Cine y TV

El ángel exterminador de Quentin Tarantino

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Once Upon a Time in… Hollywood. Imagen: Sony Pictures Entertainment.

(Este artículo contiene spoilers)

I should have known that when men warn you to be careful, often they are warning you of the dark movie playing across their own brains. (Emma Cline The Girls, 2016)

The death of a beautiful woman is, unquestionably, the most poetical topic in the world. (Edgar Allan Poe, The Philosophy of Composition, 1846)

Tarantino advierte del enredo desde el principio, pero es siempre en retrospectiva cuando se desvela una premonición. La señal de Cielo Drive no conduce al 10050, donde fueron asesinados Wojciech Frykowski, Abigail Folger, Jay Sebring y Sharon Tate sino al 10048, una casa extremadamente similar pero no exactamente idéntica donde no vive Polański sino el vecino de Polański, una gloria televisiva llamada Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) que está «a una barbacoa de distancia» del director polaco. Y el lugar donde aparca su cremoso Cadillac Coupe de Ville —el último de su clase— está señalado con su cara desencajada en un cartel que invoca los últimos planos de El Resplandor. Su casa es la gemela no idéntica de la otra y Rick tiene un gemelo no idéntico, su doble de riesgo Cliff Booth (Brad Pitt). En la literatura y en el cine, el doppelgänger es un artefacto narrativo con un significado muy claro, y esta película tiene muchos. Si te cuesta creer que no hayas visto las señales es porque sí las viste. Pero estabas más ciego que el viejo Spahn.

Todos los estafados colaboran en su propia estafa: la vieja quiere creer que el apuesto joven la ama; el incauto, que cien euros pueden convertirse en cien mil. La masa de pobres diablos que votan a un multimillonario narcisista como presidente en tiempos de incertidumbre y apocalipsis quieren creer que él es como ellos para poder creer que ellos podrían ser como él. Todos nos contamos historias para poder vivir, empieza el ensayo de Joan Didion sobre la colina narrativa que conduce a los asesinatos de Tate y LaBianca. Tarantino quiere hablar de la historia que Hollywood se ha contado a sí misma, una historia donde la felicidad de conducir a toda velocidad con la capota abierta por las soleadas calles de Los Ángeles escuchando a Chris Farlowe cantar «Out of Time» no es el anuncio de la fabrica de sueños, sino el sueño mismo. Si asesinatos de Cielo Drive marcan el final del sueño dorado, ¿cómo cambia ese cuento si le cambias el final?

Rick Dalton ha vivido épocas mejores, pero sigue siendo famoso porque todos están viendo lo mismo, al mismo tiempo, en el mismo canal. Una reflexión pertinente en estos tiempos de Netflix, donde ya no puedes compartir la experiencia de una película o una serie sin que alguien grite ¡SPOILER! y te mande callar. Todos han vivido sus días de gloria como protagonista de Bounty Law, y todos están compartiendo sus días de miseria como secundario antagonista en Lancer y el FBI. Hasta los ciegos, como George Spahn (Bruce Dern) con la irritable Squaky (Dakota Fanningn). Como dijo el megafamoso presentador David Brinkley, «television showed the American people TO the American people». Un cuento monolítico que empieza a mutar. El sueño americano está siendo colonizado por el italowestern, el género que Dalton rechaza en una película cuyo título invoca la conquista de Sergio Leone, que transforma la América de vaqueros en el Viejo Oeste en una nueva América de judíos en Nueva York. Y por el cine de artes marciales, que se guarda el chiste más gracioso y más racista de la película. Cuando llega el chino y dice que podría tumbar a Muhammad Ali.

La casa tiene doble, el protagonista tiene doble, la película cabalga entre dos Américas y la propia fábrica de sueños tiene a su doppelgänger en El otro Hollywood, el Camelot oscuro que persigue sin descanso a Sharon Tate. Cuando entra en el Bruin Theater de Los Ángeles, los empleados no la identifican como protagonista de la película que están proyectando sino por su papel en El valle de las muñecas, una aspirante a estrella con más fachada que talento que acaba embarazada de un capullo y haciendo softcore. Sharon se sienta a verse a sí misma como Sharon Mitchell iba a verse a sí misma en el Variety de Nueva York, una de las anécdotas más hilarantes de El otro Hollywood de Legs McNeil:

Cuando estaba en el cine y veía mis películas, me encantaba mirarme, me encantaba todo. Así que fui al Variety y allí estaba yo —en la gran pantalla — haciéndole una mamada a John Leslie. Me estaba mirando a mí misma y mirando a la segunda fila delante de mí, y había un señor mayor masturbándose mientras yo se la chupaba a John Leslie en la pantalla. Y, en la película, John hacía de hombre mayor.

