Cine y TV

Imprescindibles: Oz

Foto: HBO
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—Aquí, la esperanza es lo único que nos queda.
—No. Lo único que me queda es Oz.

Hablar de Oz es hablar nada menos que del pistoletazo de salida oficial de lo que podríamos llamar «era HBO», o la nueva edad de oro de las series. Fue la primera producción dramática de larga duración de esa cadena y se empezó a emitir dos años antes que The Sopranos. Gracias a ella HBO empezó a cimentar su ahora enorme reputación como meca de la ficción televisiva. Es cierto que el reconocimiento masivo internacional y los premios le llegaron a HBO con The Sopranos, ya que —por algún motivo que se me escapa— los premios fueron incomprensiblemente esquivos con Oz (por ejemplo, en sus seis temporadas recibió solamente ¡dos nominaciones a los Emmy!). La crítica, eso sí, se mostró generalmente entusiasta, si bien ocasionalmente reticente a una dureza temática que hoy ya no nos asusta pero que a finales de los noventa era prácticamente inédita en televisión. Oz ocupó un lugar muy importante en la historia de la ficción televisiva, como ya comentamos en el artículo donde hablábamos de la evolución de las series de TV a lo largo del tiempo.

Las seis temporadas de Oz giran en torno a las vidas y desventuras de los internos de una prisión ficticia, el correccional Oswald. Esto es, que tenemos ficción carcelaria con sus peleas entre bandas, abusos, violaciones, traiciones, motines… todo el repertorio de tópicos que podemos imaginar. Sin embargo, hay como mínimo un par de aspectos que convirtieron esta serie en un hito. Primero, que en su momento traspasó bastantes límites en cuanto a lo que podía o no ser mostrado en una serie de TV, porque iba mucho más allá de lo que otras series se habían aventurado a enseñar en cuanto a violencia, sexualidad (casi siempre entre varones), lenguaje explícito y realismo sucio. Al tratarse de una emisión por cable, HBO se tomó licencias que las grandes potencias tradicionales (ABC, NBC, CBS) no podían permitirse. Otro aspecto importante fue el extraordinario cuidado que se puso desde el inicio en varios aspectos de la producción. Aunque HBO era un canal relativamente pequeño y hasta entonces nada destacado en cuanto a ficción de elaboración propia, decidieron ser ambiciosos. En vez de afrontar su primera serie dramática larga como una tentativa, decidieron echar el resto para conseguir un producto de calidad. Lo más llamativo en este aspecto fue el proceso de casting: salvo raras excepciones, la práctica totalidad de los actores involucrados son de primerísimo nivel. Y no necesariamente por su fama, sino por su calidad. Una buena demostración de ello es que el reparto de Oz sirvió para nutrir de actores a otros importantes programas y el espectador avezado podrá reconocer muchos rostros que terminarían apareciendo en The Sopranos, The Wire, Damages, Dexter, Fringe, Sons of Anarchy, Band of Brothers, Being Human… una lista bastante impresionante. Algunos de los actores de Oz, incluso, se ha convertido en figuras populares de la publicidad en los Estados Unidos. Como podemos ver,  fue una de las grandes canteras de actores de las últimas décadas sin discusión alguna.

«Nada cambia. Nada cambia nunca»

