Opinión Portero delantero

A Rivera le duele Dinamarca

Birgitte Nyborg en Borgen. Imagen: DR Fiktion.
Birgitte Nyborg en Borgen. Imagen: DR Fiktion.

Contrariada por el ramillete de disparidades que parece cundir entre la militancia de su bisoña formación, Birgitte Nyborg, lideresa in pectore de la misma, atraviesa la planta diáfana del viejo almacén que les sirve de oficina electoral y hace tintinear la taza de café con un repiqueteo de la cucharilla, convocando así la atención de los presentes.

Os estoy muy agradecida por el tiempo que hemos compartido. Muchas, muchas gracias… Y quiero que os fijéis en ese enorme tablón [una pizarra veleda en la que los simpatizantes han ido colgando noticias alusivas a la conveniencia de tal o cual propuesta]. En muchos sentidos, nuestro partido me recuerda a ese enorme tablón de noticias. Podría decir incluso que, ahora mismo, nuestro partido es ese tablón de noticias. No sé si alguno de vosotros las ha leído todas… Yo sí. Anoche. Es fantástico. ¡Cuántos sueños! ¡Cuántas opiniones! ¡Cuántas esperanzas e ilusiones! Dice en él que nuestro partido apoya un entorno más ecologista, pero también liberalizar la agricultura; nacionalizar el sector bancario, pero también dar más libertad a los negocios; bajar los impuestos, pero también subirlos… Un partido no puede defender políticas contradictorias. Debo decir también que hay muchas cosas en el tablón con las que no estoy en absoluto de acuerdo… Como es natural, todos los aquí presentes estamos a favor del bienestar de los animales, pero no hasta el punto de considerarlos casi unos ciudadanos más. (Jantzen, he estado ojeando tu libro de cuatrocientas páginas sobre teorías que abogan por el control de las empresas y la sociedad civil y me recuerda a una visión suavizada de la Unión Soviética; esa tampoco será nuestra política). Compartimos los llamados «valores culturales cristianos», pero aun así, no pondremos en cuestión el derecho de las mujeres a abortar. Es evidente que algunos se han unido a nosotros con ideas más radicales de las que tendremos nosotros jamás. A esas personas les digo amable y cortésmente: este no es vuestro partido. A todos nos ha entusiasmado formar parte de un movimiento de masas. Ahora vamos a ser más pequeños. Y a tener un rumbo. Muchísimas gracias a todos, seguiremos en contacto.

La escena corresponde al capítulo tres de la tercera temporada de Borgen, serie que destripa la política danesa a partir de los desvelos del personaje de Birgitte Nyborg, presidenta del Partido Moderado (PM) y a quien, en la primera temporada, vemos acceder al cargo de primera ministra de la mano de una coalición de gobierno entre su formación, Los Verdes y el Partido Laborista. Por establecer un símil con España, el partido local que más se parece al PM de la ficción televisiva es Ciudadanos. De hecho, y en lo que respecta a Dinamarca, Borgen es una suerte de desideratum, de horizonte moral, si se quiere, pues el espectro político del país nórdico carece de una formación de centro con tanta influencia como la que ejerce Ciudadanos en nuestro país.

El PM de Birgitte Nyborg aúna en su ideario principios de tradición liberal y principios de tradición socialdemócrata. Defensores de la economía de mercado (es decir, partidarios de la realidad), los moderados propugnan, asimismo, la universalidad de la sanidad y la educación públicas, y abogan por que el Estado contrarreste los efectos de la pobreza mediante el sistema de prestaciones de la seguridad social, evitando, eso sí, la arbitrariedad y discrecionalidad de las ayudas, esto es, previniendo en lo posible la deriva paternalista del estado de bienestar. Para el PM, los ciudadanos no son seres desvalidos a los que debe procurarse auxilio casi por defecto, sino adultos responsables a los que, solo en determinadas circunstancias, el Estado ha de socorrer. Y lo que vale para los nacionales vale para los recién llegados: en las antípodas del furibundo Partido de la Libertad (trasunto del Partido Popular Danés, ultranacionalista y de corte xenófobo), el moderantismo no transige con la criminalización de la inmigración que este practica y se opone con denuedo al endurecimiento de las leyes de extranjería. Con todo, tampoco comulga con la asignación de cuotas a las minorías por considerar que, antes que favorecer la integración, perpetúan los clichés y desincentivan el progreso individual. Análogamente, y a diferencia de la socialdemocracia clásica, que tiene el multiculturalismo por una bendición, el PM considera que el derecho a la diferencia no puede amparar prácticas contrarias a la igualdad de sexos (léase, ablación de clítoris) ni, en general, poner en tela de juicio la superioridad de los valores occidentales. Del mismo modo, el Estado debe garantizar el derecho al aborto, bien entendido que en una sociedad laica no ha lugar a la confusión entre las leyes de Dios y las de los hombres.

