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Sexo en el franquismo: las secuelas

Hace pocos días le pregunté a una muchacha qué le gustaría ser: «¡Extranjera!» me contestó. (Gonzalo Torrente Ballester, Triunfo, 1979)

(De la serie: «El sexo en tiempos de Mad Men»  y «La vida sexual en la URSS»)

Tengo una colección de libros llamada «Temas sexuales» que se imprimió en 1933 y 1934, tiempos de la II República española. Solo sé, por la publicidad de la colección que he visto en la hemeroteca, que en las librerías que los vendían también podía uno adquirir títulos como Los pobres contra los ricos o Ensayos socialistas. Lo cierto es que son solo unos cuadernos de divulgación sexual con sus aciertos y sus errores, porque no faltan ideas que a día de hoy consideramos majaderías, la verdad sea dicha, como ejercicios gimnásticos para realizar desnudos bajo el sol, mostrados en fotografías en uno de los volúmenes, que servirían de afrodisíaco al activar «excitaciones mecánicas».

Pie: ¡Ojo! Nos dice nuestra amiga Ana Thiferet que «casi cualquier postura de yoga en pelotas bajo el sol es afrodisíaca». Y concretamente, esta mujer está haciendo una variante «raruna» de la asana ‘mitad de cobra’. E insiste Ana en que, de hecho, «hay mogollón de asanas que podrían ser útiles para el sexo. Por eso de descubrir el cuerpo, disfrutarlo, relajarse…»
¡Ojo! Nos dice nuestra amiga Ana Thiferet que «casi cualquier postura de yoga en pelotas bajo el sol es afrodisíaca». Y concretamente, esta mujer está haciendo una variante «raruna» de la asana mitad de cobra. E insiste Ana en que, de hecho, «hay mogollón de asanas que podrían ser útiles para el sexo. Por eso de descubrir el cuerpo, disfrutarlo, relajarse…».

Pero uno no puede evitar fijarse y sorprenderse por algunas afirmaciones que traen, ya que, dadas las características del periodo histórico que vino después, llaman la atención por el contraste. Dice así un párrafo de la entrega El arte de hacerse amar:

El hecho de haberse iniciado en las relaciones amorosas no quiere decir que hayan de terminar, no digamos ya en una unión legalizada, sino que ni siquiera en una realidad sexual libre (…) puesto que aquellos que han vivido más licenciosamente son los que encuentran más felicidad en la vida conyugal (…) A esas edades en que el ardor juvenil es como una llama viva que todo lo quema y todo lo arrasa y que con lo primero que da al traste es con los conceptos prohibitivos de la vieja moral.

Estos extractos que acaban de leer, en el régimen que instauró el general Franco después de cometer un genocidio contra los españoles, eran más peligrosos que los textos de Bakunin. Estoy exagerando, pero desde luego el Estado los perseguía con la misma tozudez y perseverancia. Y muy especialmente, los prevenía con la censura de las comunicaciones públicas y el adiestramiento de la juventud en las escuelas. Sin embargo, a día de hoy, el comportamiento que describe el mencionado texto es el de gran parte de la población, por no decir la mayoría, antes de emparejarse o casarse.

Aunque, antes de entrar en el esquema ideológico del franquismo y su educación reflejada en la conducta sexual de los españoles de aquel tiempo, repasemos primero los estragos que causaron en varias generaciones.

Un ejemplo en vídeo, que les entre por los ojos. En 1990, TVE estrenó un programa, Hablemos de sexo. En la web del ente hay un capítulo completo. Es el dedicado a la masturbación. Vean las opiniones recogidas por la calle a los españoles, especialmente a los que ya tenían cierta edad. Escalofriantes muchas de ellas. Muchos, a una década del siglo XXI, veían normal pegar a un hijo al que se sorprende masturbándose. Uno habla de colgarlo. Dicen que hay que gritarles.

Y del mismo cariz son las cartas que escribieron durante todo ese año los lectores a los periódicos indignados con la emisión de un programa de educación sexual. En ABC se preguntaba un caballero si con la campaña del Gobierno de «Póntelo, pónselo», promoviendo el uso del preservativo en las relaciones sexuales ante la epidemia de sida de los ochenta, y con el espacio de Elena Ochoa Hablemos de sexo lo que se pretendía era «fomentar en los jóvenes la práctica indiscriminada del disfrute carnal». Otro protestaba porque «lo emiten en prime time y los adolescentes escuchan asombrados que la masturbación no es perjudicial». Una señora no daba crédito: «han dicho que el sexo anal no es perverso». Y el más simpático era un señor que, muy preocupado, informaba al diario: «se emite cuando los adolescentes están despiertos». ¿Quizá vería más lógico que un programa de educación sexual solo lo pudieran ver los que ya han tenido hijos?

Mientras, en La Vanguardia, a un catedrático de la Universidad de Barcelona, Alfonso Balcells Gorina, del Opus, le publicaron una tribuna donde decía que el sida era una enfermedad del comportamiento, que se debía curar con «un cambio personal, de actitudes y de costumbres», pero no con educación sexual, que era según él: «tantas veces puro erotismo reduccionista del sexo a la esfera corporal, inhumano y egocéntrico, anatomía y fisiología con ribetes pseudocientíficos, como en el programa Hablemos de sexo de la televisión pública y otros parecidos, que las familias consideran lamentables y contraproducentes».

