Cine y TV

Perdidos en la traducción

Capitán América: el soldado de invierno Imagen: Walt Disney Studios Motion Pictures.
Capitán América: el soldado de invierno. Imagen: Marvel Studios / Marvel Entertainment / Sony Pictures Imageworks.

En una escena de Capitán América: el soldado de invierno el héroe sacaba la libreta donde iba apuntando los eventos más importantes de los años que se había pasado ausente, y en ese momento el espectador podía echar una ojeada fugaz a las anotaciones. Lo interesante es que aquella hoja visible contenía una lista de cosas que variaban según el país donde fuese proyectada la película. En España los apuntes de Steve Rogers incluían a Rafa Nadal, los Chupa Chups, los pesados de Héroes del silencio, el año de la Constitución y Camilo José Cela. En realidad la lista original tenía apuntadas cosas un poco más estadounidenses como I Love Lucy, el aterrizaje en la Luna, el muro de Berlín, Steve Jobs y la música disco.

La versión rusa de la película garabateaba en el bloc de notas a Yuri Gagarín y Vladímir Vysotski, la inglesa a The Beatles y Sean Connery, los italianos verían el nombre de Roberto Benigni entre las páginas y los franceses a Louis de Funes junto a Daft Punk y El quinto elemento, en México Maradona y Shakira compartían hoja, Corea del Sur leía Old Boy y Dance Dance Revolution, y en Australia una de las entradas era AC/DC. En la versión brasileña además del nombre de Chaves también nos encontrábamos con el de Xuxa, con lo que podíamos empezar a considerar como canon que el «Ila-ila-ilarié» existe dentro del universo Marvel.

Es de agradecer que los responsables de la película se tomasen tanta molestia para retocar un puñado de fotogramas en el proceso de localización, y una ojeada a una recopilación en internet de las diferentes versiones de la escena revelaba que los encargados del retoque digital simularon con una fuente de letra la escritura a mano y editaron el texto según el país, sin complicarse en exceso la vida: las cinco últimas anotaciones (comida tailandesa, Star Wars/Trek, Nirvana, Rocky y la banda sonora de Su majestad el hampa) eran comunes a todas las regiones, pero no porque los tailandeses tuviesen un marketing de cojones en el campo de la restauración sino porque repintar por ordenador aquella zona resultaba más engorroso cuando la mano del personaje pasaba por encima del texto. Finalmente, y pese a las buenas intenciones de la adaptación, el resultado se estrellaba con la lógica: era bastante extraño imaginar al superhéroe tomando nota del grupo brasileño Mamonas Assassinas, destacando las virtudes literarias de Cela cuando un americano cogiendo un libro es lo más cercano que existe a juguetear con los pliegues de la realidad, o interesándose por la carrera de Bunbury antes de que este empezase a mutar en una beta de Raphael.

De hecho, el propio Raphael también había sido utilizado como herramienta para otra localización extraña. En la versión original de la película animada de Disney Descubriendo a los Robinson, uno de los personajes aseguraba que a un secundario le soplaban aires de Tom Selleck en sus facciones y la coña visual que remataba la gracia consistía en plantar en los morros del espectador una foto real del propio Selleck. Para la versión española alguien decidió que Raphael podría ser el equivalente patrio (algo discutible siendo Juan y Medio el auténtico Tom Selleck español) y se acabó sustituyendo la cara de Selleck por la del cantante de «Balada triste de trompeta», convirtiendo oficialmente a Raphael en un personaje Disney.

Hoy en día abusar tanto del referente local chirría en exceso aunque los espectadores lleven años siendo torturados con plantaciones de morcillas similares: el gato parlante de Sabrina mencionaba a Estopa y al Atlético de Madrid, del mismo modo que El príncipe de Bel-Air hacía chistes sobre la Pantoja. Y el doblaje de Futurama no solo sustituía a Jay Leno por Bertín Osborne y nombraba el queso de Burgos, sino que practicaba una vejación terrible a varios niveles en la tercera temporada: para derrotar a un cerebro malvado Fry hacía uso de La hoguera de las vanidades en el libreto original. Pero en la adaptación al castellano el libro mutaba en la Biografía de Tamara y Fry recitaba un «No cambié, no cambié» que fundía sesos a base de vergüenza ajena más allá de la pantalla.

Lo de agarrar voces conocidas de la región es otra de esas prácticas cuestionables. El salto del actor cómico a la sala de doblaje a veces funciona bien —Josema Yuste como el genio de Aladdin o Anabel Alonso interpretando a Dory en Buscando a Nemo—, pero en otras la imagen del intérprete supera al personaje y desubica —Emilio Aragón como Stuart Little o Santiago Segura como Sulley en Monstruos S.A—. Y, en el peor de los casos, da barra libre para clavar latiguillos propios: José Mota deslizando un «Ahora vas y lo cascas» en Shrek o Fernando Tejero con su «Un poquito de por favor» en El espantatiburones. Los productos que mejor han encarado todo esto siempre han sido aquellos donde los cameos se limitan a un par de líneas si el doblador no proviene del mundo de la actuación: Ferrán Adriá en Ratatouille, Fernando Alonso en Cars, Ana Rosa Quintana junto a Carlos Herrera y Álex de la Iglesia en Los increíbles, o la ya mencionada Descubriendo a los Robinsons, que también colocaba a la familia de Raphael ante micrófono en roles menores.

En general esta opción era una buena idea: le das cuatro palabras al famoso de turno, no molesta mucho, todos contentos y un poco de publicidad adicional. Aunque esto de los fichajes chalados se ha demostrado en casos concretos que no siempre es contraproducente en caso de recaer sobre el papel protagonista: Dani Martín ha hecho más por acercar a las gentes al cine en versión original al doblar School of rock que cualquier blogger moderno y cinefílico.

Esos exóticos lenguajes extranjeros

La cosa. Imagen: Universal Pictures.
La cosa. Imagen: Universal Pictures.

