Arte Arte y Letras

¡Han pagado 34 millones de euros por un cuadro abstracto!

… y otras obras de arte que podría hacer mi sobrino de siete años

Barnett Newman. Onement VI (1953)
Barnett Newman. Onement VI (1953).

(English version)

¿Qué les parece esta cosa que hay aquí encima? Una chorrada, ¿no es cierto? Pues se van a indignar cuando sepan que el pasado 14 de mayo alguien pagó por ella la bonita cifra de 34 millones de euros. Ojo, que en la Sotheby’s de Nueva York la describían ni más ni menos como «un portal hacia lo sublime». Vamos no me jodas, si es un cuadrado azul oscuro con una raya azul claro en el medio. Esta gente del arte contemporáneo vive engañada, está claro. A ver, si es que ese cuadro lo podría pintar un niño pequeño, ¿verdad?

No.

No lo podría hacer ni un niño pequeño ni ustedes. Ni siquiera un pintor competente sin antes haber pasado por el proceso de investigación creativo que desembocó en este cuadro concreto. Como mucho, podría copiarlo.

Es curioso, pero solemos sentir una profunda irritación cuando conocemos las cantidades por las que se venden algunas obras de arte. Y ahí reside uno de los principales problemas: equiparar el valor o la importancia de un objeto artístico a su precio de mercado es una aberración intelectual y una equivocación en la base del planteamiento, porque los criterios que rigen el mercado del arte son distintos a los de la propia calidad artística. De hecho, a menudo son completamente independientes y se mueven por factores más próximos a los de la especulación inmobiliaria o bursátil.

Además, esa misma indignación que sentimos no parece ser tan fuerte cuando sabemos, por ejemplo, que la compra de Cristiano Ronaldo ascendió a 96 millones de euros. Seguramente me dirán que Ronaldo es una persona especial, un futbolista único; que lanza knuckleballs con los pies, que corre como un velocista y que posee una técnica portentosa. En definitiva, que hace cosas que no podrían hacer ustedes ni posiblemente el resto de los mortales.

Bien, déjenme que les ponga otro ejemplo al respecto:

Fácil de copiar, imposible de hacer. Guti, con un sencillísimo taconazo, convierte un uno contra uno en un uno contra cero. Hace algo que nadie ha hecho antes, algo que nadie se ha atrevido siquiera a pensar antes. Empuja los límites del fútbol, empuja los bordes de su mundo.

Con un sencillísimo taconazo.

Porque de eso precisamente va toda esta cosa del arte, de empujar los bordes del mundo. Y no será porque el arte no tenga mil y una definiciones: la de Tomás de Aquino («El arte es el recto ordenamiento de la razón»), la de Adolf Loosel arte es la libertad del genio»), o la de Jean Dubuffet («el arte es la novedad»); pero yo no sé cuál de ellas es la más válida, o si lo son todas. Tampoco sé si elevar algo a la categoría de «arte», efectivamente, lo eleva; esto es, si un objeto artístico es inherentemente mejor que uno mundano. Ni siquiera sé si el arte y la belleza, tan estrechamente unidos a lo largo de los eones de la historia, son dependientes, interdependientes o independientes.

Lo que sí sé es que Donald Kuspit se equivocaba cuando, en El fin del arte dijo que «vivimos en una época superficial y pasiva, resultado de la disolución del arte en la vida». Y también sé que Clement Greenberg, aunque fue abogado de ese fin del arte como motor de la cultura, acertó al afirmar que «Te gusta, eso es todo, sea abstracto o un paisaje. Te gusta. Te golpea. No tienes que leerlo». Y que Arthur Danto tenía razón cuando se negó a aceptar el fin del arte y así tituló su más conocido ensayo: Después del fin del arte.

Quizá yo estoy más de acuerdo con la aproximación objetual de Greenberg que con la de Danto, que, de alguna manera, justificaba la cualidad artística según la definición que le daba el artista como tal; pero, desde luego, me apunto a su visión optimista de la actualidad del arte. Porque sé que hay muchísimas personas que están trabajando en mirar a la realidad, con ojos quirúrgicos y telescópicos, para después ofrecernos una respuesta a ese mundo; sea conceptual, plástica, estética, contestataria o reivindicativa. Y el mundo que nos devuelven es un mundo que no conocíamos antes.

Porque de eso precisamente va toda esta cosa del arte, de empujar los bordes del mundo.

Porque si bien es cierto que necesitamos a todas esas personas que mantienen el mundo en marcha, que revisan la maquinaria y reparan los engranajes; también necesitamos a los motores que nos llevan y nos conducen más allá. A veces con precisión, a veces a ciegas, pero siempre por rutas desconocidas. Porque estos hombres y mujeres que traspasan los límites son los que amplían nuestra realidad, si nos atrevemos a mirar a través de su trabajo. A través de sus telas de gallinero y sus ordenadores y sus piezas de madera y sus bolsas de plástico y sus piedras preciosas y sus cámaras fotográficas. A través de sus ojos. Acercándonos a ellos comprobamos que nos están construyendo una existencia más grande; una existencia mejor. Y que sin ellos empujando en todas direcciones, esa carpa de circo que es el mundo se nos caería encima.

Yo les voy a enseñar algunas obras de artistas que, ahora —en este preciso momento, mientras yo escribo estas líneas y ustedes las leen—, están empujando los bordes del mundo. Del suyo y del mío. Y como confío en ustedes, no voy a entrar en desarrollos sobre el proceso creativo de cada una, o las posibles explicaciones o metáforas que puedan esconder; apenas una breve descripción de ellas y sus creadores, para que así saquen sus propias conclusiones, si las sacan o creen que deben sacarlas. Solo un requisito: les pido que se acerquen con la experiencia esta vez sí de un niño pequeño, con la mirada de un bebé que descubre el mundo cada día. Con los ojos limpios y el corazón lleno, no pueden perder.

Time Stack. Matt Molloy. 2012-2013

Time Stack. Matt Molloy 1

Time Stack. Matt Molloy 2

El fotógrafo canadiense Matt Molloy emplea una técnica enormemente sencilla basada en el multidisparo y el conocido efecto time-lapse. Después superpone digitalmente las imágenes tomadas a menudo más de 100, capturando así ese efecto de tiempo apilado con el que nombra a esta serie de fotografías. La impresión que generan los objetos inherentemente móviles, congelados en escorzo temporal sobre los paisajes estáticos, es formidable y sobrecogedora.

The Phoenix is closer than it appears. Thilo Frank. 2010

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The Phoenix is closer than it appears. Thilo Frank
Fotos cortesía de Studio Thilo Frank.

Artista alemán afincado en Berlín, Thilo Frank trabaja habitualmente con la luz, el movimiento y sus propiedades combinadas. Para esta instalación construyó una caja de 8 x 4 x 4m enteramente recubierta de espejos tanto en el exterior como en el interior. Por fuera prácticamente no aparece; es un parpadeo, una vibración casi invisible. Por dentro es el infinito. Y aún más, es un infinito que, con los pies colgando del columpio, nos resulta tan inabarcable como inalcanzable.

La instalación estuvo expuesta en el Museo de Arte Moderno KUNSTEN de Dinamarca en 2011, si bien este mismo año ha presentado una obra similar en la Bienal de Sharjah, en los Emiratos Árabes: la Infinity Rock.

Starry Night. Lee Eunyeol. 2012

Starry Night. Lee Eunyeol

¿Qué es eso? ¿Qué son esas luces? ¿Es polvo de hada? ¿Son estrellas caídas? ¿Son innumerables luciérnagas refugiándose del calor del desierto?

Son lámparas de LED y cable de fibra óptica entre las grietas de un lecho fluvial seco. Pero a lo mejor es también todo lo demás y todo lo que es capaz de evocar y que no somos capaces de verbalizar. El fotógrafo surcoreano Lee Eunyeol llamó a esta serie Noche Estrellada y no hizo ninguna de las analogías, algo ingenuas, que yo acabo de hacer. Quizá no las necesite.

Clones. Erdal Inci. 2013.

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Al igual que Matt Molloy, Erdal Inci trabaja con las posibilidades del time-lapse. Sin embargo, el medio que emplea el artista turco es distinto, nuevo y en gran medida inexplorado; el gif animado.

Exacto, la pieza artística es la imagen en movimiento que están viendo. No es un resultado ni un resumen; es, literalmente, lo que es. No sé ustedes, pero yo tengo la abrumadora sensación de estar asistiendo al nacimiento de algo potencialmente colosal, a un universo de posibilidades inagotables, a través de las pupilas curiosas de un creador delicado, pulcro y extremadamente preciso.

Para la serie Clones, Inci funde y yuxtapone decenas de microvídeos en un bucle eterno, transformando situaciones mundanas y lugares conocidos plazas, parques, carreteras, habitaciones en espacios hipnóticos y misteriosos.

Obliteration Room. Yayoi Kusama. 2002-2012

Esta vez sí. Esta Habitación Arrasada sí que podría hacerla mi sobrino de siete años, y el de tres, y la de once. Y ustedes o yo. Porque está realizada precisamente por niños de todas las edades, incluso niños de edades adultas. Al menos en parte.

La artista japonesa Yayoi Kusama no concibe esta obra como un objeto terminado, sino como una entidad colaborativa de resultado aparentemente incierto. Por eso considero más interesante mostrarles el vídeo de su proceso que el resultado final. En él podemos ver como la habitación imposiblemente blanca del inicio va transformándose progresivamente en un espacio aún más imposible, si cabe. A los visitantes se les entregaron varias pegatinas de colores, pidiéndoles que las colocaran libremente sobre cualquier punto de la habitación. Cualquiera que deseasen: paredes, suelo, techos, muebles, tazas, cojines. Aunque el vídeo pertenece a la versión que se expuso en la Tate Modern de Londres en 2012, el exordio de la obra se concibió para la Queensland Art Gallery en 2002, y sus visitantes eran exclusivamente niños.

Es curioso que Kusama sea la artista de este artículo con más atención directa a los niños, sobre todo cuando sabemos que la autora de Nagano acaba de cumplir 84 años. Los ojos no conocen de edades, solo saben estar cerrados o abiertos.

One Hundred and Eight. Nils Völker. 2010

Esta obra se compone, efectivamente, de 108 bolsas de plástico conectadas a 108 ventiladores en una matriz de 12 x 9. Una serie de algoritmos informáticos activan estos ventiladores generando una fluctuación y un bamboleo de las bolsas en su proceso de hinchado y deshinchado, dando así vida a una protocriatura alienígena pulmonar y multiforme. Para su descripción, el artista alemán Nils Völker dijo que «no hay detrás ningún mensaje oculto, tan solo pensé que sería bonito». A lo mejor ustedes encuentran alguno.

El propio autor hizo una nueva versión de esta instalación en el que un sistema de sensores activaba los ventiladores en función de la proximidad o el movimiento del espectador. El resultado es algo más intelectual, aunque a mí me parece menos brillante.

Compeshitstem: The New Deal. Phoebe Washburn. 2009

Compeshitstem The New Deal. Phoebe Washburn
Foto cortesía de Stefan Koch.

Por el contrario, la escultora norteamericana Phoebe Washburn siempre dota a sus obras de un profundo contenido moral y sociológico, a menudo aludiendo a la transformación del medio ambiente por la destructiva acción del hombre. Para ello, en sus instalaciones suele emplear objetos cotidianos y frecuentemente de deshecho, que reutiliza con libertad, generando una suerte de ásperas arquitecturas efímeras. Fragmentos de cajas de embalaje, entablados, botellas de plástico, piedras y tubos se agrupan en suelos y paramentos que son a la vez rugosos e intensamente locuaces

Sin embargo, a mí me interesa más el producto artístico final y el proceso físico de su construcción, puesto que las piezas de Washburn se conciben y se levantan ex profeso para el espacio en el que se van a exhibir. Compeshitstem: The New Deal se expuso en una de las salas más interesantes del Kestnergesellschaft de Hanóver, y en este vídeo podemos ver tanto la evolución de su levantamiento como los cambios que generaba la luz al incidir sobre la instalación, a medida que avanzaba el día y el sol.

Scattered Crowd. William Forsythe. 2002-2013

Scattered Crowd. William Forsythe 1

Scattered Crowd. William Forsythe 2

William Forsythe es bailarín y coreógrafo, y entre sus trabajos hay un apartado al que denomina objetos coreográficos. Esta Multitud Dispersa es uno de los más significativos: miles de globos blancos colgados a distintas alturas que pueden —y deben ser recorridos, tocados y contemplados por entre sus cesuras e intermitencias.

Esta instalación lleva más de diez años recorriendo el mundo, desde galerías de arte hasta estaciones de tren o lobbies de hotel. Las fotografías hacen justicia, sin duda, pero creo que para entender verdaderamente la experiencia se debería acudir a alguno de los lugares donde se presenta. O al menos ver este vídeo que, entre otras cosas, incluye la música que Ekkehard Ehlers compuso especialmente para la obra.

Cloud. Caitlind r.c. Brown y Wayne Garrett. 2012

Cloud. Caitlind r.c. Brown y Wayne Garrett
Foto cortesía de Doug Wong.

Una nube construida con cientos de bombillas. Nuevas y usadas, rotas y en funcionamiento. Y los visitantes tiran de las cuerdas que cuelgan para encenderlas y apagarlas. Para jugar bajo una lluvia divertida e imposible.

Los artistas canadienses Caitlind r.c. Brown y Wayne Garrett estrenaron esta instalación para la «Noche en blanco» de Calgary, pero después han realizado versiones de la misma en Moscú y en el Progress Bar de Chicago, donde sustituyen las cuerdas por unos detectores de presencia que reconocen al visitante que camina, se sienta o toma una cerveza bajo ella.

Unwoven Light. Soo Sunny Park. 2013

Unwoven Light. Soo Sunny Park 1

Unwoven Light. Soo Sunny Park 2
Fotos cortesía de Nash Baker.

Soo Sunny Park siempre ha trabajado con el espacio. Mediante el añadido de objetos y superficies, la escultora surcoreana afincada en Estados Unidos desde niña, explora las posibilidades de transformación del espacio sin necesidad de modificarlo físicamente. Sin necesidad de tocarlo.

En Unwoven Light nos descubre una de las entidades más poderosas a la hora de ejecutar esta alteración espacial. Es la luz, claro. Físicamente, la instalación no es más que malla metálica de la que se usa en las cercas de los gallineros, a la que se cosen pequeñas piezas de metacrilato coloreado y traslúcido. Pero es la luz, son los fotones eléctricos que salieron de los focos de la galería, antes herméticos e impasibles, los que, al atravesar el tamiz multicromo, se criban y se descosen y se disparan en todas direcciones, empujando el espacio, y tal vez el mundo, de manera irreversible.

