Entrevistas Música

Lori Meyers: «Mientras la industria musical lloraba a los artistas para rebajar sus sueldos, negociaba por detrás con las plataformas e internet»

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Antonio López Noni, Alejandro Méndez y Alfredo Núñez son los componentes del grupo granadino Lori Meyers. Un grupo que, tras veinte años de trayectoria, ha ido menguado su número de componentes hasta quedarse conformado con los tres pilares básicos y legales, «para evitar malos rollos al mezclar la amistad con trabajo».

Levantado el confinamiento quedamos en los Estudios Pimodán, casa de Noni y Anni B. Sweet, donde repasamos la trayectoria del grupo, su ruptura con Houston Party, las giras interminables y del peligro de los viajes en carretera. Como colofón y bajo la supervisión del omnipresente y juguetón Sr. Douglas, escuchamos en primicia un fragmento de un tema que acababan de grabar el día anterior, que nos hace levantar los pies del suelo desde el primer acorde.

¿Por qué un grupo de Loja, con influencias de Los Ángeles y de Los Brincos, acaba llamándose Lori Meyers?

Noni: Eso nos preguntamos nosotros, ¿por qué coño? (risas). Tiene su significado. Nosotros cuando empezamos a tocar éramos unos cuantos colegas. Estábamos Alfredo, Julián, un colega que se llamaba Luis y yo. Y luego otros amigos que eran Pepe, Alejandro, Sergio y Ramón, con los que compartíamos local de ensayo aunque éramos muy jovencitos. Alejandro lideraba su banda. Julián y yo la nuestra.

En esa época nos gustaba hacernos casetes con música de Pearl Jam, Rage Against the Machine, Dinosaur Jr. y NOFX, que nos gustaba mucho. Teníamos muchos tipos de música en las cintas, que escuchábamos una y otra vez. Entonces Luis, que era el guitarrista, nos comentó que le gustaba el nombre de la canción «Lori Meyers» para la banda. La primera vez que pensamos en cambiar el nombre fue cuando fuimos a firmar el primer contrato discográfico, pero ya todo el mundo nos conocía en Granada como los Lori, y pensamos «pa qué vamos a cambiarlo».

Alfredo: El nombre fue mutando, al principio era con y y apóstrofe entre la r y la s.

Noni: Bueno y no sabéis el lío en los pueblos al principio, nadie ponía el nombre bien, Lord Meyers… (Risas).

Alfredo: Luego también hubo técnicos que decían: ¿Y Lori cuando viene? ¿Dónde se sitúa en el escenario? (Risas).

Sois un grupo de colegas que con dieciocho años —2004—, ficháis por Houston Party. ¿Aún os acordáis del subidón del momento?

Noni: A nosotros quien nos descubre fue Jesús Ordovás. No teníamos disco y grabamos en los estudios de Radio 3 una maqueta con sus técnicos. Tenemos una foto con Jesús siendo muy jovencitos. Pero sí, aún guardo el mail de Houston Party.

Alejandro: Surgió de una forma totalmente inesperada. Noni trabajaba en el Ruido Rosa y nosotros siempre llevábamos las maquetas al bar, para escucharlas, porque sonaba muy bien la música en su equipo. Un día apareció allí Jaime, que es el jefe de Houston Party, y le preguntó a Noni: «Oye, ¿y este grupo qué es?». Y contestó: «Pues el grupo que tengo yo». Se quedó flipado.

Noni: A nosotros nos gustaba mucho el sello de Houston Party. Era un sello del que consumíamos casi todo lo que sacaban, porque lo que hacían principalmente era licenciar extranjeros de terceros, es decir, no eran el sello oficial de esos grupos, pero nos molaba mucho el catálogo que traían a España.

A primera hora yo ponía la música y las copas porque estaba solo. Llegó Jaime y se encontró que estaba poniendo toda la música de Houston Party, incluso creo que llegué poner un CD que venía en su revista. ¡Lo flipó! Venir a un puto bar de Graná y que estén poniendo todos los grupos de tu sello. Y claro, me preguntó: «¿Tenéis algo grabado?». Y le di la maqueta que tenía en bar. Él me dijo: «Yo no saco grupos españoles, solo traigo grupos extranjeros». A la semana recibimos un mail, diciéndonos que quería grabarnos el disco.

Alfredo: De hecho, hay una anécdota. Al día siguiente, escuchó la maqueta durante el viaje y llamó a Jota y dijo: «Oye, ¿quién coño es el grupo este que me está flipando? ¡No puedo parar de escuchar sus canciones!», y recuerdo que entonces Jota nos dijo «el de Houston está muy interesado».

Y grabasteis el disco…

Si, grabamos Viaje de estudios. Jota seguramente tuvo mucho que ver, porque él y Jaime eran muy amigos. Jota entonces nos estaba apadrinando. Al final grabamos en el estudio de Los Planetas, con Jota dando por culo por allí y Banin. Nos decían: «Sonáis a Los Planetas» y yo solo pensaba que si grabas en el estudio de Los Planetas, utilizas los instrumentos de Los Planetas y además el grupo es una de tus principales influencias, lo normal es que suenes a Los Planetas.

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Fuisteis apadrinados por Jota y por Antonio Arias. Todo un lujo.

Alejandro: Pues sí, la verdad. Nos metimos en el circuito musical granadino de la noche y de los bares. Salíamos por el bar Peatón, El Ruido Rosa, Planta Baja… Teníamos alrededor de dieciocho años y la verdad es que encajamos con ellos. Nos abrieron las puertas. En Granada siempre hay un punto de apoyo entre los músicos.

Noni: ¡Ese apoyo no lo había en los ochenta!