La cosa de Carpenter perdía bastante gracia si uno era amigo de las lenguas nórdicas, porque los personajes que aparecían al comienzo gritando algo supuestamente ininteligible en realidad estaban jodiendo la sorpresa del bicho a los espectadores que hablasen noruego al berrear «¡Alejaos! ¡No es un perro, es una cosa que está imitando a un perro! ¡No es real, alejaos idiotas!» en dicho idioma. Algo similar ocurría al comienzo Iron Man: cuando un par de terroristas, que mantenían secuestrado a Tony Stark (Robert Downey Jr), discutían sin subtítulos a la vista en realidad estaban spoileando un importante giro de guion a cualquiera que hablase urdu, un idioma que aquellos terroristas compartían con cien millones de personas en el globo.

La mayor parte de la humanidad difícilmente habla correctamente el lenguaje propio, con lo que es fácil suponer que no tiene mucha idea del ajeno y eso ayuda a los creadores a deslizar chanzas gamberras: la portada de un tebeo de Namor en 1993 tenía a una asesina cuyo kimono rezaba un «No llevo ropa interior» escrito en kanji. En Eurotrip un cantante entona en alemán una tonadilla cuya única letra es «No puedes entenderme». La vuelta al mundo en ochenta días protagonizada por Jackie Chan escondía entre las frases pronunciadas en chino soeces como un «Me pica el culo». Y el personaje de Catalina en la versión original de Me llamo Earl utilizaba sus discursos en español, supuestamente de enfado, para hablar con la audiencia y agradecer a todos los latinos su interés por el programa, felicitar a los no latinos por haber aprendido un segundo lenguaje o disculparse por los agujeros del guion.

Para evitar tanto baile de idiomas y subtítulos el cine tiene una norma no escrita que ha acabado convirtiéndose casi en ley: si dos personajes alargan mucho una conversación en una lengua que no sea inglés en algún momento dado ambos acabarán acordando saltar al idioma de Shakespeare con la excusa de practicarlo o de hacer más fluida la conversación, un acuerdo que suele ocurrir incluso cuando ambos personajes comparten nacionalidad.

Un diálogo extranjero en cualquier film puede suponer algún tipo de dolor de cabeza para el departamento de traducción, concretamente cuando la charla en cuestión se encuentra en el idioma al que la película está siendo adaptada. Por eso mismo a la hora de doblar al español a un personaje que habla nuestro mismo idioma, y a quien el resto del casting no entiende en la ficción, se suele cambiar la nacionalidad del interlocutor y convertirlo en italiano o portugués por la similitud con dichas lenguas. Sucede lo mismo en sentido inverso: la versión estrenada en Italia de Un pez llamado Wanda convertía los balbuceos en italiano macarrónico de Kevin Kline en frases en castellano, y el galo chef Louis de La sirenita se transformaba en italiano al enfocar su estreno en Francia. En algunas ocasiones particulares se puede optar por la solución absurda y acabar convirtiendo accidentalmente alguna escena en un chiste involuntario: a la hora de traducir ¿Conoces a Joe Black? a nuestro idioma, algún iluminado decidió que la mejor forma de conseguir que siguiese sonando a extranjera la cháchara, que el guión original indica que se desarrolla en un inglés caribeño (west indian dialect), entre el personaje de Brad Pitt y una secundaria era doblarlo con un demencial acento cubano como si aquel fuese una lengua nueva, mágica y exótica.

Los acentos son otros de los obstáculos de estos trasvases entre lenguas. Existen razones para quejarse de que Raj en The Big Bang Theory pierda por el camino su deje indio. Pero resulta más grave que en la excelente Kung-Fu Sion el doblaje se haya permitido la desfachatez de introducir entonaciones de la Península justificándose en el hecho de que la versión original también jugueteaba con acentos locales de los orientales; cuando aquello da como resultado un reparto compuesto de chinos con acento gallego o catalán es fácil preguntarse si no hubiera sido mejor dejar la ocurrencia aparcada en un foso. Ni siquiera es algo únicamente propio de nuestro país: las precuelas de La guerra de las galaxias introducen acentos locales en su doblaje ruso, a Shrek le pusieron un acentazo de Osaka en Japón y Mrs. Doubtfire se volvía española en su versión mexicana. Casos aceptables son los de El color púpura y Django desencadenado, donde la jerga iletrada hablada por los esclavos, bastante complicada de adaptar, se acababa sustituyendo por el lenguaje habitual del usuario de Tuenti.

Lost in translation

Roger Rabbit es familia del conejo Tambor de Bambi, pero esto es algo que los castellanoparlantes ignoran porque el traductor de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? no se dio cuenta de que el Thumper de la frase «My Uncle Thumper had a problem with his probate, and he had to take these big pills, and drink lots of water» era realmente el amigo del cervatillo.

Lo cierto es que la lista de meteduras de pata en las traducciones es extensa: En E. T. el extraterrestre un error de interpretación convirtió el verbo de «E. T. phone home» («E. T. telefonear a casa») en un sustantivo al hacerle pronunciar el «E. T. Teléfono. Mi casa». Blade runner también gozaba de una colección de fallos notables en la adaptación que hacían algunas líneas de diálogo incomprensibles (cambiar «Pienso, Sebastián, luego existo» por «Yo creo, Sebastian, que es lo que soy») o directamente inexactas (el überfamoso «Atacar naves en llamas más allá de Orión» en realidad tendría que haber sido un «Naves de ataque en llamas más allá de Orión»). Slumdog Millionaire denominaba antorchas a unas linternas porque en inglés la palabra torch significaba ambas cosas.

La guerra de las galaxias se marcaba un spanglish reverso al traducir mental probe como «prueba mental» y no como «sonda mental». Y si en La intérprete un personaje afirmaba que se había evitado un asesinato delante de dos cadáveres recién asesinados era por culpa de escoger la traducción errónea de una palabra y no de las dioptrías. En Regreso al futuro se cambiaba la marca Calvin Klein por Levi Strauss por no ser la primera una empresa muy conocida por estas tierras durante los años ochenta. Pero al mismo tiempo se creaba un error de continuidad, porque los pantalones de Strauss sí eran una marca común en los cincuenta americanos y el personaje de Lorraine no podía haber confundido ese logotipo bordado en los calzoncillos con el nombre del usuario de los mismos.

