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Esta es tu última oportunidad para leer el Silmarillion

última oportunidad para leer el Silmarillion
The Rings of Power. Imagen: MovieStillsDB.

Ningún autor que comprenda los límites precisos del decoro pretendería pensarlo todo. El respeto más profundo que se puede rendir al entendimiento del lector es repartir este asunto amistosamente con él y dejarle algo que imaginar por su parte

(Laurence Sterne, Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy).

Uno de los grandes enigmas en torno a la obra de J. R. R. Tolkien tiene que ver con las orejas de los elfos. El escritor no dijo nunca que las tuvieran puntiagudas. No parece que fuera un descuido o que no encontrase el pasaje idóneo para hacerlo: Tolkien se explayó sobre los elfos en El hobbit y El Señor de los Anillos, sus dos novelas principales, y escribió otra, el Silmarillion, de la que son prácticamente protagonistas. A pesar de eso, no mencionó las orejas de los elfos ni en estas ni en ninguna otra obra suya dedicada a la Tierra Media.

Si ha leído usted alguna de estas novelas es muy probable que haya pasado por alto este detalle. Habrá imaginado a los elfos a su manera, con orejas puntiagudas o sin ellas, y habrá seguido leyendo con naturalidad, inconsciente, seguramente, de haber sido usted, y no el autor, quien ha creado ese detalle particular de la historia. 

Es algo que ocurre mucho en la obra de Tolkien. En realidad, es algo que ocurre en cualquier clase de narración. Roland Barthes hablaba sobre ello en La muerte del autor, de 1968, un ensayo revolucionario sobre el papel activo del lector en la creación de las historias, aunque quizá sea Umberto Eco quien ha descrito con más precisión aquello que caracteriza a Tolkien. Estas son las palabras de Eco en El lector modelo, de 1987:

El texto está plagado de espacios en blanco, de intersticios que hay que rellenar; quien lo emitió preveía que se los rellenaría y los dejó en blanco por dos razones. Ante todo, porque un texto es un mecanismo perezoso (o económico) que vive de la plusvalía de sentido que el destinatario introduce en él […]. En segundo lugar, porque […] un texto quiere dejar al lector la iniciativa interpretativa, aunque normalmente desea ser interpretado con un margen suficiente de univocidad. Un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar. 

Lo que hace de Tolkien un escritor particular es que él sí imaginaba todo aquello que se omitía en sus libros. Tolkien dejaba que su lector «rellenase los huecos», como decía Umberto Eco, y eso lo hacía con honestidad, pero luego él imaginaba su propia visión de aquello que había omitido y se ocupaba, con frecuencia, de consignarla en algún lugar, aunque siempre de modo tal que el lector no tuviese acceso a ella. En la mayoría de las ocasiones hemos conocido esa información gracias a la correspondencia privada del escritor, buena parte de la cual ha sido publicada o subastada después de su muerte, y a través de anotaciones, bosquejos y otros materiales de trabajo que han corrido la misma suerte. En unos cuantos casos contados, Tolkien codificó la información en sus sistemas lingüísticos artificiales o en sus numerosas cronologías, genealogías y glosarios, haciéndola accesible solo a los exégetas más esforzados.

El mejor ejemplo de esta picardía suya son, de nuevo, las orejas de los elfos. En los idiomas élficos que inventó, Tolkien reservó el mismo lexema para las palabras hoja y oreja: lhass y lhewig en sindarin, lassë y lár en quenya. Esta clase de parentesco etimológico (el que conecta el nombre de un objeto natural y el de una parte del cuerpo) es habitual en las lenguas naturales y sugiere, por lo general, que ambas cosas se parecen. En castellano ocurre algo similar con los nombres del pómulo o la úvula, por poner solo un par de ejemplos; derivan del latín pomulum, manzana pequeña, y uvula, uva pequeña. Tolkien quiso que cada uno de sus lectores imaginase a los elfos a su manera, pero él, por lo que parece, tenía claro que sus orejas guardaban cierto parecido con las hojas de los árboles. Es decir, que eran puntiagudas. 