La película en cuestión iba sobre una virgen recalcitrante que, después de ser violada, se entrega al sexo indiscriminado. Y la anécdota acaba con Sharon replicando la escena en la segunda fila y una emergencia médica. El hombre queda tan impactado al reconocer a la estrella arrodillada entre sus piernas que le da un telele. Según Mitchell, la posible muerte le mereció la pena. «Mientras lo estaban sacando [los paramédicos] me susurró con una vocecilla: gracias».

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Once Upon a Time in… Hollywood. Imagen: Sony Pictures Entertainment.

Como la otra Sharon, Tate solo existe como objeto de deseo, y por eso se busca a sí misma solo en el espejo de la audiencia. Incluso en su casa, donde vive codiciada por dos hombres, o en la fiesta de la mansión Playboy donde baila sola, flotando en la nube tóxica del deseo y la admiración ajena. Lo primero que dice Polánski sobre ella en sus memorias es que «todo el mundo decía que era muy guapa… una cosa fuera de lo común». En el mismo libro cuenta que la violaron a los diecisiete años y no se lo contó a nadie. «La creí cuando me dijo que ello no le había causado ningún trauma emocional». En Sharon Tate: A Life, su biógrafo Ed Sanders le acusa de obligarla a participar en sus famosas orgías.

Sentada viéndose a sí misma en La mansión de los siete placeres, Sharon conecta con las dirty movies y con las chicas del rancho por las plantas de sus pies sucios. Y conecta también con su némesis, en una pelea contra Nancy Kwan coreografíada por el propio Bruce Lee. Cliff Booth (Brad Pitt) es un exterminador de mujeres bonitas que ha matado a su propia mujer con el arpón de 007 y vive detrás de un motocine donde están poniendo Lady in Cement, donde pescan a una rubia ahogada con un bloque de cemento en los pies. Pero lo lógico es que no te des cuenta. Es difícil ver qué peli ponen cuando el salto que muestra el motocine es tan devastadoramente bello. Y cuando el exterminador tiene el carisma, la cara y los pectorales de Brad Pitt.

Booth es la reencarnación del Especialista Mike de Death Proof, protagonizado por Kurt Russell. Irónicamente, en la película Russell está casado —y supuestamente dominado— por Janet (Zoë Bell), la especialista que lo liquida. ¿Puede evolucionar el exterminador de mujeres? ¿Hay redención? Para cerrar el círculo, el Chevy Nova del Especialista Mike lleva la misma matrícula que el Munstang de Steve McQueen en Bullitt. El mismo McQueen que mira a Sharon en la fiesta y dice que nunca ha tenido una oportunidad con una chica como ella. Y que le roba a Rick Dalton la oportunidad de saltar al cine como protagonista de La gran evasión. [Un último detalle freudiano: el padrastro de Tarantino conducía un Karmann Ghia, el mismo Volkswagen azul de Clift Booth].

Booth entra en el rancho invitado por Pussycat (Margaret Qualley), que no reconoce al exterminador de mujeres porque, bueno, es Brad Pitt. Pero no va porque haya sido persuadido por su irresistible encanto. Va porque es el lugar donde ha vivido los mejores tiempos de su carrera junto a su único amigo, cowboy Rick. Y cuando llega, se encuentra con el castillo en el que viven Las chicas de Emma Cline, «trágicas y separadas, como la realeza en el exilio». Aquí hay otro giro curioso en la historia que Hollywood se cuenta a sí mismo. En el 50 aniversario de asesinato que lo cambió todo, Manson se ha convertido en el miembro menos interesante de La Familia. En esta película solo aparece para ratificar el enredo, cuando entra en la casa correcta pero buscando a la persona equivocada. [Terry Melcher, el inquilino anterior de la casa, era el productor de The Mamas & the Papas, Paul Revere y The Byrds. Era amigo de los Beach Boys y uno de los artífices del Sonido California. Manson quería matarlo por negarse a producir su primer disco pero, como Melcher no estaba, murió Sharon Tate].

