
Informándole de los sucesos de sus viajes anteriores le manifiesta su deseo de presentarse a su santidad, y le suplica mande ir con él religiosos para predicar el evangelio, pues iba a emprender un nuevo viaje.
febrero de 1502
Beatissimo Pater: Después de acometer esta empresa y de ir a descubrir las Indias, fue mi voluntad ir personalmente a Vuestra Santidad con la relación de todo: nació en ese tiempo adversidad entre el Rey de Portugal y el Rey y la Reina, mis señores, diciendo el Rey de Portugal que también quería ir a descubrir y ganar tierras en aquel camino y en aquellas partes.
El Rey y la Reina, mis señores, me enviaron de nuevo aprisa a la empresa para descubrir y ganar todo, así que no pude hacer efectiva mi visita a Vuestra Santidad. Descubrí este camino, y gané mil cuatrocientas islas, y trescientas treinta y tres leguas de la tierra firme de Asia, sin otras islas famosísimas y grandes al oriente de la isla Española, en la cual yo hice asiento, y la cual bojé ochocientas leguas de cuatro millas cada una. Está muy poblada, y allí hice tributaria en poco tiempo a la gente para el Rey y la Reina, mis Señores. En ella hay minas de todos los metales, en especial de oro y cobre: hay brasil, sándalos, aloes y otras muchas especias, y hay encenso, que sale del árbol de mirabolanos. Esta isla es Tarsis, es Cethia, es Ofir y Ophaz y Cipanga, y nosotros la hemos llamado Española. En este viaje navegué tanto al occidente que cuando en la noche se ponía el sol en Cádiz faltaban dos horas para que amaneciera, de manera que yo anduve diez líneas del otro hemisferio, y no pude errar, porque hubo entonces eclipses de luna en catorce de septiembre. Después fue necesario venir a España aprisa, y dejé allá dos hermanos con mucha gente en mucha necesidad y peligro.
Volví a ellos con remedios y navegué hacia el austro, donde encontré tierras infinitas y el agua de la mar dulce. Creí y creo aquello que creyeron y creen tantos santos y sabios teólogos: que allí en la comarca está el Paraíso terrenal. La necesidad en que yo había dejado a mis hermanos y a aquella gente fue la causa de que yo no me detuviese a explorar más esas partes, y volviese a ellos. Allí hallé grandísima pesquería de perlas, y en la isla Española la mitad de la gente alzada vagamundeando, y donde yo pensaba que habría sosiego no dejó la muerte de estar abrazada a mí ni una hora, y refresqué peligro y trabajos. Gozaría mi ánima y descansaría si ahora en fin pudiera venir a Vuestra Santidad con mi escritura, la cual tengo para ello que es en la forma de los Comentarios y uso de César, en que he proseguido desde el primer día hasta ahora que yo haya de hacer en nombre de la Santa Trinidad viaje nuevo, que será para la gloria y honra de la Santa Religión Cristiana, razón que me sosiega y hace que yo no tema peligros ni me lamente por las fatigas y muertes que en esta empresa he pasado, con tan poco agradecimiento del mundo. Yo espero de aquel eterno Dios la victoria de esto como de todo lo pasado. Y cierto, sin ninguna duda, después de volver aquí no descansaré hasta que venga a Vuestra Santidad con la palabra y escritura del todo, el cual es magnánimo y ferviente en la honra y acrecentamiento de la Santa Fe Cristiana.
Borja Papa
Alejandro VI (Xàtiva c.1431-Roma 1503) fue papa de la Iglesia católica entre 1492 y 1503. Nacido en el seno de una importante familia de la nobleza que participó de forma destacada en la conquista cristiana del Reino de Valencia a los musulmanes, y sobrino de Alfonso Borja, el obispo de Valencia que llegó a ser proclamado papa bajo el nombre de Calixto III, Roderic de Borja, el papa Alejandro VI, fue también conocido popularmente como Borja Papa.
Al saber del conflicto entre los Reyes de las Españas y el de Portugal por el control del comercio y la colonización de los territorios descubiertos, Alejandro VI intervino. Había un acuerdo, que parecía claro desde la firma del Tratado de Alcáçovas en 1479, que establecía que la corona de Portugal, a cambio de ceder las islas Canarias a Isabel y Fernando, tendría el monopolio del comercio en África. Cualquier descubrimiento al sureste de las Canarias sería para Portugal.
Cuando Colón descubrió las Indias, el Rey de Portugal, Juan II, reclamó los territorios. Como respuesta, el papa decretó que los nuevos territorios estarían bajo dominio de Castilla y fijó una línea pisoria de norte a sur a unas 350 millas al oeste de Cabo Verde. De este modo, Alejandro VI afirmó que todas las tierras descubiertas o por descubrir al oeste de esa línea pertenecerían a España. Los monarcas españoles, deseosos de alcanzar un acuerdo razonable, desplazaron la línea unas 920 millas más, en el tratado de Tordesillas firmado en 1494.
