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Silver Kane, el rey del pulp

francisco gonzalez ledesma

«No dedicarle el tiempo suficiente a mis hijas ha sido el gran pecado de mi vida. Una vez iba con la pequeña por la Diagonal y al agarrarle la mano para cruzar la calle me dijo «¿sabes que es la primera vez que me das la mano?» Era tan verdad que me entraron unas ganas secretas de llorar».

Francisco González Ledesma (El País, 26 de marzo de 2011)

«En el ejercicio de su oficio el escritor debe omitir lo que resulta tedioso o irrelevante y suprimir lo que resulta innecesario»

Robert Louis Stevenson

Mi pasión por los comics me llevó de niño del Conan de Roy Thomas y John Buscema, una de las obras cumbres del noveno arte estadounidense, a los relatos originales del creador del héroe, R.E. Howard, y sus colaboradores Lin Carter y L. Sprague de Camp, publicados por primera vez en Estados Unidos en la revista de relatos Weird Tales. Fue entonces cuando por primera vez en mi vida leí literatura pulp: acción a raudales, narración directa, tramas expansivas, imaginación desbordante y, sobre todo, síntesis. La velocidad con la que se desarrollaban las historias era incompatible con la descripción pormenorizada, tanto del contexto como de la complejidad de los personajes: las cosas sucedían porque sucedían y Conan solo era un bárbaro de Cimmeria.

Mi largo comercio con Silver Kane empezó a los doce años en un mercadillo de libros usados en Vilagarcía de Arousa, en mitad de un verano gallego con los suficientes episodios de lluvia como para disfrutar de la lectura en la casa de mis tíos, junto a una ventana que daba al mar. Mi padre también había leído historias de Conan, y ese día en el mercadillo me habló de las novelitas del Oeste de la desaparecida Bruguera, delante de un montón de ejemplares que casi se estaban vendiendo al peso. Me dijo: “Si te gusta Conan, mira alguna de éstas. Pero llévate las de Silver Kane, son las mejores”.

No es mi intención hablaros de Francisco González Ledesma, uno de los mejores escritores españoles de los últimos ciento cincuenta años, creador del inspector Méndez y reconocido internacionalmente como uno de los grandes de la novela negra de todos los tiempos. Lo que quiero es reivindicar la obra de Silver Kane, seudónimo que eligió el escritor, según cuenta él mismo, una noche triste, y con el que escribió, si hacemos caso a los investigadores de su obra, más de mil trescientas novelas cortas de consumo popular, aunque él mismo reduce el número a menos de quinientas. Quiero explicaros que, obligado a entregar al menos una novela a la semana para poder sobrevivir económicamente, Silver Kane creó uno de los mundos literarios más complejos, coherentes, excitantes y divertidos de la historia de la literatura española. De este modo, devino posiblemente en el único contemporáneo que puede codearse de tú a tú con la explosión de imaginación y calidad que los grandes escritores latinoamericanos desparramaron durante todo el siglo XX.

Silver Kane empezó a escribir pulp a principios de los cincuenta y tocó prácticamente todos los géneros que la editorial Bruguera editaba en cantidades industriales: terror, ciencia ficción, thriller y misterio, e incluso están localizadas varias novelas románticas escritas bajo otro seudónimo, Rosa Alcázar. Pero sobre todo escribió historias del Lejano Oeste y, es ahí, en el género estrella de la editorial, donde surge con una fuerza arrolladora la obra cumbre de la literatura popular española. La vieja discusión de si un bestseller es incompatible por principio con la calidad literaria se disuelve en nada cuando leemos cualquiera de sus obras.

A pesar de escribir por obligación y consciente de estar creando un producto cultural de consumo masivo destinado al pronto olvido, Kane se documentaba de manera exhaustiva. La geografía y la historia del western son para él algo muy serio, por lo que el contexto en el que suceden sus historias es mucho más real de lo que suelen ser los usos del pulp. El lenguaje, aunque sencillo, está también muy cuidado, con escasísimos errores y erratas, al contrario de lo habitual en este tipo de producto, y sobresalen en él los diálogos afilados y las narraciones de las peleas y los duelos armados. La violencia aparece descarnada, sucia, rápida y brutal, sin épica y sin lírica: tan solo una costumbre más entre quienes viven de su gatillo. También son remarcables los encuentros entre pistoleros y damas del Lejano Oeste, ya sean cantantes, granjeras, chicas de compañía o simples buscavidas, con inolvidables momentos llenos de erotismo y diálogos memorables. Las historias avanzan a un ritmo frenético, como corresponde al western y al pulp, y las tramas enganchan al lector gracias a la rápida identificación con los protagonistas, con los que se empatiza enseguida, y a los hábiles resortes narrativos propios de otros géneros que el autor integró en sus obras.

