#FuturoImperfecto

Futuro Imperfecto #16: Cerrad las fronteras, desterrad la inteligencia; vamos a morir todos… otra vez

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26 de febrero de 2020. Un aficionado del Real Madrid se protege contra el coronavirus durante el partido de la UEFA Champions League contra el Mánchester City en el Santiago Bernabéu. Foto: Manuel Blondeau / Cordon Press.

Hordas de enfermos tratan de asaltar las murallas de hormigón, desesperados por entrar en la zona de cuarentena. Los de dentro rezan esperanzados, sin ser conscientes de que están a punto de lograrlo. De pronto, el primer contagiado salta dentro, y se desata el terror. Acaba de estallar otro foco de la pandemia, esta vez en Jerusalén. ¿Es el coronavirus? ¿Es Twitter? No. Hablamos de una secuencia de Guerra mundial Z, una peli de zombis basada en un libro escrito por el hijo de Mel Brooks. Sin embargo, ¿por qué se parece a lo que sentimos ante el COVID-19?

Los economistas prevén una recesión equivalente a la de 2008 si la pandemia se desata, y las bolsas ya han sufrido caídas históricas. Millones de personas llevan un mes en cuarentena en China, donde han construido hospitales a velocidad de vértigo. Rusia ha cerrado sus fronteras con aquel país. Se recluye a la gente en pueblos de Lombardía, Austria cierra la frontera con Italia sin razón. Al paciente de Madrid le internan donde tuvieron a la enfermera contagiada de ébola. Y a un médico le pillan robando trescientas mascarillas para su pueblo. Cómo no vamos a sentir pánico si hasta la CNN anuncia con una pavorosa imagen que Alemania no se plantea cerrar la frontera con Italia…¡frontera que no tiene!

Estamos haciendo el imbécil peligrosamente. También colectivamente, que eso siempre consuela. En gran medida porque nadie nos ha contado con claridad que la estrategia es reducir al mínimo el número de contagios, esperando que el virus se muera solo. Podría pasar, ocurrió con el SARS, surgido también en China: apareció en 2003, mató novecientas trece personas, no ha habido un nuevo caso desde 2004. 

Cuando la OMS decretó la emergencia mundial no sabía si el coronavirus iba a ser la nueva peste negra o algo parecido a una gripe, que es lo que ha resultado ser. La mutación del H1N1 mató en la Primera Guerra Mundial entre cuarenta y cien millones de personas, y se trataba de saber si algo así iba a pasar. Tampoco ayudó la cordialidad informativa del gobierno chino. Se descubrieron declaraciones gubernamentales anteriores a la información sobre la crisis, se cortó gran parte de la comunicación, las leyes locales tiraron por la del medio, y lo único beneficiado ha sido el medio ambiente chino, ahora un 25% más limpio por la caída de vuelos y actividad industrial.

Ahora sabemos que a igualdad de pacientes vulnerables, que son los que mueren, mata más la gripe común que el coronavirus. De hecho los niños no están siendo afectados, mientras que los enfermos con patologías graves como cáncer o neumonías, los inmunodeprimidos o los mayores de ochenta años con problemas de salud previos o dolencias crónicas presentan tasas de mortalidad preocupantes.

Lo único que sí estuvo claro desde el principio es que era muy contagioso. Su Ro, ritmo reproductivo, es de entre 2-3, similar al ébola, el SARS o el sida. Reconozcámoslo: han sido las estrictas medidas de China las que han impedido la pandemia. Medidas que quizá en otro país, con políticos más timoratos y mayor preocupación por el que dirán mis votantes o mis donantes, no lo hubieran cortado de raíz como allí. Pero incluso si acaba desatándose, es más probable que muramos de cualquier otra cosa. 

Muchas veces el miedo surge de nuestra poca flexibilidad para adaptarnos a los cambios, de no saber gestionar la incertidumbre, de seguir la corriente, el sentir colectivo. Se nos ha informado desde el minuto uno, los organismos mundiales ha trabajado coordinados, China ha ayudado, las medidas de seguimiento han sido efectivas. ¿El miedo? A que todo eso no existiera. 

Seducir, amar y trabajar con igualdad y respeto

Hablando de mentalidades que cambian, Plácido Domingo ha pasado de asegurar que no comprendía que sus compañeras y subordinadas se sintieran acosadas a aceptarlo. La investigación le ha dejado sin excusas, y es previsible que su carrera se venga abajo. Lo que no era previsible es que no pudiera imaginar que algo así pudiera ocurrir. Respetada prudentemente (más por unos que por otros) la presunción de inocencia, y ante las reconocidas evidencias, llega el momento de exigir responsabilidades. Ocurre la misma semana en que han condenado a Harvey Weinsten, gracias a que el movimiento Me Too animó a hablar a las actrices de las que abusó, y a las que violó, que callaron antes por miedo o por vergüenza. Junto con el hundimiento de la marca Victoria’s Secret, cuyas acciones han perdido un 75% de su valor, en paralelo a la caída de interés por el icónico desfile de sus «ángeles», evidencian que el modo de relacionarse hombres y mujeres en entornos profesionales no es ya el de Domingo ni el de Weinstein ni el de muchos otros de los que no se quieran dar nombres. 