El título de la serie es el diminutivo del nombre de la prisión donde ocurre la acción («Oz», de Oswald Correctional Facility), y es una metáfora sarcástica que sirve como resumen de las intenciones con que fue escrita. El mundo de Oz —en la novela infantil de L. Frank Baum, la del célebre mago— es un universo de magia y fantasía donde todo resulta posible. Pero Oz, la cárcel, es exactamente todo lo contrario: un lugar donde el espectador se topa de frente con el realismo más crudo. HBO no se cortó un pelo a la hora de dificultar que el espectador se sintiera cómodo. En 1997, cuando comenzó a emitirse, no solamente rompía barreras en cuanto a censura sino que subvertía algunas leyes no escritas de la ficción televisiva. Por ejemplo: en las series suele planear una especie de Deus ex machina invisible que sirve para que se haga justicia, para que los personajes malvados reciban algún merecido castigo y los buenos alguna recompensa. Esto es un mecanismo de guión para que el espectador se tranquilice sintiendo que de uno u otro modo el karma siempre equilibra las cosas, o al menos parte de ellas. Pero en Oz no existe esta especie de justicia universal. En ese sentido es una serie «atea», donde los guionistas no ejercen de Dios para arreglar las cosas. En Oz no existen la justicia ni la compensación. Sus personajes sobreviven como pueden en mitad de unas circunstancias adversas, y el espectador no puede esperar recompensas gratuitas para los buenos ni castigos fáciles para los malos. Esto, dicho así, puede parecer una reflexión abstracta… pero quien haya visto la serie sabrá que puede llegar a producir momentos de verdadera inquietud cuando el espectador se ve privado de los habituales mecanismos de compensación de la ficción televisiva. Una cosa es ver un largometraje en el que no haya justicia, y otra muy distinta ver toda una serie de seis temporadas en la que, capítulo tras capítulo, a la gente le suceden cosas sin mediación alguna de la noción que podamos tener de justicia. La sensación final siempre es que esta serie es como la vida misma: hay cosas buenas y cosas malas, y rara vez se puede elegir cuándo han de suceder unas u otras. Esto, en 1997, era revolucionario en el formato serie. Es más, sigue siéndolo hoy y más en una serie coral con tantos personajes, donde resulta fácil equilibrar la balanza con unos para compensar que se desequilibre con otros. No se me ocurre otra serie tan despiadada en este aspecto.

También es notable la ausencia de un héroe, o siquiera de un antihéroe, que focalice las simpatías o emociones del público. Hay algunos personajes principales que protagonizan la acción más que el resto, pero los guionistas no se lo ponen fácil al espectador a la hora de quedarse con un referente claro. Lo más parecido es el personaje del narrador: uno de los presos, que en determinadas secuencias nos habla de la cárcel y de lo que en ella sucede como si no estuviese allí. Estas secuencias de narración omnisciente contienen algunos de los mejores momentos en cuanto a escritura de guión, con reflexiones breves pero interesantes y profundas sobre diferentes aspectos de la existencia, estableciendo hábiles paralelismos entre la vida carcelaria y la vida convencional. Reflexiones que, además, van siendo más brillantes conforme avanza la serie. Lo cierto es que, cosa poco habitual, las seis temporadas tienen un nivel similar en cuanto a guiones. Siempre se percibe la idiosincrasia de su creador, Tom Fontana, quien a través de ese narrador y del resto de personajes desgrana una visión del mundo que es a la vez humanista y bastante cínica.

Esto no significa que los guiones sean siempre perfectos. Los argumentos tienen un estilo televisivo «clásico» y eso implica que en cada episodio han de suceder muchas cosas para entretener al espectador, al contrario que en muchas series más recientes donde por lo general la acción se desarrolla más lentamente. Por ello, a lo largo de seis años de emisión hay ocasiones en que alguna línea argumental puede parecer exagerada o inconsistente. Pero Oz a menudo se corrige sobre la marcha y algunas de sus tramas más discutibles son rápidamente abandonadas (algunos recordarán por ejemplo lo de las píldoras de envejecimiento, idea nefasta que por fortuna los guionistas supieron cortar a tiempo). Sucediendo tantas cosas como suceden durante seis años resulta inevitable que tengamos la sensación final de que algunas tramas han sido poco consistentes o incluso contradictorias, pero eso no es un defecto grave sino más bien una consecuencia lógica del alto ritmo de sucesos por episodio, que como consecuencia positiva provoca que el espectador jamás, nunca, puede aburrirse viendo Oz. Siempre sucede algo y siempre hay algo a lo que atender. Es una serie dura, pero también con un valor de entretenimiento altísimo. Además, pese a tener tantas tramas y subtramas a lo largo del tiempo, cabe recalcar que la evolución de los personajes resulta casi siempre consistente y natural. Incluso los más extremos tienen buenos motivos para ser como son, y a veces se nos muestra la faceta más humana de los individuos más desagradables, o la faceta más oscura de individuos más normales. Si argumentalmente los guiones no son siempre consistentes con lo que ha ocurrido en temporadas anteriores y Oz puede pecar de cierta amnesia, sí puede decirse que los personajes, por fortuna, no se desdibujan nunca.