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Once Upon a Time in… Hollywood. Imagen: Sony Pictures Entertainment.

Booth entra en el rancho como un cuchillo y solo ve mujeres. Ante tal provocación, no puede marcharse sin insultar a sus anfitrionas y darle una paliza al único tío que se encuentra, insinuando que parasitan al octogenario Spahn. De hecho, Manson las obligaba a cuidar al viejo y a satisfacerlo sexualmente a cambio de vivir en el rancho. Las secuestradas son ellas, pero Booth no puede verlo porque está cegado por la nostalgia de su vida anterior. Y por su misoginia. Como le grita Squeaky, está más ciego que Spahn.

La desagradable visita de Booth precipita un cambio de rumbo. La Familia ya no va a asesinar en el 10050, sino en la casa gemela donde vive el cowboy de Bounty Law. Antes de entrar, Sadie Atkins (Mikey Madison) comparte una explicación razonable: «Si creciste viendo televisión, entonces creciste viendo asesinatos. Mi idea es matar a la gente que nos enseñó a matar». Y aquí llega La Escena Final que «me estuvo persiguiendo durante cinco años —contaba Tarantino en una entrevista para la BBC—. Ha sido mi estrella del norte mientras escribía el guion». La escena final es la barbacoa que conecta las dos casas gemelas no idénticas y la llave que le abre a Rick Denton la puerta del director polaco y le separa definitivamente de su doppelgänger. Para que viva Sharon Tate tiene que irse el antagonista. Y Las Chicas deben morir.

Muchos han calificado el final alternativo de Once Upon a Time in… Hollywood como «de cuento de hadas». Una valoración interesante, cuando incluye la muerte de tres adolescentes en la que podría ser la escena más perturbadoramente violenta de la brutal filmografía de Tarantino. Pero no incluye el cuerpo mutilado de Sharon, el objeto más poético del mundo. La muerte de tres adolescentes desgreñados y cocidos de ácido conduce a otro tipo de fórmula: mata a todos los idiotas, salva a la virgen. No sin antes torturarla, física y psicológicamente como ritual de transformación en algo todavía más limpio que una virgen: un ángel exterminador, como Clift Booth.

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Once Upon a Time in… Hollywood. Imagen: Sony Pictures Entertainment.

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26 Comentarios

  1. Mmmm, creo que Cliff Booth le pega la paliza al chaval en el rancho por rajarle la rueda al coche y negarse a repararla, no porque le de rabia encontrarse el rancho lleno de mujeres. Se mete a comprobar si el dueño del rancho está bien y está de acuerdo en que esos chicos estén allí, porque le parece raro que unos chavales esten ocupando el rancho, no porque solo haya mujeres. No saquemos las cosas de quicio

    • Alberto_MdH

      Y tampoco es cierto que esa escena sea la causa de que La Familia cambie de objetivo. Llegan a la urbanización con la idea de asaltar la casa de Tate y Polanski, deciden cambiar de objetivo sobre la marcha cuando Rick Dalton les monta una bronca por el ruido que hace su coche. Ahí es cuando Sadie propone matar a Dalton (para luego seguir a por su objetivo inicial) ni siquiera saben que Cliff está ahí hasta que asaltan la casa.

  2. Tribulete

    Menudo panfleto feminista se ha sacado de la manga la autora de este artículo. ¿Es necesario ver machismo, racismo y todo tipo de tonterías que solo has visto tú? El texto ya empieza bien, con dos citas en las que una de ellas avisa que cuando un hombre te dice «ten cuidado» es porque probablemente es él u otro hombre de quién debas tenerlo. Y el resto, con un ligero disimulo tratando de hacer una especie de reflexión de la película, lo ha utilizado para colarte el tan de moda panfleto de que todas las mujeres son usadas como objetos por el terrible patriarcado y vosotras sois solo víctimas, seres de luz, puras y castas. Lo he leído hasta el final porque no soy de esos que se irrita a la primera frase que le molesta y se va directamente a despotricar, pero lo siento amiga, has errado el tiro y patinado pero bien. La que no ha entendido la película, pero nada de NADA, eres tú. De hecho, nunca se le había hecho un merecido homenaje a Sharon Tate y aquí lo han logrado, mostrándola como lo que era: una aspirante a estrella que se quedó en el camino pero que mientras daba sus primeros pasos, los vivió con una candidez enternecedora.

