Música

Paraplejia, polidactilia y otras contrariedades

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Django Reinhardt. (DP)

Desde que, hacia 1795, le diagnosticaron un principio de sordera al maestro alemán Ludwig Van Beethoven, han sido bastantes los músicos que han desempeñado su actividad pese a tener limitaciones físicas. Vamos a repasar algunas de las estrellas de la música pop que, pese a sufrir accidentes o enfermedades que le han hecho arrastrar alguna discapacidad física, han conseguido desarrollar su carrera musical orillando su desventaja. Haremos un recorrido cronológico, pasando por alto la ceguera, aspecto al que hay que dedicarle un artículo en exclusiva.

Jean Baptiste Reinhardt, alias Django («Me despierto», en romaní) Reinhardt, nació en Bélgica en 1910, pero se crio en un campamento gitano cercano a París, donde tocaba el violín primero, y la guitarra después. El 2 de noviembre de 1928 un incendio devastó la caravana donde vivía con Bella, la mujer con la que había contraído matrimonio un año antes. Las flores artificiales que fabricaba ella, y que almacenaba en la caravana, estaban hechas por entonces con un celuloide altamente inflamable, lo que favoreció que se desatara el infierno cuando una vela cayó accidentalmente sobre ellas. Ambos lograron escapar, pero Reinhardt sufrió quemaduras severas. Los médicos recomendaron amputar su pierna derecha, aunque él rechazó la cirugía y consiguió salir adelante ayudado por un bastón. Su mano izquierda también resultó dañada, ya que el fuego le provocó la atrofia de los dedos anular y meñique. Este hecho, lejos de convertirse en un obstáculo para continuar su carrera musical, le convirtió en un sublime guitarrista de jazz poseedor de un original e inconfundible estilo.

La polidactilia (del griego poly, «muchos» y daktylos, «dedo») es un trastorno genético que se da cuando una persona nace con más dedos en la mano o en el pie de los que le corresponde (normalmente un dedo más). A estos dedos se les llama «dedos extra» o «dedos supernumerarios» y normalmente son apéndices muertos, sin movimiento. Para Theodore Roosevelt «Hound Dog» Taylor, esto no representó ninguna discapacidad, aunque en una noche de borrachera se cortó el dedo extra de su mano derecha con una navaja de afeitar. Hound Dog Taylor nació en 1917 en Natchez, Mississippi, con seis dedos en cada mano y, pese a que se inició en el mundo del blues tocando el piano, destacó a partir de los veinte años tocando la guitarra. Cabe destacar que fue el primer artista que publicó un disco en el conocido sello de blues Alligator en 1971, cuatro años antes de su muerte a causa de un cáncer de pulmón.

A Walter Brown «Brownie» McGhee tampoco le condicionó profesionalmente el virus de la polio, que le atacó a los cuatro años provocando que su pierna derecha quedara más corta que la izquierda. Como consecuencia de ello, tuvo dificultades para caminar si no era apoyado en un bastón o una muleta. Quizá por la barrera que esto suponía para sumarse a los juegos de los demás niños de su entorno, McGhee se sumió en otro universo y aprendió a tocar la guitarra y el piano. Por suerte para él, la ONG March Of Dimes, que nació para combatir la polio, financió en 1937 una intervención que le hizo deshacerse para siempre de muletas y bastones. Fue a partir de ahí cuando su carrera comenzó a despegar al conocer al mánager de Blind Boy Fuller, de cuyo armonicista, Sonny Terry, se apropió a la muerte de este, comenzando así un dúo que hizo historia en el blues.

Afectado por la polio, y con peor suerte que McGhee, también resultó uno de los mejores hacedores de canciones de la historia del pop, Doc Pomus. En 1925, diez años después de que viniera al mundo el bluesman, nacía Jerome Solon Felder en Nueva York. Durante el verano de sus siete años sus padres lo enviaron a un campamento alejado de la metrópoli, para escapar de la epidemia de polio que la asolaba. Al tercer día de estar allí, se despertó por la mañana y vio que no podía mover las piernas. En el hospital no sabía qué es lo que ocurría, sus padres hablaban con los médicos sin que él pudiera oírles. La única señal que le llegaba eran los ojos de Millie, su madre, llenos de lágrimas. Y supo que algo horrible le había ocurrido. Sus piernas habían quedado inmovilizadas, y necesitaría apoyarse en muletas o silla de ruedas durante toda su vida. El pequeño Jerome, que soñaba con ser campeón del peso pesado de boxeo con muletas, se convirtió en campeón mundial de composición de canciones, principalmente junto a su compañero Mort Shuman. Para muestra, varios maravillosos botones: «A Teenager in Love», «Viva Las Vegas», «Save The Last Dance For Me», «Surrender», «(Marie’s the Name) His Latest Flame»…

