Cine y TV

A cielo abierto: el cuento del psicoanálisis

Escena de A cielo abierto. Imagen: Doc&Film International / Filmin.
Escena de A cielo abierto. Imagen: Doc&Film International / Filmin.

Recuerdo cuando estudié filosofía que había en la facultad varios profesores etiquetados como lacanianos, que es una de las cosas más serias que uno puede ser en esta vida y por ello estaban enfrentados a quienes no lo eran. La manera de distinguirlos era sencilla: cuanto peor estaba alguien de la cabeza, más lacaniano era. ¿Pero en qué consiste exactamente esta hechicería tan propia del siglo XX? Jacques Lacan fue un psiquiatra francés nacido en 1901 que quiso desarrollar el psicoanálisis freudiano en su relación con el lenguaje. O más concretamente, según palabras de una de sus discípulas:

La primera enseñanza de Lacan no es sobre el lenguaje, es sobre lo imaginario. Es sobre el estadio del espejo: el estadio del espejo es ¿cómo un neurótico se vuelve neurótico o psicótico? En el momento en que consigue salirse de los efectos de la transitividad, en los cuales su imagen y la imagen del otro ya no se confunden y son claramente disociadas. El momento del estadio del espejo, ese momento en que tu imagen se disocia de la del otro, no es evidente, es muy frágil.

¿Ha quedado claro? Para el físico estadounidense Alan Sokal no mucho, por ello escribió su célebre Imposturas intelectuales, donde denunciaba el uso incorrecto de terminología científica por parte de algunos pensadores franceses, que utilizaban una jerga oscura hasta el punto de terminar resultando completamente incomprensibles. Para demostrar su tesis escribió un texto deliberadamente abstruso, lleno de sinsentidos, y logró que fuera publicado en una prestigiosa revista de estudios culturales. Una gamberrada que dio muchísimo que hablar desde entonces. Si uno no se expresa con claridad es que no piensa con claridad, venía a decirnos, de forma que pasa a utilizar las palabras como el pulpo la tinta. Y uno de los ejemplos más recurrentes de Sokal en dicha obra fue precisamente… Lacan. «Un charlatán total», según la implacable definición de Noam Chomsky.

Pero no hay mejor manera de valorar qué es y cómo funciona el psicoanálisis lacaniano que viéndolo en acción, examinando su utilización como terapia en pacientes. En la frontera franco-belga hay una residencia, Courtil, que acoge a niños con diferentes grados de autismo y otro tipo de discapacidades mentales. Allá fue la documentalista Mariana Otero dispuesta a indagar en la peculiar forma de ver el mundo de estos niños y en la manera de tratar con ellos y evaluarlos de su cuidadores. Fieles a las enseñanzas de su maestro le explicaron que «cada uno de estos niños que estaba allí, tenía una lengua privada a diferencia de nosotros que tenemos una lengua común», y de hecho el párrafo antes citado corresponde a una de las psiquiatras. Parece un buen lugar en el que vivir, en contacto con la naturaleza y rodeados de unos profesores que juegan, teatralizan cuentos clásicos y dialogan constantemente con ellos. Porque esa es la clave, ver qué significado le dan a las narraciones. No en vano ahí tenemos todo un clásico del género como es Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim. Vemos a los psicoanalistas adoptar un papel de críticos cinematográficos o literarios, describiendo cómo es el papel del niño en la narración que se esté representando, que puede ser un cuento, una canción o cualquier anécdota que protagonicen. A partir de ahí intentarán extraer un significado profundo sobre la personalidad del pequeño, su manera de encarar la realidad y relacionarse con quienes le rodean.

En principio es una perspectiva interesante, porque efectivamente nuestro cerebro funciona a base de narraciones. No es solo que de niños nos gusten los cuentos y de mayores las series y películas, también la información sea del tipo que sea —un artículo como este sin ir más lejos— ha de estar estructurado con un planteamiento, nudo y desenlace. Y la manera de vernos a nosotros mismos es también como personajes de una historia, por ello coinciden todos los estudios psicológicos en lo creativa que es la memoria: adaptamos nuestros recuerdos para que encajen en la historia que en el momento presente nos queremos contar a nosotros mismos y a los demás. Ahora bien, ¿es ese enfoque válido para resolver todos los problemas, incluso a la hora de tratar una enfermedad mental? Esto ya es un terreno mucho más peliagudo.

Por lo que vemos en este documental el afán interpretativo de los psicoanalistas lacanianos, su empeño en dar significado a cualquier anécdota, tiende a ir demasiado lejos, alcanzando niveles esotéricos. Así por ejemplo contemplamos como un niño se olvida un grifo abierto en el baño y eso lo identifican como la representación de un «desbordamiento interior». En otro momento comentan que un paciente que ha engordado unos kilos últimamente, lo cual podría deberse aparentemente a que come mucho y hace poco deporte. Pues no. La verdadera causa, nos dicen, es que «ciertos psicóticos se reagrupan en su propio peso». Y la escena definitiva tiene lugar cuando vemos a un niño de apenas cinco o seis años que está jugando y de repente, ejem, se caga encima. Hecho que la psiquiatra explica a la cámara con seriedad de intelectual francesa y los más sofisticados términos psicoanalíticos: «En una situación de gozo intenso quería inscribir la pérdida de algo (…) su Yo aparece y desaparece». Personalmente no he visto una escena comparable desde Borat.

En resumen, un documental curioso, en ocasiones desconcertante, en el que Mariana Otero enfoca su cámara y deja que el espectador juzgue este sanatorio mental, donde el discurso alucinado y desconectado de la realidad corresponde no solo a los pacientes, también a sus terapeutas. Merece la pena por tanto no porque se esté de acuerdo con lo que en él se muestra, sino precisamente y con más motivo para armarse de argumentos en contra: ya sea en contra de los franceses y su pomposidad, del psicoanálisis, de Lacan, del relativismo posmoderno o de todo ello junto.

Aquí pueden ver el tráiler.

Escena de A cielo abierto. Imagen: Doc&Film International / Filmin.
Escena de A cielo abierto. Imagen: Doc&Film International / Filmin.

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75 Comentarios

  1. Pingback: A cielo abierto: el cuento del psicoanálisis | MANHAS & MANHÃS

  2. Interesante artículo, aunque debo confesar que tras haber estudiado dos asignaturas que tienen relación con el tema, es la primera vez que hoy hablar del lacanismo, y sin duda, me parece incorrecto generalizar esta crítica justificada a todo el psicoanálisis.
    En la actualidad, el modelo médico-científico es útil para explicar gran cantidad de trastornos mentales (como el propio autismo, la esquizofrenia, depresiones mayores…). No obstante, los trastornos de ansiedad son fácilmente explicables con las teorías Freudianas.
    Ejemplo: trastorno de ansiedad fóbica: Un sujeto revive un trauma psíquico que le genera una angustia interior, para defenderse entra en juego un mecanismo de defensa (en este caso el desplazamiento) que le permite desplazar esta angustia interior hacia un objeto externo, de modo que puede huir de el y así disminuir esta ansiedad.
    Esto no quita que haya alteraciones de neurotransmisores señor medio (los ISRS se usan como tratamiento, y van muy bien). Aunque por otro lado también juegan un papel muy importante las terapias cognitivas-conductuales, algunas de las cuales tienen una base en el psicoanálisis Freudiano.

    Un saludo

  3. Perdón por el corrector automático:corrijo » la primera vez que OIGO hablar»» Ello no quita que haya alteraciones de NT en estas patologías»

  4. Algo muy «posmoderno» (según tus etiquetas) también es eso de desvirtuar cualquier teoría con ejemplos extremos que poco tienen que ver con el trasfondo del asunto. A Lacan se le fue de las manos, en eso estamos de acuerdo, pero de ahí a meter a todos los franceses en el mismo saco, en fin… se nota que es para crear polémica en los comentarios. A mi me da bastante más miedo el dogmatismo científico y su pretensión de matematizarlo todo que ejemplos aislados de psicoanalistas chiflados. Precisamente todos los tropiezos del psicoanálisis residen en la pretensión de establecer un sistema de análisis de tipo «científico», extrapolable a cualquier objeto de estudio. Pero la filosofía de Deleuze, Foucault y otros franceses no buscan «hacer ciencia», sino crear instrumentos discursivos (a través del concepto) para comprender el mundo. Y eso lo han hecho bastante mejor que «filósofos» como Jesús Mosteirín o Mario Bunge, que tanto disfrutan de su estatus científico en un mundo dominado por la moral del progreso tecnológico.

  5. Pero es que hay que denunciar un hecho tan evidente?
    Píldora intragable para la cultura de EEUU es, que haya teorías ajenas a su obsesión por las etiquetas, por la estadística y por el simplismo que arrojan los números, por eso se exige en el psicoanálisis una inteligencia mínima necesaria para ese gran ejercicio de abstracción.

    El «experimento» del científico estadounidense no es el primero en su tipo, ya en el arte existen antecedentes. Poco o nada aporta al debate.

    A veces el lenguaje de Lacan se rompe en añicos, pero hurgando en su esencia podemos encontrar a un magnifico pensador, y a un poderoso teórico, además que no debe olvidar que al final, las teorías de Lacan las retoma de su maestro, Freud, nada menos.

  6. christian

    Titulas «El cuento del psicoanálisis» para luego ridiculizarlo en base a un documental.

    Claro que es para crear polémica en los comentarios, pero si quieres hurgar en el tema, no se a qué esperáis para una entrevista con Zizek

  7. Ja Ja, es como si dijera que la profesión de la arquitectura solo funciona para levantar paredes para tres cosas:
    Comer, cagar y dormir.

    Las críticas que no aportan mejor guardarlas en el bolsillo para el café, publicar implica otros términos.

