Arte y Letras Literatura

Vine a Comala y otras veinte promesas: los mejores inicios de novelas

Rulfo
Juan Rulfo (foto: Manuel Álvarez Bravo)

Esto que ahora mismo está usted leyendo, la palabra que justamente ahora está leyendo y que colocada ordenadamente entre las demás forma esta frase, la pausa que acaba de hacer en esa última coma y todo el recorrido de letras que sus ojos están siguiendo en este mismo instante hasta esta otra, es el último párrafo que he escrito de este artículo.

Lógicamente —continúo—, ahora tendré que reformar un poco los siguientes para adaptarlos al anterior. Su comprensión lectora, al fin y al cabo, suele exigir un mínimo de coherencia. Faltaría más.

No es infrecuente. Salvo que uno tenga realmente claro cómo va a contar lo que va a contar, la redacción de un texto no acostumbra a ser un viaje en línea recta desde la primera hasta la última palabra. Sota, caballo y rey. Normalmente hay que volver atrás en repetidas ocasiones, cambiar de dirección a veces, tomar desvíos imprevistos e incluso desandar, como yo he hecho, el primer tramo del camino.

Imagínense las dimensiones del caos imperante si en lugar de un breve artículo para Jot Down se tratase de toda una novela…

Como he dicho, en el orden al escribir influye más el cómo que el qué. Sin el segundo no hay historia, pero de la mayor o menor seguridad que uno tenga en cómo la va a desarrollar dependerá lo estructurada o desestructurada que será su construcción. Se pueden ustedes figurar, por lo tanto, cuántas veces lamentará un novelista en su labor la pobre evolución de un personaje, la aparente confusión de la trama, la disipación de la intensidad narrativa a lo largo de las páginas… Terminar una novela implica hacer y deshacer, corregir, revisar, añadir y eliminar. Es difícil —quizá imposible— ajustarse sin fisuras a la idea original, y por eso no es sino hasta el final de todo el trayecto, observándola en conjunto, cuando la obra adquiere por fin una forma bien definida. No parece desacertado, pues, que el inicio de una novela sea en tantas ocasiones la última de las piezas del puzle en ser encajada, ya que exige que el escritor esté seguro de cómo ha contado lo que quería contar.

El primer párrafo, la primera frase de una novela, es una promesa. Es un compromiso adquirido con el lector del que el autor no debe apartarse. Nos dice quién será el narrador, qué ritmo tendrá el relato, cuál será su tono y su estilo. Es un patrón al que debe adecuarse el texto que le sigue, lo que explica que sea escrito —o reescrito— al final.

Puede ser indicio de genialidad o evidencia irrefutable de torpeza. Una novela no tiene por qué ser buena solo porque su inicio lo sea, pero será infaliblemente mala si el modo en que comienza también lo es. Apenas unas cuantas palabras bastan, generalmente, para saber qué tenemos delante y de qué es capaz su autor.

De ordinario, lo primero en lo que uno suele fijarse cuando cae en sus manos un libro que no ha leído es en sus solapas o en su contraportada, buscando información sobre el autor o la propia novela —si le son desconocidos—. Posteriormente es común leer en diagonal alguna página al azar, iniciándose un primer juicio sobre la calidad del texto que siempre culmina con el examen del primer párrafo. Del incipit. Esa es la prueba definitiva. La que decide, a fin de cuentas, si continuaremos leyendo o no.

Porque el inicio de una novela, además de ser la parte que mejor representa al todo y la pista más fiable sobre su calidad, es —o debería ser— el más eficaz de todos los cebos. Qué motivo más poderoso para enfrascarse en una lectura puede haber que un párrafo inaugural o una primera frase brillantes, inesperados, desconcertantes. “Le cruzaba la cara una cicatriz rencorosa: un arco ceniciento y casi perfecto que de un lado ajaba la sien y del otro el pómulo. Su nombre verdadero no importa; todos en Tacuarembó le decían el Inglés de La Colorada”. ¿Cómo detenerse ahí? Igualmente, no hay síntoma más indicativo —y por lo tanto disuasorio— de pobreza literaria en una obra que carecer de una forma digna de empezar.

Qué ingredientes hacen de un triste párrafo o una simple frase un buen inicio para una novela es algo que, sin embargo, es muy difícil de valorar. En primer lugar porque, como alguna vez he explicado, en el juicio de la obra artística interviene inevitablemente el gusto personal, que siempre es subjetivo e impide la ecuanimidad en el fallo. Y en segundo lugar porque dudo mucho que existan recetas milagrosas, de esas que prometen el verde si uno mezcla el amarillo y el azul.

No obstante y afortunadamente para nosotros, en el comienzo de todo, Dios creó el cielo, la tierra y la estadística. Qué inicios de novela considere yo mejores es irrelevante, pero cuáles ha destacado la mayoría es algo que no queda otro remedio que aceptar, estemos más o menos de acuerdo. Cosas de la democracia… He aquí algunos de los más célebres:

(Normalmente, en este tipo de listas —ya se trate de discos, películas o incluso novelas— suele acompañarse cada entrada con un breve comentario o descripción. Opino que en este caso sería un error imperdonable; cualquier texto añadido explicando el porqué de la trascendencia de cada íncipit sería superfluo, y solo serviría para ensuciar tan excelente ejemplo de literatura).

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta”.

Lolita, Vladimir Nabokov.

Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: ‘Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias’. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer”.

El extranjero, Albert Camus.

Durante mucho tiempo, me acosté temprano”.

En busca del tiempo perdido, Marcel Proust.

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo”.

Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.

Ilsebill volvió a salar”.

El rodaballo, Günter Grass.

Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa”.

Orgullo y prejuicio, Jane Austen.

Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.

La metamorfosis, Franz Kafka.

Nació con el don de la risa, y la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese fue todo su patrimonio”.

Scaramouche, Rafael Sabatini.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.

Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.

Llamadme Ismael”.

Moby-Dick, Herman Melville.

Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”.

El túnel, Ernesto Sabato.

Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no me apetece contarles nada de eso”.

El guardián entre el centeno, J.D. Salinger.

El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”.

Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez.

Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero”.

Si una noche de invierno un viajero, Italo Calvino.

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.

Historia de dos ciudades, Charles Dickens.

Soy un hombre invisible”.

El hombre invisible, Ralph Ellison.

Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.

Ana Karenina, León Tolstói.

Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece”.

1984, George Orwell.

Desde la puerta de La Crónica, Santiago mira la avenida Tacna sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?”.

Conversación en La Catedral, Mario Vargas Llosa.

Las cosas podían haber acaecido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”.

El camino, Miguel Delibes.

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”.

Pedro Páramo, Juan Rulfo.

Debido a su traducción al castellano, algunos ejemplos han perdido fuerza. Otros, sonoridad. Es el caso de Historia de dos ciudades —“It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness, it was the epoch of belief, it was the epoch of incredulity, it was the season of Light, it was the season of Darkness, it was the spring of hope, it was the winter of despair”— o de Lolita —“Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo. Lee. Ta”—, pero a pesar de ello siguen siendo perfectos merecedores de figurar en esta lista, en la que no están todos los que son, pero sí son todos los que están.

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236 Comentarios

  1. «El hombre de negro huía a través del desierto y el Pistolero iba en pos de él»

    La Torre Oscura I (Invocación) – Stephen King

    • Genial La Torre Oscura!

    • Me uno a la Torre oscura y sumo uno más:

      «Cierta noche me encontraba sentado en la cama de la habitación de la pensión de Bunker Hill en que me hospedaba, en el centro mismo de Los Ángeles. Era una noche de importancia vital para mí, ya que tenía que tomar una decisión relativa a la pensión. O pagaba o me iba: es lo que decía la nota, la nota que la dueña me había deslizado por debajo de la puerta. Un problema relevante, merecedor de una atención enorme. Lo resolví apagando la luz y echándome a dormir».
      Pregúntale al Polvo (1939), de John Fante

    • Miquel Àngel

      King no es digno de ser nombrado por la intelectualidad porque es un zafio creador de best-sellers mainstream y no puede molar.

      A mi me fascinan muchos de sus libros, pero claro mola más poner a Delibes o a Ellison con su ¿magistral? soy un hombre invisible.

    • Me sumo y menciono, sin citar, el comienzo de Matadero 5 de Vonnegut.

      • Es que aquí han cometido el error de acotar demasiado la cita. El inicio, sobre todo si conoces el contexto de la obra (el racismo en EUA), es magistral:

        «Soy un hombre invisible. No, no soy uno de aquellos trasgos que atormentaban a Edgar Alan Poe, ni tampoco uno de esos ectoplasmas de las películas de Hollywood. Soy un hombre real, de carne y hueso, con músculos y humores, e incluso cabe afirmar que poseo una mente. Sabed que si soy invisible ello se debe, tan sólo, a que la gente se niega a verme. Cuantos se acercan a mí únicamente ven lo que me rodea, o inventos de su imaginación. Lo ven todo, cualquier cosa, menos mi persona.
        La invisibilidad a que me refiero halla su razón de ser en el especial modo de mirar de aquellos con quienes trato. Es el resultado de su mirada mental, de esa mirada con la que ven la realidad, mediante el auxilio de los ojos»

        Por cierto, otra a la que le fascina King!

    • Vine a buscar si estaba éste, y me lo encuentro en el primer comentario :)

  2. La traducción también resta mucho valor, en mi opinión, al inicio de L’étranger de Camus. Esa coma después de «Aujourd’hui» ha dado para largos debates…

    Al autor: gracias por un gran artículo.