Hablábamos de la idiosincrasia de su creador Tom Fontana. Bien, la serie tiene un sesgo ideológico claro, que podríamos denominar progresista. Por ejemplo, es claramente contraria a la pena de muerte. Pero, por seguir con el ejemplo, muestra su postura haciéndonos partícipes de los horrores de la pena capital, aunque de manera honesta, sin olvidar necesariamente los horrores que los propios criminales condenados hayan podido cometer. Y también sin olvidar cómo el sistema recurre a mecanismos injustos simplemente porque a quienes gobiernan les interesa, no porque sean los mecanismos más correctos. Esta visión cínica sobre la sociedad y particularmente sobre la política la hemos visto después en otras series de HBO, sobre todo en The Wire. Sin embargo el juicio moral o político no es lo que impera aquí, como sí sucede en The Wire. En Oz predomina el entretenimiento y una detallada atención a lo que les sucede a las personas que están ligadas a la prisión, bien porque están allí encerradas, bien porque trabajan allí. El drama y la acción son los resortes principales. Aquí hay humor, a veces, pero mucho más dosificado que en The Sopranos o The Wire. Hay que tener en cuenta que Oz está a caballo entre las series de los ochenta-noventa y las del siglo XXI. Es una serie pionera dentro de la factoría HBO, la que abrió camino para las demás, y como tal cabe esperar que no tenga todavía el 100% de las características de la marca, aunque sí las suficientes como para hacerla reconocible.

Los límites de atrevimiento que traspasó Oz a finales de los noventa han sido superados ya con mucho, después de ella se han estrenado otras series donde hay incluso más sexo y violencia. Y en cuanto a contenido moral y social, la propia cadena refinó y mejoró este tipo de narración con The Wire. Pero no solamente hablamos de una serie imprescindible para entender de dónde surgió el fenómeno HBO, sino también de una serie imprescindible porque incluso con sus perdonables defectos, es de una calidad sobresaliente. Hay quien comete el error de ignorarla; yo estoy convencido de que si se estrenase hoy mismo muchos más espectadores se acercarían a ella. Oz no tiene nada que envidiar a algunas series actuales ensalzadas por público y crítica. Es más, incluso diría que sigue siendo superior a varias de ellas.

A continuación, como hacíamos con otras series corales, una selección de personajes. Es una selección incompleta, ya que en Oz aparecen muchísimos personajes y enumerarlos a todos alargaría muchísimo el artículo, pero sirva como muestra de la variedad de caracteres y de la riqueza en cuanto a intérpretes. Ahí van sin ningún orden en particular:

AugustusHillAugustus Hill: Es el único personaje que ejerce dos funciones distintas. Por un lado es un preso más, inmerso en la trama, un antiguo criminal a quien la vida sobre una silla de ruedas le hace pensar las cosas de otro modo y que de hecho ni siquiera está entre los protagonistas absolutos, si podemos hablar de tal cosa. Pero también es el narrador omnisciente que nos habla directamente a los espectadores, que nos presenta a los demás personajes y que nos hace partícipes de las reflexiones filosóficas —casi siempre brillantes, como decía— del autor de la serie. Es Augustus Hill quien más nos hace pensar, señalando connotaciones de la acción en las que de otro modo quizá no habríamos reparado. Esa función de narrador es uno de los rasgos más peculiares y originales de Oz y está fantásticamente desempeñada por el actor Harold Perrineau, que se las arregla para que las dos facetas de su personaje nunca se mezclen y que al final se convierte en un elemento imprescindible en cada episodio, porque resulta imposible concebir Oz sin su narrador. Sería otra serie completamente distinta.

Tim McManusTim McManus: Director de una de las galerías de Oswald, apodada Emerald City, donde trata de imponer un sistema experimental con el que busca mejorar la vida de los presos. Tim McManus es, junto al narrador y algún otro personaje como Tobías Beecher, lo más parecido que Oz tiene a un personaje protagonista. Aunque es inteligente, de ideología progresista y buenas intenciones,  rara vez consigue lo que pretende. Su obstinado realismo y su innata necesidad de confiar en el lado bueno de las personas choca una y otra vez con la cruda realidad cotidiana de la cárcel. Otro aspecto que le causa quebraderos de cabeza es su tendencia a llevarse a la cama cualquier cosa que vista faldas. Magníficamente interpretado por el actor de teatro Terry Kinney, a quien la televisión debería haber explotado más, a mi modo de ver, porque aquí hace un trabajo soberbio.

