Manuel Jabois: Sementar

El volumen, la movilidad de los espermatozoides y su concentración fueron los tres ejes sobre los que se asentó hace tres años la victoria más decisiva que Galicia ha logrado en su Historia. Los gallegos tenemos, según un estudio, el mejor semen de España: ¡y qué callados estábamos todos! Desde entonces nos persigue una suerte de responsabilidad histórica y no hay momento en el que la ciencia no aproveche para recordarlo, como si estuviésemos haciendo dejación de funciones; como si el pueblo, en un ejercicio de abstención, se estuviese entregando a la gayola fina tomando nota de los ganaderos que en guerra con el Gobierno vuelcan la leche en las carreteras. Para un país que arrastra un retraso tan formidable que hasta el BNG pidió, por favor, que el reloj se atrasara también una hora para ir pillando el ritmo, estos estudios de exaltación de nuestro semen mitigan, al menos en parte, el autoodio. Lo que deberíamos hacer en las ferias es venderlo con los quesos de Arzúa y los pimientos de Padrón, y repoblar dignamente España. O exportarlo nosotros mismos a Brasil, como ya se exporta el de la raza rubia gallega para mezclarlo con el ganado de allí. Aquí se está levantando orgullosamente un pueblo deficitario en comunicaciones, puestos de trabajo y sueldos, pero puntero en marisco, albariño, cocaína y semen. No somos una nación: somos una orgía. En perspectiva turística el target es poderoso, casi poético. Pronto llegarán a Babilonia en procesión, como ardientes cayucos, esos autobuses de solteras que circulan sin chófer por las carreteras de Castilla.

Podrán robarnos los códices, pero jamás podrán arrebatarnos la eyaculación.