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Editar en tiempos revueltos: Marian y James Womack (Nevsky Prospects)

Voy a empezar con una foto: justo la que hay aquí debajo: la editorial es lo que se ve al fondo, tal cual. Los libros que se adivinan son en su mayoría suyos, los que han ido publicando a lo largo de estos cinco años. Justo en frente, al otro lado de la estancia —se verá en otra foto, más adelante—, en la parte que hace las veces de su casa, hay otra librería rebosante: esta vez se trata de sus lecturas, las que van recopilando durante sus frecuentes excursiones literarias, durante sus viajes, títulos que han ido conformando el original y exquisito imaginario de esta pareja de editores en absoluto al uso.

Esto es lo que hay, cruasanes incluidos. Y es entonces esto lo que voy a intentar contar; a ver cómo me sale.

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[Y hago nada más empezar un inciso para mencionar —el artículo quedaría cojo si no lo hiciera— el ejemplar que acabó en mi poder de casualidad, días antes de acudir a mi cita con Nevsky, cuyo título es En trineo y a caballo hacia los leprosos abandonados de Siberia, o sea. «Un libro que encaja a la perfección en el subgénero de la literatura de viajes que puede denominarse «aventuras de las indomables damas victorianas»». Lo pongo aquí para que vayan abriendo boca, también.]

Marian: ¿Y qué quieres que te contemos? Tú dirás.

Cómo empieza todo, por ejemplo; cómo acabáis aquí.

M.: Nos conocimos en Oxford, donde vivíamos. Yo fui a hacer un posgrado, y James ya estaba allí… Nos casó una mujer cura. Recuerdo que mis amigas españolas me decían; «No estás casada, ¿eh? Esto no vale». Nos casamos en el propio College; había una capilla. Estábamos allí asentados en esa época. Lo que ocurrió fue que en un momento dado yo me di cuenta de que quería escribir en español, y allí nadie podía leer lo que yo escribía, mis amigos eran todos ingleses. Llevaba diez años sin tener lectores… Estaba como en una burbuja.

James: En mi caso, después del doctorado no tenía muy claro lo que quería hacer, si escribir o enseñar. Marian no había vivido aquí durante más de una década, así que fue algo natural la idea de volver a su país natal. Comenzamos a enviar propuestas a editores españoles, entre ellos a Enrique Redel, para quien hicimos nuestras primeras traducciones. Llegamos —verano de 2008— sin tener una idea muy clara acerca de lo que íbamos a hacer. Teníamos acumuladas propuestas de textos para traducir que se iban acumulando porque nadie las quería publicar, y nos lo planteamos: « ¿Y si lo hacemos nosotros?».

Primer libro: Historias de Belkin. Empezáis por todo lo alto, con Pushkin. Ahí es nada.

M.: Y el de Rusia gótica.

[Marian dirá como unas ochenta veces —vale, exagero— a lo largo de toda la entrevista que ella es la parte friki de la editorial]

¿Qué clase de título tenemos aquí?, pensarán mis queridos lectores. ¿Y qué lectores no son queridos para un escritor? Tras haber adivinado su pregunta, lo único que puedo decirles es lo siguiente: ¿y qué otra opción me quedaba? ¿Es acaso culpa mía que mis incansables contemporáneos, poetas románticos tanto en verso como en prosa, se hayan apropiado de todos los títulos inquietantes? Corsarios, piratas, infieles, renegados y hasta vampiros. Todos ellos, uno tras otro, se han lanzado a atacar en épocas recientes a las hordas de lectores.

Comienzo de El hombre lobo (cuento popular), de Orest Sómov . Es uno de los relatos incluidos en Rusia Gótica.

Sacamos los dos a la vez. El de Pushkin era el que quería sacar James y este otro el que quería sacar yo.No sabíamos dónde nos metíamos… Pasó un año desde que lo decidimos hasta que los publicamos. Un año preparando dos, tres libros. No sabíamos muchas cosas, aprendimos sobre la marcha.

