Opinión Terraza Slănic

Marcel Gascón: Las ideologías no resisten la cercanía

Mi compañero de tribuna José Antonio Montano criticaba la otra noche en twitter la idealización del mercado de los liberales frente al implacable realismo con el que hablan del Estado.

La apreciación es justa y muy oportuna, cuando la socialdemocracia ha renunciado a atacar ideas antagónica y se limita a afear el carácter del adversario y denunciar su agenda oculta.

Pero más allá de la batalla ideológica, los twits de Montano nos recuerdan una vez más las relaciones conflictivas de —todos, aunque unos más que otros— los planteamientos ideológicos con la realidad.

Cuanto más ideológico es un discurso menos resiste la cercanía. Lo que hace el liberalismo dogmático para defender la total libertad económica es alejar el foco cuando actúan los mercados, y acercarlo a pocos milímetros cuando es el turno del Estado.

Y con la laxitud de la distancia o la severidad de la cercanía pretende que en cada empresario veamos a un emprendedor valiente y arrojado, en cada funcionario un inepto corrupto y en el último secretario de ayuntamiento el ejemplo definitivo de la inviabilidad de lo público.

Permítanme que continúe por este flanco, pues como decía también Montano en twitter las ideas socialdemocrátas ya las combaten mucho y muy bien los liberales.

Para que un liberal angélico reivindique la enseñanza privada como sinónimo absoluto de libertad ha de apartar de nuevo el foco, y que en penumbra y desde muy arriba todos los padres parezcan personas racionales y juiciosas capaces —¡e interesadas!— de decidir qué educación les conviene a sus hijos.

Inmediatamente el liberal angélico utilizará la lupa en busca de las inevitables imperfecciones de los profesores y dirigentes de la escuela pública, y la volverá a dejar en su sitio para que entre los uniformes obligatorios de los colegios privados no veamos en sus profesores más que competencia y dedicación, amor a la verdad y a la libertad de pensamiento frente la incorregible vocación de adoctrinar del enseñante público.

Hace ya tiempo leí consecutivamente a Ayn Rand y Montanelli. No hay nada que reprocharle a la americana, porque siempre dijo muy claro que sus escritos no aspiran a reflejar el mundo, sino a dibujar su ideal. Sus obras son esquemáticas y rechazan conscientemente el matiz, y muchos de sus principios esenciales me parecen muy útiles o perfectamente válidos.

Pero, después de leer con emoción El Manantial y sus alegatos por el capitalismo radical como única posibilidad del ser humano libre y pleno, me hizo gracia asomarme con Montanelli a una magnífica galería de personajes y situaciones que revientan las costuras de todos los corsés ideológicos.

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3 Comentarios

  1. Completamente de acuerdo. Sólo que yo pienso que «liberal dogmático» o «liberal angélico» son una contradicción en términos. De todos modos es cierto, en estos momentos hay un montón de autodenominados liberales que le pegan al «liberalismo doctrinario» (otra contradicción) sin ningún tipo de recato.

  2. Me explico un poco más. Los liberales que suelen dominar el discurso en España son anarcocapitalistas y por tanto hacen asimilaciones tan discutibles como éstas:

    liberalismo = no intervencionismo
    liberalismo = antiestatismo
    lo privado = bueno porque sí
    lo público = malo porque sí

    Pienso que el liberalismo (clásico, sí) va más en la línea de criticar cualquier tipo de acumulación o concentración de poder, sea público o privado, lo cual exige, las más de las veces, intervencionismo estatal.

  3. Por lo demás, mi última afirmación es plenamente coherente con una cita de François Revel con la que me identifico:

    «Un malentendido falsea casi todas las discusiones sobre los méritos respectivos del socialismo y del liberalismo: los socialistas se figuran que el liberalismo es una ideología. Y mediante una sumisión mimética…los liberales se han dejado inculcar esa visión groseramente errónea de sí mismos…como el socialismo fue concebido con la ilusión de resolver todos los problemas, sus partidarios prestan a sus oponentes la misma pretensión…el liberalismo jamás ha ambicionado construir una sociedad perfecta. Se contenta con comparar las diversas sociedades que existen o han existido y sacar las conclusiones pertinentes del estudio de las que funcionan o han funcionado menos mal…cuando digo que el liberalismo jamás ha sido una ideología quiero decir que no es una teoría basada en conceptos previos a toda experiencia ni un dogma invariable e independiente del curso de las cosas o de los resultados de la acción. No es más que un conjunto de observaciones sobre unos hechos que ya se han producido.»

    Dejo el link porque no tiene desperdicio, especialmente dedicado a las cápsulas ideológicas made in LD:
    http://factorhumano.wordpress.com/2008/11/05/la-gran-mascarada-de-jean-francois-revel/

    Tampoco me resisto a transcribir otra, porque se parece sosprechosamente a lo que estamos viviendo:

    «Puede muy bien existir un capitalismo sin mercado. Incluso el sueño de muchos capitalistas consiste en lo privado sin mercado, lo privado protegido de la competencia por un poder político cómplice y retribuido. Ése fue el sistema practicado durante décadas en América Latina, un capitalismo al que erróneamente se calificó como “salvaje” cuando estaba admirablemente organizado para servir a los intereses de una oligarquía.»

    Saludos y gracias por la inspiración.

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