Antonio Arias nos comentó que en Granada sois como una familia y que «vivimos un poco el éxito de los demás como si se nos debiera a nosotros, a veces como propio y a veces como deuda».

Alejandro: Como si se debiera… ¡Qué arte! Hay mucha colaboración. Hay un ambiente en las que las bandas se apoyan, en las que las que están bien situadas ayudan en la medida que pueden a las que empiezan.

Noni: Nosotros llegamos muy jóvenes y nos vino muy bien su ayuda. Sabíamos que el mundo de la música es complicado. Nos han ayudado diciendo a la prensa «estos chavalillos molan», pero también nos han ayudado diciéndonos «tened cuidado con ese contrato». Hemos aprendido de su experiencia hasta que hemos podido desenvolvernos solos. La ayuda más valiosa durante todos estos años ha sido las conversaciones con ellos, el hablar de música, de inquietudes…

¿Cómo es el paso de fan a ídolo en el Ruido Rosa?

Noni: Poniendo copas (risas).

Vuestro disco Viaje de estudios resultó ser todo un revulsivo en la escena indie, ganando el premio Ojo Crítico de Radio Nacional. ¿Superó todas las expectativas de unos chavales recién llegados a Graná?

Alfredo: Totalmente. Éramos unos chavales que empezaban. Solo la mera posibilidad de grabar un disco era la hostia. Lo grabamos y gustó. Todos los premios que vinieron ese año fueron una revolución para nosotros. Tampoco nos lo creímos en ningún momento mucho, fue como muy natural.

¿Cómo fue la gira?

Noni: De la gira de Viaje de estudios me acuerdo muy poco (risas). Me acuerdo de las primeras carreteras, de los primeros cochazos. Muchas veces fuimos a Barcelona en coche, en un Citroen ZX.

Alfredo: Yo estaba currando, ellos terminando los estudios. No podíamos vivir de esto, obviamente.

Alejandro: En cierto modo yo me acuerdo más de las anécdotas de esas giras que de las nuevas en las que ya tenemos todo organizado.

Noni: Esa pila de conciertos en Santa Pola, llegabas todo jovencito, con las guitarras, nervioso, con ganas de tocar y te decían: «Bueno, luego nos vemos, a las 3.30 empieza el show» y nosotros: «¿A las 3.30?». «Si, aquí en Santa Pola están bebiendo carajillos hasta las 2.30, luego se van para las discotecas»… Salíamos a veces un jueves y volvíamos un domingo sin parar de currar. Nos quedábamos en casa martes y miércoles, y volvíamos a salir jueves.

Alfredo: Nos pateábamos España de punta a punta de jueves a domingo casi todas las semanas.

Escuché decir a Chenoa que unas de las cosas que más le gustaron cuando empezó a hacerse profesional fue el no tener que cargar el coche con los instrumentos.

Alejandro: A nosotros también (risas).

Noni: Tu padre se ha pegado horas de volante (señala a Ale).

Alejandro: A parte de mi padre que estaba desde el principio, cuando fichamos con Houston buscamos a un colega para que nos ayudara, pero no era profesional y al final nos tocó cargar y descargar también.

Noni: Nosotros trabajábamos el doble y el otro sacaba más dinero que nosotros. El venía con mogollón de dinero y nosotros con una mano adelante y otra atrás (risas).

Alfredo: La carga y descarga en esa época tampoco es que pesara mucho. Éramos jóvenes y teníamos una ilusión enorme por tocar.

Noni: Ahora, por ejemplo, lo primero que pillamos cuando vamos a un concierto, aunque sea un acústico, es a alguien que venga conduciendo y nos ayude con la carga, porque si a mí me toca cargar la guitarra lo más seguro es que me la deje en cualquier sitio.

Alfredo: En el segundo disco llevábamos un piano Rhodes que pesa una barbaridad. Es lo más pesado que hemos podido llevar

¿Qué repetiríais y qué no?

Alejandro: La ingenuidad y la ilusión que tienes al principio. Ahora, aunque seguimos yendo con mucha ilusión, ese punto de ingenuidad en el que todo te sorprende se pierde.

Noni: Si empezara de nuevo intentaría repetirlo todo calcao. Porque con las cosas buenas y malas, estamos en el momento donde queríamos estar. Si alguien nos hubiera dicho que íbamos a estar así dentro de veinte años nos hubiésemos vuelto gilipollas (risas).

Alfredo: La edad en la que empezamos fue fundamental. Si te toca con treinta y tantos, que ya has vivido, la forma de tirarte a la carretera es más complicada. Nosotros no pensábamos en tener dinero, en que iba a ser nuestro modo de vida. Era tirar palante y tocar, tocar y tocar.

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Al año siguiente grabáis Hostal Pimodán, donde tenéis el reto de demostrar que no sois flor de un día. ¿Cómo lo afrontasteis?

Veníamos de una gira agotadora y yo me había comprado un libro sobre Baudelaire y especialmente de un club que tenían en ese hotel, que se hacían llamar los Hashischins. Cogían una planta del hotel Pimodán, en la que se reunían a fumar opio y todo lo que se traía de la India, que entonces era lo más heavy. Me moló mucho ese concepto. Estábamos tan cansados de gira que necesitábamos parar. Nos encerramos por primera vez en una casa separada, en el estudio de Paco Loco, para componer con un productor extranjero —aunque Paco no quisiera, porque él siempre quiere manejar su estudio—. Pero nosotros empezábamos a estar de mal rollo…

¿Os costó separaros de las comparaciones con Los Planetas?

Alejandro: Creo que se fue separando poco a poco, a medida que fuimos sacando discos. Incluso la prensa cada vez nos preguntaba menos.