El Papa tenía una estrecha relación con Isabel y Fernando desde que autorizó su matrimonio pese a que eran primos segundos. Fernando le correspondió dejándole acaparar cargos eclesiásticos que le facilitaron su ascenso hasta llegar a ser papa al tiempo que otorgó favores a sus hijos, entre otros el ducado de Gandía y el arzobispado de Valencia.
Ahora, Beatíssimo Pater, suplico a Vuestra Santidad que, para mi consolación y por otros aspectos que tocan a esta tan santa y noble empresa, me de la ayuda de algunos sacerdotes y religiosos que para ello conozco que son idóneos y por su Breve mande a todos los superiores de cualquier Orden de San Benito, de Cartuja, de San Jerónimo, de menores y mendicantes que pueda yo, o quien mi poder tuviera, escoger de ellos hasta seis, los cuales negocien donde quiera que sea menester en esta santa empresa, porque yo espero pulgar el Santo Nombre y Evangelio de Nuestro Señor en el universo. Así que los superiores de estos religiosos que yo escogeré de cualquier casa o monasterio de las órdenes nombradas, o por nombrar, cualquiera que sea, que no les impidan ni pongan contradicción por privilegios que tengan, ni por otra causa alguna, sino que les apremien a ello y ayuden y socorran cuanto puedan, y ellos tengan por bien de trabajar y obedecer en tan santa y católica negociación y empresa, para lo cual ruego eso mismo a Vuestra Santidad de dispensar con dichos religiosos in administratione spiritualium non obstantibus quibuscumque, etc. Concediéndoles además que siempre que quieran puedan volver a su monasterio y sean recibidos y bien tratados, como antes o mejor si sus obras lo demandan. Grandísima merced recibiré de Vuestra Santidad, y quedaré muy consolado y será gran provecho para la religión cristiana.
Esta empresa se tomó con fin de gastar lo que de ella hubiese en amparo de la Casa Santa a la Santa Iglesia. Después de ir, y visitar la tierra, escribí al Rey y a la Reina mis Señores, que hace siete años yo le pagaría cincuenta mil de pie y cinco mil de caballo en la conquista de ella, y hace cinco años otros cincuenta mil de pie y otros cinco mil de caballo, que serían diez mil de caballo y cien mil de pie para esto. Nuestro Señor muy bien demostró que yo cumpliría por experiencia y que podía dar este año a SS.AA. ciento veinte quintales de oro y la certeza de que sería así otro tanto al término de los otros cinco años. Satanás ha destorbado todo esto, y con sus fuerzas ha puesto esto en término para que no haya efecto ni el uno ni el otro si Nuestro Señor no lo ataja. La gobernación de todo esto me habían dado perpetua; ahora con furor fui sacado de ella: por muy cierto se ve que fue malicia del enemigo, y por que no venga a luz tan santo propósito. De todo esto será mejor que deje de hablar antes que hacerlo de forma escueta.
El tercer viaje de Colón
Así como en la segunda expedición hubo muchos voluntarios interesados en participar, para el tercer viaje solo se pudieron reclutar 226 tripulantes de los 330 previstos, y se usaron seis navíos. Había otras expediciones, pues los reyes habían concedido licencias a particulares para hacer viajes, y la popularidad de Colón era menor.
El tercer viaje se proyectó como de rescate y descubrimiento. Mientras disponía el viaje, Colón mandó dos carabelas bajo las órdenes de Pero Hernández Coronel para enviar refuerzos a su hermano. Realizado el camino a las Indias a través del Atlántico, el marino Alonso Pérez avistó tierra: habían llegado a la isla de Trinidad, al norte de la actual Venezuela. Este fue el viaje en el que descubrieron el continente sudamericano y, en cuanto a la situación administrativa, se crearon los primeros repartos de tierras entre indios y colonos.
Cartas renovadas de Cristóbal Colón
Esta carta forma parte de la recopilación de Cartas renovadasde Cristóbal Colón, publicado por la editorial West Indies Publishing Company
1. Insulis Nuper Inventis – La carta robada de Colón
2. Carta de Cristóbal Colón a Pedro Margarite
3. Carta perdida de Cristóbal Colón a los Reyes dando cuenta de su segundo viaje a las Indias
4. Carta de Colón a los Reyes acerca de la Española y otras islas
5. Cartas desde la Española
6. Carta a Francisco Roldán
7. Carta a los Reyes Católicos sobre el alzamiento de Francisco Roldán
8. Carta a su Santidad informándole de los sucesos de sus viajes anteriores
9. Carta de Colón a su hijo Diego al emprender el cuarto viaje
10. Carta de Colón a los Reyes mediante la que se les notifica cuanto le ha ocurrido en el cuarto viaje
11. Carta del Almirante Cristóbal Colón pidiendo al Rey Católico nombre a su hijo D. Diego para sucederle en la administración de las Indias.
12. Cronología de la vida de Cristóbal Colón