Esto quince años después de la muerte del invicto caudillo. Si vamos más atrás, tras su desaparición y el cambio de régimen, en los locos años ochenta, dijo recientemente Grace Morales en el último Mondo Brutto, el número 43, que en la célebre Movida hubo «más droga que sexo». Y si ya ponemos la lupa en las secuelas perceptibles en el año 1976 la cosa empeora hasta niveles surrealistas. En un libro que publicó Óscar Caballero, El sexo del franquismo, este recogió casos que le habían planteado sexólogos de la época y que hablaban por sí solos de la educación y salud sexual —y por qué no decir mental— de parte de los españoles que salían del franquismo, especialmente las generaciones educadas en la posguerra o en los pueblos.

Por ejemplo, al doctor Martínez López, cita, le llegó un chico de Lleida quejándose de que se había casado hacía poco y que a su mujer no «le cabía nada». Él le respondió que si ella tenía el himen muy duro, que había casos, lo podía solucionar un ginecólogo. Pero no, resultó que al chaval le habían explicado que tenia que bajar las bragas a su mujer y metérsela por el agujerito y el único agujerito que conocía era el del ombligo. El doctor Frederic Boix Junquera explicaba a continuación que ese tipo de dudas no escaseaban, que había casos en que las madres solo les enseñaban a las hijas a quitar las manchas de semen de los colchones. Otro doctor, de Villalba, en Madrid, cuenta en estas páginas que trató a un matrimonio que acudió a su consulta —ella, porque él no se atrevía— a decir que no podían tener hijos por mucho sexo que practicaran. Cuando terminó preguntándole cómo lo hacían, dijo «lo normal, por detrás». Resulta que «lo hacían así porque ella, desde niña, había oído que por delante era pecado y, además, igualmente tenía orgasmos regulares».

La ignorancia era transversal, no solo sucedían estos episodios en las capas más humildes. Incluso en la alta sociedad había problemas sexuales y malentendidos derivados de la falta de conocimientos elementales. Este doctor también aportaba el relato de la vida sexual de una mujer adinerada que entonces tenía cuarenta años y cinco hijos:

Cuando me casé ninguna persona me había anticipado qué iba a sucederme en la noche de bodas (…) Mis padres habían concertado un matrimonio con el hijo de una familia cuya posición económica era mejor que la nuestra (…) Nadie me habló de sexo, ¿y cuál era mi recuerdo del colegio? Recuerdo que nos bañábamos envueltas en una bata para no ver ni dejar ver nuestro cuerpo. Yo ignoraba hasta la masturbación (…) Por otra parte había visto a mi novio solo en tres oportunidades (…) La noche de bodas lo único que yo sabía era que dormiría con él y debería obedecerle en todo (…) El primer acto fue horrible. Estábamos los dos prácticamente vestidos. Él era torpe y yo noté un dolor muy agudo con la penetración. No conocí el orgasmo hasta tres meses más tarde, una noche en que me acosté embriagada después de cenar. (…) A los seis meses de casada, él me pidió que pusiera su pene en mi boca. Me negué. No quería tener hijos tan joven y estaba absolutamente convencida de que me quedaría embarazada si él colocaba su pene en mi boca.

Esos ejemplos, estas secuelas, son el resultado de una de las mayores y más importantes imposiciones del franquismo: la frigidez femenina. El marido que llamaba puta a su mujer porque esta había tenido un orgasmo no era infrecuente. Ya en un especial sobre sexo de la revista Triunfo en 1970 encontramos el diagnóstico: «La frigidez femenina se ha trabajado. Ahora comienza a considerarse un mal. La idea del honor ha funcionado como un anafrodisiaco. La mujer considera una virtud amar sin placer porque equipara el placer al pecado».

En un ABC de 1976 se ponía de manifiesto esta educación para la frigidez en un editorial contra la educación sexual y a favor de la castidad que contenía frases para enmarcar: «se presenta la satisfacción del impulso sexual como una fuente de placer físico que se alcanza en una especial clase de retozo o juego por el cual no hay que preocuparse (…) Hay también una virtud que ennoblece la sexualidad del hombre: se llama castidad, y como virtud significa la fuerza que mantiene la limpieza del cuerpo y del alma. Ciertamente, no estamos en tiempos en los que la castidad tenga buena prensa…». Caballero explicó en su libro que esta mentalidad era una de las principales causas del fracaso matrimonial de tantas parejas españolas, «matrimonios que después de tantos hijos no conocen lo que es el orgasmo. La relación sexual mecánica y el tedio ante el acto sexual tiene demasiados practicantes en nuestro país». Desolador.

Noticia recogida en La Vanguardia; jueves 1 de marzo de 1973.
Noticia recogida en La Vanguardia; jueves 1 de marzo de 1973.

Pero eso es lo que supuso la dictadura. Un regreso a la castidad tradicional española, un concepto antediluviano. Según un artículo de Rafael Huertas y Enric Novella, «Sexo y Modernidad en la España de la II República», publicado en la revista Arbor del CSIC, en 1932 ya había en España una Liga Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas, filial de la Weltliga für Sexualreform fundada en 1928 en Berlín por el doctor Marcus Hirschfeld (las imágenes que solemos ver de los nazis quemando libros cuando toman el poder en 1933 son las de cuando asaltaron la sede de este instituto el 6 de mayo de ese año).