[Habla en todo momento con humor y con una modestia sincera y cabal: es la pasión la que les mueve a hacer libros, a buscarlos; a rescatarlos del olvido]

entrevista-1-5J.: Siendo una editorial centrada en literatura rusa, la idea era empezar con el autor fundamental, era algo sencillo. Es un clásico, uno de los autores universales más importantes. Tiene, por cierto, fama de ser uno de los autores más difíciles de traducir, sobre todo su poesía. Elegimos algo de su prosa, que es también difícil pero no tanto.

M.: Fue el padre de la literatura rusa. Entonces, fue como una declaración de intenciones el publicar un libro suyo el primero. El segundo, sin embargo, ya ves que es más una frikada. Soy especialista en literatura gótica, de terror; y, claro, vino también un poco rodado este título. Digamos que yo soy la parte friki, él la parte clásica [¿Lo ven? Lo ha vuelto a decir]; James es eslavista, la editorial es su proyecto, en realidad.

¿Cuántos idiomas hablas, James?

M.: [Interrumpe, se parte de la risa, es una broma recurrente] Depende del día que le preguntes… Dice que no sabe francés un día y al día siguiente te lo encuentras leyendo en ese idioma.

J.: Leo mucho más que hablo. Leer es más sencillo. Ruso, inglés y español son los idiomas que manejo más o menos bien. Luego, no sé, leo en francés, alemán… Tuve profesores muy exigentes. Hice algo así como tres años de alemán en el cole, y luego ya solo leyendo voy aprendiendo: leo con diccionario.

M.: Así es como yo leo ruso. Soy la parte castellana del equipo de traducción. Sí estudié algo de ruso en la Universidad, también francés y portugués, pero no soy especialista en literatura eslava.

Contadme sobre los libros.

J.: La línea que sigue la editorial y que sigue siendo muy importante, es la idea de que la literatura rusa no es solo sota, caballo y rey. Cuando te acercas a las librerías y les enseñas el catálogo, o les cuentas lo que piensas publicar, siempre son muy corteses, pero notas que los libreros están pensando: «¿Cómo vamos a vender a un ruso al que no conoce nadie?». Ocurre que la literatura rusa es tan inmensa que existen autores que nunca han sido publicados fuera de Rusia, en ningún sitio, y que son tan buenos como los más conocidos por el público. Es posible que no haya otro Tolstói, pero el nivel medio de la literatura del diecinueve, y en cierta medida también del siglo XX, es bastante más alto que en prácticamente ningún otro país. Y eso es lo que queremos que refleje nuestro catálogo: la diversidad dentro de la literatura rusa, ya sea modernista, ciencia-ficción…

M.: Date cuenta que esto [Marian señala el montón de libros sobre la mesa, muy heterogéneo] aparece en la misma colección. Así, empezamos con un clásico y con una frikada de cuentos sobre hombres lobo, también de una altísima calidad literaria: cuentos de varios autores: Karamzín, Sómov, Baratynski… Incluso Lérmontov, que también hizo sus pinitos en el género. La idea era, desde el principio, no poner ese tipo de etiquetas, no separar la ciencia ficción, el terror, los clásicos modernos; sino que en la misma colección tuviera cabida todo, sin renunciar en ningún momento a la calidad, por supuesto.

Mira, por ejemplo, el primer año sacamos seis libros. Pues bien, dos de ellos eran sobre viajes a Marte [han leído bien, no se detengan, se lo escribo otra vez: viajes a marte]: novelas soviéticas: Estrella roja y Aelita. O que una autora joven, como Anna Starobinets, y esto creo que ilustra muy bien lo que digo, esté publicada en la misma colección que Turguenev. No es cinismo, no es marketing: es una declaración de intenciones. Esta chica es una pedazo de escritora, por otra parte.

[Uno de los libros de esta mujer que he tenido ocasión de leer es El vivo. Lo anoto aquí para que todos los que en su día alucinaron con Ubik corran a por él, es alucinantemente bueno, que diría el amigo Fabio. Nevsky, además, tiene la suerte de tener una distribuidora como UDL; está en todas las librerías, es muy fácil encontrar sus títulos.