TobiasBeecherTobías Beecher: Un abogado de éxito y con problemas de alcoholismo que es encarcelado por atropellar y matar a una niña mientras conducía ebrio. Beecher, otra especie de pseudoprotagonista, ejemplifica lo que puede sucederle a una persona convencional que nunca tuvo contacto alguno con el mundo delictivo y que carece de astucia callejera, cuando se ve repentinamente encerrado en una cárcel de alta seguridad junto a asesinos, violadores y pandilleros de toda índole. Su evolución es una de las más interesantes de la serie, porque nos muestra a un ciudadano común descubriendo facetas de sí mismo que desconocía completamente, viendo cómo el núcleo emocional que él creía que constituía su verdadera personalidad es cuidadosamente triturado por el sistema carcelario. El actor Lee Tergesen hace un trabajo sutil y elegante para huir de los tópicos y las sobreactuaciones, trabajo que es mejor apreciado conforme avanzan las temporadas.

vernschillingerVern Schillinger: El líder de los neonazis de la cárcel es un individuo retorcido e inescrutable que se las arregla para aparecer ante los demás de una pieza, cuando en realidad posee una personalidad poliédrica con facetas muy contradictorias. Es la perfecta encarnación de la hipocresía y la doble moral, ya que por un lado representa una ideología supuestamente rígida pero por otro suele actuar por motivaciones más bien personales que rara vez responden a lo que esa ideología le dicta. Es un tipo ladino y nunca podemos estar seguros de lo que realmente piensa. Aunque el personaje no es particularmente expresivo, lo cual forma parte de su forma de ser, está fabulosamente interpretado por J. K. Simmons (quien hoy, por cierto, se ha hecho célebre en USA gracias a la publicidad, interpretando a un académico que da consejos a los granjeros sobre seguros… ¡un personaje bastante distinto a Vernon Schillinger!).

KareemSaidKareem Said: Jefe de los musulmanes negros de la prisión y no un criminal al uso, sino un conocido líder social y respetado escritor que fue encarcelado por prender fuego a un edificio durante una protesta. Es miembro de la Nación del Islam —aunque no se nombra la organización como tal, exactamente como sucedía con el hermano Mouzone de The Wire— y posee principios rígidos, un afán casi fanático de honestidad y una implacable conciencia que le tortura cada vez que cree haber cometido un error o que cree haber sido débil traicionando sus ideales, especialmente cuando se deja llevar por el ego. Además de su carisma de líder y su preclara inteligencia, Kareem Said es un hombre que roza lo ejemplar pero que cuando se descuida descubre que también es humano y por lo tanto imperfecto. Al igual que en Oz no hay casi ningún criminal que no tenga un lado positivo, tampoco hay individuos que carezcan de lado oscuro. Muy interesante personaje, interpretado con bastante fuerza por el actor Eamonn Walker. que es británico, por cierto, mostrando la temprana tendencia de HBO a hacer cambiar de acento a sus intérpretes.

LeoGlynnLeo Glynn: El alcaide de la prisión es por naturaleza un hombre honrado y de principios, pero a quien largos años de ejercicio en su puesto han enseñado a moverse de acuerdo con las circunstancias y especialmente con el capricho de los políticos. Lejos del estereotipo de alcaide corrupto o malvado, Leo Glynn es de los pocos individuos que con frecuencia parece saber dónde está pisando y cuándo conviene tomar un atajo desde el punto de vista moral. Su presencia ejerce como contraste para el desbocado idealismo de Tim McManus, y también ejemplifica la dificultad que para un gobernante supone intentar mantener un punto de vista siempre justo. Interpretado por Ernie Hudson, al que algunos recordarán de la película Los cazafantasmas.