También circulaba por España en aquel periodo la obra de Hildegart Rodríguez, que abogaba por la «libre elección de la maternidad», el método anticonceptivo para alcanzar una sexualidad más libre. Además, abogaba por una educación sexual desde la escuela. Una necesidad que esgrimía de forma unánime «prácticamente toda la literatura médica de la época», señalan estos investigadores, como el doctor Ángel Garma, que se quejaba de que si a un adolescente se le educaba en el rechazo a su propia sexualidad tendería a desconfiar de las personas que le rodeasen al crecer. Y también demandaba una educación sexual basada en valores como la veracidad y la tolerancia. Ponía de ejemplo que el que a los niños se les enseñase que los niños vienen de París solo tenía como consecuencia que «se les estropea la parte lógica del pensamiento». Pero ya se sabe, y bien conoce la religión, lo manipulable que es alguien a quien le han inculcado ideas irracionales antes de que esté en edad de razonar.

También la República trajo la primera ley de divorcio de la historia de España. Y otra afrenta mucho más grave, que le costó la vida a tantos maestros durante el genocidio, la legislación del sistema de enseñanza republicano, que introducía la «coeducación» (ahora educación mixta): se fundieron las escuelas masculinas y femeninas en una. Ante esta transformación, el papa Pío XI se manifestó condenando expresamente el nuevo modelo en su encíclica «Divini Illius Magistri». El pontífice protestaba porque este sistema educativo se basaba en el «pernicioso» y «erróneo» principio «negador del pecado original». El falangista Onésimo Redondo lo calificó de «crimen ministerial contra las mujeres decentes». Y el padre José Antonio Lauburu explicó en su conferencia «La educación de los hijos» en 1935:

¿Va a ser ciencia dar la misma dirección intelectual a los que no solamente en el sexo, sino en sus notas psicológicas, son marcadamente diferentes? ¡No, señores, no es ciencia! Ni la conocen ni les interesa. Lo que sí les interesa es la promiscuidad de los sexos, precisamente en las épocas de la pubertad y de las pasiones más violentas, para atentar contra el pudor y entender las pasiones azuzándolas con las burlas y desprecios irónicos a la religión y la moral.

El franquismo prohibió la coeducación el 1 de mayo de 1939. Es conocido que a los maestros que defendieron el sistema, especialmente en Andalucía, Extremadura, Castilla y Galicia, se les fue a buscar a su casa uno por uno sistemática y organizadamente para meterles cuatro tiros y enterrarlos en una cuneta ¡donde todavía están muchos de ellos! Se cumplieron los deseos de Onésimo Redondo cuando dijo que la coeducación o emparejamiento escolar era «un capítulo de acción judía contra las naciones libres, un delito contra la salud del pueblo, que deben penar con sus cabezas los traidores responsables». Dicho y hecho.

Escuela de niñas, España, años cuarenta. Foto: DP.
Escuela de niñas, España, años cuarenta. Foto: DP.

Ni siquiera en 1970 los propios legisladores franquistas más avanzados lograron introducir la coeducación por la oposición de la Iglesia. En el diario Pueblo el presidente de la Federación Española de Religiosos de Enseñanza justificó el inmovilismo: «Los riesgos morales son grandes. La Iglesia no se opone a una convivencia de sexos, sino a sustituir fácilmente una legítima comunidad por una promiscuidad de carácter tendenciosamente igualatorio».

Igualdad era la palabra. Porque la razón que subyacía era evidente: educar a chicos y chicas juntos suponía igualarlos. Dicho de otro modo, que la mujer dejaría de tener una educación diferente a la del varón. Según Luis Alonso Tejada en su libro La represión sexual en la España de Franco, efectivamente el propósito del sistema educativo del régimen era limitar las posibilidades intelectuales de las niñas y mujeres y orientarlas hacia actividades de inferior rango cultural y social: enviarlas directamente a las tareas del hogar.

Esto luego derivó, sigue Tejada, en un menor interés de los padres por los estudios de sus hijas y elevados porcentajes de analfabetismo femenino. Las cosas cambiaron a partir de 1960, pero la generación de mujeres de posguerra quedó marcada. Las mujeres adultas tenían un desinterés por todo lo intelectual y cultural que necesariamente las distanciaba de sus maridos. No era posible una comunicación real y auténtica y, por lo tanto, en términos sexuales, un elevado porcentaje de matrimonios naufragaban por la lógica insatisfacción sexual y afectiva derivada de esta situación. Pero las muy católicas autoridades estaban convencidas de que debía ser así. El ilustre rector de la Universidad Complutense entonces, el doctor Botella Llusià, así lo explicaba:

En esta educación juvenil de la mujer es un error educar a las mujeres igual que a los hombres. La preocupación que deben recibir para la vida es radical y fundamentalmente distinta. Una formación encaminada no a hacer de ella un buen ciudadano, sino una buena esposa y una buena madre de familia o, si se queda soltera, un ser útil a sus semejantes.

Continuará. Próximo capítulo: «El regreso a las tinieblas»

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56 Comentarios

  1. Pingback: Sexo en el franquismo: las secuelas

  2. La verdad es que es la cosa más terrible que he leído en un buen tiempo, muchas gracias!

  3. Muy ilustrativo el artículo, pero ¿era necesario usar la palabra «genocidio» cuando está claro que no lo fue? Que triste que se banalice tanto. Luego, como «fascista», llegará de verdad uno y nos echaremos las manos a la cabeza…

    • Si eres demasiado ignorante para conocer el significado de la palabra «genocidio», te emplazo a que lo busques en un diccionario. Porque lo que «esta claro» es que Franco realizo un genocidio en España. Aqui nadie banaliza nada salvo ud, que pretende redefinir las palabras.

