lugar serio donde anotártelo en la agenda, que te avise y te lo bajes. No lo había y lo hicimos para nosotros.

Como Orsai: un proyecto para vosotros que decidís compartir.

Siempre y en todos los casos.

Y de ahí a ser crítico de series.

Era la época en la que yo trabajaba en la industria, y ver series se convirtió en uno de los vicios que te he dicho que tengo.

¿Lo sigues teniendo?

Sí, veo muchísimas. Ya no escribo críticas, pero sigo viéndolas. Me llamaron de El País y me dijeron que querían incorporar Orsai como blog. Les dije que ni en pedo, Orsai es mi casa y no la pienso meter en una redacción. Entonces me pidieron que hiciera algo, y respondí que no podía hacer nada más que mirar la televisión, y si querían les escribía sobre televisión. ¡Y me empezaron a pagar! ¡Mi mujer ya no pudo decirme nada de por qué estaba a las cuatro de la mañana mirando algo! “Epa, que pagamos el alquiler. ¡A dormir!” En su momento lo disfruté, y cuando dejé de disfrutarlo lo dejé de hacer. Pero lo dejé de disfrutar porque quería empezar con Orsai, lo corté el mismo día que corté con todo. Era muy lindo, a veces acabo de ver un capítulo y me dan ganas de escribir algo y compartirlo. No lo hago porque no tengo tiempo, pero si no, no tendría problema en hacerlo. O cada vez que hay un partido de fútbol. Si tuviera tiempo tendría un blog de fútbol alucinante. Tuve un blog de series, pero podría haber sido de fútbol.

O podrá serlo.

Sí, pero ahora me cuesta pensar para delante.

¿Viviste el corralito argentino?

No, me vine unos meses antes de que estallara todo.

Si te vas a ir, avísanos. ¿Te imaginas que pase aquí?

Me imagino y espero que en España pasen cosas tremendas.

¿”Espero” como deseo o como anticipación?

Como deseo. Es necesario que la gente se despierte. Los costos son tremendos, pero España era un buen país. Me acuerdo en el 82, en el 87, en el 91… todo lo que venía de acá, nosotros nos cagábamos con la calidad que había: las series de televisión española, el diario El País, el dominical, el manual de El País, intelectuales, gente que hablaba con el corazón en la mano y con las tripas… Hasta Felipe González, ¿eh? Decías “mira lo que ha leído este hombre”. Pero pasó una cosa horrible en medio, donde todo el mundo tuvo dinero y se fueron todos a cagar. Todos a comprarse el iPhone nuevo, la segunda casa, la residencia de no sé qué… y se olvidaron de que eran un país alucinante. Y van a volver a serlo.

¿Pero a qué precio?

El precio que pagamos todos por ser alucinantes. ¿Dónde viste que Suiza sea alucinante? ¿O Finlandia? Alucinante es Méjico, Argentina, España… países que hierven, con gente que se muere, con hijos de puta que hay que ejecutar… con todo lo que se te ocurra. ¡Una historia! 20 años de tener iPhone nuevo es una mierda. Te aburres, te secas, te marchitas. Tienes comida en la panza, sí, pero te mueres. El arte no funciona. Lo único que me importa es el arte, pero es que si miras con un gran telescopio la historia lo único que se salva es el arte. Siempre. Lo demás es una mierda de clérigos con señores feudales, con tipos de corbata, con gente de mierda, con panelistas que quieren ir todos los días a decir lo mismo a Exposevilla para cogerse a una de 22 años… y el arte se fue, se te escapa de las manos. Lo que realmente le dejamos al mundo se te escapa de las manos cuando estás con la pancita llena y toda la boludez. Durante años estuvimos dominados por una clase de gente absurda a la que, gracias a Dios, se les escapó Internet. ¿Crees que si una bruja les hubiera mostrado cómo era el siglo XXI a los que tenían poder en los años 80 hubieran dejado que existiera? ¡Por primera vez se les escapó algo! Tenemos la responsabilidad de cruzar por esa grieta. Y eso es el arte, la cultura. Es lo único que hay, todo lo demás es una garcha. Ya vendrá una democracia participativa, ya vendrá un banco ético. Todo eso vendrá por lógica, pero si no manejamos la grieta desde el arte y la cultura, no funciona.

Hernán Casciari para Jot Down 7

Pero hay que liberar recursos para dedicarlos a la cultura. La cultura es casi un lujo, hoy y aquí.