Noni: Hubo un artículo sobre el Pimodán, en una revista importante en Madrid, en la que nos llamaron «los nuevos Brincos», y ahí cortaron de raíz. No me acuerdo qué periodista fue, pero nos ayudó a separarnos. Hostal Pimodán era mucho más sesentero que Viaje de estudios, y en Granada se empezó a decir «oye, tienen algo de Los Ángeles». Ya éramos como más retro.

Vuestra relación con Houston Party no acabó bien…

Noni: No.

Alfredo Con el Pimodán empezó el mal rollo absoluto.

Noni: Hubo una movida muy gorda, porque nosotros ya estábamos teniendo muchos novios. Queríamos más libertad y un mánager. Pero Jaime lo llevaba todo, el sello, el management, el booking. Lo llevaba todo y barría para adentro. Nosotros nos sentíamos siempre encerrados y sabíamos que podíamos generar algo más, entonces dijimos: «Oye, vamos a dejar que se acerquen los novios, y vamos a hablar». Entonces se produjo un desencuentro porque él quería renovar. En plena grabación del disco, nosotros estábamos en la casa de Paco Loco y hubo un par de conversaciones entre Jaime y yo bastante subidas de tono. En una de ellas, Jaime nos amenaza con hablar con el productor y con no dejar que nos lleváramos el disco. Es decir, que estás grabando un disco y que te vas a ir sin él.

Alejandro: Entonces hubo una noche que amenazamos a Thom Monahan, aunque él sabía que no íbamos a hacer nada, pero se encontraba en la tesitura como productor al que pagaba la discográfica: «Si os doy el disco, no me pagan; os entiendo porque es vuestro, pero este tío me está diciendo que no os puedo dar un premix de todo lo que estamos grabando». Entonces hubo un momento apoteósico en esa grabación en el que le cogimos el portátil, nos vamos a la piscina y le decimos: «O nos das el disco o te quedas sin nada y nosotros lo grabamos en otro estudio». Hubo una tensión muy gorda, donde el pobre hombre se quedaría pensando que no vuelve a España en su vida (risas).

Alfredo: Al final no conseguimos llevarnos el disco. La primera vez que escuchamos las mezclas fue a través de Mondo Sonoro. Le había dado Houston Party cortes de sesenta segundos de las canciones para la prensa.

Guillotinadas, ¿no?

Noni: Sí, porque en las conversaciones que tuvimos yo le dije: «pues esto va a internet».

Alfredo: Hubo otra más con la portada. Estaba terminada por Vanesa y él pasó y sacó directamente otra portada. ¡Incluso cambió el orden de las canciones! De hecho la primera vez que escuché el disco fue cuando fui a ensayar a Loja y, nada más llegar, Ale me dijo: «El disco ya está en las tiendas». Esa fue la primera vez que escuchamos el disco entero, cuando ya había salido a la venta.

¿No pudisteis escuchar vuestro propio disco?

Alejandro: Entero no. Nos llegaban las canciones con un minuto porque en ese clima de tensión no había confianza entre ambas partes. Pensaban que lo íbamos a filtrar.

Alfredo: Hubo algunos meses de mucha tensión. Yo recuerdo que estaba por aquel entonces trabajando en Antequera y que cada vez que hablaba con ellos me moría de rabia.

Alejandro: Al final hubo una negociación en la que se pudo llegar a un acuerdo de mínimos. Y por fin pudimos irnos.

Al final os salisteis con la vuestra respecto a la portada…

Alfredo: Sí, cuando fichamos por Universal fue una de las cosas que aceptaron para agradecernos el cambio. Como palmaditas en la espalda (risas). Fue como venga, vamos a reeditar como vosotros queráis, con la portada que os guste, más luego añadimos caras B y rarezas de toda esa época. Prácticamente fue como la reedición del disco.

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¿No os dieron caña vuestros fans como les pasó a Los Planetas y a Lagartija por pasar de una indie a una multinacional?

Noni: Sí.

¿Os llamaron vendidos? ¿Comerciales?

Alejandro: Comerciales no, porque todavía el material era el mismo hasta el Pimodán. Pero ya con Cronolánea sí hubo un cambio de sonido, porque aunque nosotros seguíamos trabajando igual teníamos mejores presupuestos y producciones, por lo que todo cambia un poco. No porque busques ser más comercial, sino porque vas progresando tú en cuanto a producción de sonido. Y Cronolánea, si lo escuchas, suena mejor que el Pimodán. Ya es cuestión de gustos. Si te gustan más las producciones o no. Pero era lo que nosotros estábamos buscando, lo que salió. Incluso hay gente que no reconocía la voz de Noni porque estaba empezando a cantar de otra manera.

Noni: Porque había aprendido a cantar. ¡Se puede subir el tono! (risas).

Alfredo: Seguro que hubo críticas de la gente más talibana del indie, pero a nosotros la verdad es que nos ha ido muy bien con las multinacionales.

A veces no te vas a una multinacional, sino que te absorben, como le pasó a Lagartija Nick…

Noni: De hecho nosotros no entramos en Universal, sino en La Incubadora, que es el proyecto de Borja Prieto. Hubo un problema de dinero en Universal y tras la auditoría entraron nuevos presidentes. Como Universal no tenían muchos grupos de nuestro estilo, éramos los raros. Ellos estaban más centrados en Operación Triunfo.

En Cronolánea ya mostráis la madurez del grupo, llegando a ser nombrado por Mondo Sonoro como mejor disco del 2008 en español.

Noni: Ahora ya no les gustamos tanto.

Alejandro da el paso de cantar en algunas canciones en Cronolánea. ¿Cómo surge?