A la luz de este credo, la formación de Albert Rivera bien podría hermanarse, siquiera virtualmente, con la de Birgitte Nyborg, pues los ideales que animan a ambas fuerzas son, grosso modo, similares. Sin embargo, y mientras que los dirigentes moderados exhiben su doctrina con apasionamiento, los de Ciudadanos, y con la excepción de Juan Carlos Girauta, no parecen concernidos por la política de altos vuelos, por la política con mayúsculas. Esa atonía, esa renuncia al activismo (en parte, tan semejante al tancredismo del Partido Popular), unida a la ausencia en sus filas de verdaderos cuadros (y a la sobreabundancia, sea dicho, de auténticas nulidades) ahonda en la percepción de que Ciudadanos no es tanto un partido político cuanto una maquinaria electoralista o, por emplear la taxonomía de Josep Ramoneda, un «partido-acontecimiento».

Al contrario que Rivera, arquetipo de dirigente líquido, Nyborg no entiende el compromiso político sin que este vaya aparejado una acérrima defensa de las convicciones. En la temporada 3, en efecto, y tras un tiempo apartada de la primera línea, la expresidenta del Partido Moderado reclama su reingreso en la ejecutiva, alarmada por el flirteo de su otrora íntegro PM con el Partido de la Libertad. Ante la negativa del nuevo presidente del PM, que ve amenazado su estatus, Nyborg funda Nuevos Democrátas (una refundación, de hecho, del PM). La cita de Churchill que encabeza el capítulo tres, «Hay quien cambia de partido para defender sus principios, y hay quien cambia de principios para defender su partido», no es sino el frontispicio de esa ulterior peripecia, que tanto recuerda a los comienzos de Ciudadanos, a aquellos días de 2005 en que quince intelectuales se levantaron contra el sesgo nacionalista del maragallismo. Por apurar la similitud, el hangar de paredes desconchadas donde Nyborg planta la semilla de Nuevos Demócratas no deja de ser un remedo del ya desaparecido restaurante Taxidermista, en la plaza Real, de esa catacumba moral donde los promotores de Ciudadanos alumbraron el manifiesto del que resultaría el partido. A su modo, y durante un sinnúmero de cenas, también ellos hicieron tintinear la taza de café. La doctrina de la Tercera España, piedra angular del ideario de C’s, fue la destilación de cientos de horas de discusiones entre izquierdistas y transversales, liderados, respectivamente, por Francesc de Carreras y Arcadi Espada, que mantuvieron un pulso enfebrecido, pleno de entusiasmo, en el cometido de sustanciar ideológicamente a la futura formación.

Fue precisamente en uno de aquellos conciliábulos donde Espada, el gran inspirador de C’s, planteó la necesidad de que Ciudadanos escapara a la dicotomía izquierda-derecha por el procedimiento de abrazar el método científico; de que Ciudadanos fuera, en resumidas cuentas, un partido moderno. Empleó (aproximadamente) estas palabras: «¿Estamos a favor de la investigación con células madre? Supongo que sí. Pues bien, conforme a este punto, seríamos de izquierdas. ¿Estamos a favor de la despenalización del aborto? ¿Sí? Pues también ese rasgo indicaría que somos de izquierdas. Ahora bien, el hecho de ser contrarios a las cuotas femeninas nos inclinaría a la derecha. Como también nos inclinaría a la derecha la defensa de la meritocracia. Con ello quiero decir que izquierda y derecha son dos categorías vencidas por la realidad, y cualquier partido que se reclame novedoso tiene que superarlas».

La cita figura en Alternativa naranja (Debate), la crónica sobre los diez años de vida de Ciudadanos que he escrito al alimón con el periodista de La Vanguardia Iñaki Ellakuría, y corresponde al momento en que los padres fundadores de Ciudadanos se interrogaban acerca de quiénes eran y adónde iban. Como Birgitte Nyborg, se hallaban frente a un tablón de noticias y habían de depurar el contenido para «tener un rumbo».

