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Composición de la Mecánica Superior

Hace ya más de una década se publicaba en acb.com un singular artículo bajo el título «Los cuatro niveles de la suspensión pura», una tímida tentativa de clasificar el tiro en suspensión atendiendo a su mecánica. Motivaba aquel trabajo la aventura de pisar terreno virgen, tratar de conquistar un inmenso vacío conceptual y acaso demostrar que era posible organizar el aparente caos formal del arma ofensiva más importante del baloncesto.

De acometer semejante tarea con éxito la gramática del juego contaría con una preciosa herramienta de que favorecerse en adelante, como una ampliación teórica no en los confines de la técnica sino en uno de sus pilares más básicos.

Hasta la fecha esta herramienta no existía. De manera que cada vez que tocaba describir la mecánica de lanzamiento de un jugador, no ya distinguir unas de otras, resultaba desolador comprobar lo vago y tortuoso de los intentos, encerrados sin remedio en la doble adjetivación de lo normal y lo anormal, como si las decenas de miles de ejemplos no pudieran caber más que en este vulgar péndulo. Esta pobreza descriptiva tiene su única razón en la inexistencia de una nomenclatura básica sobre un elemento tan crucial como es el lanzamiento a canasta. Ojo, uno de ellos, el más repetido y numeroso de la historia del juego: el tiro exterior de formación académica.

El objetivo de aquel trabajo era, pues, muy pretencioso. Buscaba nada menos que apresar a cada tirador por su elemental ejecución del lanzamiento. Y no solo es posible sino que la lógica a seguir para descifrar las diferentes mecánicas de tiro es mucho más sencilla de lo que pudiera parecer.

El paso del tiempo ha precisado enormemente la eficacia de las técnicas de tiro. Pero en lo más básico y elemental, en su apariencia más genérica, la mecánica que las envuelve ha variado muy poco y difícilmente lo hará en el futuro, lo que ratifica la convicción de que además de posible resultaría útil establecer una clasificación de carácter y validez universales.

Aquel proyecto, no más que el boceto apenas bosquejado en unas pocas categorías, se rescata y amplía aquí adecuadamente dejando claro de inicio que este trabajo no es un manual de tiro. Tampoco una memoria. Busca ser una aproximación descriptiva a las diversas formas del tiro en suspensión en relación con la mecánica de brazos y manos. De otro modo, se pretende una tipificación universal de la mecánica de lanzamiento en función de su fisonomía más aparente, la que nos entra por los ojos. Por eso las imágenes que ilustran el texto —fugaces sombras de la realidad— resultan de inestimable ayuda para el reconocimiento general de las cuatro categorías de tiro más comunes en el baloncesto.

Antes de su enunciado conviene precisar unos pocos conceptos básicos que facilitarán la comprensión general.

El primero de ellos pasa por separar el significado de mecánica y técnica, dos fundamentos el segundo de los cuales queda excluido de este estudio. La técnica enseña a tirar. La mecánica envuelve esa personal elección. Por eso confundir mecánica y técnica es como hacerlo con el vaso y el agua. La técnica es el contenido y la mecánica el continente, el envoltorio que arropa la técnica elegida por el tirador. En el lanzamiento, en suma, la mecánica envuelve a la técnica, como la carrocería al coche.

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1. FASES DEL TIRO

a) Formación
b) Desarrollo
c) Término
d) Resonancia

2. FACTORES DEL TIRO

a) Mecánica de Formación – Mecánica de Posición
b) El concepto de Resistencia Mecánica

3. MECÁNICA DE FORMACIÓN. EL TIRADOR FRONTAL

a. Frontal de impulso.
b. Frontal de arrastre.

4. MECÁNICA DE FORMACIÓN. EL TIRADOR OBLICUO

a) Oblicuo de impulso
b) Oblicuo de arrastre

5. MECÁNICA DE POSICIÓN. EL TIRADOR ELEVADO

a) Elevado abierto
b) Elevado cerrado

6. MECÁNICA DE POSICIÓN. EL TIRADOR LATERAL

a) Lateral abierto
b) Lateral cerrado

7. LA COMPACTA COMUNIDAD ZURDA

8. UNA NOMENCLATURA UNIVERSAL

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[Nota: la expresión tirador no se utiliza aquí como destreza sino como acto. Tirador es, pues, quien tira a canasta al margen de su eficacia y/o frecuencia]

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1. FASES DEL TIRO

Veamos de qué se compone exactamente la secuencia de un lanzamiento a canasta.

a) Formación: estado embrionario del tiro que coincide con su inevitabilidad. A la pregunta de en qué punto preciso comienza el lanzamiento acude en respuesta la mera cronología del gesto. Un lanzamiento nace exactamente en el punto en que su ejecución se torna irreversible.

Una vez el cerebro decide ejecutarlo la relación de las manos con el balón se ve alterada de modo decisivo. En ese instante la situación del balón podrá ser muy diversa, pero la posición de las manos responderá de manera inconsciente a la mecánica dactilar del tirador. Se trata por ello de un acto reflejo que marca la fase más crucial en el lanzamiento, pues si la formación fracasa todas las demás fases se verán irremisiblemente alteradas. Igual que sujetar el bolígrafo de modo inhabitual perturba la escritura, así un tiro sin la formación acostumbrada perderá su identidad y muy posiblemente su eficacia.

FormacionOBLICUO
Formación avanzada de un oblicuo puro en Scottie Pippen.

b) Desarrollo: periodo del tiro comprendido entre la formación y el término. El factor más decisivo en el desarrollo es la fuerza. Sin ella no hay lanzamiento. Para imprimir fuerza es necesaria la sucesión de dos pulsos que actúan por contracción mecánica como un latido: uno, el retroceso, la retropulsión o traslación hacia atrás y dos, la extensión o traslación hacia delante.

Separa a ambos pulsos un factor infinitesimal en el ecuador del tiro: el golpe de tracción. Durante este proceso que apenas dura una fracción de segundo es donde mayores diferencias se observan en los tiradores de todo lugar y época. La razón es simple: cada formación deriva en un desarrollo diferente que cada jugador diversifica a su vez en íntima ejecución. Esto permite al desarrollo ser la variable más rica y valiosa, aquella que distingue visiblemente a cada lanzador y de la que nos vamos a servir para elaborar la clasificación de los tiradores. En la práctica las diferencias de desarrollo son abismales.

GolpedeTRACCION
Ecuador del desarrollo: golpe de tracción.
TardoCONTRACCION
Tardocontracción del desarrollo.

c) Término: periodo del tiro que coincide con el último tacto al balón y la hiperextensión de brazos y manos.

En la fase terminal del tiro o término el doble factor de dirección y fuerza llega a su fin. Al igual que en la formación se trata de una fase irreversible. Mientras las dos primeras fases encierran una gran diversidad de formas esta tercera guarda una gráfica similitud en todo lanzamiento completado. En sentido figurado el término equivale a un latigazo de precisión. En sentido práctico el término traza una alineación parabólica ideal entre ojos, balón y aro.