Noni: Creo que lo he contado alguna vez, pero no es muy conocido. Cronolánea era un disco en el que seguía o me iba de los Loris. Era un periodo en el que yo estaba un poco disperso. Tenía diecisiete canciones y Álex hizo tres. Tuvimos problemas con las grabaciones y Alfredo se iba con el percusionista con nocturnidad y alevosía a grabar por las noches (risas). Un día me llevé una caja entera de vino al cortijo. Las canciones iban tomando una forma muy chula porque los productores eran muy guays. Alejandro tenía canciones muy buenas que complementaban el disco, y si la canción es buena, no se puede quedar fuera por cuestión de ego.

Escuché decir a Lapido que él para saber si una canción era buena la metía en un cajón y dejaba pasar un tiempo. Si cuando la volvía a tocar no le daba vergüenza, era buena. ¿Cómo es vuestra forma de componer?

Noni: ¡Hostia qué bueno! Es que Jose Ignacio es así, muy metódico.

Alejandro: Él es más metódico. Nosotros somos más desordenados, más de chorrear ideas.

Noni: Es que ya hemos grabado de todas las formas: ensayando con la banda y luego grabar; maquetando en el ordenador, otras que te vienen hechas…

¿Durante el confinamiento habéis ensayado a distancia?

Noni: Alfredo y yo éramos vecinos y ni nos vimos. Hablábamos a través de una valla porque queríamos dar ejemplo a la vecina de al lado, que se pasaba el confinamiento por los cojones. Queríamos seguir trabajando porque Alfredo tenía su batería montada en su casa y Alejandro, que se acababa de mudar, ya tenía montado el estudio. A mí me estaban echando porque no me renovaron el alquiler, pero como no nos podíamos ir por el estado de alarma, decidimos aprovechar la sala de batería para intentar grabar dos canciones. Me puse a componer y cuando nos pudimos ver fue cuando empezamos a grabar las dos canciones en el estudio. Pero vamos, hemos estado haciendo alguna cosita, como «Siempre brilla el sol», que hicimos para Movistar, en formato acústico y que mandamos por pistas.

Por el camino habéis tenido algún cambio de integrantes…

Alejandro: Hay un núcleo central que viene de la época de finales de los noventa. Somos un grupo que intentamos hacer una familia con los componentes y los técnicos. Pero las relaciones dentro del grupo son como las relaciones personales, y se mezclan problemas de ego y dinero con estar tanto tiempo juntos. Por el grupo ha pasado un montón de gente y han salido por diversos motivos, pero amistad y trabajo a veces chocan. Por eso ahora el grupo busca gente más profesional y menos de amistad para evitar esos conflictos. También ha sido muy importante la creación de una empresa, una S. L., que no suena bien, pero una vez que pasas por el notario se delimitan muy bien las cosas y se evitan problemas.

Noni: Aunque fueran colegas, es que daba igual. Había problemas. A nosotros nos pasó en Cronolánea, que necesitábamos a alguien que se ocupara de las percusiones, pero luego hacemos «Cuando el destino nos alcance», que llevaba mogollón de sintetizadores. Tenemos que ir corriendo a por un teclista que nos pueda valer en una gira y que nos sirva para todo. ¡Y ahora qué le decimos al percusionista! ¿Y si hacemos un disco africano donde haya novecientos bongos y llevamos una orquesta cubana?… Hay que seguir el disco, la creatividad manda.

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Cuando el destino nos alcance es el disco que más críticas os trajo y posiblemente uno con el que más recursos contasteis, ya que participó Sebastián Krys, que trabajó con Shakira, Gloria Estefan, etc.

Noni: El tema de Sebastián es el siguiente. A Sebastián en realidad nadie lo conoce. Es un punki, un bajista de un grupo punk, y lo que le gusta es el rock. Pero él estudia y hace las prácticas de ingeniería en el estudio de Emilio Estefan y empieza a coger un catálogo de gente latina por lo que termina grabando a Shakira. Nosotros cuando lo conocimos no conocimos al productor de Shakira, sino a un tal Sebastián Krys, que era un poco punkarra y un poco heavy en el estudio, muy exigente. Hubo un momento en el que a un guitarra nuestro le quitó el instrumento y se la dio a Ale, como diciendo «no tenemos tiempo de perder, si no lo tienes claro, este sí lo tiene».

Alfredo: Nosotros lo conocimos a través de Universal. Al principio teníamos muchos prejuicios porque veníamos de Cronolánea de trabajar con Ken Coomer, batería de Wilco, que es un grupo que nos gusta mucho y era dar un paso a un tío que era más latino. Era la primera vez que trabajábamos con un productor hablando castellano, porque todos los demás discos habían sido con guiris y nuestro inglés no es muy fluido (risas), pero nos entendíamos.

Noni: A la tercera cerveza te entendían (risas).

Alfredo: Hicimos con él «Rumba en atmósfera cero», y cuando nos mandó la primera mezcla lo flipamos. ¡Era lo que buscábamos! Él siempre ha tenido mucho cariño al grupo y nunca percibió, digamos, la remuneración de lo que valía realmente su trabajo. Siempre lo hizo porque le gusta trabajar con nosotros. Nos cogimos mucho cariño, hasta tal punto que fue el único productor que vino desde Los Ángeles para vernos en el Wizink Center cuando grabamos el directo. Con Sebastián hemos aprendido muchísimo de producción, y aunque es verdad que el disco fue el más criticado, gracias a «Mi realidad» pudimos subir un peldaño.

Sin embargo, y a pesar de todos los palos, la revista Rolling Stone os dio el premio a la mejor gira en 2011.

Noni: Y a mejor canción.

Entonces quién llevaba la razón, ¿el público o la prensa?

Alfredo: Muchas veces la prensa y el público no van de la mano. Fíjate las críticas que tuvo el disco La leyenda del tiempo de Camarón.