Hagamos que no lo sea. Que 5000 fetichistas compren Orsai para que 420.000 tipos de Centroamérica se lo descarguen es trabajar. En tu baldosita, obviamente, yo no quiero que el mundo cambie. Yo tengo una baldosa chiquita desde la que me gusta hacer una revista de literatura, crónica y narrativa; pero muchísimo más que esa revistita me preocupa que el guatemalteco tenga un PDF gratuito el mismo día. Eso que a mí me salió carísimo hacer porque le pagué a Juan Villoro, y le pagué a Nick Hornby… y decirle al mundo: “Toma, el mismo día gratis para que lo leas”. Es mi trabajo y lo único que me importa. 

Estáis de suerte: Messi, el Papa…

No sé si es una cuestión de suerte. Que sea argentino es lo que menos me supone sorpresa o hilitos de esperanza. Pero que sea jesuita, sí. Que la Iglesia haya querido cambiar su propaganda y su marketing poniendo a un jesuita me parece bien.

A Cristina Kirchner quizá le haya gustado más el hecho de que sea argentino que jesuita, porque le ha pedido que interceda con los ingleses.

Esas cosas en la historia no están escritas. Esas pequeñeces a grandes niveles son anécdotas chiquititas, no importa mucho. Supongo que al gobierno nacional de Argentina esta sorpresa le cogió a contrapié porque son anticlericales y con este hombre, antes de ser papa, discutieron mucho sobre el matrimonio igualitario. Era un enemigo de las intenciones kirchneristas que tienen que ver con los derechos humanos. Los cogió muy desprevenidos, pero fueron lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que tenían que acercarse a ese hombre de todas formas porque en Argentina hay muchísimos católicos y porque este gobierno quiere ganar las próximas elecciones.

¿Votas en Argentina?

En los últimos diez años, que he estado viviendo aquí, no he votado.

Pero podrías votar.

Sí, en Argentina y en Italia.

¿En Argentina votarías a Cristina y en Italia a Grillo?

¡Exacto! Lo dijiste con todas las letras. Cristina no creo que se presente, pero en Argentina votaría a cualquier gobierno que tuviera un alineamiento definido de izquierda respecto a los demás países de Latinoamérica. Al que piense lo mismo que Lula, que Correa, que Pepe Mujica… al que siga esa línea de patria grande lo votaría siempre, desde que soy chiquitito. Lo que pasa es que nunca hubo esa opción, ahora la hay. Y en Italia, obviamente, a Beppe Grillo.

¿Te sientes identificado con él?

Siento que es la prehistoria, que dentro de 250 años Beppe Grillo va a ser “el que empezó” con lo que va a pasar: que la gente sean los congresistas, que podamos elegir en base a un vídeo de un minuto y medio de YouTube de cualquier persona que se quiera presentar y que podamos decidir por lo que oigamos de esa persona, por lo que entendamos cuando te mire a los ojos… Y que no haya listas sábana, que votas a uno y luego este pone a quien quiere. Espero que el futuro tecnológico ayude mucho a la política.

¿Estás haciendo en tu ámbito algo parecido a lo que Grillo está haciendo en la política?

Sí, es patear el tablero. Beppe Grillo habla a veces de lo terrible que son los intermediarios con las mismas palabras que usamos nosotros para hablar de nuestra baldosita. A todos los dirigentes políticos, eclesiásticos y sindicales que empiecen a hablar de matar al intermediario los voy a escuchar con muchísima atención y, si siento que lo están diciendo de corazón, los voy a apoyar.

He encontrado una frase tuya que a primera vista es paradójica pero que si se le dedica un poco de tiempo encierra mucho de verdad: “La industria editorial vende cada vez menos porque la gente lee cada vez más”.

También lo podría decir respecto a la música: la industria discográfica vende cada vez menos porque la gente escucha muchísima más música que antes. La razón es muy simple: hubo un momento en el que lo que se escuchaba era lo que sonaba en la radio. En los años 80 se escuchaban 50 canciones en un año, y no se tenía la menor idea de lo que se estaba haciendo en Cuba o Nigeria.

Ni en los garajes de tu ciudad.

Ni en los garajes de tu ciudad. Se escuchaba muy poca música pero las discográficas vendían mucho. Y con la lectura lo mismo. Creo que es una certificación de lo que está pasando.

No sé si la industria la compartiría.