    • Geneviève

      Totalmente de acuerdo. La traducción le quita ambigüedad. Y en francés, en el texto del telegrama, no es «Sincères condoléances» («sentidas condolencias») sino «Sentiments distingués» …que no significa nunca nada y es absolutamente estúpido e inadecuado en este caso…»CELA NE VEUT RIEN DIRE»…..no quiere decir nada…!!!…como lo dice/escribe Meursault!

      Y para Moby Dick, se merecería un par de frases geniales más.

  3. Se echa en falta la mención de los traductores de cada uno de los textos

  4. “Le cruzaba la cara una cicatriz rencorosa: un arco ceniciento y casi perfecto que de un lado ajaba la sien y del otro el pómulo. Su nombre verdadero no importa; todos en Tacuarembó le decían el Inglés de La Colorada”.
    La forma de la espada. Borges
    ¿no?

  5. Pedro Torrijos

    Siempre he querido escribir una novela compuesto exclusivamente por inicios. No una recopilación, sino una colección de inicios creados para un libro que no tiene ni planteamiento, ni nudo, ni desenlace; solo inicios.

    Dicho esto: «Call me, Ishmael» y «The sky above the port was the color of television tuned to a dead channel».

    Un saludo, Manuel.

    • PeroMíoSolCobre

      Eso ya lo hizo Italo Calvino en Si una noche de invierno un viajero.
      Siempre nos quedará la metaliteratura…

  6. «Unas millas al sur de Soledad, el río Salinas se ahonda junto al margen de la ladera y fluye profundo y verde. Es tibia el agua, porque se ha deslizado chispeante sobre la arena amarilla y al calor del sol antes de llegar a la angosta laguna.»

    De ratones y hombres, John Steimbeck.

  7. ¡Grande! Dan ganas de leerlos (o releerlos) todos.

  8. Brancaleone

    ¿Encontraría a La Maga?

  9. eueumarin

    ‘No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados’.

    Corazón tan blanco, Javier Marías.

    • Marías, el auténtico especialista en comienzos de novelas. Siempre los clava.

      «Uno no lo desea, pero prefiere siempre que muera el que está a su lado, en una misión o en una batalla, en una escuadrilla aérea o bajo un bombardeo o en la trinchera cuando las había, en un asalto callejero o en el atraco a una tienda o en un secuestro de turistas, en un terremoto, una explosión, un atentado, un incendio, da lo mismo: el compañero, el hermano, el padre o incluso el hijo, aunque sea niño. Y también la amada, también la amada, antes que uno mismo.»

      Tu rostro mañana. Veneno y sombra y adiós, Javier Marías

      • María Lora

        Estoy de acuerdo con vosotros. Incluso en Los enamoramientos:
        «La última vez que vi a Miguel Desvern o Desverne fue también la última vez que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo era en cambio una desconocida y jamás había cruzado con él una palabra.»

    • De acuerdo contigo y con Reik, pero me falta también el «No debería uno contar nunca nada» con el que arranca Fiebre y Lanza (Tu rostro mañana)

  10. Sobre comienzos de novelas, me viene a la mente el principio de Firmin, de Sam Savage, que habla precisamente sobre esto.

  11. Sucedía en Megara, arrabal de Cartago, en los jardines de Amílcar.
    Salambó, de Gustave Flaubert

    Yo no soy malo, aunque no me faltan razones para serlo.
    La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela

  12. Ha sido increíble el torbellino de sensaciones y recuerdos al recuperar un montón de inicios que has citado. De repente me han venido a la cabeza un montón de historias… El poder de la literatura.

  13. Lord Zaroff

    Muchos años más tarde,cuando hablara con un entrevistador o con un público compuesto por fans maduros en una conversación de cómics, a Sam Clay le gustaría explicar, a propósito de la creación más importante de la que era autor junto con Joe Kavalier, que cuando era un chaval encerrado y atado de pies y manos en aquel tanque hermético que era Brooklyn,Nueva York, a menudo soñaba con Harry Houdini.

    Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay- Michael Chabon.

  14. E.J. Rodríguez

    «En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…»

  15. ‘Caminan lentamente sobre un lecho de confeti y serpentinas, una noche estrellada de septiembre, a lo largo de la desierta calle adornada con un techo de guirnaldas, papeles de colores y farolillos rotos: última noche de Fiesta Mayor (el confeti del adiós, el vals de las velas) en un barrio suburbano y popular, las cuatro de la madrugada, todo ha terminado’.

    Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé.

    • …en un barrio popular y suburbano,

      Sabía de memoria este inicio pero no recordaba bien la puntuación. No recordaba los dos puntos y el paréntesis. He pensado que se trataba de alguna de las pequeñas correcciones que hizo Marsé en 1975, pero no, responde fielmente al texto de la primera edición. Por eso he advertido el orden de popular y suburbano. Poético inicio, Eme.

  16. «No espero ni pido que nadie crea el extravagante pero sencillo relato que me dispongo a escribir»

    El gato negro. Poe

  17. Hay veces en que lo normal pasa a extraordinario así por la buenas y lo notamos sin saber cómo. De entre la sucesión no contabilizada de gestos, movimientos y vislumbres que van engrosando la masa amorfa de lo cotidiano, se separa de los demás uno de ellos, aparentemente insignificante, y salta como la nota discorde de un pentagrama, se queda resonando por el aire como zumbido de moscardón, qué pasa, ha habido una avería o esto significa el comienzo de algo nuevo, nos miramos las manos, las rodillas, qué es lo que se ha transformado, hacia dónde enfocar la atención, no sé. Y sobreviene el miedo o la parálisis.

    «Lo raro es vivir», de Carmen Martín Gaite

  18. “Yo, Sinuhé, hijo de Senmut y de su esposa Kipa, he escrito este libro. No para cantar las alabanzas de los dioses del país de Kemi, porque estoy cansado de los dioses. No para alabar a los faraones, porque estoy cansado de sus actos. Escribo para mí solo. No para halagar a los dioses, no para halagar a los reyes, ni por miedo al provenir ni por esperanza. Porque durante mi vida he sufrido tantas pruebas y pérdidad que el vano temor no puede atormentarme y cansado estoy de la esperanza en la inmortalidad como lo estoy de los dioses y de los reyes. Es, pues, para mí solo para quien escribo, y sobre este punto creo diferenciarme de todos los escritores pasados o futuros.”

    Sinuhé, el egipcio

    • Juan Miguel

      Epico y mítico SINUE EL EGIPCIO es para mi uno de los mejores libros jamás leidos asi que gracias por su reseña y por recordarlo.
      Absolutamente antiguo y nuevo al mismo tiempo. La miseria del hombre es algo de lo que jamás nos podremos desprender.

  19. rednaeroK darnoK lraK

  20. JoelFleishman

    IDEA PARA HACERSE MILLONARIO: Crear un perfume que se llame Lolita y contratar a Brad Pitt para que mire a cámara fíjamente y declame:

    “Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo. Lee. Ta”

    • Hola, Joel. La idea no está nada mal. Pero yo crearía un desodorante, así el tal Pitt no tendría que echarse el perfume en los dientes sino en las axilas. Y estirar la lengua, claro. Aquí un inicio desconocido: «Después de correr por la cima de La Isla como por el lomo de un gigantesco dromedario, Anja se sentó junto a Chema a contemplar el embate del Pacífico contra las peñas del lado oeste.» Saludos desde cuaderno lingual.

  21. Arturo Pérez-Reverte también cree que el comienzo de una novela tiene que ser muy bueno, ha escrito sobre ello en algún artículo. Un ejemplo puede ser:

    «El fogonazo de luz proyectó la silueta del ahorcado en la pared.»

    El Club Dumas

  22. «Era el tiempo en que yo vagaba, con el estómago vacío, por Cristianía, esa ciudad singular que nadie puede abandonar sin llevarse impresa su huella.»

    Hambre, de Knut Hamsun.

    «Alguien debía de haber calumniado Josef K., pues sin haber hecho nada malo, fue detenido una mañana.»

    Este incipit recuerda al de la metamorfosis: el personaje se despierta, y empieza la pesadilla.

    Y la primera frase de una novela exquisita, que creo que no ha sido nunca traducida al castellano, «Aurélien», de Louis Aragon:

    «La primera vez que Aurélien vio Bérénice, la encontró francamente fea.»

    Si usted no quiere seguir leyendo después de esto…

  23. «Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes de que se encendiera la señal roja. En el indicador de peatones apareció la silueta del hombre verde. La gente empezó a cruzar la calle pisando las franjas blancas pintadas en la capa negra del asfalto, nada hay que se parezca menos a una cebra, pero así lo llaman a este paso.».

    Ensayo sobre la ceguera, José Saramago.

    Aunque —no sé si dentro de 20 minutos, un día o una semana— volveré a perder la confianza en el ser humano —jactándome vilmente con mi abierta misantropía— la lectura en general, y de estas brillantes lineas en particular, en cierto modo recuperarla parcialmente hecho me han.

    • De Saramago me gustan casi todos los comienzos. El de «Ensayo sobre la Ceguera» es muy bueno pero el de «Caín» contando cómo Dios le sacó la lengua a Adán y Eva, no se le queda atrás.

  24. Theosarapo

    Habiamos salido a ganar..

    Eduardo Mendoza, El misterio de la cripta embrujada

  25. Juan José Martínez Jambrina

    ¿Encontraría a la Maga?