  8. El título no se corresponde con el contenido del texto. Dentro de las teorías psicodinámicas existen diferentes propuestas, a veces desencontradas, que dan respuesta, siempre parcialmente, al funcionamiento del psiquismo humano. El lacanismo es ampliamente discutible en tanto en sus postulados teóricos como en la forma de abordar la práctica clínica. No obstante, hay varios conceptos más que interesantes que se pueden rescatar de su desarrollo teórico.

    El autor no ha debido generalizar las debilidades del lacanismo al resto de las teorías psicoanalíticas, y mucho menos desde el tono burlón que emplea en algunas partes el texto.

    Ahora bien, tiene toda la vida para empaparse de las aportaciones de otros muchos psicoanalistas: Kernberg, Kohut, Mischel, Sandler, Bleichmar

    • responder

      El psicoanálisis no ha aportado absolutamente nada al «funcionamiento del psiquismo», como tú lo llamas. Y lo hace porque solo estudia al sujeto enfermo o a aquel cuyo comportamiento difiere de eso que llamamos normalidad. Para empezar a extraer un conocimiento válido de la psique humana debemos estudiar tanto a cuerdos como a locos. Los autores que citas han aportado más oscuridad que luz en este fascinante tema.

      Ahora bien, tienes toda la vida para darte cuenta de lo insostenibles que son tus argumentos.

  9. Josep Pintat

    El texto debería haberse titulado «Desacreditando a Lacan en un artículo de seis párrafos (y dos ejemplos dispares)».

  10. Enric Berenguer

    Penoso artículo, en verdad. Lleno de engreimiento y soberbia. Pontifica sobre lo que no conoce ni de lejos. Quizás su autor sepa de cine, pero habla de cosas de las que no tiene la menor idea y agita referencias ya muy pasaditas de moda. Desde los tiempos gloriosos de Sokal y compañía, ya ha tenido el mundo tiempo para decepcionarse de «la ciencia» y de sus prometidas soluciones en todos los ámbitos de la vida humana, empezando por la (supuestamente) tan científica economía que nos ha llevado a donde estamos… y pasando por una psiquiatría que ni ella misma se atreve ya a llamarse científica en voz demasiado alta.
    Parece que el autor no se ha enterado de que Allen Frances, muy científico director del DSM IV, ha denunciado públicamente que la «psiquiatría científica» está llena de abusos y que los lobbies dominan el cotarro, se inventan enfermedades y llegan a conclusiones curiosas como la de que media humanidad está enferma para poder hacer negocio. Ian Hacking, epistemólogo muy serio, mucho más que el fantasma Sokal, dice que el DSM está construido con los mismos presupuestos que la clasificación de las plantas de Linneo (Siglo XVIII)… y concluye que no hay ningún elemento para creer que las enfermedades mentales tengan algo que ver con el mundo vegetal. Muestra que esa psiquiatría no es más científica que el psicoanálisis… con la diferencia de que el psicoanálisis, por su parte, nunca ha pretendido ser científico, siempre reconoció que no era ese su ámbito. Esto a pesar de que Freud compartía los ideales de la ciencia de su tiempo, los mismos que sabía y decía explícitamente que no podía satisfacer el psicoanálisis, ni tenía por qué hacerlo.
    Basta ya de agitar el amuleto de «la ciencia» para cualquier cosa. Entre otras cosas, porque «la ciencia» no existe, como ya dijo en su día, ¡en el siglo XVIII!, el primer epistemólogo propio de este nombre, D’Alembert, quien denunció toda tentativa de crear sistemas que lo explicaran todo, en nombre de «la ciencia» o de lo que fuera. La misma psiquiatría que se quiso llamar científica está en crisis y hay intentos desesperados por refundarla sobre otras bases, que todavía no han llevado a ningún resultado concreto, todavía no han ayudado a nadie en particular ni han solucionado ninguna enfermedad. Eso sí, con lo que se empiezan a encontrar, y algunos andan muy inquietos con eso, es que tales intentos llevarían en realidad al fin de la psiquiatría misma (disciplina que, por otra parte, nunca fue del todo aceptada dentro de la «medicina científica», más propia para ocuparse de tejidos y órganos que de personas)…
    Pero claro, el pequeño inconveniente es que el sufrimiento humano y la locura existen y están ahí, y alguien tiene que ocuparse de ellos: para eso los mantras científistas con los que algunos se satisfacen no sirven de nada.
    Al autor le puede parecer idiota que haya personas capaces de ocuparse de las cacas de niños con graves trastornos. Pero señor mío, eso de la caca es muy importante, hay personas que se ocupan de la mierda de los demás, por supuesto… así como hay quienes sólo saben tratar a los demás como mierda, sobre todo si se trata de personas científicamente marcadas como «deficientes» y convenientemente excluidas y marginadas.
    Quienes se ocupan de las cacas de esos niños también entienden que, como todas las cosas humanas, tienen su sentido. Pero claro, hay que tener valor para ocuparse de eso en vez de hacerse pajas mentales con frases «científicas» que solo sirven para ver a la persona que uno tiene delante como una rata de laboratorio.
    Le Courtil, como otras instituciones acoge a niños que nadie quiere en ningún lado, a quienes rechazan en el muy científico mundo porque molestan, porque no hay modo de educarlos… ¡encima se cagan!
    La gente que está ahí trabajando da prueba de un compromiso personal, de una capacidad de aceptación, de un verdadero interés por esos niños, que es muy difícil de encontrar en este mundo desinfectado, deshumanizado y en el que la gente tiene más relación con su smartphone que con el prójimo.
    La vida es algo más que una película, señor Bilbao. Así como recomiendo al Consejero de Sanidad de Madrid que se ponga el traje correspondiente y vaya a cuidar a Teresa, le recomiendo a usted que se pase una semanita en un sitio como Le Courtil, o se acerque a las iniciativas de la asociación de padres TEAdir: a lo mejor va y aprende algo de la vida de lo que hasta ahora ni se ha enterado.

  11. Neus Carbonell

    El cinismo contemporáneo es un verdadero atentado contra la dignidad humana. Es obvio que Javier Bilbao desconoce la clínica psicoanalítica y, sobre todo, el tratamiento del autismo. Incluso es probable que nunca haya estado con una persona con autismo. Pero no es eso lo que hace su artículo despreciable, sino su impostura.

    En efecto, Le Courtil se ocupa de personas que nadie quiere, que han estado rechazadas en múltiples instituciones que trabajan con la mal llamada y peor traducida «evidencia científica». A esas personas los profesionales de Le Courtil les confieren la dignidad que se merecen.

    Parece ser que el señor Bilbao ha olvidado de sus clases de filosofía que lo que nos hace humanos es el sentido de nuestros actos. No ha podido entender, como sí lo hizo Mariana Otero, que dar sentido al juego repetitivo de un niño con el agua es algo que puede tener consecuencias muy dignificantes, y que con ese gesto tan simple se puede iniciar un recorrido que lleve muy lejos. A lo mejor el seño Bilbao prefiere las técnicas que atarían al niño de las manos para «normalizarlo», eso sí con todas las estadísticas de los minutos que son necesarios para que el niño abandone sus «rarezas». A algunos, eso nos parece un maltrato.

    Desde luego, el señor Bilbao no ha leído a Lacan, sino sabría que él destacó que a los autistas hay algo para decirles, siempre que sepamos escucharlos. En Le Courtil lo intentan, Mariana Otero lo supo ver. El señor Bilbao se basta a sí mismo.

    Lo único que me sabe mal de escribir este comentario es que el autor del artículo puede, incluso, gozar de él, cosas del cinismo.

  12. Una característica del mundo actual es que todo el mundo puede opinar de todo. Eso no está, en principio, ni bien ni mal. Es una característica de nuestro tiempo. Pero es importante que los que escuchamos o leamos no nos confundamos y le demos el estatuto que eso tiene de opinión. Que alguien tenga el derecho a decir lo que piensa no quiere decir que sepa realmente de que está hablando. Y, con frecuencia, ocurre que cuanto menos sabe, menos cuestiona lo que dice y más pontifica, basándose en la supuesta autoridad de otros que a veces pasa que tampoco saben de lo que hablan. Es el pensamiento débil de nuestra época, la impostura intelectual generalizada para retomar un término citado de un libro que solo tiene de interesante el título.
    El psicoanálisis ha soportado críticas feroces desde su inicio: al principio por defender la importancia de la sexualidad en una época de represión victoriana; ahora por defender la singularidad de los sujetos en una época en la cual bajo la bandera de la salud y el bien común se patologiza y medicaliza la vida, se inventan cada día nuevos trastornos, con la que luego se etiqueta de continuo a los individuos como enfermos y se les medica alcanzándose cotas de hipermedicación e hiperdiagnóstico tan desconocidas en la historia de la humanidad como peligrosas.
    Se supone que cada vez somos más libres, pero cada vez estamos más homogenizados, en nombre de la ciencia, que por supuesto tiene sus logros, pero también sus grandes ignorancias y sus oscuridades.
    No nos equivoquemos: en esta época en que parecería que cada uno hace lo que le da la gana, el control de los Estados sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos lleva camino de alcanzar una ferocidad sin precedentes. Lo interesante es que algunos de los mayores defensores de esta pseudociencia que aboga por la protocolización de todo se están convirtiendo en sus mayores detractores, al modo de lo que ya le pasó a Oppenheimer después de ver los efectos de su criatura.
    Poco podemos hacer los psicoanalistas por cambiar el rumbo del mundo. Pero nuestra función es defender que somos sujetos, no números, no objetos de protocolos o programas absurdos. No somos consumidores, ni clientes. Somos sujetos con nuestros propios deseos y con derecho a ser respetados. También con deberes con el mundo y con los otros.
    La mayor parte de nuestro trabajo tiene lugar en lo privado de la consulta, con los efectos sobre los sujetos de su historia y su época. Pero a veces también tomamos la plaza pública. Así esta tarde en Barcelona y mañana en Madrid, presentamos el preestreno del documental “A cielo abierto”, una rara joya de Mariana Otero en medio de tanta mediocridad e impostura intelectual como la que destila este artículo al que estoy respondiendo. No es una impostura intelectual, es una aventura intelectual y más, es una aventura de vida. El documental está luego a partir del día 24 de octubre en los cines. No se lo pierdan. Vayan a verlo. A diferencia del Sr. Bilbao, tiene algo que ofrecerles.