Ahora acérquense a ellos, no tengan miedo:

Matt Molloy

Thilo Frank

Lee Eunyeol

Erdal Inci

Yayoi Kusama

Nils Völker 

Phoebe Washburn

William Forsythe

Caitlind r.c. Brown y Wayne Garrett

Soo Sunny Park 

 

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171 Comentarios

  1. Pingback: Someone paid 34 million euros for an abstract painting! And other contemporary art probably made by a seven year old kid

  2. Pingback: ¡34 millones de euros por un cuadro abstracto! Y otras obras de arte que podría hacer mi sobrino de siete años

  3. Estaba a punto de darte un pescozón al leer el primer párrafo.

    Gran artículo.

    • Miquel Àngel

      Me ha pasado igual. Pero esta frase por si sola ya lo explica todo «No lo podría hacer ni un niño pequeño ni ustedes. Ni siquiera un pintor competente sin antes haber pasado por el proceso de investigación creativo que desembocó en este cuadro concreto.» El artista abstracto para mi es legítimo cuando ha recorrido un camino artístico que le ha llevado ahí. Luego hay mucho farsante que no ha dibujado una silla en su vida y se dedica a manchar lienzos y encima le va bien.

  4. Ni el cuadro debería costar 34 millones ni el fichaje del futbolista 96, ni una camiseta de algodón de 50 gramos de peso 200 €, por bellas, creativas o asombrosas que sean las razones. Codicia.

    • Esas tampoco son razones. Un moco puede costar millones de dólares si se saber exponer el porqué. esa obra vale lo que vale no por pretensión o codicia del comprador, sino porque alguien la hizo, alguien la pinto, alguien que no fue Ud. no yo ni nadie de los que estamos aquí, alguien la hizo, la supo defender y pudo asegurar que vale millones de dólares. Esa obra vale lo que merece valer, y prefiero ese cuadro que cualquier otra cosa que valga el mismo precio porque ese cuadro es inútil y todo lo que es inútil es libre.

      • Esa obra puede valer lo que vale por lo que Ud. dice. También puede haber llegado a lo que vale porque alguien pensó que comprándola ahora y vendiéndola más tarde ganaría dinero. Al hacerlo le dió el valor [es decir, quizá su primera compra sustituye a lo que Ud llama «defender su precio»].

    • Lo más triste es que el que ha pagado 35 millones, lo ha hecho para sentirse alguien, exclusivo. Esa es la pena del comercio del arte

    • Las cosas cuestan lo que la gente está dispuesta a pagar por ellas, ni un cèntimo más ni uno menos. Su valor es otro tema.

  5. ¿Es decir que una obra tiene que ser entendida en su contexto? ¿El cuadro de Newman tiene valor en la medida en que fue el primero que exploró ese tipo de caminos, en el 53 [si es que lo fue]?

    ¿No se puede aislar el cuadro de su «Título, autor, año»? ¿No se debería, en realidad? ¿O en todo caso, poner un «año del espectador» a la hora de valorarlo?

  6. Tifónides

    Sí, todo muy bonito, pero ya me dirás qué tiene que ver con el «fabuloso» cuadro que has presentado al principio. Sí, el que hay que «saber mucho» para poder pintarlo. Yo no voy a negar que igual si me lo traen a casa, me lo cuelgan en la pared y me siento delante a mirarlo, me haga sentir bien, con una sensación maravillosa de abandono, relajo y felicidad. Pero de ahí a pagar 34 millones de euros, tened por seguro que no lo haría ni aunque dispusiera de un «cash» de 34.000 millones de euros. Y sería, sencillamente, porque sé perfectamente que su precio, que no valor, viene determinado por especulación y mucha tontería -básicamente- a la que tú contribuyes con este artículo.

    • Ignorancia y descaro. Malos compañeros de viaje.

    • Ah, pues yo, sí. Si tuviera 34.000 millones de euros en cash me lo compraba… «¡Mira, me he comprado un cuadro que salía en Jotdown!.

    • Me parece fatal la comparación con el fútbol. Personalmente prefiero el arte, al deporte, pero tenga en cuenta que las emociones que mueven un partido, y el dinero que están dispuestos a pagar los fanáticos, justifica que se le pague esa cantidad a un futbolista igual que a un actor por una película exitosa o a un cantante que reúne multitudes o vende millones de discos. Lo que pueda ver en esa obra también lo veo en las nubes, en una mancha en la pared o cerrando los ojos. Siempre hemos sabido observar en las cosas pequeñas o grandes, detalles que nos amplían la conciencia y nos mueven. Del artista se requiere virtuosismo!!! Por cierto se me ocurre que un artista africano convoque cien millonarios y juntos lles venda un majestuoso atardecer en el Kilimanjaro…Eso sí es salirse de los límites eh? Mire, me han emocionado las maravillosas creaciones de mis pequeños hijos, las guardo como tesoros y me las regalaron con todo el amor del mundo

  7. Frente al arte siempre me he movido por sensaciones. No necesito ni quiero explicaciones. Si me toca, golpea o acaricia mis pupilas se dilatan, no hay más. Inmenso artículo, Pedro

    • Maestro Ciruela

      Sí, exactamente como yo, solo que, ¿cuánto estaría usted dispuest@ a pagar por esa dilatación de pupilas?

    • Si yo me acerco a usted y le abofeteo, le aseguro que mi acción le toca, le golpea y sus pupilas se dilatan. Pero, ¿es por eso arte?

      • No hablo de dinero, porque no lo tengo, hablo de si me parece creación artística o no. Joder, cómo se ponen algunos. En el artículo se presentan cosas muy interesantes, puede que no le gusten y que jamás pagaría por ellas pero se les ha ocurrido a esos artistas, no a mí ni a usted. Si hay gente que se puede permitir pagar por ello, genial por el artista. Y la dilatación de mis pupilas es cosa mía. Y por favor, Javi, ni se me acerque. Lo digo sin acritud.

        • Qué? Cómo se ponen algunos. Vaya qué lástima.

          Lo mío era una pregunta seria y no encontré mejor ejemplo. De hecho sigue siéndolo.

          Usted dice que le mueven sensaciones y que no necesita ni quiere explicaciones. Basta con que sus pupilas se dilaten [no me repita que sus pupilas son cosa suya cosa suya, evidentemente lo son, pero usted las sacó a la palestra como ejemplo de consecuencia del verdadero arte].

          Yo le preguntaba si cualquier acción humana que le toque de ese modo puede ser considerada arte por usted o sólo lo es si esa acción se considera arte a si misma.

          Si no le apetece no conteste pero no me sea buenista que las preguntas no llevaban mala fe.

      • No. Es arte solo si no se dilatan.

  8. Para mí el arte es todo aquello que transmita algo. Y personalmente la obra de Barnett-Newman no me transmite lo más mínimo. Quizá por esta acostumbrado desde muy temprana edad a conocer la paleta de colores.

    De hecho siguiendo tu comparación con el mundo del fútbol, desde mi punto de vista, no es más que un pase al portero sin presión del rival.

    Sin embargo, el resto de obras que presentas sí que trasmiten y esbozan una sonrisa en mi cara, un sentimiento de alegría, de originalidad y de frescura, de ver algo nuevo.

    • Para mi la obra de Newman tampoco vale el precio que se paga por ella. Pero no entiendo por qué le transmite menos que las demás. O, mejor dicho, por qué no cree que a otra persona pueda transmitirle tanto o más que el resto de obras.

  9. Luis Sánchez

    El cuadro azul con la raya azul clara es basura que no vale ni la pintura que se ha gastado.
    El resto me parece cojonudo.
    Pero ya cansa que un «iluminado» doble un hierro por tres sitios, lo llame «el paradigma de las galaxias yuxtapuestas» y eso valga 10 millones.
    Por favor ya…

    • «Pero ya cansa que un “iluminado” doble un hierro por tres sitios, lo llame “el paradigma de las galaxias yuxtapuestas” y eso valga 10 millones.»

      ¿Lo que le cansa es que doble un huerro por tres sitios, que lo llame «el paradigma de blablabla» o que eso valga 10 millones? Porque son tres cosas diferentes y no tienen por qué ir en pack [o no tienen por qué ser juntas la causa de su cansancio]

      • Luis Sánchez

        Creo que ni usted sabe lo que ha querido decirme.

        • Se equivoca. Quizá me expliqué mal pero sé lo que quería decir. Nuevo intento:

          Usted dice que ya cansa que A+B+C. Yo le pregunto si es capaz [quizá no se pueda] de identificar si lo que le cansa es exactamente A es sólo B o sólo C.

          Me interesa porque a mi en el fondo lo único que me cansa es C.

    • Mito sobre arte numero uno: «Los artistas ponen nombres rebuscados a sus obras que explican obras inexplicables». Realidad: «Muchas de esas obras no tienen título o incluso a veces es simplemente un número». Por ejemplo «Ornament VI» El título que pones de ejemplo no es ni de exposición de ayuntamiento de pueblo pequeño.

    • Juan Ortega

      Totalmente de acuerdo, sr. Luis Sánchez.

    • An, pues a mi no me cansa, a mi me relaja.

      En todo caso estoy de acuerdo en que los otros cuadros son mejores, sobre todo el de las lucecitas de las hadas… ¿se puede comprar para fondo de pantalla o hay que comparar el cuadro-cuadro?

  10. Muy buen artículo… los comentarios de Peperrell sobre el arte en su posthuman manifesto, valen la pena para esta discusión:

    «6.2. By the way, many people think that much modern Art is not Art because they consider it to lack aesthetic value even though it commands high prices on the Art market. They are simply confusing the Art value and the aesthetic value of an object. These two values are quite separate, but of course linked. Art is a commodity like any other said Henry Kahnweiler, Picasso’s dealer. Art is an aesthetic commodity.»

    http://www.robertpepperell.com/Posthum/art.htm

  11. Ya puede revolucionar el mundo una obra de arte y no tiene que costar 34 millones de euros. Ni se puede justificar con que un futbolista cuesta más, que también es vergonzoso, pero el futbolista es una inversión que se recupera con camisetas y réditos ‘políticos’. Con 34 millones de euros se pueden pagar muchos investigadores para el cancer o para las energías renovables y aunque no le quito importancia al arte seguro que son cosas mucho más importantes en las que gastar el dinero.

    • Finalmente justifica usted el precio del futbolista… ¿Qué clase de inversión beneficiosa para la sociedad es esa, que no sustituye por investigaciones para el cáncer o energías renovables?

      Permítame decirle que es igual que el arte: a los que hace disfrutar les parece impagable. La obra de arte y el futbolista.

      • Si lee usted mi post puse claramente «Ni se puede justificar con que un futbolista cuesta más, que también es vergonzoso,».

        Por mi parte el circo del futbol es un lastre para la sociedad que debería desaparecer.

  12. Así que tenemos que valorar cuadro que se basa en una línea que podemos hacer todos con otras obras de arte que no podemos hacer todos… no termino de verlo.
    Yo no soy capaz de decidir en medio segundo dar el taconazo (la zanahoria que nos has puesto con el fútbol te delata que nos tratas como a burros) necesario, como no tengo la capacidad, talento y experiencia para hacer las otras obras.

    Pero vamos, que sí, que pagar 34 millones por eso me parece aún barato. Supongo que como la mayoría de los pintores, no pagó el IVA por ello, si no habría salido mucho más caro…

    • Esto de acuerdo en la segunda mitad de su comentario, respecto al fútbol y al precio de la obra.

      La primera frase no la veo tan clara. Una primera objeción es que sí, su prima de 3 años también puede pintar ese cuadro pero el caso es que 1. NO LO HACE y 2. No se lo plantea si no lo ha visto primero.

      Cuando su prima de 7 años dibuje un cuadro astracto, por simple que sea, y lo acabe, es decir, pinte toda una superfície de 1m^2 con una idea original, entonces empezamos a hablar y muy probablemente estaré de acuerdo con usted.

  13. Una buena parte del Arte Moderno es el summun de la tontería.

    Lo veo todo los años en ARCO. Obras que tienen de Arte lo que yo de astro-físico.

    Ya sé que para algunos decir esto es no entender el arte, y tal. Pero en serio quienes compran tales gilipolleces es porque tienen mucho dinero y no saben que hacer con él. Y que conste que hay Arte Moderno bueno. No en vano mismo cuadros del artículo que me gustan. Pero pagar esa barbaridad por un cuadro azul (que curiosamente uno similar salió el otro día en la serie Bella y Bestia) pués…

    ¿Y en serio que hay que estudiar arte, para hacer dicho cuadro azul? XD XD XD

    Salu2

    • «Pero en serio quienes compran tales gilipolleces es porque tienen mucho dinero y no saben que hacer con él.»

      Eso no es cierto. Tienen mucho dinero y lo invierten en especulación.

      Mezclas el valor artístico [sea lo que sea, y lo divertido es jugar a definirlo y por supuesto ahi entra tu opinión] con el precio de mercado [cosa bien definida].

    • Mito sobre arte número dos: «Los artistas son unos cínicos que cogen cuatro mierdas, le ponen título y lo venden por una millonada» Pues no, no me imagino a ningún artísta contemporáneo riéndose por haber vendido una obra, me lo imagino mas bien llorando por la elevada comisión que se lleva la galería (cada vez mas alta) o por lo poco que se vende (el IVA no ayuda mucho). En cuanto a lo de «que conste que hay arte contemporáneo bueno» ahí está el problema, lo que tu o yo o cualquier otra persona considera bueno o una tomadura de pelo varía mucho de una persona a otra, por eso tiene que haber de todo aunque mucho nos parezca ridículo o directamente pésimo.

      • «lo que tu o yo o cualquier otra persona considera bueno o una tomadura de pelo varía mucho de una persona a otra, por eso tiene que haber de todo aunque mucho nos parezca ridículo o directamente pésimo»

        En general estoy contigo pero esto de arriba es injusto. El caso es que sabemos que hay «autoridades» en esto del arte y que ese «tiene que haber de todo» parece que justifique un pequeño sector de incomprendidos cuando la realidad es que casi todo lo que hay es considerado ridículo o directamente pésimo por el gentío [que son precisamente las no-autoridades].

    • No comprendo entonces por qué visita ARCO cada año, a no ser que disfrute con el súmmum de las tonterías. ¿O quizá no lo visita y habla por hablar con lo que ve en la televisión?

      Consejo: haga usted cuadros azules más bonitos porque su criterio artístico es superior. Y fórrese.

    • Hay que estudiar en general, para casi todo. XD XD XD

  14. MiltonFriedman

    Hay que tenerlos muy gordos para pedir 34M por esa mamarrachada, aunque desde aquella vez que visité ARCO, casi nada relativo al «arte» contemporáneo me sorprende. Menudas risas tiene que estar echándose el que vendió la obra.