    Cortázar y su Rayuela

  26. Buena selección. Pero con las carencias dan ganas de hacerse una lista propia, porque claro, cada uno tiene sus preferencias. Pero voy con los q tengo al alcance de la mano ahora mismo.

    «En mi primera infancia, mi padre mi dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza <>.» F.S. Fitzgerald – El Gran Gatsby.

    «Conocí, conocí a Neal poco después de que muriera mi padre» J. Kerouac – En el Camino (el manuscrito original)

    «En un agujero en el suelo, vivía un Hobbit.» J. R. R. Tolkien – El Hobbitt

    «Se llamaba Gaal Dornick y no era más que un campesino que nunca había visto Trantor. Es decir, no realmente.» Isaac Asimov – Fundación

    «Las torres de Zenith se alzaban sobre la neblina matinal. Austeras torres de acero, cemento y caliza, macizas como acantilados y delicadas como varillas de plata. No eran iglesias ni ciudadelas sino franca y bellamente edificios de oficinas.» Sinclair Lewis. Babbitt.

    «Cuando una mañana, Gregor Samsa se despertó de un agitado sueño, se encontró en su cama transformado en un bicho monstruoso.» F. Kafka . La transformación (o metamorfosis)

    «Estábamos en algún lugar de Barstow, cerca del desierto, cuando las drogas, comenzaron a hacer efecto» H.S. Thompson. Miedo y asco en Las Vegas

    y el de la Guerra de los Mundos, pero me da pereza.

  27. Alejandro Parvo

    «In the beginning was the nightmare, and the knife was with Saint Paul, and the circumcision was a Jewish notion and definetely not mine.
    I am Timothy, son of Eunice the Jewess and George the Greek. I’m fifteen. I’m in the kitchen of my family’s home in Listra. I am lying stark naked on a wooden table. I have golden hyacinthine curs and cornflower-blue, forget-me-not eyes and the largest dick in our part of Asia Minor»
    Gore Vidal – Live from Golgotha (aka El Evangelio según Gore Vidal)

  28. Sumado a todo lo dicho, uno de Raymond Carver:
    «Por la mañana me echa Teacher’s en la barriga y lo apura a lametones. Y esa misma tarde trata de tirarse por la ventana». (Belvedere)

    • Carver conocía perfectamente la importancia de dar una buena entrada al texto. Y si le entraban dudas, estaba el ojo clínico de Gordon Lish ;)

  29. No me gustaría resultar repelente, pero en la primera frase de Conversación en La Catedral falta una coma que sí está en el original. Sería: «…mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles…». Es curioso porque a mí siempre me llamó la atención esa coma. Naturalmente, mientras se lee, a uno de la por saltársela.

    Por cierto: el artículo fantástico. Por ahora el mejor comienzo de artículo (paradojas de la vida) que leí en Jot Down.

  30. Blackkader

    Cuando en el año del señor 1990, el doctor veterinario Pawel Kohoutek miró por la ventana y vio a su actual amante caminando por el jardín, pensó con aquel engreído fatalismo tan propio de él que estaba a punto de acontecerle una aventura que serviría de advertencia a los demás.

    Otros Placeres, Jercy Pilch.
    Traducción de Joanna Albin

  31. “Se había apeado del caballo y caminaba por entre avellanos y agavanzos, seguido de los dos caballos que el mozo de cuadra sujetaba por las riendas, caminaba en medio de los crujidos del silencio, desnudo el busto al sol de mediodía, caminaba y sonreía, extraño y principesco, seguro de una victoria.»- Bella del Señor, Albert Cohen.

    “El dia que cumplio cuarenta años, doña Lucrecia encontró sobre su almohada una misiva de trazo infantil, caligrafiada con mucho cariño:“Feliz cumpleanos, madrastra!”-
    Elogio de la madrastra, Vargas Llosa.

  32. Aún sin estar muy de acuerdo con el principio del artículo, me ha gustado mucho.

    Hablando de inicios de novelas, muchas veces he leído que el inicio de El aleph de Borges es el mejor o más recordado de la historia de la literatura

    «La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.»

    De lo último que he leído me gustó mucho el inició de Sed de champán de Montero Glez.

    «El Charolito sólo se fiaba de su polla. Era lo único en el mundo que jamás le daría por el culo.»

  33. «La heroica ciudad dormía la siesta».

    La Regenta, Clarín.

    «Todos los niños crecen, excepto uno».

    Peter Pan, J.M. Barry

    • María Lora

      ¡Gracias! Estaba echando de menos también yo el inicio de La regenta.

    • Lluis Rubio

      ¡También a mí me faltaba La Regenta!
      Y también el de Peter Pan, no me había dado cuenta pero es digno de esta lista.

  34. Barrie!*

  35. Salvador Vilar

    Aquella noche soplaba viento del desierto. Era uno de esos Santa Ana tórridos y secos que bajan por los puertos de montaña, te revuelven el pelo, te ponen los nervios de punta y la carne de gallina. En noches así las juergas colectivas acaban siempre en pelea. Y las esposas dóciles palpan el filo del trinchante y observan detenidamente el cuello del marido. Puede ocurrir cualquier cosa.

    Viento Rojo- Raymond Chandler

    Es de un relato corto, pero tiene una pegada tremenda.

  36. «El terror, que no terminaría por otros veintisiete años -si es que terminó alguna vez- comenzó, hasta donde sé o puedo contar, con un barco de papel que flotaba a lo largo del arroyo de una calle anegada de lluvia.»
    It, Stephen King

  37. Amos Oz ha escrito un libro maravilloso al respecto, titulado «La historia comienza», publicado por Siruela. Lo recomiendo sin duda ninguna, cosa que no me ocurre seguido.
    Excelente artículo.
    Un saludo

  38. Un artículo sobre finales, por favor.

    «(…)porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.»

    • Apoyo la sugerencia.

      “-El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.” Las ciudades invisibles, Italo Calvino.

      Genial el artículo.

      • «…y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar!»

        El final del Conde de Montecristo

    • Apoyo la moción de los finales!
      Y si es verdad que la inmensa mayoría de los mencionados son magníficos, creo que en finales, Cien años gana por «varios cuerpos»
      Estupendo artículo!

  39. Permitidme poner el que posiblemente sea uno de los mejores inicios de novela en lengua gallega. Un clásico para muchos y un gran desconocido para otros.

    «Eu son Balbino. Un rapaz da aldea. Como quen dis, un ninguén. E ademais, pobre. Porque da aldea tamén é Manolito, e non hai quen lle tusa, a pesares do que lle aconteceu por causa miña»

    Memorias de un Neno Labrego. Xosé Neira Vilas.

  40. Dr. Zaius

    «Cuando Lex Gratham supo la suerte que iba a correr, se aterró.»

    Clanes del Espacio, Clark Carrados.

  41. Tres humildes aportaciones:

    «La muy puta conducía a toda velocidad». Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, de Roberto Bolaño y A. G. Porta.

    «Cuando llegué, dos hombres violaban a mi mujer», Era el cielo, de Sergio Bizzio.

    «Quiero que me cojan todo el día y toda la noche», Crónica de la intervención, de Juan García Ponce.

  42. De momento nada ha superado ese «Call me Ishmael» («Moby-Dick»). Por alguna razón, que no sé si sabría explicar, me gusta que esa frase de apertura sea breve, seca y concisa.

    • personaje

      Soy una Elegida.
      Entre todas, yo.
      Por alguna razón que ignoro y que no necesito conocer.
      Aunque no sé quién me envía, no reconozco más padre que el que me dio los apellidos, ni me someto a ningún dios.
      Me basta con saber que tengo una misión.
      Como Jesucristo, Osama, o el Coyote. Nací con un destino y hacia él me dirijo: morir en la cruz, morir matando, o morir de hambre.
      O quizá de un cáncer de pulmón.
      Morir, en cualquier caso.

  43. isimoking

    «Ella se sienta sola y recuerda». Gringo viejo. Carlos Fuentes.

  44. granjefeindio

    Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía cuando llegara allí.

    El Palacio de la Luna. Paul Auster

    • Javiernes

      Y no es el único mencionable de Auster.

      «Yo tenía doce años la primera vez que anduve sobre el agua.»
      Mr. Vertigo

  45. Pelayo Alonso

    “Aunque su padre había imaginado para él un brillante porvenir en el ejército, Hervé Joncour había acabado ganándose la vida con una insólita ocupación, tan amable que, por singular ironía, traslucía un vago aire femenino.

    Para vivir, Hervé Joncour compraba y vendía gusanos de seda.

    Era 1861. Flaubert estaba escribiendo Salammbô, la luz eléctrica era todavía una hipótesis y Abraham Lincoln, al otro lado del océano, estaba combatiendo en una guerra cuyo final no vería.

    Hervé Joncour tenía treinta y dos años.

    Compraba y vendía.

    Gusanos de seda.”

    Seda. Alessandro Baricco

  46. Remigio López Catalina

    «A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano.»

  47. —CUATRO —dijo el Jaguar.
    La ciudad y los perro, Mario Vargas Llosa

    Barrabás llegó a la familia por vía marítima, anotó la niña Clara con su delicada caligrafía.
    La casa de los espíritus, Isabel Allende

    Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar.
    La Odisea, Homero

    Yo, Tiberio Claudio Druso Nerón Germanico, esto y lo otro y lo de más allá
    Yo Claudio, Robert Graves

    Solemne, el gordo Buck Mulligan avanzó desde la salida de la escalera, llevando un cuenco de espuma de jabón, y encima, cruzados, un espejo y una navaja.
    Ulises, James Joyce

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  49. mataclanes

    ¿Y qué decir de una frase que es, al mismo tiempo, el inicio de un cuento y su final?
    «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí».
    Augusto Monterroso.
    A mí me parece una frase llena de magia y evocación.