Hay un sinfín de casos como este en las obras que integran el legendarium (así es como llamaba él a sus libros sobre la Tierra Media). Los más recordados, claro, son los más vistosos: las orejas de los elfos, el aspecto preciso de los balrogs y otros relacionados con el aspecto que tienen las criaturas y las cosas. Tolkien, sin embargo, también elidió aspectos verdaderamente decisivos en el desenlace de la historia del Anillo Único al final de la Tercera Edad del Sol, cuando tienen lugar El hobbit y El Señor de los Anillos, y esos son más abstractos. ¿Qué limitaciones específicas comportaba el estado incorpóreo de Sauron, por ejemplo? ¿Cómo funcionan, con concreción, los Anillos de Poder? ¿Cuáles son las habilidades sobrenaturales de Galadriel, Elrond, Arwen y los otros elfos noldor? Estas cuestiones y muchas más solo las precisó fuera de sus libros. Si lo piensa, tiene sentido. ¿No dará Sauron más miedo si cada lector le atribuye las características que más le aterran? ¿No trataremos con más reverencia a Elrond y Galadriel si solo intuimos, pero no llegamos a confirmar, el alcance de sus poderes?

Para usted y para mí, la buena noticia es esa: que Tolkien nos confió la tarea de imaginar una parte de su mundo y que lo hizo en estas condiciones. Cuando no se conforme usted con la duda en torno a una cuestión concreta, casi siempre hay manera de averiguar lo que él pensaba sobre ella. La mala noticia es que alguien se dispone a usurpar nuestro papel como demiurgos y que pronto, muy pronto, ya no tendremos libertad para imaginar la Tierra Media por nosotros mismos. Y la noticia todavía peor es que ese alguien es Amazon.com, Inc., un enemigo más formidable que Melkor, Sauron y la araña gigante Ungoliant. 

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The Rings of Power. Imagen: MovieStillsDB.

***

Los Anillos de Poder, la precuela televisiva de El hobbit y El Señor de los Anillos, se empezó a escribir en febrero de 2019. Los encargados de hacerlo son cuatro hombres y tres mujeres y todos ellos se cuentan entre los guionistas mejor acreditados de Hollywood. Vienen de escribir para Los Soprano, Fringe, Breaking Bad, Juego de Tronos y Stranger Things, entre otros pepinazos. El encargo que recibieron fue un tanto inusual: bosquejar la serie entera, sus cinco temporadas, y tomar la decisión de cómo debe empezar y acabar; y luego de eso, ya sí, sentarse a escribir los guiones de la primera temporada. En otras palabras: hacerlo bien. Jennifer Salke, la jefa de Amazon Prime Studios, se ha referido en alguna ocasión a la sala de reuniones donde han estado trabajando, localizada en las oficinas de la compañía en Santa Mónica, California. Ventanas selladas con cinta adhesiva, guardas día y noche, cerraduras electrónicas que leen la huella digital… No le digo más. El presupuesto de la primera temporada asciende a cuatrocientos sesenta y dos millones de dólares y la serie, en conjunto, sobrepasará los mil. Es la serie más cara de la historia de la televisión.

Lo peor no es eso. Lo peor es que amenaza con ser buena. Ya lo sé, ya lo sé: el undécimo, no hablar bien de Amazon. Pero los indicios están ahí, yo qué quiere que le diga. Y la última vez que esto pasó, cuando Peter Jackson estrenó su trilogía sobre El Señor de los Anillos entre 2001 y 2003, lo que ocurrió fue justo eso: que resultó ser fabulosa. Y precisamente por eso perdimos, usted y yo, muchas de las competencias interpretativas que nos había legado Tolkien. Dígame: ¿acaso es posible ya, en la práctica, leer El Señor de los Anillos sin haber visto, o acaso estar familiarizado, con la adaptación fílmica de principios de siglo, tan sumamente asentada en el imaginario colectivo? ¿Acaso es posible imaginar un balrog con libertad, por más que Tolkien no nos legase una descripción precisa del mismo, en lugar del balrog de Peter Jackson? ¿O los olifantes o las bestias aladas que servían de cabalgadura a los Nazgûl? ¿Acaso se puede imaginar, siquiera, elfos de orejas redondeadas? 