Queda mucho por hacer. Por una parte casi la mitad de las brasileñas, un 48%, afirma haber sufrido acoso durante el Carnaval, principalmente por parte de turistas. Por otra parte están los directivos que evitan trabajar con mujeres para eliminar el riesgo de demandas. A ver si tras tanto pasito para adelante y para atrás encontramos un punto medio donde podamos seducir, amar y trabajar con igualdad y respecto a todos los niveles, como postula Loola Pérez en Maldita Feminista

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Harvey Weinstein. Fotografía: John Lamparski / Cordon Press.

Los argumentos incontestables

Es vital que el «God Term» se deje de utilizar como arma política. Ya se ha comprobado el efecto de la polarización: en Estados Unidos. es posible aceptar a un vecino de otra religión, pero se le demoniza si tiene otra visión política

Aquí se intentaban demonizar las palabras, pero el Supremo acaba de poner orden al anular la sentencia contra César Strawberry. Una dosis de racionalidad en esta época de ofendidos. El derecho a la libertad de expresión es decir una barbaridad en tuit o donde sea sin ser perseguido penalmente. Con derecho a ser irreverente y hasta ofensivo. Y permitiendo, claro, que los contrarios hablen también sin quemarles el coche. Eso es lo punible.

Pobreza española

La iniciativa de la Tarjeta Social Universal, que fue llamada «carné para pobres», ha puesto en evidencia que más de dieciocho millones de personas, cuatro de cada diez españoles, viven gracias a pensiones, subsidios y otras rentas del Estado

Significativo que la cifra coincida con el número de españoles que sufren pobreza energética. Dos economistas de la universidad de Sussex han analizado en un estudio científico la efectividad del bono social eléctrico, llegando a una conclusión: no cumple sus objetivos. Como tampoco parece que los cumplirá prohibir la venta a pérdida de los agricultores… porque ya está prohibida, y más regulación no les salvará de ser mal pagados. 

Mucho menos cumple España con su deuda energética: ha perdido otros dos juicios internacionales en el Ciadi del Banco Mundial por la chapuza de las renovables. Históricamente somos el país que más veces ha incurrido en impagos o reestructuraciones de deuda. Quizá por esa manía de cada gobierno de deshacer lo que hizo el anterior.

Ahora falta dinero, como siempre, y el Ministerio de Hacienda se ha puesto a buscar dónde más rascar. Si hace caso a sus inspectores, y los pone a aflorar economía sumergida, conseguirá ingresar catorce mil millones de euros adicionales. No trescientos mil millones, el 25% del PIB, que es lo que llevaban años afirmando que suponía el B. 

Emprendedores de aquí y abusones de allá

Alejandro Valero es el fundador de Busco Extra, la app que permite contratar personal para hostelería, restauración, hoteles y similares. No solo pone en contacto a empresarios y trabajadores, les da de alta en la seguridad social y gestiona los pagos. Adiós dinero negro, adiós trabajar sin seguro ni cotización, adiós buscar a última hora un profesional con experiencia para una urgencia. Siempre existirá necesidad de trabajo a tiempo parcial, trabajo que no pueden hacer los robots y este proyecto alienta a que abandone la economía sumergida. 

Los emprendedores españoles suelen ser un David sin honda, enfrentados a un Goliat bastante más grande. Lo saben los fundadores de Ositos con alcohol, una startup de estudiantes que han trasladado el sabor de los cócteles y parte de su graduación a las gominolas. Al año de funcionamiento la marca Haribo les envió un abusivo burofax donde les pedía renunciar incluso al registro de su patente. Pensaron dejarlo: ¿merecía la pena enfrentar un juicio internacional con veinticuatro años por una empresa que factura veinticinco mil euros? Hemos hablado con Ander, su CEO, para entender por qué van a seguir adelante. Lo que les decidió fue el gran número de casos similares que han conocido, empresas que al iniciar su andadura se cerraron por el miedo a un abusón con abogados caros y un burofax de matón de colegio. 

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Fotografía: George Hodan (CC0)

A nosotros también nos pasó. Recibimos una amable carta tras el registro de la marca Corleone Business Schoo», título de un libro publicado antes del registro, avisando de que el fin de nuestro mundo estaba cerca porque el emisor tenía registrada la marca «Corleone»… en la categoría de vinos, junto con otras marcas más que incluían ese mismo nombre de un bonito pueblo de Sicilia

Y es que hoy día si no te ha amenazado una gran multinacional, no eres nadie en el mundo empresarial. Estos que siguen adelante siempre pueden escribir a Javier López, fundador de Erasmusu y ahora inversor en busca de proyectos donde participar y ayudar.