    A ver esta otra:
    «Yo, Tiberio Clau­dio Dru­so Nerón Ger­máni­co Es­to-​y lo-​otro-​y-​lo-​de-​más-​al­lá (porque no pien­so mo­lestar­los to­davía con to­dos mis tí­tu­los), que otro­ra, no hace mu­cho, fui cono­ci­do de mis pari­entes, ami­gos y co­lab­oradores co­mo “Clau­dio el Id­io­ta”, o “Ese Clau­dio”, o “Clau­dio el Tar­ta­mu­do” o “Cla-​Cla-​Clau­dio”, o, cuan­do mu­cho, co­mo “El po­bre tío Clau­dio”, voy a es­cribir (AÑO 41 d. De C) aho­ra es­ta ex­traña his­to­ria de mi vi­da. Comen­zaré con mi niñez más tem­prana y seguiré año tras año, has­ta lle­gar al fatídi­co mo­men­to del cam­bio en que, hace un­os ocho años, a la edad de cin­cuen­ta y uno, me en­con­tré de pron­to en lo que po­dría de­nom­inar “la jaula do­ra­da” de la cual jamás he po­di­do es­capar des­de en­tonces».
    Robert Graves, «Yo, Claudio».

  50. JuanCreed

    El inicio demoledor de Asfixia, de Chuck Palahniuk, bien merece una mención.

    • «Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mintras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor.» Asfixia, Palahniuk.

    • Correcto. Las primeras páginas de Asfixia son de impacto imborrable.

  51. Ulises XXI

    «En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no
    escasearon los hombres abominables y geniales. Aquí relataremos su historia. Se llamaba Jean-Baptiste
    Grenouille y si su nombre, a diferencia del de otros monstruos geniales como De Sade, Saint-Just, Fouchè
    Napoleón, etcétera, ha caído en el olvido, no se debe en modo alguno a que Grenouille fuera a la zaga de estos hombres célebres y tenebrosos en altanería, desprecio por sus semejantes, inmoralidad, en una palabra, impiedad, sino a que su genio y su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huellas en la historia: al efímero mundo de los olores». El Perfume, Patrick Süskind

  52. Blackkader

    «And now.. is the Winter of our discontent.. made Glorious Summer!.. under this Sun.. of York…!

    Richard III

    Ahora! ahora que aquel invierno de miseria se ha convertido en un verano de gloria…

    (traducción propia).

    Nunca un comienzo con tanta fuerza, sarcasmo, mala leche.
    Ni un malvado tan retorcido, cabronazo y simpatico.
    Como los malvados de novela del XIX se vuelve al público y nos cuenta de quien está harto y quien le revuelve los higadillos y a quien se va a cargar y como va a manipular, mentir, enzarzar a unos contra otros (y a todo contra dios).

  53. «A su hermana, la Régula, le contrariaba la actitud del Azarías, y le regañaba y él, entonces, regresaba a la Jara, donde el señorito, que a su hermana, la Régula, le contrariaba la actitud
    del Azarías porque ella aspiraba a que los muchachos se ilustrasen, cosa que a su hermano, se le antojaba un error, que, luego no te sirven ni para finos ni para bastos, pontificaba con su tono de voz brumoso, levemente nasal,
    y, por contra, en la Jara, donde el señorito, nadie se preocupaba de si éste o el otro sabían leer o escribir, de si eran letrados o iletrados, o de si el Azarías vagaba de un lado a otro, los remendados pantalones de pana por las corvas, la bragueta sin botones, rutando y con los pies descalzos e, incluso, si, repentinamente, marchaba donde su hermana y el señorito preguntaba por él y le respondían,…»
    Los Santos Inocentes de Miguel Delibes

  54. «¿Dónde ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora?»

    El innombrable, Samuel Beckett

  55. «Anoche soñé que volvía a Manderley»

    Rebecca. Daphne du Maurier

  56. «Esta es la historia más triste que he oído» Ford Madox Ford, El buen soldado.

  57. Creo que este texto sobre principios de novela os puede gustar:

    http://despuesdelhipopotamo.com/2012/03/31/cuestion-de-principios/

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  59. Pingback: Desde Comala y otras veinte promesas: los mejores inicios de novelas

  60. No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes.

  61. En el prólogo de la traducción al inglés de Pedro Páramo que hace Susan Sontag, dice que hay narradores que ya sabes que son maestros con la primera frase de la novela. Y cita «Vine a Comala … » como ejemplo perfecto. Grandísimo Rulfo, me ha encantado que titules el artículo con ese inicio de un libro inigualado, origen y escuela de tantos que vinieron después.

  62. «El mundo está harto de mí y yo estoy harto de él»
    Charles de Orleans, la cita inicial, en página separada, de El mapa y el territorio de Houellebecq.

  63. Impresionante. He disfrutado tanto rememorando los principios mencionados en el artículo como los que han aportado los lectores.

  64. GuzmánPanamá

    Empezó por una equivocación.

    «Cartero» de C. Bukowski.

  65. Arturo Belano

    “No sé muy bien en qué consiste el realismo visceral.» ‘Los detectives salvajes’, Roberto Bolaño

  66. «630 grams. Torno les cendres a l’urna. La tanco i respiro fondo. Calculo. 2 quilos i 760 grams menys que quan va néixer.»

    L’últim dia abans de demà d’Eduard Márquez

  67. Alejandro

    En mis años mozos y más vulnerables mi padre me dio un consejo que desde aquella época no ha
    dejado de darme vueltas en la cabeza.
    “Cuando sientas deseos de criticar a alguien” -fueron sus palabras- “recuerda que no todo el mundo ha
    tenido las mismas oportunidades que tú tuviste.”
    El gran Gatsby – Francis Scott Fitzgerald

  68. 2 de noviembre. He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así.

  69. «Sick Boy sudaba a chorros; temblaba. Yo estaba allí sentado, concentrado en la tele, intentando pasar del capullo. Me cortaba el rollo» Trainspotting

  70. «- Yo no creía en el destino, ni en las pequeñas señales de la vida que supuestamente nos muestran qué camino tomar. No creía en las historias de videntes, ni en cartas que predicen futuro. Creía en la simplicidad de las coincidencias, en la verdad del azar.
    – Entonces, ¿por qué emprender un viaje tan largo, por qué venir hasta aquí si no creías en nada de todo eso?
    – Por culpa de un piano.
    – ¿Un piano?
    – Estaba desafinado, como esos viejos pianos de ragtime embarrancados en los comedores de los oficiales. Tenía algo de peculiar, o quizá lo peculiar era el hombre que lo tocaba.
    – ¿Quién lo tocaba?
    – Mi vecino de rellano; bueno, no estoy segura del todo.
    – ¿La razón de que estés aquí esta noche es que tu vecino tocaba el piano?
    – En cierto modo. Cuando sus notas retumbaban por el hueco de la escalera, me daba cuenta de mi soledad; para huir de ella, acepté ir ese fin de semana a Brighton.»

    La química secreta de los encuentros, Marc Levy.

    «Tú y yo sabemos lo que va a pasar. Nos vamos a ver, nos vamos a gustar, terminaremos acostándonos, viviremos un tiempo entre nubes, nos diremos cosas que luego nos darán vergüenza… pero al final todo acabará estropeándose y nos romperemos el corazón.»

    Cómo el amor no transformó el mundo, Ignacio del Valle.

  71. «Empezó por una equivocación»
    Cartero, de Charles Bukowski

    «Pues sepa Vuesta Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca».
    El Lazarillo de Tormes

    Y el primer párrafo de «Adiós a las armas» es impresionante, pero es muy largo y yo demasiado vago.

  72. «Si estoy chalado, tanto mejor», pensó Moses Herzog. Algunos lo creían majareta, y durante algún tiempo él mismo había llegado a pensar que le faltaba un tornillo. Pero ahora, aunque seguía portándose de un modo extraño, sentíase seguro de sí mismo, alegre, clarividente, y fuerte. Había caído bajo una especie de hechizo y escribía cartas a todo bicho viviente. Estas cartas le apasionaban tanto que, desde fines de junio, iba por ahí con una maleta llena de papeles.

    Herzog, Saul Bellow

    Samuel Spade tenía larga y huesuda la quijada inferior, y la barbilla era una V protuberante bajo la V más flexible de la boca. Las aletas de la nariz retrocedían en curva para formar una V más pequeña. Los ojos, horizontales, eran de un gris amarillento. El tema de la V lo recogía la abultada sobreceja que destacaba en media de un doble pliegue por encima de la nariz ganchuda, y el pelo, castaño claro, arrancaba de sienes altas y aplastadas para terminar en un pico sobre la frente. Spade tenía el simpático aspecto de un Satanás rubio.

    El halcón maltés, Dashiell Hammett

  73. «Mi nombre es Uhtred. Soy el hijo de Uhtred, que era hijo de Uhtred y cuyo padre también se llamaba Uhtred. El secretario de mi padre, un sacerdote llamado Beocca, lo escribía Utred. No sé si mi padre lo habría escrito así, pues no sabía ni leer ni escribir; pero yo sé hacer ambas cosas y a veces saco los viejos pergaminos del arcón de madera y veo el nombre escrito como Uhtred, Utred, Ughtred o bien Ootred. Miro esos pergaminos en donde los hechos demuestran que Uhtred, hijo de Uhtred, es el legítimo y único propietario de las tierras cuidadosamente señaladas con piedras, zanjas, robles y fresnos, marismas y mar, y sueño con esas tierras, azotadas por las olas salvajes y recorridas por los vientos. Sueño y sé que un día se las quitaré a quienes me las arrebataron.»