SimonAdebisiSimon Adebisi: Matón nigeriano que lidera la banda de los gangsta y traficantes de drogas. Es un tipo duro y peligroso, que suele parecer indiferente a todo cuanto le rodea pero que por momentos también hace gala de un carácter estrafalario que puede rayar incluso en la locura religiosa. Su personalidad agresiva y dominante lo convierte en un adversario temible para cualquiera que pretenda arrebatarle sus negocios carcelarios, ya que además carece completamente de escrúpulos. Pese a su fuerte acento africano, está interpretado por un actor británico, Adewale Akinnuoye-Agbaje, quien no tuvo demasiados problemas para reproducir ese acento porque —como podemos deducir de sus apellidos— tenía padres nigerianos y por si fuera poco domina idiomas como el yoruba y el swahili.

Peter MariePeter Marie Reimondo: Una monja licenciada en psiquiatría que se encarga de las evaluaciones psicológicas en la cárcel. Es una mujer firme en sus convicciones y que en algunos aspectos representa la vertiente más progresista del catolicismo, como su oposición visceral a la pena de muerte. Racional y temperamental a un mismo tiempo, es magníficamente encarnada por la que —antes de la emisión de Oz— era sin duda el gran nombre del reparto: Rita Moreno, leyenda del espectáculo estadounidense y una de las pocas personas que a título individual ha ganado los cuatro grandes premios (Oscar, Grammy, Emmy y Tony). Un personaje más complejo de lo que parece a primera vista, que se desarrolla lentamente pero que termina dando mucho más de sí de lo que podría anticipar el estereotipo de la «monja buena que trabaja con presos».

GloriaNathanGloria Nathan: La jefa del hospital de la prisión es una mujer abnegada que se toma el juramento hipocrático muy en serio y que intenta tratar a todos los presos con respeto, lo cual, previsiblemente, acaba provocándole más de un serio quebradero de cabeza. La doctora Nathan intenta mantener una actitud racional pero frecuentemente termina dejándose llevar por su vertiente más emocional. Interpretada de manera convincente por Lauren Vélez, a quien muchos recordarán como la jefa de policía María LaGuerta en la serie Dexter.

RyanO'ReilyRyan O’ Reily: Un superviviente nato, hijo de un padre violento y psicopático, que tuvo una durísima infancia y que está dispuesto a casi cualquier cosa con tal de hacerse respetar en el peligroso ambiente carcelario. De hecho es tan duro e implacable que llega a parecer un sociópata robótico. Y sin embargo es una persona profundamente emocional cuya esencia oculta emerge cuando se da el raro caso de que sienta afecto hacia alguien. Particularmente hacia su hermano pequeño Cyril, probablemente el único que consigue que por momentos Ryan tenga algo parecido a una vida emocional funcional. El actor Dean Winters hace un trabajo muy de fondo con este personaje y solamente después de las seis temporadas llegamos a darnos cuenta de lo bueno que es encarnando a tan complejo individuo (quien haya visto la sexta temporada recordará alguna secuencia junto a su hermano en la que, francamente, hay que tener el corazón de piedra para no sentir un nudo en el estómago). Personaje shakesperiano donde los haya, que según Tom Fontana está directamente inspirado en el Yago de Otelo.

CyrilOReilyCyril O’Reily: El hermano menor de Ryan O’Reily tiene también un tremebundo pasado criminal, pero tras recibir un golpe en la cabeza su cerebro quedó seriamente dañado hasta el punto de hacerlo retroceder a la edad mental de un niño pequeño. Cyril no es un personaje particularmente interesante en sí mismo —posee una mente preescolar— pero sirve de necesaria piedra de toque para que Ryan O’Reily muestre su faceta más humana. Como decía ambos protagonizan algunas de las secuencias más enternecedoras de la serie y la relación entre los dos hermanos O’Reily es una de las pocas que termina siendo verdaderamente auténtica. Bien interpretado por Scott William Winters, quien evita hábilmente que su personaje de retrasado mental se convierta en una parodia. Como podemos deducir del apellido, los dos actores que interpretan a los hermanos O’Reily son hermanos en la vida real, lo cual contribuye enormemente a que se perciba en pantalla una verdadera química fraternal que difícilmente se hubiera obtenido de otra manera.

