Maldito Milo Manara
La mirada contraída en una mueca de impostada modosidad. Los labios entreabiertos, jugosos, silabeando una invitación. Aquí reposa, inconfundible, Gullivera, la mujer de nueve metros, en el momento exacto en el que la poción la vuelve minúscula. Con la enagua remangada, más abajo, el cuerpo imperioso de Molly Mallone está dispuesto a devorar a un cualquiera irlandés. Danza por ahí […]