Johnnie Ray alcanzó la gloria durante la década de los cincuenta gracias a su éxito «Cry». Su peculiar estilo de cantar, desgarrado y teatral (componía gestos de dolor, se llevaba la mano a su oído izquierdo, se tiraba del pelo, lloraba…), era debido en parte a su deficiencia en un oído, en el cual llevaba un audífono. Según cuenta un amigo de la infancia, Jim Low, dicha carencia se produjo en un accidente a los doce años estando en los boy scouts, cuando fue manteado por sus compañeros y cayó al suelo, golpeándose su oído derecho. Eso le convirtió en el chico más solitario del mundo, según sus propias palabras. Una posterior operación de cirugía en 1958 no hizo sino empeorar el oído que le quedaba sano, quedándose prácticamente sordo. Su vida personal estuvo marcada por su ambigua sexualidad, que le reportó más de un problema con la ley, y su alcoholismo, que precipitaría su fallecimiento a causa de una cirrosis hepática en el hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles, el 24 de febrero de 1990.

Avanzando en el siglo llegamos a los años del nacimiento del rock’n’roll —a lo cual contribuyó Johnnie Ray—, donde se forjaron mitos como el de Gene Vincent. Nacido en Norfolk, Virginia, en 1935, a los veinte años sufrió un grave accidente de moto mientras prestaba servicio en la armada, que casi provocó la amputación de su pierna izquierda. Se rompió la tibia y la fractura no cerró bien, por lo que tuvo que llevar una abrazadera metálica en su pierna el resto de su vida. Fue precisamente durante su recuperación en el hospital naval de Portsmouth donde compuso la melodía de «Be-Bop-A-Lula». Se dice que la letra la escribió otro paciente, Don Graves, a quien se la compró su mánager Bill Davis, que figura en los créditos. La canción se publicó en junio de 1956 y subió al número 7 de las listas norteamericanas. Cuatro años después, durante una gira por Reino Unido, sufrió otro accidente, esta vez de coche —en el que falleció su compañero Eddie Cochran—, que le provocó nuevas heridas en su pierna, amén de costillas y clavícula fracturadas, y en su alma. El dolor físico unido a problemas con el alcohol derivarían en su muerte en 1971 a causa de una úlcera de estómago.

Uno de los estilos musicales que transformaron el rock’n’roll a mediados de los sesenta fue el garage. Observamos dos grupos representativos de este estilo con algún componente limitado físicamente. The Barbarians se formaron a principios de la década en Massachusetts y fue una banda de corto recorrido, ya que solo publicaron un elepé en 1965. Como rareza presentaban a un batería, Victor Moulton, que tocaba con un garfio en sustitución de su mano izquierda, destrozada al explotarle una bomba de fabricación casera en 1959, cuando contaba con catorce años de edad. El incidente fue inmortalizado en una de sus canciones más conocidas, que lleva como título el apodo con el que era conocido, «Moulty». Al otro lado del Atlántico, Johnny Kidd, al frente de sus Pirates, concibió en Inglaterra canciones como «Please Don’t Touch» o la más célebre «Shakin’ All Over». Se creó una imagen de «pirata» llevando un parche en su ojo derecho. Sobre los motivos que le impulsaron a esto corre la leyenda de que se hirió el ojo con una cuerda rota de guitarra, aunque lo cierto es que padecía estrabismo, así que, en este caso, se trata de una fake new. Frederick Albert Heat, su nombre «despiratizado», decidió ocultar su afección ocular bajo un parche negro, a la vez que adoptó para su apellido artístico el del corsario escocés del siglo XVII William Kidd. Este moriría ahorcado en 1701 y aquél murió el 8 de octubre de 1966 a la temprana edad de treinta años en un accidente automovilístico en Lancashire, Inglaterra.

