Cuestión de principios

Ayer, domingo 30 abril, mientras seguía en Twitter la petición que hicimos en Jot Down para que nuestros lectores consideraran la posibilidad de suscribirse a la revista, uno de nuestros colaboradores me enlazaba en el whatsapp un artículo de Íñigo Domínguez en El País titulado «El último concierto del jefe». Con una foto de Bruce Springsteen en la cabecera del artículo, Íñigo se lamentaba de la marcha de Enric González del periódico con frases como «El día del fin del mundo la crónica que buscaría sería la suya». En el texto, escrito desde la tristeza y la rabia no podía faltar el quejido verbalizado con un «Se está yendo todo a la mierda».

Tras la sorpresa inicial -desconocía que Enric se marchaba por segunda y última vez de la cabecera de Prisa-, acudí raudo a leer el último artículo publicado por, quizás, «uno de los mejores columnistas y periodistas de España, si no el mejor», en palabras de Íñigo Domínguez. El artículo, publicado una semana antes de que nos enterásemos de su marcha, se titula «Cuestión de finales» y como era de esperar, Enric, utiliza su tono derrotista para, a la vez que se despide entre líneas, dejar su visión del estado del periodismo.

En este pequeño texto de apenas 500 palabras, a Enric le da para cerrar una etapa personal, hablar del Dry Martini y dejar frases lapidarias sobre los medios de comunicación, entre otras que «La industria informativa, salvo unos pocos gigantes anglosajones, alguna excepción francesa y un puñado de pequeñas empresas más o menos independientes, son hoy las redes sociales. Manejan la publicidad, manejan lo que se difunde y lo que se oculta, nos manejan a nosotros». Enric, el último Mohicano del periodismo patrio es también el escritor que con menos palabras puede describir perfectamente un hecho. ¡Qué capacidad de síntesis! 500 palabras para la que otros tienen que dedicar un congreso de tres días.

Este artículo, que ahora están leyendo, se llama «Cuestión de principios» por Enric, un periodista que, como Íñigo, ha sido fundamental para que Jot Down sea una marca de prestigio y credibilidad en el sector de los medios de comunicación. Con la muerte de mi socia Mar de Marchis, Enric e Íñigo han dejado de colaborar con asiduidad en Jot Down, aunque siempre están a nuestra disposición si los necesitamos. Mar era la persona que los perseguía sin piedad y que además les insuflaba vida, sobre todo a Enric, en este ambiente crepuscular en el que se encuentran los grandes periodistas que han vivido la época del Daily Planet. Quizás la muerte de Mar no solo ha acabado con las colaboraciones de Enric en Jot Down, puede que también en El País.

A pesar de todo ello, o quizás por todo esto, por esta sumisión de la información a las redes sociales, desde Jot Down combatimos este estado del periodismo de facto en el que un medio no puede ser apolítico y escribir de todo y desde todos los ángulos, porque entonces no es viral. Ayer, cuando en Twitter muchos de nuestros seguidores nos apoyaban, un número enorme de cuentas nos deseaba la ruina e incluso alguna escribía que «merecemos lo que le pasó a otra revista satírica». Ese odio, en realidad, nos da energía y nos reafirma en que lo mejor que nos pasa es que no puedan categorizarnos, aunque ello signifique que nuestros potenciales lectores sean una minoría. Este mes nos han llamado rojos por pedir suscriptores y fachas por hacer el número especial de Málaga con apoyo de las instituciones, exactamente como en 2012, cuando empezamos. El periodismo plural es importante porque aborda y representa la diversidad de perspectivas, opiniones e intereses en una sociedad. A pesar de que es imposible contentar a todos, vamos a seguir y lo vamos a hacer por una cuestión de principios, intentando modestamente mejorar el mundo formando una poderosa comunidad tolerante, instruida y crítica.