Arte y Letras Literatura

Malditismo póstumo

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César González-Ruano. (DP)

La unanimidad en el desprecio, el aborrecimiento general en el que ha incurrido su andadura por este reino terrenal, y las grandes lanzadas que a ese moro muerto le asestan algunos espíritus escandalosos —postureo para parecer virtuosos— han convertido el nombre de Ruano en paradigma del poeta maldito de un tipo diferente al que encarnaban las estirpes derivadas de los Lautréamont y Nerval: un malditismo póstumo, un malditismo de trasmundo, que le alcanza después de haber gozado, en vida, de una posición protegida y acomodada y de una celebridad nacional incomparable, si bien también entonces, durante el franquismo, cuando escribía dos o tres artículos diarios, ya le acompañaba, debido a su libertinaje, a su egolatría y a las sombras en su pasado, entre otros excesos, la pésima reputación.

Así, si el «malditismo» califica a artistas y escritores inaceptables para la moral de su tiempo, pero que una vez han fallecido son descubiertos, vindicados y celebrados, hoy asistimos a la consolidación de un malditismo inverso, póstumo. Naturalmente se da el caso de que para algunos lectores exquisitos o esnobs esa reputación luciferina, ese aborrecimiento de los biempensantes y de los políticamente correctos en que ha incurrido Ruano, y que ha llevado incluso al ridículo justiciero de retirar su nombre de un conocido premio de periodismo, constituye un atractivo más hacia su prosa, otro incentivo para releerle de vez en cuando.

Iba incluso a escribir que yo mismo me encuentro entre esos lectores que mitifican al ídolo caído y despreciado por el rebaño y que, igual que hubo un tiempo en que no había cosa más distinguida que haber sido condenado a muerte (y haber sobrevivido), la condena a muerte civil que pesa sobre él ilumina la lectura de su obra con el resplandor de unas llamas peligrosas, siquiera moralmente peligrosas. 

Pero no lo escribo, porque aspiro a ser coherente con la exigencia de acercamiento maduro a la literatura como fenómeno estético e intelectual, libre de las exigencias adolescentes de ejemplaridad del autor y de dengues apriorísticos pequeñoburgueses.  

Igual que leo las obras de García Márquez aunque el autor me resulte desagradable, releo y recomiendo los artículos de prensa de Ruano, allí donde puso todo su, siempre apresurado, talento natural y allí donde se manifiesta elegantemente su simbiosis con la lengua, esa prosa desenvuelta, sensual, ese fraseo de iceberg —una parte a la vista, siete ocultas—, que, encima, para ser llevada adelante no solo se benefició de la protección del régimen, sino también de la severidad de la censura —durante sus décadas de madurez como columnista—, que le restringía todo movimiento mental disparatado, la expresión de cualquier desvarío ideológico, forzándole a encontrar la poesía pobre de la vida y del lenguaje en los fenómenos más banales y cotidianos. Tarea en la que alcanzó logros incomparables. De ahí su celebridad en vida.

En el fondo, ¿agregan a ese legado algo sustancial las inmundicias que Pardo recuerda, o inventa, en su penoso Autorretrato sin retoques?, ¿o la meritoriamente laboriosa investigación de Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas sobre las sórdidas andanzas de Ruano en París durante la Segunda Guerra Mundial? Basta la lectura de su autobiografía Mi medio siglo se confiesa a medias, donde las delicadezas del alma emocionantes alternan con bajezas repulsivas y con temperaturas glaciales del corazón, para saber de qué pie cojeaba Ruano, y si se me apura diría que basta con ver las fotos de su rostro de libertino sadiano con la salud estropeada por los excesos del vicio. Rastros luciferinos y rasgos de malvado de folletín que también contribuyen al malditismo póstumo —a la inmortalidad, aunque sea maldita— del denostado y admirable maestro del artículo diario —no, de los tres artículos diarios—.      

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7 Comentarios

  1. Lo único honesto es leer exclusivamente a escritores biempensantes, concienciados, feministas, gay-friendly, ecologistas, pacifistas, anticapitalistas, animalistas, vegetarianos y antifascistas.

    • pelmaster

      Siempre que no tirasen pedos o que fueran poquitos o que olieran a limones del Caribe.

    • Los antifascistas no te dicen a quien tienes que leer, al contrario que los fascistas, que prohíben y queman libros, eso por si tienes lagunas de memoria. Al contrario, los antifascistas te recomiendan que leas de todo. Si te sientes amenazado porque existan escritores concienciados, gay-friendly y feministas, ya es problema tuyo. Si te sientes perseguido puede ayudarte desplegar una miaja de tolerancia o una oportuna visita al psiquiatra. Otra cosa es que esta mierda humana ruana, colaboradora con el fascismo, merezca tener un premio o calles con su nombre, lo que por supuesto es intolerable en una sociedad que aprecie la justicia, la historia y los derechos humanos básicos.

      • @siso 0

        Usted es un digno «antifascista», gente como usted, indigente intelectual, no sabe de la deriva actual de la «izquierda reaccionaria», aquella que censura y prohíbe de manera sistemática todo lo que no comulgue con el «Pensamiento Único»; tampoco sabe usted de los más de 100 millones de personas pasadas por el rodillo de la idología base del movimiento «antifascista», el comunismo.
        Sus calificativos gratuitos a la persona González-Ruano se los puede aplicar a sí mismo, mírese al espejo de vez en cuando igual se sorprende…
        Los «derechos humanos básicos» existen solo en su cabeza; haga una prueba y piense dónde, quién y en qué condiciones ha fabricado el móvil que lleva en su bolsillo…
        Por supuesto, colaboradores con el franquismo pueden ser considerados todos los socialistas que hoy gobiernan su país, Dalí, Berlanga, los Polanco o Cebrián que ahora visten atuendos de izquierdas para gente de economía de conciencia austera como usted.
        Para futuras intervenciones foreras le recomindo que hiperventile menos, que modere el uso de improperios ad hominem y que dedique un mínimo de tiempo a documentarse, de lo contrario seguirá produciendo vergüenza ajena allá por donde pulule…

        • Vaya, parece que hizo pupa, Andy? No sabe como lo siento, es terrible que exista literatura gay, ecologista y antifascista, eso coarta terriblemente su libertad de que nadie contraríe sus ideas momio-fascistas. No se preocupe, varios partidos nazis van a llevar ante el tribunal de los derechos humanos de Estrasburgo esta desoladora situación para que desde ahora se salvaguarde el bienestar de las personas retrógradas como usted, que continuamente se ven molestadas por la presencia de ecolojetas, feminazis y toda clase de gente no blanca que no solo se pasea por la vía pública si no que ¡hasta escriben libros!, pisoteando un santo privilegio que épocas mejores habían reservado sabiamente para hombres blancos adinerados de mediana edad. Pongamos nuestra esperanza en que pronto se tomen medidas que acaben con la dictadura del Pensamiento Único Izquierdista para que mermados intelectuales como usted puedan de nuevo insultar por la calle a cualquier minoría, desahogando así sus frustraciones vitales y acallando los gritos de su encubierta homosexualidad.

        • Totalmente de acuerdo.

      • La mejor respuesta que he leido en esta pagina. Enhorabuena porque ha estado usted sembradisimo y lucidisimo. Y la segunda respuesta aún mejor.

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