      • Gracias por insultarme tan de mediatarde, pero bueno, qué le vamos a hacer. Ud. sabrá. No le voy a enviar a ud. a mirar nada, pero lo que quería transmitir con el uso incorrecto «genocida» es su carácter de exterminio sistemático total. Llamar «genocida» a Franco es llamar genocidas a casi todos los golpes y regímenes militares desde hace un par de siglos hasta aquí, con lo que, al final, se acaba, efectivamente, banalizando el termino. Esa era la idea.

        • marc flores

          Tu argumento es bastante patético. En vez de corregir a quién te ilustra, deberías ir corriendo a leer el tratado de la ONU que define el genocidio (Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, 1948) o el Estatuto de Roma y aprender lo que es uno. Te lo adelanto: cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo, por ejemplo matanzas, destrucción de la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento a una existencia que suponga su destrucción física, total o parcial. Franco cometió un genocidio, ese era su programa confeso cuando inició el golpe de estado, la creación de un Estado Nuevo, totalitario, en el que no había sitio mas que para el «hombre nuevo». El corolario es que se perpetró un genocidio contra «el hombre viejo»: se le metió en campos de concentración/muerte (llegó a haber 300.000 prisioneros), se les hizo esclavos, se les quitó a sus hijos, se les robó sus bienes, se les expulso del pais, se les condenó a la muerte civil, cuando no se les fusiló y se les enterró en cunetas. A los miembros de un grupo. Franco es el segundo asesino genocida de la historia calculando víctimas en porcentaje sobre población. Asi que decir que Franco es un genocida no es banalizar el genocidio. En cambio negarlo, es ser un negacionista y banalizar los crímenes de Franco.
          .
          Por cierto, el golpe de Franco (aunque no lo dió él, como es bien sabido, se apropió de su dirección) no tiene comparación posible con casi ninguno que yo recuerda. No se parece en nada al de Primo de Rivera, ni al de Pavía ni a ninguno otro. Precisamente por su caracter fascista y genocida.

          Si te la coges con papel de fumar, puedes discutir la aplicación de la palabra porque los asesinados, robados, destruidos, etc. no eran de la misma raza, pero desde el momento en que el texto legal define el grupo en su sentido mas amplio, no creo que sea un argumento razonable.

    • Jose Ruiz

      Dice la R.A.E. que genocidio es «Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad». Así que ateniendonos al cuarto concepto, el golpe de estado franquista y la guerra que le siguió fue un genocidio en toda regla.

      • Si eso es cierto lo llevaron a cabo muy mal, mi tio abuelo aunque a primeros de los cuarenta se tuvo que esconder en el pueblo por haber sido comisario político en la guerra civil (ojo, en el pueblo, no en un zulo ni en una montaña) a primeros de los cincuenta ya había emigrado a Madrid y tenía un cine y un bar anejo subiendo para Tetuán y en la temporada que pasó con él mi padre cuando era chaval cuenta que mantenía buenas relaciones con la policía que de vez en cuando visitaba el bar y que a veces iban a llevar tabaco a antiguos compañeros suyos que estaban redimiendo pena en la construcción del clínico San Carlos. Historias como la de mi tio abuelo con los años he oido unas cuantas (tampoco un número abrumador, pero sí las suficientes como para llegar a pensar que Franco como genocida no era muy eficiente).
        Y de paso, el golpe del 36 de franquista poco en sus inicios, Franco se unió pero el alzamiento del día 17 le pilla un poco a trasmano porque él lo esperaba el 18 y sólo fue el cabeza de orquesta porque la avioneta del general Sanjurjo se cayó, merced de los kilos que dicho general y su maleta llena de uniformes añadieron al bidón extra de gasolina que iba a hacer posible su llegada victoriosa a la Península, y porque era el que llevaba el contingente de tropas más grande (hasta el 21 de septiembre del 36 no se le nombra mando único, y no sin oposiciones como la de Cabanellas que era hasta entonces el presidente de la Junta de Defensa y que conocía a Franco de África), allí al que llamaban «director» era a un tal Emilio Mola. Lo digo por aquello de mantener la pureza de los conceptos y tal.

    • Es verdad que el uso de la palabra genocidio es impreciso, ya que en este caso no era una religión, pero si un exterminio sistemático de todo al que consideraran «rojo», por lo que si era guiado por creencias.Aunque discutible, el medio millón de muertos que dejó la guerra civil y la represión, sirven para que el uso del termino sea válido aunque no exacto.