La industria lo sabe. Hay una diferencia entre lo que dicen los calvos con corbata y lo que piensan. ¿Qué saben los calvos con corbata? Por eso son tan impunes últimamente en su forma de robar: saben que es la última vez que van a poder hacerlo, y entonces ya no les importa nada. Hace 20 años se juntaban en grandes conciliábulos con marketineros y publicistas para que el pueblo no se diera cuenta. Ahora ya no les importa nada. Cualquier rueda de prensa o acción del Partido Popular, del Partido Socialista, del grupo Planeta… ya no les importa nada, están ya casi diciendo la verdad.

¿Cuándo llegaremos al punto de ebullición? No parece sostenible a largo plazo.

Ellos ya lo saben. Si están diciendo la verdad es porque les queda poco tiempo, si no guardarían todas las precauciones que guardaban en 1987 para hacer lo mismo que están haciendo ahora. Los están haciendo de una manera que lo ves todo: las caras, cómo se están demacrando, cómo funcionan sus cerebros, lo que dicen, lo que no dicen… no hay una sola vez en que se haya abierto un micrófono de casualidad y no hayan dicho una barbaridad.

Estaría bien que alguna vez se cazara un “te quiero”. ¿No sería bonito?

Sí, o “Hay que pensar más en la gente, Juan Carlos”. No, ni una. Así que imagínate qué dirán todo el tiempo, cómo hablará esta gente, lo que será en estos últimos 20 días Génova, la sede del PP, lo que estarán hablando ahí dentro. Son como ratoncitos enloquecidos. No tienen ni idea de lo que está pasando en España… están muriendo. Eso es alzheimer. ¿Viste lo que dijo Cospedal? Eso se llama alzheimer social y corporativo. Y del otro lado vienen los pibes de 17 años, bien dotados, veloces… Pasa todo el tiempo, pasa en la vida, ¿cómo no va a pasar en este tiempo histórico?

¿Cómo identificaremos este cambio de ciclo? ¿Nos levantaremos una mañana y veremos que todo es distinto?

En lo personal te puedo contar una metáfora: en el año 2000 nosotros hacíamos un uso del televisor que fue menguando hasta hoy, que no tenemos antena.

Ahora es solo un monitor.

Sí, ya es otra cosa. La transformación de ese electrodoméstico es paradigmática. Swedenborg, un teólogo sueco del siglo XV, un día enloqueció y creyó ver que un ángel lo llevaba a que conociera el cielo y el infierno, y escribió un libro increíble que se llama Del cielo y el infierno. Un libro increíble, es una crónica narrativa, nada fervorosa. Una de las cosas importantes que le cuenta Dios a Swedenborg es que lo que piensa la gente respecto al paraíso y al infierno está mal. No se debe pensar desde la Tierra que son un premio o un castigo. Cuando alguien se muere, cada cual va adonde quiere. Hay gente que va al cielo por inercia y se da cuenta de que no puede jugar al poker, no puede estar con putas, no puede fumar porros… y tranquilamente, como las puertas están abiertas, se van al infierno, que es donde les corresponde. Volviendo a la metáfora, no es que estas cosas se mueran de un día para el otro; el televisor me dejó de interesar, y en casa no nos felicitamos porque hacemos un mejor uso de ese electrodoméstico. Ya hace años que no estoy en contacto con lo malo del mundo, no me desespera que cuando meto una moneda de dos euros en un teléfono público, hablo diez segundos y cuelgo no me dé cambio, que es la forma de los tipos calvos con corbata de hacer un poco más de dinero. No me molesta que el banco me saque un poco más de lo que me tiene que sacar. De verdad, no me molesta, no discuto con esa gente, estoy todo el tiempo hablando con gente linda que me escribe las crónicas, yo mando al fotógrafo… Yo estoy ahí. De vez en cuando ponemos el informativo para, con mi mujer y mi hija, divertirnos con esa gente calva que ya no sabe más cómo hablar y que son todos el mismo. Pero cuando me quiero enterar de las cosas no miro ahí, ahí miro la felicidad del nuevo mundo, cómo se está cayendo todo a pedazos. Cuando me quiero enterar de las cosas miro cómo cambian las cosas. Voy a la Wikipedia, busco a John Lennon y pongo “nació en 2047”, y me quedo a mirar cómo lo cambian en un segundo. Entonces digo: “Tenemos ángeles”. Esa es mi manera de ver cómo están las cosas.

Al final resulta que en esta mesa hay un optimista y no soy yo.