Nuestra impresión es que no. Peter Jackson y sus guionistas, Fran Walsh y Philippa Boyens, rellenaron con mucho acierto todos esos vacíos en los que Tolkien se expresaba con más vaguedad o cedía el testigo directamente al lector. Y lo hicieron no ejercitando la imaginación, sino acudiendo al corpus extraliterario tolkiano: a sus notas, sus cartas y sus documentos de trabajo. Cuando el dato existía, lo incorporaron; cuando no, lo recrearon por interpolación con la ayuda de expertos en la materia. Trataron esa información con el mismo respeto que a la propia literatura y la emplearon como argamasa para rellenar los huecos. No se les puede culpar. Tenían que hacerlo. En cine, contar es enseñar. Y la obra de Tolkien, a fin de cuentas, se distingue precisamente por esa cualidad tan curiosa y contradictoria: que casi siempre se puede saber lo que el autor piensa sobre las cosas que no menciona. Para quien quiera leer a Tolkien sin la injerencia del cine y la televisión, la noticia no es tan buena. ¿Qué sentido tiene ejercitar la libertad que nos dio si alguien lo hace por nosotros y lo hace con acierto? ¿Qué sentido tiene cuando nosotros mismos sabemos que estos realizadores han puesto lo que Tolkien habría puesto

A las orejas de los elfos, lamentablemente, ya no llega usted a tiempo. Tampoco al aspecto de los balrogs ni a tantos otros enigmas tolkianos más que las películas de Peter Jackson dejaron resueltos para siempre. A los del Silmarillion, en cambio, sí puede hacerlo todavía, aunque tendrá que darse prisa: Los Anillos de Poder se estrena en menos de un mes. Una aclaración: Amazon y los propios showrunners de la serie, Patrick McKay y John D. Payne, han dicho ya que la suya no será una adaptación del Silmarillion. De hecho, han confirmado expresamente que solo cuentan con los derechos de adaptación de El hobbit y El Señor de los Anillos, incluyendo sus apéndices, y que van a hacer con eso su precuela ambientada en la Segunda Edad. Es una verdad a medias. Lo prueba el tráiler, donde ya vemos escenas que solo aparecen en el Silmarillion, y el propio momento en el que está ambientada la serie, imposible de recrear sin acudir al tramo final de aquel libro. Sea cual sea el grado de literalidad con el que se adapten las tramas concretas y los azares que sufran los personajes, lo cierto es que Los Anillos de Poder es una precuela centrada en la forja de los Anillos de Poder y estará ambientada unos cuantos milenios antes de que tengan lugar El Hobbit y El Señor de los Anillos. Y ese tramo de la historia de la Tierra Media está documentado con exhaustividad en la última sección del Silmarillion, titulada «De los Anillos de Poder y la Tercera Edad».

Hágame caso: no deje que nadie lea el Silmarillion por usted. En cierto sentido, es el último libro del legendarium con el que debería dejar que ocurriera. El Silmarillion, que repasa la historia del universo tolkiano desde la mismísima creación del mundo hasta la Tercera Edad, tiene las hechuras de una teogonía y una saga nórdica. Amparado por las convenciones de estilo, Tolkien se permite incurrir en la vaguedad y el resumen con mucha más frecuencia que en El hobbit y El Señor de los Anillos, que son prosa moderna convencional. En otras palabras: es un campo de juego mucho mayor que cualquier otro libro de Tolkien. Hay continentes enteros de los que usted no tiene noticia; hay enemigos infinitamente más terribles que los que usted conoce ya; hasta las alhajas mágicas son más mágicas y las arañas gigantescas, más gigantescas. Es fascinante y grandioso, es aburrido y extenuante, es lunático, cursilón, hortera y desacomplejado. Es, en suma, un libro portentoso. Y está a tiempo todavía de disfrutarlo como Eru manda: con la ayuda solamente de su propia imaginación. 

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The Rings of Power. Imagen: MovieStillsDB.

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36 Comentarios

  1. Casi prefiero que no adapten el silmarillion, sé que es algo que siempre se dice sobre un montón de literatura, pero no me parece adaptable a la pantalla. No por técnica, sino por su densidad y grandiosidad, su misticismo y por esos huecos a los que hace referencia el articulo, que todos llenamos en el silmarillion con nuestra imaginación, y que verlo plasmado en pantalla será siempre una decepción, al menos en este libro.
    Todo es Greater-than-life, a lo grande, dioses inabarcables, poderes inimaginables, belleza sin descripcion.. y precisamente lo que haria una serie/pelicula es abarcar, imaginar, describir…

    • Bueno, la verdad es que intentar adaptar a la pantalla la Ainulindalë con el canto de Ilúvatar, personalmente lo considero tan imposible como adaptar la primera parte del génesis del Zohar. Que ya adaptes partes, como el Akallabeth, vale, no es tan imposible. De todos modos parece que la serie se va a conformar con adaptar «De los anillos de poder y la tercera edad», cosa muuuuucho más factible.