  15. godo feroz

    no acabo de ver la conexión entre la obra del principio y las demas que expones, las similitudes son inexistentes, el minimalismo de Newman poco tiene que ver con la lista de obras que recoges, que son de las que se dice «fácilmente digeribles por el gran publico» (no digo que sean malas), de las que ponen habitualmente en los minutos finales de los informativos.

    la verdad es que me parece un articulo engañoso como pocos, en el que se da entender que el arte contemporáneo es un todo, cuando en el transcurren tantas corrientes que es muy difícil que todas te causen ese rechazo que dices (otra cosa es la lógica indignación por el mercado especulativo )

    por otra parte se agradecería que abandonase esa condescendencia paternalista que le hace pensar que todos sus lectores son profanos en la materia y prejuiciosos, es algo que no he visto en las criticas literarias de esta pagina así que tampoco lo veo necesario aquí.

    PD: tiene usted razón en lo de que a un niño nunca se le ocurriría hacer un cuadro como los de Newman, cualquier garabato de un niño es mas divertido y tiene mas profundidad

    • Muy de acuerdo, Feroz.

    • Hola.

      Me temo que si considera que el artículo es paternalista o que considera que el arte (contemporáneo o no) es un todo, está en su percepción, no en el propio contenido del artículo.

      Un saludo.

    • gordo feroz

      no acabo de ver la conexión entre la receta del principio y la de las llemas que expones, no se parecene en nada, el vegetarianismo de Madona poco tiene que ver con la lista de recetas que recoges, que son de las que se dice «fácilmente digeribles por el gran público» (no digo que sean malas), de las que ponen habitualmente en los programas antes del telediario.

      la verdad es que me parecece un receta sosa como pocas, en la que se da a entender que la cocina contemporánea es un todo, cuando en el transcurren tantas corrientes que es muy difícil que todas te causen ese rechazo que dices (otra cosa es la lógica indignación si vas a comprar al mercado, que un pimiento te cuesta como el piso en el que viven tus padres)

      por otra parte se agradecería que abandonase esa condescendencia paternalista que le hacen pensar que todos lectores son profanos en la materia y prejuiciosos, es algo que no he visto en las criticas gastronómicas de esta página así que tamppoco lo veo necesaio aqui y ahora.

      PS: tiene usted razón en lo de que a un niño nunca se le ocurriría hacer un licuado como los de Madona, cualquier gazpacho de un niño es más divertido y tiene mas textura.

  16. «Una puta mierda». Así se debería titular el fulano cuadro ese. Y no importa cuál sea el «el proceso de investigación creativo que desembocó en este cuadro concreto».
    ¿Qué siento cuando lo observo? Que es una puta pared azul con una raya clara en el medio, y que seguro un narco, un político corrupto o un banquero ladrón, pagó 34MM de Euros por «Una puta mierda».
    ¡Ah, es arte! Me hizo sentir algo.

    • Y aunque difiera en la conclusión, diré que está usted en lo cierto: le hizo sentir algo.

      • torque_200bc

        De lo que se deduce que el arte no lo tenia Newman al pintar el cuadro sino Sotheby’s al colocarlo por 34MM.

        Este cuadro senhala la luna y vosotros mirais el dedo.

    • Después de seis años, ya sé qué es esto: HAMPARTE.

  17. Carla Bley

    No confundamos arte con negocio, ni precio con valor. Detrás de los 34 millones de euros del cuadro de Newman – que tampoco es el más caro ni por asomo, compárenlo con los 140 millones de dólares por los que se vendió «No.5 1948», de Jackson Pollock – lo que hay es toda una estafa montada entre «artistas», marchantes, casas de subasta, galerías y coleccionistas que viven (y muy bien) de falsear precios y adquisiciones, vendiendo y comprando humo en forma de prestigio social e inversiones. Un mutualismo perfectamente orquestado que no podría llevarse a cabo sin la colaboración de museos y sus conservadores y críticos de arte. No hace falta decir que a ninguno de ellos les importa un comino la calidad de las obras de arte.

    Recomiendo encarecidamente el libro «The $12 million stuffed shark: the curious economics of contemporary art», de Don Thompson, para conocer cómo funciona el mercado del arte contemporáneo.

  18. El arte es una mercado y se comporta como tal. No hay más.

  19. Fulgencio Barrado

    Personalmente, sin saber nada de arte, creo que existe una diferencia entre la creación artística y la obra de arte.
    Es primer cuadro puede que tenga un valor en su concepción, pero para mí a obra final es una patraña. Eso la destrucción de los Budas de Bamiyán; la imagen de la explosión, el hecho en sí de la destrucción, es un momento artístico incomparable; la obra final es una mierda que desmerece lo anterior.
    En realidad creo que el hecho de pagar 34 millones de euros por el cuadro ese es otro momento artístico representativo de la estupidez, la codicia del mercado, el revolcón en la idiocia y el suicidio del sentido común. Es reducir la vida a una continua perfomance en la que el hecho es siempre representativo y no real; porque no puede haber realidad alguna en pagar 34 millones por un mojón de mierda, por muy bien cagada que haya sido y muy bonito el culo del que sale.

    • Fulgencio Barrado

      Pido disculpas por las palabras que me come el teclado inalámbrico, y añado que ofrezco 45 millones de euros por un cuadro representativo de que alguien haya pagado 34 millones de euros por el susodicho cuadro, para conseguir su puesto en la historia de la estupidez. A ver si así me gano yo también el mío.

  20. Entiendo perfectamente lo que se pretende explicar en este artículo pero estoy de acuerdo con alguno en que el tono no es desde luego el más adecuado.

    Está claro que el cuadro de Newman tiene mérito, y no por el esfuerzo que cuesta hacerlo (el esfuerzo real, productivo) sino porque la idea del cuadro, el llegar a idearlo es lo original.
    Simplemente provoca una rotura en lo establecido, en lo que nuestro cerebro espera. Y encuentra una nueva puerta que hasta entonces era desconocida, o simplemente estaba oculta. Tiene mérito porque simplemente nadie lo había hecho. Ni si quiera lo había imaginado. Alguien que de prontó pensó en una dirección completamente nueva. Y eso no es sencillo. Innovar, innovar de verdad es algo muy complicado.

    Y como cuado no es feo. En un salón seguro que queda estupendo (más allá del nombre) Un fondo azul con una línea clara. Ya está. Qué simple, qué estúpido pero qué original. Qué grande tener una idea tan básica y llevarla a cabo. Darle verdadera importancia.

    Eso es lo que tiene ese cuadro de maravilloso.

    Luego (en mi opinión) a la gente se le comenzó a ir la cabeza hasta convertirlo en una joya preciosa, dándole un valor que no tiene. Y al hacerlo le quitaron su verdadero valor. Una lástima. Le han convertido en un objeto de culto. Algo que era tan simple y bonito por sí mismo ha sido ridiculizado, despojado de su verdadero valor e incluso insultado.

    Exagerar el valor de algo que de por sí ya lo tenía es despojarle de todo su encanto. No vale 34 millones. No vale ni la mitad, ni un cuarto. Y eso no significa que no siga siendo un cuadro, o una idea estupenda.

    Una de las actuaciones más conocidas de Tony LeBlanc fue aquella en la que tranquilamente se come una manzana en el escenario. Tres minutos duró el skeetch, y en él no ocurre nada importante. Sólo un hombre que pela una manzana y se la come. La gente se moría de la risa. Y todavía hoy se recuerda como una de las grandes.

    ¿Cualquier persona podía hacerlo? por supuesto, pero nadie lo hizo. Sólo se le ocurrio T. L. y ahí erradica la originalidad, lo divertido del acto. Que rompe con lo establecido, con lo que esperamos, y nos sorprende con algo tan inusual como estúpido.

    Fue genial. Lo estúpido (para mí) ahora sería convertir esa actuación en un icono, y que la gente pagase 34 millones por ver a Tony Leblanc comerse una manzana en tres minutos. Ahí es cuando todo pierde su sentido, la actuación pierde el encanto y la gente su sensatez.

    • Yo es que no acepto que la historia del arte se meta en la valoración del arte.

      El hecho de que Newman rompiera las reglas pintando una línea clara sobre azul oscuro puede convetirlo en un genio pero esto NO convierte la obra en una genialidad, o al menos no ahora, no aún.

      Hoy tenemos unos parámetros para valorar el arte y, creo, hay que usarlos retrospectivamente. Estoy de acuerdo en que el cuadro no es feo pero hoy en día no es una grandísima obra de arte [si lo fue eso es historia del arte].

      No?

      • Estoy de acuerdo contigo. Yo no considero esa obra una genialidad, en cualquier caso innovadora. Y creo que sí tiene un valor intrínsico, pero que ha sido silenciado e incluso erradicado por esos exageradísimos 34 millones (además de toda la polémica que ha habido detrás desde hace mucho).

        La obra es la que es. Tiene su valor artístico y se le reconoce. Pero como se ha exagerado al final lo ha terminado perdiendo. Como yo decía para mi gusto se ha ridiculizado.

        Una lástima. Porque no hacía falta. Pero estas cosas en el mundo del arte/espectáculo suelen pasar y mucho.

      • Seguramente Newman estaría encantando con los comentarios de este artículo.
        En realidad, como yo lo veo, es que él quería expresar con simpleza una forma de arte contraria a la que parece es la que defienden muchos lectores del artículo.
        Newman venía de ver la pasión, la fuerza, la entrega, el dolor con que pintaban los expresionistas abstractos, que se vaciaban en cada cuadro.
        ¡A cuantas cosas renunció él a pintar!
        Decide ser más sencillo, utilizar elementos más simples, poner menos de su parte en el cuadro. Volver a la objetividad.
        Sólo eso. Que no es poco.
        Para entender (o lo que es lo mismo sentir) de arte es necesario saber leer entre líneas. Mucho de lo que se crea tiene un gran metalenguaje, con referencias a otras épocas artísticas. Si no se conoce la historia del arte, es normal decir las cosas que por aquí se estan escribiendo.
        Cuando una señora le dijo a Picasso que no entendía su pintura este le respondió ¡pues estaría bueno!
        Imaginemos dos niños, peinados con agua de colonia, con pantalón largo, sonrientes, vestidos de domingo.
        Nos producen ternura, cierta indiferencia.
        Después nos dicen que uno de ellos ha sido golpeado hasta casi la muerte, herido y mutilado, aunque finalmente se le ha recuperado y ahí está presente. ¿sentiremos lo mismo?
        Igual con la pintura.

        • Es decir que el arte es inseparable de la historia del arte y, de hecho, es por esta que se explica y justifica?

          • El arte necesita del conocimiento.
            Saber la historia del arte te prepara para poder sentir.
            No es fácil sentarte frente a Newman y sentir.
            Podemos escuchar un cuarteto y decir que no nos gusta sin estudiarlo, sin saber que existe un tema, pero estaremos haciendo una valoración muy superficial del mismo.
            Yo no siento nada frente a la música dodecafónica, pero jamás se me ocurriría decir que no vale nada.

            • Fulgencio Barrado

              No señor. Yo no sé nada de arte, pero sí sé que para muchos artistas el conocimiento se convierte en un corsé del que desprenderse para poder crear algo verdaderamente original. Lo han hecho los mejores.
              El arte está por definir. Es más, nadie quiere que se le defina, pues una definición es otro corsé del que despojarse.
              Lo que es estúpido (para mí), es el elitismo artístico (como todo elitismo). Pretender sustraer del común entendimiento una manifestación artística. Está bien hacer algo que requiera un esfuerzo de comprensión, pero no algo inexplicable, salvo que esa sea precisamente la intención de la obra-expresión artística, y lo que se busque sea simplemente emocionar, que nada tiene de elitista.
              Para valorar el taconazo de Guti no se necesita conocer la historia del futbol. Si se quiere valorar en toda su extensión viene bien saberla, y conocer las reglas del juego, la habilidad de los contrarios…., pero eso está al alcance de todos, y aún sin eso sigue habiendo algo original que ver (aunque a mí me parece sobrevaloradísisisisisimo y no veo arte en ello).
              En el cuadro de Newann no hay nada, al menos para mí (y sinceramente no creo que lo haya para nadie más que para el autor). De hecho creo que se trata de una serie de cuadros de distintos colores y tamaños, y dentro de ella tiene otro cuadro de menos de un palmo de ancho que contiene únicamente la rayita separadora (no sé qué valor alcanzará este, pero si nos guiamos por lo pagado por el Onement VI, calculo que unos 2 millones de euro, teniendo en cuenta el valor del centímetro cuadrado, salvo recalificación por parte del arquitecto municipal).
              El precio pagado por el cuadro no es culpa del artista ni de la obra, es culpa de un sistema económico en el que esa compra sirve a fines espurios, y vale para desgravar impuestos, y lavar la suciedad de los billetes. Puro elitismo al servicio de más elitismo.
              En definitiva, la obra puede tener tras de sí una historia maravillosa, representar el sufrimiento y el intensísimo dolor interior del artista y de su pueblo judío, y eso le concedería un enorme valor como fetiche, pero en sí misma es….., nada, o poco más que nada. Espero que a él al menos le haya servido de escape emocional, y se haya reconfortado al hacerla. Yo también hago muchas cosas en ese sentido.

              • El arte es elitista. Sólo aquellos que tengan la sensibilidad más explorada, más trabajada, entenderán (sentirán) a Newman.
                Algunas veces (tristemente cada vez más) me pasa que entro en un museo y no siento nada. Tanta aglomeración de gente te trastorna y distorsiona y hacen que no tengas la predisposición adecuada para enfrentarte a los cuadros. Sólo consigo integrarme en lo que estoy viendo si camino durante mucho tiempo por entre las pinturas, absorbiendo su mensaje y dejando que me calen. Por eso es elitista. Sólo aquellos que se tomen el trabajo de esperar (investigar, profundizar) entre los turistas para poder sentir lo conseguirán.
                Yo no digo que el arte no aparezca como un fogonazo y que te deslumbre sin necesidad de preguntarte nada, yo digo que para que luz te alcance hay que buscarla.

            • Maestro Ciruela

              Entonces, luigi… ¿Considera usted que tiene alguna capacidad para, en algún momento, discernir si lo que tiene ante sus ojos u oídos -el ejemplo dodecafónico- es fruto de un talento inmenso y de un trabajo serio y meditado que ha llevado a la consecución de la genialidad, o más bien, es un trabajo honrado aunque fallido? ¿Tiene también la posibilidad de saber cúando alguien ni siquiera ha sido honrado y ha pasado a reirse directamente de usted, o todo le parece bien…?

              • Yo no soy experto en nada, sólo hablo desde mi sensibilidad y de las cosas que pienso. No quiero pontificar.
                Un artista emprende un camino, muchas veces por toda una vida, con sufrimiento y gran dedicación. Está en la mano del espectador intentar hacer su mismo recorrido y procurar comprenderle y averiguar lo que quiso decirte y hacerte sentir. Cada artista tiene un alfabeto que se necesita descifrar. Algunos emplean el que todos ya conocen y a otros eso no les es suficiente e inventan un nuevo lenguaje. A muchos eso les aturde y como no lo comprenden dicen que no vale nada.
                El arte es todo menos objetivo. Es un diálogo entre el creador y el espectador. A veces es intenso y otras completamente vacío. Sólo desde el análisis de cada caso se puede descubrir qué falló en esa relación. No hay reglas que marquen la pauta de lo bueno y lo malo, sino el consenso de muchas sensibilidades.
                Los artistas raramente se hacen famosos y a ellos sólo les llega una ínfima parte de las ganancias de las subastas aumentando su cotización.
                Yo no creo que existan artistas que quieran engañar ni reírse de nadie, y si los hay son muy pocos y no perdurarán.