    También das por hecho que el personaje de Brad Pitt asesinó a su esposa. Nunca llega a confirmarse tal teoría. El propio DiCaprio le dice a un productor que solo es un rumor y a lo largo del metraje lo que demuestra su personaje es que está ya de vuelta de todo y le da igual lo que la gente crea, pero tú no, tú lo das por hecho. Y respecto a la «racista» escena, tómate tu tiempo, respira hondo y vuelve a recordarla: es un momento CÓMICO que produce carcajadas sin remedio, ignoro dónde está el racismo ahí. Igual que el comentario (éste si, racista total), donde Pitt le dice a DiCaprio «No llores delante de los mexicanos» que por cierto, produce una risotada del público instantánea, curioso que cuando se encienden las luces todo el mundo se vuelve políticamente correcto.

    Dejemos clara una cosa: 2019 no es 1969. Y si la gente se comportaba así en ese año, así debe reflejarse, no van a crear un guión virgen y casto para que las neomonjas / neoinquisidores actuales, se sientan satisfechos. De hecho, como toda moda pasajera (feminismo, corrección política y chorradas varias) terminará pasando tarde o temprano como terminó la ola de puritanismo norteamericana y terminó la caza de brujas en Hollywood persiguiendo comunistas.

    La calle es una cosa, la pose es otra. Aquí todos somos muy tolerantes pero a oscuras todo el mundo se descojona de los momentos más crueles de la película. Por algo será. Solo es cuestión de ir perdiendo el miedo a las turbas linchadoras y comenzará a suceder cuando del hartazgo se pase al siguiente nivel. ¿Te molesta que la gente se ría de que le estampen la cabeza a una mujer en la película repetidas veces y a otra la fumiguen como a una hormiga con un lanzallamas? Bueno, esas mujeres habían entrado a esa casa a asesinar a sus inquilinos. Un poco sí se lo merecían, ¿no? ¿O vas a preferir dialogar amablemente mientras están a punto de degollarte y pegarte un tiro?

    Otro día me diseccionas «Pulp Fiction», a ver si resulta que Uma Thurman es una víctima sometida por Marcellus y Vincent Vega y yo 25 años sin saberlo.

  3. Plomiza, le puede sobrar fácilmente una hora y media. Se salva algo por el desmadre final, pero me reusltó muy decepcionante.

    • Totalmente de acuerdo. La película se salva por la tensión contenida de los 15 minutos de Brad Pitt en el rancho y el final reescrito de la Historia

  4. La peli no es un bodrio porque es de Tarantino y tiene sus buenos momentos, tensión en el rancho, humor cargándose a los jipis nazis y con Bruce Lee, finura con Sharon Tate, morbo con Conejito… Ahora bien es de los más flojo del autor. Por supuesto, no por razones ideológicas ni chorradas identitarias.
    La historia no cuaja, no se entrelazan bien los distintos hilos, hay varias cosas que se quedan colgadas o que no llevan a ningún sitio, los diálogos no están a la altura de otras pelis.
    Puedes ir a verla, pero no la repetirás una y otra vez como Los odiosos ocho, Django, Reservoir dogs, Pulp fiction o Kill Bill.

  5. Para justificar tu posición eres capaz bastante cambiar el argumento de la película, lamentable de verdad

  6. MMM, yo pensaba que era una historia de amistad entre los dos protagonistas. Dejemos lo de la misoginia de lado, porque me parece un disparate.
    «Booth entra en el rancho como un cuchillo y solo ve mujeres. Ante tal provocación, no puede marcharse sin insultar a sus anfitrionas y darle una paliza al único tío que se encuentra», (¿en serio?)
    A mí quizás lo que más me ha gustado ha sido el diálogo maravilloso de Rick y la niña en un descanso de la grabación de la película y la parte final con el lanzallamas, sí, la del lanzallamas, coño.

