Sociedad

Dile a las chicas que lo siento: mártires y santas del aborto en Irlanda

mártires y santas del aborto en Irlanda
Una viandante frente a varios carteles con el rostro de Savita Halappanavar y el lema «Never Again» («Nunca más») 2018. Fotografía: Charles McQuillan / Getty.

Ní Saoirse go Saoirse na mBan («No habrá Libertad sin la Libertad de las Mujeres»).

Ann lleva el uniforme escolar, pero hoy no ha ido a clase. De todas formas, ya no va a tener que disimular su figura con ropa ancha ni saltarse Educación Física. Lleva también su mochila, en la que ha metido unas tijeras. Llueve fuerte ese mediodía en the palms, como llaman a la gruta junto a la iglesia de St. Mary. Desde allí puede ver su pequeño pueblo, Granard, del condado de Longford. Y allí la observa a ella una estatua de la Virgen, que hará de testigo. La chica, que tiene quince para dieciséis, se tumba en el suelo y da a luz. Luego coge las tijeras y corta el cordón umbilical. Mientras empieza a desangrarse, envuelve en su abrigo al bebé, aunque ya da igual. A uno de los niños que la encuentran le susurra: «Dile a las chicas que lo siento»1. Minutos después, Ann Lovett muere en el Hospital de Mullingar. Es el 31 de enero de 1984.

Apenas cinco meses antes, el 7 de septiembre de 1983, su país había aprobado en referéndum, por mayoría de dos tercios, la octava enmienda a su Constitución, que consagraba «el derecho a la vida del no nacido», prohibiendo el aborto bajo ninguna circunstancia (tampoco violación o malformación severa del feto). Aunque solo participó un 54 % del electorado, la campaña previa había sido feroz. Su origen se remonta a diez años antes, con la sentencia del hoy famoso caso Roe vs. Wade, que arrasaría un siglo de restricciones al aborto en Estados Unidos. En los años siguientes, varios países europeos siguieron su ejemplo y empezaron a legalizarlo. No fue el caso de Irlanda, donde, desde 1861, este asunto se ceñía a su Ley de Delitos contra la Persona. Pero el movimiento irlandés provida quería ahuyentar el fantasma de un cambio legislativo. A principios de 1980 se marcaron un propósito: hacer de su nación un faro antiabortista para el mundo.

El lobby provida jugó todas sus cartas en la campaña que conduciría al referéndum. Distribuían eslóganes tan cruentos como los mensajes antitabaco (para ellos, el aborto era un vicio). Hablaban de un «Camión del Aborto» que, conducido por la Federación Internacional de Planificación Familiar, habría sido detenido con dieciséis mil fetos en su interior destinados a la fabricación de jabón (las referencias al Holocausto y sus leyendas eran habituales en aquellas fake news). Citaban «El segundo advenimiento», poema de 1919 en el que William Butler Yeats hace una alegoría de la Europa de posguerra con la imaginería del Apocalipsis: «Todo se desmorona; el centro cede; / la anarquía se abate sobre el mundo, / se suelta la marea de la sangre, y por doquier / se anega el ritual de la inocencia»2. Todo valía, y con ese lenguaje bélico encabezando mítines y protestas lograron convencer a una parte de la población de que era un tema mucho más acuciante que otros, hasta que se refrendó en la Constitución.

La subsecuente muerte de Ann Lovett provocó un debate nacional como nunca se había producido antes: se habló de madres adolescentes y madres solteras, de la nula educación sexual y de la ilegalidad de los anticonceptivos. La cuestión de fondo, y la que hizo del trágico caso de «la chica de la gruta» un acontecimiento fundamental en la historia reciente de Irlanda, era el papel de la Iglesia católica en toda una tradición de tabúes destinados a preservar los valores del matrimonio heterosexual y la familia. Instituciones que históricamente ha utilizado el Estado para regular la sexualidad de las mujeres y explotar su fuerza de trabajo. Lo llamativo es que, según historiadoras de la religión como Maeve Callan, esa férrea moralidad cristiana y la noción de que la vida comienza en la concepción se impuso hace apenas ciento cincuenta años. Ella y otros investigadores han documentado, a partir de manuscritos medievales sobre la vida de algunos santos irlandeses, que la interrupción del embarazo podía llegar a considerarse un milagro (por lo común, obrado sobre una monja que había roto su voto de castidad y a la que se libraba del pecado). La primera biografía de Brígida de Kildare (451-525), santa patrona —o matrona— de Irlanda junto con san Patricio y san Columba, narra cómo puso fin al embarazo no deseado de una mujer «haciendo que el feto desapareciera sin dolor». Por tentador que resulte, no podemos hablar de santos abortistas, pero episodios así demuestran que, en algunas circunstancias, ese auxilio podía ser visto como una bendición. 

Nada nos dicen los mitos cristianos, en cambio, sobre la libertad de elección. Una lucha que, incluso antes de aquella controversia, había emprendido un grupo de mujeres que hicieron del dolor compartido su causa.

La diáspora irlandesa del aborto

Ann Rossiter, de diecinueve años, sale con lo puesto de Bruree, su aldea en el condado de Limerick, para buscar trabajo en Londres. Poco después de llegar, se queda embarazada de un estudiante de Derecho (nunca ha oído hablar de preservativos). El aborto se castiga con cadena perpetua, pero no podría mantener al bebé, así que le da vueltas durante meses hasta que le hablan de un sótano clandestino. Allí y tras varios intentos fallidos, le inyectan agua con jabón en el útero. El dolor es insoportable. Acaba esa noche en el hospital, con una hemorragia masiva, mientras las enfermeras le piden que no grite tan alto; no conviene llamar la atención. Es el año 1961.

