Opinión Terraza Slănic

Marcel Gascón: Modern Talking contra la tradición

La señora Elena vivía en el pueblo rumano de Ghermanesti y tenía una hija casada en Castellón. Mi padre conocía al marido de su hija, y por esta conexión Elena me buscó piso en Bucarest y se invistió en el papel de madre a mi primera llegada a los Balcanes en 2006. Muchos domingos de aquel curso fui a comer a su casa de Ghermanesti. Como ni ella ni su marido hablaban español o inglés, aprendí rumano sentado a la mesa o de pie en la cocina. Además conocí de primera mano la cocina popular del país, y recibí allí un calor maternal que le dio a mi año de erasmus en Rumanía profundidad y sensación de permanencia.
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Muy de mañana, a menudo habiendo dormido poco, salía de casa y caminaba hasta la Plaza Romana para tomar de allí el autobús al aeropuerto. Junto al recinto del aeropuerto, rodeado de rostros curtidos bajo gorros calados, esperaba el maxitaxi —así llaman los rumanos a los minibuses— sobre la nieve y antes de que llegara compraba un ejemplar de Libertatea para Elena, pues en Ghermanesti no vendían prensa. Libertatea es el The Sun rumano. Elena lo quería porque traía cupones que daban opción a premios millonarios, y con una sonrisa irónica y maliciosa leía los líos de las famosas más picantes y escandalosas.
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Pero antes de que llegara a manos de Elena, Libertatea me servía para hacer más llevaderos los cuarenta minutos de conducción suicida que tenía de Bucarest a Ghermanesti. Empotrado junto a la ventana por el resto de pasajeros pasaba divertido por las chicas en topless sobre sábanas estampadas en leopardo, las historias de infidelidades o las caídas de antiguos triunfadores que comen de la basura y duermen en los parques. Y entre montones de basura aparecía algún domingo una historia bonita.
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Como aquella de la vida del que fuera futbolista del Steaua y el Burgos Gabi Balint. Balint coincidió con Gica Hagi, que después jugaría en el Madrid y el Barça, y Miodrag Belodedici, que lo haría en Valencia y Valladolid, en el mítico Steaua del tardoceausismo, que en 1989 fue barrido por el Milan de Sachi (4-0) la final de la Copa de Europa en el Camp Nou. Bali, Hagi y Belo eran tres jugadores de otro fútbol, tímidos, sencillos y retraídos. Se hicieron enseguida grandes amigos, y aprovechando su papel protagonista en el Steaua y la selección consiguieron que los entrenadores hicieran una excepción a las habitaciones dobles habituales y les dejaran alojarse los tres juntos. En una foto de aquel mundial del 94 en el que vestidos de amarillo sedujeron al mundo se les ve posar en camiseta y pantalón corto junto a Valentín Ceausescu, hijo mayor de Nicolae, ex-presidente del Steaua y hombre ajeno a los excesos de la corte muy vinculado al mundo del fútbol. Tienen expresión de campesinos felices y admirados, la sonrisa genuina del niño sin prejuicios que descubre y disfruta sin preguntar.
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Contaba aquel domingo Libertatea que sólo la música rompía la armonía del trío. Filoserbio de la región fronteriza del Bánato que en el 91 se proclamó campeón de Europa con el Estrella Roja de Belgrado, Belo escuchaba sin parar música popular serbia en el vetusto caset que los tres compartían en las concentraciones. Hagi, que es hijo de la minoría macedonia escampada por los Balcanes, recurría a la música tradicional de su pueblo para matar la nostalgia de casa. «Sólo gritos y quejidos resonaban en nuestra habitación», rememoraba Balint en el diario el sentimentalismo de las canciones macedonias. Y frente a la tradición Balint, el moderno del grupo, que cuando no podía más cambiaba de cinta y ponía Modern Talking.

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2 Comentarios

  1. Pero Balint está bien ¿No? ¿ o es ídolo caído?

    Lo recuerdo como un gran jugador.

  2. Marcel Gascón

    Entrena a la selección de Moldavia. Es un futbolista atípico, de esos de los que dicen que si es gay. No lo conozco mucho, pero parece un tipo inteligente y original. Le gustan las motos, es harleyro. Me cae muy bien, Balint. Aquí su site: http://www.gabibalint.ro/index_2.html, en las fotos, mira DIVERSE: ahí sale la foto con Hagi, Belo y V. Ceausescu. Hay grandes fotos.

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