El término es la fase más uniforme del tiro. Comprende el último tacto al balón y la inmediata hiperextensión. A mayor distancia del aro menor será el ángulo terminal y viceversa.
El término es la fase más uniforme del tiro. Comprende el último tacto al balón y la inmediata hiperextensión. A mayor distancia del aro menor será el ángulo terminal y viceversa.

En la fase terminal los brazos abren un ángulo con el suelo, una inclinación natural que llamaremos ángulo terminal. La distancia al aro guarda una relación inversamente proporcional con el ángulo terminal. Así cuanto mayor sea la distancia del lanzamiento menor será el ángulo terminal y viceversa. Esta relación permite reconocer a qué distancia se encuentra el tirador del aro atendiendo únicamente al ángulo de los brazos en su fase terminal. Todo ello sin contar con la intervención de factores decisivos como el obstáculo defensivo a sortear y la altura de parábola determinada por la técnica del tirador.

Término de un frontal de impulso en Michael Jordan (1982).
Término de un frontal de impulso en Michael Jordan (1982).

d) Resonancia: periodo de parábola del balón o mecánica residual del tiro. Se trata de un concepto sumamente interesante. Una inmensa mayoría de entrenadores de tiro concede gran relevancia a esta postrera fase del lanzamiento en que las manos ya no disponen del balón y se ven sometidas a un factor de inercia que, en el caso que nos ocupa, puede resultar muy útil si esa fuerza natural que provoca la hiperextensión termina siendo domesticada.

Como recurso propiamente técnico la resonancia es una continuación de la mecánica que busca apurar al máximo la eficacia de las tres primeras fases del tiro. No hay resonancia en la mera inercia de los brazos. Para lograr su cometido los brazos deben preservar durante unos instantes su posición terminal como si al hacerlo la parábola respondiera a una orden. En sentido figurado la resonancia actúa sobre el balón a modo de hechizo. En sentido riguroso la resonancia consiste en una prolongación espacial de la mecánica elaborada que actúa como un excedente de seguridad en la coordinación visomotora.

En la mayoría de los casos se trata de un reflejo condicionado y por ello no son pocos los jugadores que estiman el lanzamiento incompleto si no va acompañado de su particular dosis de resonancia. En esta curiosa fase del tiro cobra relevancia la destreza en el último tacto al balón, el llamado efecto de retroceso obra de los dedos. Por eso es muy común la resonancia en jugadores que imprimen al balón un intenso efecto de retroceso.

La resonancia no es un recurso exclusivo del baloncesto. Se encuentra también muy presente en aquellas disciplinas deportivas que conceden una importancia vital a los envíos de precisión y puntería como ocurre en fútbol, tenis, golf, hockey o curling. Así, los grandes lanzadores de faltas en el fútbol presentan un sofisticado sentido geométrico de la resonancia aunque, en efecto, su duración resulte mucho más breve. En este gol del brasileño Roberto Carlos (1997), un auténtico prodigio de la física, la resonancia acontece por la llamada ley proximodistal por la que todo el cuerpo actúa como un compacto resorte de precisión cuya fuerza se desarrolla de manera centrífuga, de dentro afuera a partir del centro de gravedad. El balón en este caso no es disparado por un puntapié sino por la entera masa corporal.

En el baloncesto, sin embargo, se consigue aislar esa fuerza de manera que la práctica totalidad de la masa resonante proceda del tronco superior. Vale recordar que en el fútbol (como en hockey, tenis, billar o golf) los envíos acontecen en una fracción de segundo como un golpe seco o disparo (mecánica de percusión), mientras que en el baloncesto las manos manipulan la contracción mecánica otorgando a esta fase el crucial factor de duración (mecánica de tacto), que algunos prolongan hasta el final de la parábola a modo de resonancia.

El espacio más común de resonancia: el tiro libre.
El espacio más común de resonancia: el tiro libre.

Al tratarse de un factor adquirido hay tiradores de resonancia pronunciada (Kobe Bryant, Tim Duncan, Kevin Durant), otros de resonancia ocasional (Michael Jordan, Carmelo Anthony, Stephen Curry) y un tercer grupo de resonancia marginal o que por lo general renuncia a ella (Baron Davis, Shawn Marion, Monta Ellis) entregando exclusivamente la mecánica del tiro a sus tres primeras fases (formación-desarrollo-término).

La resonancia más célebre en la historia de la NBA (Michael Jordan, Utah, 14/VI/1998).
La resonancia más célebre en la historia de la NBA (Michael Jordan, Utah, 14/VI/1998).

La noción de resonancia admite su valor sobre la más correcta de persistencia mecánica por una razón: la resonancia como figura física vincula a dos elementos (sonido producido por repercusión de otro). Pero en el campo que nos ocupa el concepto de persistencia mecánica pierde fuerza al vincular únicamente al primero de los dos elementos en juego (brazos) excluyendo al segundo (balón), igualmente crucial. Así la resonancia verifica su validez como fenómeno de propagación de doble presencia.

GraficoRESONANCIA

El concepto de persistencia guarda no obstante una mejor aplicación en el escenario exclusivo ocupado por los maestros del tiro. Los grandes tiradores, aquellos que conquistan el verdadero plano de la excelencia, alcanzan un grado tan sofisticado de resonancia que consiguen transmitir su sentido a los ojos, a la vista, donde el excedente de seguridad queda retenido. Se trata de tiradores de condición mnemotécnica, sujetos en los que el acto de tiro se encuentra tan extraordinariamente memorizado que perciben con claridad su desenlace durante la fase terminal o extensión de los brazos. Se conoce este fenómeno de anticipación como persistencia retiniana o resonancia visual, un tipo de resonancia invisible al espectador al manifestarse únicamente a nivel cerebral en el autor del lanzamiento en calidad de precognición. Mientras la resonancia convencional trata de proyectar una imagen con la que reproducir una traza ideal de parábola, la resonancia visual consigue anticiparla. Este es el recurso mental de que se valen los mejores durante sus mejores experiencias.

La mayoría de jugadores cree percibir el acierto o el fallo en cuanto el balón sale despedido de las manos. En el fondo se trata de un espejismo, pues en realidad solo perciben con claridad el fallo y únicamente los tiradores maestros visualizan con absoluta nitidez el acierto. Así era frecuente que jugadores como Larry Bird o Dale Ellis, en el cénit de parábola de un triple desde la frontal, estuvieran ya situados a media pista cuando el balón entraba, pues en la fase terminal del lanzamiento retrocedían a terreno defensivo por su absoluta certeza de que el balón terminaría entrando. Ese altísimo margen de seguridad habita exclusivamente en el ánimo del tirador experto, consciente de que pocas sensaciones igualan a la satisfacción del acierto consumado a varios metros de distancia del punto exacto desde el que el lanzamiento se produce.

La resonancia visual permitía a Larry Bird (1988) anticipar el desenlace del lanzamiento en el cénit de parábola.
La resonancia visual permitía a Larry Bird (1988) anticipar el desenlace del lanzamiento en el cénit de parábola.