No todo fueron swinging sixties, dijo sobre aquella época Rossiter, que se convirtió en activista por el derecho a decidir. En los ochenta fundó, junto con un grupo de irlandesas que vivían en Londres, el Irish Women’s Abortion Support Group, que hasta finales de siglo ayudó a las mujeres que viajaban hasta esta ciudad para interrumpir su embarazo. A hacerlo de forma segura y legal, ya que el Reino Unido3 había aprobado su ley del aborto en 1967. Esta experiencia en primera línea le sirvió para investigar lo que ha denominado «la diáspora oculta» del aborto, una ruta que empezó hace un siglo y que se estima siguieron unas ciento setenta mil mujeres entre 1980 y 2018. En Irlanda había incluso una forma eufemística de referirse a ello: «Tuvo que coger el barco». Aquellas chicas iban y venían solas, como fugitivas, asoladas de vergüenza y culpa, señaladas por los tabloides británicos como «turistas del aborto».

Rossiter no fue la única activista por los derechos sexuales y reproductivos de la mujer en aquellas décadas. Una mañana de mayo de 1971, un grupo de cuarenta y nueve mujeres, rodeadas de reporteros, se reunieron en el andén de la estación de Connolly en Dublín. Iban a coger el tren a Belfast para comprar anticonceptivos, que en la República de Irlanda seguían siendo ilegales (y estarían sujetos a estricta regulación hasta los noventa), en lo que suponía una performance reivindicativa del Irish Women’s Liberation Movement, colectivo feminista formado el año anterior por mujeres jóvenes que se enfrentaban a «la pesadilla del embarazo incesante». Lo que no tuvieron en cuenta fue que en Irlanda del Norte la píldora se podía obtener en farmacias, sí, pero bajo receta. Así que, además de preservativos y espermicida, compraron aspirinas que, una vez de vuelta en Connolly, tragaron como locas ante las cámaras, simulando que desafiaban el mandato católico de su país. Muchas de esas mujeres ni sabían qué aspecto tenía un condón. No importó: el «tren de la anticoncepción» fue un hito histórico cuyo impacto aún se sigue recordando. En parte porque algunas de las fundadoras de este colectivo (como Nell McCafferty, Mary Kenny, Rosita Sweetman o Mary Maher) eran periodistas y mostraban un gran control de los mensajes. Estas mujeres se encargaron de comunicar a la opinión pública los casos que se irían sucediendo en las décadas posteriores y que ponían de manifiesto el secuestro de sus libertades, los ataques que se ensañaban sobre su cuerpo.

La cronología del aborto en Irlanda puede hacerse con las letras que asignaría la justicia a una serie de mujeres anónimas que sufrieron la insensibilidad de las leyes. En 1992, un juez impidió a una víctima de violación de catorce años (X) interrumpir su embarazo, pero el tribunal de apelación resolvió que sus pensamientos suicidas eran un motivo para justificarlo, y logró que prosperasen dos enmiendas constitucionales: el permiso para abortar en el extranjero y el de difusión de información al respecto. En 1997, otra adolescente (C) violada y con tendencias suicidas pudo abortar en el Reino Unido acompañada de su tutor legal y de dos agentes de policía, toda vez que sus padres actuaban como demandantes por oponerse a su decisión. En 2007, una chica de diecisiete años (D) cuyo feto presentaba una enfermedad letal fue coaccionada y amenazada por el servicio estatal de salud con una falsa orden judicial para evitar que viajara a abortar, pero el Tribunal Superior le concedió el permiso en virtud de la decimotercera enmienda. En 2010, el caso de tres mujeres (A, B y C) que, en circunstancias diferentes, viajaron al Reino Unido para interrumpir su embarazo fue llevado por la abogada Julie F. Kay ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que culpó a Irlanda de no haber adoptado legislación ni implementado un procedimiento eficaz para ofrecer acceso a un servicio legal de aborto. Al reconocerse el derecho a la privacidad de una de las demandantes, el mismo que fundamentó el caso Roe vs. Wade, se llegó a pensar en un efecto similar, pero el Estado irlandés hizo como que no oía la advertencia de Europa. 

El caso que realmente podría haberlo cambiado todo sí tuvo nombre y apellidos públicos. Amanda Jane Mellet viajó en 2011 a un hospital de Liverpool para abortar, debido a una enfermedad mortal detectada en el feto. Como cualquier mujer que interrumpía su embarazo en el extranjero, no obtuvo ayuda del Estado ni de aseguradoras privadas; tampoco recibió terapia de duelo, como en cambio se ofrecía a las que iban a ser madres y sufrían un aborto espontáneo. No fue hasta 2016 que el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas concluyó que la ley irlandesa violaba el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, señalando que Amanda había sido sometida a discriminación y trato cruel, vejatorio e inhumano. El caso tendría consecuencias mundiales de largo alcance, pero en Irlanda se convirtió en lo que podríamos llamar un precedente póstumo.

mártires y santas del aborto en Irlanda
Manifestantes antiabortistas en Dublín, 2014. Fotografía: Getty.

Feminismo de guerrilla: la nueva cara de Irlanda

Savita lleva meses con un dolor de espalda que le llega hasta la pelvis, pero esta noche no puede pegar ojo. Hace unos días ha sabido que está embarazada de diecisiete semanas. En el Hospital de Galway le dan analgésicos y la mandan a casa, pero los síntomas se recrudecen y vuelve a ingresar. Le dicen que va a perder al bebé por dilatación del cuello uterino. A la mañana siguiente sufre una ruptura prematura de membranas y empieza a preguntar por la posibilidad de interrumpir el embarazo. Le informan de que el marco legal no lo permite. Su temperatura y su pulso son muy altos, pero pasan más de treinta y seis horas sin que nadie la examine. Para cuando llega el resultado de su análisis, a la joven de treinta y un años le cuesta respirar. Mientras la llevan a quirófano para que dé a luz, detectan que los latidos del feto han cesado. La ingresan en la unidad de cuidados intensivos, donde tras cuatro días Savita Halappanavar muere por septicemia y betalactamasa de espectro extendido. Es el 28 de octubre de 2012.