La complicación de traducir a Pushkin, James.

J.: Pushkin es famoso por afirmar que las cualidades más importantes de la prosa, sobre todo la prosa, son: kratkost y tonkost (brevedad y precisión). Evidentemente, esto es muy difícil de traducir. Son cuentos donde la trama está muy pensada, donde cada palabra tiene una intención, medida. Pasó igual con la traducción de Starobinets; que no la hicimos nosotros, por cierto, es una traducción de Raquel Marqués García. Una edad difícil es para mí lo mejor que he leído en ruso en los últimos cinco años. Controla muy bien todos los niveles, es una trama actual, pero es también una alegoría; controla cada elemento del texto, no deja nada sin explicar.

M.: Va más allá de brevedad y precisión. Esta chica es heredera de Petrushévskaia: cada palabra tiene varios significados.

J.: Sí, bien, pero es una ambigüedad precisa, medida. Está siempre controlando varios niveles de lectura. En el caso de Anna lees pensando que estás resolviendo un puzle.

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Raquel también tradujo El Vivo.

M.: Sí. Vamos ahora a ir por el tercer libro suyo. ¿La viste en página dos?

J.: La llevaron a un manicomio…

M.: Y ella toda confundida, preguntaba: «¿Pero por qué me traéis aquí»? [Se troncha de la risa] Es muy maja, y muy inteligente, con una idea muy clara de adónde quiere ir literariamente, y un discurso que nos gusta, que no se ve restringido en un género ni otro. A ella no le gusta tanto la etiqueta de autor de terror. En realidad, tiene una visión más amplia de su obra, por eso encaja tan bien en nuestro catálogo.

J.: No es una autora de ciencia-ficción, sino una autora que expresa sus ideas mediante las claves que le da la ciencia-ficción, como todos los grandes de este «género», nada más y nada menos que buenos escritores.

«La nueva Stephen King», ponéis en portada.

J.: Cuando tienes una autora nueva, y la quieres meter en el mercado, a veces tienes que recurrir a esto; si tienes una cita así la utilizas, es algo útil. Luego en la feria del libro yo lo aclaro: «No, a ver, no es así…».

¿Cómo la descubrís?

M.: Colaboramos de vez en cuando con editoriales inglesas, y una de ellas es Hesperus Press, que publicaron sus cuentos en inglés. Los leí, y no paraba de decirle a James que teníamos que buscar el libro en ruso, que teníamos que publicarla en castellano. Él se resistía, no la había leído aún. Y, bueno, ya ves la colección british, yo siempre estoy encontrando chicas.

Cierto. Y no es nada habitual.

M.: James y yo nos complementamos muy bien, porque él es más académico, más clásico. A mí me gusta más la ciencia ficción, explorar otros géneros. Supongo que también tengo algo de culpa por las chicas… Lidia Zinovieva-Annibal también fue idea mía, pero no funcionó tan bien a nivel de ventas. Publicamos El zoo trágico. Son unas memorias ficticias, en la Rusia rural, con todos los criados, la nana, sus padres, todos los animales. Y es de principios del siglo XX, es como un híbrido.

Entonces la veo, la chica que se ríe en la zanja, en la alta y florecida hierba, y con enfado me acerco a ella. De un salto se pone derecha, como un muchacho, delgada y firme, con un rostro… parecido al del negruzco ruano, como la piel gelatinosa sobre la crema agria horneada. Y hacia mi rostro enfadado miran desde esa pequeña cara ruana unos ojos marrones y dorados: implacables, sin parpadear, sin esperanza y sin miedo. Solo los labios gruesos, rojo oscuro como las fresas que han madurado demasiado bajo el sol, tiemblan un poco.

Lidia Zinovieva-Annibal en El zoo trágico.