    Margarita Álvarez
    Directora de la Comunidad de Catalunya de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis

    • es el nuevo progresismo que tienen diseñado para expandirlo via internet. El artículo está claramente insipirado en ese movimiento pseudo-esceptico creado por los think-tanks del Humanismo Secular en Estados Unidos. Es sólo su típica y ya aburrida reformulación del capitalismo en el siglo XXI para poder predicar un burdo cientifismo materialista que sea adecuado para los negocios del futuro. Negocios que incluirán el cuerpo y la mente del ser humano.

    • responder

      Ni es una impostura intelectual, ni es una aventura intelectual, ni es nada; es una patraña. Sois unos charlatanes. Y si queréis dejar de serlo, lo que tenéis que hacer es demostrar aquellas tesis que defendéis. Yo no seré quien defienda a la industria farmacéutica y la praxis cuestionable de muchos médicos en lo que a diagnóstico y tratamiento se refiere, pero si tenemos un método válido para acercarnos al conocimiento, ése es el método científico. Y si sometemos vuestras supercherías a su lupa, lo único que hay es humo.

      Afortunadamente, la sociedad es cada vez más escéptica y los charlatanes como vosotros sois arrinconados a medida que van pasando los años, fruto sin duda del mejor acceso de la población a la educación y a la formación académica.

      Valiente hipócrita que empiezas criticando a las personas que expresan su opinión en lugar de sus argumentos y no demuestras absolutamente nada de aquello que defiendes, para luego, al terminar tu comentario, poner el cargo que desempeñas que, por cierto, como cualquier otro cargo (incluida la presidencia del CSIC), no hace mejores a tus líneas.

      Para que nos cuenten cuentos ya tenemos el teatro.

    • Gracias Margarita!!!

  13. Jordi Roma

    Bien bien Psicoanalistas de varias escuelas, seguimos con la literatura, conseguireis seguir retrasando el conocimiento sobre un grupo de transtornos mentales, personalmente creo que gracias al psicoanalisis el conocimiento de estas enfermedades se ha retrasado casi 100 años, pero ningún problema siempre queda la libertad de expresión.

    • Alejo Urzass

      Bravo para Enric, Neus y Margarita.
      Jordi Roma: con una sintaxis como la que usted practica cualquier conocimiento se retrasaría miles de años.

  14. Pingback: A cielo abierto: el cuento del psicoanálisis lacaniano

  15. Como ya se ha dicho en algún comentario, para apreciar el psicoanálisis hay que tener un mínimo de inteligencia.

  16. Anonadado

    Me he leido todos los comentarios y estoy ídem. ¡Cuanto daño han hecho las humanidades!

  17. Juan Carlos Rios

    Hace ya algunos años que decidí analizarme con un psicoanalista lacaniano. Hoy puedo decir que ha sido la elección más importante de mi vida.
    Señor Bilbao, el psicoanalisis (me) enseña a ser menos tonto y engreído.

  18. Paco Casasola

    Mucha falta de humildad en este artículo.
    Soy terapeuta y he ejercido en hospitales de Francia y España durante más de 10 años, aprendiendo tanto de psicoanalistas (lacanianos o no, de hecho los profesionales jóvenes Lacan ya no es una referencia mayor) como de escuelas humanistas y más «cientifistas» que se siguen en España.
    Trabajo con personas con austismo y trastornos mentales y sí, lo de la caca es importante; sí, los olvidos no son tales sino que responden a motivaciones específicas; los comportamientos, en definitiva, tienen también una base inconsciente que suele producir o perpetuar algunos síntomas.
    Es todo muy complejo, de ahí que tengamos que andar con cuidado antes que desacreditar no ya a un autor, sino a toda una escuela. Y yo soy el primero que reconozco que muchos debates psicoanalíticos no son más que «pajas mentales» y se pierde un tiempo precioso para «actuar» y plantear objetivos.
    No he visto el documental, pero sospecho que se inscribe en una tensión institucional y de familias que se da en Francia desde hace un par de décadas. Efectivamente hay lacanianos muy colgados y muy abyectos, y ya hay varios documetnales que únicamente muestran esta cara del psicoanálisis para desacreditarlo y fomentar centros terapéuticos con orientación cognitivo-conductual, y que Francia deje de ser la isla psicodinámica en Europa.
    Es peligroso meterse en estos jardines sobre todo sin haber trabajado en el medio y sin haber tratado a personas del espectro autista.

  19. Celeste Viñal

    Invito con sumo agrado al señor Bilbao a visitar Argentina y recorrer tanto sus múltiples consultorios, sus clínicas psiquiátricas, sus instituciones de más variada población como -y sobre todo- a sus hospitales públicos (los que centran su atención en los sectores más vulnerables) para conocer bien y con argumentación directa lo que Lacan pudo lograr para beneficio de los pacientes que son atendidos bajo su orientacion teórica.
    Hay mucha, muchísima gente trabajando incansablemente en guardias y consultas, dia a día con las herramientas que nos dejó Lacan.
    Lo invito a evaluar sus resultados y lo acompaño personalmente a conversar con los analistas jovenes que llevan su práctica a las zonas más remotas del país y se valen de la teoría lacaniana para enfrentarse a una multiplicidad de demandas que él desde su prejuicio, creo, no podría ni imaginar. Y con los pacientes! Seguramente encontrará muchos que quieran dar su testimonio con muchísimo gusto.
    Además contemplar el compromiso de los profesionales que forman redes de supervisiones, charlas, cursos y formación general -ad honorem- en las que participan miles de personas en todo el país. Nada de eso es cuento, se lo aseguro Bilbao.
    Infórmese, por favor.
    Y al Sr Jordi Roma le aviso que los psicoanalistas no maniatamos científicos ni psicólogos. Tienen todo el apoyo económico de los laboratorios quIenes quieran entender biológicamente estos procesos y de hecho lo reciben. Si los resultados no son mayores no se puede culpar a otro por eso!

  20. Parece que sobre astrofísica cualquiera puede opinar, pero hacerlo sobre el psicoanálisis sin tener «formación» psicoanalítica es un atentado contra la dignidad del individuo.
    Que conste que lo he intentado, pero me ha parecido que es un conjunto de dogmas expresados de la forma más pedante posible.

  21. Existe otro documental, «El Muro» que denuncia el oscurantismo lacaniano que mantiene a los niños separados de sus familias, alejados del colegio y que culpabiliza a la madre-cocodrilo del trastorno. Es auténtico curanderismo.
    Todo esto ha sido pergeñado por un individuo que se esforzó en hablar de la manera más oscura posible. Además, para acabar de impresionar a sus acólitos les hablaba de matemáticas sin tener ni idea. Los que le escuchaban que no sabían ni resolver una ecuación de segundo grado, exclamaban: «ohhh… qué científico».
    http://www.youtube.com/watch?v=CjzT34ppTY4#t=314
    http://nomehagasmuchocaso.wordpress.com/?s=Lacan

  22. Finalmente, en 2012, las autoridades sanitarias francesas excluyeron el psicoanálisis de las terapias indicadas para el autismo. Hicieron falta 40 años de fracaso y de maltrato a los niños. Los envolvían en sábanas heladas, no se sabe muy bien para qué ni con qué resultados. Les fastidia mucho que les pregunten por los resultados.
    http://www.youtube.com/watch?v=FvYV1MaSGEY

  23. Jesús Ambel

    Es una verdadera pena que un medio progresista como Diario, permita que un artículo tan poco serio como este, vea la luz en sus páginas, tantas veces ilustradas y a favor de las libertades.
    En todo caso, animo a los lectores de Diario a ver el film. Verán que el artículo es malo de solemnidad e indigno, como digo, del medio que lo publica.

  24. carlos m. chavez

    Alegra leer esta web…tiene un buen nivel; mejor que el periodismo que consumimos -y nos consume- en estos años. Por ello desmerece la desinformación y el enfoque ideológicamente sesgado -ignorante tal vez- del Sr. Bilbao sobre el psicoanálisis. Acaso lo haya escrito inconscientemente. Un saludo cordial. CM.