Un lustro más tarde, su padre declaraba al diario The Guardian: «Espero que el pueblo de Irlanda recuerde a mi hija el día del referéndum y que lo que le pasó a ella no le pase a ninguna otra familia». Se refería a una votación para derogar la octava enmienda y legalizar el aborto hasta las doce semanas de gestación. El 25 de mayo de 2018 se aprobó con un 66 % de votos a favor. Los meses previos, personalidades de la cultura como Saoirse Ronan, Cillian Murphy, Neil Jordan, Edna O’Brien, John Banville, Marian Keyes, Colm Tóibín y Sally Rooney inundaban los medios con su posicionamiento proelección. Todos los mensajes convertían a Savita en emblema del movimiento. Su historia había trascendido en la nación gracias a la periodista Kitty Holland, y a partir de ahí en todo el mundo, levantando una ola de indignación y concienciación. En 2013 se había promulgado la Ley de Protección de la Vida durante el Embarazo, que por fin aludía a la vida de la madre. 

Ese mismo año nació Speaking of IMELDA («Ireland Making England the Legal Destination for Abortion»), un grupo de performance feminista fundado por la cineasta Treasa O’Brien y la artista de acción Helena Walsh que no solo atrajo a sus filas a pioneras del Irish Women’s Abortion Support Group como Ann Rossiter, sino que evocaba el nombre en clave —Imelda— que usaban en los ochenta. Otra forma de homenajear a aquellas activistas, que solían llevar una falda roja para que las mujeres a las que iban a recoger en estaciones y puertos las identificaran, era vestir ese mismo color en sus actuaciones. A eso se dedicaba Speaking of IMELDA: a actuar, en ambos sentidos, para romper el silencio y la falsa idea de una Irlanda libre de aborto. Sus «tácticas disruptivas» entre 2014 y 2018 a menudo incluyeron airear la ropa interior, a modo de bandera y provocación. Animaban a las mujeres a colgar la suya en espacios públicos, contra el estereotipo de la irlandesa casta y mujer de su casa. Adornaban las puertas del Parlamento con unas bragas gigantes que proclamaban: «Las mujeres no son máquinas de reproducirse». Su especialidad era el knicker-bombing, como cuando abordaron al entonces primer ministro Enda Kenny en una cena y le estamparon un par de bragas en el plato al grito de «¡Deroga la octava!».

La campaña «Repeal the 8th» supuso el colofón a treinta y cinco años de una verdadera batalla campal por los derechos reproductivos. Y si finalmente obtuvo aquel éxito abrumador fue por los dos motivos que la periodista Amanda Taub de The New York Times ha sabido interpretar: defendió la identidad europea y progresista de Irlanda, y se basó en la experiencia del feminismo más enérgico y en sus estrategias de guerrilla. El artículo de Taub, publicado en mayo de 2022, era su reacción a la filtración que anunciaba la inclinación de la Corte Suprema a anular la sentencia de Roe vs. Wade, lo que en efecto acabaría sucediendo el 24 de junio. Irlanda se convertía entonces en foco de muchas miradas, mostrando su doble cara. Por un lado, el evento anual provida Rally for Life se convirtió en una fiesta, con pancartas que celebraban el caso norteamericano y que instaban a una jugada similar: «Vamos, Irlanda, es tu turno». Por otro lado, en los grandes medios estadounidenses e internacionales se hablaba de la travesía irlandesa entre 1983 y 2018 como inspiración y hoja de ruta. Se pedían claves a la que fuera codirectora de la campaña «Together for Yes», Ailbhe Smyth, incluida por la revista Time entre las cien personas más influyentes del mundo en 2019.

Para algunos analistas, en cambio, la —lógica— euforia del movimiento de derogación irlandés se ha ido convirtiendo en cierta decepción, pues la nueva legislación no deja de ser una de las más conservadoras de Europa. Las mujeres que deciden abortar han de lidiar con impedimentos como la falta de servicios y de especialistas (sobre todo en zonas rurales), los retrasos y las obstrucciones en el proceso o un periodo de reflexión que la OMS desaconseja. Cuestiones contempladas en el informe encargado por el Gobierno a la asesora legal independiente Marie O’Shea y presentado este 2023, que concluye que el marco legal «no se alinea con las obligaciones de Irlanda en materia de derechos humanos». La realidad es que las mujeres irlandesas han seguido viajando al extranjero para abortar. Hay quien sostiene incluso que, en la práctica, el aborto sigue siendo considerado delito en Irlanda si se desvía de unos parámetros muy estrictos. Ampliando aún la reflexión, autoras como Lola Olufemi4 defienden una lucha que apunte, más allá de los derechos —siempre revocables—, a la «justicia reproductiva»: que tenga en cuenta la complejidad de decidir para muchas mujeres, atendiendo a las disparidades (de clase o raza, por ejemplo) en que aterrizan esas demandas de autonomía corporal.

Epílogo: la modesta proposición de Swift

Cuando cofundó Speaking of IMELDA, Treasa O’Brien estaba rodando un documental sobre la resistencia de la cultura irlandesa tras la crisis económica cuyo título, Eat Your Children, había sacado de un ensayo satírico escrito en 1729 por Jonathan Swift. En Una modesta proposición, el autor dublinés sugería como solución a la pobreza del país que los irlandeses criaran a sus hijos para venderlos a la aristocracia como alimento. Describe así una de las ventajas de su plan: «Evitará esos abortos intencionados y esa práctica horrenda, ¡cielos!, demasiado frecuente entre nosotros, de las mujeres que asesinan a sus hijos bastardos, sacrificando a los pobres inocentes bebés, creo que más por evitar los gastos que la vergüenza, práctica que arrancaría las lágrimas y la piedad del pecho más salvaje e inhumano». Dentro de nada estas sarcásticas palabras tendrán tres siglos y a muchos les seguirán pareciendo intolerables. Pero son historia viva —en carne viva— de Irlanda.


Notas

(1) Seguramente se dirigía a sus hermanas: Trisha, que meses después se suicidó y fue enterrada junto a ella, y Louise, que acabó dirigiendo un proyecto por la equidad de género para mujeres de Longford, incluyendo a las víctimas de violencia.

(2) Traducción de Antonio Rivero Taravillo en Poesía reunida de William Butler Yeats (Pre-Textos, 2010).

(3) Excepto Irlanda del Norte, cuyo caso no aborda este artículo por la complejidad de sus particularidades.