NinoSchibettaNino Schibetta: Es el líder de los presos italoamericanos, lo cual significa que es un miembro de la Cosa Nostra y por ello teóricamente intocable. Es el típico mafioso que esperaríamos ver en una serie, un personaje que podría haber estado en The Sopranos sin ningún problema. Le gusta manejar sus negocios al mejor estilo de los jefes mafiosos clásicos, con una mezcla de buenas maneras y puño de hierro, sin levantar la voz y haciendo que un apretón de manos valga tanto o más que una firma sobre papel. Interpretado por Tony Musante, actor poco conocido pero con amplísima experiencia dentro del mundillo televisivo estadounidense y que, como digo, bien podría haber militado junto a James Gandolfini en la famosa serie de gángsters.

DianeWDiane Whittlesey: Una de las guardianas de la cárcel, que tiene poca o ninguna vocación por ese puesto y que admite sin tapujos que trabaja como funcionaria en Oswald porque tiene una hija a la que alimentar y no hay otro empleo disponible. Aun así, suele esforzarse por cumplir con su tarea de manera lo más eficiente posible. Desencantada, realista, con los pies en el suelo y una constante expresión de aburrimiento y agobio, es un personaje que por desgracia no terminó de desarrollarse del todo ya que la actriz Edie Falco abandonó el barco para interpretar el papel con el que se hizo célebre, Carmela Soprano. No obstante, cuando aparece sabemos que Edie Falco es garantía de un trabajo fantástico.

BobRebadowBob Rebadow: Un hombre que lleva décadas en la cárcel sabiendo que nunca saldrá de allí —cumple cadena perpetua— y que ha desarrollado curiosos mecanismos psicológicos para aceptar esa realidad, desde un absoluto despego hacia sus semejantes hasta la curiosa creencia de que Dios le habla directamente para revelarle secretos de la prisión (y, en uno de los detalles más socarrones de la serie, ¡a veces llegamos a dudar de si Dios realmente no le estará hablando!).

ray-mukadaRay Mukada: El sacerdote católico de la prisión es un hombre devoto, comprensivo y bastante ingenuo, que era prometedor en el escalafón eclesiástico pero a quien la diócesis ha enviado a trabajar en la cárcel como «castigo» por haber tenido discusiones con su obispo. Pese a ello, y pese a que a veces le cuesta admitir la magnitud de los horrores que lo rodean a diario en la dura y violenta vida en Oswald, se entrega en su trabajo con abnegación e intenta realizarlo de manera honesta y sin discriminar a unos presos de otros. Es de lo más parecido a un personaje bondadoso que tenemos aquí, aunque como todo el mundo en esta serie está lastrado por defectos personales que irán surgiendo con el tiempo.

Miguel AlvarezjpgMiguel Álvarez: Probablemente el personaje más complejo de toda la serie y con el que los guionistas decidieron ir más lejos a la hora de forzar los  límites. La forma más breve de describirlo sería decir que es un hombre que tiene algo parecido a un fondo noble y que en otras circunstancias pudo haber sido una buena persona, pero a quien la vida criminal ha transformado en un peligro para los demás y para sí mismo. Miguel Álvarez es prácticamente incapaz de controlar sus impulsos en determinados momentos, lo cual es producto de una constante lucha interior que siempre parece a punto de conducirlo directamente a la autodestrucción o la locura. Otro personaje shakesperiano, muy brillantemente encarnado por el magnífico actor Kirk Acevedo, a quienes algunos habrán visto interpretando a Charlie Francis en Fringe o a Bob Toye en Band of Brothers, y que aquí se las arregla sin problemas para sacar adelante tan difícil y complicado papel.

Chris KellerChris Keller: Un depredador sexual, seductor nato que no distingue entre hombres o mujeres y que utiliza sus habilidades de encantamiento no solamente para satisfacer su apetito sexual (y asesino) fuera de la prisión —donde mantenía una engañosa imagen de Don Juan heterosexual— sino también para manejar a cuantos le rodean entre rejas y hacerse así una vida más cómoda. Con amplia experiencia carcelaria, es un perfecto ejemplo de psicópata manipulador acostumbrado a moverse a su antojo por cualquier entorno por desfavorable que a priori nos pueda parecer, y cuyos inescrutables mecanismos emocionales dejarán perplejo al espectador más de una vez.