  7. Ha empezado usted bien, pero las ganas de provocar usando un feminismo que parece una parodia y buscando donde no hay lo hecha todo a perder.

  8. Terrible reseña, escrita desde la ideología. ¿Desde cuándo la crítica cinematográfica dejó de analizar las películas para especular sobre las intenciones subrepticias de sus autores, tratando a la vez de evangelizar infieles?

    Por cierto, la versión de Out of Time que suena en la cinta es de los Stones, no de Chris Farlowe.

  9. Este artículo me recuerda a un chiste que contaba mi profesor de Filosofía en el instituto para advertirnos sobre qué NO hacer en un examen. En él, Jaimito, ante un examen de zoología decidía estudiar solo el tema de la mosca. Luego, cuando en el examen preguntaban por la vaca, él explicaba que las vacas a menudo tienen moscas al rededor y procedía explicar todo lo estudiado sobre éstas.

    Yo que creía que me iba a encontrar con una interesante comparativa de la última de Tarantino con la clásica «El Ángel Exterminador» de Luís Buñuel… iluso de mí.

  10. «This is the West, sir. When the legend becomes fact, print the heteropatriarchy.»

  11. Sobre el artículo, nada que añadir sobre lo que ya han dicho otros comentarios, la familia van a cargarse a quienes están en la casa de Tate, no al personaje de DiCaprio. No hay correlación entre la visita al rancho y el ataque más que cuando ya han decidido cambiar de víctimas. La explicación de lo que ocurre en el rancho es de lo más absurdo que he leído y no tiene nada que ver con lo que pasa en la película. La articulista probablemente tampoco ha entendido la escena de Sharon Tate en el cine.

    Dicho esto, un par de cosas que comentar sobre la película. Tarantino se ha «Leonizado» mucho, Once upon a time in Hollywood tiene escenas magistralmente intensas intercaladas con periodos en los que no pasa nada relevante, como si sólo se tratase de rellenar metraje, y que pueden aburrir bastante al espectador medio (los que somos fans de Tarantino nos podemos tragar minutos y minutos de un personaje conduciendo un coche americano clásico con fondo de emisora de radio molona, pero la mayoría de la gente se acaba cansando). Pero lo que más me alucina de todo lo que leo sobre la película es que se aplauda tanto la «reescritura» de la historia de la escena final, cuando ya se usó ese mismo recurso en «Malditos bastardos». Joder, si me pasé media película pensando que iba a acabar así. Hasta el propio Tarantino da una pista con la escena del rodaje de la película en la que Rick abrasa a los nazis.

    Por una parte la ultraviolencia desatada en ese final es bastante cómica, paradójicamente (cuando DiCaprio saca el lanzallamas es un momento glorioso), pero por otra es la crónica de un final anunciado y nada original en el propio «universo» Tarantino. No sé, creo que es una película con cantidad de detalles propios de un gran maestro, pero el guión hace aguas. Y el final, aunque voluntariosamente optimista, me resultó en el fondo bastante decepcionante argumentalmente.

  12. Jordi_BCN

    Dios mío, vaya empanada mental, por no utilizar otra expresión que también contiene la palabra «mental», y que en los neopuritanos tiempos que corren, arriesgo a que sea censurada. Pero la película, ¿le ha gustado o no? porque eso es precisamente lo que interesa en una crítica/reseña/artículo sobre una película, se podrá adornar más o menos, mejor o peor, pero en esencia se trata de decir si te ha convencido y exponer el por qué.

    Y ya puestos, yo diré que sí me ha convencido, y bastante tirando a mucho. Me encantó Reservoir dogs. Me parecieron peliculillas ocurrentes Pulp fiction y Malditos bastardos. Me pareció un bodrio Django desencadenado. Kill Bill vol.1 es, sin lugar a dudas, la peor película que he visto. El resto de filmografía de Tarantino no me ha generado ningún interés, quizá después de disfrutar con Érase una vez en Hollywood voy a tener que recuperar alguna película.

    Y me ha gustado supongo que por ser la menos tarantiniana. Quizá ya, acercándose a los 60, le apetezca más hacer una buena película que «la nueva de Tarantino». Y quizá por eso a sus fieles les parezca flojita. Sin violencia gratuita, sin diálogos absurdos que solo hacen gracia a sus feligreses, sin personajes que son malas caricaturas de personajes ya de por sí ridículos.