(4) La escritora londinense le dedica un capítulo de Feminismo interrumpido (Rayo Verde, 2023) a este tema tomando como ejemplo la cuestión del aborto en Irlanda, que define como «el pequeño y sucio secreto del país».

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38 Comentarios

  1. Antonio Bedmar Fernández

    Me contó una mujer algo parecido a lo que está escrito en este artículo: que si el aborto es ilegal, hay mujeres que lo seguirán haciendo, y que es menos arriesgado que lo hagan legalmente.
    Puedo entender esa postura, pero eso no hace bueno el aborto.
    Dijo la Madre Teresa que una sociedad que acepta el aborto le está enseñando a sus habitantes a solucionar sus problemas con violencia. Y es cierto que nuestras sociedades cada vez son más violentas, incluso insensibles.

    En el Reino Unido te pueden meter en la cárcel por rezar a bastante distancia de una clínica abortista. Youtube ha decidido censurar todos los videos provida. En muchos países están mal vistos, y no desgrava darles dinero, los centros de ayuda a mujeres embarazadas con problemas que no quieren abortar.
    Esto no está directamente relacionado con prohibir abortar. Esto es ver el aborto como algo bueno, algo tan bueno que oponerse es incluso digno de castigarse con la cárcel y de no poder verse en algunos medios de comunicación. Y bien mirado si no se puede ayudar a la embarazada a seguir con su embarazo, yo no veo en que beneficia eso a los derechos de la mujer.

    Por último: han intentado, y no descarto que lo consigan, que la ONU declare el aborto derecho humano, y que oponerse al aborto sea un crimen contra la humanidad. Si lo consiguen, ¿saben en que se puede traducir esto?

    En que ser provida sea considerado lo mismo que ser un nazi, y seamos tratados como tales.

  2. Antonio Bedmar Fernández

    Acabo de escribir mi comentario de más arriba y no sé si será publicado.
    Mi juicio personal sobre este periódico dependerá en parte de ello. A los proabortistas que se puedan sentir indignados decirles que tengo derecho a escribir lo que he escrito. Si quieren que me repliquen, pero no pidan que me censuren.

  3. Redio Dell'Oro

    En JD tardan en publicarse los comentarios porque primero son leídos para evitar spam. No he visto yo que se haya censurado nada. Hubo una vez en que un tipo soltó comentarios racistas. Yo hubiera preferido que a ese le hubieran dado un palo, pero desde luego no se podrá decir que ha habido censura.
    Sobre el tema.
    Una persona es algo más que un feto. Así que ser partidario del derecho al aborto de las mujeres no es ser menos provida que un detractor.
    Yo me quedo con Francia, que acaba de constitucionalizar el derecho.

  4. Antonio Bedmar Fernández

    Sr Redio Dell’Oro:
    Perdone pero no le entiendo. ¿Como se puede ser partidario del derecho al aborto y no ser menos provida que un detractor? Le entendería si Ud dijera que es provida pero que por aquello de los peligros del aborto clandestino, prefiere como mal menor que el aborto sea legal.
    Pero es que Ud también dice que una persona es algo más que un feto. ¿Ud no cree que un feto sea una persona? ¿Entonces por qué es Ud provida?
    No le entiendo.

    Y sí, debo reconocer que en este periódico no hay censura. Se podrá criticar que no censuren ciertas cosas, pero como Ud dice, es preferible demostrar que una frase es falsa a borrarla.

    • Redio Dell'Oro

      Es fácil de entender. Rechazo el asesinato y la pena de muerte. El derecho al aborto no entra ahí. No sé por qué hay que concluir que yo y la gran cantidad de gente que piensa como yo no somos provida. No queremos matar a nadie, ni siquiera queremos que lo haga el Estado, nuestra autoridad legítima.
      El derecho español vigente (que es el que se nos aplica) dice que una persona lo es desde el nacimiento y la separación del seno materno. Anteriormente, atendía a la viabilidad y al hecho de haber pasado 24 horas del nacimiento. Las diferentes legislaciones (incluida la canónica) han fijado y fijan el dato de la personalidad, que es jurídico, en distintos momentos y con distintos requisitos.
      Por tanto, no creo que un feto sea una persona. Por supuesto que no. Pensar que un feto es una persona es una forma muy poco dialéctica y científica de ver el asunto.

      • Antonio Bedmar Fernández

        Me parece que Ud confunde el derecho y la ciencia.
        Primero Ud afirma que la persona empieza a serlo al nacer porque lo dice la ley. Al final afirma que no estar de acuerdo es muy poco científico. Parece que Ud cree que la ley puede imponer lo que es científico o no.

        Es que yo recuerdo hace muchos años haberle leído al divulgador científico de los EEUU, Isaac Asimov, un alegato contra algo parecido. En EEUU había un movimiento llamado «mayoría moral» que quería que se obligase a enseñar en las escuelas que el Mundo había sido creado tal y como dice el libro del Génesis de la Biblia, y que el hombre no viene de la evolución del mono. Asimov decía que no puede ser que las leyes digan lo que es científicamente válido y lo que no.
        Aunque al final lo que ocurrió en EEUU parece darle la razón a Ud. El asunto se llevó a los tribunales porque se entendió que eso era enseñar religión en la escuela y que la constitución de EEUU impide hacer tal cosa. El juez sentenció en contra de la mayoría moral.

        Pero imagínese que en España ocurriese algo parecido. Aquí la constitución no prohibe enseñar religión en las escuelas. Llevándose las cosas más lejos, supongamos que en los EEUU hubiese un lobby que exigiese enseñar en las escuelas una teoría científica que no fuese religiosa. Eso no lo prohibe la constitución.
        ¿Los lobbys pueden exigir que la ley imponga una teoría científica como verdadera?

        El derecho y la ley están para regular otras cosas, pero creo que no deben meterse a lo que es científicamente válido o no. Es que sé que cuando surgió la Teoría del Big Bang, en la URSS se prohibió legalmente.
        Y luego resultó que era verdad.