Noni: Nosotros hicimos una revisión en la Joy, en la que eran cuatro discos, cuatro conciertos. Cada noche era un disco. Viaje de estudios hizo un sold out con dificultad. Sin embargo, Cuando el destino nos alcance se vendió todo en un día y a continuación Cronolánea. Pimodán por poco no se llenó. Es curioso que el disco más aclamado por los periodistas y críticos casi fue el que menos interesó. ¡Al menos podían haber venido los periodistas! (risas).

Alfredo: En esa época, el indie empieza a ser tendencia y nosotros somos parte capital. Del 2008-2010 somos cabeza de cartel de los principales festivales junto a otros grupos. Cuando la MTV emite en abierto en España, eligió «Mi realidad» como canción viral y llegó a muchísima gente. Hay medios que no pueden decirte «qué guay» porque van en contra de su línea editorial, pero poco a poco los prejuicios se quedaron aparte. La música es música y ya está.

¿Cómo lo veis ahora, pasados diez años?

Alejandro: Sigue siendo una canción que funciona muy bien en los festivales. ¡Algo haríamos bien! (risas).

Noni: En Cronolánea había gérmenes de ciertas cosas que luego se hicieron en el disco siguiente, pero que no se hicieron en Cronolánea porque el productor no nos dio la posibilidad. Sin embargo, Sebastián nos dijo: «Venga, vamos a probar», y empezamos a escuchar grupos que mezclaban electrónica con rock.

Con Impronta, volvéis con Sebastián y os ayuda Ricky Falkner. ¿Hay algún grupo nacional que no haya contado con su ayuda? ¿Qué es lo que aporta el made by Ricky?

Alejandro: Sabíamos que íbamos a repetir con Sebastián, pero queríamos ciertas cosas más spanish.

Noni: Ponerle un antagónico a Sebastián.

Ricky está metido en todos lados, es como Ferreiro… No hay colaboración sin Ferreiro y no hay producción sin Ricky.

Noni: El problema es cuando muchos grupos empiecen a pensar que suenan todos iguales y eso le puede dar problemas a Ricky. Tendrá que escoger. Lo que le pasa a Ricky es que él y su arreglista son muy buenos trabajando y además tiene una biblioteca de recursos enorme. Se entiende que muchos grupos nacionales lo llamen a él. Tiene muy buen gusto con la música.

Tras veinte años y multitud de canciones, ¿hay alguna que os dé un poco de vergüenza?

Noni: ¡Qué va, tío! No me da vergüenza, porque me da igual. No me da vergüenza de una cosa que hice cuando tenía la mente con eso, pensando en eso…

Ferreiro comentó que de su etapa de Los Piratas había alguna que era como cuando vuelves a tu casa y ves la foto de la primera comunión…

Alejandro: (Risas) Que piensas que quizás no te deberías haber puesto esa chaqueta.

Noni: ¡O el traje de marinero!

Alejandro: El pasado debes comprenderlo. Hay un lado racional que te dice: «lLo hubiese hecho de otra forma, sí, pero ya está hecho».

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En el disco 20 años, 21 canciones, vuestros amigos eligieron las canciones…

Noni: Sí, es un híbrido. También a algunos amigos le dijimos: «No se os olvide meter canciones de este disco», presionando (risas). A muchos les dejamos elegir, y a los que eran más amigos le decíamos: «Oye, ¿y no te gusta esta canción de este disco?».

Alejandro: Hay cosas que por su peso caen. De hecho, hay algunas canciones importantes de los Lori que no están. Los sencillos importantes están, porque si realmente coges a veinte personas, hay muchos que se daban hostias por pillar «Emborracharme», porque sabes que hay temas que van a salir.

Alfredo: La idea fue no hacer el típico Greatest hits. Era darle una vuelta de tuerca. Pensamos: «¿Por qué no elige las canciones gente que hemos ido conociendo de todas las disciplinas artísticas o no artísticas, como el padre de Ale?». Fue como darnos casi más un autohomenaje y conocer lo que significaban las canciones para ellos. Yo creo que la idea era chulísima, por eso el disco quedó muy guay.

Alejandro: Había fotos que no eran de archivo, eran antiguas de la primera época.

Y para guinda, llenasteis el Wizink Center, donde grabáis vuestro primer directo.

Alejandro: ¡Y tardamos un año en sacarlo a la calle! (risas).

Noni: Somos muy puntillosos.

Alejandro: Sabíamos que era muy importante para la carrera del grupo grabar un directo y se hizo con una buena producción.

Alfredo: Hay otro directo que ruló mucho, que fue en Benicasim. Lo grabó Televisión Española y suena muy bien. Me acuerdo que lo pusieron un 31 de diciembre después de las uvas y nos hizo mucha ilusión.

Cuando vas de cabeza de cartel y ponen tu nombre con letras grandes…

Noni: Lo bueno es que nosotros hemos pasado por todas las épocas y tamaño de letras… (risas). Eso nos lo hicieron en un programa de Cuatro en los que nos sacaban carteles y se veía la evolución del grupo.

Nacha Pop os hizo cambiar vuestro horario en el Natural Festival. ¿Errores de juventud? ¿Os ha vuelto a pasar?

Noni: ¡No me acordaba! ¿Era el que estaba al lado de la playa? Llegó Keane en helicóptero y con una furgoneta de la policía, porque estaba en el momento más álgido (risas).

Yo contaré que fui a veros y os encontré en la barra: «Nada, que Nacha Pop ha llegado tarde y nos han echado», me dijiste todo indignado.