J.: Es un libro que ha provocado mucho interés y muchas reacciones, muy positivas. Es uno de los pocos libros, por ejemplo, hablando otra vez de la feria del libro, sobre el que me han venido a preguntar por la segunda parte. Es un ejemplo perfecto de lo que comentaba antes, apostar por autores rusos desconocidos. Aunque no hayamos vendido muchos, nos alegramos de haberla publicado. Si te fijas, publicamos tantas mujeres como hombres, y algunos años a más mujeres. De eso tiene un poco de «culpa» Marian, sí, y del sello de Fábulas de Albión.

M.: Es cierto. Lo ruso se me quedaba un poco corto para expresarme como editora. Quería publicar otras cosas, más acordes con mi formación y mis lecturas. Por ejemplo, a Gladys Mitchell. Esta señora es de la época de Ágatha Christie.

También portada de Zuri Negrin.

M.: Sí, bueno, habría que hacerle a Zuri una estatua en algún sitio. La de El vivo también es suya. Ambas fueron destacas entre las mejores portadas del año.

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Lo british, Marian: Gladys Mitchell y su Cuando sale la luna.

M.: Sí. Esta mujer es una de las grandes, formaba parte del triunvirato de las damas del crimen: Dorothy Sayers, Ágatha Christie y ella. Y está casi que olvidada, no solo aquí, también en Inglaterra. Ahora se ha vuelto a publicar su obra… Tiene creo que son ¡sesenta novelas! Y en España nunca se había traducido. La cuestión es que desde el punto de vista de la calidad de la prosa, su estilo, era muy superior a las otras dos. Por eso quería recuperarla, traerla a España. Y esta, Cuando sale la luna, es la mejor que he leído de ella (no he leído muchas, unas diez o así).

Ya dentro del sello Fábulas de Albión.

M.: Sí. Tal vez fue un error al principio hacer un sello completamente separado, porque la gente se confundía. De hecho, ahora ya lo tenemos todo en la misma página web. Así puedes ver lo ruso, lo inglés.  En un momento determinado este sello salvó la editorial, pero no por este libro, no se vendió casi nada… Es cierto que es más complicado vender el libro de una escritora, que alguien me explique por qué, pero es así.

[Ni idea]

J.: No vamos a citar nombres, pero hemos hecho propuestas de traducción a otras editoriales, a una en concreto, y nos ha contestado que no quieren publicar a mujeres, que hay hombres con una calidad muy superior.

M.: Esto es lo que hay, no sé qué te encontrarás tú.

[]

J.: Nosotros seguimos sacando mujeres sin prejuicio ninguno, son autoras que nos gustan: Anna Ajmátova, Nadezhda Teffi… El libro de Ajmátova, en concreto, es un libro muy valioso, pero no lo verás en ninguna lista… Es complicado, sobre todo en este mundo en el que los periódicos en papel no son más que una gota en mitad de un océano inmenso de información, de manera que es muy complicado filtrar lo que se reseña y quién lee las reseñas.

Mi infancia fue tan única y maravillosa como la infancia de todos los niños del mundo… Hablar de la infancia es fácil y difícil. Gracias a su naturaleza estática, es muy fácil describirla, pero en esta descripción a menudo surge el empalago, que debería ser completamente ajeno a un período de la vida tan importante y hondo como es la infancia. Además, unos quieren parecer demasiado desgraciados en la infancia, otros, demasiado felices. Pero lo uno y lo otro suelen ser sandeces. los niños no tienen con qué comparar, simplemente no saben si son felices o desgraciados. Tan pronto como aparece la conciencia el hombre va a aparar a un mundo completamente preparado e inmutable, lo más natural es creer que este mundo nunca había sido diferente. 

Anna Ajmátova. Prosa

Es otro tema, el de qué se reseña y por qué en los suplementos culturales.

M.: O cómo apareces en el catálogo de tu distribuidora.