Los errores más notables y dolorosos ocurrían en un par de clásicos. En Casablanca desaparecería de la versión en español una de las frases más icónicas del film, ese «Here’s looking at you, kid» que Bogart soltaba tanto con un vaso en la mano como con una despedida anudada en la garganta, porque realmente nadie tenía muy claro cómo traducirla. Y en Mogambo la censura franquista decidiría que mostrar una infidelidad dentro del sagrado matrimonio era intolerable y se utilizó el doblaje para convertir en hermanos a la pareja de casados que interpretaban Grace Kelly y Donald Sinden. La solución era ligeramente cuestionable: hacer desaparecer unos cuernos para sustituirlos por un confuso incesto entre una hermana y un hermano que se achuchan mucho.

En Terminator 2 el «Hasta la vista, baby» de la cinta de James Cameron sería reemplazado por un «Sayonara, baby» porque el objetivo era que la frase sonase extranjera. Pero sería la TVG, grande como ella sola al crear magia doblando películas, la que ganaría la competición de largo al convertirlo en el muchísimo más celebrado «Vai rañala, raparigo». La televisión tampoco se libraba de atentados porque a algún sociópata se le ocurrió que en The Big Bang Theory era buena idea sustituir el «Bazinga» por un «Zas en toda la boca» en lugar de dejarlo tal cual estaba.

Terminator 2. Imagen: TriStar Pictures.
Terminator 2. Imagen: TriStar Pictures.

Quizás uno de los temas más sobados del mundo de la adaptación sea la maravillosa libertad creativa que parecen tener los responsables de traducir los títulos de películas. Aquí ya hemos hablado de eso y más de doscientos comentarios insinúan que siempre hay alguien capaz de acordarse de un ejemplo más. Por tanto es mejor pasar de puntillas por el tema y mencionar únicamente tres pequeños ejemplos que alcanzaron cima y clavaron bandera: la cinta Ice Princess que transformada en Soñando, soñando… triunfé patinando lograba un doble combo al combinar la idea de mierda con el cáncer del título rimado. Lo de Get Him to the Greek que aquí se tradujo como Todo sobre mi desmadre, o la señal de advertencia, ignorada, de que ciertos traductores estaban tonteando con lo arcano. Y la sensación de que es más sencillo abandonar toda esperanza porque la cosa viene de muy lejos: Godzilla vs. Megalon se convirtió en Gorgo y Superman se citan en Tokio ya en los setenta.

Hazlo tú mismo

La primera película en la que Woody Allen se estrenó como director ni siquiera sería dirigida por él. En 1966, American International Pictures compró una película japonesa con tono de comedia de espías llamada Kokusai himitsu keisatsu: Kagi no kagi, pero pronto se dieron cuenta de que era tan confusa como para licuar el cerebro del americano medio. Los productores decidieron entonces que sería bastante gracioso doblarla como una película completamente diferente y que no perdían nada por hacer un poco el cafre con el material del que ya tenían los derechos.

Llamaron a Allen, quien un año antes había firmado con maña el guion de ¿Qué tal, Pussycat?, y este se encerró en una habitación con un grupo de colegas donde se dedicaron a doblar la película con coñas sobre la cultura asiática a paladas, reescribiendo el guion, volviendo a montar escenas y añadiendo algunas otras. Como resultado, lo que fueran las aventuras de un primo asiático de James Bond acabaron convirtiéndose en Lily, la tigresa (What»s up, tiger Lily?) una comedia absurda con un agente secreto en busca de una receta culinaria. Una ocurrencia hilarante por abrazar la chifladura sin pudores hasta las últimas consecuencias: un striptease de la playmate China LeeLe prometí que la pondría en la película… en algún sitio», aseguraría Allen) tenía lugar durante unos títulos de crédito que simulaban las letras de una consulta oftalmológica por si el espectador necesitaba revisar la miopía al andar dedicándose a leer aquello en lugar de contemplar a la chavala. En aquellos años esa idea de doblaje idiota era tan novedosa que el propio director aparecía en la película para tratar de explicársela al público.

Lily la tigresa. Imagen: American International Pictures.
Lily la tigresa. Imagen: American International Pictures.

Años más tarde lo de hacer locuras con el doblaje no resultaba tan novedoso pero seguía provocando vástagos mutantes curiosos. James Riffel estrenó en 1991 su Night of the Day of the Dawn of the Son of the Bride of the Return of the Revenge of the Terror of the Attack of the Evil, Mutant, Alien, Flesh Eating, Hellbound, Zombified Living Dead Part 2: In Shocking 2-D, una película (completa aquí) que en realidad era un doblaje casero en tono cómico de La noche de los muertos vivientes. En España tendríamos a El informal atrapando a los espectadores al pervertir vídeos ajenos. Un grupo de franceses convertiría una película hongkonesa en un discurso situacionista con mucho chiste sobre pedófilos llamado Can dialectics break bricks? (disponible aquí). En Rusia Dmitry Puchkov ganaría fama al currarse por puro hobby él solito la traducción y doblaje de decenas de películas extranjeras, pero sobre todo por crear versiones jocosas de algunas de aquellas películas. Esas adaptaciones bastardas de Puchkov en su país llegaron a alcanzar tanta fama como para ser trasladadas ellas mismas a otros formatos: su The Lord of the Rings: the Fellas and the Ring se convertiría en libro e incluso sorprendentemente en un videojuego. El DVD de Galaxy Quest incluía una pista de audio en la que toda la película estaba doblada en lenguaje extraterrestre. Y todavía hay quien dice que lo que hacía Miguel Mihura con los guiones de los hermanos Marx también tenía mucho de adaptación propia al asegurar que el autor de Tres sombreros de copa iba justito de inglés.