  25. Héctor García de Frutos

    Hacer una crítica seria exige un examen detenido de aquello que se critica. El Sr. Bilbao podría ser un poco menos parcial y echar un ojo al compendio de artículos de científicos y pensadores titulado “Imposturas científicas: los malentendidos del caso Sokal”. Quizás eso le ayude a ilustrarse. O podría señalar que el seminario de Lacan, si era un cuento, convencía a pensadores (Irigaray, Derrida, Ricoeur, Eco…), topólogos (Thomé o Soury) o epistemólogos del Círculo de Epistemología de París (tipos que habían traducido textos de Gödel, Russell, Boole o Cantor).
    Vayamos a Sokal (y a Bricmont: olvida al coautor, Sr. Bilbao… ¿leyó el libro?)… pero no de de pasadita, sino con ‘Imposturas intelectuales’ en la mano.
    – Sokal y Bricmont repiten: cuando Lacan habla de matemáticas y psicoanálisis, no se entiende. No tiene sentido. Es la chicha de su argumentación… pero no es extraño que alguien no entienda la relación entre geografía y política si desconoce una o la otra (el mapamundi o la declaración universal de derechos humanos) por mucho que sepa de una de las dos.
    – También dicen Sokal y Bricmont que lo dicho por Lacan carece de validez empírica, y que sus textos consisten en análisis de textos y conceptos. Me gustaría saber qué clase de empirismo puede hacerse de forma previa a una teoría o un concepto.
    – Sokal y Bricmont admiten en su texto que en ocasiones Lacan hacía afirmaciones ciertas sobre matemáticas. Sin embargo, lo que no soportan los autores es que Lacan no de definiciones cerradas y simples. Entiendo su desesperación: en ciencia, me temo, también sucede, puesto que sin ir más lejos no hay definición unánime ni simple para los conceptos de gen o agujero negro. Lo interesante es que Sokal y Bricmont se preocuparan por la paja ajena. Eso les ha dado la notoriedad mediática de la que sus desarrollos científicos creo carecen.
    – Añaden que los vínculos que Lacan efectuaba entre psicoanálisis y matemática no estaban razonados ni justificados en su desarrollo. Pero Lacan hablaba para formar psicoanalistas, no matemáticos. No buscaba crear una nueva disciplina matemática, sino animar a los psicoanalistas a tratar de formalizar su práctica. A éstos les corresponde pues considerar, en base a la dimensión empírica de su trabajo, si se justifica eso o no.
    – La crítica más seria de Sokal y Bricmont concierne a despistes matemáticos que Lacan cometió oralmente. No es fácil sostener un seminario durante 30 años sin cometer errores. Eso no invalida el interés posible del seminario, y menos aún las construcciones que ahí se despliegan. Por ende, los físicos también hacen filosofía improvisada (siendo Sokal y Bricmont un ejemplo bien paradigmático) y nadie se rasga las vestiduras por eso.
    – En cierto momento, los autores acusan a Lacan de no ser original. Sin embargo, ellos concluyen su trabajo sobre Lacan diciendo que su psicoanálisis no es otra cosa que una nueva religión. Eso no es muy original precisamente.

  26. Qué vergüenza de artículo! De modo que uno podría «armarse de argumentos en contra» del psicoanálisis con sólo ver esta película? Cualquiera puede hablar de cualquier cosa, eso nadie lo niega, lo que no se puede es escribir en un medio público sobre algo que desconoce por completo! Es falso que cualquiera comente sobre astrofísica, lo hará en el café con amigos, pero tener semejante osadía de hacerlo en un diario, habla muy mal de los medios de comunicación españoles. Para el sector de economía contratan premios nóbeles y profesores reconocidos mundialmente, para hablar de algo tan importante como la salud mental ponen a un personaje que ni se anima a firmar con su verdadero nombre, sin formación alguna en filosofía, humanidades y por supuesto no tiene ni remota idea de qué es el psicoanálisis. La figura arendtiana del «idiota moral» casa a la perfección con personajes de este calibre: usando lo que cree que es sentido común y no es más que mediocridad, se carga una de las tradiciones de pensamiento más lúcidas de la época actual.

  27. Marta Maside

    Señor bilbao, para criticar a un autor es necesario haberlo leído y haberlo comprendido. A mi la jerga utilizada por A. Einstein también me da mucha pereza, por eso no la he leído. Pero como no la he leído, jamás diagnosticaría de delirante a la comunidad científica de los físicos y a su lenguaje técnico.
    En fin, su artículo apunta precisamente a lo que Lacan llamó lo imaginario, y a los embrollos que esto causa cuando no se analizan las cosas con cierto rigor. Lea usted a Lacan, ande, y sino, déjelo estar.

  28. Lacan, Lacan, futuro, futuro

  29. Anonadado

    Vaya Sr Bilbao, que parece que ha removido el avispero (lacaniano). Ni un solo comentario favorable. Es lo que tienen las sectas. Por el contrario, en mi opinión el suyo es un artículo estupendo. Una crítica comedida, inteligente y con sentido del humor de una escuela de pensamiento más que cuestionada. O sea, perfectamente compatible con el estilo Jot Down.

  30. Cecilia Hoffman Homs

    Adhiero a las respuestas de mi céleres colegas. La impostura, ignorancia y maldad del artículo del Sr. Bilbao son inconmensurables.
    Quiero enfatizar algo que se desprende de alguna de las respuestas pero que creo oportuno explicitar. El psicoanálisis sirve, es eficaz, y es pragmático. Ha incidido, y mucho, en el curso de nuestra civilización, mal que les pese o por mucho que lo ignoren los profesores de psicología-y alumnos obsecuentes-de las universidades españolas. E incide en la vida de los sujetos que se atreven a realizar una experiencia psicoanalítica. Alivia, cura, alegra la vida. En el psicoanálisis, siempre, ya desde la primera época freudiana, lo primero fue su eficacia. Ella despertó a preguntas nunca antes formuladas y a hipótesis que subvirtieron la subjetividad… sentando las bases para la teoría que jamás dejó de crecer y autocuestionarse en base a la práctica. Es teoría de una praxis.
    LA dificultad del psicoanálisis no radica tanto en la teoría, que necesita, es cierto, de una dedicación y un esfuerzo para ser aprehendida, lo cual es, se reconocerá, absolutamente respetable. Su mayor dificultad está en lo subjetivo. Hay que estar dispuesto a dejarse dividir, a aceptar que uno no sabe todo de sí mismo, a afrontar y verle la cara a eso que uno ha rechazado de si mismo, y a aceptarlo. Es un ejercicio de humildad, que tiene su recompensa.
    La clínica con niños autistas y otros trastornos afines es uno de los campos donde su eficacia, no para hacer desaparecer el autismo , sino para que el niño pueda poner en juego lo mejor de sí, es realmente conmovedora.

    Por cierto, ¿De donde ha extraído el señor Bilbao que el autismo se puede considerar entre las discapacidades mentales? Es un error muy grave de clasificación. No es el primero que lo comete; es un prejuicio muy extendido, incluso me atrevo a decir que está en la base de la pedagogía especial, habiendo sido Itart, el instructor del niño salvaje de Aveyron, en su informe de 1801. Este señor, padre de la pedagogía especial, desesperado ante la tozudez de Víctor refractario a sus demandas de ser alfabetizado, como sabía que el niño tenía miedo a las alturas, fue capaz, en su furor pedagógico, de tenerlo literalmente colgado en el aire durante horas , pese a los los gritos desesperados del joven. No consiguió que Víctor cediera a decir las palabras que él le pedía. Consiguió otra cosa: Fue la primera vez en su vida que Víctor lloró arrebujado en su cama.
    Enfrentarse no es afrontar. La dimensión ética del asunto se hace evidente. La práctica genera preguntas. las respuestas, afortunadamente , no son simples. No somos simples.
    El artículo del Sr. Bilbao ataca al psicoanálisis desde una posición que degrada al ser humano a la simplicidad más aberrante.

  31. Marta Berenguer. Periodista

    Que flaco favor le hacen ustedes a la cultura y al periodismo escribiendo sobre algunos temas des del desprecio y la más cínica ignorancia. Un poquito de rigor, seriedad y humildad intelectual serían de agradecer. Despreciar lo que se ignora es una elección pero más allá de atacar al psicoanálisis y a los psicoanalistas (¡qué fácil es eso! ¡Demasiado fácil!)… ¿El autor de este artículo se ha preguntado, aunque fuera de pasada, por el sufrimiento de esos niños? Porque el documental ‘A cielo abierto’ va de eso. De intentar entender algo sobre la locura, sobre el sufrimiento de los niños de Le Courtil y de los efectos terapéuticos que la orientación del psicoanálisis lacaniano -por más resistencias que quieran poner delante de esa evidencia y le guste o no a Javier Bilbao- tiene en sus subjetividades. ¡Y vaya si los tiene! Eso es un hecho constatado en el documental, en los niños y en la experiencia y las palabras de Mariana Otero, la directora del documental. Ella es un interesante ejemplo de cómo partir des del no saber más absoluto, dejarse interrogar y abrirse a una pregunta, entrar en Le Courtil con el respeto que se merecen los niños y los profesionales y rodar una película arriesgada pero que da cuenta de muchas cosas. Se estrena en breve. ¡Vayan a verla! Eso sí, si van les recomiendo un ejercicio bien saludable: dejen sus prejuicios en casa. Le harán un gran favor al psicoanálisis, al cine, a los niños y profesionales de Le Courtil, a la directora del documental y a ustedes mismos.

  32. Anonadado

    «La impostura, ignorancia y maldad del artículo del Sr. Bilbao son inconmensurables». Bueno, esto ya es pasarse de la raya. Rogaría a la secta del psicoanálisis un poco de tolerancia a la critica (bastante benévola) y un poco de la humildad que por otro lado reclaman.
    Hay que recordar varias cosas. En primer lugar que desde Popper, el filósofo humanista, se considera al psicoanálisis como pseudociencia (no falsable). Otros, simplemente la consideran como mala ciencia.
    Que dentro del psicoanálisis abundan los personajes estrafalarios como Reich, que murió en la carcel acusado por tratar de vender la maquina de los orgasmos. Este artículo se centra en Lacan, también muy polémico y cuestionable, cercano al irracionalismo, al pensamiento mágico y la charlatanería.
    El hecho de que algunos psicoanalistas se ocupen con legítima bondad y humanismo de estos niños autistas no justifica nada, es un pseudoargumento que trata de manipular nuestros sentimientos: las otras escuelas terapéuticas también tratan de mejorar a los autistas con bondad y humanismo.