Claire HowellClaire Howell: Guardiana de la prisión que, al contrario que Diane Whittlesey, hace bien poco por intentar realizar su trabajo de manera justa y equilibrada. Malhumorada, violenta, disfuncional y poseedora de un carácter más bien desagradable, es además un curioso caso de inversión del abuso sexual en el cine carcelario —donde por lo general los guardias varones se aprovechan de presas femeninas—, ya que aquí es ella la que mira a los presos como si fuesen meros pedazos de carne. Un ejemplo de funcionaria corrupta con un trasfondo ético no muy diferente al de algunos de sus peores prisioneros.

james-devlinJames Devlin: El gobernador del estado donde se encuentra el centro correccional Oswald (creo que nunca se llega a mencionar qué estado, pero se deduce fácilmente que es Nueva York). Perfecta representación del político sin escrúpulos que solamente piensa en las encuestas y los votos, y que toma sus decisiones teniendo en cuenta su imagen pública y sin importarle lo más mínimo cuáles puedan ser las consecuencias que esas decisiones puedan tener sobre otros seres humanos, y preocupándose todavía menos de si responden a un ideal de justicia. Un personaje un tanto estereotipado quizá, pero como era de suponer muy bien encarnado por Zeljko Ivanek, el mismo actor a quien vimos dar un auténtico recital en la memorable primera temporada de Damages, donde siendo secundario llegaba a mirar de tú a tú y pelearle el protagonismo a una Glenn Close en el papel de su vida.

Chucky_PancamoChucky Pancamo: Otro de los líderes del grupo de presos italoamericanos, un tipo duro e inflexible que no parece tenerle miedo a nada ni nadie, pero que pese a su engañoso aspecto de matón sin cerebro es inteligente y está dotado de una considerable capacidad para analizar minuciosamente cada situación y actuar estratégicamente en consecuencia. Como curiosidad, está interpretado por Chuck Zito, antiguo líder neoyorquino de los Hells Angels. Sí, el tipo era un matón de verdad y es uno de los únicos dos actores principales de Oz que habíaan estado en la cárcel en la vida real. Ha aparecido también en Sons of Anarchy, no obstante haber acusado previamente a la cadena FX de robarle la idea de una serie sobre un grupo de moteros. Sea como fuere, el tipo es razonablemente buen actor, no desentona junto al resto del reparto y desde luego carisma no le falta.

jaz-hoyt-Jaz Hoyt: Pertenece al grupo de los moteros y no es uno de los presos más brillantes de Oswald; de hecho es bastante obtuso, de cortas miras y motivaciones bastante básicas. Aunque en realidad es un personaje muy secundario, resulta interesante comentarlo porque lo encarna Evan Seinfeld, a quien algunos reconocerán como cantante y bajista de la banda de rock Biohazard, cuyos tatuajes ayudaron sin duda a que formase parte del proceso de casting. Un músico metido a actor que, por cierto, hoy se ha reconvertido en ¡actor porno!

PoetArnold «Poet» Jackson: Un gangsta prototípico que tiene la habilidad de rapear y escribir poesías rítmicas (y bastante logradas, he de decir), las cuales recita en cualquier ocasión donde haya gente escuchando, ya sea en el comedor a la hora del almuerzo o cuando se junta un grupo de presos afines. Su personaje da algún giro bastante interesante a mediados de la serie. Es interpretado por muMs da Schemer (no es una errata, lo escribe así, con la mayúscula en medio), que es poeta y rapero en la vida real y que, con Huck Zito, es el otro actor que de verdad había experimentado de primera mano una estancia en prisión.