A principios de los 2000 Steve Oedekerk, director de Ace Ventura 2 y Nada que perder, recogió en parte el espíritu de aquel primer Allen y acabó convirtiendo un chiste privado en una película completa y de paso en una mamarrachada carísima. Kung Pow era el resultado de Oedekerk comprando los derechos de una película de artes marciales de Hong Kong y dedicándose a editarla, remontarla, borrar por ordenador al protagonista original y sustituirlo por sí mismo, protagonizarla y doblar a todos los personajes masculinos con unos diálogos cercanos al mencionado programa patrio El informal y muy representativos de la comedia imbécil sin motivo. Aquel producto inclasificable contenía una ocurrencia descacharrante: ¿cómo doblar una escena en la que no habla ninguno de los personajes que aparecen? Transformándolos en ventrílocuos.

Imagen de portada: Kung Pow (20th Century Fox)

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59 Comentarios

  1. «Dani Martín ha hecho más por acercar a las gentes al cine en versión original al doblar School of rock que cualquier blogger moderno y cinefílico.»
    Totalmente cierto, no sé de quién sería la idea pero hace la película totalmente insoportable. Cualquier doblaje es una falsificación, pero las hay mejores y peores desde luego. En cuanto a los horrores de la tele, empecé a disfrutar un poco mas Modern Family en cuanto la vi en versión original, en el doblaje la pareja gay tiene muchísima pluma y las voces muy impostadas y cuando sale una frase larga en español la «retraducen» a una especie de español sudamericano falso, rebuscadísimo y absurdo (por desgracia los subtítulos están extraídos del doblaje).

    • Lo cual me recuerda al nefasto doblaje de El Padrino que hubo que sufrir en TVE hace unas semanas. Qué sí, que la V.O. casi siempre es mejor, pero el doblaje clásico de la película en castellano está bien hecho, no desentona.

      Al esperpento del doblaje actual no sé ni cómo calificarlo.

      • Ciertamente.
        Hay, por supuesto, doblajes dignos. Curiosamente todos suelen haberse realizado hace décadas. Del cáncer del doblaje moderno -no sólo a nivel cinematográfico- no es necesario ni hablar, es tal el depropósito que todo lo que consigue es nocivo, para el individuo y para la sociedad.

        Este artículo así lo constata.

    • En efecto, dejé de ver «Modern Family» al escuchar la voz doblada de la voluptuosa hispana. Se nota demasiado que es una española imitando a una mexicana. Vomitivo.

  2. Arcimboldo

    Solución: No doblar: VO subtitulada. Cualquiera argumento en contra es por pura vagancia. Con eso eliminamos esas situaciones absurdas como la Kathleen Turner al inicio de «La joya del Nilo» mencionando un equipo de baloncesto llamado Caja de Ronda…

    • Javier Pérez Alarcón

      «Cualquier comentario en contra es por pura vagancia», como esos vagos con problemas de visión que no pueden leer subtítulos, o esos vagos de los ancianos que por circunstancias de la vida no saben leer a una velocidad adecuada.

      Ajá, claro. Yo creo que cada uno debería ver las cosas como le venga en gana en vez de abogar por la eliminación de la opción que no le gusta, pero será que soy un loco.

      • ¿Y qué pasa con los sordos o los que tienen problemas de aución?

        «Ajá, claro. Yo creo que cada uno debería ver las cosas como le venga en gana en vez de abogar por la eliminación de la opción que no le gusta, pero será que soy un loco.»

        Un loco no creo, pero que ves las cosas como te viene en gana, va a ser que sí.

        • Javier Pérez Alarcón

          Para eso están los subtítulos para sordos, que ojo, son distintos de los subtítulos tradicionales.

          O sea, que decir que cada uno escoja la opción que más le guste (algo totalmente posible hoy en día) es «ver las cosas como me viene en gana». Eres un titán.

  3. Creo que merece la pena mencionar «Dos hombres y un destino». La traducción del título ya tiene delito. Esas miradas entre los protagonistas, que llevan hablando castellano toda la película y de pronto no entienen el idioma que se habla en Bolivia. Para remediarlo se ponen a estudiar francés…

  4. Totalmente de acuerdo con lo que dice Rafa sobre Modern Family. Recuerdo especialmente cómo me chocó el capítulo en el que Phil se entera en el coche de que Haley ha perdido la virginidad. Después de ver el capítulo mil veces no conseguía entender por qué, con el comentario de Alex, Phil había llegado a esa conclusión. Finalmente decidí buscar información sobre el capítulo en internet, y así me enteré de que la confusión y el sinsentido de la escena había sido culpa de un mal doblaje, ya que se había hecho una traducción literal, haciendo que se perdiese el chiste del idioma original.
    Como aportación a los títulos mal traducidos, creo que jamás me ha dolido tanto una sacada de manga como la de ‘Eternal sunshine of the spotless mind’, protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet, traducida al español como ‘Olvídate de mí’.

  5. Hombre, a ti te sueltan sin contexto «Attack battleships in flames beyond Orion» y tan válido es «atacar naves de guerra» como «cruceros de ataque». De hecho, en el enlace que se proporciona sobre los errores de traducción de Blade Runner ese ni lo mencionan.

  6. Lo de Futurama es un caso paradojico. El doblaje es excelente (algunas voces son tan buenas como las originales) pero algunas traducciones como las mencionadas chirrian espantosamente y dan ganas de llorar.

    En el mismo episodio «El por que de Fry», cuando pregunta si va poder conseguir todo lo que se proponga, Mordisquitos le dice algo asi como «Todo menos ser mejor rumbera que Melody». No solo es El Horror, sino que se debio quedar desfasada 2 semanas despues de grabarla…

  7. Lo de los títulos sería un mundo aparte. Lo de «Olvídate de mí» responde a la necesidad de vender como «una película de Jim Carrey» una obra que no respondía a la típica comedia de multicine del actor canadiense. Hasta el trailer estaba hecho a la medida de esta idea. Pienso que esto genera mas decepciones que otra cosa, un ejemplo claro fue «Muertos de risa» que fue vendida como una comedia torrentiana y claro, luego la gente salía del cine con el cuerpo raro :) Increíble es el caso del distribuidor intentando vender desesperadamente «Los lunes al sol» para el mercado americano con este descacharrante trailer: pura acción salsera: http://www.imdb.com/video/screenplay/vi2426011929/

  8. El homenaje de los más grandes a Lily The Tiger https://www.youtube.com/watch?v=uvRBUw_Ls2o

  9. En «El cartero» de Kevin Costner el villano se pasa la película recitando el famoso fragmento de Shakespeare «Cry «Havoc!», and let slip the dogs of war».
    Que vendría a ser «Grita «Sin Cuartel!» y suelta a los perros de la guerra»

    Los muy cazurros lo habían traducido como «Llora, Havoc, y suelta a los perros de la guerra».