Noni: Nos echaron hasta de los camerinos. Eran camerinos «calientes», uno entraba y otro salía (risas). En ese concierto, cuando salimos de tocar me encontré a Jesús Ordovás sentado. Me senté con él porque llevaba un montón de tiempo sin verlo y le digo: «Jesús, ¿qué pasa?». Y me contesta: «Aquí, viendo la vida pasar». Esa frase, esa, se me ha quedado para toda la vida.

Alfredo: ¡Fue un festival bastante ecléctico!

Noni: Hablando de festivales eclécticos… ¿Sabes cómo comenzó el Arenal Sound? Nosotros fuimos sustituyendo a Miguel Bosé (risas). Fue el día que descubrimos los camerinos más impolutos, casi de lujo (risas). ¿Os acordáis? Ese año tocaba Miguel Bosé, Simply Red y Maldita Nerea entre otros. Y al año siguiente: Iván Ferreiro y Lori Meyers. ¡Cambio radical! (risas). El promotor vio que le salía más barato y que iba más gente. Sobre todo más barato.

¿Cuándo os disteis cuenta de la dimensión que había tomado el proyecto, aparte de cuando ya no necesitáis a vuestros padres para que os lleve el coche?

Noni: Cuando te dan el primer cheque ¿no? (Risas).

Alfredo: Uff.

Noni: Cuando el público canta tus canciones es el momento en el que sabes que aquí pasa algo y que estamos haciéndolo bien. «Dilema» fue la primera canción que escuché cantar de forma masiva al público. Como has crecido tan poco a poco, el que va contigo no lo nota. Es como si te encuentras a alguien dos años después y te dice: «Estás más gordo», pero el que convive contigo no se ha dado cuenta. Pues eso pasa con los periodos de crecimiento, los festivales y demás. Una vez llegamos a la Sala Siroco y la gente empezó a cantar «Dilema». Nos metimos para adentro y dijimos: «Aquí está pasando algo». Esto ya no es salir a tocar, esto es que están cantando una canción tuya.

¿Cómo os ha tratado el público fuera de España?

Alejandro: Fuera de España, México es de lo que podemos hablar más. Fuimos al Centro Cultural Español, donde iban a tocar todos los grupos al principio y tuvimos una reunión con unos cuantos fans que a través de RRSS e internet conocían al grupo, y nos dimos cuenta de la diferencia entre el público mexicano y español. Ellos son mucho más efusivos.

Noni: Siempre nos preguntan en México, que por qué no habíamos ido antes, pero ¿cómo nos íbamos a imaginar que gustábamos fuera? Si nosotros estábamos asimilando aún que le gustáramos a alguno de por aquí (risas).

Casualmente llevas una gorra y unas zapatillas con símbolos mexicanos…

Noni: Sí, es verdad. Es un guiño a los mexicanos (risas).

Noni: Llegamos con la promo de los últimos discos y nos dice uno de la radio: «Aquí fuisteis canción de la semana con el Hostal Pimodán». No sabíamos nada de esto y quizás era tarde porque ya no eres una novedad, sino que eres un grupo posicionado en España. Es complicado México para la música, pero hay que entender que es la puerta de entrada en Latinoamérica, o eso dicen, aunque yo opino que no. Creo que si gustas en Bolivia, volverás a Bolivia, pero es verdad, que se empieza por México. Hemos comprobado que cuando un grupo ya está quemado de repetir tanta gira, festivales y demás, es bueno ir a México, a probar cosas nuevas. Es un soplo de aire fresco.

Y a lo mejor tocáis sin tanta presión porque no os conoce tanta gente.

Alejandro: Empiezas en sitios mucho más pequeños.

Noni: Fue una cura de humildad. Allí tienes que volver a coger los amplis, tienes que ayudar y no pasa nada.

Alejandro: Para crecer se utiliza mucho el rollo de unión entre bandas. Te asocias con una banda transoceánica. Nosotros hemos hecho amistad con Enjambre, que allí son como nosotros aquí. La idea es que cuando vienen nosotros compartimos cartel y al revés. Eso te permite tomar ciertos atajos, aunque a veces sea bueno volver a tocar para veinte personas.

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Victor Manuel comentó que los grupos de ahora no sabíais el dinero que habéis dejado de ganar con el cambio que se ha producido en la industria musical. ¿Podéis vivir de la música exclusivamente?

Noni: A nosotros siempre nos ha pasado lo mismo. Cuando empezamos a ser un grupo grande, la industria pegó el bajón. Lo que no te cuenta es que mientras la industria musical lloraba a los artistas para rebajarles el sueldo, estaban negociando por detrás con las plataformas e internet. ¡Los que hemos perdido hemos sido nosotros, ellos nunca han perdido! ¡Y ahora a quejarnos de las plataformas! Está complicado el tema. Tienes que evolucionar y respetar al usuario. Cuando te ponen un canon impositivo, el usuario se cabrea y empieza a pagarlo con todos. Hubo un montón de fallos y problemas en la SGAE, una SGAE que no funciona y en la que hay problemas de transparencia. Es necesario que podamos optar por una libre competencia de varias sociedades de autor.

Jota y tú os posicionasteis contra la SGAE.

Noni: Sí. Obtuvimos información cachondísima sobre todo el dinero que se ha hecho con la rueda. Pero con lo que tenemos ahora encima, es normal que esta información no sea relevante. Pero están saliendo noticias, y el que se quiera informar un poco comprobará cómo el negocio ha fracasado en la SGAE.

La crisis del COVID-19 está mostrando un poco las miserias de la industria musical…

Alfredo: Piensa que es la única que no ha hecho ERTE. Ellos no han parado de currar, porque se han apoderado de tanto artista que está constantemente sacando singles para plataformas. Han sabido coger las riendas del mercado. Y luego las grandes multinacionales lo que han hecho es comprar muchos catálogos. Por lo que al final, vendan más o menos, cuando casi todo es tuyo, hay negocio.