        • Redio Dell'Oro

          No, no confundo el Derecho y la ciencia, en absoluto.
          Lo que sí admito es que me habré explicado muy mal.
          El sentido que le doy a «persona» es filosófico y jurídico. O sea, no zoológico ni natural. Dicho de otra forma, un feto no es sujeto de derecho. No digo que no sea humano, digo que no es una persona, digna de protección absoluta. Por cierto, tampoco lo soy yo, si agredo a alguien y en legítima defensa me repele.
          Cuando me refería a «científico» estaba aludiendo que para conformar el concepto no basta atender solo al dato de que haya un cigoto. Del cigoto a la persona hay un trecho largo (que usted se salta, sin dialéctica y sin ciencia) con factores sociales, culturales.
          Todas las otras consideraciones no vienen al caso, por tanto.

          • Antonio Bedmar Fernández

            Le contesto más abajo. No he querido que nuestros comentarios acaban apilados a la derecha de la pantalla.

      • Los abortistas necesitan artefactos legales y conceptos inventados ad hoc para justificar el asesinato con agravante de parentesco, que es lo que es el aborto.
        Por ejemplo: dice que un feto se convierte en persona al nacer y separarse de su madre ¿Qué significa persona para usted y qué cualidad extraordinaria otorga a la carne esa personalidad infundida por medio de la legislación? Esa personalización del feto recuerda a la idea religiosa de ligar alma con cuerpo. Su pensamiento es una secularización de lo religioso.
        Lo mismo podría haber dicho que una persona es un bebé que empieza a caminar, o a hablar, o a realizar operaciones matemáticas simples, como escribió P.K. Dick en su cuento Las prepersonas.

        Si uno da por bueno cualquier cosa que se legisle, necesariamente tiene que estar de acuerdo con la Ley habilitante alemana de 1933, por ejemplo.

        • Redio Dell'Oro

          Yo no digo nada. Lo dice el Código civil español vigente, bastante homologable. No se está dando por buena cualquier cosa que se legisle. Esa norma sobre la adquisición de la personalidad civil, y me permito el juego de palabras, es normal en las legislaciones occidentales. No lo ponga al nivel del nazismo. Lo que acaba de hacer es una mera reductio ad hitlerum.

  5. Gracias al aborto los blancos occidentales desaparecerán y los sustituirán los africanos. Los números no engañan. Enhorabuena, mujeres, ¡al abortaje!

    • Abel "El Bedel"

      ¿Por qué será que tengo la impresión de que en el fondo usted desea ser enculado por el miembro inmenso de un mandingo? Para gustos se hicieron los colores. ¡Ánimo! ¡No sea tímido! ¡Salga ya de una vez del armario!

      • Cuando lo expuesto arriba de la sustitución étnica comience a ser defendido por políticos supuestamente de izquierdas (ya lo es en otras partes de Europa) usted seguirá haciendo este tipo de comentarios jocosos o adaptará su mensaje a lo que le digan sus referentes?

        • Abel "El Bedel"

          Podré darle cumplida respuesta una vez haya ido a la futuróloga o haya viajado a las partes esas de Europa que usted cita y que espero que no sean la partes pudendas del continente. En otro orden de cosas, habida cuenta de que parece usted muy sensato y muy bien informado de lo que acontece en otros lugares y ante mi inminente entrada en Tinder, ¿cree usted que sería buena idea anunciarme así: «Viejo con defectos leves que no le impide reptar desea conocer a rubias de veinte años para hablar de Immanuel Kant entre polvo y polvo»?

          • Entrar a Tinder siendo como se describes es perder el tiempo. Para un viejo (dicho por usted) con su ideología (intuida por mí) lo más efectivo para acercarse a esas rubias veinteañeras de las que habla lo mejor hubiese sido hacerse profesor universitario en una Facultad de Letras que le confiriese cierto aire de intelectual. Quizás todavía esté a tiempo, si no siempre puede preguntar a Berni o a Rato que creo que ellos saben como satisfacer los sentidos propios y ajenos ya entrados en la tercera edad.

            • Abel "El Bedel"

              ¡Sabía yo que me había perdido algo bueno cuando dejé los estudios en 7º de EGB!
              Supongo que esos tal Berni y Rato serán los psicoanalistas que le atienden.
              Yo no necesito a personal sanitario, señorito, ni a nadie que me hable de Freud. Me conformo con poco, con un par veinteañeras que me hagan una paja o una buena mamada y luego me hablen de Jean Claude van Kant.
              Es por una buena acción, para motivarme y terminar de aprobar el graduado escolar.

  6. Antonio Bedmar Fernández

    Sr asdfgh:
    Es curioso pero yo he leído la acusación inversa. En EEUU por lo menos las clínicas abortistas suelen ubicarse en barrios de negras e hispanas. Las clínicas dicen que es sólo porque son sus principales clientas. Pero la acusación de racismo está ahí.
    Ahora mismo es en África donde hay mayor crecimiento demográfico y donde hay más oposición al aborto. Pero hay presiones de occidente de todo tipo para que legalicen o amplíen el aborto. Nuevamente hay acusaciones de neo-colonialismo y hay quien sospecha de que lo que quieren es reducir el número de negros.

    • La fundadora de Planned Parenthood decía abiertamente que lo que pretendía era reducir la población negra de EEUU. Con el tiempo los organismos que la financian han cambiado sus objetivos.
      La población blanca europea está disminuyendo, es una minoría en el mundo, sin embargo se potencia el aborto y la esterilización figurada o real (sobre todo de mujeres que son las que tienen el potencial reproductivo de un grupo humano) mediante las ideologías posmodernas como el feminismo o el LGTBI.
      La inclusión del aborto en la constitución francesa como un derecho «reproductivo» no puede si no calificarse como de satánico. Y yo no soy religioso, pero es que es una monstruosidad la intensidad con la que se persigue destruir la natalidad de los blancos occidentales mientras se facilita la reproducción de africanos a costa de los recursos de los primeros ¿Qué pinta eso en una constitución, que no es más que un documento que debe limitarse a describir la forma de gobierno del país?