  33. Pero, me pregunto. Alguno de vosotros vió esta película?….. ?….?
    Os pregunto a vosotros:
    Difamadores,
    charlatanes de feria,
    aprovechadores,
    que defenestraís de un plumazo al prójimo.
    Buscando y rebuscando que si fulanito, que si menganito…bla,bla,bla.
    Porque no os vais a la peluquería a leer lo que en ella se lee, que estais a tono.

  34. Emilio Faire

    Sr. Bilbao, simplemente, creo que usted ha sabido muy bien encontrar el adjetivo que define este documental. Lo escribe en el último párrafo de su muy poco amable artículo: ‘desconcertante’. Lo mostrado por la cámara es la pluralidad de la locura, cada uno de los niños tiene su singularidad y, como tales son atendidos.

    La cineasta, Mariana Otero, escribe: “[En Courtil] encontré allí personas que, sin ser cineastas, hacen el mismo oficio que yo: tratan de ver el mundo a través de los ojos de los otros, y con estos niños, esos otros, pude ver que eso no se hace solo, sino que se hace gracias a las herramientas teóricas, a un trabajo sobre sí, a un trabajo de reflexión y de replanteamiento en lo cotidiano.”

    Hay una escena en que uno de los intervinientes trata de explicar a la interesada documentalista, con una imagen -así lo advierte- la diferencia entre el neurótico y el psicótico. Estoy convencido que Ud. la recuerda. Viene a decir que en el ser humano, el cuerpo es un don del lenguaje. Unos lo aceptamos y, más o menos, conseguimos apropiárnoslo y llamarlo ‘mi cuerpo’. Llegamos a apañárnoslas con él aunque, a veces, recurramos a la cirugía para modelarlo según algún ideal de belleza, haciendo uso de las posibilidades de una ciencia con vocación divina. Pero, hay otros que rechazan esta incidencia de las palabras en el organismo. De modo que el cuerpo puede resultarles muy, muy extraño y causarles verdaderos quebrantos. Basta recordar a Logan, el pequeñín de apenas 4 años, cuya corta trayectoria vital ya cuenta con varios intentos de automutilación. Un niño absolutamente inmutable, ajeno a los ensordecedores gritos a su alrededor en la escena de la comida. Es verdad, en el documental el cuerpo está muy presente: en las reuniones del equipo, en la caca, en el “juego” ante la lente de la cámara, etcétera. Está tan presente como en la vida cotidiana.

    Sr. Bilbao, dice usted, remontándose a su época de estudiante de filosofía que “cuanto peor estaba alguien de la cabeza, más lacaniano era”. Semejante capacidad diagnóstica acabará por hacerle escribir, no un artículo, sino un manual de psicodiagnóstico. No tiene que envidiar en nada esas interpretaciones lacanianas tan esotéricas que usted denosta. Ignoro si su artículo se debe a algún mal encuentro con el psicoanálisis. En todo caso, leído que el único interés que parece suscitarle el documental es para, le cito: “armarse de argumentos en contra: ya sea en contra de los franceses y su pomposidad, del psicoanálisis, de Lacan, del relativismo posmoderno o de todo ello junto” usted mismo se incluye en esa tan española afición: ante cualquier expresión no acorde con el pensamiento propio, un salto al cuello y, no precisamente para besarlo.

    También en el documental, se insiste en otro punto crucial —que usted recorta muy bien—: “cada uno de estos niños que estaba allí, tenía una lengua privada a diferencia de nosotros que tenemos una lengua común”. La palabra ‘comunicación’ proviene del latín «comunis» que significa “común”. De allí que comunicar, signifique transmitir ideas y pensamientos con el objetivo de ponerlos en común con otro. Esto supone la utilización de un código de comunicación compartido. Un código es un conjunto de símbolos y signos los cuales deben ser compartidos por los protagonistas del proceso.
    Dicho, de otro modo, en el circuito de la comunicación, un emisor emite un mensaje dirigido a un receptor pero, el emisor no es dueño del mensaje, su significación depende del receptor, él es quien da el significado. Este cortocircuito, introduce el malentendido en toda comunicación humana. Puesto que hablamos nos malentendemos, por decirlo rápido. Se requieren muchos convenios para entendernos.
    Todos somos un poco ‘bárbaros’. Los griegos empleaban ese término para referirse a personas extranjeras, que no hablaban el griego y cuya lengua extranjera sonaba a sus oídos como un balbuceo incompresible. No hacían un uso peyorativo.
    En el documental puede apreciarse que esto también se da en quienes comparten una misma lengua.

    En los dispositivos asistenciales y terapéuticos en los que se trata a sujetos como los que aparecen en Courtil —ya sean niños o adultos—, el trabajo consiste, sí, en respetar la singularidad. En acompañar a cada uno en su propio camino, en sus inventos y artificios que le darán, en el mejor de los casos, un lugar en el mundo, una narración de sí, que le sacará del aislamiento y de la precariedad subjetiva.
    Cosa nada sencilla pues, en la psicosis el mundo, y los otros, puede virar muy fácilmente en persecutorio; la agresividad puede aparecer, tanto en sus variantes hetero como auto. Por eso el cuidado extremo que los adultos del documental esgrimen en el trato cotidiano con los niños.

    Y, para terminar, decirle Sr. Bilbao, que coincido plenamente con usted en considerar este documental como curioso, alejado de las historias trilladas que inundan las pantallas. La locura no es un tema fácil de presentar ni de digerir en una película. Es un documental visto en primera persona. Es cierto que requiere una posición de curiosidad por parte del espectador, algo que usted no ha tenido a bien considerar, sino más bien [sus líneas lo delatan] un rechazo pasional. No es de recibo intelectual tildar como “hechicería tan propia del siglo XX” o “discurso alucinado y desconectado de la realidad corresponde no solo a los pacientes, también a sus terapeutas”, a una, entre otras muchas, orientación terapéutica. Nosotros, los psicoanalistas lacanianos somos muy críticos con nosotros mismos, con nuestros planteamientos, que continuamente revisamos. Somos curiosos, eso es verdad.

    Sr. Bilbao, le animo [y a quienes lean esto] a que dedique unos minutos la lectura del libro que acompaña este documental, cuya referencia bibliográfica es: Mariana Otero y Marie Brémond. A cielo abierto, entrevistas. Buddy Movies, Paris, 2014.
    Recorto unas líneas de la contratapa:
    “La película y el libro aspiran a ser complementarios: la primera nos hace vivir y comprender, de manera sensible y emotiva, a través del recorrido de algunos niños, otras maneras de ver el mundo; el segundo nos transmite, de manera accesible, un pensamiento fuera de la norma, estimulante y muy agradable”.

  35. Pepe Rius

    El psicoanálisis lacaniano es una chorrada como la copa de un pino. Sois unos charlatanes totales y lo sabéis.

  36. Margarita Alvarez

    Queridos colegas, gracias por vuestras intervenciones. Por mi parte considero que no merece la pena seguir tratando de dialogar con alguien que tiene una posición de certeza tal sobre un tema que está claro ni conoce ni entiende ni quiere hacerlo. Ni con él ni con sus «coleguis» de posición.
    Es un mal de este país la ignorancia, la sinrazón y la ferocidad respecto de lo que no se entiende. Primero se ataca y el otro que se fastidie.
    Nuestro enfado responde lógicamente a sus insultos. El suyo es gratuito.
    Solo deciros que la directora del documental como la distribuidora francesa y la española, hasta los empresarios de los cines donde se han hecho los pases han quedado perplejos ante una posición tan ignorante como feroz y virulenta.
    Es una lástima que a personajes así se les de una tribuna desde un medio de comunicación. Eso dice algo del medio en cuestión.
    En fin, qué podemos hacer cuando un profesional o un medio deciden desautorizarse solos. Pues que mejor pasar de ellos.
    Hay otra gente y otros medios más interesantes y más serios bajo el cielo Horacio…

    • Dr. Zaius

      ¿Dialogar? Por lo que veo en los comentarios que me preceden el concepto de diálogo que tienen los psicoanalistas es llegar, depositar su parrafada grandilocuente y vacía y largarse.

      • Alejo Urzass

        ¿Largarse? Me parece que el que se ha «largado» es el autor que no ha venido a responder ninguna de esas «parrafadas grandilocuentes» como usted las llama. Y sus (pocos) defensores lo han hecho con argumentos tan cargados de contenido como «chorrada como la copa de un pino», etc.

        Otra cosa, observo que quienes han discutido el artículo firman con su nombre, mientras que los supuestos críticos con Lacan, el psicoanálisis y todo aquello que no sea matemática pura, los que “blanden el amuleto de la ciencia” -como acertadamente alguien ha dicho más arriba-, todos ellos van con sus valientes seudónimos, como usted, Dr. Zaius.

        • «observo que quienes han discutido el artículo firman con su nombre»

          ¿en serio? ¿te han pasado los DNIs o qué?

        • Dr. Zaius

          Qué prodigio está hecho usted. Toma el comentario más zafio y lo convierte en norma general.

        • responder

          ¿Y por poner sus nombres son sus comentarios más acertados?

          Dedícate a la vendimia, anda (sin ánimo de ofender a los vendimiadores).

  37. Soledad Bertran. Psicopedagoga

    ¿Ésta es la nueva revista «de calidad» sobre cultura contemporánea?
    Un documental como «A cielo abierto» merece opiniones inteligentes -como las respuestas que ha suscitado el artículo-, no el burdo sensacionalismo desplegado por su autor.