    Northumbría, el último reino. Bernard Cornwell.

  74. «2 de noviembre
    He sido invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así.»
    Roberto Bolaño – Los detectives Salvajes.

  75. Una de las primeras cosas de las que me jacté fue de mi nombre. Pronto aprendí – fue él, me parece, el primero en contármelo-, que Arturo es una estrella. La luz más fulmínea y brillante de la figura de Bootes, en el cielo boreal.

    Elsa Morante. La isla de Arturo.

    En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza. “Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas”

    F. Scott Fitzgerald. El gran Gatsby

    Habían pasado casi dos años desde la última vez que vi a Santiago Biralbo, pero cuando volví a encontrarme con él, a medianoche, en la barra del Metropolitano, hubo en nuestro mutuo saludo la misma falta de énfasis que si hubiéramos estado bebiendo juntos la noche anterior, no en Madrid, sino en San Sebastián, en el bar de Floro Bloom, donde él había estado tocando durante una larga temporada.

    Antonio Muñoz Molina. El invierno en Lisboa.

  76. Pasionaria ha pedido la palabra.

    Autobiografía de Federico Sanchez.
    Jorge Semprún.

  77. «El señor Jones, propietario de la Granja Manor, cerró por la noche los gallineros, pero estaba demasiado borracho para recordar que había dejado abiertas las ventanillas.»

    Rebelión en la granja, George Orwell

  78. Vivo en la Villa Borghese. No hay ni pizca de suciedad en ningún sitio, ni una silla fuera de su lugar. Aquí estamos todos solos y estamos muertos.

    Miller, Henry – Trópico de Cáncer

  79. La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.

    El Aleph. Jorge Luis Borges

  80. Alguien tenía que decirlo, no?

    «En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre … «

  81. arnold salcedo

    Hay una que me gusta: » Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia»

    La vorágine. José Eustacio Rivera

  82. Otra vez hay mar gruesa, y el viento sopla en ráfagas excitantes: en pleno invierno se sienten ya los anticipos de la primavera.

    Justine
    Lawrence Durrell

  83. Pingback: “Eres lo que lees” | cosas que aportan

  84. Majestuoso, el orondo Buck Mulligan llegó por el hueco de la escalera, portando un cuenco lleno de espuma sobre el que un espejo y una navaja de afeitar se cruzaban. Un batín amarillo, desatado, se ondulaba delicadamente a su espalda en el aire apacible de la mañana. Elevó el cuenco y entonó:

    -Introibo ad altare Dei.

    Ulises. J. Joyce

  85. «Todo comenzó un día normal, de esos que estamos acostumbrados a ver y a los que quizás, no les prestamos tanta importancia por el mero hecho de ser eso, días normales» Las Señales del Agapanto, mi primera novela

  86. Respirando el mar, me sentí libre y comencé a escribir el relato de tanta historia.
    El sol, su luz tan lejana que me acercaba a aquellas calles de París…

    Efg.

    Quizá empiece así la mía algún día. ¿Quién sabe? ;-)

  87. a.
    1. f. Primera letra del abecedario español y del orden latino internacional, que representa un fonema vocálico abierto y central.
    2. f. Fil. Signo de la proposición universal afirmativa.

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  89. «No quiero interrumpir nuestra conversación y sólo se trata de empezar a llenar este cuaderno con algo en lo que apoyarme para no sentirme ajeno al mundo en el que en este momento no estás» Conversa Ultramarina. Lois Pereiro

  90. Juanlu Mármol

    «Se la conoce por muchos nombres: La Crisis, Los Años Oscuros, La Plaga Andante, así como otros apelativos más «a la moda», como Guerra Mundial Z o Primera Guerra Z (…) para mí siempre será la Guerra Zombie y, aunque muchos pongan en tela de juicio la precisión científica de la palabra zombie, les costará encontrar otro término mundialmente aceptado para designar a las criaturas que estuvieron a punto de provocar nuestra extinción»

    Max Brooks- Guerra Mundial Z

  91. Oihane_85

    «Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo»

    Nick Hornby «Fiebre en las gradas»

  92. Marta Fernández

    «A screaming comes across the sky. It has happened before, but there is nothing to compare it to now». El arco iris de Gravedad. Thomas Pynchon. Mi obsesión particular de la primera a la última palabra.

  93. «Siempre he sospechado que la amistad está sobrevalorada. Como los estudios universitarios, la muerte o las pollas largas»

    Cuatro amigos, David Trueba

  94. creo que alguien lo ha puesto en castellano, pero «On the road» en ingés gana mucho:

    — I first met met Dean…

    Virgilio se marcó un puntazo con el inicio de la Eineida:

    — Arma virumque cano,… (canto a las armas y al hombre)

    Italo Calvino siempre tan fino:

    — Fue el 15 de juno de 1767 cando Cósimo Piovasco di Rondò, mi hermano, se sentó por última vez entre nosotro.

    Y Boris Vian, riéndose un poco de todos:

    — Como quería hacer las cosas correctamente, el Mayor decidió que aquella vez sus aventuras emepezarían en el preciso instate en que se encontrara con Zizanie

  95. «Ça a débuté comme ça», Voyage au bout de la nuit (Céline)

    Sencillamente perfecto.

  96. «Opino que sólo se pueden crear personajes cuando se ha estudiado mucho a los hombres, como sólo se puede hablar una lengua a condición de haberla aprendido seriamente.»
    La dama de las camelias – Alejandro Dumas (hijo)

    «Caballero, ¿puedo proponerle mis servicios sin correr el riesgo de parecer inoportuno?»
    La caída – Albert Camus

  97. MacaChufa

    “Lo que son las cosas, Mauricio Silva, llamado el Ojo, siempre intentó escapar de la violencia aun a riesgo de ser considerado un cobarde, pero de la violencia, de la verdadera violencia, no se puede escapar, al menos no nosotros, los nacidos en Latinoamérica en la década de los cincuenta, los que rondábamos los veinte años cuando murió Salvador Allende». El Ojo Silva, Bolaño. (Colección de cuentos «Putas asesinas».)

  98. Los inicios de las novelas son los nuevos finales

  99. —He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oídos, y te digo que es el indicado: o por lo
    menos, lo más adecuado que vamos a encontrar.

    El juego de Ender, de Scott Card.

  100. «Sin que se dieran cuenta se les hizo de noche en la habitación de donde no habían salido en muchas horas, donde habían estado abrazándose y conversando en una voz cada vez más baja, cómo si la penumbra y luego la oscuridad que no notaban hubiera ido apaciguando el tono de sus voces pero no la avidez mutua de palabras, igual que se había apaciguado el modo al principio perentorio en que satisfacían y simultáneamente alimentaban su deseo, cuando regresaban caminando bajo la nieve y el frío de la taberna irlandesa donde habían almorzado, el pie descalzo de ella buscándolo con desvergüenza y sigilo bajo el amparo insuficiente del mantel, la casi persecución en el ascensor, ante la puerta, en el pasillo, en el cuarto de baño, la ropa arrancada con una delicada furia de impaciencia y las bocas mordiéndose mientras su doble respiración crecía en el calor de la habitación a media tarde (…)»

    El jinete polaco, Antonio Muñoz Molina

  101. Vicente Rosenstock

    «La cosa empezó así», en Viaje al fin de la noche.

  102. «Soy un hombre enfermo… Un hombre malo. No soy agradable. Creo que padezco del hígado. De todos modos, nada entiendo de mi enfermedad y no sé con certeza lo que me duele. No me cuido y jamás me he cuidado, aunque siento respeto por la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso, cuando menos lo bastante para respetar la medicina. (Tengo suficiente cultura para no ser supersticioso, pero lo soy.) Sí, no quiero curarme por rabia. Esto, seguramente, ustedes no lo pueden entender. Pero yo sí lo entiendo.»

    Memorias del subsuelo (Fiódor Dostoyevski)

  103. PeroMíoSolCobre

    Cuando algunos hablan de somatización como de un mecanismo real e inevitable, con amargura me digo que la vida es más compleja de lo que suponen. No trato de convencerlos, pero tampoco olvido mi experiencia. Durante largos años anduve sin rumbo entre un amor y otro: pocos, para tanto tiempo, y mal avenidos y tristes. Después encontré a Daniela y supe que no debía buscar más, que se me había dado todo.
    Máscaras venecianas. Adolfo Bioy Casares

  104. Eduardo Sánchez

    «La cólera canta, diosa, de Aquiles hijo de Peleo , cólera funesta que un dolor infinito causó a los aqueos y tantas valerosas almas arrojó al Hades, haciéndolos presa de perros y de todas las aves.»
    Homero, Ilíada CANTO I

    Todos los comienzos anteriores merecen estar aquí, pero no sé porqué este me arrebató tanto como para aprenderlo de memoria

  105. «Cuando al despertar notó aquella mano áspera y enorme sujetando su pene como si fuera el timón de un barco supo que algo no andaba bien.» Principio falso de la novela falsa «Mira siempre a tu espalda, recluso».

  106. «Mi nombre es Karim Amir y soy inglés de los pies a la cabeza, casi.» de «El buda de los suburbios» de Hanif Kureishi

  107. Buena selección, pero me falta una muy importante: «I first met Dean not long after my wife and I split up.» On the road, Jack Kerouac.