                • Maestro Ciruela

                  De acuerdo, me parece más que interesante su punto de vista y me obliga a reflexionar nuevamente sobre el tema que nos ocupa.
                  ¡Saludos!

          • El arte es inseparable de la historia y de la historia del arte, y es por estas que se explica y se justifica. ¿No lo sabías? ¿Y entonces, que mirabas cuando mirabas un cuadro?

  21. «Toda esta cosa del arte va de empujar los bordes del mundo.» Pedro Torrijos

    Poco más se ve que la búsqueda de lo sublime o la desatrofia de lo sensorial por parte de obras de una profundidad primitiva y frágil gracia intelectual; como semimonos siendo espectadores de la caída de un rayo en un árbol, pero lanzando el rayo.

    • Ah! No había leído aún el comentario sobre el Manifiesto Posthumano de Pepperell. Entonces, siendo todavía humano, me retiro a la caverna de los siglos pasados.

  22. Heiperman

    He leido mucha mierda al respecto, pero lo de este articulo me mata, el arte deja de ser arte cuando es para ricos que presumen.

  23. Vi este reportaje hace algún tiempo.

    En él, para desmontar la TONTERÍA que tiene el arte contemporáneo actual, encargaron a unos críos de párvulos que pintaran un cuadro con los dedos. Luego lo colaron en ARCO.

    Atención a las pajas mentales que se marcan los «entendidos». Esto demuestra el gran negocio/timo que es el «arte» actualmente.

    http://www.youtube.com/watch?v=Pj4MVtoNWZc

    • Si quieres te escribo yo los artículos.

      Madre mia lo acabo de ver! Jajajajajaja esto es lo que pasa con el ‘todo vale actual’ que todo el mundo se quiere sentir sabio sin esfuerzo.

  24. Hombre, del primer cuadro, el de los 34 millones a los otros hay un trecho muy largo, no compares. Es como decir que el fontanero que te ha puesto los apliques del cuarto de baño puede cobrar una bestialidad y poner como razón que el acueducto de Segovia es una pasada.
    El problema de comparar valor del cuadro con el de Cristiano Ronaldo es que el jugador marca goles y hace ganar partidos y dinero a su equipo (prefiero ser del equipo que juega mal y gana al del equipo que hace filigranas y queda el último); pero el cuadro no hace ganar dinero más que subiéndolo de valor (especulación).
    Además, ¿y lo bien que sirven este tipo de ventas de 100 € en material por 34 millones para blanquear dinero?

  25. Me considero alguien que todavía esta en camino a llamarse artista, y como tal, encuentro un enorme desprecio por el llamado arte contemporáneo. Para mi, es una farsa.

    Uno de los grandes problemas que este tipo de «arte» es su extrema ambigüedad, como el de Newman. Si uno se pone a ver esa «obra» sin que nadie la explique, pues, puede interpretarla como le de la gana, hasta puede formar una tesis completa de la existencia humana. En muchos casos, el arte contemporáneo es un arte del ego, y no de los artistas solamente sino del mismo público. Si como audiencia «interpreto» una de estas obras como la más sublime creada, no estoy halagando la obra en si, sino mi apreciación. Esto es lo que hacen muchos críticos.

    Ese mundo del arte contemporáneo es una muestra de cuán arrogantes podemos ser y de cuán poco trabajo debemos poner para ser halagados. Como dijo la crítica Avelina Lésper, se trata del mínimo esfuerzo y ni siquiera satisfacer los estándares del medio que se utiliza (en el caso de los «performances»).

    Se quiere poner énfasis en el medio utilizado como si esto fuera lo único que importa, es decir, si utilizo grafeno para hacer retratos es suficiente para hacerlo pasar por arte. En este mundillo, no importa el resultado sino la extensa explicación detrás de ello, sin importar si es coherente y/o concreta. Sobredimensionan lo que exponen.

    El arte es subjetivo, lo sé, pero no por esa muletilla debemos aceptar cualquier cosa como arte. Considero que tanto la idea, la concepción y el resultado final deben ser coherentes, con un grado de competencia, técnica, con suficiente claridad y cohesión. Yo no considero arte cuando tienen que explicarme en detalle cómo lo hicieron o cuando hacen énfasis en los materiales usados o cuando tienen que dar discursos explicando de qué se trata. La obra final, tiene que hablar por si misma, esto es, tener la suficiente información para sacar conclusiones que pueden tener variaciones pero no ser absurdamente flexibles.

    La extrema flexibilidad de intepretación es signo de que el artista no sabe lo que está haciendo.

  26. Arcimboldo

    Fue Antonio Machado, a través de Juan de Mairena, el que dijo algo como que sólo un necio confunde valor y precio.

  27. Por mucho que lo disfracen y lo alaben, el cuadro no deja de ser un pegote de color con una franja clara. Un truño estúpidmente caro. Como buena parte de lo que se llama arte contemporáneo. El negocio y el esnobismo hacen el resto.

    • Oye, que si no lo disfrazaran ni alabaran. Si no valiera lo que vale y se pudiera reproducir, no está tan mal, no?

      Si lo piensas, cuántas combinaciones simples de colores planos y rayas en diferentes ángulos son posibles? Producen todas el mismo ambiente? La misma sensación en el que las mira? No, verdad? Entonces, si fuera gratis y no se tiraran el moco con quintaesencias, no está tan mal, no? Después de un estudio de colores y líneas simple el señor encontró el que producía lo que él quería. Dicho así y esperando poco del asunto, pues bien. Entretiene. Crea ambiente. Decora. Te tapa una pared. 150 euros, entre material y mano de obra.

  28. Adrián Núñez

    «The Phoenix is closer than it appears» es un ejemplo de nombre rebuscado. Difícil de entender a priori y a saber si tiene realmente un significado real.

    Personalmente, creo que encontrar un significado a una obra abstracta, raruna y experimental, no es demasiado difícil. Una vez improvisada una obra, no resulta demasiado complejo (es una opinión personal, pero es que no me lo parece en absoluto) buscarle un significado que case perfectamente con el trabajo y lo eleve a la categoría de maestría intelectual porque «suena guay».

    Y ojo, no digo yo que la habitación de Thilo Frank no sea bonita. En absoluto, yo me planto ahí y lo primero que sale de mi boca es un «coño, qué bonito». Pero he dado gracias al cielo cuando he leído lo de Völker y su «¿Lo de las bolsas? ah, náh, que pensé que quedaría bonito». Apoyo eso, hacer cosas que no tengan sentido porque son bonitas. Pero si me vas a venir grandilocuente y metafísico porque has pintado dos trozos de un lienzo de un color y una línea de otro…

    Me gustaría que en lugar de sacar las garras cada vez que alguien dice «ese cuadro es de un niño de 5 años» se usase un poco más la sesera. En lugar de responder que hace falta saber mucho, que la obra exige una enormísima investigación para poder ser creada, que su significado es apabullante y es un portal a lo sublime. El mundano mundo sólo quiere saber Por Qué. ¿Es una obra magnífica? Vale, me lo creo si me lo explicas.

    He visto como un tío explicaba la teoría de la relatividad en unos 3 minutos, no tiene que ser tan complicado explicar por qué un cuadro a dos colores es el portal de lo sublime.

  29. El taconazo de guti algo inédito? juas
    http://www.youtube.com/watch?v=EF_z8VnVSYw

  30. El rey está desnudo!

    Artículo mediocre con pobres intentos de provocación. Y un tal Javi trolleando.

  31. A ver chavales, calma y que nadie se sulfure ni entre al juego de la obra como fetiche mercantil o justo precio de mercado, que creo que ya lo he pillado. Esto y «La insoportable pesadez de leer» sólo son parte de una serie de artículos que juntos forman un todo; se trata de una performance de cachondeo.

    ¿Cómo si no alguien a estas alturas iba a afirmar ser partidario en lo más mínimo del formalismo de Greenberg, si se trata de algo superado que olía a rancio ya en los 60? Y… ¿formalismo, menciones al fútbol, una actitud paternalista y didáctica, y una intención de definir lo que es arte desde todo eso, en el mismo texto? Está claro que es broma. Una servesa para todos!

    • Si quieres te escribo yo los artículos.

      Pues textos como estos se publican cada dos días en Jotdown. Broma? Si das tu opinión que sea clara. S es una broma intenta que llegue a la mayor parte de la gente, y mareando la perdiz no consigues un broma, consigues el discurso de despedida de Bilbo Bolsón, que no sabes si te echará de menos o de más.
      Esto no es sino una forma de llegar a más gente. Los que pensamos que esto el cuadro no es arte nos quedamos con el título y ciertos párrafos. Los que creen que ese truño es arte se quedan con otros párrafos y fotos.
      De hecho este es el patrón que siguen muchos textos en Jotdown. Pero ese es el truco para vender isn’t it? Llegar a todos y contentar a todos! Y no, esto no es una broma, es una pérdida de tiempo. Ahora borra mi comentario.

    • Adrián Núñez

      En la insoportable pesadez de leer la ironía se veía bien clara. Si aquí también se ha buscado ese tono irónico, creo que se ha pasado de sutil.

    • Hola.

      Le prometo que salvo el primer párrafo, no hay absolutamente nada de ironía en el artículo.

      En cuanto a Greenberg, como verá, solo me declaro partidario de una cita que a tal efecto entrecomillo.

      Un saludo.

  32. Lo lamento mucho pero el arte abstracto significa que sólo tiene el valor de quien lo ha creado, desde su subjetiva composición. Nadie más sabe su significado si no se explica. No hay técnica depurada en ella. Por eso que técnicamente se puede crear por cualquiera. Esto es como el traje del emperador. Todos decían que era maravilloso pero no lo veían, sólo trataban de estar a la altura de los demás. Pues sinceramente desde la inocencia de un niño (metafóricamente, claro) prefiero ser quien dice que el emperador va desnudo, quieran como lo quieran ver.

    Ojo no desprestigio por ello la capacidad creativa. Es muy respetable. Pero eso no vale 34 millones. Ni si quiera un cuadro de una técnica espectacularmente perfecta creativa y técnicamente lo valdría, pero lo objetivo (o técnico) sí es comparable y medible y en este mundo tan estúpido pagamos mucho por lo mejor, lo valga o no (válido también para las estrellas del fútbol), y sobre todo, para lo más mediático.

    En fin. Cada uno es libre y no voy a decir lo que los demás deban hacer o pensar. Pero como libre que soy también, no pagaría ese dinero ni aunque tuviera todo el dinero del mundo. Más merece quizá un agricultor que se levantó una mañana (como otras tantas) muy temprano y se dejó la espalda en su trabajo. Quizá él tuvo más esfuerzo y creación en perfilar su campo que el artista en su lienzo. Pero eso no lo valoraremos jamás.

    Saludos a todos.

    Nexill

  33. Si quieres te escribo yo los artículos.

    El cuadro es una p..a mierda. El arte ha de expresar algo, y ha de sentirse ya sea por las horas de trabajo, la técnica, por la idea que expresa, por la sencillez con la que lo expresa, porque te impresiona visualmente, por lo que te hace sentir.

    El arte no es ni será nunca física cuántica, así que cuando un imbécil se para durante horas delante de un cuadro con una raya o un cuadro blanco (o con dos cuadros azules) sólo pretende dárselas de listo, así como el que lo pintó da a entender que esa idea (abstracta) está muy por encima de ciertos cerebros (lo cual es falso obviamente)

    Esto que algunos llaman arte, no es tal cosa, es un nido de especulación, de ahí que muchas de estas cosas acaben en un almacén en Singapur. No es arte. Por cierto si quieres transmitir una idea la explicas, como hace un científico, y el resto la evalúa, pero no pintas ramitas y te vas a casa sintiéndote un genio no entendido porque nadie compra tu ‘obra’. Y conste que no me gusta el fútbol, pero prefiero ver el trabajo que tiene una finalidad clara y las historias de vida de algunos futbolistas que esto.

    El arte actual es la vía que usan muchas personas sin dinero para, con suerte, entrar en la clase alta, y vender ‘obras’ por el nombre, no por el significado real de la misma.
    Así la gente de clase alta compra sus cuadros si otros de clase aún más acomodada tienen alguna ‘obra’ suya, eso ninguna de estas personas, ni el ‘artista’, soportan la pregunta ¿esto qué significa o que quiere expresar? Pregunta que se hace cuando la ‘obra’ ni tan siquiera sorprende a primera vista.

    El arte desde los 50-60 hasta hoy es la historia de la mediocridad. Gente mediocre, muchos de ellos psicopatas como Picasso (buscadlo en Google), que necesitan destacar de forma imperiosa como forma de seguridad, de sentir que pertenecen a un grupo, y obviamente ese grupo no es un grupo cualquiera, es siempre la clase alta extractora de rentas.

    • Quítale al asunto toda la patraña del mercado y la idealizacion del artista.

      Te parece realmente una p..a mierda el cuadro de arriba? Quiero decir, imagina que el autor es camarero o científico y lo ha pintado por placer y te lo regala. No tiene nada salvable? Nada positivo? No aporta nada? Si es «negativo a todo» otra pregunta: crees posible que a alguien le aporte algo?

      • Escribo artículos gratis

        Eso es distinto amigo. Si me lo regala mi padre y me dice que eso representa la separación de las aguas siendo el judío (no lo es) y que entonces representa la salvación de nuestro pueblo (no somos judíos , sólo estoy en un caso hipotético) y que ese es el camino que siguió el pueblo esclavo en busca de la salvación y que yo lo guarde como SÍMBOLO de ESPERANZA, en esa MUY hipotética situación, el cuadro sería salvable.

        Pero es que también aceptaría un cuadro mil veces peor que ese hecho por mi futuro hij@, estos son sentimientos, lo que yo y otros discutimos es que gran parte (no toda) de lo que se llama arte abstracta tiene una finalidad y es el blanqueo de dinero (lo mismo para el vino).

        • «lo que yo y otros discutimos es que gran parte (no toda) de lo que se llama arte abstracta tiene una finalidad y es el blanqueo de dinero (lo mismo para el vino).»

          Yo pienso lo mismo. Lo que yo defiendo es que el hecho de que un cuadro se use para blanqueo de dinero no lo invalida como arte. Por eso le preguntaba por su afirmación inicial de que «el cuadro es una p..a mierda»

          • Yo no me considero católica, ni mi padre tampoco. No somos católicos ni mi padre ni yo. Vaya, que no lo somos. No se si me explico.