  38. Martín Cottone

    Está claro que este artículo tiene por única misión desacreditar al psicoanálisis, y lo intenta desde una posición de evidente desconocimiento de aquello que pretende invalidar. Tal es la impostura del autor, que no disimula su intención de «reunir argumentos contra» el psicoanálisis lacaniano al que en su «lectura» sesgada asocia con lo que llama la «pomposidad francesa» y el «relativismo posmoderno». A esta altura, reducir el psicoanálisis de orientación lacaniana a las fronteras de una supuesta idiosincrasia o de una nacionalidad es desconocer la extensión que su práctica tiene hoy en diversos países y continentes; hecho que da cuenta de un discurso capaz de alojar y dar respuesta a las diferentes variantes de padecimiento subjetivo que produce el malestar en la civilización actual. Y si el psicoanálisis platea para cada uno una solución a su medida, no se trata de «relativismo», si no del respeto por la diferencia absoluta que cada uno encarna en relación a la norma, y que es aquello a partir de lo cual podrá encontrar su modo singular de vivir una vida satisfactoria. Tal vez, el Sr. Bilbao prefiera una sociedad homogénea, regulada por la lógica del «para todos», donde las personas sean objeto de evaluación, control y manipulación por parte de la ciencia y el mercado, a fin de «normalizar» los cuerpos y las subjetividades. Tal como por ejemplo proponen los tratamientos del autismo basados en métodos de entrenamiento y reeducación de la conducta que, despreciando cualquier consideración de los aspectos subjetivos en juego (que no sea para lograr su manipulación), llegan en algunos casos a mostrar grados de crueldad considerables. Frente a esto «el cuento» del psicoanálisis, tal como se cuenta en tantas instituciones como la que se retrata en este filme, consiste en suponer siempre una subjetividad que requiere ser alojada y acompañada en su despliegue y en sus impasses. Intuyo que la visión del filme lejos de servir a los fines que pretende el Sr. Bilbao, será una oportunidad para muchos de acercarse a los efectos, a veces asombrosos, que el psicoanálisis puede promover en estos niños.

  39. Ángel L. Fernández Recuero

    Hay muchos reconocidos científicos y pensadores que piensan que el discurso lacaniano es pura charlatanería, en este magacín hemos publicados dos grandes entrevistas, a Jesús Mosterín http://www.jotdown.es/2013/10/jesus-mosterin-una-filosofia-al-margen-de-la-ciencia-es-la-cosa-mas-aburrida-y-menos-sexy-que-uno-pueda-imaginar/ y a Mario Bunge http://www.jotdown.es/2013/06/mario-bunge-la-mayor-parte-de-los-filosofos-actuales-se-ocupan-de-menudencias/ que tratan al psicoanálisis en general como pseudociencia.

    Esto no lo digo como argumento de razón, simplemente lo incluyo para indicar que existe una corriente de pensadores de máximo nivel que consideran el discurso lacaniano un timo.

    Dicho lo cual, quien lea habitualmente Jot Down y/o su explícita declaración de intenciones, verá que tienen como máxima tratar los temas con humor. Y eso es lo que hace exactamente el autor de la reseña. En ese humor desde luego subyace la incredulidad de Sr. Bilbao ante el discurso lacaniano, ojo y digo discurso y no técnicas terapeúticas y es completamente lícito.

    Conozco en primera persona diferentes movimientos terapeúticos, como la PNL, constelaciones familiares, etc. y como el psicoanálisis en muchos casos dan muy buenos resultados a problemas que la cognitivo-conductual no solucionaría jamás. ¿Donde subyace la risa que provocan en los «cientifistas» este tipo de tratamientos? en mi opinión, precisamente en la continuada intención por parte de los psicoterapeutas lacanianos y adláteres de darle explicaciones científicas a terapias que funcionan, lo cual no tiene pies ni cabeza ya que no se puede conseguir porque no siguen el método científico.

  40. Alejo Urzass

    El titular del Sr. Mosterín es quizá atractivo, pero es una trampa. Mosterín no hace ciencia, por tanto esa frase tendría perfecto sentido en boca de Groucho Marx «Jamás pertenecería a un club que tuviera como socio a alguien como yo» añadiendo el Mosteriniano final: «…pero es lo que deseo con todas mis fuerzas».

    Ahora mismo la tendencia general es que a falta de fe religiosa es la fe en la ciencia la que congrega a los charlatanes. Por eso hay tanto científico escribiendo biblias en vez de ecuaciones. Y a ese martillo todo se le vuelven clavos: o eres clavo-ciencia o eres clavo-seudociencia. Conmigo o contra mí, como en toda religión de fanáticos. Me pregunto si a la ciencia anterior a Newton habrán de llamarla hoy seudociencia.

    Pocas cosas quedan más rápidamente anticuadas, corregidas y hasta negadas como lo es la ciencia. Hawkins o Dawkins aguantarán tan mal o peor incluso el tirón de la historia que Freud o que Lacan.

    • anonadado

      No has entendido nada. Precisamente es ciencia cuando se admite el error (es falsable) y se puede mejorar. Copernico, es perfectamente ciencia, y del mas alto nivel, aunque Newton le enmendara algunas cosas.

      • Alejo Urzass

        “Precisamente es ciencia cuando se admite el error (es falsable) y se puede mejorar. ”

        La falsabilidad para usted es como dibujar a lápiz y tener una goma de borrar, ¿eh? Me imagino qué tipo de médico sería usted (¿o la medicina también es seudociencia?) admitiendo que se le estropeen los pacientes mientras usted mejora su teoría general.

  41. Javier Peteiro Cartelle

    No soy psicoanalista. Creo que eso me permite juzgar este artículo con la distancia que supone el no estar implicado por mi ejercicio profesional.
    Opino que en todos los ámbitos del estudio, del saber, hemos de buscar la seriedad, el rigor.
    La «gamberrada» de Sokal muestra sólo algo conocido desde hace tiempo: el «Peer review» es defectuoso. Es el mejor sistema disponible hoy en día… pero es defectuoso y cualquier bromista como Sokal puede publicar cualquier tontería, al margen de muchas tonterías que se publican como si no lo fueran (basta con ver algunos artículos publicados en PNAS o incluso en la prestigiada Science, relacionados con la atracción sexual o la fidelidad de pareja).
    La inflación inherente al «publish or perish» se relaciona con las limitaciones del trabajo de los «referees».
    Pero eso, el que alguien pueda publicar una sarta de incoherencias en una revista pretendidamente científica, no invalida a Lacan, a Bettelheim ni a Freud. Sólo es una boutade de alguien. De mejor o peor gusto, pero nada más.
    Cualquier científico profesional que conciba su carrera como algo curricular y limitada a un campo concreto podría incluir a Heidegger en el conjunto de trastornados.
    Y es que la ignorancia de una disciplina, sea el discurso filosófico, sea el psicoanalítico, no justifica su desprecio. No lo justifica en modo alguno el que esa disciplina no sea científica en el sentido de las ciencias duras. Y justo es reconocer que cada ámbito de estudio implica una terminología propia (de hecho, es difícil incluso que dos físicos de ramas tan distintas como la relatividad y la hidrodinámica se entiendan entre sí).
    Llevando el argumento ingenuo de este artículo a otros campos, podríamos considerar «cuentos» no sólo los de hadas sino todas las obras literarias, todas las publicaciones de Filosofía y también el arte abstracto. Me permito sugerir al autor más seriedad en su tarea y que no incurra en lo que crítica, haciendo de su análisis un cuento superficial como el aquí mostrado, porque no es cuento alguno el que supone un reduccionismo extremo y sus consecuencias. Lo sé como médico y como científico. Sé de los excesos en los que incurre el racionalismo naïf a la hora de tratar graves dolencias psíquicas y somáticas. Si mala es la pseudociencia, peores consecuencias para la salud tiene la exageración cientificista.
    Un cordial saludo.

  42. Alejo Urzass

    «Precisamente es ciencia cuando se admite el error (es falsable) y se puede mejorar. »

    La falsabilidad para usted es como dibujar a lápiz y tener una goma de borrar, ¿eh? Me imagino qué tipo de médico sería usted (¿o la medicina también es seudociencia?) admitiendo que se le estropeen los pacientes mientras usted mejora su teoría general.

  43. Me parece que Freud y Lacan han tenido, tienen y tendrán más peso en la cultura de la que podrán tener nunca Bunge o Mosterín, aunque por lo general aprecio el trabajo de ambos.

    Pero, es cierto que cada uno tenemos al respecto derecho a nuestra propia opinión. Y ha habido, hay y habrá muchas, muchísimas teorías.

    No hay duda que cada cual tiende a elaborar teorías o a estar de acuerdo con las de otros, según acuerden o no con su propia experiencia de las cosas.

    La ciencia sigue sin poder evitarlo, incluso ella, o sus seguidores, crean más. No pueden evitar hacerlo: ellos también interpretan sus descubrimientos. Como cuando observan una mayor presencia de un gen en sujetos homosexuales que en sujetos no homosexuales y afirman haber descubierto el gen de la homosexualidad, es decir, crean una «teoría» genética de la homosexualidad. Y lo vuelve a «descubrir» ¡¡!! al cabo de 4 años, sin que ello demuestre la teoría ni la primera vez ni la segunda.

    Si no ocurriera que cada uno tiende a creer lo que corrobora su propia idea de las cosas, no se entendería que hubiera tantas.

    Cuando Javier Bilbao cita a Chomsky para desprestigiar a Lacan, quiere decir que se autoriza en lo que dice otro. Es una cuestión de creencia. Él cree lo que dice Chomsky y otros creen a Lacan o a Foucault o a Hitler, a papá Simpson o a Pablo Iglesias, a Pujol o…

    La experiencia dice que no suele haber mucho diálogo entre creencias distintas. Uno cambia de creencia solo cuando algo de lo que dice el otro define mejor una experiencia propia.

    Pero, entre que no haya mucho diálogo y cargarse lo que el otro dice hay bastante diferencia. Pensar que el otro es imbécil y uno un genio es un poco patético y, sobre todo, no ayuda al progreso de la humanidad, por el contrario lleva a la guerra. Es más bien la historia del mundo.