  108. Mamen Vilanueva

    «Me suicidé hace dieciséis años. Es un tiempo más que suficiente para que usted me haya olvidado, Delmar, o al menos para que se hubiera desdibujado en parte la nitidez de mi recuerdo»Esta noche moriré. Fernando Marías

    «Caperucita fue mi primer amor. Tenía la sensación de que si me hubiera casado con Caperucita Roja, habría conocido la felicidad completa» Esta frase de Charles Dickens indica que él, como tantos miles de niños de todo el mundo y en todas las épocas, quedó, también, prendado de los cuentos de hadas» Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Bruno Bettelheim

  109. «Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino
    de los amores contrariados.» El amor en los tiempos del cólera. García Marquez

  110. «Tyler me consigue un trabajo de camarero, después me mete una pistola en la boca y me dice que para alcanzar la vida eterna primero tienes que morirte. Sin embargo, durante mucho tiempo Tyler y yo fuimos muy buenos amigos. La gente siempre me pregunta si conocía bien a Tyler Durden.» Chuck Palahniuk, «El club de la lucha».

  111. Siempre he sido de las que leen la última frase del libro, y en función de ella, lo empiezan o no. Aún así, he de decir que es un gran artículo y que empezaré leer primera y última frase!

  112. El cielo sobre el puerto tenia el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muerto

    Neuromante, William Gibson

  113. «NÓISACO ED SORBIL
    rednaeroK barnoK lraK :oirateiporP»

    «Ésta era la inscripción que había en la puerta de cristal de una tiendecita, pero naturalmente solo se veía así cuando se miraba a la calle, a través del cristal, desde el interior en penumbra»

    La Historia Interminable, Michael Ende.

  114. Las tres leyes robóticas
    1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
    2. Un robot debe obedecer las órde nes que le son dadas por un ser hu mano, excepto cuando estas órdenes están en oposición con la primera Ley.
    3. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protec ción no esté en conflicto con la primera o segunda Leyes.
    Manual de Robótica
    1 edición, año 2058

  115. EsmeVilache

    Genial artículo.
    «Pronto, a pesar de todo, estaré por fin completamente muerto»
    S. BECKETT- MALONE MUERE

  116. Pingback: Inicios | Un bosque interior

  117. Miguel Parra

    When a day that you happen to know is Wednesday starts off by sounding like Sunday, there is something seriously wrong somewhere.
    De El día de los trifidos de John wyndham

  118. Una de las más sencillas y de las más hermosas:

    «Mrs. Dalloway said she would buy the flowers herself.»

    – Mrs. Dalloway de Virginia Woolf

  119. «Cuando salí a la brillante luz del sol desde la oscuridad del cine tenía solo dos cosas en la cabeza: Paul Newman y volver a casa».

    Rebeldes, de Susan E. Hinton. Es una novela de adolescencia, pero sigue siendo mi libro preferido.

  120. Ciro Galante

    «Par une belle matinée du mois de mai, une élégante amazone parcourait, sur une superbe jument alezane, les allées fleuries du Bois de Boulogne.»

    -‘La peste’ de Albert Camus… Bueno no exactamente :D

  121. Son tres parrafazos, pero aún así

    …¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre! Como zumbido de oídos persistía el rumor de las campanas a la oración, maldoblestar de la luz en la sombra, de la sombra en la luz. ¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbre! ¡Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel de piedralumbre! ¡Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…, alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbra, alumbre…!
    Los pordioseros se arrastraban por las cocinas del mercado, perdidos en la sombra de la Catedral helada, de paso hacia la Plaza de Armas, a lo largo de calles tan anchas como mares, en la ciudad que se iba quedando atrás íngrima y sola.
    La noche los reunía al mismo tiempo que a las estrellas. Se juntaban a dormir en el Portal del Señor sin más lazo común que la miseria, maldiciendo unos de otros, insultándose a regañadientes con tirria de enemigos que se buscan pleito, riñendo muchas veces a codazos y algunas con tierra y todo, revolcones en los que, tras escupirse, rabiosos, se mordían.

    MA Asturias «El Señor Presidente»

  122. El Niño Desgraciaíto

    Para mí el mejor inicio es el de Yo, el Supremo de Roa Bastos:

    «Yo el Supremo Dictador de la República: Ordeno que al acaecer mi muerte mi cadáver sea decapitado; la cabeza puesta en una pica por tres dí­as en la Plaza de la República donde se convocará al pueblo al son de las campanas echadas al vuelo. Todos mis servidores civiles y militares sufrirán pena de horca. Sus cadáveres serán enterrados en potreros de extramuros sin cruz ni marca que memore sus nombres»

  123. «Más temprano o más tarde, tenía que suceder. El 30 de junio de 1908 Moscú escapó de la destrucción por tres horas y cuatro mil kilómetros, un margen invisiblemente pequeño para las normas del universo. El 12 de febrero de 1947 otra ciudad rusa se salvó por un margen aún más estrecho, cuando el segundo gran meteorito del siglo veinte estalló a menos de cuatrocientos kilómetros de Vladivostok provocando una explosión que rivalizaba con la bomba de uranio recientemente inventada.». Cita con Rama, Arthur C. Clarke

  124. «La casa estaba desierta y vacía. El frío penetraba por todos los rincones. En la bañera se había formado una fina membrana de hielo. Y ella había empezado a adquirir un ligero tono azulado. Pensó que, así tumbada, como estaba, parecía una princesa. Una princesa de hielo.». La princesa de Hielo, Camilla Läckberg

  125. «Mai no som infinitament lluny d’aquells qui odiem. Per la mateixa raó, doncs, podríem creure que mai no serem infinitament a prop d’aquells qui estimem. Quan em vaig embarcar ja coneixia aquest principi atroç. Però hi ha veritats que mereixen la nostra atenció, i n’hi ha d’altres amb les quals no ens convenen els diàlegs»

    La pell freda, d’Albert Sánchez Piñol

  126. Querido Marco:
    He ido esta mañana a ver a mi médico Hermógenes, que acaba de regresar a la Villa después de un largo viaje por Asia. El examen debía hacerse en ayunas; habíamos convenido encontrarnos en las primeras horas del día. Me tendí sobre un lecho luego de despojarme del manto y la túnica.

    Memorias de Adriano (M.Yourcenar)

  127. Ahora imaginen una pequeña estación de ferrocarril, diez minutos antes de que oscurezca. Bullet Park. John Cheever, traducción de Juan Forn.

    Yo era joven, pasaba hambre, bebía, quería ser escritor. Pregúntale al polvo. John Fante, traducción de Antonio Prometeo Moya.

    Death is always the same, but each man dies in his own way. Clock without hands. Carson McCullers.

  128. No es una novela pero creo que se merece una mención:

    «Sí yo sé que ahora hay quienes dicen que fuimos unos hijos de puta por lo que hicimos con el viejo Casale, yo sé. Nunca falta gente así. Pero ahora es fácil decirlo, ahora es fácil.»

    Muchas veces nos sentimos en la obligación de leer la recomendación de algún amigo, y leer por «obligación» no es divertido. Después de esas líneas de de Fontanarrosa desapareció cualquier obligación que pudiera tener y la curiosidad guió mis ojos.

    Por último, no puedo dejar de mencionar a Rimbaud. Con ventipocos años, a pesar de leer mucho tenía una forma de leer muy «cinematográfica», necesitaba que pasaran cosas y las descripciones largas hacían que desconectara del texto; no me lo saltaba pero no lo leía. ¿Se puede leer poesía con esos hábitos? Este párrafo muestra que si.

    «Antaño, si lo recuerdo bien, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos corrían.

    Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. —Y la encontré amarga. —Y la injurié.
    Me armé contra la justicia. «

  129. «No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y habia luchado como soldado de los rercios viejos en las guerras de Flandes. Cuando lo conoci malvivia en Madrid, alquilandose por cuatro maravedís en trabajos de poca lustre, a menudo en calidad de espadachín por cuenta de otros que no tenian la destreza o los arrestos para solventar sus propias querellas.» El Capitán Alatriste de Arturo-Perez Reverte

  130. No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes. Cuando lo conocí malvivía en Madrid, alquilándose por cuatro maravedíes en trabajos de poco lustre, a menudo en calidad de espadachín por cuenta de otros que no tenían la destreza o los arrestos para solventar sus propias querellas

  131. “Y con todo eso, me envanezco de mi humillación, y pues a tal privilegio estoy condenado, casi gozo de aborrecida salvación: soy, creo, a memoria de hombre, el único ser de nuestra especie que ha hecho naufragio en una nave desierta.
    De tal suerte, con impenitente conceptuosidad, Roberto de la Grive, presumiblemente entre julio y agosto de 1643.»

    El inicio de la Isla del Día de Antes del gran Umberto Eco. Recuerdo la primera vez que leí la obra con 14 años, esa primera parte la leí una y otra vez, de tal modo que se me quedó grabado hasta hoy.
    Y por cierto ya lo han mencionado pero otro gran inicio de novela es el de Rayuela y su ¿encontraría a la maga?

  132. Rodrigo García

    «Sostiene Pereira que le conoció un día de verano.»

    Antonio Tabucchi.