    Hemos visto cada cosa…

    • La hora de Ving Rhames

      En la misma película, el personaje de Costner se inventa un nuevo presidente de los USA al que le pone el nombre de «Starkey» e improvisa parte de sus dircursos con letras de canciones de los Beatles interpretadas por Ringo: «It’s getting better, it’s getting better all the time». Supongo que los supervivientes del Apocalipsis de esa película no debían ser muy melómanos, porque el truco se ve muy rápido.

  10. Cuando vi «Conoces a Joe Black» asumí que ese acento cubano era una pretensión de doblar un diálogo en criollo haitiano o en algún criollo de base inglesa de las Antillas o Luisiana. En el doblaje hispanoamericano de Pixie y Dixie, uno de los ratones era cubano, el otro mexicano y el gato andaluz.

    • Diego Cuevas

      ¡Buenas Roberto!

      Pues me he puesto a revisar lo de ¿Conoces a Joe Black? y tienes razón. Como no he tenido moral de buscarme un dvd para ver la V.O. he tirado del script original que imdb es muy maja para todo esto:
      http://www.imsdb.com/scripts/Meet-Joe-Black.html
      Y resulta que lo que habla es un «west indian dialect», es decir lo que también llaman inglés caribeño, algo así como una versión blaxpoitation en SMS del inglés de toda la vida. El diálogo es así:

      EASTER
      Not dis pain. Dis pain tru an’ tru.
      Make it go ‘way.

      JOE
      Can’t, sistah.

      Vamos, que yo andaba erradísimo. Muchas gracias por el apunte, lo acabo de corregir en el texto. La verdad es que esto me lo habían comentado hace bastante tiempo, junto al link del youtube con la escena, y no me puse a investigar si era del todo cierto que el original estaba en español porque esa parecía la explicación más lógica.

      • Cinta Morón

        En general creo que este artículo cae en una falta de documentación sobre el verdadero trabajo del traductor.

        Por un lado, los traductores no traducen, generalmente, los títulos de las películas, sino que es cuestión de los encargados de marketing de buscar un título que refleje la intención y el contenido de la película (ante lo cual puede que acierten o no).

        Por otro lado, lo que el espectador se piensa que puede ser un error comparando la versión original con la traducción puede ser simplemente una cuestión de adaptación o de interpretación. Lo que quiero decir con esto es que un traductor no traduce literalmente palabra por palabra y a veces elementos como las referencias culturales o incluso la propia gramática del inglés obligan al traductor a buscar una alternativa que, antes que mantener las palabras en sí, mantenga la intención del original (provocar la risa, por ejemplo: lo que le hace gracia a un americano no es lo mismo que lo que le hace gracia a un español, son cuestiones culturales). Un mismo texto puede ser traducido de mil maneras distintas según la intención, el formato, o la época. Incluso a veces, en el caso de las series sobretodo, el hecho de haber traducido en capítulos anteriores un elemento por otro, condiciona la traducción y obliga al traductor a comerse los sesos para que todo encaje.

        Haciendo referencia a tus ejemplos, en el caso de los versos de Shakespeare el traductor pudo haber pensado que un español quizás no pillaría la referencia al escritor inglés y que, en ese caso, primaba el contenido de la frase por encima de la referencia en sí. En el caso de E.T., el traductor podría haber sido consciente perfectamente del significado de la frase original, pero pudo haber considerado que «telefonear» es un término en que no se usa demasiado (y que probablemente alguien que no sabe hablar bien el idioma no conocería) o que «llamar por teléfono» superaría demasiado la velocidad del original.

        Por supuesto no sabemos qué se le pasaría por la cabeza a los traductores, pero lo que quiero decir con todo esto es que somos muy rápidos en «culpar» al traductor de estos «fallos» cuando habría que tener en cuenta muchos más aspectos: la sincronizacion labial con los personajes que aparecen en pantalla, las exigencias de la productora, el espacio…

  11. Los americanos sí leen. Si bien no todos, sí que leen. A mi manera de verlo, afirmar lo contrario sería alimentar un prejuicio. Lo que sí sería muy extraño es que un americano lea a Camilo Cela.

    Fuera interesante que alguien se atreva a llevar la representación en el cine a un nuevo nivel. Por ejemplo, si vas a invertir millones en una película sobre un evento histórico como 300, por qué no preparar un guión en griego antiguo. Molaría.

    • Los americanos sí que leen, y también escriben. Yo obviamente ando de broma pero tropiezo mucho con la elegancia y la tiro al suelo de morros demasiado a menudo.

      Respecto a lo segundo: Mel Gibson en Apocalypto y La pasión de Cristo hacía un poco eso mismo ¿no?

  12. Josh Lyman

    Nice, nice… pero, según recordaba, en ¿Conoces a Joe Black? esa escena hablaban en portugués. De hecho recuerdo alquilarla con mis hermanos meses después del estreno y hacernos mucha gracia esa escena en concreto porque Brad Pitt le decía continuamente «vieja» y hablaba muy graciosete con acento brasileño ¿cambiarían lo del cubano quizás en las versiones lanzadas para vhs, dvd y tv, no?

    • Buenas Josh,

      (Un par de líneas más arriba le comento a un usuario que firma como Roberto que el artículo tenía una errata: en la versión original de ¿Conoces a Joe Black? no hablaban en español, sino en inglés caribeño. Ya, esto no tiene mucho que ver con lo que comentas.)