      • Redio Dell'Oro

        Eso que dice al final o tiene sentido. Las constituciones tienen tres partes o dimensiones. La dogmática, en la que se declaran derechos y principios; en nuestra constitución, eso está fundamentalmente en el Título I, «De los derechos y deberes fundamentales». La orgánica, que establece la estructura del Estado, lo que usted llama «describir la forma de gobierno». También hay una parte programática, en la que se establecen los principales fines o metas de la comunidad política.
        O sea, en técnica jurídico-constitucional es perfectamente normal que se reconozca ese derecho. De lo cual me alegro. La mujer pare, la mujer decide. Que esto esté protegido por la ley máxima está bien.

  7. Antonio Bedmar Fernández

    Hablando de conspiraciones, ahora mismo hay sospechas de conspiraciones en los 2 sentidos. En mi opinión ¡pueden ser ciertas las 2 a la vez! Nada impida que haya gente conspirando contra occidente y la raza blanca, y otros conspirando contra los hispanos, los negros, y en general contra lo que no es occidente.

    1. Kissinger fue secretario de los EEUU para la política exterior. Leí hace muchos años que se habían desclasificado documentos que afirmaban que Kissinger durante muchos años había favorecido el aborto en el Tercer Mundo porque crecían demográficamente más que los EEUU, y pensaba que eso ponía en peligro la supremacía de EEUU.

    2. Por el otro lado, también he leído que en Europa la natalidad sigue bajando y que ese es uno de los motivos que justifica que se dejen entrar inmigrantes del Tercer Mundo, que no son blancos. Pero no son pocos los que han acusado a los «globalistas» de que en vez de hacer subir la natalidad de los europeos autóctonos ( y blancos ) quieren disolver la identidad occidental a base de meter gran número de personas de otras culturas y razas. Y que parte de esa estrategia podría ser apoyar el aborto.
    También he leído que EEUU por ahora sigue creciendo demográficamente y que por eso está cortando la entrada de inmigrantes porque no los necesita. Pero según mis fuentes la población blanca de los EEUU no es tan distinta de la europea: su natalidad es muy parecida. Los que se reproducen mucho son los negros y los hispanos, y ya en los colegios USA, los niños blancos son una minoría.

    • Es cierto que más allá de las obvias motivaciones económicas detrás de la llegada masiva de africanos debe de haber algo más, aunque mejor no exponer aquí teorías demasiado conspiranoicas. A este respecto lo más destacable me parece comparar la situación en Europa y Estados Unidos (o en términos más amplios eso que se da en llamar Occidente) con lo que sucede en los países de Asia más desarrollados (China, Japón o Corea del Sur), donde tienen tasas de natalidad iguales o peores que las de aquí y sin embargo están tratando de adoptar otro tipo de medidas. Por qué?

      • Antonio Bedmar Fernández

        Lo mío son sólo suposiciones. Tengo entendido que Japón y China son países bastante xenófobos si los comparamos con la inmensa mayoría de los occidentales.
        La xenofobia llega a tal punto que aquí en occidente por lo general no le ponemos demasiadas pegas a los inmigrantes que vienen de culturas similares a las nuestras. En EEUU preferirían que viniesen inmigrantes anglosajones o por lo menos del Norte de Europa. El problema es que los tiempos en que venían grandes masas de inmigrantes de esos países han pasado.
        En el caso de España la llegada de hispanos no nos preocupa demasiado.

        Pero creo que en el caso de China y Japón, yo no sé que pensarán del resto de culturas del Lejano Oriente, pero parece que para ellos un extranjero es siempre un extranjero.

  8. Antonio Bedmar Fernández

    ¿Que tienen en común estas 2 teorías conspirativas?
    Pues que se acusa al que tiene el poder de estar fomentando el aborto para conseguir la supremacía de su raza, país o cultura. Lo de los derechos de la mujer sería una excusa.

  9. Antonio Bedmar Fernández

    Sr Redio Dell’Oro:
    Le contesto aquí para que no acabemos como en otros foros por internet, con la conversación «apilada» a la derecha de la pantalla, que es por el camino que íbamos.

    Entonces creo entender que filosofía y derecho van por un lado; y la biología (Ud dice zoología) y la naturaleza van por otro. Y que aunque alguien sea un ser humano, puede no ser una persona y por lo tanto no tener los derechos de una persona.
    El problema, y perdone que se lo diga, es que yo leí un texto de los de la Sudáfrica del Apartheid que defendían su régimen diciendo que la «sana» filosofía defendía la superioridad de los blancos. Y estaba implícito que las leyes del apartheid también defendían lo que hacían. También está implícito en la respuesta de Ud, y eso también se parece al apartheid, que hay seres humanos superiores a otros: los que filosófica y legalmente son personas, y los que no.

    El caso es que biológica y naturalmente, no se puede decir que los fetos humanos sean de otra especie. Y aquí entramos ya en una contradicción legal. Por lo menos la constitución española, y creo que casi todas las constituciones de los países civilizados de hoy en día, proclaman que todos los seres humanos de la nación española son libres e iguales y tienen todos los derechos de la constitución sin que puedan ser discriminados por ninguna razón.

    Eso es lo que dice, pero nuestro tribunal constitucional ha dicho hace poco que el aborto es constitucional.

    • Redio Dell'Oro

      Claro que es constitucional. El feto humano no es una persona, lo cual no quiere decir tampoco que sea cualquier cosa. Es un bien jurídico que se ha de proteger, pero que decae ante el derecho de la mujer gestante (esta sí una persona) que decida no ser madre. No hay contradicción legal por ningún lado. Es un caso más de colisión de derechos. En esta ocasión prevalece el de la persona que gesta a no continuar haciéndolo.
      Por otra parte. La buena filosofía y el buen Derecho tienen que partir de la realidad natural, en otro caso serían discursos exentos, puro idealismo. Pero no se quedan en ella, el ser humano y la sociedad involucran más que la pura zoología.
      El feto humano es humano, pero no persona. Defender esto no tiene implicaciones discriminatorias o racistas. No subyace ningún supremacismo en establecer un derecho de la mujer a abortar. Lo que hay es el reconocimiento de la libertad de la mujer de ser madre o no serlo.