  133. Pingback: Vine a Comala y otras 20 promesas: los mejores inicios de novela – emeequis

  134. sandesito

    «Día 19. Hora: 7:19. El miedo la realidad cotidiana se desmenuza en oscilaciones, ruidos categóricos o minúsculos, estallido de cristales,desplome de objetos o de revestimientos, gritos, llantos, el intenso crujido que anuncia la siguiente impredecible metamorfosis de la habitación, del departamento, de la casa, del edificio…»

    Los días del terremoto, Carlos Monsivais

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  137. Ese inicio de Kafka siempre me ha resultado orgásmico, «Als Gregor Samsa eines Morgens aus unruhigen Träumen erwachte, fand er sich in seinem Bett zu einem ungeheuren Ungeziefer verwandelt.»

    Pls.

    Lista brillante.

  138. Agustín

    «Pueblo de mujeres enlutadas. Aquí, allá en la noche, al trajín del amanecer, en todo el santo río de la mañana, bajo la lumbre del sol alto, a las luces de la tarde -fuertes, claras, desvaídas, agónicas-; viejecitas, mujeres maduras, muchachas de lozanía, párvulas; en los atrios de iglesias, en la soledad callejera, en los interiores de tiendas y de algunas casas -cuán pocas- furtivamente abiertas… Pueblo conventual. Cantinas vergonzantes… Pueblo sin billares, ni fonógrafos, ni pianos. Pueblo de mujeres enlutadas… El deseo, los deseos disimulan su respiración. Y hay que pararse un poco para oírla, para entenderla tras de las puertas atrancadas, en el rastro de las mujeres con luto, de los hombres graves, de los muchachos colorados y de los muchachillos pálidos. Hay que oírla en los rezos y cantos eclesiásticos a donde se refugia. Respiración profunda, respiración de fiebre a fuerzas contenida… Entre mujeres enlutadas pasa la vida. Llega la muerte. O el amor. El amor, que es la más extraña, la más extrema forma de morir; la más peligrosa y temida forma de vivir el morir.»

    Agustín Yáñez, Al filo del agua

  139. Aquí me pongo a cantar
    al compás de la vigüela

  140. My wound is geography. It is also my anchorage, my port of call.

    De la muy infravalorada ‘Prince of the Tides’ de P.Conroy

  141. Cuando voy a una librería nunca leo las contraportadas, siempre el comienzo de la novela, desde que era niña.

  142. Aporto dos, aunque no me he leído todos los comentarios y no sé si ya algún lector los habrá puesto:

    «Eran más o menos las once de un día nublado de mediados de octubre, y se tenía la sensación de que podía empezar a llover con fuerza pese a la limpidez del cielo en las estribaciones de la sierra. Me había puesto el traje azul añil, con camisa azul marino, corbata y pañuelo a juego en el bolsillo del pecho, zapatos negros, calcetines negros de lana con dibujos laterales de color azul marino. Iba bien arreglado, limpio, afeitado y sobrio y no me importaba nada que lo notase todo el mundo. Era sin duda lo que debe ser un detective privado bien vestido. Me disponía a visitar a cuatro millones de dólares.»

    Raymond Chandler (El Sueño Eterno)

    «El idiota vivía en un mundo negro y gris, matizado por los relámpagos blancos del hambre y las llamas vacilantes del miedo. Llevaba ropas raídas y rotas. Aquí una tibia, afilada como un frío cincel, y allí, en la camisa agujereada, se veían unas costillas como dedos de un puño. Era alto y chato, de mirada serena y rostro inexpresivo.»

    Theodore Sturgeon (Más que humano)

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  144. Rainy Day

    «Podvečer. Medový a krvavý. Nezávislý na historické situaci národa a města, hovořící ke mně, starému osmnáct let»

    «Crepúsculo. Sangre y miel. Indiferente a la situación histórica de pueblo y nación, me habló cuando tenía dieciocho años»

    «Twilight. Honey and blood. Indifferent to the historical situation of nation and town, it spoke to me, aged eighteen»

    En 3 idiomas distintos (original checo y traducciones inglés y español), fascinante en los 3.

    «El Saxofón Bajo» de Josef Škvorecký

  145. Mi nombre es Alejandro Ferri. Ecos marciales hay en él, pero ni los metales de la gloria ni la gran sombra del macedonio -la frase es del autor de Los mármoles, cuya amistad me honró- se parecen al modesto hombre gris que hilvana estas líneas.

    El Congreso- J.L. Borges.
    El mejor comienzo que he leído

  146. Antonio González Mesa

    «En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad». ‘El hobbit’, J. R. R. Tolkien.

    «El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él». ‘La torre oscura’, Stephen King.

    «Yo soy Rasún de Katar, un pueblo que no era nada, y yo tampoco era nada». ‘El exilio de Amún Sar’, J. G. Mesa.

    «Los chicos negros de blanco están ahí fuera». ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’, Ken Kesey.

    «Ya veo – dijo el vampiro». ‘Entrevista con el vampiro’, Anne Rice.

    «Soy el vampiro Lestat. Soy inmortal. Más o menos. La luz del sol, el calor prolongado de un fuego intenso…: tales cosas podrían acabar conmigo. Pero también podrían no hacerlo». ‘Lestat el vampiro’, Anne Rice

    «Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos y las tinieblas cubrían el abismo, pero el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. Entonces dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz». La Biblia

    “Yo, Sinuhé, hijo de Senmut y de su esposa Kipa, he escrito este libro. No para cantar las alabanzas de los dioses del país de Kemi, porque estoy cansado de los dioses. No para alabar a los faraones, porque estoy cansado de sus actos. Escribo para mí solo. No para halagar a los dioses, no para halagar a los reyes, ni por miedo al provenir ni por esperanza. Porque durante mi vida he sufrido tantas pruebas y pérdidas que el vano temor no puede atormentarme y cansado estoy de la esperanza en la inmortalidad como lo estoy de los dioses y de los reyes. Es, pues, para mí solo para quien escribo, y sobre este punto creo diferenciarme de todos los escritores pasados o futuros.” ‘Sinuhe el egipcio’., Mika Waltari.

  147. Muy bueno el artículo (sobre todo ese primer párrafo) y los aportes de los lectores. Para no ser menos, yo también voy a sumar el párrafo inicial de uno de mis libros preferidos: «El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo. Calzaba sandalias de pastor y la túnica morada que le caía sobre el cuerpo recordaba el hábito de esos misioneros que, de cuando en cuando, visitaban los pueblos del sertón bautizando muchedumbres de niños y casando a las parejas amancebadas. Era imposible saber su edad, su procedencia, su historia, pero algo había en su facha tranquila, en sus costumbres frugales, en su imperturbable seriedad que, aun antes de
    que diera consejos, atraía a las gentes». (Mario Vargas Llosa. La guerra del fin del mundo)

  148. Pingback: Cita en Samarra: tres cuentos y una novela

  149. ‘La nuestra es una época esencialmente trágica, así que nos negamos a tomarla por lo trágico. El cataclismo se ha producido, estamos entre ruinas, comenzamos a construir hábitats diminutos, a tener nuevas esperanzas insignificantes. Un trabajo no poco agobiante: no hay camino suave hacia el futuro, pero le buscamos vueltas o nos abrimos paso entre los obstáculos. Hay que seguir viviendo a pesar de todos los firmamentos que se hayan derrumbado’

    (D.H Lawrence,El amante de Lady Chatterley)

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  151. Plastico Hernández

    Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparció el terror entre las bestias normales que aún se arrastraban, con alegre y natural cercanía, por el fango creador. Asombrosos el primer telefonazo, el primer hervor, la primera canción y el primer taparrabos.

  152. «Nació con el don de la risa»

    Scaramouche de Rafael Sabatini

  153. Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día de niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960, y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974″
    Middlesex, Eugenides

  154. «El Charolito sólo se fiaba de su polla. Era la única que nunca le daría por el culo»

    Es bestial ese inicio de Sed de Champan, de Montero Glez.

  155. «Probando, probando. Uno, dos, tres. Probando, probando. Uno, dos,tres. Puede que esto esté funcionando. No lo sé. No sé siquiera si mepodéis oír. Pero si podéis oírme, escuchad. Y si estáis escuchando, loque habéis encontrado es la historia de todo lo que salió mal. Esto eslo que se llama el registro de vuelo del vuelo 2039. La caja negra, lollama la gente, aunque es naranja, y dentro tiene un bucle de cable quees el acta permanente de todo lo que queda. Lo que habéis encontradoes la historia de lo que pasó. Y venga, adelante. Ya podéis calentareste cable al rojo vivo, que seguirá contándoos la misma historia.»

    Superviviente de Chuck Palahniuk

  156. Huckleberry Finn

    Enorme artículo, de lo mejor que he leído en jotdown. Cuando no sé qué leer me paso por aquí y escojo algún inicio prometedor de entre los comentarios. Añado dos que no me ha parecido ver todavía…

    «Las últimas lluvias cayeron con suavidad sobre los campos rojos y parte de los campos grises de Oklahoma, y no hendieron la tierra llena de cicatrices» Las uvas de la ira, de John Steinbeck

    «¡Tom!
    Silencio.
    -¡Tom!
    Silencio.
    -¡Dónde andará metido ese chico!… ¡Tom!
    La anciana se bajó los anteojos y miró, por encima, alrededor del cuarto; después se los subió a la frente
    y miró por debajo. Rara vez o nunca miraba a través de los cristales a cosa de tan poca importancia como
    un chiquillo: eran aquéllos los lentes de ceremonia, su mayor orgullo, construidos por ornato antes que para
    servicio, y no hubiera visto mejor mirando a través de un par de mantas». Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain

  157. La Odisea…

  158. ‘Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derramaba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido.’

    La Sombra del Viento de Zafón.
    Una maravilla.