Aunque Silver Kane consiguió mucho más: supo aunar en su visión del western varios imposibles que otorgan a su creación la categoría de única. A la vez que sus historias son fáciles de leer, en ellas trazaba tramas envueltas en un misterio con resolución final, al mejor estilo de Agatha Christie. Invariablemente hay en ellas giros inesperados, sorpresas, trampas dentro de otras trampas que llevan al lector de un lado a otro con una precisión exquisita hasta la explicación final, siempre consistente. El uso prácticamente perfecto de los resortes de la novela detectivesca integrado en una historia ambientada en el Lejano Oeste americano. También fue capaz de dotar a sus personajes de algo inusual en el pulp: una personalidad ciertamente compleja. En este aspecto, el western de Kane entronca directamente con Howard Hawks, y sospecho que el alma republicana de González Ledesma se coló bajo su seudónimo para dejar una impronta progresista en la moral de sus historias y en los motivos que mueven a sus héroes. Como corresponde a los códigos sagrados del género, los protagonistas de sus historias buscan reafirmar su libertad. No responden ante ninguna autoridad, excepto a la ley del viejo Oeste y a su propia idea de lo que está bien y lo que está mal. Pero, igual que en el universo hawksiano, el héroe busca hacer justicia normalmente a cambio de nada. Los pistoleros de Kane siempre terminan embarcados en una aventura que busca reparar algún mal, ayudar a alguien indefenso, saldar alguna cuenta pendiente simplemente porque creen que es lo correcto. Hacen el bien porque son libres para hacerlo, algo que no necesita justificación alguna. También en el dibujo de los personajes femeninos está presente la moral progresista. Al contrario que en el western de John Ford, las mujeres son agresivas, independientes y sexualmente arrebatadoras. Incluso en muchas historias aparecen algunas realmente malvadas, y otras son muy atrevidas en el aspecto amoroso hasta el punto de poner a los valientes y duros pistoleros en situaciones para las que no tienen recursos. Este aspecto de sus novelas tiene además el valor añadido de salir a la luz en plena dictadura nacional-católica, y sin duda contribuyó enormemente al éxito comercial de su obra.

Otra de las fuentes de las que bebe Kane y que integra en su obra de manera tan sencilla como sobresaliente es la novela negra norteamericana, y aquí también entra en juego la fructífera relación Hawks-Kane. Lo que el género negro perdió por el camino desde Philip Marlowe hasta Hannibal Lecter fue el sentido del humor. El humor como vehículo del escepticismo, del cinismo, la mejor arma para convertir la ausencia de fe en una virtud. Pocas veces se lee en ninguna crítica de El sueño eterno, pongamos por caso, la calidad humorística de sus diálogos. Pura dinamita. Las obras de Silver Kane siempre están salpicadas de este humor cínico, sobre todo a partir de los años setenta, cuando el western ya estaba de capa caída en Hollywood y él, dando una nueva pirueta, comienza a introducir la autoparodia en sus novelas. Una vez más, encontró la tecla acertada y sus obras siguieron vendiéndose y leyéndose por doquier.

Cómo consigue sintetizar todo esto en una novela de apenas cien páginas y hacerlo no una sino mil veces, revela sin asomo de duda que nos encontramos de frente ante la genialidad. Grandes escritores como Robert Louis Stevenson o Jorge Luis Borges confesaron más de una vez su inseguridad respecto a si eran capaces de sintetizar en su literatura, de omitir aquello que no era estrictamente necesario. Silver Kane logró la perfección en este aspecto del arte de escribir. Seguramente, el poner su talento al servicio de la producción industrial y esclavista de la editorial Bruguera de la época fue lo que provocó la conjunción necesaria de factores. Su obra es todo un universo de referencias agitadas dentro de la coctelera de un genio, expuesto de la manera adecuada para dar con la fórmula perfecta de la literatura popular de evasión. Cada historia es un pequeño puzzle de piedras preciosas que encajan con total naturalidad y ofrecen al lector el tesoro más valioso: la pura diversión.