    Y como Freud respondió a Einstein cuando éste le preguntó en 1931 para la Liga de las Naciones cómo evitar la guerra, en eso no hay muchas esperanzas. «Lo que hay abajo hay arriba». Lo que está ocurriendo en este mismo muro da cuenta de las dificultades al respecto.

    Por cierto que no hay que confundir la burla con el humor. Todo el mundo puede burlarse del otro: Insultar es lo más fácil del mundo. Pero el humor suele ser algo más elaborado y productivo. Al contrario que la burla, no está reñido con el respeto.

    La indignación despertada no es porque los psicoanalistas no soportemos las críticas al psicoanálisis. Lo que nos indigna es que se digan cosas que no son ciertas y que se quiera desautorizar el psicoanálisis en base a ellas.

    Por ejemplo, Javier Bilbao se refiere al «afán interpretativo de los psicoanalistas lacanianos, su empeño en dar significado a cualquier anécdota, tiende a ir demasiado lejos, alcanzando niveles esotéricos. Así por ejemplo contemplamos como un niño se olvida un grifo abierto en el baño y eso lo identifican como la representación de un «desbordamiento interior».
    Sería un exceso decir eso si fuera lo primero que se nos pasa por la cabeza cada vez que vemos a alguien dejarse un grifo abierto, pero no, si dichos profesionales, han visto que cada vez que el niño se desborda y no puede parar la excitación comienza a hacer cosas así.
    Esto es el mundo al revés. ¿No es él quien está sobreinterpretando diciendo lo primero que se le ocurre cuando ve la escena sin pararse a pensar si el otro tiene alguna justificación para decirlo? ¿Que algo no se entienda justifica cargárselo públicamente? ¿Ésta es la línea de su publicación?

    «En otro momento -continúa- comentan que un paciente que ha engordado unos kilos últimamente, lo cual podría deberse aparentemente a que come mucho y hace poco deporte. Pues no. La verdadera causa, nos dicen, es que «ciertos psicóticos se reagrupan en su propio peso»».
    Pues seguramente ese niño ingiere más energías de las que gasta, pero eso no quiere decir que no pase nada más. Hay algunos sujetos a los que comer mucho, les hace tener una sensación de consistencia corporal que les tranquiliza. Y no solo psicóticos. Por eso no hay dieta que cure de un trastorno alimentario. No es una cuestión de información sanitaria, de que el otro nos diga una y otra vez lo que debemos comer. Comer sirve para otras cosas que para alimentarse, por ejemplo, en muchos casos, hace cesar la angustia.

    No todo el mundo tiene la misma vivencia el cuerpo: las anoréxicas se ven gordas aunque estén esqueléticas, hay personas bellísimas que no paran de intervenirse quirúrgicamente porque no soportan no ser perfectas a sus propios ojos, etc. No sirve de nada decirles que es una tontería, para ellas no lo es.

    Somos más complejos de lo que dice el Sr. Bilbao. Sería deseable que a estas alturas de la vida, porque supongo que es un adulto, lo supiera un poco.
    Pero si su experiencia de la vida es tan limitada que no lo sabe, o ha decidido que no le interesa o no lo quiere saber, como mínimo sería prudente cuando no más deseable que no pontificara en público de lo que no se sabe.
    Y, sobre todo, que no se cargara el trabajo de personas que sí se toman su trabajo seriamente. Por lo que, con ser psicoanalistas tienen suficiente trabajo, no hacen de críticos de cine, como asegura absurdamente. Pero sería deseable que él que parece serlo, se dedique a ello, mejor.

    En todo caso, me alegro de que el Sr. Ángel Fernández honre al psicoanálisis otorgándole un estatuto de discurso. Quizás no lo sepa, y no estoy segura de que le guste, pero es lacaniano en eso.

    Otra cuestión es que ese estatuto quite que el psicoanálisis tenga efectos terapéuticos y ayude a vivir mejor.

    • «Cuando Javier Bilbao cita a Chomsky para desprestigiar a Lacan, quiere decir que se autoriza en lo que dice otro. Es una cuestión de creencia. Él cree lo que dice Chomsky y otros creen a Lacan o a Foucault o a Hitler, a papá Simpson o a Pablo Iglesias, a Pujol o…

      La experiencia dice que no suele haber mucho diálogo entre creencias distintas. Uno cambia de creencia solo cuando algo de lo que dice el otro define mejor una experiencia propia. »

      Claro, y como todo son creencias da igual creerse la gravitación universal que a Paco Porras leyendo el futuro en las verduras. No importa la observación, la constatación en la realidad de una teoría, pues todo son creencias y cada uno tiene las suyas, siendo cualquier crítica de una a otra un diálogo de sordos.

      Un argumento que y das y que tú misma desmientes en el momento en el que te molestas en escribirlo, esperando incidir en las creencias ajenas. Y también en el momento en que consideras que tus creencias son mejores o más fundadas que el resto, porque no te gustará que se considere lo mismo creer en Lacan que creer en Hitler o en el monstruo de espagueti volador ¿no?

  44. Javier Peteiro Cartelle

    Me gustaría concretar algunas cosas. Una de ellas es que tiende a confundirse “científico” con “investigador”. Es una diferencia interesante a la hora de opinar, pues el “ser científico” no sólo tiene que ver con la adopción de un método; también con la interpretación adecuada de los resultados obtenidos por ese método y ahí es cuando muchas veces surge la tentación cientificista, la que extrapola injustificadamente.
    En ese sentido, llama la atención la existencia de un determinismo latente en el orden biológico que desprecia el que se da en lo biográfico y que Freud ha mostrado. ¿O acaso es discutible la existencia de factores que influyen en nuestra conducta que son transparentes a otros y opacos a nosotros mismos?
    Pero llama mucho más la atención no ya el desprecio de lo inconsciente y la conveniencia de aclararse con ello con finalidad terapéutica y explicativa del ser humano, sino la diferencia de concepción que se da sobre el determinismo mismo entre diferentes campos de la ciencia. Así como ya a principios del siglo XX quedó patente que lo fundamental, en el ámbito de las partículas elementales (o no tan elementales), es expresable en términos probabilísticos (aun cuando la función de onda en sí sea determinista), desterrándose así un determinismo querido por Einstein de variables ocultas, ocurre ahora que el determinismo más burdo, laplaciano, renace en el ámbito de lo viviente y es en ese contexto en el que se declara con la mayor de las alegrías que estamos gobernados por genes o neurotransmisores. Si eso es Ciencia, que venga Dios y lo vea. Y es que, si el método científico es un arma poderosísima (sólo cuando se usa bien), la interpretación de sus resultados puede fácilmente deslizarse de la ciencia a la creencia.
    Sucede que el determinismo no dice lo que ha de suceder (excepto en condiciones experimentales u observacionales controladas) sino más bien lo que no puede ocurrir. Es restrictivo, más que determinante.

  45. Un enlace interesante a una entrevista realizada a Mariana Otero, directora del documental «A cielo abierto», por la periodista Marta Berenguer: http://www.lacasadelaparaula.com/mariana-otero-cineasta-la-experiencia-de-a-cielo-abierto-me-ha-permitido-ver-el-mundo-con-otros-ojos-2/

  46. Veo que los comentarios de este artículo se han llenado de vendedores de su panacea universal intentando que no les hundan el negocio, ya en franca decadencia en los últimos años. Uno de los argumentos recurrentes es que el psicoanálisis solo pueden juzgarlo los psicoanalistas, es su estratagema para blindarse ante las críticas: «tú calla que no sabes de esto».

    El problema es que «esto» es algo relacionado con la experiencia vital de todas las personas, no es posible soltar una teoría sobre el comportamiento humano y esperar que los demás la acaten sin rechistar porque en realidad todos somos psicólogos. Todos podemos constatar lo cierto o erróneo de cualquier teoría al respecto en el momento en que tenemos consciencia y tratamos con otras personas. Considerar una majadería conceptos como la «envidia de pene», no es como cuestionar los componentes químicos de la superficie de Plutón, es simplemente tener ojos en la cara y no creer ciegamente a otros simplemente porque adopten un tono pretendidamente académico (que es solo pose, pues no someten a falsabilidad sus teorías) y lleno de palabras rimbombantes.

  47. Alejo Urzass

    No se si usted, Amblin, ha sometido a falsabilidad su argumento “tener ojos en la cara”, cuando habla de los componentes químicos de la superficie de Plutón. Estoy seguro de que tenemos tecnología para determinar los componentes químicos de la superficie de Plutón, aunque yo no lo he comprobado personalmente pues no me he preparado para ello, pero aún así lo creo, y no porque nadie me haya hecho la demostración. No sé cual es su caso, no sé si usted es astrónomo o físico y tiene usted el conocimiento suficiente para haber comprobado personalmente cuáles son los componentes químicos de la superficie de Plutón, o quizá simplemente es tan ingenuo como yo y lo cree porque tiene confianza en la ciencia y los científicos (o sea, fe).

    Y también sabrá que hay gente (deseo que usted no) con problemas de salud de las que tienen un origen en la mente. Se han citado aquí algunos de estos problemas, tan dispares como una anorexia o el autismo, pero son unos cuantos más, como ya sabe.

    Ahora le pregunto ¿cree usted que con la tecnología y el conocimiento científico que tenemos podemos acercarnos lo suficiente a conocer por qué esas personas tienen esos problemas y cómo solucionárselos de la misma manera en que somos capaces de acercarnos a la superficie de Plutón a conocer sus componentes químicos? ¿Qué debemos hacer, abandonar a esas personas y centrarnos en Plutón, o ponernos a generar conocimiento que permita sanar ese tipo de problemas?