      • El exterminio de todo el que fuese sospechoso de ideas republicanas en todas sus vertientes, de izquierdista, sindicalista o simplemente no adepto al bando golpista se hizo sistemáticamente y organizadamente, con los informes preceptivos y con un proceso que se repite pueblo por pueblo, apoyado en las proclamas públicas de distintos mandos miltares. Estamos hablando de almenos 500.000 personas muertas en la guerra desencadenada por los golpistas, que comienzan asesinando a las autoridades republicanas desde el primer momento.Después de la guerra las ejecuciones continuaron por decenas de miles, a las que habría que añadir miles de muertos por hambre y enfermedades en las prisiones y campos de concentración donde se hacinaban en condiciones infrahumanas. Otros caín como moscas bajo las condiciones esclavistas de los batallones de trabajo. Unos 9000 republicanos murieron en los campo de exterminio nazi pudiendo haber sido extraditados por Franco a notificación de las autoridades nazis como está demostrado documentalmente. Hasta 200 mil personas murieron de hambre en los años siguientes de posguerra según los cálculos demográficos de algunos historiadores. Y un número indeterminado de personas murió bajo los bombardeos. A lo que hay que añadir 500.000 refugiados. Todos los partidos políticos, sindicatos, asociaciones, y demás confesiones religiosas fueron prohibidos, perseguidos y expoliados sus bienes. El saqueo se extendió también a los particulares por las leyes de represión del comunismo y la masonería donde por el mero hecho de haber militado o simpatizado con la republica o en un sindicato eran expoliados sus bienes. Pero la cosa no se quedó ahí sino que llegó incluso al robo de los hijos de las presas republicanas, hasta 30000 de las que se consideraba que eran transmisoras del gen rojo según las teorías del Mengele española el doctor Antonio Vallejo Nájera autor de obras como Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza o
        Política racial del nuevo Estado. El impacto de todo esto, siguiendo la metodología de la disciplina atrocitológica se duplicaría hoy en día pues la población es el doble que entonces. Con la ley de prensa de 1938, obra de Suñer, que la atacaba por democrática y ser contrapoder, se instaura la censura previa en todos los medios, la elección por el régimen de todos los directores de redacción y la opción de cerrar el medio si es menestar sin ninguna garantía jurída. La educación será monopolizada por la Iglesia católica, que en sus textos critica el racionalismo, el liberalismo, el marxismo, la masonería y el judaísmo.El antisemitismo estará presente en las escuelas, enseñando a los niños la maldad de los judíos con libelos de sangre como el de Santo Dominguito del Val. Las escuelas serán segregadas no solo en función del sexo, sino de la riqueza, teniendo una puerta para niños pobres y otra para niños ricos. El sistema totalitario que armonizará España, en palabras de Franco, y como demuestra este artículo, alcanzará hasta los rincones más intimos del ser como es la sexualidad, traumatizando a generaciones con doctrinas totalmente acientíficas, basadas tan solo en el concepto cristiano del pecado. Catedrales basilicas como la del Pilar pasarán a renombrarse como Templo de la raza, continuando con las doctrinas racistas imperialistas de Falange. Las manifestaciones estarán prohibidas, desaparece el sufragio universal pasivo y activo, habiendo solo unas elecciones municipales donde solo votaban determinados sectores afines al régimen y donde los cargos eran removibles por instancias superiores, y un par de referendums en 40 años que eran una pantomima sin ninguna garantía, transparencia ni información. A mediados del siglo XX las mujeres tenían la obligación de entrar a misa con velo y seguían existiendo las bulas , a cambio de dinero, que concedía la Iglesia para saltarse la Cuaresma. Los presos políticos, miembros de otras religiones, y no adeptos abarrotaban las cárceles. Desde las comisarías los detenidos tenían la mala costumbre de tirarse al vacío desde las ventanas y aparecer con numerosas fracturas y hematomas después de los interrogatorios. Es decir un régimen brutal y execrable, donde el genocidio ideológico está perfectamente documentado. Que hubiese gente que corrió mejor suerte o que no llegaran a exterminar a todos, también pasó eso en Alemania, no niega su carácter de genocidio.

      • marc flores

        En mi modesta opinion, cometes dos errores de interpretación: el primero es suponer que para que hay genocidio, tiene que haber una exterminación total sin supervivientes, que es algo que oigo mucho referido a este tema. A los que lo proponen les suelo responder que ni siquiera Hitler fue capaz de eliminar a todos los judio bajo su control. Por otra parte, nadie discute que Pol Pot fue un genocida, y, como Franco, solo mató a ciudadanos de su pais.
        .
        El segundo es confundir la anécdota con la categoría: que tu abuelo fuera o no represaliado no tiene significado alguno en esta cuestión. Ninguna de las dos posibilidades -que lo fuera o que no lo fuera- cambia la naturaleza de lo ocurrido.

        • marc flores

          Gracias!!!! Haces bien en recordar todo el programa de reingenieria social que estaba en la base del franquismo, que consistia en ahormar a la gente dentro de los principios y las creencias fascistas del dictador, para lo que se hizo (además de las matanzas, purgas, etc.) todo un programa jurídico, social, institucional, etc. para controlar y dominar a la sociedad y convertirla en lo que el dictador quería.

    • El término genocidio está perfectamente empleado, lo realmente triste es la ignorancia.

  4. Buenísimo artículo, como siempre. Gracias!

  5. Hay una errata hablas de «un genocidio contra los españoles» por parte de Franco, cuando el genocidio fue del bando republican ahi tenemo el genocidio de Paracuellos, el genocidio de religiosos, y en cuanto al sexo en el franquismo solo hay que ver las enfermedades de transmisión y sus muertes en el franquismo y en democracia, se siente jaque mate progres.

    • Troll! Cuidado con no alimentarlo!

      • Pero si es muy malo como troll. O muy joven. El de más arriba es mejor.

        • Number One

          Yo, que sé muy bien de lo que hablo, les digo que Jot Down tiene los mejores trolls que haya conocido a lo largo de los años. Con una clase extraordinaria reconocida por los responsables de la revista que saben que su contribución enriquece el total. ¡Y además sin cobrar! También he de decir que ninguno de estos trolls ha escrito en este tema que nos ocupa, «Sexo en el franquismo (I): las secuelas».

        • El de arriba no es un Troll, o podría no serlo, el uso de la palabra genocidio podría considerarse controvertido aunque yo mismo lo encuentre justificado.

          Este en cambio, es un Troll de libro… viene, suelta su retahíla de tonterías para provocar y demuestra no haber leído más de dos lineas sobre lo que comenta y sentirse orgulloso de su opinión vertida.