Los que peor lo están pasando son los técnicos, montadores, etc.

Alfredo: Ahí sí. La música en directo y los espectáculos en vivo son los que más están sufriendo la crisis.

¿Pensáis que va a cambiar la música en directo, que va haber un antes y un después?

Alejandro: Creo que cuando llegue la vacuna todo volverá a la normalidad. Espero que no se aprovechen los que mandan para reducir el aforo de los grandes eventos, aunque algunas de las medidas higiénicas se quedarán. Supongo que se complementará con el streaming.

Noni: Si algunas de las medidas de higiene se quedan, no está mal.

Alfredo: En México, cuando tocas en un sitio grande y cerrado, todo va numerado y con sillas, aunque la gente se levante. Es una forma de controlar las localidades. Quizás vayan por ahí las cosas para aforos grandes. Espero que los festivales sigan igual.

Noni, también eres productor en los Estudios Pimodán.

Noni: Soy semiproductor (risas). Yo me considero más ayudante de colegas que productor. Intento transmitir lo que he aprendido al haber grabado con diferentes productores. Además cuento con la ayuda de Anni y Doria. Me hace mucha ilusión por ejemplo, que grupos como Maga, del que yo soy muy fan, quiera que yo los produzca. El trabajo con Miguel y Javi fue muy guay. Nos tomamos nuestras cervezas y hablamos hacia dónde quiere ir Maga. También he trabajado en dos canciones de Los Niños Mutantes, y con otros grupos.

¿Cuál es el festival en el que más ilusión os ha hecho tocar?

Alfredo: Cuando éramos pequeños siempre decíamos que iríamos al Benicasim, pero nunca fuimos

Noni: Yo siempre decía de broma que iría la primera vez cuando fuese a tocar allí.

Alfredo: Y así fue. Recuerdo salir a tocar y que se me cayeran dos lagrimones. ¡Y eso que era en la carpa! Más tarde ya tocamos en el escenario principal. Hubo un festival en Murcia, en el que tocamos después de Suede y allí se produjo un antes y un después en la carrera de los Loris. Todo el mundo salió hablando de nosotros y los promotores empezaron a tomar más en cuenta a los grupos nacionales. Empezaron a darnos un trato como a los grupos internacionales.

Estaba un poco denostada la música nacional…

Alfredo: Nadie es profeta en su tierra. Eso pasaba hasta que se dieron cuenta.

Noni: Hubo festivales como el Contemporánea y el Sonorama que apostaron por la música nacional como cabeza de cartel. Nuestra última Plaza del Trigo fue apoteósica…

Lori Meyers para JD 7

Noni, me estoy dando cuenta que no llevas los zapatos puestos…

Noni: Chuck Berry decía que un tío tenía que salir al escenario con los zapatos puestos. Chuck no me gusta como músico, pero me encantan las polladas que decía. Es un poco como yo cuando digo tonterías, que tampoco tienen relevancia ni nada, pero te ríes (risas). Nosotros no hemos sido realmente muy estéticos. Generalmente hemos contado con la ayuda de amigos y de nuestras parejas, como casi todo el mundo. Últimamente a mí no me preocupa. Intento ir lo más cómodo y aún no sabemos cómo vamos a ir el año que viene, pero lo más seguro es que no vaya con látex o algo que me haga estar superincómodo (risas).

Nada de rollo Medina Azahara

Noni: (Risas) Nosotros compartíamos los técnicos con ellos, porque en Andalucía vamos rotando los técnicos y nos contaron una anécdota en la que Manuel —el cantante— se quedó atrapado en el baño y le tuvieron que llevar el micro para que cantara desde allí. ¡Ese grupo se merece ser grupo de culto! (risas). Además se han recorrido España entera un montón de veces. Una vez nos los encontramos en la gasolinera. Lo recuerdo porque íbamos estrenando furgoneta, de las primeras Vito que salían. Estaba muy guay. Ellos no llevaban una mala, pero la nuestra llamaba la atención. Y se quedaron mirando como diciendo: «Esto es calidad» (risas). Siempre lo hemos dicho: «Preferimos ganar doscientos euros menos, pero queremos ir cómodos». Nos pegamos muchas horas en la carretera y yo ya tengo dos trombos en las piernas. Es genético, pero el primero me dio en la furgo…

Mira Supersubmarina

Alfredo: Horroroso. Nosotros tuvimos un accidente bajando de Galicia, llegando a Despeñaperros. Reventó una rueda delantera por el peso. Íbamos sobados y nos despertamos por el golpe, con la boca llena de cristales. La suerte que tuvimos fue que el conductor que llevábamos era un conductor profesional y no volcó.

Alejandro: ¡Nos quedamos en la mediana con todos los cristales rotos!

Entonces igual de importante es que el conductor sea profesional como el resto del equipo…

Alfredo: Nosotros hemos hecho barbaridades: salir de noche tras un concierto, sin descansar. Son cosas que ahora lo piensas y joder, que imprudencia.

Noni: Lo de Supersubmarina nos afectó. Me acuerdo que Ani y yo teníamos que ir a ver a su familia a Fuengirola e íbamos a ochenta kilómetros por hora. ¡Asustados por la autovía! Fueron unos meses superchungos. Nos dimos cuenta a lo que estábamos expuestos y lo frágiles que somos.

Alfredo: Piensa que nuestro punto de partida es Granada y siempre ha sido de Despeñaperros para arriba o Murcia y Alicante. Para el que está en Madrid los viajes son más cortos, pero nosotros hemos tenido que ir a tocar a Vic y volvernos la misma noche porque al día siguiente nos íbamos a Melilla. Una locura.