    • Fabra Alexander

      Estoy de acuerdo , hay obras que simplemente se deben dejar para la interpretación y disfrute de la subjetividad

  2. ¡Gran artículo! Y qué cierto eso de que Jackson nos «chafó para siempre» nuestra visión de la Tierra Media.
    Soy un enamorado de su trilogía.
    Por suerte ya me he leído y releído el Silmarillion.

  3. que gran y oportuno consejo. A ver si soy capaz de volver a leermelo antes de que salga la serie y a ver si convenzo a mis hijos que lo hagan
    Efectivamente, lo mejor de Tolkien no es lo que cuenta sino lo que se intuye. Uno tiene la sensación de estar viendo la punta de un iceberg y que es mucho más lo que queda oculto.

  4. locopotra

    Qué maravilla de artículo. Desde hace años, tengo un Silmarillion en la estantería al que, de vez en cuando, al pasar por delante, miro de reojo, casi temeroso, sabiendo de su vastedad, de su complejidad. Creo que ha llegado el momento.

  5. Ya se tomó demasiadas licencias Jackson con las películas para que ahora Amazon adapte y termine de joder una obra que se les escapa por completo a su afán de conocimiento. Simplemente si es verdad todo lo que cuentan por las redes, tanto en personajes como en invenciones de la obra de Tolkien. Yo creo que sí Tolkien levantara la cabeza le repatearía lo que están haciendo con su obra.
    No dudo de la buena intención de Jackson, porque se nota que intenta ser fiel a los valores de Tolkien, pero lo de Amazon es delirante, creo que en parte responde a la destrucción de valores que en cierta manera nos deja caer Tolkien en su grandeza de la obra. No puede ser que la gente cada vez lea menos y que les coman la cabeza para que no tengan su propia opinión, simplemente como ya vaticinaron otros grandes como Orwell. Es puro marketing para ganar dinero y no les importa la obra de Tolkien
    P.d: Dejad que pensemos que somos libres mientras nos manejan como ovejas.

  6. Fabuloso señor Díaz.
    Gracias.

  7. Francisco Vera

    Desde hace muchos años releo periódicamente la obra de Tolkien, especialmente El Silmarillion, El Hobbit y ESDLA. Es como un ejercicio espiritual, como si fuera un peregrino que año tras año va a Santiago, sabiendo cada uno de los recodos del camino, pero deleitándose igualmente. Tuve reparos cuando Peter Jackson estrenó la trilogía, y tardé un tiempo en ir a verla al cine, pero cuando lo hice fue una experiencia magnífica, casi como si estuviese «leyendo» la película. Espero que la nueva serie de Amazon se parezca a esa experiencia. Por cierto estoy volviendo a releer el Silmarillion una vez más antes de que se estrene la serie. Gracias por el artículo

  8. Pues voy a hacer caso del consejo. Y teniendo el bestiario, echaré mano de él para lo que sea menester.

  9. Un artículo muy ,muy bueno. Coincido completamente en lo de que Amazon es un enemigo mucho más siniestro y poderoso que el mismísimo Melkor.
    Una pena enorme que en los tiempos que corren la grandísima mayoría de la gente vaya a perderse, por imposición propia, leer una de las obras más profundas e interesantes de Tolkien.
    A todos aquellos que leáis esto os aconsejo además del silmarillon releeros el propio señor de los anillos. Veréis que las películas no están para nada a la altura de semejante portento literario

    • Las películas son una dignísima adaptación del libro. Dignísima. Con licencias? Sin duda. Si acaso, yo siempre le reprocharé a Peter Jackson que no le dedicara diez minutos, diez miserables minutos, a Tom Bombadil.

      • Ire Helkadaliel

        Totalmente de acuerdo…la ausencia de Tom Bombadil nos dejó a más de uno/a a medio.