Mientras la resonancia es el alma del lanzamiento sus tres primeras fases constituyen el cuerpo. Así pues el concepto de resonancia, como vemos por sus múltiples derivaciones en el baloncesto, resulta un fenómeno tan fascinante que bien merecería un estudio de mayor profundidad que viniera a descifrar el enorme misterio que en nuestro juego encierra la mecánica espectral dentro del campo aún más vasto de la mímica inconsciente. Aquí tan solo nos hemos asomado a lo que podríamos llamar eco del tiro.

No habrá salido el balón de tus manos cuando ya debieras imaginarlo dentro. Siempre que tires que sea por segunda vez, como la prueba material del acierto imaginado. (Psicobasket, XXXIII).

Manos en resonancia.
Manos en resonancia.

2. FACTORES DEL TIRO

a) Mecánica de Formación – Mecánica de Posición

En el lanzamiento a canasta intervienen numerosos factores, tantos que es posible asegurar que no hay dos lanzamientos iguales, ni siquiera aquellos que proceden de las mismas manos. La relación de los brazos, la disposición de los antebrazos, la dinámica de las manos, su posición de contacto con el balón, la velocidad de ejecución, la apertura de los codos, la cinética del cuerpo, su equilibrio y, en suma, una infinidad de variables en viva interacción que dota a cada lanzamiento de una huella dactilar irrepetible. De manera que para elaborar una clasificación válida es conveniente ampliar los campos desde los que observar similitudes. Campos que nos permitan agrupar los tiros en función de su mecánica más aparente.

Para ello necesitamos, primero, delimitar el espacio del cuerpo donde la mecánica opera: tronco superior por encima de los hombros, esto es, brazos y manos, la llamada mecánica superior. Y segundo, aislar las constantes en la mecánica de tiro: fuerza y dirección. De esos cuatro elementos en juego precisa todo lanzador para ejecutar su técnica. En consecuencia, es posible observar la mecánica derivada de ella desde una doble perspectiva: la formación de los brazos y la situación del balón respecto de la cabeza.

Así se establece una gráfica distribución entre:

  • Mecánica de formación: atiende a la disposición de los brazos y manos en el desarrollo del tiro. Brinda dos categorías: frontal y oblicua.
  • Mecánica de posición: atiende a la situación del balón respecto de la cabeza o eje visual (formado por la mediatriz de los ojos). Ofrece dos géneros: elevada y lateral.

GraficoMECANICA

b) La noción de Resistencia Mecánica

Al igual que la resonancia, se trata de un concepto de muy rica significación. Pero en lo referente al tiro en suspensión su explicación es sencilla.

Cuando más adelante refiramos las propiedades de cada mecánica emplearemos el término versatilidad. Esta versatilidad no hace referencia a la diversidad mecánica del tirador sino a algo mucho más concreto y relevante que damos en llamar resistencia mecánica, esto es, la capacidad de preservar la mecánica propia en condiciones desfavorables o desacostumbradas.

En relación con las extremidades superiores en el lanzamiento, a la mecánica superior objeto del texto, la resistencia no es más que la facultad de aislar la mecánica de una parte ante la perturbación de las otras, y particularmente, la facultad de aislar la mecánica superior del resto del cuerpo.

El concepto de resistencia mecánica supone que el sujeto es capaz de discriminar las extremidades superiores en condiciones hostiles y dotarlas así de un alto grado de independencia sin una paralela pérdida de eficacia. Algunos de los más prodigiosos anotadores de la historia, como Pete Maravich, George Gervin, Michael Jordan, Kobe Bryant o Kevin Durant, representan un altísimo grado de inmunidad mecánica a la presión exterior aun refiriéndola exclusivamente al tiro formal en suspensión y no al resto de maniobras.

Destacar este vivo aspecto del tiro es necesario porque no todas las mecánicas ofrecen igual resistencia a los desequilibrios del cuerpo. Esta versatilidad de los tiradores se admite aquí únicamente como recurso técnico omitiendo su valor como recurso psíquico. Porque la resistencia mecánica está directamente relacionada con un fenómeno mucho más complejo denominado cenestesia (sensibilidad difusa que permite la integración de sensaciones procedentes de la entera topografía del cuerpo) cuya exposición escapa con creces al motivo del texto.

Ejemplo de frontal de impulso intacto ante dos desequilibrios leves. La resistencia mecánica en Michael Jordan a todo tipo de desplazamientos en el aire sigue ocupando un plano hegemónico. En términos generales la mecánica frontal es la más resistente de cuantas los jugadores emplean.
Ejemplo de frontal de impulso intacto ante dos desequilibrios leves. La resistencia mecánica en Michael Jordan a todo tipo de desplazamientos en el aire sigue ocupando un plano hegemónico. En términos generales la mecánica frontal es la más resistente de cuantas los jugadores emplean.

3. MECÁNICA DE FORMACIÓN. EL TIRADOR FRONTAL.

Esta primera categoría resulta la base canónica para todo tirador y, por ello, la más común de cuantas existen. Todas las demás no son, en efecto, más que derivaciones de esta fuente original que cada cual interpreta con arreglo a su íntima configuración.

La mecánica frontal es prácticamente irrenunciable. Existe desde siempre debido al componente natural de su formación: si dispusiéramos de un solo brazo la mecánica no habría visto nacer más que este género de lanzamiento. En un principio, una vez la técnica de tiro inició su progreso, el factor de fuerza recayó de modo abrumador en el antebrazo que propulsaba el balón. A partir de entonces toda futura derivación tendría como fundamento aquella disposición original tan acusada durante la primera mitad de siglo que en su ecuador figuras como Luisetti, Fulks, Zaslofsky o Feerick parecían incluso poder prescindir del antebrazo de dirección, entregando el completo misterio del tiro a una sola mano.

El rasgo más acusado en la apariencia de la mecánica frontal reside en la notable perpendicularidad al suelo del antebrazo de fuerza que sucede al golpe de tracción. La entera masa del tiro descansa así sobre ese apoyo fundamental cuya apariencia remite a la figura gráfica de una catapulta. En este tipo de mecánica de aspecto vertical el lanzador se entrega aprisa a la formación de su antebrazo de fuerza como resorte para iniciar la tracción desde un apoyo muy sólido que actúa como pilar del tiro. Adrian Smith, Dale Ellis o Dejan Bodiroga son casos muy representativos en este sentido.

En esta modalidad hegemónica, a la que llamamos frontal por la manifiesta preposición del balón ante el rostro, el peso del lanzamiento recae de forma muy visible en el antebrazo de fuerza. El de dirección en cambio podrá ofrecer diversos ángulos de apertura sin que la mecánica frontal se vea traicionada. Es durante la fase de desarrollo donde la categoría frontal permite abrir dos categorías igualmente mayoritarias: frontal de impulso y frontal de arrastre.