[Pasamos de puntillas por aquí. Seguimos con los libros. Mejor dicho: Con El Libro:]

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James y yo somos de letras, hacer números se nos da fatal. Cuando ajustamos el precio con la formulita siempre nos sale muy caro, así que acabamos bajándolo [se ríe: tiene asumidísimo que no es ni se va a convertir de pronto en una mujer de negocios de éxito]. Tenemos muy pocos libros que valgan más de 20 euros. Ahora vamos a sacar, por fin, El maestro y Margarita. Para mí había dos cosas a la hora de montar la editorial que quería y que haciéndolas ya me quedaba tranquila: publicar a H.P. Lovecraft, que es uno de los autores clave en mi imaginario de escritora, como buena gótica; y publicar El maestro y Margarita. Ya con eso me puedo morir tranquila. Este año ya por fin cumplimos las dos cosas. (Risas.) La editorial ya ha alcanzado su objetivo.

J.: Te estás matando, Marian…

M.: Alianza tiene los derechos de la edición de bolsillo, así que lo que hemos hecho ha sido comprar los derechos para publicarlo en tapa dura. Claro, ya es un proyecto más caro. Y ya que hemos decidido hacerlo vamos a hacer un evento de esto.  Alfonso Rodriguez, que es nuestro ilustrador, por así decir, es muy versátil, no vamos a dejarlo escapar, ha hecho unas láminas muy evocativas del texto. Haremos también unas postales. Hemos tirado la casa por la ventana. La traducción es de Marta Rebón, por fin hemos encontrado un proyecto especial para hacerlo con ella, admiramos muchísimo su trabajo. Llevamos tiempo dándole vueltas a la idea de qué podíamos hacer juntos.

J.: De este libro solo hay una traducción de los años 60, de Amaya Lacasa, es esa traducción la que se puede leer, la que han publicado tantas veces en bolsillo. Es Alianza, como decía, la que tiene los derechos y ha cedido la traducción a otra gente para que la use. Y sin querer ofender ni desmerecer a nadie, es lo cierto que es una traducción de hace más de 50 años… El maestro y Margaria ocurre también que es un caso muy particular, Bulgákov murió antes de acabarlo, de darle los toques finales, y siempre ha habido alguna controversia acerca del texto definitivo. Hay una edición del 68 a la que aún le falta material… No fue hasta 1990 cuando Marietta Chudakova, académica rusa, hace por fin una edición del texto en condiciones, usando lo que tenía la viuda de Bulgákov, aún viva por aquel entonces. Publicó las Obras completas por el 50 aniversario de su muerte, y es la mejor edición, la más completa. Diría que es la definitiva. Es una novela muy importante, imprescindible.

M.: Además, es el primer libro que me regaló James cuando empezamos a salir.

J.: [Irónico:] Sí, sí, eso es lo más importante, el auténtico valor de esta novela es que yo te la regalé cuando empezamos a salir.

M.: Bueno, al final todo tiene un significado personal. Es una pasión, algo con lo que nos identificamos, que nos gusta. De eso se trata.

[Es muy divertido charlar con los dos: se conocen de años, se respetan, se saben gastar y aceptar las bromas. De mayor quiero quererme así con alguien]

Planes para el futuro.

M.: El maestro y Margarita saldrá para el día del libro, a principios de Abril. Lleva un prólogo de Ricardo San Vicente, que es realmente el eslavista español que más sabe de Bulgákov, está en la Universidad de Barcelona. Además es un hombre que escribe de forma muy amena, es también traductor… Sabe de lo que habla y sabe además comunicarlo. Será una edición muy cuidada, hecha con mucho cariño. Es nuestro quinto año de vida.

Más.

M.: Hemos planificado cuatro nada más. Volvemos a ser lo que era Nevsky hace dos años. Vamos a sacar libros que nos gustan mucho porque nos gustan mucho. Sacamos dos rusos y dos de Albión. El otro ruso es La ciudad de N, de Leonid Dobychin. Es un autor desconocido, con solo tres libros. Su historia es fascinante: publicó algunos cuentos, luego publicó esta novela, y no le gustó nada al régimen soviético; la prohibieron.