      • Me gustaría, más allá del atractivo visual que pudieran tener las películas, que alguien me explicase en qué es fiel la trilogía a la novela.

        Filosóficamente es completamente opuesta. El significado del Anillo, la naturaleza de los distintos pueblos, sus motivaciones, sus actos… es un peplum enorme, con una formidable fotografía, que cuenta una historia que no es la del final de la Tercera Edad.

        El problema no es si aparece Tom Bombadil o no. Es que lo que en el libro hace que Frodo, pese a fracasar, consiga destruir el Anillo, se muestra completamente opuesto. No hay atisbo de piedad, de duda, de resignación. De hacer lo que se debe hacer sabiendo que se esta condenado a fracasar.

        El error está en la desaparición de los rasgos que hacen realmente heroicos a personajes, como Faramir o Elrond, que moralmente se sitúan en una esfera muy superior a la de un resultadismo simplón, más propio de Denethor o su hijo favorito.

        En definitiva, cualquiera que lea los libros sabe perfectamente la diferencia entre las personalidades de Aragorn y Boromir, entre los partidarios de usar el Anillo como herramienta definitiva de poder absoluto e ilimitado (fuente precisa de su maldad innata y capacidad para corromperlo todo pese a la posible buena voluntad de su usuario), y los que saben que es mejor fracasar, que convertirse en otro señor oscuro.

        Elfos rencorosos y crueles, más próximos a los Hijos de Feänor en la Primera Edad, que al pueblo decadente y en retirada de finales de la tercera. Dunedain más próximos a Numenoreanos que al pueblo espartano que defendía las antiguas fronteras de Arnor. Enanos estupidos que parecen los desaparecidos parientes de Mîm…

        Es una trilogía gigante, espectacular, fotogénicanente esplendorosa, pero no tiene nada, absolutamente nada, que ver con la obra de Tolkien. Tal vez una ligera pátina tolkiendili, que en cuanto rascas con la uña, descubren algo que ni siquiera se parece.

      • Coincido!!!! Tom Bombadil!!!
        Pertenecemos a una generación que atesoraba más fantasía que realidad. La obra de Tolkien llegó a mi vida como una maravillosa ventana hacia la felicidad. Atravesar esa ventana y meter en casa esa bastedad fue lo q hizo Peter Jackson, una locura llevada con bastante dignidad. Qué envidia sentí por él: yo dibujaba, imaginaba, buscaba libros ilustrados que reflejaran ese universo de barbols; durante semanas traté de imaginar cómo era un hobbit, los ojos de un elfo, el sabor de las lembas… era temas de los que hablaba con mis amigos. Disfruté las pelís de Jackson, envidié su osadía y su diana en la elección de algunos actores. También chasqueé la lengua ante matices y personajes que yo no imaginé o recordé así y le perdoné otras concesiones cinematográficas que me molestaron. La adaptación de El Hobbit me rechinó mucho más, pero pese a todo: ole por Jackson, hay que estar muy loco para intentarlo. Lo que nos viene ahora está por ver, El Silmarilion es un libro complejo e inconcluso, llena de ascetismo y de música… siento un poco de vértigo y pereza por su adaptación. Para concluir: Ojalá mi hijo lea a Tolkien antes de ver las películas de sus obras. Y disfrute tanto como yo de esa ventana infinita, como Tom Bombadil

    • Leo un capitulo una noche a la semana del señor de los anillos. Ya lo hice del hobbit, y lo haré del sirmarillon. Luego, después de que ellos lo lean les dejaré ver las pelis, series y demás. Tienen 8 y 10.

  10. Uno de los grandes enigmas que nos dejó Tolkien es Tom Bombadil:
    Ni en sus cartas quiso ser explícito acerca de la naturaleza de este personaje.
    Espero que no lo toquen jamás.

  11. Antes de Peter Jackson hubieron otros que dibujaron orejas puntiagudas a los elfos y a los mismos elfos y a otros muchos seres tan bien, que a muchos se nos quedaron grabados mientras releíamos la obra de Tolkien: Angus McBride, John Howe o Alan Lee entre otros (estos dos últimos contribuyendo con Jackson en gran manera).
    Es la ya eterna lucha entre el esfuerzo intelectual que supone leer e imaginar y el sumergirse cómodamente en una historia con la vista y el oído. Las dos tienen su cosa, si bien el libro permite con aún más esfuerzo y tiempo poder reimaginar de una manera diferente, al menos en parte, si somos capaces de olvidar lo visto y oído …¿lo somos?