        • No entendía nada hasta que lo he leído una segunda vez y ya he visto que no, que efectivamente no erais judíos ni tu padre ni tu. Claro, claro, así sí, es que no lo entendía de verdad. Pero bueno, tienes toda la razón.

          Y propósito del vino, ¿te refieres al vino sangre de cristo y tal o al vino así en general?

  34. La creatividad es algo genéticamente explicable. Los que de algún modo u otro creamos; sentimos, pensamos, divagamos, alucinamos, recapacitamos, reflexionamos, especulamos…todo mientras creamos. Explicar una obra en mi caso es tan intrascendente como imposible. Cuando se crea, se disfruta, se sufre, uno se relaja, se impone a sus propias conclusiones. Todo es abstracción. Las explicaciones nunca serian coherentes si las hiciéramos de forma secuencial, para de esa forma, analizarlas.
    Crear es lo más gratificante que el ser humano pueda sentir. Pero uno elije; se es, o no, pretencioso. El arte lo es desde la noche de los tiempos. Pagar es algo que no tiene nada que ver con el artista y con el arte (en teoría). Pero hay más componentes genéticos que generan discusiones internas que nunca saldrán a la luz de un artista. Y surgen las cifras.
    Sería genial que yo pudiera, no sólo comer de mis creaciones, si no vivir de ellas. Pero, o no sé, o no puedo, o no procede.

  35. supertorpe

    Cito:

    «El espectador, para evitar ser llamado ignorante, no puede ni por asomo decir lo que piensa, para este arte todo público que no es sumiso a sus obras es imbécil, ignorante y nunca está a la altura de lo expuesto ni de sus artistas, así el espectador presencia obras que no demuestran inteligencia»

    «Su obsesión pedagógica, su necesidad de explicar cada obra, cada exposición, su sobre producción de textos es la implícita acotación del criterio, la negación a la experiencia estética libre, define, nombra, sobreintelectualiza la obra para sobrevalorarla y para impedir que la percepción sea ejercida con naturalidad»

    «La creación es libre, pero la contemplación no lo es. «Estamos ante a dictadura del más mediocre»»

    El Arte Contemporáneo- El dogma incuestionable – A. Lesper

    • «experiencia estética libre» / «percepción […] ejercida con naturalidad»

      Entelequias. Mitos

  36. Desde el cariño y el amol. Antes de hablar de arte leed un poquillo de autores de la revista October (Rosalind Krauss, Buchloh, Foster, etc, y ya tal), o acabaréis ofreciendo una visión moderna (uff) o incluso pre-moderna (ufffff) de lo que es arte. Otra servesa para todos.

    • Ah, pero que hay señores que escriben en revistas que me pueden decir qué es arte?

      • Eso decídalo usté (aunque llamar a Krauss y compañía «señores de revistas»…)

        • Qué?!?!

          Cito suyo: «leed un poquillo de autores de la revista October»

          Cito mi respuesta: «hay señores que escriben en revistas que […] ?»

          Cito su respuesta: «aunque llamar a Krauss y compañía “señores de revistas”…»

          Si quiere conteste a la pregunta pero no maree.

  37. El que lo ha comprado no tiene xq saber de arte, sino de inversiones y especulacion. Y eso es lo que ha pasado. Hay que saber discernir cuando el arte se conbierte en otra cosa y punto, si no pasa nada pir reconocerpo.

  38. el verdadero arte moderno consiste en invertir en un grupo industrial en bancarrota, sanearlo a sangre y fuego y venderlo por n veces lo que costó… estos son juegos de niños

  39. Me indigno frente a lo que el autor de este articulo trata de decir poniendo en ridículo el trabajo de un artista, ya que la suma que se pago por el cuadro fue la que, supongo yo, se incrementó o en una subasta o el precio del autor del cuadro; otro punto que me molesta es que creo que se necesitan unos mínimos criterios de arte como para atacar de esa forma a este cuadro, no trato de decir que el cuadro en si signifique algo para ti, ya que no tiene un porque, eso ocurre a partir del siglo XIX en el que los artistas se desligan de una vez de pintar cosas con significado, sino mira el gran artista Picasso, este cuadro significa algo para el artista en cuestión y creo que tu no eres quien como para criticar de esta forma ese sentimiento o sensación que le produce al artista en cuestion, para finalizar esto, decirte que no, ese cuadro no lo puede pintar un niño de 4 años, ¿el motivo? NOMBRE, el nombre de un artista muy revalorizado hace que una mierda sea cara e ingeniosa, sino me remito a los 20 botes de «Mierda de Artista»

  40. Pues no sé…. yo creo que si. Que ese cuadro lo puedo hacer yo Y CUALQUIERA.
    He visto por la tele lo que algunos llaman arte moderno y se veían cosas que yo llamaba basura.
    Pero en fin… así va el mundo.

  41. Frere Jacques

    Genial artículo ¡Bravo!

  42. Con el debido respeto a los artistas, el cuadro en cuestión no es comparable al resto de obras que expone como ejemplo.Sin duda el matiz d ela originalidad a veces es sutil, pero debe ser perceptible.
    De lo contrario caemos en el error de alabarlo simplemente porque el taconazo lo da Guti. Si lo hace un jugador de segunda o un niño en la calle, que te aseguro que también lo hacen pero nadie los ve, entonces no tiene repercusión, pero si el taconazo lo da Guti entonces es una obra de arte.
    El arte tiene que transmitir sensaciones, y esta claro que el cuadro por el que han pagado 35 millones transmite sensaciones…de indignación.
    En fin, el arte siempre es y será morirte de frío…

  43. Enhorabuena por el artículo.
    Esto queda muy pobre entre tanta elucubración sobre lo que es arte, que se debería pagar y cariñosos insultos al trabajo de unos locos que quieren ser artistas. Pero es que me ha gustado el artículo y lo digo: enhorabuena.

  44. Menos mal que el primer párrafo no era en serio. Muy buen artículo, por cierto. Aquí dejo yo las palabras de una amiga mía, licenciada en Bellas Artes: «la belleza es un concepto muy puteado». Qué razón tíene, la jodía.

  45. Marc Spinozza

    ¡Buen artículo!

    Personalmente la pintura del comienzo no me dice nada, como tampoco lo hace una taza de retrete o alguna otra pieza que he visto por ahí. Es verdad que comprender cualquier obra exige un estudio previo que no todos los críticos aficionados (yo incluido) han tenido a bien acometer antes de compartir su «opinión»

    Lo que es indiscutible es que el precio de una obra no determina su valor artístico. Esto no es exclusivo del mercado artístico si no propio de cualquier mercado. El precio lo fija la especulación que no es más que hacer una estimación de cuánto pagar por algo en relación al beneficio que se pretende obtener. Vamos que especulamos todos al comprar cualquier cosa y participar en un mercado.

    Hasta ahora muy en línea con la tesis del artículo. Mi discrepancia (o duda) es dónde está la línea entre lo meramente provocador (una bolsa de basura en mitad de una sala de exposiciones, por ejemplo) y el hecho artístico. Probablemente no haya una definición categorizante para esto pero me gustaría que alguien lo intentara. El ejercicio sería interesante.

    En cualquier caso, he disfrutado. Un buen artículo.

  46. Un niño de seis años no haría el primer cuadro, haría uno mejor!
    JA!!!!

  47. Pingback: Enlaces compartidos - Filé Aesir - Filé Aesir

  48. Hola.

    Hay varios comentarios aludiendo a la diferencia entre Onement VI y el resto de obras que figuran en el artículo, así que intentaré contestarlos a todos desde este único comentario.

    Aparte de la evidentes diferencias físicas y morfológicas entre el cuadro de Newmann y las demás obras, y el hecho de que el primero se pinta en 1953, mientras que el resto son de los últimos 10 años, Onement VI me sirve para establecer una analogía y un ejemplo.
    Esto es, por un lado, el cuadro de Newmann nos puede gustar mucho o nada, pero damos por hecho que el esfuerzo técnico o físico para realizarlo es escaso. En definitiva, que es un cuadro «fácil» de pintar.

    Las obras de Erdal Inci o Phoebe Washburn parecen, en cambio, mucho más complejas y que requieren mucho más esfuerzo. Sin embargo, la de Forsythe es igual de «fácil», y la de Yayoi Kusama requiere un esfuerzo físico y técnico igual a cero: ella no hace NADA de lo que figura en esa Obliteration Room.

    Mi pregunta es: ¿cuál es la importancia que genera la dificultad técnica a la hora de establecer el valor (que no el precio de mercado) de una obra? Mi respuesta es que es una importancia «relativa». Y voy a establecer otra analogía: Ymgwee Malsteen es un virtuoso de la guitarra, pero sus composiciones son atroces.

    En cuanto a su precio en el mercado; creo que lo explico en el artículo y muchos comentarios hacen hincapié en ello: el precio de mercado responde a factores casi completamente independientes a los de la calidad o la cualidad artística de la obra. Lo que yo intento decir es que poder COPIAR una obra (de arte o casi de cualquier otro tipo) no es lo mismo que CREAR la obra. Que para crear la obra hay que pasar por una serie de procesos de índole creativa, experiencial e investigativa para llegar a ella, independientemente de que su resultado final sea bueno, malo, nos guste o no.

    Creanme, copiar Las Meninas (que es, a mi juicio, uno de los cuadros más importantes de la historia de la civilización, aunque no de los más bellos) no es especialmente «difícil»; cualquier pintor más o menos competente con un par de meses de estudio podría hacer una copia perfecta del mismo. Lo relevante es la investigación y el proceso vital que llevó a Velázquez a pintar Las Meninas tal y como lo hizo, y en 1656.

    Un saludo.

    • ¿Esfuerzo técnico y físico? ¿De verdad crees el discursito de estos artistas contemporáneos como Newmann? Lo siento, una cosa son Las Meninas (que si bien tiene un trasfondo interesante) el cuadro en sí tiene muchos elementos como para poder entender el significado, quizás una persona ajena al arte no lo decifrará tal como fué concebido pero lo interpretará en los límites de esa obra (no existe espacio para la ambigüedad).

      A diferencia de cosas como Newmann, que puedes dar una disertación sobre la existencia de los gravitones basado en sus obras, no importa si tiene o no relación con lo que se ve. Y ese es el problema de este tipo de «arte», es excesivamente interpretativo y pseudo-intelectual; la técnica, la teoría, la pericia, la competencia, el sacrificio son cosas que no caben en el arte contemporáneo. Las cosas vitales (en al arte contemporáneo) son: la arrogancia, el mínimo esfuerzo y la verborrea, tal como muestra Newmann o Marina Abramović o Carol Bove o Cady Noland…

      Como dijo Avelina Lésper sobre el arte contemporáneo:
      «Este arte no es inaccesible, ni difícil, al contrario, es de una simpleza apabullante. Carece de cualquier tipo de riesgo, que parte de la curaduría hasta la construcción retórica. Si eso fuera poco en un siglo de creación han reciclado descaradamente las mismas ideas y los artistas alcanzan la fama con la replicación de una sola obra. Y para que no quede duda las instituciones trabajan sin descanso en la “formación de públicos”. El proselitismo ideológico de este “arte libre” es una obsesión académica e institucional. Hay la obligación de ver eso como arte, no ofrece disyuntiva alguna.

      Este es el arte de las contradicciones: cuestiona al mundo pero no le gusta ser cuestionado; motiva el diálogo pero únicamente con los que le ofrecen halagos; enaltece la zafiedad y la vulgaridad, pero quiere que le hablen con delicadeza; explota las formas más digeridas y prefabricadas pero se promociona como innovador; se jacta de ser crítico pero rechaza que lo vean críticamente; exige la reflexión del espectador, pero si este duda de la obra lo acusan de ignorante; se hace llamar libre y depende de un curador, de un museo y de una estructura burocrática para existir como arte.»

      • Si comienza usted hablando en términos despectivos como «discursito», entenderá que no se le tome en serio a la hora de responder. No obstante, yo lo voy a hacer.

        Si lee usted el texto, comprobará que yo afirmo que «Tampoco sé si elevar algo a la categoría de «arte», efectivamente, lo eleva; esto es, si un objeto artístico es inherentemente mejor que uno mundano.»

        Como ve, el hecho de denominar a algo como arte a mí me resulta irrelevante. Con todo, y atendiendo al resto de su comentario, me temo que usted alude a una interpretación bastante común a la hora de enfrentarse a objetos artístico (y, desafortunadamente, también a objetos no artisiticos): si algo no es figurativo, no lo entiendo; por tanto, si no lo entiendo, es malo; por tanto, si es malo para mí, es malo para todos.

        Comprobará que eso es una falacia lógica de primer orden basada en la inducción a través de una experiencia personal, bien sea de índole, efectivamente, experiencial, bien sea objetiva, subjetiva, prejuiciosa o mediopensionistas.

        Si usted considera que la Obra de Erdal Inci o Phoebe Washburn (que figuran ambas en este mismo artículo, el cual empiezo a dudar que haya usted leído) no se han realizado con técnica, pericia, competencia o sacrificio; creo que esa afirmación reside exclusivamente en sus ojos y no en los de la propia obra, y le pediría que revisase sus criterios sobre que es la técnica, la pericia, la competencia y el sacrificio.

        En otro orden de cosas, me veo en la obligación de recordarle que citar a alguien que apoya su tesis (en este caso Avelina Lésper) no le da la razón, sencillamente está usted citando a alguien que apoya su tesis. Esto es una nueva falacia lógica, en este caso, la tan empleada falacia del argumento de autoridad, que suele ser empleado con fruición entre individuos sin capacidad crítica y/o fácilmente impresionables (Dios me libre de pensar que usted lo es).

        En definitiva, le recomiendo que lea usted con más o mejor detenimiento y, en la medida de sus posibilidades, con los ojos abiertos; si bien está usted en su perfecto derecho de no hacerlo.

        Un saludo.

        • El arte es una experiencia personal, por ello puede interpretarse. No estamos hablando de ciencia donde tanto los métodos como el resultado pueden ser precisos. Decir que es una falacia lógica, no tiene mucho sentido.

          Una cosa distinta es tener suficiente información y otra es tener volubilidad, en el primer caso puede no ser sencillo entenderlo pero tiene una idea concreta, en cambio en el segundo caso, la misma idea es vaga, el resultado es ambiguo por eso entenderlo no es viable. Por ejemplo, si le presento un retrato pintado de Stephen Wolfram, aunque no sepa quien es, podrá entender parte del significado para el artista que hizo el retrato; si al contrario le presento una hoja de papel, la excesiva flexibilidad de interpretación podría o no darle un significado.

          La obra de Erdal Inci no tiene una técnica apreciable, es bastante común y elemental poder hacerlo (hacer GIFs de ese tipo es muy sencillo, preguntele a cualquier estudiante de diseño gráfico). La misma Phoebe Washburn asegura que no sabe cómo será el resultado final de sus obras, ¿le llamaría a eso ‘competencia’?.

          Usted también cita a otras personas para apoyar su tesis (Greenberg, Danto). Por favor, no critque cuando usted comete el mismo «error».