J.: Porque parecía muy superficial. Es una obra muy exquisita. Se trata de la última novela rusa que sigue la tradición decimonónica. En alguna forma se la puede incluir en la tradición que va desde Tolstói via Aksákov hasta escritores como Blok, Biéli, o Zinovieva-Annibal, una historia de la adolescencia del narrador, pero está escrita de una forma completamente distinta a cualquier otro libro ruso que yo conozca. Da la impresión de ser casi una colección de detalles puntuales sobre la vida de alguien, pero, cuando te alejas, te das cuenta de que lo que estás viendo es una pintura de una coherencia increíble, organizada al más mínimo detalle. Es como una novela hecha de píxeles. La primera novela «computadora».

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M.: Esto es algo muy nevskyano: publicar autores que nadie conoce con un gran valor. Como Gázdanov, vaya. Ojalá seamos capaces de hacer llegar a muchos lectores autores desconocidos aquí, pero que merecen la pena.

J.: La novela fue prohibida. La gente la leía de manera clandestina. Luego apareció su cadáver, tres meses después de que la novela fuera atacada por la Academia de las Artes (la RAE rusa). Según la historia oficial se suicidó. No se sabe realmente lo que pasó. Fue ya en los años 90 cuando se redescubrió su obra en Rusia, quién sabe en qué podía haberse convertido. Viktor Yeroféiev, un crítico muy respetado, ha publicado un ensayo que se llama Las flores del mal rusas, una historia de la prosa oculta rusa del siglo XX. Aparece Dobychin como una figura muy importante. Siempre ha tenido defensores muy fieles. Hay un autor, Veniamin Kaverin (otro que merece ser publicado más en España), que publicó en sus memorias unos recuerdos sobre Dobychin, además de incluir un par de sus relatos como homenaje al autor. Después se dedicó a rotarlos cada vez que sacaba una reedición de sus memorias. Dobychin nunca llegó a desaparecer por entero gracias a acciones de este tipo. Ahora el problema es el contrario: ¡Dobychin es tan respetado que la última vez que estuve en San Petersburgo las ediciones de sus libros estaban agotadas! [Lo cuenta fastidiado: suelen ir a Rusia con lo justito en las maletas para traerlas de vuelta llenas de libros.]

No me habéis contado por qué lo de Nevsky Prospects.

M.: Es la gran vía de San Petesburgo. Es una arteria muy literaria, Nevsky prospects, la perspectiva Nevsky. Franco Battiato tiene una canción sobre ella.

Ah, no lo sabía.

J.: Qué suerte. [Le sale del alma el comentario.]

M: Gógol tiene una historia que se llama también como la calle. Queríamos haberla sacado cuando creamos la editorial, algo para darnos  a conocer, una detalle a modo de presentación. Lo que pasa es que empezamos a traducirlo y… uff, es dificilísimo traducir a Gógol.

J.: Es el futuro de Nevsky. Tenemos una subvención —es el primer año que la pedimos, no lo habíamos hecho hasta ahora— y vamos a hacerlo. Vamos a publicar los cuentos completos de Gógol. Será ya en la primavera del 2015. La cosa sobre Gógol es que los críticos, y en particular Vladímir Nabókov, han creado una imagen de él como un escritor de «fantasía urbana», uno de los creadores del mito fundacional de San Petersburgo, como ciudad literaria y oscura. Pero lo cierto es que es un autor que surge del folklore, sus primeros dos libros fueron relatos sobre la ucrania rural, y es únicamente al final de su vida cuando escribió los relatos urbanos en los que se ha cimentado toda esta fama. Pero Gógol es mucho más, y nuestra edición tratará de ofrecer una visión completa de su obra corta.

Falta de este año que me contéis los dos de Albión que vais a publicar.

