Monumentos para la reconciliación y el nacimiento del nuevo hombre socialista yugoslavo
Cuando tenía catorce años me dieron un premio por ser buena alumna, se llamaba «Por los caminos de Tito», y nos hacían ir a los spomenik como de excursión. Cuando éramos pequeños tampoco es que nos hicieran mucha gracia, eran mamotretos de hormigón, como el de Kragujevac. Allí teníamos que hacer gilipolleces de recitar, cantar y guardar silencio, igual que […]