Cine y TV

Cine para la cuarentena (I)

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Armas al hombro (1918). Imagen: Charles Chaplin Productions.

Vivimos tiempos difíciles; qué les voy a decir que ustedes no sepan.

Pero hay que pasar por ellos. Quienes no somos los sufridos y heroicos profesionales de los diferentes gremios que ahora mismo están haciendo frente a la epidemia, aquellos profesionales que garantizan que sigamos teniendo atención sanitaria, servicios básicos y suministros, poco podemos hacer excepto hacerles el trabajo más fácil. Respetando las medidas de seguridad, yendo a comprar (y todo lo demás) con responsabilidad, civismo, solidaridad y sentido de la comunidad. Sabemos que hay gente que lo está pasando mal porque ha enfermado, o porque tiene a personas cercanas enfermas o, por desgracia fallecidas.

Incluso para quienes no estamos en esas situaciones es normal sentir preocupación. Pero también es importante desconectar durante un rato y más en una situación de confinamiento donde vamos a pasar tantas horas metidos en casa. Es importante mantener elevado el ánimo. Cuando creamos este medio era una forma de compartir con otras personas nuestro amor por el cine, las series, la música y otras muchas cosas. Y el entretenimiento audiovisual es una forma perfecta de evadirse y relajarse, porque además fácil de compartir a través de internet; aquí les pongo un enlace y ustedes pueden verlo en casa. No es algo en lo que acostumbrase a pensar demasiado, pero créanme, desde hace unos días me hace más feliz compartir cualquier chorrada con cualquiera, y que las compartan conmigo. De acuerdo, estamos todos en cuarentena. Pero podemos seguir compartiendo estas cosas; no como «si nada hubiese pasado», sino precisamente porque algo ha pasado.

Y qué mejor primera recomendación que Charlie Chaplin. Muy en especial los cortometrajes o mediometrajes que rodó entre 1915 y 1922. Sé que hoy son más reconocidos sus largometrajes (que por supuesto también son fantásticos), pero aquellas películas cortas que cimentaron su fama mundial son mi debilidad porque tienen el sentimentalismo justo y un humor mucho más dinámico. Aquí les enlazaré unas cuantas para que puedan verlas simplemente con hacer clic. En particular, he pensado en aquellos que tengan niños en casa. No tengo hijos, pero recuerdo que cuando era pequeño estaba fascinado con Chaplin y me reía histéricamente con sus cortometrajes. No sé, dudo que los niños de hoy sean tan distintos como para que estas breves comedias no les hagan gracia a ellos también. El humor visual suele captar la atención de los niños con facilidad —no en vano Chaplin impregnó con su influencia incontables episodios de dibujos animados— y el metraje de estos mediometrajes no pasa de treinta minutos, lo que se ajusta bastante bien al umbral de atención de niños incluso bastante pequeños, y ofrece rapidez y variedad a los niños no tan pequeños.

Y, por descontado, también son divertidísimos para los adultos. Es posible que algunas personas nunca se hayan molestado en verlos. Si piensa que el cine mudo no es para usted, se debe a que no ha visto los cortometrajes clásicos de Chaplin. Así de simple. Porque son de las mejores comedias que se han hecho jamás, con o sin voz. Piense que Chaplin inició su carrera cinematográfica y tardó muy poco en convertirse en el actor cómico más famoso del mundo. Y por muy buenos motivos. No solamente porque su humor cubría todos los rangos de edad —patadas y caídas para los pequeños de la casa, ironía social para los mayores—, sino porque, en mi modesta opinión, es el mejor actor cómico de todos los tiempos. Como actor dramático quizá era un poco afectado para mi gusto (es solamente mi gusto) y en sus largometrajes posteriores cada vez había más sentimentalismo y melodrama. Sin embargo, en la comedia pura de los cortometrajes, Chaplin era una puñetera máquina. Y esto ya no es cuestión de gusto. No tenía rival. Su instinto sobre cuándo y cómo hacer una mueca o movimiento, su sentido del ritmo, era de una perfección milimétrica. Sabía que el público lo estaba viendo —o que lo iba a ver— y sabía exactamente cómo comunicarse con cada espectador; su mirada, increíblemente expresiva, era el ancla en mitad del alocado caos de las escenas. Siempre sabía cómo hacer gracia en cada situación concreta. Creo sinceramente que, aunque ha habido otros actores cómicos geniales, ninguno ha alcanzado las cimas del mejor Chaplin. Fue como el Bach de la interpretación cómica. El genio de genios.

Quizá lo más sorprendente es que su humor es mágicamente inmortal. No envejece. Está tan dirigido a resortes psicológicos básicos, es tan instintivo y a la vez tan inteligente y cuidadosamente ensayado y planificado, que el mundo ha cambiado, pero la efectividad de ese humor no. Y esto no ha sucedido de igual manera con todos los cómicos del cine mudo; algunos han envejecido mejor que otros. Chaplin, sencillamente, no ha envejecido un ápice.