          Y si hablamos de falacias lógicas, usted comete una falacia ad hominem.

          • En vista de su respuesta, y pese a que me molesté en contestar su interpelación inicial, permítame que de por terminada esta conversación pues intuyo que no se va a llegar a ninguna conclusión satisfactoria para ambas partes.

            Un saludo.

        • Adrián Núñez

          Me gustaría entrar en esta discusión ya terminada, pero hay un segmento ahí que me da vueltas por la cabeza.

          «Si algo no es figurativo, no lo entiendo, por tanto, es malo, si es malo para mí, también para todos».

          No sé yo muy bien qué pensará el señor Daan del asunto, pero mi opinión (y creo que en realidad es una opinión bastante común) es que si el cuadro no es figurativo, su elaboración es endiabladamente sencilla y no parece tener ningún tipo de significado… El cuadro no tiene valor.

          Yo puedo extraer mil conclusiones de Onement VI, podría irme por las ramas y escribir un ensayo si fuese necesario. Pero dudo que ninguna de esas interpretaciones estuvieran en la mente del autor. Se dice que en el arte conceptual es más importante el concepto que el objeto artístico en cuestión… Muy bien, de acuerdo. ¿De qué concepto hablamos? Y lo más importante: ¿Por qué? ¿De dónde sale ese concepto? ¿Por qué guarda relación con la obra? ¿Por qué dos colores y una raya es un «portal a lo sublime»?

          Que no decimos un «portal a lo simpático» ni «portal a lo que es así novedoso pero tampoco para tirar cohetes». No, es un portal a lo «SUBLIME», que es un palabrón. Pues si tan sublime es… ¿Por qué?

          Yo reconozco abiertamente que me planto frente a Onement VI y no siento absolutamente nada. Y desde luego no extraigo concepto alguno, no me invade la metafísica. Soy bien consciente de mi ignorancia. Pero el hecho de por más que pregunto «qué significa» (o «qué significa para usted», si se prefiere), la gente esquive, me hace pensar que verdaderamente el cuadro no significa nada. Que son un color con una ralla en medio y ya está, que fue innovador para su tiempo (que innove tampoco lo hace bueno de repente) pero ya está, no tiene significado ni complejidad técnica, por tanto, me parece que carece de valor.

          Me gustaría que se me respondiera a estas cuestiones: ¿El cuadro significa algo? Si no es así, considero que no tiene atributos que lo hagan interesante, ni muchísimo menos sublime.

          • Darío Fernández

            Yo tan sólo querría hacer una apreciación (no diré puntualización, pues estamos en una materia en la que es preferible evitar todo lo que pueda sonar taxativo) en torno a un aspecto que tanto Daan como Adrián Núñez han mencionado: el significado de la obra de arte (con perdón de Pedro Torrijos). Ambos parten de un presupuesto según el cual una de las condiciones ineludibles de toda obra artística, para poder ser tenida por tal, es la de transmitir un significado. Pues bien, mi pregunta es por qué o cómo han llegado a dicha conclusión, y si no les parece que esta equiparación de la obra de arte con un objeto significante no es, al menos en parte, tristemente reduccionista. Si, como creo recordar que alguien ha comentado por aquí, en definitiva el arte se trata de experiencia de las cosas -experiencia cualificada, si prefieren-, y la creación artística consiste en la permanente expansión de nuestro mundo y de nuestra posibilidad de experimentar nuevas realidades, ¿no constituirá entonces una gran limitación el encadenamiento ineludible de toda obra a un significado? He llegado a leer un comentario desdeñoso para con el arte contemporáneo por su excesiva ambigüedad y por la dificultad de establecer una intelección satisfactoria del objeto artístico, ¿pero acaso alguien ha entendido realmente alguna obra de arte en su vida, alguna por la que realmente haya valido la pena el esfuerzo de concentración y tiempo que requiere por nuestra parte? Pongamos el ejemplo ya aludido de Las Meninas, y preguntémonos si su permanente seducción no vendrá precisamente del reto aún vivo que sigue constituyendo para el espectador. Pongamos otro ejemplo ajeno a las artes visuales pero todavía más escandalosamente ininteligible (no me confundan con un derridiano cualquiera, por favor): explíquenme el Quijote. O explíquenme Hamlet si lo prefieren, o la Ilíada. Díganme sencillamente «esta obra significa esto, esto es lo que la explica, este es su sentido, esta su razón de ser; su contenido es este y este es su final». Háganlo si pueden, encuentren el final de la obra y den muerte al arte hallando la cuadratura del círculo.

            Y si a lo que se refieren con todo eso del «significado» es a sacar una conclusión personal y que les satisfaga interiormente, una explicación con validez individual que apague la llama de la inquietud que la confrontación directa con la obra de arte imprime en sus espíritus, entonces les pido que se olviden un poco de su ombligo y se fijen sencillamente en lo que tienen delante de los ojos. Para muchos la realidad es caos e incertidumbre permanente, pero es la belleza pura e intuitiva del arte la que salva sus vidas. A la bella frase sobre la edad de los ojos arriba escrita me remito.

            • Adrián Núñez

              Voy a reducir mi discurso a una pregunta muy, muy simple (tal vez no lo sea tanto la respuesta).

              ¿Por qué el cuadro es bueno?

              Y juro que si alguien me viene a decir que a eso no se puede responder, implosiono.

              • Pedro Torrijos

                Le recomiendo que lea el excelente comentario que figura encima del suyo.

                Un saludo.

              • Darío Fernández

                No me malinterprete, le aseguro que mi intención no es dar la réplica más ingeniosa ni pretendo que mi formulación se pierda por los estériles derroteros de la retórica hueca, pero, ¿por qué por qué? Tal vez el problema de nuestra falta de receptividad ante determinadas obras de arte sea el tamiz de formulaciones previas y apriorismos por el que pretendemos hacerlas pasar. Yo a esto lo llamo -y estoy casi seguro de mi error, no obstante- juicio moral, y sobre esto, pero sobre todo contra esto, el arte nos ha enseñado mucho, que por cierto lo deja en bien poco.

                ¿Es este cuadro bueno? ¿Es aquel malo? Yo más bien diría: ¿a quién le importa? Al entrar en estos juicios de valor, tan pobres y con nula trascendencia cuando su aspiración es la de sentar cátedra, estamos mezclando lo que de cada particular contacto entre la obra y el individuo pueda surgir con lo que la obra es en sí misma. ¿Qué es una piedra en sí misma? Nadie responde. ¿Por qué esta es buena para construir un muro y esta otra no? Porque sus cualidades materiales son las que mejor se avienen con nuestra idea convencional de la función que debe prestar. Convención que, como todas las demás, muta, caduca y a veces incluso renace con el paso del tiempo. Es decir, cambia, es inestable. Y, desde mi punto de vista, estamos de nuevo en el terreno de la moral. Bueno y malo: estos términos no han sido elegidos al azar. Probablemente la única oposición más extrema que esta sea la de Sí/No, aunque en gran parte son la misma cosa. Así que, le ruego, dígame qué es lo que busca o a dónde pretende llegar manejando estos términos. Lo más que a título personal puedo aventurar es que una buena obra de arte es aquella que, con cada nueva mentalidad y con cada nuevo punto de vista que el tiempo la depare, se mantenga inagotable.

                Evidentemente no podemos dar por «bueno» todo lo que nos quieran colar nimbado por el halo místico que aporta la palabra Arte, pues bien sabemos que fantoches e impostores abundan por doquier en la viña del señor. ¿Cómo estar seguro en última instancia de que estamos viendo algo realmente meritorio? Bueno, a mí me vale un sistema tan incierto y falible como mi intuición, así que le encomiendo a la buena guía de la suya. Aunque, claro está, tampoco podemos prescindir de nuestra inteligencia. La crítica de arte, el pensamiento crítico en general, se basa precisamente en eso: intuición y procesamiento de la experiencia artística. Si quiere algo parecido a un método fiable, ahí tiene la experiencia. Si quiere saber si un libro es bueno, todas sus lecturas anteriores le serán de gran ayuda. Lo mismo para un cuadro, una escultura, una sinfonía o cualquier otra obra de arte. La calidad puede ser más o menos discernida a través de la comparación. Más o menos, nunca del todo. Por aquello de que uno es sólo uno y no trino, vamos.

                Por cierto, ¿he mencionado que el límite de la eficacia de la experiencia como método comparativo está en SU experiencia?

                Así que, para concluir ya con mi tostonazo, debo darle una mala noticia: va usted a implosionar. ¿Es bueno determinado cuadro? Creo que en la mayoría de los casos, a nada que se tenga un poco de experiencia, podremos responder a esta pregunta con bastante seguridad, si es que queremos responderla. ¿Por qué es bueno? Y aquí es donde el pobre interpelado, arrepentido de haber respondido a la cuestión anterior, se pregunta: «¿por qué inventamos el por qué?». Si algo he aprendido en mi todavía no muy dilatada experiencia con el arte es que, aunque una obra nos transmita una sensación de orden y coherencia, de lógica interna y causa original, se trata tan sólo de eso, de una ilusión. Ilusión que puede coincidir o no con la intención del autor, pero que en todo caso está ahí, como podría haber estado la de caos y arbitrariedad. Porque, y comprender esto es fundamental, una cosa es la intención del autor a la hora de crear y otra lo que el objeto concluido, que ya dista un tanto de la idea del autor, sugiera a cada uno de los espectadores, siempre diferentes. En fin, que por el azar evolutivo hemos llegado a ser conscientes del sinsentido de nuestra existencia, y cuando nos ponemos a crear algo distinto a lo recibido resulta que tampoco logramos la univocidad. Qué fastidio, al final será que la única verdad del arte es la de su belleza. Qué cosa tan inútil.

                • Fulgencio Barrado

                  Sr. Darío, ha despertado Vd. mi interés por conocer su opinión sobre el cuadro. Se lo digo con total sinceridad, y sin ninguna ironía.
                  Me gustaría saber su valoración del mismo.

                  • Darío Fernández

                    Bueno, no creo que mi opinión sobre el particular pueda tener mucho interés, sobre todo por la falta de perspectiva de mi circunstancia presente. A lo dicho sobre la experiencia pasada me remito, pues mi conocimiento del expresionismo abstracto es ciertamente limitado, más aún mi contacto con la obra de Newman.

                    Sin embargo, aunque como opinión no es muy válida, por falta de fundamento, ya que me lo pide puedo decirle lo que me sugiere: lo primero que he pensado al ver el cuadro, como intuyo que le habrá pasado a otros, es el nombre de Rothko. Mark Rothko, sus campos de color, su cada vez más omnipresente figura en la conciencia -no diré ya historia- del arte contemporáneo, se erige al instante en una referencia inevitable para el profano -como lo soy yo, pues no paso de espectador aficionado, por lo que me desconcierta su interés por mi opinión-, de modo que la apreciación del cuadro de Newman se ve condenada desde el principio a un influjo distorsionante que vendría bien superar para poder contemplar el cuadro en toda su esencial singularidad. Aún así y con todo mi desconocimiento, creo adivinar a un mismo tiempo que la proximidad entre ambos pintores en realidad no es tanta.

                    Referida esta primera conexión, de la contemplación directa del lienzo extraigo ciertas sensaciones o ciertas apreciaciones, muy limitadas no obstante por mi falta de conocimientos sobre la materia. Primero la evidencia (la patencia, saqueando a Ortega): un campo enteramente azul cuya homogeneidad se ve fracturada por la división vertical de una franja de tonalidad celeste. Lo que algunos, no sin cierta malicia, resumen como «un cuadro azul con una raya en medio». Bien, es evidente que la materialidad del cuadro es esa. Pero desde luego el cuadro no es eso, o al menos no es tan sólo eso. Para eso está el espectador. Veo así que, pese a la escisión o a la discontinuidad que impone dicha franja, el efecto no es el de un rompimiento de la armonía con un gesto cargado de violencia. Al contrario, en mí produce la sensación de una consciente voluntad de subrayar precisamente una armonía gracias al sencillo gesto de trazar, en mitad de un campo uniforme y con pulso firme y sostenido, una variación tonal divergente pero al mismo tiempo fijadora o garante de una uniformidad material. En donde la saturación azul acababa pareciéndose a algo tan opresivo y desasosegante como la nada, el simple acto de situar en el espacio un trazo vertical dota al cuadro de un equilibrio que de algún modo lo salva, lo redime de su asfixiante densidad. El sencillo gesto de pintar una línea puede hacer brotar en un espacio indeterminado propiedades dimensionales que permitan a la percepción extraer impresiones análogas a las de la contemplación de cualquier otro espacio, comportando no obstante la necesidad de una concentración mayor, lo que podríamos llamar una sensibilidad especial o cualificada, en la que en gran medida se basa la relación única entre la obra de arte y el observador, de modo que en esa especia de paréntesis en que se sitúa la experiencia artística el individuo obtiene una contemplación más clara o al menos más despojada de determinadas propiedades espaciales. Todo esto, no obstante, sin dejar de percibir una ligera sensación punzante, como de ruido de fondo, una apenas distinguible inquietud que en mi opinión proviene del mismo acto de escisión vertical. Y es que, aún con todo lo dicho sobre la armonía que este aporta a la obra, no deja de tener su origen en una intervención deformante sobre la nebulosidad homogénea del fondo, en un acto en cierto modo aberrante con respecto a la masa primigenia, uniforme por más que amorfa. Por cierto que he escrito conscientemente «fondo», pues por básica o errónea que pueda parecer, es esta la impresión que percibo al contemplar una línea vertical que, al captar en su limitada estrechez toda la atención que no logra atraer el resto del cuadro, adquiere un protagonismo similar al que el retratado tiene sobre su fondo. Vaya, parece que por aquí afloran sensaciones compartidas con obras inequívocamente figurativas.

                    Dicho todo esto, poco más puedo añadir por ahora. He intentado en todo momento limitarme a lo que está en el cuadro, sin acudir a muletas del mundo exterior, elaborando sobre su materialidad las impresiones que en mi espíritu ha suscitado. Lo que aprecio básicamente es una actualización de ciertas nociones espaciales, no por sencillas menos importantes, al menos si se tiene en cuenta su reiterada aparición en el universo observable, de donde se deriva un proceso previo de meditada elaboración intelectual, pues al final lo plasmado en el cuadro juega con el registro de ideas abstractas que aplicamos en nuestra experiencia cotidiana de las cosas. Más habría que decir sobre las sugerencias cromáticas específicas del cuadro, así como sobre sus cualidades diría casi táctiles, producidas por las irregularidades ondulantes debidas a una ejecución manual que intuyo sea de nuevo conscientemente aceptada y querida por el artista, de donde probablemente puedan extraerse interesantes lecturas. Pero ni he llegado a la profundización necesaria para poder valorar estos aspectos, ni -siento admitirlo- me apetece dedicar por ahora un segundo más de mi tiempo al asunto. Sencillamente, puesto que me lo ha pedido, le he dado mi parecer, que por supuesto podrá ser aceptado o rechazado, pero que en todo caso se trata del relato de mi experiencia ante el lienzo (en su contemplación a través de la pantalla, huelga decirlo), y esta experiencia es para mí tan cierta como inalienable.