Sé que proporcionar horas y horas de inagotable felicidad a desconocidos como yo no es ni siquiera un vano consuelo para un padre que siente no haber disfrutado de sus hijas. Pero mi obligación es agradecerle todos los momentos de alegría, y no se me ha ocurrido una idea mejor que escribir este humilde manifiesto desde el que reclamo el verdadero reconocimiento que merece su obra, un reconocimiento que debería empezar por una reedición sistemática y cronológica que pudiéramos disfrutar antiguos y nuevos lectores. El mundo, hoy más que nunca, merece la vuelta de Silver Kane. La vuel

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15 Comentarios

  1. Ya conocía al autor, pero no he leído absolutamente nada. Por qué título me animas a empezar?

    Un saludo.

    • Hola, Carlos. No sé si tienes a tu alcance algún punto de venta en el que conseguir las viejas novelas de bolsillo de Bruguera, pero en cualquier caso en la propia página del autor puedes encontrar varias: http://www.gonzalez-ledesma.com/silverkane-novela.php
      No sé si podría recomendarte alguna en concreto, por dos razones. La primera es que todas son buenas, y la segunda es que he leído alrededor de trescientas, quizá bastantes más, y sinceramente, no soy capaz de recordar ninguna por su título. Me suena que ‘Los muertos no dan propina’ y ‘Ataud para una mujer bonita’ las he leído recientemente, y como todas las demás me han gustado mucho. También puedes mirar el reciente auto-homenaje que el autor se dio a sí mismo, cuando volvió a publicar con su viejo seudónimo ‘La dama y el recuerdo’, aunque no es una novela corta estilo pulp.
      Si tampoco has leído nada de Francisco González Ledesma, más allá de lo que escribió como Silver Kane, te recomiendo encarecidamente que empieces por cualquiera de los títulos del inspector Méndez. Ahí sí tengo una favorita, una de las novelas más bonitas con las que me he topado en mi vida, se titula ‘Una novela de barrio’. Pero bueno, es mi gusto personal, seguro que cualquier otro título también te gusta.
      Saludos

  2. Mi abuela era una gran aficionada a las novelas del oeste en general, entre las que tenía un buen número de Silver Kane.

    Todo lo que no pudo leer de joven en una vida llena de penalidades se lo desquitó a la vejez. Llamaba mucho la atención que en vez de leer novelas rosas o revistas del corazón leyera novelas de vaqueros. Pero como ella decía, eran muy entretenidas.

    De su pasión heredé yo muchas de esas novelas y fueron mis primeras novelas «adultas». Después de pasar por los típicos Hollister o las novelas de Enyd Blyton

  3. Amaia Larrañaga

    Nunca olvidaré un verano con 11 ó 12 años, en el que me leí al menos una novela del oeste al día. Todas con un héroe que media seis pies. Eran de mi tío, tenía cientos de éllas. Qué filón! Los autores : Marcial Lafuente Estefanía, Keith Luger y Silver Kane. Me chiflaban, todas éllas. Pero las de Silver Kane, en especial, eran más «fuertes», tenían algo de prohibido. Nunca he olvidado ese verano y creo que es por esas novelas.

  4. Hola, Eduardo y Amaia. Pues sí, la verdad es hubo mucha gente de las generaciones anteriores que disfrutaron un montón con estas novelas, es muy curioso que fuera tu abuela en este caso, Eduardo.
    Keith Luger también era bastante divertido, tenía un sentido del humor bastante desarrollado, pero las de Lafuente Estefanía nunca me gustaron. Amamia, yo también descubrí a Silver Kane en un verano literario inolvidable. De Conan a Kane, pero también de Conan a ‘El señor de los anillos’. Y todo con pulpo a feira, jamón asado y mis primero pinitos con el ribeiro en mi 13º cumpleaños. Fue justo el final de esa época en la que muchas cosas te interesan más que las mujeres, así que recuerdo ese verano como el fin de los días felices :)
    Por cierto, podéis haceros fans de la página que he abierto en facebook:
    https://www.facebook.com/pages/Silver-Kane/352372618107786
    Tal vez podamos dinamizar un poco el asunto y un día de estos alguien decida plantearse una reedición sistemática que recupere cada novela de este genio.
    Saludos

  5. Mil gracias! A ver si para mi cumpleaños, que es en junio, cae alguna novela. Tomo nota!

    Gracias y un saludo!