    • ¿Transmisión?… ¿que clase de transmisión?

      Por favor, cuéntanos más.

  6. Sensacional artículo. A lo nefasto del golpe de estado y guerra, siguió la represión. Efectivamente el exilio o la aniquilación de todo ser divergente con el nuevo orden. Así les ha ido a nuestros padres y madres. Lo lamentable es que parece que no aprendemos y aún hoy en día sigue habiendo gente no solo condescendientes con el antiguo orden, sino también nostálgicos. Lo siento por ellos.

  7. nací en el 58 y me educaron en colegios religiosos… pero eran tan mojigatos, que omitieron explicarme qué eran los «pensamientos y actos impuros»….

  8. Borratxo i fí.

    A mí los curas me enseñaron que practicar actos impuros en exceso provocaban ceguera y calvicie.
    Pues bien, puedo asegurar que lo de la ceguera es absolutamente falso…

    • Sutil chiste que es muy bienvenido, pero lo de la alopecia hormonal es debido a que la testosterona «normal» se transforma en testosterona «mala» y hace que el pelo de peor calidad se debilite. Los que tienen ricitos son candidatos a desarrollar una buena pista de aterrizaje.

      • Fernando Herrán

        Yo puedo afirmar todo lo contrario, mantengo una mata de pelo considerable, por contra el tema de la ceguera no lo veo tan claro, entre otras cosas porque desde que empecé a interesarme en la materia he devenido en miope.

        Pese a eso creo que puedo permitirme 4 o 5 dioptrías más antes de moderar el uso.

        • Carlos Fernández-Caramés

          Muy bueno.
          Lo habéis clavao.
          Hacía tiempo que no me reía tanto… y eso que yo ya estoy en las cuatro dioptrías y pico.

  9. Lo terrible no es que sucedieran esas cosas. Lo más terrible es que al día de hoy, muchas personas sigan pensando así y sigan insistiendo en imponer esas ideas a la sociedad. Esto parece una lucha sin fin entre la razón y el fanatismo.

  10. Muy interesante. Me han venido a la cabeza varias cosas. Primero, el pie de foto del «yoga» en pelotas me ha quitado las palabras de la boca. Está claro que hay un abuso del término «afrodisíaco» (estrictamente aplicable sólo al ciripolen y un par de cosas más), pero que los estiramientos con cuidadosa disciplina respiratoria desde luego que pueden favorecer la jodienda. Segundo, lo que dice el cura Lauburu lo dicen hoy en día algunos científicos o divulgadores (y otros andan resucitando el concepto ‘raza humana’ para la ciencia natural). Que a mí ni me va ni me viene, pues sé que las proposiciones científicas enseguida devienen parciales, manipuladas, en cuanto se divulgan un milímetro más allá de lo que verdaderamente el método permitiría con seguridad, y la práctica científica es también una cosa social, parte de la división de labores y, además, muy atravesada por intereses ajenos, nada de verdades absolutas, pero a quien se lo tome como la propia ciencia pretende… Dicho lo cual, lejos estoy yo de asumir que la liberación de la mujer consista en (además de todo lo tradicional) incorporar al concepto ‘mujer’ la aspiración a entrar en el mundo laboral en iguales condiciones de servidumbre, y a cerrar muchos lucrativos negocios yéndose de putos, y a poder meterse a soldados para matar enemigos de la civilización. Pero con esto me desvío un poco, quizá. Lo último que me venía a las mientes mientras leía el artículo es que (quizás también un poco desviado del tema; valga como corolario o como invitación al autor a desarrollos del tema en un análisis del aquí y ahora) los curas de hogaño lo que nos recomiendan es disfrutar de la vida y la jodienda (eso sí, con precaución y sin poner en riesgo el orden de la sociedad), y que si uno quiere pensar no en plan progresista, sino un poco dialécticamente, habría que preguntarse qué hace el poder, o sea los curas de hoy, los sexólogos, la publicidad y los discursos dominantes… hoy con el sexo. O sea, fijar su estatus… Si antaño se reprimía, ahora se integra en el orden. Ambas posturas tienen en común algo: saber lo que es, y lo que ha de hacerse con él. Hoy, por lo que comenta Álvaro, disfrutar a tope con cuidadín y luego ya fundar una familia seria basada en el amor y a reproducirse, o reproducir el sistema de producción, por decirlo con viejas palabras. Suena a podrido, claro.

  11. Pepito Grilo

    @Jorge Apreciado Jorge: fue un genocidio. Según la ONU, el siguiente después de la masacre de los Jemeres Rojos. Por eso el autor hace bien en citarlo después del nombre de Franco.
    Antes de la doctrina del shock, nuestro caudillo, a las órdenes de sus terratenientes y banqueros, comprendió que lo mejor era asesinar a todos aquellos que pudieran suponer parte de un peligro revolucionario. El 1% de entonces, que era muy parecido al de ahora, financió la masacre.
    Hoy existe otra masacre orquestada por los mismos: consiste en echar del país a los jóvenes mejor preparados para pensar. Al resto se le mantiene en el paro o se les da un trabajo precario, de modo que no rechisten. Franco vive. Contra eso sólo queda, primero, conocer, y luego, resistir. En ello estamos.

