Música

Bandas a descubrir: Buffalo Killers

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Un grupo ideal para quien sienta nostalgia del periodo 1967-1975. Son jóvenes, pero no suenan a nada contemporáneo… más bien al contrario. Es posible que algunos lectores ya los conozcan, aunque es casi seguro que otros muchos no habrán oído hablar de ellos. Este trío de Cincinatti saltó al candelero poco después de la publicación de su primer álbum homónimo, cuando los Black Crowes les pidieron que fuesen sus teloneros en el año 2007. El cantante de los Crowes, Chris Robinson, quedó prendado del disco e insistió para tenerlos como acompañantes en su gira. Su segundo disco Let it ride fue producido por un famoso paisano de Ohio, Dan Auberbach de los Black Keys, poniendo de manifiesto que parecen llamar más la atención de nombres consagrados en el negocio que del gran público. ¿Qué hacen? Rock setentero repleto de riffs de guitarra, aunque generalmente tranquilo, incluso atmosférico,  casi siempre tintado con barnices psicodélicos y en ocasiones estribillos memorables (escuchen por ejemplo el estribillo de Let it ride).

 

Los hermanos Andrew Gabbard (guitarrista y cantante) y Zachary Gabbard (bajista y cantante) crecieron en una casa repleta de aquellos estilos de música: su padre, que tocaba la guitarra, los sumergió desde pequeños en la obra de Grateful Dead, Neil Young, Crosby, Stills & Nash y diversas bandas de psicodelia y country. Se unieron al batería Joseph Sebaali en un primer quinteto —Thee Shams— que no llegó a ninguna parte. Reducidos ya a tres piezas y reconvertidos en Buffalo Killers, empezaron pronto a dar que hablar entre algunos artistas consagrados que se enamoraban instantáneamente de su música. Las bases instrumentales blues-rock y unas melodías casi siempre sorprendentes que tan pronto recuerdan a Blue Cheer como a los Beatles son su marca de fábrica (aunque el grupo que más me traen a la mente son James Gang, el fantástico combo del que más tarde sería guitarrista de los Eagles, Joe Walsh… una banda que curiosamente también procedía de Ohio). En su música son igualmente característicos los juegos de voces entre los hermanos Gabbard, quienes evidentemente llevan desde pequeños aprendiendo a empastar sus respectivos timbres.

 

Su estilo es absolutamente vintage, desde sus atuendos a las portadas de sus discos, pasando por sus sencillos videoclips casi artesanales. No parecen especialmente interesados en sumergirse en los estilos más de moda para llamar la atención o lograr una mayor repercusión, aunque en ciertos aspectos —tanto filosóficos como musicales— se los podría relacionar con bandas de la corriente stoner, que sigue siendo relativamente popular. Pero lo suyo es la música de una generación anterior. Si unos los escuchara de pasada podría llegar a creer que se trata de un oscuro grupo de principios de los 70, perdido en el túnel del tiempo y que alguien hubiese redescubierto ahora por casualidad.

 

 

Es poco probable que algún día lleguen a hacerse inmensamente populares; no interpretan la clase de música que suena en la mayoría de radios, tampoco son unos sex-symbols ni tienen una actitud controvertida, y de momento no parecen demasiado dispuestos a alejarse de sus raíces. Son tres tipos muy normales haciendo la música que les gusta desde pequeños, y optan por canciones generalmente sencillas, poco ambiciosas y con nulas ínfulas. No parecen hechos para el estrellato, en el que entran otros muchos factores aparte del pura y exclusivamente musical. Pero, eso sí, la admiración de algunos famosos fans ha permitido que gocen de una cierta repercusión y que los hayamos conocido también en España, aunque incluso en su propio país sigan tocando en salas pequeñas.

 

 

En resumen, una delicatessen para quien añore los tiempos mejores y más despreocupados del «verano del amor», para quien desee conocer nuevas canciones en la onda hippie psicodélica de finales de los 60 y principios de los 70, o sencillamente para quien desee tumbarse en un sofá y disfrutar de una banda adecuada para saborear el producto de sus macetas. Probablemente espantarán a quienes busquen un sonido moderno e «innovador» (si es que aún existe algo innovador en estos días) y desde luego lo suyo no es «bailable» ni «rompedor». No, Buffalo Killers son como unos expertos degustadores de vino tinto que no tienen la más mínima intención de pasarse al gin tonic. Ellos están aferrados a un pasado que no llegaron a vivir… pero lo que hacen, lo hacen a la perfección. Además, todo hay que decirlo, ¡tienen un gran nombre! Esperemos que algún día gocen de algo más de reconocimiento. No son el grupo que salvará la industria musical, de eso nos damos cuenta perfectamente, pero desde luego merecen bastante más atención de la que reciben.

 

 

 

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5 Comentarios

  1. Pues no están nada, nada mal.

  2. me gustan. buena recomendación.

  3. Ya los estamos buscando…

  4. Gran Epoca para la musica esa de los 70.

  5. El Decididor

    Son un buen grupo. Recomendables.

    Eso sí, son un trocito de cielo para la fauna Hipster. No creo que vayan a permanecer semi-desconocidos mucho tiempo.

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