      Pues la verdad es que no lo sé porque la del Pitt no es una película que siguiese mucho en su momento, que coño si era un tostón. Si que he visto casos de redoblajes y remaches extraños, como lo de Las tortugas ninja: en la versión estrenada en cines la última frase de la película es la exclamación «¡De puta madre!» que los traductores decidieron que era buena sustituta del «Cowabunga!» original. En la versión doblada que han pasado por la televisión en los últimos años en cambio vuelven a decir «Cowabunga!».
      Si Meet Joe Black ha pasado de ese doblaje del youtube al portugués por alguna razón la verdad es que la desconozco, pero ya me creo lo que sea.

  13. Sólo intervengo para romper una lanza a favor del doblaje de José Mota en Shreck, a pesar del mencionado chascarrillo (que a mí, personalmente, me hizo gracia).

  14. Hmmm, no es que yo sea un as de los idiomas pero si lo de E.T. significaba «E.T. telefonea a casa» ¿no debería llevar ese «phone» una s al final por ser 3ra persona del singular? ¿»E.T. phones home»?

    Y en lo que respecta la frase «Un grupo de franceses convertiría una película hongkonesa en un discurso situacionista con mucho chiste sobre pedófilos llamado Can dialectics break bricks?», no he visto la película, pero en francés pédé (que creo viene de pederasta) se utiliza para llamar despectivamente a los gays. Solo comentarlo, no se si en la peli los chistes son realmente pedófilos o sobre gays.

    • Diego Cuevas

      Muy cierto lo de E.T. aunque sea en tono más imperativo el amigo marrón sí que hablaba un poco como Tarzán: «E.T. telefonear a casa» vendría a decir.
      Hop, hop, he hecho un apaño en el texto.

  15. Peroperoperoperoperooooooo…

    ¡Cómo es que aún no ha mencionado nadie a «Humor Amarillo»!

  16. Solo resta citar a Fox Mulder:

    «Jolines Scully que nos han pillao»

  17. Pingback: Perdidos en la traducción, famososo errores de traducción en el cine

  18. Pingback: Perdidos en la traducción | Neurona perdida

  19. Pablo Calzado

    Nada supera al Príncipe de Bel-Air diciendo «¿Comorl?». Sencillamente, sin palabras.

    • El doblaje de Cosas de Casa (Family Matters) también era acojonante en este sentido, trufado de frases sacadas de la manga en función de lo que estuviera de moda en ese momento en el terruño español.
      Si Steve Urkel era patético en el original, tras el doblaje era espantoso.

  20. Santiago Segura promocionando «Torrente 3» hablando ruso(?) al comienzo de «Blade 2». Yo creo que es lo más grande que haya hecho un español en Hollywood.

  21. Pues yo suelo preferir Modern family en la versión doblada, y eso que suelo ver series y películas en VOS, pero nada, me siguen haciendo más gracia las voces de doblaje, especialmente la de Gloria y Phil <3

    Y la voz de los gays tiene mucha pluma en la VO, otra cosa es que a un castellanohablante le cueste distinguir una entonación gay en inglés.

  22. En Star Wars, cuando Luke está entrenando camino de Alderaan en el Halcón Milenario, hay un momento que suelta «Casi he podido sentir a los remotos». Es una (horrenda) traducción de «remote» que se refiere al drone volador, que se controlaba por control remoto.

    Y fuera del cine, en una novela de Marines Espaciales de Timun Mas, hay un momento en que un soldado le grita a otro «Duck!» porque le están apuntando, y el otro se tira al suelo.

    Y si, en la versión en castellano le grita «¡Pato!»…

    • aventurero

      Sobre lo que comentas de Star Wars, en la versión que siempre he visto, Luke decía «Casi he podido sentir a los lejanos».
      Di por hecho que se refería a todos esos espíritus antiguos de los Jedi que, de alguna forma, «guían» a Luke en su adistramiento por los caminos de la Fuerza.

  23. JotDown pasa el Life Emptiness (hay que meter palabrejas en inglés, que estamos en un site muy full de cool) haciendo listas cada dos semanas, artículos contra el doblaje y la traducción cada dos meses, y listas con ejemplos de (supuesto) mal doblaje y la traducción cada seis meses.

    As time goes by…

    • «Life emptiness», «site», «full de cool» «as time goes by»… «Minded»

      A mí me parece que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Ni con la ironía por excusa.

  24. Excelente artículo sobre un tema que para muchos pasa totalmente desapercibido.

    Desde luego, no es nada fácil encontrar el equilibrio justo entre una buena localización y un exceso de la misma. Ni tampoco lo es tomar una decisión al respecto: ¿traduces? ¿localizas? y si localizas, ¿hasta qué punto?

    Los ejemplos citados en el texto son muy buenos. Sin embargo, personalmente, hubiera hecho referencia a la serie Padre de Familia. Creo que en su caso se tomó la decisión acertada y está localizada en su justa medida. Sus diálogos están plagados de intertextualidad y referencias al mundo de la cultura popular estadounidense. En este caso, localizar demasiado hubiera supuesto un riesgo para el espectador.

    A mí, como traductor de formación, se me hace muy raro ver a una persona hablando de la Pantoja en Beverly Hills.

    En cuanto a la frase sobre Dani Martín, no podría estar más de acuerdo. Chapeau!

  25. En La Guerra de las Galaxia añadiría además, que en la escena en la que Luke entrena con el sable dentro del Halcón Milenario hablan de «los lejanos», como si fueran espíritus muertos o del pasado; cuando en realidad en inglés están haciendo referencia a la bola de entreno que se podría traducir como «remoto». Esto hace que cambie totalmente el sentido de la conversación.

    Y errores de voces en doblaje:
    En El Imperio Contraataca hay un error en la voz del artillero que va en el Snowspeeder. Le ponen la voz de Luke cuando en realidad no es él.
    En el Retorno dek Jedi le ponen la voz de hombre a una piloto de B-Wing.

  26. Lo de «E. T. Teléfono. Mi casa» no está mal.
    Al E.T. los niños le enseñan unas pocas palabras señalándole los objetos: señalan un teléfono y dicen «phone», y él repite «phone». Más tarde, cuando quiere armar una frase, usa las palabras que sabe.
    En español no habría sido lógico que dijera «telefonear» si había aprendido la palabra «teléfono».