Jerry García, de ascendentes gallegos por parte de padre, estaba pasando las vacaciones de sus cinco años, allá por 1947, en las montañas de Santa Cruz, al norte de California, donde se entretenía cortando troncos con su hermano mayor Clifford Ramon, al que todos llamaban Tiff (el nombre real de Jerry era Jerome John, bautizado en honor de Jerome Kern). Mientras Jerry sujetaba el tronco, Tiff descargaba el hacha sobre él, hasta que, en un fatídico error de cálculo, la hoja del hacha cortó el dedo corazón de la mano derecha del pequeño Jerry. Tras el trauma inicial, pronto empezó a sacarle partido, siendo un niño, a la anomalía que suponía ser alguien diferente, con un dedo menos. A nivel musical no le afectó para nada a la hora de montar una de las bandas de referencia de los años sesenta, los Grateful Dead, así como para figurar regularmente en la lista de los cien mejores guitarristas para la revista Rolling Stone.   

Sin abandonar la década de los sesenta nos adentramos en aguas, y olas, pertenecientes a la música surf, uno de cuyos grupos abanderados fue Jan & Dean. Este dúo de californianos copó las listas norteamericanas en la primera mitad de los años sesenta gracias a canciones como «Surf City», «Dead Man’s Curve» o «Drag City», en competencia directa con los Beach Boys. La fulgurante carrera de la pareja finalizó en 1966 con el accidente de coche que casi le cuesta la vida a Jan Berry cuando se dirigía a una reunión de negocios en Beverly Hills. Su corvette chocó contra un camión aparcado en Whittier Drive, no muy lejos de la «Dead Man’s Curve» de Sunset Boulevard, a la que le cantara dos años antes. Tras el brutal accidente permaneció más de dos meses en coma y tuvo que aprender de nuevo a hablar y andar, aunque quedó paralizado de medio cuerpo. Aun así, a finales de los setenta volvieron a los escenarios impulsados por la nostalgia para rememorar sus mejores éxitos.

Un año después de la tragedia de Jan Berry, tuvo lugar el accidente de coche que le costó la pérdida de un ojo a Ray Sawyer, el líder de Dr. Hook. Sawyer dormitaba en el asiento del copiloto de un Chevrolet Corvair que conducía un amigo cuando el vehículo chocó contra un guardarrail cerca del río Columbia, en Portland, Oregón, donde trabajaba como leñador. Cuando despertó tenía los ojos ensangrentados y estaba atrapado entre los hierros del vehículo. Un año después abandonaba el hospital con solo un ojo sano y un brazalete de acero en una pierna, para dejar de cortar troncos y convertirse en Dr. Hook hasta su muerte a los ochenta y un años a finales de 2018. Precisamente el nick con el que se lanzó a la jungla musical se debe a su parecido con el capitán Hook, de Peter Pan, a raíz del parche que se colocó para tapar su ojo muerto.

Robert Wyatt fue el batería y cantante de Soft Machine, banda británica encuadrada dentro del incipiente rock progresivo de finales de los sesenta. Tras publicar cuatro discos, salió de la formación y montó Matching Mole (un avispado juego de palabras, ya que «Machine Molle» es la traducción francesa de «Soft Machine») antes de enfocar su energía en su carrera en solitario a finales de 1972. Dicha carrera se vería marcada por la paraplejia que sufrió el 1 de junio 1973, al caer, borracho, desde la ventana de un cuarto piso en una fiesta en Londres. Se rompió la duodécima vértebra y quedó paralizado de cintura hacia abajo. «Oí mi propio grito como si fuera el eco del aullido de un lobo, alejado de mí. Luego recuerdo ser introducido en una ambulancia. Seis semanas después desperté en un hospital y en un nuevo mundo».

Esto no fue obstáculo para continuar su trayectoria, de marcado componente político (como miembro activo del Partido Comunista ha defendido la causa palestina y ha luchado contra el apartheid, entre otras causas), en silla de ruedas hasta nuestros días, pero sí le impidió seguir progresando con su principal instrumento, la batería.

El que fuera vocalista de Harold Melvin & The Blue Notes, Teddy Pendergrass, comenzó su exitosa carrera en solitario a mediados de los años setenta, siendo un claro exponente de la música negra, explotando su vertiente soul más sexual, tanto en sus canciones como en el plano más personal. En marzo de 1982, a pocos días de su treinta y dos cumpleaños, se vio relegado a una silla de ruedas cuando su Rolls Royce verde se empotró contra un árbol en su Philadelphia natal, dañándose la columna y quedando paralizado de cintura hacia abajo. Tras una larga temporada de tratamiento, retomó su carrera en 1984, reencontrándose por primera vez con el público un año después en el Live Aid, que, en su versión americana, se celebró precisamente en Philadelphia. En 2006 anunció su retirada y el 13 de enero de 2010 falleció debido a una insuficiencia respiratoria.

