Islandia es la cuna de la religión ásatrú, una fe que revive el culto a las antiguas deidades nórdicas. Germinó en los años 60 y 70 del siglo pasado, y fue reconocida oficialmente por este país en 1973. El término significa «fiel a los dioses Æsir», una de las familias del panteón escandinavo. Su líder espiritual recibe el nombre de allsherjargoði. Un hecho singular es que dos dirigentes, Sveinbjorn Beinteinsson y Hilmar Örn Hilmarsson, han colaborado activamente con formaciones de música industrial, como Psychic TV, Current 93 e incluso la mismísima Björk. En el presente artículo trataremos la relación entre este neopaganismo y dicho estilo musical.
La religión ásatrú
La tradición escandinava hunde sus raíces en las creencias populares de los noreuropeos de origen teutónico. Estas se expresan de varias formas, caracterizadas por dos elementos fundamentales: respeto a la naturaleza y politeísmo. Su práctica actual implica adorar a las divinidades, celebrar sucesos astronómicos (como lunas llenas, solsticios y equinoccios) y participar en grupos o comunidades llamados «hogares». Además, algunos seguidores militan en el activismo medioambiental.
El gran obstáculo de los nuevos credos nórdicos es la falta de base: quedan pocos yacimientos arqueológicos que arrojen luz sobre las costumbres ancestrales; además, las fuentes textuales están incompletas y suelen ser cristianas (por ejemplo, Snorri Sturlusson, un escritor islandés que recopiló mitos de la tradición oral). Ello implica que muchas veces es necesario reconstruir los rituales mediante interpretaciones más o menos libres.
El interés contemporáneo por estas religiones surgió entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Lo hizo de la mano de un personaje controvertido, Guido von List, quien buscaba las raíces de un hipotético pangermanismo. Su obra no tuvo el éxito esperado y sus ideales fracasaron. Sin embargo, en un segundo renacimiento de las tradiciones escandinavas, ya en los años 60 y 70 del siglo XX, cobró fuerza un credo hoy conocido como ásatrú. Su foco estaba en Islandia y el máximo responsable era Sveinbjorn Beintensson. Gracias a él, aquel Estado aceptó legalmente la corriente religiosa en 1973. En las siguientes décadas se fue expandiendo a Dinamarca, Suecia y Noruega (donde también se ha aceptado de forma oficial). También está presente en Canadá, Estados Unidos, Australia, Francia, Bélgica, Portugal, Rusia, Sudáfrica, México, Argentina, Chile y Brasil. Nuestro país no se queda atrás: España reconoció el ásatrú como religión en 2007. Así las cosas, lo que era un culto localizado en Escandinavia se ha convertido en un fenómeno global que sigue sumando adeptos.
Sveinbjörn Beinteinsson
Es probablemente la personalidad más destacada dentro del movimiento renovador de la mencionada doctrina. Ganadero, escritor y poeta, se cuestionó por qué creer en un dios foráneo cuando en su tierra existía una fuerte tradición religiosa que había sido denostada. Con un grupo de solamente cuarenta miembros, Beinteisson consiguió legalizar el ásatrú en Islandia, y se convirtió en su primer allsherjargoði.
Su actividad se centró en el estudio de la literatura escáldica. Publicó en 1945 un libro de texto sobre las formas verbales del rímur (rimas de las epopeyas islandesas), y más tarde dos volúmenes de sus propios versos (1957 y 1976). También editó varias antologías. Declamaba tanto los versos antiguos como los propios, lo cual le convirtió en una figura muy apreciada en Islandia. Y es aquí donde aparece su vinculación con la música industrial.
Durante los años 70 y 80, colaboró con algunos de los grupos surgidos de la incipiente música industrial, relacionada con el punk. Entre las bandas a mencionar dentro de esa corriente se halla Psychic TV, con Genesis P-Orridge a la cabeza (véase el artículo «El vudú industrial de Genesis P-Orridge» en Mistérica Ars Secreta n.º 10). Sveinbjörn también participó en álbumes de Killing Joke, Frostbite y Purkur Pilnikk. En ocasiones coincidió con la propia Björk, quien antes de saltar a la fama participaba en proyectos como Kukl o The Sugar Cubes.
Quizá la colaboración más importante y genuina de Beinteinsson, la que le dio a conocer fuera de Islandia, fuera Current 93 present Sveinbjörn Beinteinsson ‘Edda’ (1990). El álbum pertenece a una serie ideada por el prolífico músico David Tibet (Current 93), donde este presentaba a artistas de diversos estilos; quería darlos a conocer porque resultan interesantes para él. Así, Sveinbjörn declama en este disco concreto tres poemas de la Edda poética («Völuspá», «Hávamál» y «Sigurdrífumál»), además de ocho creaciones propias.
Hilmar Örn Hilmarsson
También conocido como HÖH, este hombre, cuarto de los allsherjargoði, fue quien puso en contacto al bardo Beinteinsson con los grupos anteriores.
Nació en Reikiavik en 1958, y ya con dieciséis años ingresó en el ásatrú. Desde comienzos de los 80 pasó algunas temporadas en Londres, donde entabló amistad con el núcleo fuerte de la incipiente música industrial, entre cuyos miembros se contaban Genesis P-Orridge, John Balance, Peter Christopherson y David Tibet. Podríamos decir que este grupúsculo vivía en un squat (casa okupa) legalizado de Londres, y que sus principales inquietudes eran la búsqueda del autocontrol mental a través de diversas vías: desde el consumo de drogas hasta la puesta en práctica de rituales ocultistas.
En este contexto, HÖH aportó dos cosas a las bandas que allí surgieron: su amplio conocimiento de cómo crear música con ordenadores y su fe odinista. Y es que ambas facetas de Hilmar Örn calaron hondo en aquellos pioneros británicos. Nuestro hombre grabó diversos trabajos con Psychic TV (el grupo liderado por Genesis P-Orridge), tales como Those Who Do Not (1984), Mouth of the Night (1985) y Allegory & Self (1988).
Su relación con David Tibet y Current 93 fue también muy prolífica. Hay que señalar la influencia de HÖH en el malayo: Tibet ha dedicado su vida a conocer los distintos credos del mundo en aras de cultivar su espiritualidad; en este sentido, el islandés resultó una revelación. Fue quien le presentó a Freya Aswynn, una de las principales seguidoras de los cultos odinistas de Reino Unido, gran conocedora del ásatrú y su magia. También le invitó a visitar Islandia y contemplar sus auroras boreales; hecho que, según el propio Tibet, supuso una experiencia alucinógena para él.
Tras varios viajes al país norteño, ambos unieron sus fuerzas para grabar uno de los discos clave de la música industrial, Island (1991). Contaba, entre otras, con la colaboración de Björk, que aportó su voz a varias composiciones. HÖH también participó en álbumes de Current 93 como Imperium (1987), The Pale Queens Mighty in Sorrow (1988) y Crooked Crosses for the Nodding God (1989).
Aparte de esto, Hilmar Örn Hilmarsson tiene toda una trayectoria musical en solitario, dedicada desde 1981 a la producción de bandas sonoras. La mayoría han sido realizadas para la Icelandic Film Corporation; podemos destacar la de In the Cut, dirigida por Jane Campion en 2003.
Así las cosas, encontramos en Islandia una curiosa paradoja: la idea de una vuelta religiosa al pasado mítico se fundió en los años 80 con la vanguardia musical. Quizá la búsqueda de la tradición no esté tan reñida con la creación artística contemporánea.
Articulo muy interesante, pero excesivamente corto, como todo lo que se publica en jordown ultimamente, se hecha de menos esas largas investigaciones.