  27. Buen artículo. Tanto la traducción para doblaje como para los subtítulos de cine ha sido siempre muy desigual. He visto películas subtituladas donde el personaje dice «Sí» y el subtítulo era «No», o el marido se convertía en el padre de la protagonista, por no decir los líos de argot. Para el doblaje, seguramente inviertan más y tienen traductores profesionales pero según me contó una traductora, cuando ella se ofreció a un estudio español para traducir subtítulos, porque eran penosos, le dijeron que no contrataban traductores, eso lo hacía la secretaria.

    Y tener todo en VO no debe ser tan problemático – Portugal, por ejemplo, tan sólo dobla programas infantiles para niños que no saben aún leer (o primeros lectores). Todo lo demás, sea comedia, documental, cine o reality, se emite en el idioma original subtitulado en portugués tanto en televisión como en cine.

  28. Os dejo 4 más de Regreso al Futuro.

    Como, al parecer, llamar «de fluJo» al condensador les pareció que no sonaba bien, se sacaron de la manga el «fluZo». Puestos a inventar…

    Luego están los famosos «gigovatios». Habrá que perdonárselo porque en aquel entonces la palabra «giga» nos quedaba muy lejos a casi todos, aunque lo lógico hubiera sido traducir «gigAwatts» como «gigAvatios».

    También está lo de traducir el «This is heavy» de Marty como «Qué fuerte». El comentario de Doc sobre si tienen algún problema molecular en el futuro pierde sentido.

    Y por último la gran cagada, al principio de la 3, cuando Doc no se cree la historia de Marty, el doblador de Doc dice una frase al revés, destrozando el sentido. Traducen «If the me of the future is now in the past…» como «Si mi yo del pasado está ahora en el futuro…»

  29. Discrepo totalmente con lo de Kung Fu Sion. Mi única motivación para verla ha sido siempre reírme con las voces absurdas. Esa misma película, doblada normal o en versión original subtitulada, me daría absolutamente igual, sin embargo, me encanta tal y como está en castellano.

    • A mí me desconcentra muchísimo. Más cuando la película en sí podría haber sido simplemente una chorrada y Stephen Chow la convirtió en algo más: cosas como los músicos asesinos y su aparición, con la sombra sobre un muro de ese gato fileteado, o la visión del caudal de sangre por el pasillo antes de liberar a un personaje peligroso son escenas geniales. Que Chow luego haga con todo un Looney Tunes desquiciado pues estupendo también.

      • +44 a Marc.

        Es cierto que al optar por sejemante combinación de GomaEspuma excesivamente fumados y chiste de graciosete de bar («Pues en estas que va un catalán, un gallego y un vasco…») se pierden matices importantes del espíritu original de la obra de Chow. A cambio, se obtiene una sensación dislocadora que convierte esta versión doblada en una experiencia distinta no necesariamente mejor ni peor.

        Chirridos aparte, no me parece que que ese doblaje altere significativamente el carácter de los personajes. Yo, en los diez primeros minutos estaba como usted, sr. Cuevas, pero me dije… «vale, de acuerdo, la chica es un orco, pero ya que estamos»… me relajé, me dejé hacer y al final lo disfruté muchísimo.

  30. Jhonny Lawrence

    Mi cagada en la traducción favorita sale en ST. Elmo´s fire:

    «Love sucks» se convierte en «.. el amor chupa»

  31. Antes de opinar sobre estos temas, y sobre cualquier otro, convendría informarse para no soltar perlas como las que se ven en algunos comentarios:

    – La gran mayoría de las personas sordas NO pueden seguir los subtítulos de las VO porque leen y procesan la información a una velocidad diferente y de forma diferente. Además, las construcciones gramaticales en castellano distan mucho de la estructura de la lengua de signos. Los subtítulos para sordos SON DIFERENTES a los que empleamos los oyentes.

    – El hecho de que en Portugal se subtitule y aquí se doble, tiene detrás unos motivos históricos que veo que muchos pasan por alto. La decisión de hacer una cosa u otra no fue ni estética ni orientada a «mejorar el nivel de la población en idiomas». En el caso de España, el doblaje permitió la difusión de películas extranjeras entre la población de la época, en su mayoría analfabeta. Lo de la censura fraquista tuvo lugar tiempo después, aprovechando que esa misma población ya se había habituado a ver filmes doblados.
    En el caso de Portugal, el gobierno al mando en los años 40 decidió que, para CENSURAR el contenido de las producciones extranjeras, era mucho más sencillo (y seguramente más barato) alterar un texto escrito que uno hablado y de ahí que se prohibieran las emisiones de filmes doblados y que hasta hoy se subtitule.

    – El título de una película NO es lo último que se traduce (sorpresa, enteradillos), sino lo primero. A veces lo eligen las productoras directamente (por cosas de márketing, que va a «vender más») y a veces piden al traductor unas propuestas y eligen de entre esas. Todo esto ANTES de que se traduzca el propio guión de la película, SIN haber visto el filme o habiendo visto sólo unas pocas escenas rápidamente (que la distribuidora apremia).

    Teniendo esto en cuenta, quizá más de uno quiera replantearse su opinión. Aún hoy hay población que no puede o no sabe leer. Y gente que, simplemente, prefiere el doblaje. No sé qué habrán hecho para que se les prive de esta rama del entretenimiento. Como ya comentó Javier, que cada uno elija lo que mejor le venga, y que deje vivir al resto.

    • Stephen Strange

      En Portugal no se subtitula porque el régimen salazarista pensase que era más fácil controlar el «mensaje» con subtítulos que doblando. Ni en España comenzó a doblarse las películas porque la mayor parte de la gente fuese analfabeta (el porcentaje de analfabetismo entre la población era mayor en el país vecino que en el nuestro).