El siguiente artista en desfilar por este doloroso carrusel es el tercero en verse afectado por el mismo virus. En 1949, Ian Robyns Dury tenía siete años, la misma edad que Doc Pomus cuando fue atacado por el virus de la polio. Una tarde de agosto la madre de su amigo Barry les llevó a Southend, ciudad costera del sureste de Inglaterra, donde ambos pasaron el día bañándose en una piscina, un baño que resultaría fatal para el pequeño Ian. Unas seis semanas después, fue con su tía a casa de su abuela en Cornualles a pasar unos días. Estando allí cayó enfermo y el doctor que le visitó no dudó en mandarlo al hospital, temiendo que hubiese sido víctima de la polio, como así resultó. Su brazo y su pierna izquierda quedaron paralizados de por vida y Dury habría de ayudarse de un bastón, que pasó a formar parte de su icónica imagen.

Su carrera estuvo marcada por su activismo y su adhesión a causas como la lucha contra el cáncer, el sida o la polio. Ian Dury falleció de cáncer a los cincuenta y siete años el 27 de marzo de 2000. La epidemia de polio de 1949 en Reino Unido también afectó al ilustre Donovan Leitch, que contaba con tres años de edad. Según él mismo cuenta, se contagió jugando en las calles del Glasgow de la posguerra, por donde campaban enfermedades como la difteria, la escarlatina o la polio. Como consecuencia de ello, su pierna derecha resultó afectada, quedando más débil y más corta que la izquierda. Para evitar que desarrollara un pie zambo debido al daño en los músculos de la pierna, se le cortó quirúrgicamente el tendón de Aquiles en la parte posterior del talón. Significaba que su pierna derecha podía crecer normalmente, pero sería más delgada y corta que la izquierda. «Afortunadamente, en la industria de la música, la gente solo se interesaba por mi forma de cantar y tocar y no por el tamaño de mis piernas», declaró en 2016, cuando cumplió cincuenta años de carrera musical. Para concluir la lista de artistas afectados por la polio, citamos aquí a un nacional, Isidro Arenas, teclista y vocalista de Tennessee, quien contrajo el virus en su infancia, provocando desde entonces que tenga que apoyarse en muletas para caminar. 

Otro batería que perdió un brazo sin que por ello abandonase su instrumento fue Rick Allen, el tercer y definitivo batería de los ingleses Def Leppard. En 1983 publican su álbum más aclamado, el superventas Pyromania (número 2 en Estados Unidos por detrás de Thriller) y el último día del año 1984, en la cima de su carrera, Rick Allen sufre un accidente de coche en Sheffield, Inglaterra. Su Corvette acaba chocando contra un muro y dando varias vueltas de campana al intentar un adelantamiento a gran velocidad, y Allen salió despedido del coche al no llevar ajustado el cinturón de seguridad, quedando su brazo izquierdo seccionado a la altura del hombro. Una matrona que llegó al lugar del accidente poco después recogió el brazo y lo guardó en hielo, pero fue imposible el reimplante en el hospital. Lejos de amilanarse, aprendió a tocar durante dos años la batería con un solo brazo, con la ayuda de un kit electrónico adaptado a su minusvalía, y se reintegró en el grupo en 1986, reapareciendo con Def Leppard en el festival Monsters of Rock de ese año.

La fatalidad se cebó con un genio del soul y del funk castigado por el destino a acabar sus días en una silla de ruedas, al quedar paralizado de cuello hacia abajo. La noche del 13 de agosto de 1990, Curtis Mayfield actuaba en el Wingate Field, en Brooklyn, Nueva York. Apenas un mes antes había publicado su álbum Take on the Streets y estaba relanzando su carrera, después de la bajada de popularidad de la música soul durante los ochenta, la tibia recepción de We Come in Peace with a Message of Love (1985) y la quiebra de su sello Curtom (formado, al igual que el mítico sello Stax, por las iniciales de sus fundadores, Curtis Mayfield y Eddie Thomas). La noche de ese lunes en Brooklyn las condiciones meteorológicas no eran las más idóneas para un concierto al aire libre ante más de diez mil personas. El senador Markovirz, quien financiaba el evento, presentó sobre el escenario al gran Curtis justo antes de que el viento derribara una torre de iluminación que cayó justo encima de él, rompiéndole fatalmente la tercera, cuarta y quinta vértebras. Quedó semiinconsciente sobre el escenario hasta que una ambulancia lo trasladó al cercano Kings County Hospital. Los médicos salvaron su vida pero su cuerpo quedó paralizado. No podría volver a andar, ni actuar ni tocar la guitarra.  Aun así, en 1996, publicó el LP New World Order. A consecuencia del accidente sus problemas de salud se irían agravando y moriría por complicaciones derivadas de la diabetes que sufría el 26 de diciembre de 1999 a la edad de cincuenta y siete años.