  10. Antonio Bedmar Fernández

    Pues no sé…Ud dice que el feto humano es un humano pero no una persona. Pero que decir eso no es discriminatorio, ni racista ni supremacismo. Que la mujer tiene derecho a matarlo siempre que no quiera ser madre.

    A mi por lo menos me chirría lo que Ud dice. Sería como decir que un negro es un ser humano pero no una persona. Pero que eso no es discriminatorio ni racista ni supremacismo.

    Pero mire, para no aburrirnos, Ud dice que esto del aborto es una colisión de derechos y que en ocasiones prevalecen los derechos de la gestante. Eso sería verdad en una ley de supuestos, por ejemplo que en caso de violación prevalece el derecho de la madre a abortar. Pero yo lo que le he leído es que la madre tiene derecho a abortar siempre que quiera.

    A mi me parece que eso no es una colisión de derechos porque en la práctica el feto no tiene ningún derecho: la madre puede matarlo siempre que quiera. Eso se parece más bien al derecho absoluto de un amo sobre sus esclavos.

    • Redio Dell'Oro

      Un feto no es una persona, así que todas las alusiones a negros y demás sobran. Los negros son personas y no se les puede agredir. Los fetos no son personas.
      Usted es una persona y si me agrediera tendría derecho a defenderme proporcionadamente, pudiendo llegar incluso a matarlo. O al revés.
      Ninguno de nosotros por esto somos comparables a racistas, supremacistas o esclavistas.
      En el caso de la gestante y el feto colisiona el derecho de la mujer, si no quiere ser madre, con la continuación de la vida del feto. Pero si usted llegara y provocara el aborto a una mujer que no quiere abortar, usted estaría cometiendo un delito. O sea que la vida del feto es digna de protección ante usted, pero no ante la mujer (en el caso de que no quiera ser madre).

  11. Antonio Bedmar Fernández

    Entonces Ud defiende el derecho de abortar un feto no deseado porque viene a ser como la legítima defensa. El feto no deseado está agrediendo a su madre y esta en legítima defensa tiene derecho a matarlo.

    Le puedo comprar ese razonamiento si el embarazo pone en peligro la vida de la madre, aunque hay que reconocer que el feto no tiene la intención de matar a la madre. El feto es inocente aunque la madre también lo es.
    Pero he leído que en España al menos se han hecho estadísticas y la mayoría de las embarazadas que abortan no dan o no quieren dar ninguna explicación de por qué abortan. Abortan porque quieren y punto.

    Sería como si yo matase a alguien «porque quiero y punto» y luego alegara legítima defensa.

  12. Antonio Bedmar Fernández

    Otro argumento que se ha oído en la ONU: el aborto es un derecho reproductivo que debe considerarse un derecho humano. Oponerse al aborto debe considerarse un crimen contra la humanidad, un crimen de lesa humanidad.

    Lo malo de aprobarse una cosa así es que los provida automáticamente pasamos a ser comparables a Hitler y similares. Se nos debería tratar como se trató a los criminales nazis en Nuremberg. Todavía peor: uno de los principios del derecho es la no retroactividad de las leyes. Si yo hago una cosa que hoy no es delito pero mañana pasa a ser delito, no me pueden meter en la cárcel: eso significa que las leyes no deben ser retroactivas.
    En Nuremberg no se cumplió ese principio pero hay que reconocer que los delitos de que se acusaba a los nazis no sólo eran horribles, sino que la ley nazi no los consideraba delitos. Haber aplicado el principio de no retroactividad hubiese significado dejarles en libertad, y no castigar crímenes tan espantosos habría sido ser cómplice de ellos, o por lo menos así lo habrían entendido muchos.

    De modo que si ser provida se convierte en crimen contra la humanidad, podrían hacer con nosotros lo que quisieran aunque ahora mismo ser provida no sea delito. Así que hay que mandar un aviso a navegantes: no es imposible que en el futuro metan en la cárcel a todo aquel que haya apoyado la causa provida aunque no haya hecho nada que ahora mismo no sea considerado un delito.
    Otro punto a tener en cuenta: los delitos de lesa humanidad no pueden prescribir nunca ni son amnistiables. Y ningún país puede negarse a perseguirlos.
    Una parte de la ONU, los llamados globalistas, se han puesto en un plan represivo e intolerante que da miedo. Y si no nos meten a todos los provida en la cárcel será porque no pueden, no porque no quieran. Y no se crean que las leyes lo impedirían, porque la historia nos demuestra que las leyes, incluso los principios del derecho, se pueden no aplicar.

  13. A mi esto me haría gracia, de no resultar tan desolador como indignante. Las religiones y la apropiación política del cuerpo femenino putean a la mujer, la escarnecen, transforman su anatomía en un campo de batalla fiscalizado y controlado. Luego, como resultado, hay una reacción extrema con víctimas colaterales, que se ha trabajado para que existan. Siglos de histeria, de brutalidad, y ahora los autores del desastre se ponen el disfraz de humanistas, de razonables, e incluso de víctimas. Y mienten cuando no pueden imponer, diciendo que no hay agendas nacionales, políticas, religiosas. Esos niños muertos son vuestro logro histórico, genios. Y lo que queda….

    • Antonio Bedmar Fernández

      No le entiendo. Me imagino por la 1ª y 2ª línea ( eso de que las religiones y la apropiación del cuerpo femenino putean a la mujer) que Ud es pro-aborto. Pero en las líneas penúltima y última dice que los niños muertos (supongo que por el contexto se refiere a los fetos abortados) son nuestro logro histórico.
      ¿Es Ud de los que piensan que cuanto más se prohibe una cosa, más se practica? ¿Lo del prohibido prohibir? ¿Que las leyes provida lo que hacen es aumentar los abortos?

      No creo en eso del prohibido prohibir, pero si prohibir una cosa lo que hace es incrementarla, habría que legalizarlo practicamente todo: la violencia de género, las violaciones ,etc, etc. Eso de las víctimas colaterales a lo mejor se podría atribuir entonces al feminismo. Y creo que en cualquier caso, sea el aborto legal o ilegal, las principales víctimas no son ni las mujeres ni los provida, sino los fetos.

