No te suicides en el hotel: se irritan mucho
Lo bueno de las vidas ajenas es que pueden leerse como a cada cual le venga en gana. En clave de thriller, enfocando solo los pasajes más vistosos; en modo hagiográfico, eludiendo los incordios sombríos, e incluso en calve metafórica, como si las vidas, al apagarse, estuvieran obligadas a encerrar alguna lección. Es lo que decía, muy resuelto, Oscar Wilde: […]