Sociedad

Influencer, el oficio más antiguo del mundo

peq
Halston, Bianca Jagger, Jack Haley Jr., Liza Minnelli y Andy Warhol en Studio 54, 1978. Fotografía: Corbis.

Articulo patrocinado por HP x360

«En el futuro todo el mundo será famoso durante quince minutos»

Andy Warhol lo sabía, y si no lo sabía, acertó.

El artista icono del pop parecía vaticinar la democratización de los medios de comunicación y la naturalidad con la que se generan y publican contenidos en el siglo XXI. Con la llegada de internet, la manera de interactuar con empresas o personas ha cambiado radicalmente y hoy día todo el mundo puede emitir mensajes en un canal de comunicación masivo.

Y tener su minuto de gloria.

Todo el mundo tiene ya en sus manos la posibilidad de lanzar un mensaje que puede tener un alcance más o menos importante, pero ¿quiere decir esto que la capacidad de influenciar a las masas o ser influyente es universal? Obviamente no.

Los social influencer tienen la habilidad de detectar lo que aún no está en el consciente mayoritario, adoptarlo y hacerlo mainstream. Y una vez hecha la moda —ya sea una conducta, una prenda o una canción—, la rechazan y vuelven a por otra para ponerla de nuevo en la palestra.

Si hablamos de social influencer el imaginario colectivo nos conduce a bloggers, tuiteros, youtubers… O futbolistas, o boxeadores, o diseñadores, o cantantes, o magnates de la tecnología… Seguramente damos por hecho que es casi requisito fundamental que un influencer postee a diario e interactúe con su público.

De hecho, son habituales las colaboraciones conjuntas de estos profesionales para llevar a cabo proyectos: Networkings, co-workings, workshops, TED, conferencias, etc. Son solo un puñado de formas que tienen los influencers de conocerse, interacturar, estrechar lazos y compartir ideas.

Un ejemplo reciente de estas sinergias es el que se ha dado con el videoclip de Meghan Trainor que ha grabado girando su mundo trescientos sesenta grados con el rompedor HP Pavilion x360. La cantante estadounidense ha reunido a bloggers, instagramers y expertos en diversas disciplinas para poner en común su creatividad y hacer llegar el resultado a comunidades con intereses diferentes.

Pero más allá de las redes y las nuevas tecnologías hay figuras como las de John Lenon, Michael Jackson, Muhammad Ali, Coco Chanel, Mandela, etc. que conformaron una manera única de hacer y pensar aclamadas en todo el planeta.

Aunque no nos equivoquemos. El social influencer existe desde tiempos remotos. Eran líderes, muchas veces en la sombra, que lograban conectar con las masas sin tener una interacción directa con ella, sin existir internet, sin asomarse a ninguna ventana virtual para ver qué quería el pueblo o qué esperaba nadie de ellos.

En la Francia de Luis XV, por ejemplo, Madame de Pompadour ocupó un lugar de gran influencia en las élites. Ya fuera por su belleza, su descaro o su convicción a la hora de expresarse, logró que una burguesa fuese públicamente reconocida como favorita real, algo inédito para los franceses del siglo XVIII. Sin pertenecer a la realeza, consiguió asistir a fiestas y encuentros en Versalles donde se ganó la confianza de muchos y el amor del rey. Pero no es su vida sentimental lo que nos ocupa. Numerosos historiadores coinciden en atribuirle a Jeanne-Antoinette Poisson, como se llamaba, decisiones políticas de peso como destituir cargos importantes en el gobierno e independientemente de esta controvertida influencia política sobre el rey (en la época se hicieran numerosos chistes y canciones al respecto), Madame de Pompadour tuvo un reconocido criterio cultural ejerciendo de mecenas para numerosos artistas del momento y dio visibilidad a filósofos como Voltaire, pensador y escritor polémico que a su vez influenció intelectualmente a personalidades como la emperatriz Catalina II de Rusia.

Son solo dos ejemplos de los cientos que encontramos a lo largo de la historia.

También en el imaginario colectivo los influencers son jóvenes. Pero lo cierto es que no siempre. O, al menos, no ha sido así siempre. Hasta los años setenta el mundo de la postguerra estuvo gobernado por una gerontocracia con una presencia femenina casi inexistente. En el mundo capitalista encontramos ejemplos como De Gaulle o Franco; en el comunista a Stalin, o Mao y si pensamos en Estados postcoloniales se nos ocurre Gandhi, sin ir más lejos. Quizá los regímenes revolucionarios eran los que apostaban por la juventud de sus líderes, Fidel Castro se hizo con el poder a los treinta y dos años de edad.

La juventud era una fase preparatoria a la edad adulta, no una etapa con enorme potencial a estimular y explotar. Es en el siglo XIX cuando los ciudadanos jóvenes empiezan a tener poco a poco más influencia social y son el motor del cambio cultural. Este hecho se debió principalmente a la recuperación de la economía que permitió el rejuvenecimiento de las plantillas de trabajadores y la aparición de un nuevo grupo con independencia económica. Un periodo de pleno empleo en el que por primera vez hay una evolución generacional: los hijos tienen más poder adquisitivo que sus padres y, además, estos padres no necesitan el salario de hijos como fuente de ingresos familiar. Esto permitió que se fraguase una sociedad de consumo ya que los jóvenes tenían recursos para invertir en ellos mismos propiciando un caldo de cultivo perfecto para que el sector de la cultura y ocio se impulse. Así la moda, la música, el cine y el turismo fueron adquiriendo cada vez más importancia siendo factores que trajeron consigo un puñado de influencers de las más variadas disciplinas y, por tanto, una cultura cada vez más estandarizada y global. Pero también diversa.