El otro gran aspecto de la serie que, por lo que toca a Ciudadanos, es susceptible de comparación, es el círculo de confianza de la primera ministra. Cada vez que Nyborg se sabe en un atolladero, recurre al consejo de su amigo Bent Sejrø, viejo zorro de la política y ministro de finanzas del Partido Moderado. Sejrø simboliza, en parte, la sabiduría de los ancianos de la tribu, uno de esos valores que Rivera ha acabado soslayando (cuando no despreciando) con el pretexto de que su liderazgo no ha de someterse a tutela alguna.

Por lo demás, Borgen es tan sumamente instructiva que ya en su arranque presenta un escenario postelectoral muy parecido al que Rivera acariciaba tan solo dos semanas antes del 20-D. En la ficción televisiva, la victoria de los liberales (equivalente al PP) se revela insuficiente para que estos gobiernen en solitario y deja el paso franco, queda dicho, a un Gobierno de coalición entre moderados laboristas y ecologistas, con Nyborg como primera ministra.

Por eso, entre otras razones, la serie era tan del agrado del presidente de C’s, que hoy debe de verla con ineluctable melancolía.

 

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46 Comentarios

  1. «Defensores de la economía de mercado (es decir, partidarios de la realidad),»

    Después de esto recordé que tenía que comentarlo e ir a la ducha.

    • No sé si te has enterado, vives en una economia de mercado parcial y en un sistema capitalista… y de los dos la economia de mercado es lo menos malo con diferencia. (Aunque lejos del ideal, hay algo de competencia en el mercado).

      • Getxoblues

        La economía de mercado se basa en la competencia. El mercado se autorregularía por la acción de actores con intereses contrapuestos. El liberalismo propone que se se da libertad a estos actores todo irá bien. Esto jamas se ha demostrado, de hecho en la época de oro del capitalismo (1950.1970) la regulación de la economía por parte del estado fue muy fuerte. Otra cosa es el capitalismo liberal, en el que si estamos y al que nos quieren arrastrar aún más, donde los precios se pactan, las perdidas se socializan y la política solo sirve a unos intereses. Lejos del ideal, ja, ja, ja…

        • Completamente de acuerdo contigo.
          Nunca se ha demostrado que el libre mercado se autoregule con justicia, no hay mas que ver la cantidad de gente con pocos o ningún ingreso que hay en las crisis económicas, sin que el mercado haga nada por ellos.
          El libre mercado es, para decirlo con pocas palabras, maricón el último.

          • Es que ha habido alguna vez libre mercado de verdad? es decir sin bancos centrales, sin regulaciones es decir privilegios a corporaciones y lobbies vía BOE, sin subvenciones es decir más privilegios, sin aranceles? ha habido eso alguna vez, o ha sido pura socialdemocracia proteccionista?

          • Época dorada del capitalismo de 1950 a 1970? Eso es directamente incorrecto por no ser maleducado.

        • «Otra cosa es el capitalismo liberal, en el que si estamos y al que nos quieren arrastrar aún más, donde los precios se pactan, las perdidas se socializan y la política solo sirve a unos intereses» Si no te das cuenta de que eso es justamente anti-liberal es que tienes una empanada como una catedral.

      • Decir «partidarios de la realidad» es una máxima tremendamente partidista. Es como decir que ser partidario de la penalización del aborto es ser partidario de la realidad, porque es lo que ocurre ahora. Creo que lo adecuado sería decir que son «partidarios del statu quo» ¿no?

        Y ya a nivel personal, determinar que la realidad inmutable es que los trabajadores debemos subvencionar la tasa de ganancia de los capitalistas, o convertirnos en capitalistas y pasar a robar sistemáticamente a los demás, me parece una realidad entre dura e insoportable.

  2. Borgen es una estupenda serie. Junto a Gomorra es de lo mejor en cuanto a series europeas rodadas en los últimos años. Y su visionado es muy sano para comprender como se puede ser fiel a tus ideas pero también pragmático, sin caer en posiciones maximalistas de partida.