  159. The past is a foreign country: they do things differently there.

    The go-between.
    LP Hartley

  160. Estupendo texto! La primera frase de Matadero 5 también es digna de figurar en la lista: «Todo esto sucedió, más o menos».

  161. También es brillante el inicio de Mazurca para dos muertos, de Cela!

    Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento, y la raya del monte lleva ya mucho tiempo borrada.

    -¿Muchas horas?.

    -No, muchos años. la raya del monte se borró cuando la muerte de Lázaro Codesal, se conoce que Nuestro Señor no quiso que nadie volviera a verla.

  162. Es cierto, el viajero que saliendo de Región pretende llegar a su sierra…

  163. Aprovecho que es colaboradora de este sitio para reivindicar el maravilloso primer párrafo de «Es un decir» de Jenn Díaz

  164. Bertrando

    El comienzo Desciende Moises de Faulkner. La influencia en alguno de los comienzos de J. Marías es evidente.

  165. Era un placer quemar.
    Era un placer especial ver las cosas devoradas, ver cosas ennegrecidas y cambiadas. Empuñando la embocadura de bronce, esgrimiendo la gran pitón que escupía kerosene venenoso sobre el mundo, sintió que la sangre le golpeaba las sienes, y que las manos, como las de un sorprendente director que ejecuta las sinfonías del fuego y los incendios, revelaban los harapos y las ruinas carbonizadas de la historia. Con el simbólico casco numerado -451- sobre la estólida cabeza, y los ojos encendidos en una sola llama anaranjada ante el pensamiento de lo que vendría después, abrió la llave, y la casa dio un salto envuelta en un fuego devorador que incendió el cielo del atardecer y lo ennegreció. Avanzó rodeado por una nube de luciérnagas. Hubiese deseado, sobre todo, como en otro tiempo, meter en el horno, con la ayuda de una vara, una pastilla de malvavisco, mientras los libros, que aleteaban como palomas, morían en el porche y el jardín de la casa. Mientras los libros se elevaban en chispeantes torbellinos y se dispersaban en un viento oscurecido por la quemazón…

    Ray Bradbury / Fahrenheit 451

  166. ´´Quise decirle muchas cosas a la ladrona de libros, sobre la belleza y la crueldad, pero ¿qué podía contarle sobre todo eso que ella no supiera? Quise explicarle que no dejo de sobreestimar e infravalorar a la raza humana, que pocas veces me limito únicamente a valoraría. Quise preguntarle cómo un mismo hecho puede ser espléndido y terrible a la vez, y una misma palabra, dura y sublime. Sin embargo, no abrí la boca.´´
    Ladrona de libros – Markus Zusak

  167. Juan Miguel

    Este artículo clama a gritos un gemelo con los grandes finales de la literatura.

  168. «Vine a Madrid a matar a un hombre al que no conocía»
    Beltenebros de Muñoz Molina

  169. Y qué me decis de….

    Canta, oh diosa, la cólera del pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves….

    La Iliada

  170. Joxi Arkupe

    Un comienzo solo no. Todo el 1er capítulo de «Twist» de Arkaitz Cano.

  171. Amojamado

    Sonaba el teléfono y he oído el timbre. He cogido el aparato. No me he enterado bien. He dejado el teléfono. He dicho: «Amador». Ha venido con sus gruesos labios y ha cogido el teléfono. Yo miraba por el binocular y la preparación no parecía poder ser entendida. He mirado otra vez: «Claro, cancerosa». Pero, tras las mitosis, la mancha azul se iba extinguiendo. «También se funden estas bombillas, Amador.» No; es que ha pisado el cable. «¡Enchufa!» Está hablando por teléfono. «¡Amador!» Tan gordo, tan sonriente. Habla despacio, mira, me ve. «No hay más.» «Ya no hay más.» ¡Se acabaron los ratones!

    ‘Tiempo de silencio’, Luis Martín-Santos.

  172. J.P. Urdiroz

    “Era tan maravilloso el espectáculo aquella mañana de mayo del año 1910, en que nueve reyes montaban a caballo en los funerales de Eduardo VII de Inglaterra, que la muchedumbre, sumida en un profundo y respetuoso silencio, no pudo evitar lanzar exclamaciones de admiración.»

    Barbara Wertheim Tuchman. “Los cañones de agosto”

  173. Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada; es decir, que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores? (JAKOB VON GUNTEN de Robert Walser)
    Si está usted interesado en buenos comienzos de libros le sugiero este enlace:
    http://www.fragmentosdelibros.com/index.php/comienzos-de-libros.html

  174. De Rulfo, Nos han dado la tierra:

    «Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros»

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  176. Me sumo a la petición de un artículo que recoja finales.

    Comienzo inolvidable, ‘El Principito’ de Saint-Exupéry, aunque sin las ilustraciones pierde:

    «Cuando yo tenía seis años vi una vez una lámina magnífica en un libro sobre el Bosque Virgen que se llamaba ‘Historias Vividas’. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. He aquí la copia del dibujo.
    El libro decía: ‘Las serpientes boas tragan sus presas enteras, sin masticarlas. Luego no pueden moverse y duermen durante los seis meses de la digestión.’
    Reflexioné mucho entonces sobre las aventuras de la selva y, a mi vez, logré trazar con un lápiz de color mi primer dibujo. Mi dibujo número 1. Era así….»

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  178. Santiago Alonso

    «Primero contaré lo del atraco que cometieron nuestros padres. Y luego lo de los asesinatos, que vinieron después. El atraco es la parte más importante, ya que nos puso a mi hermana y a mí en la senda que acabarían tomando nuestras vidas. Nada tendría sentido si no contase esto antes que nada».

    Canadá. Richard Ford.

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  180. Creo que a esta magnífica antología de inicios le falta el de «Señora de rojo sobre fondo gris» de Delibes:

    «No ignoro que el recurso de beber para huir es un viejo truco pero ¿conoces tu alguno mejor para escapar de ti mismo?»

    Simplemente alucinante.

  181. Albania Montenegro

    «Al día siguiente no murió nadie»
    Las intermitencias de la muerte – José Saramago

  182. Ésa es una gran recopilación, pero creo que si existe una clara y nítida declaración de intenciones en el inicio de una novela —en el inicio de una maravillosa, intrigante y altamente recomendable novela—, esa declaración pertenece a «El Cuarto Protocolo» de Frederick Forsyth: «El hombre gris resolvió apoderarse de los diamantes Glen a medianoche. Siempre que estuviesen todavía en la caja fuerte del apartamento y se hubiesen marchado los ocupantes de éste. Necesitaba saberlo. Por consiguiente, esperó y vigiló. A las siete y media recibió la recompensa».

  183. leandro Tarazona

    Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. El verano se adelantó…

    Adolfo Bioy Casares – La Invención de Morel

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  185. Kikelucas

    Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. Muchas veces pienso que con un poco de suerte podría haber nacido licántropa, pues los dedos corazón y anular de mis manos miden lo mismo, pero he tenido que conformarme con lo que tenía. no me gusta lavarme, ni los perros ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet y la Amanita Phalloides, la seta mortífera. todos los demás miembros de mi familia están muertos.
    Shirley Jackson- Siempre hemos vivido en el castillo

  186. Willian Uitz

    Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche, nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos dias nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba, en el flanco violento de la montaña, donde el idioma zend no está contaminado de griego y donde es infrecuente la lepra.

    Las ruinas circulares, de J.L. Borges.

  187. Geometría hecha carne. No había otro apelativo para lo que se alzaba ante ella.
    Jamás había sentido miedo, y de repente el vacío a su espalda comenzó a tener sentido. El vacío. Así, directo. Sólo tenía que impulsarse hacia atrás para terminar con todo. No supondría una mala solución.

    —Un Día Perfecto para Elis—

  188. Johnny Ramone

    «Esta era la inscripción que había en la puerta principal de una tiendecita, pero naturalmente, solo se veía así cuando se miraba a la calle, a través del cristal, desde el interior en penumbra» – La historia interminable. Michael Ende

  189. Fue entonces cuando vi el Péndulo.

    El péndulo de Foucault. Umberto Eco

  190. Pingback: Incitación a la relectura (tuits de Jot Down) | efnotebloc

  191. DE ESE LISTADO QUITARÍA A VARGAS LLOSA, GARCÍA MARQUEZ Y MUCHOS OTROS. Por mi parte menciono el comienzo de Trópico de Cáncer de Henry Miller

    «Vivo en Villa Borghese»

  192. “I first met met Neal not long after my father died…”
    Jack Kerouac – On the Road (claro en el manuscrito original)
    Una de las frases iniciales más famosas en la historia de la literatura, me atrevería a decir.

  193. otro Jonatan

    Gracias por el artículo y los comentarios. Aquí va uno que nadie ha mencionado y no desmerece:
    «Éste es un curso de milagros. Es un curso obligatorio. Solo el momento en que decides tomarlo es voluntario. Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. Significa unicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado. Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural. Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.»
    (ah, vaya, acabo de caer en que eran comienzos de novelas… podemos imaginar que es el de la novela que le hubiese gustado escribir a Foster Wallace)

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  197. Tengo para mí que el comienzo (probablemente falso) del Cantar de Mío Cid es parte de su larguísima supervivencia:
    «De los sus ojos tan fuertemente llorando,
    Tornaba la cabeza y estábalos catando.
    Vio puertas abiertas y postigos sin candados,
    Alcándaras vacías, sin pieles y sin mantos,
    Y sin halcones y sin azores mudados.»

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