    Pues por lo mismo que aún hubo un día en el que todo un Galileo desconocía los componentes químicos de la superficie de Plutón pero sin desalentarse generó conocimiento que nos ha ayudado a que hoy sepamos tanto de Plutón (y a pesar de que finalmente le “hubieron de desalentar a la fuerza”, con erróneos argumentos promovidos solo por una fe), existieron días en los que todo un Freud, o un Lacan, comenzaron a balbucear ideas sobre lo que pasa en nuestras mentes, y hay gente hoy en día que sigue en ello, tan lejos o tan cerca del psicoanálisis como lejos o cerca está usted del primitivo telescopio de Galileo. Y no todos se desalentarán por mucho que en su contra existan fanáticos con nuevos argumentos de fe y nuevas biblias.

  48. Javier Peteiro Cartelle

    Sr. Amblin,
    Yo no vendo nada. Ni psicoanálisis, ni panaceas.
    Vd. dice que es una majadería hablar de «la envidia del pene». Bueno, es un modo de hablar (que no creo que usen mucho los psicoanalistas). Pero puestos a hablar de majaderías, abundan en muchos egregios científicos cuando atribuyen intencionalidad a células o moléculas. Ya sabe, eso de que la células cancerosas escapan o se esconden o se suicidan o lo que sea.
    Yo creo que debemos ser mínimamente serios y respetuosos con el modo en que uno se expresa. No creo que las chicas vayan envidiando penes ni creo que psicoanalista alguno piense tal cosa. Del mismo modo que no creo que una célula se esconda o se suicide (la apoptosis es un fenómeno, no un suicidio de nada ni nadie).

    • No, la comparación con los científicos no tiene lugar porque el psicoanálisis NO es una ciencia. No se basa en la observación sistemática, no está sujeta a revisión y crítica a la luz de nuevos experimentos. El lugar del psicoanálisis está junto a la quiromancia, el tarot y la lectura del futuro en verduras.

      Ese es su lugar. Intentar darle respetabilidad, dárselas de médicos y adoptar un tono pseudo-científico es un FRAUDE. Es simple y llanamente intentar engañar a la gente.

      Los psicoanalistas son el pequeño Nicolás de la ciencia.

      • Alejo Urzass

        Amblin, a estas alturas de la conversación ya está claro que usted sabe tanto de psicoanálisis como de la composición química de superficie de Plutón, solo que le tiene manía a uno y no a la otra. Lo que usted dice no vale nada. Mejor, para acercarme a su postura: lo que usted dice NO vale NADA.

  49. Javier Peteiro Cartelle

    Menos mal que Vd. nos ilumina, Sr. Amblin. Es de agradecer su esfuerzo taxonómico. Mis mejores deseos en sus investigaciones epistemológicas.

  50. anonadado

    Freud efectivamente dejará un legado, nadie puede negar que hay un mundo inconsciente (aunque estrictamente él no es el descubridor del inconsciente). Lacan también dejará una lección: el triunfo de un charlatán en el contexto del irracionalismo galopante de la filosofía de finales del siglo 20, y no vale la pena hablar mucho de él. Ya se ha señalado que es una práctica en extinción. El psicoanálisis tampoco es una ciencia pero aún dará guerra. ¿Por qué? Fernandez Recuero un poco mas arriba distingue atinadamente entre discurso teórico y recurso terapéutico. Resulta que en la práctica todas las escuelas terapéuticas que se proponen curar «mediante la palabra», incluido el psicoanálisis, tienen un éxito similar: es decir poco. Curar no curan, alivian, y depende más del terapeuta y de otras circunstancias que de los postulados teóricos. Al final la mayoría recurren a viejos conocidos (Buda, Sócrates, los estoicos, …(«Más Platón, menos prozac) con alguna apariencia de originalidad añadida. Como paradoja resulta que los que mejor predicen la conducta humana son los psicólogos del marketing y la publicidad. ¿Y como podría ser de otra manera si nadie sabe nada del cerebro en realidad? El cerebro humano es la cosa más compleja del universo que conocemos y apenas hemos rascado la cascara. La década de 1990 fue declarada la de la neurociencia, y se destinaron millones a investigación. El resultado, decepcionante. Ahora otra vez se declara ésta la década de la neurociencia y se va a destinar una cantidad ingente de recursos:
    http://esmateria.com/2013/03/07/europa-y-eeuu-lanzan-una-colosal-carrera-para-apoderarse-de-los-secretos-del-cerebro/
    Hablamos de ciencia claro, incluida la psiquiatría y la psicología serias. La filosofía ya ha dado de sí lo que tenía que dar. ¿Como va una mente pensante a descubrir los mecanismos ocultos con los que piensa? Ahora necesitamos conocimientos prácticos y positivos, no teorias generales delirantes y autorreferenciales. Necesitamos descubrir la penicilina. Hipócrates, sus fluidos (y la consecuencia claro: las sanguijuelas) ya no nos sirven. Lo siento amigos psicoanalistas, Lacan ha muerto. Es un camino que no lleva a ninguna parte.

  51. Javier Peteiro Cartelle

    Dice «Anonadado» que «La filosofía ya ha dado de sí lo que tenía que dar. »
    Es decir… ¿para qué pensar?
    Ante tal miopía que ve la verdad en la predicción de los psicólogos del marketing sobran las palabras.
    Dice también que » Ahora necesitamos conocimientos prácticos y positivos». Ya lo vemos. La política actual neocon es un claro ejemplo d esa eficiencia.

    • anonadado

      1.- ¿He dicho yo que no hay que pensar? ¿Cree usted que la ciencia (que es hija de la filosofía) no piensa? Creo que claramente he dicho que la ciencia hoy día piensa más y mejor que ciertas filosofías caducas y vacías.
      2.- Yo no «veo la verdad en los psicólogos del marketing». Lo que me jode es que nos tengan tan clichados.
      3.- ¿Ahora la ciencia o la buena filosofía son neocon? ¿Porqué no satánicas? O alguna otra chorrada.

      Ve lo que le digo sobre mala filosofía trufada con ingeniosidades? El amigo Alejo («Ano Nadado»!!!) también se puede aplicar el cuento.

  52. Margarita Alvarez

    Desde luego no hace falta ser un entendido. Solo es necesario ver y escuchar libre de prejuicios. De este modo Javier Ocaña ha podido escribir en El País Cultura un artículo bien distinto sobre «A cielo abierto»: http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/23/actualidad/1414073835_237287.html

  53. Margarita Alvarez

    Otras críticas:

    Javier Ocaña de El País
    Un documental inolvidable.
    9.5

    Marie-Noëlle Tranchant de Le Figaro
    Un beau film intelligent et sensible, qui accorde à chaque personne une rare qualité d’attention.
    9

    Isabelle Regnier de Le Monde
    A ciel ouvert confirme que Mariana Otero est une cinéaste patiente, qui prend le temps qu’il faut pour modeler ses idées, sa matière, jusqu’à ce qu’elles trouvent leur juste forme.
    9

    Joachim Cohen de Première
    Tierno, optimista y saludable.
    y la posibilidad de ver el documental, en la web de la distribuidora: https://www.filmin.es/pelicula/a-cielo-abierto
    9

    El documental está disponible en la web de la distribuidora española Filmin: https://www.filmin.es/pelicula/a-cielo-abierto

  54. ¡por favor! Cuantos disparates puestos unos atrás de otros Lacan, Chomsky, Bettelheim, Le Courtil … Caperucita y Los tres cerditos … No es porque se escribe mucho que se sabe mucho. La desinformación y la fanfarronería siempre van de la mano, acompañadas de la mentira y la calumnia. Ocúpese de lo que sabe y deje a los psicoanalistas hacer su trabajo. Haga usted bien el suyo, ¡aunque no sepa bien cual es!

  55. Pingback: Lo imaginario | Un Bosque Interior

  56. Conrado Fresno

    Ha pasado casi un mes desde el último comentario al artículo de Javier Bilbao y parece que los ánimos se han calmado en el nido de avispas del psicoanálisis. Con los frutos de lo observado me permito hacer las siguientes aportaciones:
    1º. Los psicoanalistas y los adeptos a esta disciplina muestran muy poco sentido del humor. Quizá esto sea debido a que les afecta de manera muy particular en el ejercicio de su vocacional actividad profesional. Les pediría que tengan en cuenta que el sentido del humor es un rasgo principal en una mente equilibrada y en una inteligencia despierta. Si encuentran problemas a este respecto, sería apropiado que se lo miraran (pueden utilizar incluso sus propias terapias).
    2º. Nadie duda de la buena voluntad y los mejores propósitos de los profesionales que utilizan esta disciplina para tratar de aliviar las penalidades de sus congéneres, pero estarán conmigo que el resto de la población -un poco escéptica a un planteamiento bastante hermético- se mostraría muy agradecida si se le ofrecieran ciertas explicaciones para salir de una ignorancia que algunos consideran tendenciosa:
    a) Que nos indiquen cómo se adquiere la cualificación de Psicoanalista y si, una vez obtenida, en ésta consta la «escuela» en la que se halla incluido el profesional. Es un dato importante, porque las terapias que se practican pueden ser bastante dispares.
    b) Cómo someten a prueba las terapias que aplican, si se utilizan sujetos «control», si son puestas en práctica por otros colegas en condiciones similares y si son los resultados analizados por métodos estadísticos para calibrar su grado de eficacia.
    c) Cuáles son los criterios para incorporar una nueva terapia al tratamiento de determinada dolencia.
    Mientras esperamos una respuesta iremos leyendo la revista Diván el Terrible, una publicación de psicoanalistas con sentido del humor (no hay más que fijarse en el título).

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