  3. Juanjo RM

    Lúcida pieza, felicidades

  4. Dos Sicilias

    Que haya que irse al octavo párrafo para comprobar que el autor viene literalmente a vendernos su libro, lubricando el literario y neoliberal cipotazo en una generosa dosis de vaselina televisiva (es que a la peña de Jot Down les molan mucho las series) es un nuevo punto bajo en el carrerón que esta santa casa se está marcando últimamente. El pie de Froilán sonríe envuelto en su aureola azul, junto a Yoda y Sebastian Shaw.

    Tened la caridad al menos de poner el disclaimer de «contenido patrocinado» en la cabecera.

    • Amén. Además, me ha hecho muchísima gracia lo de «fundado por izquierdistas y transversales como Francesc de Carreras y Arcadi Espada». Con semejantes «izquierdistas» no sé quién se sorprende de dónde ha acabado encuadrado ideológicamente el Partido Nacionalista Castellano de Alberto Rivera.

      • Perdona, amigo. Partido Nacionalista Español. Y a mucha honra.

        • No lo discuto. Castilla es España y España es Castilla. Lo he tenido siempre muy claro, y sino siempre ha habido alguna fuerza del orden cerca para clarificarlo.

        • Enhorabuena

          Me alegra que haya alguien que reconozca que Cuñadanos es nacionalista. Como siempre el nacionalismo es de los «periféricos»….

    • Es una muestra tan burda de publicidad y marketing político encubierto que no le pasará desapercibido a mucha gente. Es típico también de este tipo de género lingüístico el querer hacer pasar posturas fuertemente ideológicas, que muy bien pueden ser fruto de una reflexión meditada y de una cultura extensa, por posicionamientos del sentido común; pero no por habitual es menos ladino. Es decir, que apelar a «la realidad» sin más para respaldar lo que es una postura entre otras (tan bien fundamentadas como dicha postura) es, como poco, una bajeza, y hace del autor todo un practicante de la metafísica más dogmática. «La realidad es aquello con lo que yo estoy de acuerdo, y lo que vosotros digáis es vivir en una nube si no es lo mismo».

      Ante esto, se puede argumentar mucho, yo prefiero mandarle a la puta mierda, que a los insidiosos hay que hablarles con claridad.

  5. Hay una diferencia ESENCIAL entre Ciudadanos y cualquier partido danés (democrático). En Dinamarca se reconoce el derecho de Groenlandia y de las Islas Feroe a la independencia. C’s nació y existe exclusivamente para afirmar la unidad de España y negar la existencia de otra nación que no sea la española. C’s es, simplemente, una reacción al auge del independentismo catalán.

    • Y qué, acaso lo ocultan?

    • Tal vez haya muchas más diferencias entre Cataluña y Groenlandia o Islas Feroe. Por suerte para Cataluña, claro.

    • No veo a Artur Mas o a los de la CUP pescando el bacalao o cazando focas a miles de kilómetros de distancia de las costas españolas, aunque quizás sea ese su sueño: extirpar a Cataluña de la península y llevársela por los aires a algún lugar más fresquito, algo así como ocurre con la ciudad de la «La saga fuga de JB» de Torrente Ballester.

    • ¿Y?…

  6. Pingback: Serie de tv Borgen : «A Rivera le duele Dinamarca» / José María Albert de Paco | Sociología crítica

  7. Jackson Peters

    Bueno, puedo entender el símil del Partido Moderado con Ciudadanos, pero el PM tiene (en la serie) 40 o 50 años de historia si no recuerdo mal. Lo interesante de la serie (o una de ellas) en cuanto a ciertos paralelismos con la situación actual en España es la cultura de pacto y la colaboración que muestran los partidos. Obviamente no todo es de color de rosa. Por cierto, cuando ocurre esa escena (perdón por desvelar este detalle) en realidad Birgitte no está hablando del PM, sino que ya ha fundado su nuevo partido. En todo caso, la serie es estupenda y un buen ejemplo de lo que supone hacer ficción para todos los públicos en el buen sentido del concepto.

  8. Este Jot Down me gusta. Lo sigo desde hace poco, y discutiría muchas de las cosas que aquí aparecen, pero tiene unas cualidades básicas raras, por lo difíciles que son de encontrar:Maneras impecables, excelente información, amenidad y respeto, incluso cariño por el lector. Cualidades que denotan inteligencia y profesionalidad. Veremos como evoluciona.

  9. » la victoria de los liberales (equivalente al PP)» Yo más que liberales diría «conservadores», los liberales serían el Partido Moderado y Cs.