Desarrollo de un frontal de impulso puro (Michael Jordan, 1989). Se aprecia la firme determinación de que el balón preceda al rostro tras el golpe de tracción por medio de la mecánica vertical del antebrazo de fuerza.
Desarrollo de un frontal de impulso puro (Michael Jordan, 1989). Se aprecia la firme determinación de que el balón preceda al rostro tras el golpe de tracción por medio de la mecánica vertical del antebrazo de fuerza.

a) Frontal de impulso

En ninguna otra mecánica de lanzamiento se manifiesta de forma más reveladora el factor de fuerza a que somete al balón el antebrazo. Este opera por delante del rostro como un resorte neto que catapulta el balón. Por esta razón vale denominarlo de impulso. Porque su desarrollo presenta un doble pulso muy pronunciado que actúa a modo pendular y que viene determinado por el golpe de tracción más súbito y acusado de cuantas mecánicas existen.

El frontal de impulso articula una traza imaginaria que a modo de mira telescópica alinea tres elementos: ojo-balón-aro. En el decisivo ecuador del tiro los lanzadores de impulso sitúan la mano de su antebrazo de fuerza en el espacio visual que ocupa el aro, de manera que durante una fracción de segundo la mano que retiene el balón consigue eclipsar su visión. Sin embargo, donde pudiera parecer que la ocultación del hierro perjudicara al lanzamiento, los tiradores frontales consiguen situar el balón en el punto exacto del fondo visual que supone su objetivo final. De ahí la oportuna referencia a la mira telescópica, pues el balón suplanta al aro y lo aproxima a los ojos como recurso de precisión.

Reiterada tardocontracción vertical en un frontal de impulso clásico. Hasta 1993 la mecánica de lanzamiento en Michael Jordan respondía con precisión a las características propias del frontal de impulso (golpe de tracción pronunciado, desarrollo de doble fase y verticalidad del antebrazo de fuerza). A partir de 1996 terminaría por retrasar el golpe de tracción y templar el doble pulso hacia una secuencia uniforme, lo que aproximaba su mecánica al frontal de arrastre a la manera de «The last shot» (1998).
Reiterada tardocontracción vertical en un frontal de impulso clásico. Hasta 1993 la mecánica de lanzamiento en Michael Jordan respondía con precisión a las características propias del frontal de impulso (golpe de tracción pronunciado, desarrollo de doble fase y verticalidad del antebrazo de fuerza). A partir de 1996 terminaría por retrasar el golpe de tracción y templar el doble pulso hacia una secuencia uniforme, lo que aproximaba su mecánica al frontal de arrastre a la manera de «The last shot» (1998).

Propiedades:

  • Manifiesta perpendicularidad al suelo del antebrazo de fuerza, donde recae el peso del tiro.
  • Golpe de tracción muy acusado.
  • Versatilidad: alta. Mientras el tirador se reconozca en su factor hegemónico —la verticalidad del antebrazo de tracción— las diversas posiciones del cuerpo no afectarán en exceso a su mecánica. Se trata de un género de lanzamiento muy resistente. Los desequilibrios provocados por defensas de contacto en Michael Jordan, Kobe Bryant o Kevin Durant no neutralizan la solidez de una mecánica difícilmente vulnerable. Basta para ello preservar la catapulta.

Ejemplos: Adrian Smith, Sam Jones, Earl Monroe, Jerry West, Dan Majerle, Michael Jordan, Kyle Macy, Isiah Thomas, Dale Ellis, Chris Mullin, John Starks, Bill Walton, Quentin Richardson, Drazen Petrovic, Fanis Cristodoulou, Arvydas Sabonis, Nick Anderson, Tony Parker, Alberto Herreros, Dejan Bodiroga, Juan Carlos Navarro, Richard Hamilton, Rudy Fernández, Kirk Hinrich, J.R . Smith, Kemba Walker, Kevin Love.

b) Frontal de arrastre

La modalidad frontal presenta una variante específica de una desenvoltura visiblemente más prolongada que la anterior. En ella el antebrazo de fuerza abre el ángulo y pierde verticalidad al igual que el antebrazo de dirección; el desarrollo presenta una mayor combadura y el golpe de tracción queda amortiguado y se difumina. La apertura de los codos es mayor y en algunos casos se llega a aplastar el tiro (Vince Carter, Allen Iverson) o a levantarlo (Julius Erving, Ryan Anderson), pero en ambos el golpe de tracción se distribuye de manera más uniforme, haciendo del desarrollo un movimiento más repartido a modo de una sola secuencia.

FrontalARRASTRE

La característica principal del arrastre reside en que el golpe de tracción queda notablemente amortiguado.

Si en el impulso el balón parece rebotar contra una pared, en el arrastre el balón 1) traza un minúsculo arco que atenúa el efecto rebote y 2) ralentiza el golpe de tracción. En el arrastre, sea frontal u oblicuo, interviene en mayor medida el influjo de las manos y muy especialmente de los dedos, pues en ellos llega a reposar el balón antes de iniciar el recorrido completo a lo largo de su palma en forma de recorrido dactilar.

Este recorrido del balón es mayor en el arrastre que en el impulso. Si en el impulso la mayor masa del tiro recae en el uso del antebrazo de fuerza, en el arrastre parte de esa masa se transmite al antebrazo de dirección para culminar en la superficie de las manos y suavizar notablemente la parábola (efecto de retroceso), lo que provoca en el observador la firme impresión de que el balón se arroja con ambas manos. Con todo, sigue siendo un frontal dado que el antebrazo de fuerza concentra la práctica totalidad de la masa del tiro.

GraficaDESARROLLO

La figura gráfica derivada de este tipo de frontal presenta una mayor apertura en el plisado de los brazos, un menor recogimiento vertical y por ello una manifiesta inclinación del antebrazo de fuerza respecto al suelo, lo que también aprobaría su denominación como frontal abierto si este género fuera incluido en la mecánica de posición.

GraficoCODOS

Propiedades:

  • Golpe de tracción dilatado.
  • Pérdida de verticalidad del antebrazo de fuerza.
  • Desarrollo de mayor recorrido.
  • Versatilidad alta. Por las dos razones anteriores el frontal de arrastre está capacitado para preservar su mecánica ante la presión defensiva: uno, retrasando el golpe de tracción (Erving, Carter), y dos, elevando la posición del balón ligeramente por encima del eje visual (Epi, LeBron James).

Ejemplos: Allen Iverson, Nick Van Exel, Toni Kukoc, Baron Davis, Julius Erving, Epi, Panagliotis Yannakis, Dennis Scott, Rex Chapman, David Wesley, Damon Stoudamire, Vince Carter, Jalen Rose, LeBron James, Ryan Anderson.

4. MECÁNICA DE POSICIÓN. EL TIRADOR OBLICUO.

Armónica simetría de los antebrazos en el oblicuo puro (Ray Allen & Gilbert Arenas).
Armónica simetría de los antebrazos en el oblicuo puro (Ray Allen & Gilbert Arenas).

Además del más propiamente moderno, este género es posiblemente el más específico de todos, la articulación de fisonomía más hermética al entregar la mecánica de los brazos a una ejecución automática. En otras palabras: hablamos de la mecánica más pura de cuantas existen.