Yo soy muy optimista. Te puedo contar cosas tristes cuando me preguntas cosas de mi vida, igual que la tuya, porque nos vamos a morir todos. A veces decimos “No sé si lo voy a vivir” y pasa al cabo de cinco años, pero el día que sepamos que nos vamos a morir va a haber un montón de cosas que nos gustaría seguir viendo de ese día en adelante. Todas son fantásticas y no las vamos a ver. Estamos viendo muchas más que nuestros abuelos, los cambios son más veloces, pero este tiempo de transición va a durar 100 o 200 años. Es un tiempo de transición importante, no es uno cualquiera, es uno de los importantes.

Esto va a quedar escrito, así que alguien va a poder venir a rescatarlo dentro de 100 años.

¡Ojalá!

Para acabar, ¿sigues sintiendo que estás en fuera de juego o has conseguido que se replanteen las reglas del juego?

Mi sensación con el orsai como metáfora real tiene que ver pura y exclusivamente con la inmigración. Y eso no va a cambiar nunca, ni siquiera volviendo a la posición correcta. Después de muchos años de estar en el lugar que no es tu origen la sensación de fuera de juego dura para siempre, aunque vuelvas, porque vas a volver del fuera de juego, no de la posición correcta. Y no pasa por cuestiones profesionales o vocacionales. Por suerte la palabra se desdobla. En lo personal, y en lo que tiene que ver con inmigración, orsai significa fuera de juego, pero en lo vocacional, de esto que hablábamos, como Jot Down, tengo ganas que signifique posición adelantada. Es la misma palabra, pero no.

Hernán Casciari para Jot Down 8

Fotografía: Alberto Gamazo

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61 Comentarios

  1. Pingback: Hernán Casciari: “El mercado editorial no necesita ayuda para que su decadencia sea completa”

  2. Como diría el Sr. Lobo, dejémonos de chuparnos las pollas y que comience la entrevista de verdad.

  3. Cris Crosby

    Orsai habla por sí misma, pero es este testimonio de Hernán que me llegó muy profundamente: Cómo matar al intermediario http://www.youtube.com/watch?v=_VEYn3bXz34

  4. Pingback: Noticia hernán casciari: “el mercado editorial no necesita ayuda para que su decadencia sea completa"

  5. Me cae simpático el hombre y me alegro mucho de que iniciativas como la suya salgan adelante. Por muchos años (por tantos como quieran).
    Por lo demás, hay algo en su forma de hablar y en las cosas que dice que demuestran que el hombre fuma mucho. Y rara vez tabaco. :)

  6. Hitler deseaba una guerra para que los alemanes despertaran de su letargo. Los milenaristas desean una hecatombe para que la Humanidad despierte de sus pecados. Este tío desea una crisis total para que España vuelva a hervir y ser alucinante…

    Todos los fanáticos desean destruir a los demás para colmar sus fantasías enajenadas.

    • beau brummel

      Cierto, este tipo nos desea una catástrofe, que ardan las calles, que rueden las cabezas… sólo para que él pueda contarlo. Líbranos, señor, de vivir tiempos «interesantes».

  7. Un gusto leer la entrevista.

    Tan solo quisiera avisar de una errata:
    «¿Cómo identificaremos este cambio de ciclo? ¿Nos levantaremos una mañana y veremos que todo es distinto?

    En ñp personal te puedo contar una metáfora: en el año 2000 nosotros hacíamos un uso del televisor que fue menguando hasta hoy, cuando no tenemos antena.»

    Supongo que en vez de ‘ñp’ será ‘lo’.

    Muchas gracias por este artículo. Brillante.

  8. Pingback: LAS CINCO PLAGAS MÁS COMUNES DEL EDITOR | Patrulla de salvación

  9. cuanto siglo XX todo junto en cuatro comentarios…

  10. Excelente entrevista!

  11. «Se supone que esto del marketing es para otros, no para vosotros o nosotros» ¿Y ese hermoso banner de publicidad que tenéis arriba, qué? En fin…

    • Dejando a un lado que publicidad y márketing no son lo mismo, apuesto a que no has cogido la ironía: ni entrevistador ni entrevistado dicen que sus respectivas publicaciones no hagan márketing o no deban hacerlo, sino que los puristas consideran que no deberían, que eso «es para otros». Pero es obvio que ambos lo hacen, y bien hecho que está.

      • No, Orsai no tiene publicidad en absoluto. Una cosa es hacer marketing entre lectores (que es a lo que se refiere Casciari) y otra, entre anunciantes. Y aquí las posiciones difieren entre una y otra revista.

        • Gracias por el apunte, Hernán. Porque si sabes a qué se refiere exactamente debes ser él, ¿no es cierto?