    • En la serie están el Partido de la Libertad (de Svend Age, un gordo repelente) y el Partido Liberal ( y conservador, que es de Hesselboe, un estirado). El primero respondería a la tónica de VOX (vulgar conservador y xenófobo); el segundo, por su fuerza e historia, al PP. En el artículo se confunden ambos.

  10. La analogía entre el PM y C’s no se aguanta. Lo más parecido al PM en España sería UPyD, pero ni siquiera. El centro político español está bastante más a la derecha que el danés

    • Jackson Peters

      Bastante de acuerdo. De hecho, lo iba a decir antes y se me pasó.

    • Y que cualquier otro pais europeo.
      En España, la brújula política está descaradamente escorada hacia la derecha, lo que aquí se califica de derecha en Europa sería extrema derecha. NO hay más que ver las criticas a Podemos calificándolo de radicales, cuando su programa es socialdemócrata y lo podría suscribir el Psoe de los años 80.

  11. Me parece un analisis muy simplista, y no se adapta a la realidad de España, aquí se le olvida al autor hay una derecha cerril que anhela y opta por seguir en el pasado, cosa que en Borgen , no existe,(Dinamarca) y al autor se le olvida como empieza la serie, con la muerte de un dirigente conservador que habia «utilizado» dinero que no le pertenecia, y debudo a ese chantaje accede la prota al Poder. Hecha esta salvedad, el partido de Rivera, A.Espada, y J.Nart, se caracterizan por utilizar la eugenesia para evitar niños con problemas, cosa inimaginable en Dinamarca. Estaria mas tiempo rechazando las similitudes (ficticias, por supuesto) entre ambos ejemplos, pero C’s le queda un largo camino para ser lo que anuncian el partido, y el autor del articulo.Buenas noches.

    • Dinamarca no es ese país en el que el segundo partido más votado con un 21% es el PPD, un partido de ultraderecha xenófoba, antieuropeista, abiertamente antiinmigración e islamófobo al más puro estilo Plataforma x Catalunya… Todo un ejemplo de país…

  12. Alguno comenta que el electorado danés está mucho más a la izquierda que el español. Yo creo que el electorado danés se mueve en otro eje diferente del español, en el de impuestos altos, una izquierda más moderna, sin los complejos heredados de una dictadura y con una libertad de mercado que casi nadie pone en discusión. Ni hablamos de la propiedad privada o de la meritocracia, ni hablamos de la envidia o del amor por el país en el que vives.

    La comparación de partidos del artículo es razonable, pues la entiendo como una analogía de ciertos atributos y situaciones, momentos políticos. Pero, por desgracia, creo que España es un país con un electorado que no está más cerca del de Dinamarca que del de Venezuela.

    La serie sí está bien. También el artículo.

  13. Estupenda reflexión. Y más estupenda aún la serie, por supuesto, que me parece modélica de principio a fin.

  14. Siguiendo el hilo de arriba sobre el concepto de «realidad», las realidades se crean, evolucionan y transforman. Ese argumento instalado en nuestras masas de hoy en día de que «esto es así y lo otro es utópico» o «a mi también me gustaría pero las cosas son como son» es un triunfo del neoliberalismo, que ha conseguido amoldarnos las mentes los últimos treinta años para recortarnos muchos derechos sociales. Resulta que lo que tenemos ahora, este neoliberalismo agrio o anarcocapitalismo es el paradigma, el verdadero modelo porque «el mundo es así».

    Miremos a la historia para recordar cuando la socialdemocracia era el paradigma, la realidad, conseguimos muchos avances sociales gracias a ello.

    • Completamente de acuerdo.
      Los partidarios de la economía libre de mercado hacen un trampa semántica, como si eso fuera lo mejor o lo deseable. Lo será para los países del primer mundo, vete a Uganda o a Haití y cuéntales las ventajas del capitalismo de libre mercado.
      En un mundo mayoritariamente capitalista, un porcentaje elevadísimo de la población mundial – no tengo cifras aquí – pasa hambre. ¿ De verdad os parece eso lo mejor ?
      Esa libertad es sólo la libertad del que pueda comprar, o sea de los ricos. Algo así como cuando la Iglesia española habla de la libertad de enseñanza religiosa, en realidad lo que quiere decir es que se les subvencione con los presupuestos del Estado, o sea de todos, seamos católicos o no. Ya veríamos si hubiera de sostenerse sólo con las aportaciones de sus fieles, si seguirían siendo partidarios de la «libertad».
      Aparte, que la economía de libre mercado sea lo mejor, no está demostrado ni mucho menos. NO hay más que ver la austeridad, los recortes, a quién están favoreciendo y a quién están perjudicando.
      Además, no ha habido nunca una libertad de mercado, el mercado no ha sido nunca libre, como si fuera un laboratorio de física libre de influencias externas, de distorsiones o de trampas. ¿ Todo el mundo actúa en igualdad de condiciones ? ¿ Tienen el mismo poder un pequeño empresario que una gran superficie ?