    • Aquí está mejor explicado lo del considerar como genocidio de Franco. http://historiasdehispania.blogspot.com.es/2010/04/fue-el-franquismo-un-genocidio.html

      Como dije arriba, me parece exagerado, porque se podría considerar como genocidio cualquier matanza de cualquier guerra y su consiguiente represión (Ingleses contra irlandeses) o las innumerables que tuvimos nosotros (Fernando VII, etc.) Y, si bien hubo una intencionalidad indiscutible en querer matar al «rojo», no creo que existiera un «exterminio»: hubo indultos, penas de cárceles, los hijos y relativos no fueron asesinados, etc. Lo demás de comparar eso con lo actual, como se puede imaginar, me parece un salto que no tiene ni pies ni cabeza.

    • Stephen Strange

      ¿Que la ONU afirma que la represión franquista fue el segundo genocidio más grave tras el perpetrado por los Jemeres Rojos????
      Dígame dónde figura semejante disparate, amigo mío. Porque, o bien la fuente en la que usted lo ha leído es tan seria como El Mundo Today, o bien (cosa que dudo) los miembros del departamento de la ONU que llegó a esa conclusión habían fumado algo muy interesante ese día.

      Yo no entro en si la represión franquista fue o no un genocidio. Pero le aseguro a usted que, en números totales, la represión ejercida por el régimen estalinista en la URSS entre los años 30 y primeros 50 fue incomparablemente mayor. Incluso la que llevó a cabo el régimen yugoslavo del mariscal Tito en la inmediata postguerra (1945-48) fue mucho más elevada. Por no hablar de los resultados de los experimentos chinos en la época de Mao. Y no… No tengo ningún tipo de fijación contra los sistemas socialistas del siglo XX. Es, simplemente, que el número de víctimas en esos tres casos fue muy superior al del franquismo. Como lo fueron los chinos asesinados por las tropas de ocupación japonesas entre 1937 y 1945 (más de quince millones de civiles. Sólo en Nankín entre diciembre del 37 y febrero del 38 se estima que fueron ejecutados a sangre fría entre 100.000 y 300.000 individuos). O los argelinos masacrados durante la guerra colonial de 1954-62, cuyo número se calcula entre los 350.000 y los 500.000 (el 90% civiles; asesinados tanto por los franceses como por los guerrilleros del FLN). O las matanzas de Ruanda en los años 90.

      Si, en lugar de hablar de números totales, lo hacemos de porcentajes sobre el total de la población, el caso yugoslavo de Tito sigue estando por encima del español de Franco. Como lo están, por ejemplo, la represión anticomunista llevada a cabo por el gobierno derechista finlandés tras su mini-guerra civil a principios de los años 20. O el también citado caso argelino de finales de los 50 y principios de los 60.

      Hay muchísimos más casos.

      Decir que la represión franquista (brutal, indefendible, absolutamente condenable como fue) es el segundo episodio genocida más grave es una BURRADA DISPARATADÍSIMA. Lo diga la ONU (que, insisto, lo dudo) o el Papa de Roma.

      • Según Paul Preston en «El holocausto español» (Prólogo), «es poco probable que las víctimas [de los militares rebeldes y sus partidarios] ascendieran a menos de 150 000, y bien pudieron ser más». Y esto en un país de apenas 25 millones de habitantes. Celebro que 150 000 personas (muchas aun en sus fosas comunes) te parezcan pocas.

        • En ningún momento ha dicho que le parezcan pocas, sino que decir que el franquismo fue el segundo mayor genocidio de la historia es un total disparate.

          Dudo muchísimo que la ONU considere al caso franquista como genocidio. Armenia, el III Reich, Jemeres Rojos, Ruanda, Bosnia. Eso son genocidios.

        • marc flores

          Creo que debes introducir la proporcionalidad entre el número de víctimas y la población total para valorar el genocidio. Si lo haces, se manifiesta el franquista en su auténtica, aterradora dimensión.
          .
          Al dia de hoy, que se sepa con certeza casi absoluta, aún hay 114.000 desaparecidos enterrados en cunetas y fosas. Las estimaciones mas altas situan la cifra en 200.000. http://politica.elpais.com/politica/2013/10/09/actualidad/1381322308_843838.html Eso no es el total de los fusilados, suma los ejecutados «legalmente», etc.
          .
          Por otra parte, los represaliados por Stalin son bastante menos de lo que cuentan: en total 800.000 asesinados por motivos políticos sobre 168 millones de personas. Una atrocidad perfectamente documentada por los burócratas rusos, pais que al contrario que España, ha abierto sus archivos: http://www.lavanguardia.com/internacional/20010603/53596492212/todos-los-muertos-de-stalin.html Franco fusiló en proporción, muchisimo mas: España tenía 23 millones.

  12. Muy buen articulo.

    Solo un «pero». No me parece correcto la coletilla «El tío de la exalcaldesa de Madrid, doña Ana Botella…», sinceramente no aporta nada.
    Porque si nos ponemos a sacar parentescos….no se salva nadie, no?

    • Es sólo un indicativo de que estamos gobernados por las mismas familias desde hace más de 100 años.

      • Muchos antifranquistas procedían de familias de la alta burguesía, incluso de la aristocracia. Alguien malévolo dijo que «para ser revolucionario hacía falta mucho tiempo libre». Je, je. El papá de la ex-alcaldesa era un ginecólogo de mentalidad ultraconservadora en temas como la moral sexual, los anticonceptivos o el aborto, pero, al mismo tiempo, fue un brillante investigador de la fisiología y endocrinología femeninas. Muchas generaciones de estudiantes de Medicina estudiaron en sus excelentes libros. Lo cortés no quita lo valiente.