Jeremiah CloutierJeremiah Cloutier: Un telepredicador convicto por estafa que, en contra de lo que pudiéramos pensar, da la impresión de tomarse sus creencias cristianas bastante en serio. Es uno de los personajes más peculiares de Oz no tanto por su forma de ser, sino porque protagoniza algunos momentos fascinantes e inexplicables que rozan el realismo mágico. Momentos que no voy a narrar aquí, pero que pese a escapar un poco del tono general de la serie, me gustaron mucho y me parecieron muy conseguidos. Está interpretado por nada menos que por (¡cuerpo a tierra!) Luke Perry. Sí, el de Sensación de vivir. Pero hay que reconocer que el trabajo de Perry no es del todo malo, que defiende bastante bien el papel —dentro de lo que cabe al menos, porque predicando no resulta particularmente convincente— y los extraños sucesos relacionados con su personaje añaden una nota de color a la serie.

ShirleyBellingerShirley Bellinger: La única presa femenina que aparece en toda la serie. Aunque Oswald es una prisión masculina, ella está allí ocupando una celda en el corredor de la muerte, ya que espera la ejecución por haber asesinado a su propia hija. Es un personaje tan interesante como inquietante. Infantilizada, seductora y ninfómana, con una extraña actitud de ignorar la situación en que está metida, como si estar en el corredor de la muerte fuese una agradable vacación. Un personaje que parece difícil de sacar adelante pero que está muy bien interpretado por Kathryn Erbe, quien se dio a conocer en la serie Law & Order y que era pareja en la vida real de Terry Kinney, el actor que interpreta a Tim McManus (aunque apenas llegan a compartir escenas en Oz).

Lo dicho; hay otros muchos personajes, pero nombrarlos a todos ocuparía demasiado espacio y estos sirven perfectamente como una muestra representativa. Ya saben, si todavía no han tenido ocasión de ver Oz, la serie que inauguró la edad de oro de la HBO, ya están tardando de darle una oportunidad. Dudo mucho que se arrepientan de ello.

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11 Comentarios

  1. Plas, plas, plas

  2. Excelente reseña. Oz sin duda, para mí, es una de las mejores series, es la única que he visto completa. No es de asombrarse que no reconocieran su valor por esos años, pues la temática que maneja es muy dura, es visceral. Ahora que la vi con otro bagaje me parece rica no solo en actuación sino en la visión que ofrece sobre la vida carcelaria.
    Gracias por recordarla.

  3. Fe de erratas, dice: «No es de asombrarse que reconocieran»….
    Debería decir: «No es de asombrarse que NO reconocieran»…

  4. Maestro Ciruela

    Entonces, Sr. de Gorgot, ¿cómo se explica que nunca se haya editado en DVD y puesto a la venta una serie como esta?

    • Si está en DVD en USA, pero el doblaje en castellano es latino. Lo que ocurre es que incluso hoy mismo resulta una serie muy dura, durísima desde los fantásticos títulos de crédito hasta el final.

      • Maestro Ciruela

        Naturalmente, me refería a su ausencia en el mercado español. Pero gracias, Judex, por su amabilidad al hacer el trabajo del Sr. Emilio de Gorgot y contestar por él a la pregunta que le formulaba.

  5. Muy bien recordar una de las series más extraordinarias que han existido. Pero no resalta el personaje de Chris Keller que es quizás uno de los más importantes de la serie ni se indica al actor: Christopher Meloni (Ley y Orden). Destacar también la intervención de grandes actores: que recuerde en estos momentos, Joel Grey(maestro de ceremonias en Cabaret), Patti Lupone…

  6. CarmelaFresca

    Enhorabuena Emilio!! Maravilloso artículo!!! Me ha traído tantos recuerdos… Voy a volver a verla, me voy a poner ahora mismo con el 1×1,,,Gracias!

  7. Últimamente estaba bajando mi ritmo de visionado de series, después de este artículo Oz le va a poner fin. Parece un anteproyecto de The Wire.

  8. Comodoro

    Una serie impresionante, poco más que añadir.

  9. Maestro Ciruela

    Bueno, pues ahora que la ofrecen en HBO, he visto la primera temporada y he de decir que los veinte años que han pasado desde su estreno, no la han beneficiado precisamente; ni por asomo admito la comparación con » The Wire» que está tan fresca como el primer día y es que «Oz», rezuma algo (moralina dulzona) que la emparenta más a cosas como «Hill Street Blues» e incluso «St. Elsewhere» pero ambientado en prisión. Lo siento, pero la veo pasada, superada por todas las maravillas que llegaron después.

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