El tirador oblicuo es, de todos, quien aísla en mayor medida la mecánica de los brazos hasta hacer de ella un recurso técnico muy sofisticado que pone en marcha exclusivamente al momento de la suspensión, con el cuerpo vertical y altamente equilibrado.

Genéricamente la mecánica oblicua podría ser definida como una atractiva derivación abierta de la mecánica frontal. En ella el eje de impulso reduce su tiranía y distribuye más la masa del tiro entre ambos brazos, cuyos codos se abren notablemente durante el desarrollo del tiro. De hecho llega a dar la impresión de que el tirador oblicuo distribuye por igual el tiro entre los resortes de fuerza y dirección, de un modo muy superior al frontal de arrastre. Si en el tirador frontal se adivina en el antebrazo de fuerza una prolongación perpendicular al suelo, en el tirador oblicuo la perpendicular se origina en la bisectriz del ángulo que abren los antebrazos, lo que confiere a la mecánica oblicua un aspecto de simetría. En este factor de tipo geométrico reside la mayor y más visible diferencia entre ambas mecánicas.

Perpendiculares

Más allá de la apariencia basada en el dibujo que forman los brazos, la diferencia más pronunciada y manifiesta entre el frontal y el oblicuo reside en que mientras en el tirador frontal la masa del tiro parece situarse en el antebrazo de fuerza, el oblicuo tiende menos a la descarga del balón en un solo brazo en favor de los dos; parece repartir el tiro entre ambos brazos, que tienden a una visible formación triangular en la mecánica del inicio al término y particularmente en los oblicuos puros (Dumars, T. Hardaway, Allen).

La posición de los brazos en el oblicuo así como el ángulo de apertura guardan a menudo cierta similitud con el frontal de arrastre, hasta el punto de poder llegar a confundirse. Sin embargo, mientras que en el frontal de arrastre el contacto de la mano con el balón tiende a ocupar su región más baja como prueba de que el antebrazo de fuerza opera como principal tutor del impulso, en la mecánica oblicua la mano del antebrazo de fuerza tiende a levantarse, a ocupar un plano menos paralelo al suelo y más hacia un lateral del balón. En vivo, ambos géneros de tiro se distinguen con relativa facilidad debido precisamente a ese reparto desigual que conduce al frontal de arrastre a concentrar en el antebrazo de fuerza la masa del tiro y al oblicuo al reparto equitativo entre ambos brazos.

Tal y como sucede en el género frontal, el oblicuo deriva en dos vertientes atendiendo una vez más al factor clave de su desarrollo: el golpe de tracción.

a) Oblicuo de impulso

OblicuodeIMPULSO

Aquí es donde el oblicuo admite su mayor sentido como mecánica pura y es, por ello, sumamente reconocible a la vista. Una vez el desarrollo de la mecánica forma el triángulo entre los antebrazos que parecen repartirse la masa del tiro, el tirador oblicuo de impulso marca de modo muy vivo el golpe de tracción, haciendo de la ejecución una secuencia claramente fraccionada en dos partes o golpes de ejecución: el retroceso y la extensión. Como mecánica automática este doble episodio se halla aún más marcado que en el frontal de impulso, de tal modo que el balón parece rebotar en las manos del lanzador.

No es un factor categórico pero el ángulo de apertura de los antebrazos en el oblicuo de impulso suele aproximarse solidariamente a los noventa grados o, en su defecto, responder al factor de simetría.

Propiedades:

  • Versatilidad baja. El tirador oblicuo de impulso prácticamente nunca renuncia a su mecánica, lo que provoca que en posiciones de desequilibrio la correcta formación de su mecánica prácticamente desaparezca. Un ejemplo sangrante en este sentido lo representa Kyle Korver.
  • Al tratarse de una mecánica pura, específica y entregada al misterio de la rutina, este tipo de oblicuo suele ser propiedad de tiradores de media y larga distancia de alto nivel que desarrollan una enorme destreza para despegarse de los obstáculos defensivos y así poder descargarla al modo más intacto posible.
  • Golpe de tracción muy pronunciado.
  • Guarda por ello una apariencia robótica. Los brazos devienen en resortes de un alto grado de automatismo, razón por la que el oblicuo de impulso representa la mecánica más hermética y sofisticada de todas.
  • En la NBA el oblicuo de impulso más arquetípico lo representa Ray Allen. En el resto del mundo una figura gráfica equivalente en términos de nitidez corresponde al esloveno Juri Zdvoc.

Ejemplos: John Havlicek, Leon Wood, Joe Dumars, Mookie Blaylock, Ray Allen, Craig Hodges, Scottie Pippen, Juri Zdvoc, Latrell Sprewell, Danko Cvjeticanin, Walt Williams, Mitch Richmond, George McCloud, Steve Smith, Bobby Jackson, Monta Ellis, Jamal Crawford.

b) Oblicuo de arrastre

Se distingue de su especie hermana por el desarrollo. En el arrastre, sea frontal u oblicuo, el golpe de tracción se retrasa —a menudo eleva— y queda amortiguado, la secuencia se sucede de manera más gradual y así el impacto seco del oblicuo de impulso queda en cambio absorbido en el arrastre, lo que dilata visiblemente su ejecución.

OblicuodeARRASTRE

El oblicuo de arrastre es una mecánica poco común que a menudo actúa como un híbrido con el elevado abierto, como demuestra incluir en la anterior tira de imágenes un tiro libre de McAdoo cuando su género de lanzamiento en juego pertenece propiamente al elevado abierto. La razón es simple: ante la ausencia de brazos defensores se tiende a rebajar la posición del balón. De ahí que con frecuencia los híbridos (Bob McAdoo, Karl Malone, Jason Terry) suelan revelarse en los tiros libres.

Propiedades:

  • Versatilidad media. Al situarse el balón en una posición ligeramente más elevada, el oblicuo de arrastre preserva su molde ante la hostilidad de los brazos en una defensa cerrada al tiro.
  • Por esa razón no es infrecuente que esta mecánica derive oportunamente en formas más propias del tirador elevado. Sin embargo, sin marcaje alguno, el oblicuo de arrastre se mantiene sistemáticamente intacto.
  • El golpe de tracción se absorbe y dilata atenuando en alto grado el coletazo típico del oblicuo de impulso.

Ejemplos: Hal Greer, Walt Frazier, Lou Hudson, Hubert Davis, Charles Barkley, Brian Shaw, Tim Hardaway, Jason Terry, José Calderón.

La mecánica de formación: una elección inconsciente.

Tiene su interés detenerse a examinar el comportamiento visual del tirador al momento del tiro. En las fases de formación y desarrollo el mundo desaparece a los ojos y su lugar lo ocupa el aro. La visión periférica se reduce a cero y el entero registro visual se concentra en el interior del aro como objetivo. Ahora bien, no todos observan ese objetivo de manera uniforme. Prueba de ello es el diferente comportamiento de la mecánica desde su formación. Esas diferencias no son ni mucho menos casuales.