Noni: El accidente de Supersubmarina ha sido la última tragedia que se ha cobrado la carretera. Suerte que están vivos. Muchos han pensado que la carrera se le ha truncado, pero para nosotros lo importante es que están vivos, que podemos hablar con ellos y que cuando se recuperen podrán seguir con la música. Son muy amigos nuestros. Nosotros fuimos a ver al Chino varias veces a Madrid para intentar darle ánimos.

Tuvieron un despegue muy rápido…

Noni: Eso ya se veía. Ellos tocan bien y tienen unas composiciones muy chulas. Además el Chino tiene una capacidad vocal muy guay. Ya desde los primeros bolos se vio que se manejaban rápido en las salas y en los festivales.

Sidonie cuenta la anécdota de que Supersubmarina estaban de teloneros suyos, no los conocían,  y casi se llevan el concierto. Y desde entonces los defiende a capa y espada.

Noni: ¡Nos pasaron a todos los grupos indies! ¡Son unos fenómenos! Yo soy positivo y quiero pensar que se van a mejorar y que todo va salir para adelante. No quiero pensar de otra manera.

Alfredo: Su inicio es parecido al nuestro. Son amigos de un pueblo, a los que les encanta la música. Han vivido en Graná. Por eso siempre hemos tenido muy buena relación.

Noni: Nosotros siempre hemos tenido muy buena relación. Nuestro camerino era híbrido. A la una de la mañana estábamos metidos Supersubmarina, Iván Ferreiro

Alfredo: El camerino de los Loris siempre ha sido un imán para el resto de grupos.

Noni: Tiene un truco. ¡Pedimos mucha más cerveza que el resto! (risas).

Durante el confinamiento hay músicos que han dado conciertos online y los hay que han dicho que no, y se han dedicado a escuchar discos antiguos, como Iván Ferreiro.

Alejandro: Nosotros hemos intentado estar ahí, pero éramos conscientes de que tampoco podíamos malvender el grupo en Instagram. Puedes hacer algún concierto online para animar a los fans porque era un momento difícil, pero regalarle tanto contenido a dos gigantes como son Instagram o Facebook, como que no.

Noni: Pero no solo es por eso, hubo mails desde editoriales y demás en los que nos decían que aprovecháramos el tráfico de internet. Nosotros lo que hicimos para nuestros fans fue una tarde en Instagram, y ¡sonó como el culo! Además, la gente está mirando más que tienes atrás en el cuarto de tu casa que a ti. Solo lo hicimos una vez, pero puedo entender a otros artistas, como Anni por ejemplo, que se quedó con doce conciertos con las entradas vendidas. Ella sí ha sido más activa, porque es una forma de compensar a su gente que no ha podido ir a verla.

Alfredo: Una cosa es acercarte a tus fans para darle ánimos por la situación, pero otra es tener la obligación de entretener a la gente y además gratis. Aplaudiendo a la ocho de la tarde y con la canción de «Resistiré». Esa ha sido la pedagogía que se nos ha intentado inculcar. A mí me parece ridículo, pero bueno.

Para el Ministerio de Cultura habéis sido el patito feo, ¿no?

Noni: Si sale tu ministro de Cultura y dice lo que dice en plena pandemia, no nos representa. Luego reculó, pero no nos sirve porque seguramente lo hizo porque alguien se lo dijo. Yo creo que los artistas fuimos los primeros que lo entendimos. También entiendo que hubo muchos otros que intentaran entretener a la gente en un momento muy complicado. Todo tiene su lado positivo y negativo.

Alejandro: Cada uno ha tomado una decisión personal respecto a cómo llevarlo y también en función de la situación por la que pase el grupo.

Hay gente que ha sacado singles durante el confinamiento.

Noni: Un montón de gente. Hubo gente como los Mutantes, que les pilló con el disco recién terminado. ¿Y ahora qué haces?

Alejandro: Yo lo que veo más criticable es la sobreexposición de contenido en la red. Me parece malvender tu trabajo. Regalarlo.

Noni: A mí me resulta muy raro hablar de confinamiento y ¡canción de confinamiento! ¿Esto que es? ¿Hacer canciones o magdalenas? Porque a mí las canciones me salen muy de vez en cuando. Yo necesito estar aburrido para componer.

Hay artistas a los que no le ha venido bien porque se han bloqueado, aunque tuvieran todo el tiempo libre.

Noni: Yo poniendo el telediario para ver dónde puedes salir con el perro, cuántos metros… Estaba bloqueado. He hablado con otros amigos como Antonio Arias, Jose Ignacio Lapido y todos estábamos igual. Más pendientes de lo que podíamos hacer que de componer.

Lori Meyers para JD 8

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4 Comentarios

  1. Entretenida entrevista.

    No tenía ni idea que Thom Monahan, lider de los acojonantes Monsterland (wena mandanga powerpopera noventera) había estado en España produciendo. Qué pequeño es el mundo.

  2. Una entrevista buenisima, extensa y sin cortapisas. Tocando varios temas y trasladandonos a lo que fue, al parecer, una charla entre amigos. ¡Enhorabuena!!

  3. Lemmy Jimenez

    Siempre me habéis caído muy bien, aunque nuestros gustos musicales no siempre coincidan… también es cierto que normalmente nos hemos visto con nocturnidad y alevosía… lo cierto es que esta entrevista da medida de vuestra honestidad y saber estar.
    Saber estar en el sitio que os corresponde, claro. Os lo habéis currado. Enhorabuena.

  4. Pingback: Guille Milkyway: «Mi obra artística siempre la he ubicado en una grabación y no le he dado tanta importancia a la ejecución» - Jot Down Cultural Magazine

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