    Excelente artículo, muchas gracias

  12. Soy fan de la obra de Tolkien. Hace ya muchos muchos años, un verano, leí El Señor de los Anillos, en un solo tomo, y me encantó, lo recuerdo como uno de mis mejores veranos. Recientemente empecé el Silmarillion, libro que tenía comprado hace unos 30 años y todavía no había leído… Y qué decepción. El Silmarillion no es un libro como ESDLA o El Hobbit… Es otra cosa distinta, es como mitología o como una Biblia o un Corán, no me gustó NADA en absoluto, no pude terminar de leerlo (el único libro en mi vida que no he podido terminar), es soporífero, aburrido, lento, DENSO, repetitivo… En fin… La verdad, no tenía ni idea qué tipo de libro era, pero esperaba otra cosa…

    • Si que es difícil entrar en el Silmarilion, te recomiendo ubicar ciertos «capítulos», por ejemplo, los primeros 6/7 capítulos son sobre la creación de Arda, el nacimiento de los elfos, y su camino hacia Aman, casi como el Génesis.

      Luego tienes la historia de Feanor, el creador de los Silmarils. La primer matanza entre elfos y el retorno de los elfos a Beleriand.

      A continuación comienza el primer dominio de Morgoth, la llegada de los hombres y la fundación de los dos reinos más importantes de los elfos, Nargothrond y Gondolin.

      Así de a poco podrás contentrarte mejor en cada segmento en vez de intentar consumir toda la primera edad de un tirón.

    • Efectivamente, es que aunque el artículo no lo diga, pequeña gran omisión, el silmarilion no es un libro ni Tolkien tuvo intención de publicarlo en vida. Lo publicó su hijo Cristopher juntando y amachambrando lo que encontró por ahí, y quedó el pastiche ilegible que es, aparte del interés que tenga igualmente, para los interesados en conocer lo que pasó en la primera y segunda edad.

  13. Amazon no compró los derechos del Silmarillion, así que el guión se basa en lo que se cuenta en las otras obras de Tolkien. Pueden esperar todo lo que quieran para leerlo. Cómo fanático de Tolkien me parece una falta de respeto tan enorme que por supuesto no pienso verla

  14. Chupala, lo tengo en mi casa, lo leo cuando quiero y las veces que quiera

  15. Me ha encantado el artículo pero falta un punto de vista. El de los que decidimos que no nos compensa ver la trilogía o esta serie. Así de simple. Soy un Tolkiendil desde hace 32 años y me quedo corto si digo que la obra de Tolkien ha tenido un impacto tremendo en mi vida y mi relación con la gente y la literatura (creo que para bien) y el menor de mis intereses es ver una trilogía o una serie por muy acertadas y Tolkienianas que sean. Tuve la suerte de sentir el secuestro de mi visión particular con la peli de Bashki y con esa vacuna me costó cero punto cero renunciar a la ver la trilogía. Así que sí, vivo la obra de Tolkien pre películas y cada vez que releo su obra no veo ni personajes ni vestimenta ni paisajes ni sonidos ni sensaciones ni nada de nada que no me sea mío, influido por imágenes e ilustraciones pero mucho más mío. Y además…. ¡es cambiante! Cada vez que releo ESDLA Amon Sûl es algo diferente. O Rivendel. O Gorgoroth… Incluso los personajes van cambiando. Así que sí, tenemos esa libertad pero por mi experiencia la hemos vendido muy barata en el pasado y lo seguimos haciendo. Dicho esto, para mí las películas y espero que esta serie también han sido de lo mejor que nos ha pasado al fandom Tolkiano.

  16. No hay nada peor que un fanático.

  17. Gran artículo escrito por alguien que parece que al menos sabe de lo que habla. Excelente diría yo, pese a discrepancias en algunos aspectos.

    No obstante, supongo que la curiosidad matará al gato. Y posiblemente le defraude después.