La razón por la que unos jugadores eligen la mecánica frontal y otros la oblicua reside en la propia psique, y más concretamente en un factor que actúa como detonante inicial y que responde a la seguridad. Así los tiradores frontales entregan ostensiblemente la masa del tiro al brazo predominante (derecho en los diestros, izquierdo en los zurdos), mientras que los tiradores oblicuos estiman que el reparto de la masa del tiro entre ambos brazos favorece notablemente su canal de transmisión. Este canal no es más que la traza imaginaria que proyecta el cerebro hacia su objetivo y que las manos transformarán en parábola.

Este canal es más estrecho y lineal en los tiradores frontales. Su visualización inmediata se concentra en un punto del aro, con seguridad su centro, debido a la relación longitudinal que se establece entre el brazo predominante y el destino como un punto situado en el espacio. Es la misma relación dinámica que mueve al brazo del martillo hacia el clavo o a la mano del dardo al centro de la diana.

En los oblicuos, en cambio, el canal de transmisión se ensancha y la visualización no se entrega a un punto sino al completo diámetro del aro. Como la predominancia descansa en este caso sobre las dos manos estas recrean el ancho del balón con arreglo al ancho de su objetivo. Se trata de una mecánica de analogía espacial o de proyección paralela.

Pero en ambos casos el verdadero motivo de la elección responde a la seguridad de replicar materialmente el canal de transmisión imaginario.

Visualización longitudinal en la mecánica frontal: el brazo predominante traza una línea punto-punto.
Visualización longitudinal en la mecánica frontal: el brazo predominante traza una línea punto-punto.
Visualización paralela en la mecánica oblicua: predominancia repartida y proyección sobre el completo diámetro del aro.
Visualización paralela en la mecánica oblicua: predominancia repartida y proyección sobre el completo diámetro del aro.

5. MECÁNICA DE POSICIÓN. EL TIRADOR ELEVADO

ElevadoPURO

Apuntamos antes que la mecánica de posición atiende en lo básico a la posición del balón respecto de la cabeza o eje visual del tiro. Pues bien, iniciamos este doble apartado con una categoría muy sencilla de distinguir. Como su nombre indica lo específico de este género reside en una manifiesta elevación del balón sobre la cabeza durante el desarrollo del tiro. Con escasísimas salvedades (Adams, Korfas, Elie) la práctica totalidad de las mecánicas acontecen en rigor por encima de la cabeza. Pero asimismo buen número de jugadores caracteriza su mecánica de tiro precisamente por una elevación más ostensible del balón, por un desplazamiento superior del objeto de tiro. Ahí reside el género elevado, que se divide a su vez en abierto y cerrado en función de la apertura de los codos. No hay mayor misterio.

La experiencia histórica se empeña en demostrar que son los hombres altos los propietarios habituales de la mecánica elevada, como si a edad temprana hubieran sido persuadidos de ello para evitar los brazos rivales, de estatura muy similar y dotados por ello de forma natural al tapón. Sin embargo, acude también el motivo de la propia longitud de los brazos en las estaturas mayores, más largos por regla general. Esto provoca la impresión de que en el desarrollo del lanzamiento la posición del balón se muestre más elevada de lo común. Si bien existe variedad en este tipo de tiradores, predomina en ellos una cierta rigidez de mecánica (o tracción de baja intensidad) y una natural tendencia a desatar los brazos en distancias relativamente cortas, lo que no impide renunciar a este patrón cuando la distancia es mayor (English, Olajuwon, Duncan, Galis, Gurovic).

Los tiradores elevados se revelan desde el momento en que en la formación del tiro —recordemos, su fase inicial— los brazos apenas aparecen flexionados. De modo que si su característica principal reside en la elevación de los brazos durante la fase de desarrollo esa prolongación de las articulaciones acontece prácticamente desde el principio.

El caso de Tim Duncan resulta muy paradigmático: ante el marcaje de su par y en los instantes que preceden al tiro, podrá descender su centro de gravedad, pero aun así no flexionará en exceso los brazos en la formación, pues ello supondría alterar de modo decisivo el desarrollo de su mecánica elevada. E igual sucede con Yao, Mutombo, Aldridge y aquellos hombres altos poseedores de este género de tiro. De ahí que en el momento de levantar el balón desde abajo reciban muchas faltas (la mayoría por manotazos), pues parecen no poder ocultarlo al modo de los frontales y oblicuos precisamente por su acusada longitud de brazos.

A pesar de la regla general la mecánica elevada no es exclusiva propiedad de las tallas mayores. Jugadores como Nikos Galis, Tracy McGrady o Rafer Alston representan estaturas diversas luciendo una mecánica que, como recurso técnico, verifica su práctica en la dificultad de ser defendida.

a) Elevado abierto

ElevadoABIERTO

En el desarrollo del elevado abierto la apertura de los codos es visiblemente mayor. Si en el elevado cerrado las muñecas soportan buena parte de la masa del tiro debido a la escasa flexión de los brazos, en el elevado abierto la contracción transmite su fuerza a los brazos al modo de las modalidades de impulso.

Ejemplos: Oscar Robertson, Mo Lucas, Darryl Dawkins, Pat Ewing, Hakeem Olajuwon, Alex English, Tim Duncan, Robert Parish, Xavier McDaniel, Valdemaras Homicius, Dikembe Mutombo, Stephen Jackson, Karl Malone, Marc Gasol.

b) Elevado cerrado

En los dos casos, abierto y cerrado, las propiedades son prácticamente similares. Solo varía el factor de versatilidad, media en el abierto y baja en el cerrado. Estos últimos procuran una mayor rigidez en la extensión de los brazos, mientras que los propietarios del elevado abierto, si bien no renuncian a la ejecución de su mecánica, resultan algo más flexibles a la hora de ponerla en práctica. De ahí que el elevado abierto alcance también a las posiciones bajas (alero y escolta), mientras que el cerrado resulte casi exclusivo de los hombres altos.

ElevadoCERRADO

El baloncesto también ha ofrecido extrañas mecánicas de tiro en las que el balón partía en su fase inicial de desarrollo visiblemente por detrás de la cabeza. Esta mecánica resulta tan poco común que sería demasiado generoso abrir una nueva categoría, la mecánica trasera o posterior, donde adquiriera validez. Sin embargo, no es su escaso porcentaje lo que desestima su clasificación, sino su fácil integración en la mecánica elevada, pues en todos aquellos jugadores en los que el balón partía muy por detrás del eje visual (W. B. Free, Jamaal Wilkes, Mike Sylvester, Antonio Burks), la fase crucial del desarrollo acontecía por sistemática superposición, esto es, con el balón muy por encima de la cabeza, lo que termina por integrarlos en la mecánica general elevada.

Ejemplos: Moses Malone, Bill Cartwright, Kevin McHale, Trent Tucker, Dusko Ivanovic, Wang Zhizhi, Juwan Howard, Thur Bailey, Reggie Theus, James Worthy, Milan Gurovic, Nikos Galis, Pedja Stojakovic, Chris Webber, Rafer Alston, LaMarcus Aldridge, Nenad Krstic, Andrea Bargnani, Pau Gasol.