    • No es nada exagerado. Hay un plan sistemático pueblo por pueblo, con llamadas públicas, para asesinar a todo disidente y sospechoso de simpatizar con los republicanos , se les expolia sus bienes, se prohiben todos sus partidos y asociaciones, sus periódicos, se les encarcela, tortura, se les veja y discrimina ( los hijos del rojo) se les deja morir en campos de extermino nazi cuando pudieron haberlos salvado, se les condena a trabajos forzados, e incluso se les roba a sus hijos. Hay un genocidio en toda regla y poca broma con esto.

    • Lo que dice la ONU y otros organismos y asociaciones es que España es el segundo país del mundo con más desaparecidos forzados después de Camboya. Si atendemos a los datos del historiador Zemskov, que ha accedido a los archivos soviéticos, sobre la represión stalinista, esta sería incluso menor o cuando menos similar a la franquista , si hacemos la comparación en términos proporcionales a la población de cada país en ese momento.

  13. Después de leer el artículo, y los comentarios, de aquellos polvos vienen estos lodos…….

  14. Muy interesante artículo. Un caso práctico de la afirmación del politólogo Corey Robin de que el conservadurismo (idéntico al reaccionarismo) no es más que la experiencia sentida del ejercicio del poder tradicional, del mantenimiento del statu quo tradicional, sea en la sociedad, en la política, en el lugar de trabajo o, como aquí, en la familia. Cualquiera que rete esa estructura tradicional del poder (pobres, trabajadores, mujeres y desempoderados en general, gente que intente pasar de ser objeto a sujeto) es un subversivo si no un delincuente o un enfermo.

  15. Long John Silver

    En el artículo se dice que «la República trajo la primera ley de divorcio de la historia de España»; sin embargo, el divorcio ya había sido regulado en la Ley provisional de matrimonio civil de junio de 1870: http://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1870/172/A00001-00002.pdf

  16. El divorcio libre se entiende. En 1870 no había divorcio libre.

  17. Pingback: Sexo en el franquismo (II): el regreso a las tinieblas - Jot Down Cultural Magazine

  18. Francisco

    Interesante el artículo. No obstante, percibo más en el ánimo del articulista alabar a la República que censurar las prácticas sexuales en la dictadura. Yo conocí a mis dos abuelos. Uno era republicano y el otro del bando nacional. En lo único en lo que coincidieron durante toda su vida fue en que hubo desmanes en los dos bandos. Las violaciones y asesinatos no se dieron única y exclusivamente en un bando, por mucho que a algunos les pese. Me contaba mi abuelo republicano que en 1931, en la quema de los conventos en Málaga, él tenía una tienda de comestibles pared con pared con una iglesia. Cuando los de la CNT vinieron a quemarla, se enfrentó a ellos pistola en mano y los hizo desistir. Lo hizo porque si quemaban la iglesia, ardería también su tienda. Tuvo que esconderse durante un tiempo en Colmenar hasta que un amigo suyo de la CNT aclaró la cuestión y pudo volver sin que corriera peligro su vida. Mi otro abuelo, el nacional, me contó que una mujer de la alta sociedad malagueña, una vez finalizada la guerra, quiso vengarse por la muerte de su padre. Al padre, le habían «dado matarile» (expresión que se usaba en ese tiempo) en el paredón del río, en Martiricos. El gobernador militar, cada vez que atrapaban a una banda de maquis, la mandaba llamar para ver si reconocía a alguno de los que había matado a su padre. La mujer siempre reconocía a alguno, lo que demostraba la eficacia de las fuerzas gubernamentales en la captura de delincuentes. Un capitán de la guardia civil, el capitán de mi abuelo, empezó a pensar que mucha gente había hecho falta para matar al padre de la señora. Así que, en una de las ruedas de reconocimiento cambió a los maquis por guardia civiles a sus órdenes. Entre los elegidos estaba mi abuelo. La señora hizo triunfal entrada en el cuartel de la Guardia Civil del Pasillo de Nateras y efectivamente, reconoció a uno de los que había matado a su padre. Ahí se destapó todo. Fue reprendida con gran dureza por el gobernador militar, pero de ahí no pasó la cosa. Escribo esto, porque coincido con ustedes en que hubo una dictadura criminal, pero la República no era un paraíso, es más, creo que iba camino de convertirse en otra dictadura aunque de otro corte.

  19. Me ha gustado mucho, me parece muy ilustrativo y un artículo histórico con algún toque de humor que refleja muy bien una época. Lo que más me ha llamado la atención en verdad es las reacciones y opiniones recogidas en 1990 en relación con el programa de sexo en TVE, parece increíble como ha cambiado todo en tan poco tiempo…AFORTUNADAMENTE :)

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  23. Sé que no es información rigurosa y no sé cuántos ejemplos habrá de esto, pero a veces no se hace mención suficiente a las maestras de la época que inculcaron a las niñas algo más que el ser buena esposa. La maestra de mi abuela reconocía a aquellas que tenían ganas de aprender y se esforzaba en enseñarles, dentro de lo que podía, algo de cultura.
    Y eso luego se nota: mi abuela fue una de las primeras mujeres de su época (en mi pequeño pueblo) en trabajar fuera del hogar por iniciativa propia.

    Los maestros que lucharon por la coeducación y que murieron por ello son tremendamente importantes, no quiero quitarles ningún mérito. Pero igual que ellos, aunque no tan conocidas, estan aquellas que decidieron resignarse, callar y, al final, hacer lo que creían lo correcto.

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