Nuclear en bomba no, gracias

No estaría mal hacer un poco de caso a la superviviente de Hiroshima Setsuko Thurlow, que ha estado en nuestro país para hablar de su campaña a favor del tratado por la abolición de las armas nucleares (ONU). El objetivo es que lo firmen cincuenta países. De momento van treinta y cinco y España no está entre ellos. Que una cosa es aprender sobre la tecnología con cuentas como la del Operador Nuclear y su libro La energía nuclear salvará el mundo, y otra terminar con situaciones del pasado que no deseamos recordar ni revivir, salvo en HBO. Así que no cometamos más errores humanos evitables, o terminaremos dependiendo de los algoritmos.

Los algoritmos perversos y el mal uso de la tecnología

Esta explicación de por qué los algoritmos perjudican a las minorías es oro. Aaron Roth, profesor de ciencias computacionales, demuestra que el aprendizaje automático se ajusta a poblaciones mayoritarias, y eso es lo que les hace perversos, no la intención siniestra del programador. No te dan un crédito por ser inmigrante, o no te incluyen en el proceso de selección para un puesto de trabajo por tener más de cincuenta años. Y hacer éticos a los algoritmos tiene un precio: se vuelven imprecisos. La tiranía de las muestras representativas, que al final no nos representan.

Recordemos que la tecnología es neutra, solo se vuelve agresiva en manos de quien la usa. Es el caso de la mujer cuyas búsquedas en internet de las palabras «píldora abortiva» la han condenado por aborto. Ya no solo es que espíen lo que haces, sino que ese actividad es punible legalmente. El «informe en minoría» de Minority Report era esto. ¿Precrimen sin los precog? 

Cosas que nos avergüenzan

Leemos con estupor el imprescindible trabajo de Iñigo Domínguez sobre los menores de Mallorca, y de toda España. Intentando entender cómo es posible que se hayan producido casos de prostitución en centros tutelados el periodista nos refiere al atestado, pregunta a quienes ya lo avisaban, y analiza las causas para poder enfocar soluciones. Por artículos como este sí pagaríamos una suscripción nosotros. 

Crédito, tarjetas y criptomonedas

Y hablando de pagar, ojito y cuidadito con los dineros. Mientras el Supremo decide si da otro palo a la banca por usureros debido a sus tarjetas revolving —préstamos al consumo— el Banco de España nos proporciona un útil simulador. Si vamos a contratar algo así, basta meter los datos en la herramienta y comprobar cuánto vamos a pagar. Si es un timo, la aplicación nos avisará: «Atención, con esta cuota la deuda se convertirá en indefinida e incluso irá aumentando con el tiempo». Quizá otra solución sea que pidamos prestado directamente al Estado. Suecia parece que será la primera sociedad en acabar con el dinero efectivo. Su gobierno se ha propuesto crear su propia e-moneda. El objetivo es que el control monetario siga en manos del Estado y no acabe en las de compañías privadas, así como combatir la economía sumergida y ofertar nuevos servicios.

Y un mensaje final para los que temen morir de coronavirus

El padre de las figuras Lego, Jens Nygaard Knudsen, murió recientemente de ELA, enfermedad rara e insidiosa donde las haya. El otro creador icónico, el de los Playmobil, había fallecido un mes antes. Pero nos dejan una diversión inmortal. A fin de cuentas, vamos a morir todos (spoiler alert), pero además morís mal y vivís peor. Así que centrémonos en valorar cómo hemos vivido y qué hemos dejado detrás. Larry Tesler, creador del sistema de copiar y pegar (CTRL+C, CTRL+V), nos abandonaba a los setenta y cuatro años acompañado de una larga lista de «originales» tuits obituarios, y la sensación del trabajo bien hecho tras haber proporcionado grandes momentos de gloria al periodismo de investigación nacional en el siglo XXI. Así que no dejes que te venza el miedo. Come, copia, ama.


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5 Comentarios

  1. Como siempre torrencial, pero para nada aburrido. Todo lo contrario. Si no fuera que todos estos datos no hacen otra cosa que aumentar mi sospecha, hablando de pandemias, de que aquel científico, tal vez un poquito extremista, tenía algo de razón. Según él, el único virus a cuentas hechas y al final de la historia somos nosotros, y mostró una foto de la Tierra, con la noche en América y en Europa como metáfora de que cada punto luminoso de las ciudades ¡y amarillos! era lo más parecido a una infección purulenta. Y el contagio no tenía miras de detenerse. Fuerza Homo Sapiens. Si no nos extinguimos mutuamente a pesar del empeño que pusimos y ponemos, quiere decir que también nos salvaremos de esta.

  2. Otras dos o tres pandemias más y la tierra se recupera del cambio climático

  3. Pingback: Cerrad las fronteras, desterrad la inteligencia; vamos a morir todos… otra vez | SER+POSITIVO

  4. Tiene razón, Guillermo. SER+POSITIVO, aflojar la cincha de las incertidumbres, entonces «que no panda el cúnico», como decía un genio mexicano de la comicidad.

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