6. MECÁNICA DE POSICIÓN. EL TIRADOR LATERAL.

lateral

Igualmente sencillo de apreciar este género del lanzamiento, uno de los menos comunes pero asimismo uno de los más específicos e irrenunciables. Se trata en el fondo de otra mecánica pura. Su característica principal reside en que desde la formación al término del tiro el jugador desplaza ligeramente el balón a un lado de la cabeza.

Vimos más arriba cómo en el desarrollo de la mecánica frontal de impulso sobreviene un punto donde balón y mano ocultan durante una fracción de segundo el aro. Se trataba, como apuntamos, de una referencia de precisión de tipo distal. En la mecánica lateral, por el contrario, el sujeto desestima ese punto de ocultación, de manera que la visión del aro quede completamente libre durante la ejecución del tiro. Esta especie de higiene visual acontece igualmente en la mecánica elevada y en las modalidades de arrastre.

a) Lateral abierto

El género de tiro lateral basa su fundamento mecánico en esa discriminación espacial entre el eje visual y los brazos. De ahí que el lateral abierto reciba su nombre por la ostensible apertura de los codos, y muy en particular, del antebrazo de dirección.

LateralABIERTO

La versatilidad en el lateral abierto es mayor que en su especie hermana por la tendencia a retrasar y elevar el punto de tracción, lo que dificulta enormemente su defensa incluso cuando esta presiona muy próxima al tiro. Por ello el ángulo terminal en este tipo de tiradores, recordemos, la inclinación de los brazos en el preciso instante de despedir el balón, suele ser muy elevado. Así jugadores como Terry Cummings, Mark Aguirre o Clyde Drexler resultaban ocasionalmente híbridos entre el lateral abierto y la mecánica elevada.

Lateral abierto en Adam Morrison.
Lateral abierto en Adam Morrison.

Ejemplos: George Gervin, Larry Bird, Vinnie Johnson, Darwin Cook, Aleksandr Volkov, Reginald Johnson, Jamaal Wilkes, Terry Porter, Mark Aguirre, Shawn Kemp, Carlos Boozer, Tayshaun Prince, Adam Morrison, Dirk Nowitzki, Keyon Dooling, Travis Outlaw, Rajon Rondo, Tony Allen.

b) Lateral cerrado

Igualmente manifiesta por el ligero desplazamiento del balón a un lado del eje visual, el lateral cerrado reduce la apertura de los codos, adelanta el punto de tracción y desciende la posición del balón.

Por ello su versatilidad es notablemente inferior a su especie hermana. Su vulnerabilidad es mayor dado que la intención de ocultar el balón a una defensa presionante es menor. Se trata, en el fondo, de una mecánica pura, de un automatismo adquirido en la práctica solitaria que el jugador reconoce por un simple factor de eficacia.

LateralCERRADO

El triple de John Stockton (1997) que daba paso a los Jazz a sus primeras finales y el célebre «Kiss of Death» obra de Mario Elie en 1995 han pasado a la historia de la NBA como dos bonitos ejemplos con inusual éxito de lateral cerrado en acción.

Hoy día es difícil encontrar dos mecánicas de lateral cerrado sobre una misma pista. Más difícil aún hallarlos en el mismo equipo. Utah consiguió reunir a dos ejemplares en John Stockton y Jeff Hornacek (este último híbrido con el frontal de impulso). Pero el caso más sorprendente en este sentido lo representa el Joventut de mitad de los ochenta. En su plantilla llegaron a coincidir tres tiradores de lateral cerrado: dos puros, José María Margall y Xavi Crespo, y un tercero algo más elástico que rozaba la fisonomía frontal, Jordi Villacampa.

Ejemplos: Kiki Vandeweghe, Xavi Crespo, John Stockton, José María Margall, Jerry Sichting, Jordi Villacampa, Dave Bing, Andris Biedrins, A. C. Green, Danny Ferry, Mario Elie, Derek Fisher, Nate Robinson, P. J. Tucker, Norris Cole, Jeremy Lin.

7. LA COMPACTA COMUNIDAD ZURDA

Por alguna razón la mecánica de lanzamiento en la inmensa mayoría de jugadores zurdos corresponde al género frontal. Prueba de la escasa diversidad es que las mayores diferencias discurren a caballo entre el frontal de impulso y el frontal de arrastre. Es como si todos ellos se vieran impelidos a hacer de su rasgo una verdadera seña identitaria, a lo que se añade la irresistible sensación en el espectador de que, debido al contraste, el lanzador zurdo lo es por encima de otra consideración por su antebrazo de impulso. En este único caso predomina la parte por el todo en la óptica del observador.

Prueba de ello es que los zurdos han renunciado hasta la fecha al empleo de la mecánica oblicua, a su reparto equitativo en ambos brazos. Da la impresión de que en los jugadores zurdos la zurdera precede a toda otra cualidad sobre la mecánica de lanzamiento como si no fuera una opción, sino un automatismo inherente a la condición zurda.

En relación, pues, con los patrones clásicos un modelo zurdo de impulso puro lo representa Chris Mullin: la verticalidad de su antebrazo de fuerza más el pequeño recorrido del balón durante el desarrollo lo convierten en una figura de muy sencilla clasificación. En cambio jugadores como Sam Perkins, Jalen Rose o Toni Kukoc, jugador este último que con la defensa encima merodeaba por la categoría elevada, pertenecen por derecho propio al frontal de arrastre.

De izquierda a derecha: Frontal de impulso (Chris Mullin), frontal de arrastre (Toni Kukoc) y lateral abierto (Tayshaun Prince).
De izquierda a derecha: Frontal de impulso (Chris Mullin), frontal de arrastre (Toni Kukoc) y lateral abierto (Tayshaun Prince).

Hay por supuesto excepciones, pero estas representan un inapreciable porcentaje respecto al global de zurdos de todas las épocas. Así es posible integrar la mecánica de David Robinson dentro del género elevado cerrado, la de Michael Young como elevado abierto, la mecánica de Walter Berry o Ed O’Bannon dentro del lateral cerrado, e incluso se da el extraño caso del lateral abierto en Tayshaun Prince. Pero se insiste en que, por lo común, la práctica totalidad de la mecánica zurda pertenece de raíz al género frontal en su doble vertiente de impulso o arrastre.

Zurdos (frontal de impulso): Nate Archibald, Dick Barnett, Dave Cowens, Artis Gilmore, Gail Goodrich, Johnny Dawkins, Avery Johnson, Kenny Anderson, Travis Best, Derrick Coleman, John Crotty, Chris Mullin, Anthony Mason, Elliot Perry, Sarunas Marciulionis, Ferdinando Gentile, Nacho Solozábal, Chris Gatling, Carles Marco, Cuttino Mobley, Salim Stoudamire, Chris Bosh, Goran Dragic.

Zurdos (frontal de arrastre): Lionel Hollins, Jeff Turner, Sam Perkins, Greg Anthony, Rodney Rogers, Nick Van Exel, Toni Kukoc, Damon Stoudamire, Michael Redd, Kareem Rush, Jalen Rose, Manu Ginobili, David Lee, Brandon Jennings.