  6. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | Todos los hermosos caballos

  7. Tal vez la novela del oeste de González Ledesma más fácil de conseguir hoy día sea La dama y el recuerdo, con la que se «autohomenajeó» no hace tanto. Si me permitís un poco de autobombo, os dejo algunos enlaces de mi blog sobre libros con una entrevista que pude realizar al autor y la reseña de esta novela:

    http://homolibris.blogspot.de/2011/09/entrevista-silver-k-francisco-gonzalez.html

    http://homolibris.blogspot.de/2011/01/la-dama-y-el-recuerdo-i.html

    http://homolibris.blogspot.de/2011/01/la-dama-y-el-recuerdo-ii.html

    Además de eso, os recomiendo pasaros por algunos blogs sobre bolsilibros. Uno propio y varios ajenos:

    http://bolsilibros.wordpress.com/

    http://encontretuslibros.blogspot.com

    http://bolsilibrosblog.blogspot.com

    Siempre es un placer recuperar la obra y la figura de un autor que ha hecho felices a varias generaciones de lectores. :)

    ¡Saludos!

  8. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | Búsquese otro nombre

  9. Francisco Reina

    Hola , soy coleccionista de Silver Kane de todas las editoriales y generos , me faltan sobre 400 novelas , sobre todo de Bruguera y de los años 50 y 60 casi todas aunque también algunas de Ediciones b y Astri , mi ilusión es hacer algún día una web y colgar todo el material editado por Don Francisco , si me ayudais a conseguir mis faltas os lo agradeceré eternamente , pago rápido y bien.

    NO SON PARA NEGOCIO

    Mi mail [email protected]

    Gracias

  10. Pingback: 10. As novelas de quiosco ‹ A Viaxe de Gagarin

  11. Pingback: 10. As novelas de quiosco ‹ A Viaxe de Gagarin

  12. Hola !

    Presento esta novela del Oeste » Tiempos perdidos «, trepidante y entretenida, de pocas páginas.

    Os adjunto el link para poder leer la sinopsis y el primer capítulo:

    http://www.bubok.es/libros/228290/TIEMPOS-PERDIDOS

    Si os gustan las clásicas novelas » pulp » de bolsillo, este nuevo libro os convencerá.

    Muchas gracias y saludos,

    Victor.

  13. Genial artículo. Yo he descubierto a este grandísimo escritor por casualidad, vendían estas «novelas» en un mercadillo de libros viejos de Alicante y me animé a coger varios librillos por las estupendas portadas, sin saber que se trataba de alguien tan reconocido. Ha sido de los mejores descubrimientos que he hecho últimamente en ámbito literario. Son novelas muy entretenidas y con un sentido del humor genial. Me quedo con una frase que me encanta y a la que recurre mucho Silver Kane: «la bala sólo le rozo».
    También recomiendo a Gordon Lumas, de estilo muy parecido.

  14. Juan Luis

    Hola,
    Aunque he leído muchísimas novelas de Silver Kane, voy a salirme del género «lejano Oeste», para recomendaros algunas de terror, en el que también rallaba a una gran altura. Ahí van algunos títulos: «Habéis oido a la muerte», «El parking», «Una tumba en las estrellas» y, por último «Yo, Drácula». Las cuatro novelas citadas se publicaron todas ellas durante los años setenta del pasado siglo, y realmente me marcaron. Por ello, os recomiendo encarecidamente que, si tenéis alguna oportunidad de conseguirlas del modo que sea, no las dejéis escapar porque a buen seguro vais a pasar un muy buen rato leyéndolas, porque todas ellas son «de no poderlas dejar».

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