      • Intentaré contextualizar. Si usted arrastra a alguien por el fango, si le deja en la minería, si trata de joderle la vida por todos los medios, ese alguien toma medidas extremas, y lleva a los niños que no puede mantener al bosque o los vende, o los asfixia en casa. A la mujer (origen del pecado, ser impuro, bestia de carga, vasija reproductora) se le ha intentado generar asco hacia sí misma por todos los medios. Se le ha dicho que la perfección pare y es virgen, a la vez. Otros la visten de fantasma, como para hacerla desaparecer. Con tal dechado de buenas acciones y manejo de la lógica, surgen reacciones. No tengo ni idea de si el aborto es proporcional o no. Y que nadie me hable de las clínicas. Lleva habiendo prácticas abortivas, e incluso de infanticidio, desde la Edad Media y antes. Yo resido en una casa en la que vivió una señora que abortaba a las mujeres de clase trabajadora, arriesgando cárcel. No se podían ir a Londres. El mundo religioso de las diversas confesiones, ese que asiste impávido a toda ignominia, ese que tiene teléfono rojo con Dios, quiere tener la gestión exclusiva del sufrimiento y la vergüenza. Y esto, el aborto, es un elemento demasiado bueno como para dejarlo escapar. El aborto me parece algo terrible, como una gran parte de las cosas que se han dado alrededor de la condición femenina, pero No soy ellas, y usted tampoco. A ustedes no les importan los muertos; nunca les han importado, por eso están del lado de los fuertes para mayor gloria De Dios, les interesa el control.

  14. Anónimo González

    La verdad es que el reciente referendum lo han pencado por una mezcla de razones, no necesariamente por lo que se trataba. La mayoría de los irlandeses no tenían muy claro de que iba, y tampoco es que las cuestiones estuvieran muy claras.

    Asi las cosas se ha tomado como un voto de castigo al gobierno, castigándosele por otras cosas como pueden ser la política de refugiados, la ausencia de políticas de vivienda etcetcetc, vamos que en otro momento o convocado por el Sinn Fein, cuando salga que es cuestión de tiempo igual se gana.

  15. La píldora del día después, es asesinato?
    Y un aborto en las primeras 2 semanas?
    Deberíamos permitir el aborto en las semanas finales del embarazo (37, 38, 39…) ya que todavía es feto y no persona?
    Dónde ponemos la línea divisoria y por qué? Y quién lo decide?
    Quedo a la espera de respuesta de aquellos pro y anti aborto.
    Gracias.

  16. Antonio Bedmar Fernández

    Yo creo que desde el momento de la concepción, o sea, desde que el espermatozoide entra en el óvulo, destruir al nuevo ser humano es un asesinato. Eso incluye el aborto en las 2 primeras semanas y en las finales del embarazo.

    Yo pongo esa linea divisoria porque creo que hasta ese momento, si se dejan sólos al óvulo o al espermatozoide, no formarán nada. Tienen que unirse y a partir de entonces, si se les deja en paz, el ser se desarrollarán y crecerá hasta convertirse en adulto.
    Luego hay gente que pone otras líneas divisorias pero a mi me parecen arbitrarias. Que si cuando hay actividad eléctrica en las neuronas del feto, que si cuando empieza a latir el corazón, que si tiene forma humana, si puede vivir ya fuera del útero o cuando ya ha salido del cuerpo de la madre. Y más cosas que no son sino etapas del desarrollo.

    Sobre quien lo decide no voy a negar que son principalmente autoridades religiosas, cristianas sobre todo. Pero bueno, también fueron los cristianos los que tuvieron la iniciativa a la hora de condenar la esclavitud con argumentos como que «a los ojos de Dios todos somos iguales». El admirado y anticristiano Voltaire era racista y hasta tenía acciones de una empresa que se dedicaba al tráfico de esclavos negros. O sea, que no se puede descartar por que sí a lo que digamos los cristianos «porque hay que ser laicos». Voltaire también lo era.

    He dejado para lo último lo de la píldora del día después. He estudiado medicina y la píldora del día después no actúa exactamente matando al óvulo fecundado si este ya se ha formado. Lo que hace es que si se ha formado, no se puede implantar en el útero y muere, porque lo que hace la píldora es cambiar el útero para que la implantación sea imposible. No es que impida la fecundación como algunos puedan pensar.
    Así que si después del coito no ha habido fecundación, no pasa nada. Pero si la ha habido, es muy probable que ocurra un aborto.
    Eso es lo que pienso yo. Hay gente que dice que no es abortiva porque el embarazo empieza cuando el óvulo fecundado se implanta en el útero, no cuando se produce la fecundación. Creo que esta es otra línea divisoria arbitraria para decidir cuando empieza la vida humana. ¿Que ocurre en la fecundación in vitro? Hay embriones producto de esas fecundaciones que son congelados incluso durante años. ¿Nunca serán seres humanos si no se implantan?¿Que son entonces? También un recién nacido si es abandonado sin ningún tipo de cuidados se muere sin remedio y pienso que eso mismo se le puede aplicar al embrión al que no se le deja implantarse.
    En ese sentido los embriones congelados en teoría no están condenados a muerte, pero en muchos países ya se ha legislado que hacer con ellos: si pasan los años y no se implantan, directamente se les destruye o son destinados a experimentos científicos.

    • Abel "El Bedel"

      ¿Sabía usted que uno de los oficios más desprestigiados del mundo es el de fabricante de buñuelos? ¿Y que el 15% de los que nacen bajo el signo de cáncer mueren de infarto de miocardio? ¿Y que el monte Aneto, el más alto de la península, ya lo era en 1923? ¿Y que en Ucrania la cuestación para el Domund ha recaudado poquísimo? ¿Y que nos importa una mierda que trate de hacer pasar como ciencia sus prejuicios morales? Sus pensamientos son como pedos silenciosos. Huelen mal, aunque no los exprese.

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