M.: Yo estaba buscando a la siguiente Anna Starobinets. Y la he encontrado [triunfal aquí Marian]. Es una chica sueca que escribe en sueco y en inglés, Karen Tidbeck. Nos envió unos cuentos y los ha traducido Carmen Montes Cano, que ha ganado el premio nacional a la mejor traducción en 2013 por Kallocaína. Pasa un poco como con Anna: tiene cuentos de terror, de ciencia ficción, de fantasía… Escribe como los ángeles, que es lo que nos interesa siempre, publiquemos a Pushkin o a un autor más desconocido. Hay muchas editoriales que siguen este modelo que tanto nos gusta en nuestro país, Aristas Martínez, Salto de Página… publicar género, pero dentro de una colección literaria. Este es nuestro leitmotiv. La portada es una maravilla, de la diseñadora Eva Ramón.

Y el cuarto proyecto es un locurón que yo quería sacar hace ya tiempo. Son dos señoras de la época eduardiana que trabajaban en un college en Oxford, una era la directora del primer college para chicas, y la otra su segunda al mano. Se fueron a París un verano. Entonces, paseando por Versalles, por el Petit Trianon, de repente empezaron a ver gente vestida de época, se perdieron, alguna persona las increpó, en lenguaje arcaico… Total, que por la noche se dieron cuenta de que lo que había pasado —a esa conclusión llegaron— era que habían sufrido un time slip.

James: Es una historia real [Lo tiene que aclarar porque debo estar poniendo la misma cara que si alguien me estuviera contando la trama del último capítulo de Fringe, y no, ya verán].

¿Cómo que real?

M.: Sí, sí, luego ellas le estuvieron dando vueltas, investigando, si había por allí un grupo de teatro, por ejemplo, que pudiera explicar todos los personajes con los que se encontraron, María Antonieta incluida. Y la única explicación factible que encontraron fue esa.

No quiero imaginar qué hipótesis no factibles descartaron.

M.: Ya, ya, es una frikada absoluta. El libro es sobre la investigación, sobre qué podía haber pasado. Es uno de los pocos time slip que se encuentran documentados. Quería sacar este libro desde que lo leí. No sé, me parece tan curioso.

Y esa es la primavera. Desde Dobychin, que es un autor desconocido que merece mucho la pena, hasta esto.

J.: También nos hemos planteado empezar a publicar en inglés. Empezaremos con una colección de relatos Steampunk. Queremos enseñar lo que se hace en España más allá de nuestras fronteras. Aquí se hace muy buena ciencia ficción. Nuestro compromiso sigue siendo publicar libros físicos, pero introducirse en un nuevo mercado es muy complejo y costoso, y la edición digital nos da la oportunidad de llevarlo a cabo, es una aliada en lugar de una enemiga. Y el futuro a medio plazo va a incluir bastantes proyectos mirando al mundo anglosajón. No podemos adelantar mucho, pero… Estad atentos.

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Cada año tenéis un accésit en el Premio Yeltsin, un debate sobre si James debe o no debe llevar pajarita. Podemos acabar así.

James: Sí, es verdad… Este año celebramos cinco años de Nevsky Prospects ya, además. Después de tanto tiempo, hay que decirlo, tenemos la suerte de contar con colaboradores en los que confiamos y con los que tenemos muy buena sintonía. No solo traductores, es decir: también diseñadores, correctores, ilustradores, y autores cómplices. Una editorial es la suma de sus colaboradores externos… y nosotros tenemos, ya digo, mucha suerte. ¡Si ellos me dicen que me ponga pajarita, me la pongo!

[El año que viene no te vas a poder escapar, James; ha quedado por escrito.]

Fotografía: Manu Granadero

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10 Comentarios

  1. Jot Down, la revista que va sobre [revistas parecidas a] Jot Down.

  2. Jesús Couto Fandiño

    Lo del marketing es lo que tiene. De estos señores lo único que tengo por ahora es su edición de «El Lunes Empieza el Sábado» de los hermanos Strugatski, y me recuerdo que venia con algun tipo de cinta, pegatina o no se que diciendo algo como «¡El Harry Potter Soviético!». Cosa que francamente me irritó un poco… bastante… pero vamos, que si no es por ellos me quedaba sin leerlo. Asi que gracias y a ver si vendeis mas aunque sea con cosas como esa :-P

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