La dolorosa despedida de este artículo llega de la mano de James Victor Chesnutt, nacido en 1964. Su madre escribía poemas y su abuelo tocaba la guitarra, así que no era nada descabellado que el joven Vic Chesnutt se convirtiese en cantautor, como así ocurrió. Pero a Chesnutt le encantaba beber, le confería el poder convertirse en otra persona y salir de sí mismo, obviaba su baja autoestima. Y esta afición a la bebida le llevó a estrellarse con su coche en 1983 en el estado de Georgia. Cuando se despertó del coma, Vic Chesnutt, que contaba con dieciocho años de edad, se vio confinado a una silla de ruedas de por vida, paralizado de cuello hacia abajo. Sin embargo, la compleja personalidad de Chesnutt, una de cuyas aristas era el odio a sí mismo, ayudó a que el accidente y sus consecuencias no acabaran con él. «Si yo hubiera sido un chico modélico, podría haber sido más difícil para mí, pero yo era un idiota, conducía borracho. Lo hice. Lo acepté de inmediato. Como, «¿qué, esperabas algo más de tu vida?». En realidad nunca sentí demasiado miedo. Estaba más bien fascinado, de una manera enfermiza. Me sentí como, «Oh, bueno. Esto le da un giro completamente nuevo a las cosas»».

Su amigo Michael Stipe le impulsó y le ayudó a grabar su primer disco, Little, en 1990, y el 6 de octubre de 2009 publicaría su último trabajo, Skitter on Take-Off. Entre ambos, catorce discos más, preñados de humor amargo, poesía, autodesprecio, melancolía y desnudez. El día de Navidad de 2009, después de haberlo intentado sin éxito en varias ocasiones anteriormente —antes y después de su accidente—, puso fin a su vida ingiriendo más relajantes musculares de los que su cuerpo podía tolerar. Tenía cuarenta y cinco años.

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8 Comentarios

  1. Me llamó la atención no ver ninguna mención a la sordera de un oído de Brian Wilson de los “Beach Boys”

  2. Ni al accidente de Tony Iommi en la metalúrgica que le rebanó la última falange de sus dedos corazón y anular de la mano derecha. Su mano solista en la guitarra, por así decirlo, ya que es zurdo. Además, venía bastante a colación después de hablar de Django, que fue su inspiración para no colgar la guitarra.

  3. Y Rick Allen, el batería manco de los Def Leppard?

  4. Y Pat Martino, enorme guitarrista que tuvo que reaprender a tocar escuchando sus propios discos después de ser operado de un aneurisma cerebral.

  5. Un gran guitarrista que reaprendió a tocar después de habérsele jodido los tendones fue Dave Moustaine… wikipedia lo explica…
    En enero de 2002, Mustaine tuvo que ingresar en el hospital para que se le retirara un cálculo renal. Mientras estaba en tratamiento, los medicamentos aplicados le causaron dolores, lo que le provocó una recaída. Después de su estancia en el hospital, se trató inmediatamente en un centro médico en el estado de Texas (Estados Unidos). Mientras estaba en dicho centro, Mustaine sufrió una lesión anormal que le causó un severo daño nervioso en su brazo izquierdo. La lesión se produjo al quedarse dormido con el brazo en la parte posterior de una silla, causando una compresión del nervio radial. Se le diagnosticó una neuropatía radial, también conocida como parálisis de la noche de sábado, que lo dejó incapaz de agarrar o incluso cerrar su mano izquierda.

    El 3 de abril de 2002, Mustaine anunciaba en una conferencia de prensa que Megadeth se disolvía debido a la lesión en su brazo. En los siguientes meses, Mustaine se somete a una intensa terapia física cinco días a la semana. Lentamente, Mustaine comenzó a tocar nuevamente, pero tuvo que «reenseñar» a su mano izquierda.

  6. Uno que pasaba a saludar

    Todos estos casos palidecen delante del coraje de Jason Becker !!!

  7. Interesante propuesta. Faltaron algunos que considero importantes. Uno imprescindible es Michel Petrucciani que a pesar de padecer osteogénesis imperfecta (llegaba a un poco más del metro de altura) es considerado uno de los pianistas más importantes de la historia del jazz y sin lugar a dudas el mejor pianista europeo del jazz en el siglo XX.

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