          Que Orsai no tiene publicidad y Jot Down sí (poca y reciente, pero la tiene) es casi tan evidente como que tú no eres capaz de distinguir entre publicidad y márketing.

          • Es grato ver un medio como JD que mima todos los aspectos de la publicación. La publicidad es también ejemplar, tienen marcas que todos los medios quisieran y no entran a todo por facturar. Pertenezco al sector (contenidos publicitarios) y conocimos al responsable (estilo Madmen), nos desencajo en todo pero lo claro que tienen las cosas es desconcertante de entrada (no tenian nada de publi), no entran al todo a 100 de la mayoria. Hace años que no veia nada parecido. Enhorabuena, sorprendido en los tiempos que corren.

          • Manuel Escobar

            La Publicidad la lleva un antiguo Directivo de una gran empresa ex_Ibex, ver linkedin. Trabaje con él y cuida sus equipos, un currante y mejor persona. Un abrazo Lobo.

  12. Brillante entrevista, me ha parecido muy completa.

    Hace un par de años me encontre con un post de Hernan en la web y desde entonces nunca he dejado de leerle, veo en él un escritor generoso, literal y literariamente hablando, no he leído ningún pots suyo —tanto en su blog como los publicados en la revista— del cual no haya sacado algo provechoso. Así que, aunque por lo dicho en la entrevista no se tengan planes concretos, deceo que Orsai, Jot down y demás proyectos de ésta envergadura florezcan y perduren.

  13. Españaza2000

    Y es que Hernán, en su baldosa, es Messi. Un puto genio.

  14. rayvictory

    cada vez que leo a un entrevistado de JotDown (todos o son catalanes o vinculados a Cataluña) me centro en buscar la pregunta sobre la independencia catalana y la consulta….En este caso, o la he buscado muy por encima y no la he encontrado (los argentinos me producen dolor de cabeza el escucharlos, y el leerlos con detenimiento un día de fiesta como hoy no quiero arriesgarme a una jaqueca)…o no se ha preguntado….Nada. Sólo es una observación sin más. Pero todavía me dura el desconcierto.

    • Cuando alguien es bueno en algo, independientemente de lo que sea, sólo una persona con tintes de xenofobia consulta por su nacionalidad antes de leer o interesarse por su obra. Y si encima le sumamos que arrancas el comentario hablando de catalanes y demás; parece que lo tuyo es un caso serio.

    • Drunken sailor

      Tienes razón rayvictory en esta ocasión nos hemos librado del asunto catalán, pero no te preocupes algún paliza lo refrescarà.

    • Dices que más de 40 millones de personas repartidos en casi 3 millones de km2 de extensión, por consiguiente, con diversidad de culturas, te causan jaqueca al leerlos o escucharlos? Claramente el problema lo tienes tú y no los argentinos.

  15. Al Swearengen

    Fui el troll oficioso de su página de series durante siglos porque diciendo ser un gurú de las series, no se había visto Deadwood. Y lo que es peor, no le importaba. Alguna vez he llegado a sacarlo de quicio, cosa que me entristecía.

    Sin embargo, siempre me ha caído bien el personaje y siempre me sacaré el sombrero ante gente que intenta lo que todos dicen que es imposible. Y soy uno de los que ha pagado por Orsai. Chapeau.

    • Maestro Ciruela

      ¡Swearengen, gusto en saludarle! ¡Ha pasado algún tiempo ya desde los escarceos en TCM con Escrito Por, Grom, Estrellita, Levothtroid, y nosotros mismos! Todo lo bueno se acaba pronto; supongo que ya se habrá fijado en el erial en que se ha convertido la web.
      Y en lo tocante a Casciari, tiene usted toda la razón. Su ignorancia y falta de interés por «Deadwood», prácticamente lo inhabilitaban para opinar sobre series y casi, casi, sobre cualquier cosa, ¡Ja, ja, ja!

  16. Formidable entrevista.

  17. He disfrutado con la entrevista. Gracias.

  18. elphomega

    Ni me he dado cuenta de lo larga que era la entrevista hasta que la he terminado. Un personaje este señor Hernán! Las personas que te hacen reflexionar merecen ser escuchadas.

    • 3mc33 Rizox

      A ver si te entrevistan alguna vez a tí…que eres muy grande también (si eres el que dice ser tu nick).

  19. trujiman

    Sí sí, cuando llegó la derecha todo se volvió aburrido… Por eso se han ido todos los argentinos que llegaron hace diez o quince años… Se fueron de Argentina porque allí entonces estaba aburrido… Y ahora vuelven porque está más divertido…
    Aparte de eso, un tipo inspirado.