8. UNA NOMENCLATURA UNIVERSAL

Cuesta creer que en una disciplina deportiva de carácter mundial que supera holgadamente ya el siglo de vida, no se haya dado el intento por clasificar el tiro en suspensión en función de su mecánica más aparente. Es como si la anatomía hubiese prescindido de la morfología de la especie humana, como si la música no discriminara los registros vocales o como si la geografía no supiera de accidentes que se repiten a lo largo y ancho del mapa. En el baloncesto la mecánica es relevante porque afecta directamente a uno de los fundamentos esenciales, si no el más esencial, del universo ofensivo del baloncesto individual.

Cada vez que asistimos a ocasionales intentos por describir una mecánica en particular, con toda lógica se comprende la pobrísima naturaleza de la representación dado que no existe una nomenclatura básica sobre una cuestión tan crucial como esta. Así pues, si la particular tentativa por sembrar un primer terreno que aquí se expone resulta medianamente útil, algo habremos conseguido.

Las fotografías nos han servido como apoyo gráfico para plasmar similitudes, pero para el reconocimiento visual de las diferentes categorías nada como la secuencia viva del tiro, donde la diversidad de las mecánicas y su clasificación en cuatro grandes grupos adquieren pleno sentido. Lo que en principio puede resultar aparentemente complejo debido a la infinidad de configuraciones íntimas en la mecánica de tiro, termina siendo sencillo cuando los enormes paralelismos nos permiten agrupar a grandes rasgos a las cuatro categorías elementales que acaso acompañen al baloncesto eternamente.

Subyacen a los matices, a menudo fugitivos, esos grandes rasgos que permiten dar nombre a las cuatro categorías del lanzamiento en suspensión. Y con ello sería más que suficiente para dotarnos de un instrumento cuya utilidad resulta a todas luces muy valiosa. Porque permite además absorber los casos más extraños habidos: así la mecánica en Shawn Marion y Joakim Noah queda incluida en el grupo de oblicuos, de impulso en Marion, de arrastre en Noah, y ambos de desarrollo extremadamente bajo, como lo era el frontal de impulso en Michael Adams.

Gráficamente, los cuatro géneros de la suspensión:

De izquierda a derecha: Frontal / Oblicuo / Elevado / Lateral.
De izquierda a derecha: Frontal / Oblicuo / Elevado / Lateral.

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16 Comentarios

  1. ¡Qué barbaridad! ¡Qué delicia! ¡Qué maravilla!!

  2. Pichi Campana

    Me imagino lo que diría Biriukov al leer esto. O intentarlo.

  3. jimmy_pop

    El artículo es muy interesante. La mecánica es una disciplina de la física muy trillada, su aplicación al deporte no lo es tanto. Me sabe mal que algunos conceptos que se mencionan aquí (resonancia, parábola, etc) se usan heredados del lenguaje coloquial con muy poco rigor científico. Creo que no es culpa del autor, quién claramente tiene muy buen conocimiento de este deporte, por eso me gustaría proponer que algún físico o ingenierio le echara un vistazo a todo esto e intentara formalizarlo adecuadamente.

  4. Tal vez debieran algunos físicos dedicar su talento a algo beneficioso para la Humanidad. Cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo.

  5. Acojonante artículo! Da gusto leer a gente a la que le encanta aquello de lo que escribe. Se nota que es el caso.

    Yo soy un poco alérgico a la teorización excesiva y veo con repeluco que físicos e ingenieros se metan a enseñar a tirar a Larry Bird….En cualquier caso, mola cacho el artículo.

    2 cosas:
    1. Como pequeño apunte, hay algunos coaches del tiro (un tal Rick Torbett, entre otros) que hacen especial hincapié en un aspecto que no he llegado a leer en el artículo: la dominancia ocular. Resulta que a la hora de componer nuestra visión tridimensional, unos se apoyan más en el campo del ojo izquierdo y otros en el del derecho. Estos coaches apuestan por alinear (o, al menos, acercar) la línea de tiro con el ojo dominante. Eso podría explicar en buena parte de dónde sacan el balón unos y otros. Tendría gracia estudiar el tema y ver si estas dos variables están realmente correlacionadas en una muestra real de buenos tiradores….
    2. ¿Qué hacemos con Reggie Miller? (no sale en todo el artículo, herejía!!!!)

    Un saludo y a seguir tan frikis (que nos mola!)

  6. Me encanta el artículo, G, como todos los tuyos. Pero leyéndolo me ha surgido una duda: si estamos hablando de tiro en suspensión, o «jumpshot», ¿no debería distinguirse del tiro libre? Técnicamente, ese tipo de tiro no es en suspensión.

  7. Pingback: Composición de la Mecánica Superior

  8. Periodista ETT

    Es el artículo antiperiodístico…

  9. darwinito

    Ay, Dios, que friki es todo esto…

  10. Pingback: Lecturas de Domingo (25) | Ciencias y cosas

  11. Gran articulo. Temática especifica para basket lovers y frikis de distinto pelaje.

    Bien desarrollado en forma e imágenes y y ricamente semanatizado; como se definen las fases del tiro… muy interesante.

    Me quedo con las incognitas de la homogeneidad que supone el tiro de los zurdos y la fase de resonancia. Dos apuntes sobre esto anterior:

    El primer punto se podria relacionar quizás con la forma en la que está estructurada la mente, me refiero a los hemisferios cerebrales. Da la impresión de que la parte zurda «acomoda» al tirador a una simplificación del tiro».

    El segundo punto me parece que hace un referencia hacia la parte intuitiva de la mente del jugador ;esa acción parece estar dando forma fisica a la capacidad de dominio de los propios actos por parte del jugador altamente capaz, cuando este no está obligado a otra actividad mecanica «de acción», en otro lance cualquiera del juego en el que estuviese implicado, pero se siente capaz de prevalecer. Sería algo asi como un acto reivindicativo, evidenciando cultura del conocimiento en el area de la efectividad deportiva mas allá de los obstáculos y las circunstancias . es una astracción mas que un acto en si, pues está mas alla del tiempo que le corresponde; el anotador, como un prestidigitador sabe, en algun momento infinitesimal, anterior de la ejecución del tiro, que su tiro entrará por eso se puede permitir «guiar el balon por el aire», es pues un momento simbólico, donde el deporte se encuentra con el arte, por ejemplo con el ballet, «la manera de hilar distintos rutinas de movimientos» o la interpretación, «apresurada» de los cantaores flamencos al ir a acabar una canción (en algunas ocasiones), como recuperando lo que le falta de canción, arreglando así así, la tecnica (el objetivo social) con la emocion (el sentido intimo) para deleite de muchos.

  12. El más grande (no me refiero a Miller) no aparece catalogado porque yo le he visto lanzar Y ANOTAR de todas las formas descritas.
    Artículo muy interesante.

  13. Pingback: El mejor tirador de la historia - Jot Down Cultural Magazine

  14. Pingback: Cinco razones por las que prefiero la NBA al fútbol | SomosBasket

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