    La película me ha recordado a Roma, pero en mucho mejor. Es más un fresco de una época que la convencional estructura de planteamiento-nudo-desenlace aderezada con algún giro de guión. Pero allí donde Cuarón adornaba una historia de lo más trivial con la nada más absoluta (magistralmente fotografiada y presentada, eso sí), Tarantino pinta el fresco alrededor de la relación entre un actor venido a menos y de su dependiente doble de acción (otra similitud con Roma, allí era la esposa de clase media que debía afrontar un divorcio y sus sumisas criadas). Esa relación planea sobre el fin de una época, el Hollywood clásico, que da los mejores momentos de la película: fiesta Playboy, escena con Bruce Lee, diálogos con la niña-actriz.

    En cuanto al final, no hay más que remitirse al inicio del título; «Érase una vez…». Así empiezan los cuentos, ¿no?.

    Y una cosa más, para un pirado de la música (de toda, pero especialmente de los 60’s), la banda sonora de la película justifica más de una visión.

  13. Yo me he pedido un lanzallamas para Reyes. No digo más….

  14. Alfonso Moriche

    Sin ánimo de polemizar, este artículo me parece indigno de ser publicado en un webzine medianamente serio.

    Y ojo, no lo digo por la idea de fondo del mismo (que yo no comparto, pero que no deja de ser una opinión) sino porque contiene errores, tanto de banda sonora (como ya se ha apuntado más arriba, suena el Out Of Time de los Stones) como de línea argumental. Esto último es especialmente irónico en un texto que se basa en la idea de que «hay detalles que no has visto porque estabas más ciego que George Spahn».

    La autora ha sido lo suficientemente sagaz para advertir el guiño de Lady in cement, pero en cambio hace una lectura totalmente errónea (que no consigo entender, ya que queda meridianamente explicada en la película) de los acontecimientos que llevan al trío de acólitos de Manson a la mansión de Rick Dalton.

    Al final queda un regusto de «que los hechos no me estropeen el artículo que tenía en mente»: Ya que tenía el párrafo de Legs McNeil y la referencia a Buñuel no iba a dejar que lo que se ve (lo que todos hemos visto) en pantalla desviase el curso del artículo.

  15. Bruno del Maipo

    Y yo que creía haber visto en la película, entre otras cosas, un enfrentamiento entre el Hollywood hedonista y desenfadado -con humo de cigarrillos, patadas y alcohol incluido- y el sectarismo recalcitrante de un grupo de hippies idiotizados…Pero,como veo, al final cada quien se arma su propio rollo -yo, el primero- y lo expone con más o menos talento. El principio del artículo parecía ir en una dirección más política aludiendo al tema del autoengaño de las masas, satisfechas de ver realizado sus sueños/deseos en la pantalla o deseosas de proyectarse en la retórica y los modos del presidente de turno. Hollywood es, en este punto, una veta inagotable como eco de las vicisitudes del «American Dream and Way of Life». Y tanto que, Tarantino, nos cuenta una historia de horror -pues todos sabemos el final real- echando mano de los códigos narrativos y visuales del western, del cine negro y, como condimento de este plato, de unas pinceladas caricaturescas del cine de zombies. Y todo, digo yo, para hacernos visible el carácter pesadillesco de este cuento de hadas «Érase una vez en Hollywood, en California, en Estados Unidos de América»

  16. Pingback: 'Once Upon a Time in Hollywood': Quentin Tarantino debuts as novelist in provocative review of his pinnacle film | Money Training Club

  17. celsiuss

    Coincido en que el articulo es bastante erróneo … ni siquiera es una critica de cine… saludos

  18. Pues si yo soy Cliff Booth, ex lo que sea lo poseedor de un corazón púrpura y sabe Dios que tipo de estrés post traumático derivado de, especialista en escenas de lucha y riesgo, posible asesino de su mujer (no culpable, sobreseguido, falta de pruebas)me han rajado la rueda del coche y el culpable está delante de mí, riéndose de mí como un imbécil, las tres hostias que le meto es lo que menos le iba a doler. Y lo dicho como os acerquéis le reviento la cara. A mí me ha gustado, coño y el final es hasta optimista.

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