      En Portugal no hay tradición de doblar las películas de la misma forma que no lo hay (o lo hay, pero en menor medida que en España) en la mayor parte de los países europeos.
      Antes del franquismo (durante los años 30) no existía una industria de doblaje prácticamente en ningún país del mundo. O, de haberla, andaba en mantillas. Eran los propios estudios norteamericanos (Hollywood, of course) los que creaban versiones en distintos idiomas de sus películas. Pero no doblándolas, sino rodándolas con otros actores e incluso otros directores.
      Cuentan (o eso he leído) que los dos primeros países que crearon algo parecido fueron la Italia fascista y la Alemania nacionalsocialista. No tanto por «controlar el mensaje» de las películas foráneas (que también) como por mor del culto ultranacionalista a sus propias lenguas. Y el régimen franquista hizo lo mismo, un poco por seguidismo y otro poco por oportunidad.

      Tras la II Guerra Mundial, la industria del doblaje español siguió afianzándose hasta convertirse en una máquina perfectamente engrasada y extraordinariamente solvente. Los actores y directores de doblaje españoles eran auténticos profesionales que llevaron a cabo verdaderas obras maestras (del doblaje, of course).

      Evidentemente, eso acostumbró al público a ver las películas dobladas. La cosa tuvo sus cosas malas (que se han mencionado muchísimas veces) como la pereza «popular» ante las versiones subtituladas, las manipulaciones a lo «Mogambo» o las pifias que aquí se han mencionado. Y ese famoso mantra (que posiblemente sea cierto) que asegura que nuestra legendaria impericia idiomática, sobre todo en inglés, tiene su origen y causa principal en el hecho de que todas las películas extranjeras que se estrenan en España desde hace ochenta años están dobladas al castellano.

      Pero también sus cosas buenas. Durante los años 40, 50 y 60 España era uno de los países de Europa (y del mundo) en el que mayor afluencia de público a los cines existía. Eso lo recoge incluso Tony Judt en su libro sobre la postguerra mundial.

      Indirectamente, esa actitud de la gente, esa «tendencia a acudir al cine» trajo consigo la existencia (siquiera sea con altibajos y de esas maneras) de una industria cinematográfica nacional potente hasta los años 70. Vamos… que no todo fue malo.

  32. Muy buen artículo, pero he decir que, por un lado, la traducción audiovisual es algo bastante complejo, sobre todo en aquellos casos en los que el texto original está plagado de marcas de oralidad (transgresión del estándar, humor, etc.) y sobre todo cuando entran en juego varidades lingüísticas (variedad diafásica, la diatópica especialmente) en la que elegir una u otra estragia de traducción siempre supone cierta pérdida en cuanto al original, y ya no digamos en algunos casos auténticas barbaries. El objetivo de toda traducción es encontrar una equivalencia, esto es, que el texto original produzca la misma reacción en público de la cultura meta que en la de origen, y ello conlleva que en ocasiones, cuando los elementos culturales que aparecen en el texto original son totalmente opacos o desconocidos por la audiencia meta, haya que recurrir a elementos más reconcibles por esta, a pesar de que a cierta parte del público puedan «chirriarle». Pero no debe olvidarse nunca que el traductor no es rey soberano, y que el que paga manda, y muchas decisiones acaban resolviendose sin tener en cuenta en absoluto el criterio del traductor. Un ejemplo muy sonado es la traducción de títulos de películas, en las que el traductor suele presentar varias opciones y es la distribuidora quien acaba tomando la decisión final.
    Por otro lado, el traductor, como profesional cualificado y titulado, es una figura de bastante reciente creación.

  33. Costa Neira

    En la película de Woody Allen comentada What´s up, tiger Lily? uno de los cambios que se hacía en el doblaje era ponerle a los personajes (todos ellos orientales) apellidos judios.
    Bien, pues de esta película existe traducción al español. Desconozco la fidelidad que guarda al original de Woody Allen, pero al productor un extraño mecanismo mental le llevó a cambiar, en un rizar el rizo delirante, los apellidos hebreos por vascos, además de introducir menciones a los 40 principales y cosas así…

  34. No recuerdo cuál era el título, pero sí una peli de Hollywood de los 50 en la que los personajes montaban en una avioneta, uno sacaba una botella de whisky y preguntaba algo así como «¿quieres tomarlo cuando estemos sobre las rocas?». Aparentemente, el traductor en su vida había oído hablar del whisky on the rocks. Con respecto al tema del doblaje: vivo desde hace años en Grecia y aquí, como en la mayoría de los países europeos, las películas no se doblan. Leer subtítulos está completamente normalizado y jamás he escuchado a nadie -niño o anciano- quejarse por ello. Y parecerá un tópico, pero aquí todo el mundo chapurrea algo de inglés gracias a eso.

  35. Estimado Sr.Cuevas:
    Soy traductora profesional y he de felicitarle, a nivel general, por la objetividad y el sentido común con el que ha realizado usted su artículo. El gremio al que pertenezco suele ser objeto de críticas muy poco constructivas, basadas en muchos casos en la ignorancia del crítico en cuestión, como ocurre con el tan manido tema de los títulos de las películas que,como ya se ha señalado aquí, o dependen del traductor, sino de las decisiones mercantilistas de las distribuidoras.
    Eso no quita para que cometamos errores (que lo hacemos), doy fe de ello, al igual que usted en este artículo en el que, no obstante, no he podido apreciar sed de sangre, sino más bien intención didáctica. Se agradece.
    Estoy de acuerdo con usted en buena parte de sus observaciones. Sin embargo, hay una en la que discrepo y es en lo referente al doblaje de la película Shrek por parte del dúo Cruz y Raya (no sólo José Mota),que me parece excelente y muy fiel al espíritu original. Me explico: en la versión original, los personajes de Shrek y Asno fueron doblados por Mike Myers y Eddie Murphy, respectivamente. No conozco tan bien la filmografía del Sr. Murphy, pero me consta que Myers incluyó en su doblaje bromas relacionadas con algunos de sus propios personajes cómicos, como Austin Powers y,si mal no recuerdo,el de Wayne’s World. Esas bromas se perdieron con la traducción porque las referencias no eran tan conocidas en castellano. Lo único que hicieron los de Cruz y Raya fue introducir sus propios chascarrillos, manteniendo así el guiño al espectador. No me parece que estorben en absoluto.

  36. Pingback: Cuando personajes o espectadores no saben los mismos idiomas

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