                    • Fulgencio Barrado

                      Le agradezco con total sinceridad su buena predisposición a responderme, y, por supuesto, su respuesta.
                      Como ya he mencionado anteriormente, soy absolutamente profano en esto del arte abstracto y su significado, sin embargo, he de discrepar de su visión en un punto: El cuadro, -si su ejecución enlaza con su significado-, no es un campo azul con una raya en medio. La raya es en realidad el fondo, y los cuadros grandes el relieve, pues si se fija bien, están pintados estos sobre aquella.
                      Tal vez Newmann intentase con ello una experimentación sobre el engaño de los sentidos. No lo sé, no puedo alcanzar a adivinar la intención del autor.
                      Como ya indiqué anteriormente, el cuadro se incluye en la serie Onement, compuesta de varios cuadros en distintos tamaños y colores, e incluso uno de menos de un palmo de ancho, en el que únicamente se incluye la raya, con lo cual ya no es una raya en puridad.
                      Personalmente y desde mi absoluto desconocimiento, me da la sensación de ser arte experimental; jugar con los sentidos. Y dentro de esto, creo que la obra en sí es lo de menos; lo que importa es la investigación del artista. Es decir, para mí el trabajo del artista sí tiene valor, la obra no.
                      Ya le digo que soy totalmente profano, así que este es un análisis sin validez alguna, desde el simple «sentido común».
                      Y le sigo agradeciendo su opinión, pues opino que siempre se puede aprender algo de alguien que está bien dispuesto a enseñar, y Vd. ha demostrado ser ese alguien.

                    • Darío Fernández

                      Agradezco sus palabras, si bien soy incapaz de saber qué ha podido aprender de mí. En cualquier caso, pese a que mi intención no es en ningún momento pedagógica -Dios, o quien usted prefiera, me libre de ello-, es un placer servir de ayuda a alguien.

                      En cuanto a lo que comenta sobre la ejecución del cuadro, creo que su punto de vista puede resultar ciertamente interesante (especialmente en aquello de la importancia del trabajo del artista por encima de sus resultados), si bien creo que en este caso el orden del pintado responde más bien a razones materiales: tenga en cuenta que el azul de la franja vertical es mucho más claro que el de los dos rectángulos laterales, de modo que para lograr dicha tonalidad es forzoso emplear un proceso inverso al esperado.

                      Por lo demás, me reitero en lo que he señalado en comentarios anteriores: no se obsesione con el significado de la obra, pues incluso cuando este existe la obra no se agota en su comprensión. Ni siquiera la intención del autor es decisiva, ya que esta sólo mantiene una cierta identidad en tanto que idea en la mente del creador; en cuanto este pasa a su elaboración material, experimentable, la refracción es inevitable. Cuántas veces se refirió a esto mi estimado José Hierro. Así que, si quiere mi consejo, experimente la obra de arte en todas sus posibilidades, permita que sea todo su ser el que la abrace y la contemple desde todos los puntos de vista posibles, sin esperar obtener una respuesta reducible a términos racionales que le satisfaga. Cuando exista esta posibilidad, lo más probable es que se sienta defraudado. Piense que toda obra de arte es un objeto digno de celebración por el abanico casi infinito de potencialidades que genera.

                    • Fulgencio Barrado

                      Le comentaba lo del orden de pintado, por contraste con lo realizado con otros cuadros de la misma serie, en los que la raya ha sido pintada sobre «el fondo», aún siendo más clara. Creo que ver esta pintura encuadrada dentro de la serie le da mayor interés.
                      No sé, ya le digo que a mi me parece que toda la serie Onement es experimental.

                    • Adrián Núñez

                      Yo ya me doy por satisfecho al haber leído (por fin y gracias al cielo) algunas opiniones sobre el cuadro en sí. Lo que os hace sentir, pensar, lo que «es» para vosotros. Algo que creí que conseguiría en la primera respuesta.

                      Aunque sigue comiéndome la oreja aquello de «¿Por qué Por Qué? ¿Por qué hemos de encasillarlo como bueno o malo?».

                      Bueno, pues el Por Qué es simple. Nadie se va a la sección del hogar del Hipercor a ponerse la mano en la barbilla y criticar algunos cuadros (que bien podríamos tachar de «malos» con toda la malicia del mundo), sin embargo, uno encuentra mil reseñas y artículos y respuestas a artículos alabando a Rothko (por ejemplo). Y si se nos dice que todos esos colores, o la línea de Onement VI, no «significan nada, ni tienen por qué significar nada» es cuando surje la idea de que cualquier niño de cinco años, o nosotros mismos, podríamos pintar una línea en un folio, o un rombo azul y otro rojo sobre un fondo violeta, para parecer más complejo, y provocar éxtasis en las masas. Como me dijo un amigo, esto parece arte contextual. Es arte porque está en un museo y porque alguien dijo que ese hombre era artista.

                      Y si no es arte, ni tiene valor, ni tiene por qué, entonces, tranquilamente y con toda la malicia del mundo situaré este cuadro en la temida línea del bien y el mal, todo lo cercano al «malo» que se pueda.

                      Y para acabar, querría hacer mención a un comentario de Darío Fernandez:

                      «un campo enteramente azul cuya homogeneidad se ve fracturada por la división vertical de una franja de tonalidad celeste. Lo que algunos, no sin cierta malicia, resumen como “un cuadro azul con una raya en medio”.»

                      Ojo al asunto. Es la misma descripción, sólo que una goza de prosa rebuscada (a saber, ¿franja celeste? No, mejor «Franja de tonalidad celeste» y así) y la otra, la mía, emplea la máxima simpleza. Pero el significado es exactamente el mismo. Ojoplático.

                    • Darío Fernández

                      Bien, tiene usted toda la razón: me he dejado llevar por una escritura ridículamente afectada. En mi defensa diré que, frente a ciertos comentarios cargados de ácido, mi intención era contrarrestar con un poco de -si me permite- solemnidad. Quería hacer ver que, del mismo modo que se puede rechazar de plano un cuadro, es igual de legítimo intentar profundizar en él. Cierto es que muchas veces no se llega a nada y otras tantas todo se queda en mucho brillo que intenta disimular el vacío. Pero, en fin, sobre la supuesta obligatoriedad de poder llegar a algo en cada cuadro, me mantengo en mi posición. Y ahora, llaneza, muchacho, y a lo que estamos.

                      En primer lugar quisiera decirle que estoy absolutamente de acuerdo con lo del “arte contextual”: sólo vemos arte en aquello que previamente se nos ha dicho que lo es. Efectivamente, en el mundo del arte el encasillamiento convencional de los géneros ha echado raíces en nuestra mente, hasta constituir un verdadero obstáculo a la hora de apreciar valores artísticos en ciertas creaciones heterodoxas. Esta circunstancia se ha visto agravada en el último siglo, con tanto arte experimental y tanta performance cuyas virtudes estéticas, más allá del efecto de choque inicial, son cuanto menos cuestionables. A usted le sucede esto con el famoso Onement VI, si no me equivoco; a mí me sucede con lo que hace Marina Abramovic. Dudo mucho que nuestro común escepticismo radique tan sólo en su (aparente) poca elaboración, pues estoy seguro de que si Newman saliera de la tumba para añadir una compleja trama de líneas a su cuadro, y si a Abramovic le diese por recorrer, en vez de la Gran Muralla China, qué se yo, la ruta Panamericana, usted y yo seguiríamos tal cual estamos, heladitos. Pero me temo que ante esta dificultad se ha encontrado, a lo largo de los siglos, todo hombre que se enfrentase a una innovación en el arte que rompiese con las formas establecidas. Tal vez, no sé si como garantía para discernir lo bueno de lo malo, pero desde luego sí como forma de emplear nuestro tiempo tan sólo en aquellas cosas que nos proporcionan placer, lo más adecuado para nosotros sería limitar nuestra atención a aquellas creaciones que sí nos dicen algo, a aquellas que nos emocionan. Aunque claro, ¿no nos llevaría eso a un excesivo conservadurismo? En mi opinión no hay nada peor que conformarse con lo conocido.

                      Otra cosa: su parecer sobre la complejidad técnica y el significado como requisitos indispensables del verdadero arte. Corríjame si me equivoco, pero me parece que con esto quiere decir que el arte, para ser arte, ha de ser figurativo, es decir, debe contener símbolos claramente identificables y que permitan comprender un significado que ineludiblemente deben aportar. Se me ocurren entonces dos ejemplos, en mi opinión bastante oportunos. Piense en Dalí. Es innegable que incluso sus cuadros más surrealistas están plagados de connotaciones simbólicas, de acuerdo. ¿Pero permite una interpretación inequívoca? Por muchas figuras que pululen por sus cuadros, ¿somos capaces de comprender todo lo que nos quiere decir el pintor? El propio Dalí aseguró en alguna ocasión que ni él mismo estaba seguro de lo que quería decir, así que tengo serias dudas a la hora de responder a mis preguntas. Admitiendo esta ambigüedad de su obra, o cuanto menos la dificultad de sacar algo claro en términos racionales, ¿debemos concluir entonces que el mérito de sus cuadros está en su complejidad técnica? Otro ejemplo: Takashi Murakami. Debo admitir que no soporto lo que hace este hombre, y eso que puse todo mi empeño por encontrarle el gusto cuando fui a su exposición en el Guggenheim. Sus esculturas de personajes manga, sus florecillas sonrientes, sus personajes Kaikai Kiki (que un servidor escuchó pronunciar varias veces “Kaka y Kiki”, a lo que en su ignorancia se sumó)… ¿De verdad esto es arte? Es figurativo, eso está claro. Se repiten los temas, por lo que es lógico deducir que debajo hay algo. Sin embargo yo me declaro incapaz para sacar algo de su trabajo, ni una emoción. Nada. Claro que usted siempre podrá alegar que he escogido una referencia tramposa: sus cuadros de margaritas, y si mal no recuerdo casi todas sus otras pinturas, fueron realizados por su equipo. O sea, que Murakami diseñaba una margarita (colores bien diferenciados, expresión inequívocamente alegre, silueta inconfundiblemente floral) y luego sus empleados se encargaban de reproducirla un porrón de veces hasta llenar toda una pared con su insoportable carita. El Henry Ford del arte contemporáneo, el tío este. Dirá entonces que aquí sí, que sus creaciones son figurativas y por tanto fáciles de interpretar, pero que le falta el esfuerzo de la ejecución, así que no es arte. Vale.

                      Cosa final: aquí se va usted a tirar de los pelos y va a pensar un par de cosas de mí. Le pido disculpas de antemano, pero la idea me vino sin quererlo, cuando por casualidad tuve ante mis ojos una reproducción del “Caronte cruzando la laguna Estigia” de Patinir. Quitando el componente alegórico aportado por las figuras del flamenco, ¿no ve una ligera proximidad entre Onement VI y este cuadro? Llámeme incendiario si quiere, yo ya lo he hecho. De nuevo me atrevo a aventurar lo que podría contestarme, pues tendría usted todo el derecho a reprocharme que, si le quito precisamente el componente figurativo al cuadro de Patinir, estaré privándole injustamente del argumento principal con que defender la superioridad del uno sobre el otro. Y ya de paso le planteo una pregunta más: si por figurativo entendemos la reproducción de formas próximas o tomadas directamente de la Naturaleza -espero que sepa disculparme este amaneramiento, pero no he podido reprimirme-, y si a estas alturas de la Historia (sic) sabemos que podemos estudiar en el Universo (resic) unas leyes, pero no un sentido, ¿no sería lo más natural para el hombre moderno elaborar formas carentes de sentido existencial? Cierto es que la idea del orden es una de las grandes invenciones del hombre, pero invención al fin y al cabo, y que bien podría decirme que, puesto que el arte es otra gran invención humana, y que su naturaleza es distinta a la de la ídem, el artista debería dotar de orden y sentido a sus obras. Pero, si admitimos lo dicho sobre el sinsentido cósmico, ¿no será lo más inapropiado precisamente ponerse a recrear mundos ideales de perfecta esfericidad? Sólo lo comento.

  49. gracias por mostrar a estos artistas.
    De veras… gracias.
    estoy en shock!!!

  50. Siento desmontar todo tu argumento. Siendo yo un aficionado pinté hace ya años un cuadro similar, en el cual lo único que cambiaba es el fondo, que era rojo granate; lo titulé (la puerta del cielo ). Estoy seguro que antes que yo lo pintaron muchas más personas.

  51. El arte no es una mera contemplación estética. El disfrute del arte es un proceso intelectual, punto.

    • Fulgencio Barrado

      La mera contemplación estética también puede ser arte, como muchas otras cosas. El arte muchas veces no necesita ser comprendido, puntos suspensivos.

    • El arte es morirse de frío.
      Y punto.

  52. Fulgencio Barrado

    Es interesante preguntarle la opinión al respecto a cualquier niño de 7 años que tengáis cerca. Yo lo he hecho con mi hija, y me guardo su respuesta.

  53. Jose Fayad

    Pero que no ven, es la conceptualización de una vagina. ¿ Será el culo de alguien? Por eso costo tanto, por eso vale tanto, por que al pagar tanto por nada justifica en su mayoría la ignorancia. Un abrazo colegas.

  54. Federico Martinez

    Es posible que en tiempos de Machado se pudiera distinguir entre valor y precio, pero en la época actual, en que todo es una mercancía y nadie cree ya en los expertos, el valor de cualquier cosa es exactamente su precio. Y ese precio es siempre el precio justo, ni un céntimo más ni un céntimo menos. Y dejad de escribir de una puñetera vez Arte con mayúscula; el Arte con mayúscula desapareció a mediados del siglo XX, a la vez que la Justicia, la Verdad o el Amor. Ahora estamos en el proceso de quitar la mayúscula a Paz, a Democracia y, por fin, a Libertad. Ya iba siendo hora.

    • Su forma de pensar,posmoderna, débil y difusa sólo expresa el desconcierto de una etapa que se ha abierto radicalmente hacia una infinitud de horizontes y posibilidades. No es quitar mayúsculas amigo, es aprender a entender, jugar y crear con todos esos conceptos despellenjándolos de las palabras anquilosadas que durante tanto tiempo los han enjaulado.

      Yo, no sé por qué, pero al terminar de leer, ver, escuchar el artículo, ya casi me había olvidado del título del mismo, y su pretensión inicial, sencillamente el autor se ha trasladado a «otra onda», en donde seguir hablando de «precio» o «justificación» del mismo, provoca para el que haya asomado el rabillo del ojo por este placer, una sonrisa de complicidad para aquéllos que hoy en día, seguimos creyendo en el arte.

      Un saludo.