  18. Para mi ver una adaptación cinematográfica de un gran libro, supone tener otro punto de vista diferente al mío, algo parecido a compartir opiniones con otro colega que esté leyendo el mismo libro. Me resulta enriquecedor y no limita mi imaginación.
    Si, entiendo que no es la visión purista que la mayoría propone aquí, pero en mi opinión, es una visión mucho más amplia que la que uno mismo pueda crearse por si solo.
    Efectivamente, también es un punto de vista comercial vs el clásico, pero no por ello soy peor lector o aficionado/entusiasmado de la obra de Tolkien.
    Gracias por el artículo!

  19. Decir que, por Jackson, no somos capaces de imaginar elfos sin orejas es que no entiende que antes de Jackson había vida.

    Dragonlance, Reinos Olvidados, Dungeons and Dragons. Son antes de Jackson y tenían prejas puntiagudas.

  20. Amazon no tiene los derechos sobre el Silmarillion. Lo que muestran en los avances de esta serie, relacionado con ese libro, está en lo Apéndices, por ejemplo los Dos Árboles. Pueden mostrar ciertos hechos, como lo que parece ser el juramento de los hijos de Fëanor , pero no desarrollar sus historias. Sobre todo lo que tiene que ver con la Primera Edad. Por eso la mayor parte del argumento va a tener poco que ver con lo que Tolkien escribió.
    Respecto a la imaginación, bueno ya antes de Jackson, otros artistas habían realizado obras interpretando los textos de Tolkien, como Ted Nasmith, Alan Lee o John Howe, así que tampoco es como dice el artículo. En mi caso no hay peligro, el Silmarillion es mi libro favorito de Tolkien, lo leí muchas veces, además no voy a ver la serie ni siquiera tengo la suscripción de Amazon.

  21. Cuando tenía 12 años, leí el Hobbit, mi padre que era un maltratador de «libro», no me dejaba ver la TV, la tocaba cuando llegaba a casa, y si estaba a caliente….pues eso!!. Me cobijaba en el libro, me imaginaba ser Bilbo, me imaginaba poniéndome el anillo y escapándome del mal, éramos yo, el libro y una manta. Imaginación total!!

  22. Para qué leer el Silmarillion, el cuál es una obra de arte y se merece el absoluto respeto y admiración por todos, cuando absolutamente toda la serie producida por Amazon es un invento y nada se apega al libro, ni a los materiales que les pusieron a disposición. La recomendación que yo les doy y muchos daríamos es si vas a ver la serie, no leas nada del material de lectura eso será contraproducente.

  23. Excelente artículo, me han dado unas ganas tremendas de leer El Silmarillion de nuevo.
    No tengo la facilidad de palabras que tienen la mayoría de mis compañeros lectores ni del escritor de este artículo por eso envidia sana me da.
    Sigamos disfrutando de Tolkien y de su maravilloso legado.

  24. Los derechos del Silmarillion no están vendidos ni cedidos y por tanto la serie de Amazon sólo puede adaptar los apéndices del ESDLA. Aunque haya algo al final del Silmarillion, no echen a llorar todos, señores, que todo lo demás, el grueso y la maravilla de la historia del mundo de Tolkien, el robo de las joyas, el amor de Beren y Lúthien y la caída de Gondolin no van a poderse ver en pantalla. La Segunda Edad son básicamente migajas, todo lo bueno ocurre ANTES.
    Yo, como fanática de este libro, siempre he pensado que era el mejor de todos, odiado y amado por partes iguales por el común de los mortales, no me importaría verlo en pantalla siempre que fuera tratado con el respeto y el amor con los que Peter Jackson cuidó e hilvanó la trilogía del Anillo Único. No así me gustó tanto la adaptación del Hobbit, muy espectacular, pero con demasiadas licencias absolutamente ridículas. Si me juraran que iban a mantener la historia intacta y los únicos gaps fueran como la retirada de Tom Bombadil de la película de Jackson (lo siento, hasta que llegan a Bree el ESDLA es un torro, y amo ese libro) yo estaría encantada de verla en toda su grandiosidad puesto que ver a Glaurung o a la Nirnaeth Arnoediad o a Fëanor levantando el puño y jurando contra Melkor y los Valar puede ser un espectáculo increíble. La lectura es preciosa pero el cine también es arte si se hace con acierto y respeto.

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