    • Item mas, las realidades, en efecto, se crean. Se puede crear prácticamente lo que uno quiera, en el caso de periodistas deshonestos, sin ningún problema.
      Un ejemplo muy claro, Maruhenda y su La Razón. Unos días antes de las elecciones, ¿ como apoyamos al PP ? muy sencillo, en unos gráficos de encuestas preelectorales, el 26 % de votos al PP es el doble del 24 % votos al Psoe.
      En una tertulia televisiva de hace unos días, alguien le dijo que vivía en otro país ( yo casi diría en otro mundo ). En su país, en España no hay apenas desahucios, se crea trabajo a cascoporro, y el gobierno trabaja para el bienestar de sus ciudadanos.

  15. R.Maitland

    De Borgen, una serie magnífica, me gustó especialmente ese capítulo titulado «El último obrero». El líder de los Laboristas es defenestrado por sus propios compañeros de partido, en el marco de un encuentro entre las tres formaciones de gobierno para reformar la Seguridad Social (Moderados, Verdes y Laboristas). Ya se había creado el adecuado «caldo de cultivo» en la prensa, azuzada desde el propio Laborismo, mofándose de su escasa sofisticación así como nivel de inglés (ejem… es Dinamarca…) y el golpe de gracia lo recibe en esa conferencia, cuando sus propios ministros le dejan sólo defendiendo las jubilaciones anticipadas, por las que él y su partido tanto habían luchado años atrás.
    Ya dimitido, tiene un espléndido diálogo final con la primera ministra, Birgitte Nyborg, en el que desgrana su pasado. Cómo empezó como aprendiz de soldador en los astilleros, luego el sindicato y hasta dónde había llegado a pesar de sus orígenes humildes… Y describe las duras condiciones en las que vivían los obreros por entonces. Condiciones que él y otros como él ayudaron a cambiar y que acaban, paradójicamente, contribuyendo a construir un nuevo país en el que acaba siendo un dinosaurio.
    Más allá de la nostalgia que nos produce este pasaje, opino que la interpretación que se extrae es que los ejes izquierda y derecha, tal y como se les conocía, se han difuminado. Han mutado. Que se lo pregunten a los fundadores y dirigentes de C’s o sobre todo Podemos (pensemos que ninguno de estos dos partidos se encuentra cómodo en el clásico encuadre «izquierda-derecha»). Otra cosa es si detrás del discurso y la superficie, hay o no más de lo mismo o más pasado que futuro.
    De cómo se gestiona este nuevo paradigma, este mundo global y diferente, con retos novedosos, es de lo que va Borgen.
    De lo que va Borgen es de «lo que van a ir» las sociedades occidentales en los próximos años.

    • R.Maitland

      Y además, en España, está la «cuestión territorial» para hacer más divertidas las cosas.

  16. Román Sánchez

    «…en las antípodas del furibundo Partido de la Libertad (trasunto del Partido Popular Danés, ultranacionalista y de corte xenófobo)». Pues sí, igualito que el PP. Claro, y si ponemos como ejemplo El ala oeste de la Casa Blanca, pues Rivera es Martin Sheen. Y si hablamos de Justified, pues Rivra se pide ser Rylan Givens… En fin, no será que no le sigo a usted con gusto, la verdad, pero con lo de Ciudadanos no sé si se ha perdido un poco la medida.
    Y otra cosa: esto de coger las series para explicar la realidad, o los proyectos de los partidos en este caso, ¿no es una ingenuidad posmodernista, y como tal posmodernismo, carencia de rigor, contraste con la realidad, y dejación de funciones periodísticas? ¿O esto es solo porque sale en el Jotdown?
    Saludos

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