      • Federico Martinez

        De acuerdo en todo menos en lo de amigo. De paso nos podría contar a todos cómo o dónde se aprende todo eso, sobre todo lo de despellejar conceptos. En cuanto al segundo párrafo, está bien que haya leído, visto y escuchado el artículo, pero a partir de ahí no entiendo nada, quizás debido a su uso creativo de los anquilosados signos de puntuación.

  55. Miquel Àngel

    Confundir precio y valor por lo que veo en los comentarios es un error extendido.

    • Federico Martinez

      Explíqueme cuál es el valor del cuadro de marras (ese azul oscuro con una raya vertical azul claro) y nunca más volveré a confundir valor y precio. Pero ya le anticipo que ha habido grandes pensadores que han fracasado en el intento. Y no lo digo yo, lo dicen otros grandes pensadores. Es lo que tienen los grandes pensadores, que se llevan la contraria unos a otros.

  56. ¿El pinpón existía en 1953? Pregunto.

  57. Pingback: Un tiburón en el metro | La carpeta del SPAM

  58. Un buen artículo a favor del arte abstracto, pero en mi opinión parte de una premisa que no es acertada. De acuerdo con que ese primer cuadro lo puede pintar un niño de 7 años, y de acuerdo con que la diferencia entre el niño y el autor es el hecho de que ha sido el autor quien ha tenido la ocurrencia de hacerlo.

    Has puesto ejemplos del mundo del fútbol para justificar tu opinión. Pongamos otros, por ejemplo, en el campo de la medicina. Quizá a un niño de 7 años se le puede enseñar a hacer una traqueotomía, pero no por ello le vamos a dar el sueldo de un médico, y por supuesto es una intervención algo que no le nacería hacer a él de forma espontánea. Por eso al médico se le paga por hacer la traqueotomía, y al niño de 7 años no. Pero la diferencia está en que el médico, además de hacer traqueotomías, sabe diagnosticar, operar, intervenir de urgencia… es decir, tiene una FORMACIÓN y una VERSATILIDAD que no se sabe si el autor del primer cuadro tiene.

    Lo que vengo a decir es que hay autores abstractos que han demostrado saber hacer obras más o menos complejas (Dalí, Picasso, o muchos de los que comentas en la parte final de tu post), y si se pagan 34 millones de euros por un rayajo azul claro sobre fondo azul oscuro de alguno de esos autores, no me siento ofendido porque en parte se valora la trayectoria y el bagaje que tienen. Otros en cambio, como por ejemplo Joan Miró, se llenan los bolsillos con cualquier mierda (con perdón) pintada en un lienzo sin haber llegado nunca a demostrar que son capaces de pintar algo que suponga un esfuerzo artístico.

  59. Después de pasar un buen rato leyendo los comentarios (tras la pertinente lectura del artículo) me llama la atención que nadie haya mencionado (admito que puede habérseme escapado) la enorme influencia, a menudo interesada, que fundaciones, patronatos, institutos y organizaciones de similar naturaleza tienen en la promoción inicial de algunos autores de arte contemporáneo, ya sea por «hacerse los modernos», simple amiguismo, afinidad política, etc.

  60. Bernard Berenson

    Leo a la vez «Después del fin del arte» de A. Danto y «Filosofía del Arte» del Profesor José García Leal.
    He de confesar que entiendo poco, mal y que me esta costando un huevo. Y sin embargo el cuerpo me pide «mambo».
    Leo su artículo y respiro. Siento alivio y ánimo.

    Tal vez, la mayoría seguimos en lo que A Danto denomino el primer estilo, el estilo mimético y eso no nos permite avanzar, despojarnos y abrir los ojos como un bebe (esa mirada que usted, al igual que Kant y su «predisposición», pedía al empezar su estupendo artículo).
    Luego, y siguiendo a Danto, estarían los que se mueven en las coordenadas del estilo de los manifiestos del modernismo, igual de impedidos que los primeros.
    Y finalmente los que han comprendido la esencia de «el arte después del arte», donde el espacio es de total libertad porqué el estilo ha dejado de ser un elemento para determinar «que es y que no es arte».

    El problema es el vértigo que uno siente en esa frontera.
    Pero…merece la pena.

    Gracias por su artículo.

  61. MaleïtSecarral

    El 90% del arte moderno es una pantochada creada por intereses mercantiles. Es uno de los mayores exponentes del fraude financiero. Y la trivialidad de las obras es precisamente un requisito para asegurarse que el precio lo puedan determinar ellos artificialmente segun sus intereses. Tu «blanco sobre blanco» no vale una mierda, pero el del artista que yo represento se cotiza por millones que por cierto ofrecen grandes posibilidades fiscales.
    Para poder vender una obra que sea mesurable con el estilo y por lo tanto el nivel de un Rafael, ud. necesita principalmente encontar un artista de su categoria: el mercado queda entonces a expensas del genio, del artista.
    Para vender obras que podrian ser la baldosa de tu lavabo o tu cubo de la basura no dependes en absoluto del artista: los amos del mercado pueden generar tantas obras como les plazca y especular libremente con humo, tal y como ha sucedido con el resto de valores financieros en la ultima crisis (de hecho, si no les da vergüenza que los etiqueten de «conspiranoicos» analicen las coincidencias entre los que cortan el bacalao en ambos mercados).
    Lo más triste es que no sean los propios artistas los que más se rebelen frente a esta estafa que ningunea su papel.
    Dice el articulista y muchos comentarios que «no hay que mezclar el valor de la pieza artistica con el precio que le otorga el mercado». Y yo me creo que habria venido emocionado a hacernos conocedor del hallazgo si la misma imagen se llamara «Prueba de impresion Xerox Styler #91235427» y la hubiera encontrado en el cubo de reciclaje de la oficina.
    Si, yo comprendo los gustos de la elite que dice que esa mancha vale 34 millones. Y además mientras lo diga no me va a faltar trabajo como crítico de arte reputado.

  62. Creo que el arte pictórico, como arte que es, tiene un problema de doble personalidad. La pintura puede ser técnicamente buena o bien creativamente buena, y en ambos casos creo que la calidad existe y no es solo si me mueve las entrañas. Moverme las entrañas lo hace mirar una puesta de sol y no es arte, arte sería la representación de ese acto que me conmovió y expresarle a otros mis sentimientos mediante, en este caso, la pintura.
    Siguiendo con estas 2 visiones del arte un artista puede usar técnica, que es la palabra que he decidido usar para un pintor que pretende hacer algo lo más realista que puede, o bien creatividad y mostrar al mundo una nueva forma de ver algo, pero esta segunda opción no está limitada por la realidad. Cuando una obra no está limitada por la realidad sentimos que perdemos el baremo con el que entender su calidad, pero no quiere decir que carezca de ella.

    Con esto no quiero decir que los 34m estén justificados, el mercado es el mercado y en mi opinión no es de lo que se debería hablar, puesto que es ajeno al arte. Pero simplemente por responder a los que consideran que el artista se rie en su casa. Primero pensad en el artista antes de pintar ese cuadro, pensad cuanto valorais el arte y cuantos cuadros habeis comprado en vuestra vida. Entended que pintar un cuadro requiere mucha dedicación, que no es agitar una brocha y te sale algo sin esfuerzo porque «tienes ese don». Pintar un cuadro es muy frustrante y agotador, y requiere de todo tu intelecto para descifrar los enigmas que se te ponen delante cada vez que empiezas a pintar. Por lo que es muy dificil crear y tener otro trabajo, eso funciona si pintas bodegones. Perode nuevo, ¿cuantos habeis comprado este año?. Comprended que es una vida muy dificil en la que tienes que alternar trabajos prácticos con épocas creativasy no siempre coinciden. Teneis que entender que el artista medio se muere de hambre o abandona su arte por ser imposible vivir de ello.
    Sin embargo algunos, no muchos en realidad, consiguen crear algo que es innovador y que algunos están dispuestos a pagar desorbitadamente. Pues teniendo en cuenta todo lo anterior, deberiais entender que la persona que vende el cuadro dificilmente se rie. Nadie aguanta ese estilo de vida para poder echarse unas risas, básicamente porque si esa es tu motivación nunca vas a innovar y nunca pagarán eso por tu obra.
    Insisto, me parece descomunal el precio y ridicula la descompensación que hay en el mundo del arte por los especuladores, pero por otro lado, ¿comprais regularmente cuadros como para mantener un mercado natural?.

    Volviendo a lo que quería decir respecto al arte y su dualidad, socialmente esta más aceptado como calidad la capacidad para representar la realidad que tiene cada individuo, sin embargo eso también podría entenderse como una tomadura de pelo o reirse de la gente. Podría incluso decirse que solo es copiar algo delante de tus ojos, y realismo es una cuestión de práctica (Picasso lo dominaba con 18 años) mientras la creatividad es única y no todo el mundo es capaz de hacer algo de esa forma, puesto que nadie lo había hecho antes.
    Yo personalmente entiendo que ambas tienen su arte y puedo disfrutar de ambas, pero no debería despreciarse una de las facetas artísticas solo porque prefieres la otra. Personalmente considero la obra criticada algo tramposa, pero yo no soy el que decidió pagar los 34m ni me pagan por ser crítico. Así que quizás hay algo que se me escapa, pero sinceramente la veo tramposa.

    PD: Antes de responder hablandome sobre como Nosequién dijo tal y como nosecual dijo lo contrario, os pido que entendais dos cosas antes. La primera es que no es más que mi opinión, no me considero el super crítico ni voy a debatir con nadie sobre arte. Es ridiculo discutir sobre si es mejor una pera o una manzana y como M.Enganito dice en su libro que la pera es la bomba porque tiene más agüilla. Y lo segundo es que por norma general no leo sobre arte (esta es una de esas extrañas ocasiones). Leer sobre arte, a no ser que sea historia o algo totalmente objetivo, es parcelar la percepción del arte. Es limitar tu mente mediante las limitaciones de otro y sobre todo forzar la comprensión de una obra mediante una percepción ajena. En esto diría que no todo el mundo tiene porque entender algo ni gustarle. Yo no entiendo de F1, por ejemplo, y tengo mis dudas en denominarlo deporte. Y por mucho que me digan jamás veré el deporte en algo motorizado, además de no ver la diversión por ningún lado. Pero por ese motivo jamás hablado de F1 con los que me cuentan lo bien que lo hizo Alonso, básicamente porque no lo entiendo. Igual que tampoco diré que el Alonso ese se tiene que despoyar en su casa con el pastón que cobra por jugar al scalextric en grande, pulsar acelerador y soltar, la maquina lo hace todo.
    En resumen, que no hay ni porque entender el arte ni veo útil intentar que otros lo entiendan. En estos temas cada uno tiene una opinión pero probablemente todos estemos equivocados, incluso los más expertos. Porque el arte no es medible.

  63. Pingback: ¡Han pagado 34 millones de euros por un cuadro abstracto! « Jot Down Cultural Magazine | Blog de Juan Camargo López

  64. Camilo Sexto

    Maravilloso artículo. De lo mejor que he leído en mucho tiempo.

    Debería ser obligatorio empezar cada clase introductoria de Historia del Arte leyéndolo.

  65. – No lo podría hacer ni un niño pequeño ni ustedes. Ni siquiera un pintor competente sin antes haber pasado por el proceso de investigación creativo que desembocó en este cuadro concreto. Como mucho, podría copiarlo- Tu estas flipao y eres un arrogante y un cerrado de mente. ¿es difícil pintar ese cuadro? Tema aparte es todo el proceso anterior porque en el cuadro hay zonas mas claras y otras mas oscuras que quizás estén muy controladas y tengan un efecto que no seria el mismo si la combinación de zonas claras y áreas oscuras hubiera sido incluso levemente distinta; vaya que si tuviera 35 millones lo compraría.
    A mi no me gusta el Futbol por que esta muy politizado pero Cristiano mueve muchos millones que alimentan muchas bocas.

  66. Hay opiniones para todo. Pero sin haber tenido la obra frente a mí,(no he tenido oportunidad), tiendo a pensar que no es más que especulación. Es cierto que una cosa vale lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella, pero el ARTE, así con mayúsculas, no se guía a mi parecer por el precio en que se valore, sino por lo que el TIEMPO, también con mayúsculas haya dejado en la obra a su paso por ella. Las obras de Arte, son las que sobreviven al paso del tiempo. Ya sean arquitectónicas, pictoricas, musicales….es el tiempo el que dice «cuanto» vale esa obra artísticamente hablando. Al igual que las malas canciones, el público las olvida con el correr de los dias. Esas obras resuenan los dias de subasta, pero ¿cuantas personas anhelan poder verla?¿ cuantas personas sueñan visitar el museo en el que reposan como si de un Velazquez, Soroya, Murillo….Miguel Angel, Rafael…………se tratara? ¿Cuantas intentan imitarla y rememoran colores, formas, sensaciones, sentimientos….? A ver si no va a pasar a ser otra canción del verano muy bien publicitada porque la ha cantado alguien que es amigo de un amigo……¡¡Por cierto….¿Como se llama el afortunado pintor?!!

  67. Hay cosas como el marketing, y tener colegas, ésto es una suma de las dos cosas y mucha gente lo puede hacer, pero cuanta gente lo sabe vender?
    El que pagó 34 millones lo primero es porque le sobra la pasta, y segundo es probable que quiera ganar más dinero en un futuro, con lo cual al tío se lo han vendido como una inversión y no como ARTE.
    Y lo peor de todo es que he leído el artículo y no me acuerdo ni como se llama el autor de dichoso cuadro, he de decir que tampoco me importa.
    Sólo decir que este hombre, pintor (podría ser de brocha gorda) es un puto fenómeno del marketing.

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  71. Hay muchos gustos en cuanto a arte, a algunas personas no les gusta para nada el arte abstracto, pero a mi me parece que es motivador, innovador y desafía a lo académico para ser mas liberal, me gusta mucho un artista llamado Gabino Amaya Cacho, quien crea pintura abstracta, pinta puntos de colores sin mezcla, de una forma limpia y hermosa.

  72. En tratándose de gustos no puede haber disgustos.
    El arte raya con frecuencia en el paradigma de lo absurdo.
    Una de las obras más onerosas de don Pablo Picasso es un reguero de pintura sobre uno de sus lienzos.
    El arte depende es de quien lo mire y como lo mire. Va mucho más de la concepcion de quien produce algo, es más bien del efecto que produce, es todo lo que en toda esta cantidad de comentarios se ha dicho: una multiplicidad de miradas, de posiciones y sensaciones y todo esto no ha sido suscitado por el fondo y la raya en sí mismos, sino por la cantidad de dinero que el comprador dio por algo que le gustó y que pago acorde con la fortuna economica que posee. El meollo de toda esta esta discusión es ese pago. Si ello no se hubiera publicitado, nadie o muy pocos estarían hablando de esto.

  73. Maximo Palacios

    El Pintor Quim Ventura , vende un cuadro por mas de 900.000 euros a un fondo de inversión de Arabia Saudita.

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