Un ejemplo: hoy vivimos en un mundo repleto de cámaras capaces de grabar vídeo, las tenemos hasta en el teléfono, pero en 1915 una cámara de cine era un objeto raro (las de televisión ni existían, claro). Sin embargo, la figura del gilipollas ansioso por «chupar cámara» ya existía entonces como demuestra Chaplin en lo que era solamente su segunda aparición cinematográfica, donde se encargó de trazar un retrato absolutamente magistral de ese tipo de personaje. Este cortometraje tiene más de un siglo de antigüedad y es considerado una obra menor porque, es verdad, todavía faltan muchas de las características que convirtieron a Chaplin en el más grande… pero no me digan que hoy, en pleno siglo XXI, no conocen a algún individuo como el que Chaplin describe aquí. Es el instagramer, pero retratado cien años antes de que existiera Instagram:

Pues bien, he hecho una recopilación de enlaces de mediometrajes de la época dorada de Chaplin. Son todos bien fáciles de ver porque están todos en YouTube. Los que he encontrado con mejor calidad de imagen suelen tener los rótulos en inglés, pero no se preocupe usted si no sabe inglés (o si no saben inglés quienes le rodean). Con los mediometrajes de Chaplin, los letreros no son fundamentales en absoluto; aportan algo de contexto, pero la comedia se entiende igual sin ellos. Chaplin usaba muy pocos rótulos, los usaba en mucha menor medida que otros cómicos del cine mudo dado que el 99% de su comedia se expresa mediante interpretación y actos físicos. Por eso es una comedia tan idónea para los niños. Si quiere, encontrará versiones en español de algunos de estos mediometrajes, pero ya digo, no merece la pena porque suelen tener peor imagen y aquí lo más importante es la imagen.

Siéntese y disfrute. Chaplin era el rey y esta es una parte de su legado.

Por si se acaban todos estos mediometrajes, vayamos con el que para mí, y supongo que para todo el mundo, es el otro gran actor cómico del cine mudo, el otro que no ha envejecido un ápice: Buster Keaton. Empezó su carrera como secundario en cortos de Fatty Arbuckle (¡no los vean si no quieren experimentar el shock de contemplar a Buster Keaton siendo expresivo!) y era admirador de Chaplin, pero el estilo con el que se hizo famoso tenía poco que ver con el de sus maestros. Aunque Keaton era un fantástico actor cómico, se hizo célebre con un estilo interpretativo que consistía básicamente en «eliminar» la comedia de su cara, y no cambiaba de expresión mientras sucedían las cosas más alocadas a su alrededor. Pero lo más fascinante es que, como tenía tanto talento, sabía ser gracioso sin intentar ser gracioso. Sé que suena raro dicho así, pero ya saben, lo de Keaton era un don divino. Repasando películas de aquella queda claro que había muchos cómicos buenos, pero Chaplin y Keaton estaban en una categoría aparte.

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El maquinista de la general (1926). Imagen: United Artists

Con Keaton también me sucede un poco como con Chaplin; hoy es muy recordado su largometraje El maquinista de la general, que por supuesto es una maravilla, pero cabe también recordar sus cortometrajes porque en ellos está destilada a la perfección la esencia de su comedia.

Por si hiciera falta más, Harold Lloyd. Su estilo no es tan frenético como el de Chaplin, que no te deja recuperarte de un gag para bombardearte con otro, ni tampoco está basado en un carisma arrollador como el de Keaton, el hombre que consiguió que el público lo amase por su habilidad para estar siempre impertérrito. Podríamos decir que Lloyd hacía una comedia más «narrativa», donde la historia —por lo general con toques románticos— primaba sobre la sucesión continua de momentos cómicos. Aquí los rótulos son más importantes para seguir el hilo y los niños más pequeños se van a perder y hasta aburrir salvo en ciertas escenas (pero bueno, padres y madres, también me gustaba de pequeño, así que por probar no se pierde nada).

Su trabajo más recordado es el largometraje El hombre mosca, el que contiene la famosa secuencia en la que se queda colgando de un reloj; fue rodada con ciertos trucos, por supuesto, pero ni cien años después ha dejado de resultar estremecedora. Lloyd también tenía grandes ocurrencias y podía ser enormemente gracioso como actor (baste ver algunas de las escenas de tartamudeo de El Tenorio tímido), pero sus películas, incluso las que contienen sus famosas «escenas de riesgo», son más propicias para una sesión tranquila que las locuras continuas de Chaplin y Keaton. Incluyo aquí algunos largometrajes que fueron el formato donde Lloyd brilló más.

Bueno, aquí tienen una primera entrega. Espero que les ayude a mantenerse entretenidos y con el ánimo elevado. Voy a preparar más entregas, por supuesto, con material accesible de otros estilos y otras épocas. Mientras tanto, cuídense, cuiden de los suyos, y traten también de cuidar a quienes no son los suyos.

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8 Comentarios

  1. El Bach de la interpretación cómica, XD, tienes razón.

  2. Acabo de ponerle cortometrajes de Chaplin y Buster Keaton a mi hija de 3 años y le han encantado.
    Chaplin era un genio,pero Buster Keaton en mi modesta opinión está a la altura.He visto muchos cortos de ambos y son excepcionales. Quizás la llegada del cine sonoro lo perjudicó,sin embargo,uno ve las películas y cortos de Buster Keaton (en España se le conocía x cierto como Pamplinas) y son obras de arte.

  3. Gracias Emilio. Un placer como siempre leerte.

  4. gracias.

  5. Walter_nota

    Mil gracias. Grande Emilio.

  6. Lo mismo digo, gracias, voy a ver si puedo hacerme con ellas.

  7. Jesukrosta

    Muchas gracias.

  8. Gracias!

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