En Gran Bretaña, por ejemplo, hubo un boom de adolescentes donde chicos y chicas muy jóvenes tenían capacidad de incidir directamente sobre la cultura de un país y una sociedad.

Al tener una población joven consumidora de cultura y tecnología, había una relación directamente proporcional entre poder adquisitivo de un país y las discográficas. De este modo, a mayor poder adquisitivo de un Estado, mayor negocio de las compañías musicales en él. Estados Unidos, Suecia, la Alemania Federal, Países Bajos y Gran Bretaña, gastaban de media entre siete y diez veces más por habitante que países como España o Italia, que hacia 1950 aún estaban en desarrollo económico.

Se trataba de una cultura en su mayor parte iconoclasta: el rock venía para quedarse y el pop ganaba muchos adeptos entre el público europeo. En cuanto a la moda, los pantalones vaqueros dejan de ser una prenda de minero para empezar a usarse entre los universitarios y ambientes creativos. Tanto es así, que se populariza su uso y comienzan a llevarlos incluso los adultos de más edad.

Parecerá un dato irrelevante, pero las modas a veces son la advertencia del cambio de mentalidad social. Y la del pantalón vaquero lo fue. La tendencia a seguir era que las clases más bajas copiasen modas y conductas de las clases más altas. Ahora eran las clases altas quienes, al menos en apariencia, tomaban como modelo a las clases bajas. Los jóvenes escuchaban música de clases bajas urbanas, nace el conocido rhythm and blues y proliferan los trabajos discográficos que conforman un lenguaje «de negros» consumido y adoptado principalmente por población blanca. En la hasta ahora refinada cultura anglosajona empieza a imponerse un habla considerado vulgar por ser más propio de la plebe, y el archiconocido fuck se extiende como algo coloquial entre entornos de la literatura y el teatro llegando a popularizarse entre todas las escalas sociales.

Al rico ahora le gustaba parecer pobre, así que la alta costura francesa levantó los brazos y asumió la derrota. Se reinventó y popularizó una línea menos primorosa para franquicias. Hollywood, que hasta ahora servía como canal divulgador de valores propios de la clase media acomodada como familia, patria y una moral tradicional, ahora veía cómo audiovisuales con referencias del vodevil o las historias de gánsteres empezaban a tener cada vez mejor acogida. Las tendencias en la ropa, en la forma de expresarse, en qué ver en la tele o en el cine estaban modificándose y esto, como venimos diciendo, no era algo que pasaba aleatoriamente.

Pero, ¿qué inspira a un influencer? Sería de perogrullo decir que otro influencer, pero lo cierto es que así es. Aunque no solo. Jeff Staple, fundador y director creativo de la agencia neoyorkina Staple Design dice que un social influencer genera reacciones cuando otras personas le escuchan. Tiene una comunidad de individuos pendientes de lo que dice o hace y existe un grado de confianza en ellos haciendo que se genere una respuesta. Para este creativo, influencer es alguien capaz incluso de cambiar mercados, así que es normal que un influencer incida en otros influencers.

En definitiva, si pensamos en qué es ser influencer y estamos de acuerdo en que es quien genera en nosotros una manera de pensar, de actuar o un modelo a seguir, quizá estemos asumiendo que nuestros primeros influencers se encuentran en la familia nuclear. Así que, permítannos afirmar que por mucho anglicismo, mucho halo de modernidad y mucha connotación tecnológica que lleve el concepto, influencer es el oficio más antiguo del mundo. Y si no lo creen es porque hasta hace relativamente poco no se cobraba por ello.

#RompeLasReglas

Artículo patrocinado por HPx360.

SUSCRIPCIÓN MENSUAL

5mes
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL

35año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

85año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
1 AÑO DE FILMIN
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 

8 Comentarios

  1. Habéis perdido un influencer.

  2. Tal evento, «cambió» la forma de pensar, el devenir del mundo, la tecnología, la filosofía…
    Cuantas veces hemos escuchado esto?
    Infinidad.
    La frase apesta.

    Pero si hubiese un epítome, un antes y después, al menos en estos tiempos que vivimos.
    Yo diría nque fueron los Beatles quienes marcaron la diferencia.
    Y por supuesto no hablo solamente en el aspecto musical.

    A los Beatles les concedo el mérito, poco o nada discutible, de ser los inspiradores de que millones de jóvenes pudieran creer en que era posible, contra todo el stablishment, de que una persona fuese capaz de trascender, su espacio, su tiempo, en aras de un ideal; social siempre, y…

    Generalmente mediático.

  3. ….perdon, no he oido bien, FRANCO INFLUENCER???….no hablas en serio.

  4. Pingback: Influencer, el oficio más antiguo del mundo

  5. El régimen de Franco perteneció políticamente hablando al «bloque Capitalista»???….. Pues va a ser que eso es una entelequia.

  6. Los tiempos parecen cambiar pero los conceptos del Influencer permanecen de manera similar. Aquí dejo una historía inspirada en un gran diseñador gráfico muy influyente. http://2worldtree.blogspot.com/2014/12/the-power-of-time-off-stefan-sagmeister.html

Responder a Joseph Cancel

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.