  20. cojonuda la charla

  21. Pingback: 02/05/13 – Hernán Casciari : « El mercado editorial no necesita ayuda para que su decadencia sea completa » | La revista digital de las Bibliotecas de Vila-real

  22. entrevistador y entrevistado magníficos. Cordialmente.

  23. Claro, es horrible que nos estafe un grupo de tipos calvos con corbata, pero es estupendo que una señora recauchutadísima y sus aduladores se enriquezcan impunemente con los recursos del estado, las garantías judiciales sean de risa, y la corrupción algo socialmente asumido como algo cultural.

    Eso sí, de cara a la galería, «alineados con la izquierda latinoamericana». Entonces sí, roban pero «son de los nuestros».

    Pues nada, felicidades, España se está poniendo divertidísima, a ver si llegamos a la altura de Argentina, que es una fiesta completa. Nada que ver con Suiza y Finlandia, donde los viejos tienen su pensión garantizadísima y se han ganado su derecho a morir felizmente de aburrimiento.

    Estoy de acuerdo con Casciari con que es imprescindible la renovación de la forma de controlar al poder, y las herramientas están ahí. Yo también soy un escéptico optimista, y por esa razón lo último que se em ocurriría es apoyar algo tan reaccionario en el fondo como el «clientelar-nacionalismo», argentino o de dónde sea.

  24. Pingback: Buen rollo | Miope

  25. Peter Guillam

    Tipo curioso. Radical en sus postulados muestra mucha verdad cuando rascas en ellos. Como toda persona interesante muestra una gran paradoja, espera el resultado final aunque lo importante es el proceso que lleva a ello.

  26. Saludos de uno de los 10080, que a su vez conoció esta revista por aquella otra…

  27. Hombre, Hernán, ¿qué puñetas tienes contra los calvos? También tenemos derecho a la vida.

  28. No puedo con este comentarista de la cultural… es un blufff total… ¿Recuerdan ese chiste que pregunta cuál es el mayor negocio del mundo? Comprar un argentino por lo que vale y venderlo por lo que dice que vale… con Hernan C. uno se haría millonario… si hubiera comprador, claro.

  29. Y Orsai es un invento de este señor para ser el jefe, no obedecer a nadie, ganar dinero y ganar prestigio cool… o sea, lo de cualquiera… bien estaría si no se enmascarara

  30. Hay un error; Swedenborg no es del siglo XV, sino que vivió entre el XVII y el XVIII

  31. Entrevista a la esposa.

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  33. Casciari es muy interesante, pero la revista Orsai me aburre demasiado.

  34. Pingback: Acá @amartino recomienda esta entrevista a @casciari: http://t.co/vNgiMIwitC Es larga, ideal para un domingo a esta hora :) – Nicolás Píccoli (sic) http://twitter.com/sic/status/331179908267130880Jot Down Cultural Magazine | Hernán Casciari: “El m

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  37. me encantó el tipo y casi toda su filosofía, pero… que coño ve en Cristina Fdez. de Kirshner? En serio se cree que es una señora de izquierdas y no otra Cospedal en su ambiente? Seamos serios, por favor… CFK no es Lula, no es Grillo, no es más que lo de siempre en Argentina y su principal mal: una corrupta vestida de seda.

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  39. Pingback: Ten reasons why it is worth studying Journalism | Jurnalku

  40. luz e macias

    Hay gente hacienda cosas muy buenas y sin tanta musica.

    Los invito a leer estos dos relatos puestos en creatividadin… revista digital

    http://www.creatividadinternacional.com/profiles/blogs/corceles-de-la-memoria

    http://www.creatividadinternacional.com/profiles/blogs/un-agente-muy-especial

    Si los quiere publicar por favor mencione lo mismo que agregue al final de estos dos relatos.

    Gracias por su apoyo, también por publicar el comunicado sobre la novela Yo bipolar. Si quireren publicar estos dos relatos por favor escriban al final su procedencia, enlace y los comentarios de copyright como está en al final de los cuentos.

    Gracias

    Luz E, Macias

    http://www.bookrix.com/books;user:jesusicallejas.html

  41. Pingback: Genís Roca: «En internet hemos vivido nuestro Mayo del 68, pero ya está apagándose»

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  43. beau brummel

    Qué obsesión tiene este tipo con los calvos. Calvo con corbata: Duran i Lleida.

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  45. Pingback: Las decisiones culturales empiezan a estar en nuestras manos! | Mi Altavoz

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