
Podríamos empezar diciendo que Nick Lowe llegó tarde a Nashville. Su predilección por la música de raíces americana lo llevó a abandonar Londres en 1977 y mudarse a la capital de Tennessee. Aquella era la escuela que necesitaba su talento. Pero Nashville había empezado a cambiar. Los años dorados del country quedaban atrás. Durante una temporada Nick alquiló un despacho para trabajar de nueve a seis en el difícil arte del songwriting: armonías, letras, rimas, estructuras, arreglos. Se impuso ese horario como si se tratara de un oficinista o un escritor.
Un tiempo después Nick conoció a Carlene Carter y se casó con ella. Carlene era la primera hija de June Carter, una de las mejores cantantes de country en Estados Unidos, que estaba casada con Johnny Cash, el célebre y atormentado Hombre de Negro. Johnny y June seguían siendo una de las parejas de América. Todavía resonaba el éxito del Johnny Cash Show, un influyente programa de televisión donde todos los jueves tocaban en directo músicos como Joni Mitchell, Neil Young, Eric Clapton o Bob Dylan. Es fácil imaginar lo que debe pasar por la cabeza de un joven compositor amante del country cuando Johnny Cash y June Carter pasan a convertirse en tus suegros. En cualquier caso, Nick se sentía abrumado cada vez que iba a comer a casa de su familia. Como todo yerno, Nick quería impresionar o agradar a su suegro. La forma de hacerlo habría de ser musical. Esa oportunidad llegó en 1979, cuando Johnny se encontraba en Londres para dar un recital en el estadio de Wembley. La noche antes del concierto, a Nick se le ocurrió una buena frase, una de esas que indican el comienzo de algo grande, y pensó que aquella canción que tenía en la cabeza estaba hecha para Johnny Cash.
En aquel entonces Nick y Carlene vivían en el Sheperd’s Bush londinense. Nick bebía más de la cuenta, casi como un personaje de Raymond Carver, y se quedó toda la noche trabajando en la canción junto a dos botellas de vino. Estaba entusiasmado con aquella idea, sabía que tenía algo entre las manos, un buen compositor lo sabe. En algún momento de aquel proceso nocturno, nunca antes de la primera botella ni después de la segunda, le comentó a su esposa Carlene lo buena que era la canción que estaba escribiendo para Johnny.
Al día siguiente Nick se despertó en el sofá del salón rodeado de guitarras, copas y papeles arrugados. Lo primero que sintió fue la punzada del vino en su cabeza. Después, y casi como si se tratara de un sueño, escuchó a Carlene en la distancia hablando por teléfono con su madre y diciéndole que antes de ir a Wembley para la prueba de sonido se pasaran por casa a escuchar una canción que Nick había compuesto para Johnny.
Nick emitió un alarido desde el sofá, se levantó a toda prisa y revisó aquellos papeles intentando recomponer la canción. Cuando lo hace comprende que no vale nada. No tiene canción. Es solo una frase y un par de acordes, la única frase que tenía al principio, antes incluso de descorchar la primera botella de vino. A gritos, avisa a Carlene y le dice que vuelva a llamar a su madre para que Johnny Cash no se presente a escuchar una canción que no existe. Pero Carlene le dice que ya es demasiado tarde porque están de camino.
Nick empieza a sudar. Recoge las botellas del salón y vacía los ceniceros. Después se ducha, se mira al espejo y se prepara para recibir a su suegro, el Hombre de Negro, y explicarle que, en realidad, no tiene ninguna canción para él. Vuelve a revisar los papeles que ha escrito. Ahora le parece una canción ridícula, casi una broma, y desea que sus suegros hayan olvidado el asunto. Pero al cabo, llaman al timbre y escucha como Carlene saluda a su madre y a Johnny en el vestíbulo. Cuando Nick se acerca para saludarlos se da cuenta de que también han venido todos los músicos de la banda y parte del staff. El salón de su casa está abarrotado. Carlene sirve unas bebidas frías y algo para comer. Nadie habla demasiado. Parece como si estuvieran esperando a alguien más. Entonces Johnny le dice a Nick: «He oído que has hecho una canción para mí. Vamos a escucharla». Ahora todos están intrigados y observan a Nick detenidamente, como escrutando a la persona que se ha atrevido a escribir para Johnny Cash. Nick comprende que no le queda otra salida: sea lo que sea, tendrá que tocar la canción. Alguien le alcanza una guitarra y Nick templa el clavijero. En realidad, sabe que está afinada, pero ese juego le otorga algo de tiempo para ordenar la armonía en su cabeza. Después comienza a cantar tímidamente ante el público congregado en su casa. Cuando termina, todos se quedan callados durante un rato. Tanto, que se puede escuchar el ruido de los hielos chocando contra los vasos. Entonces, Johnny dice: «¿Podrías tocarla otra vez?». Nick asiente con la cabeza y balbucea algo. Carlene le sirve otra copa y le guiña un ojo para que se calme. Pero cuando Nick termina se hace otro eterno silencio que vuelve a romper Johnny Cash: «Hay algo en la canción que no marcha bien ¿verdad, Nick?». Y Nick, un tanto aliviado, responde: «Sí, no marcha nada bien en absoluto». Pero Johnny Cash discrepa y comenta que, a pesar de que la canción no está terminada, hay algo que le gusta, que resulta prometedor, y le invita a que siga trabajando en ella. El ambiente, entonces, se relaja y un poco después todos salen hacia Wembley.
Esa canción, ese esbozo de canción, se titulaba «The Beast in Me» («La bestia que llevo dentro») y, después de ese episodio, cada vez que Johnny Cash y Nick Lowe coincidían en alguna parte a través de los años, Johnny, invariablemente, le preguntaba: «¿Cómo va esa bestia, Nick?».
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Nick Lowe terminó la canción doce años más tarde. «The Beast in Me» es un perfecto ejercicio de songwriting, una obra redonda a la que Johnny Cash dio su particular interpretación de barítono, y cuya letra resume con exactitud el lado oscuro de su personalidad. La canción se convirtió en uno de los emblemas de su última etapa, y con ella regresó a los estudios tras años de olvido.
Cansado de producir a raperos y estrellas del rock, Rick Rubin, el joven productor neoyorquino, buscaba nuevos retos. Quería trabajar con alguien «que hubiera sido grande pero que no estuviera haciendo su mejor trabajo». Johnny y June se mostraron escépticos cuando les dijeron que un productor de rap y heavy metal quería trabajar con Johnny. Pero lo cierto es que la relación funcionó, y al cabo de unos días Johnny se sentaba en el salón de la casa de Rick Rubin para tocar su crudo repertorio con una guitarra acústica. En esas sesiones Rubin ideó lo que luego serían los varios volúmenes de American Recordings con los que Johnny Cash volvió a ser épico.
Alguien dijo una vez refiriéndose a Johnny Cash: «Nadie ha sacado tanto partido a tres acordes». La mayoría de sus canciones juegan alrededor de progresiones country de tres acordes. Incomprensiblemente todas funcionan. «The Beast in Me» obedece a esa idea con una armonía clásica en do-fa-sol, a la que añade un sib y un re7 al final de cada estrofa y un mi en el puente. La letra habla de la vida de Johnny Cash, de su lado oscuro, sus problemas con las adicciones durante décadas, y un pasado atormentado por la trágica muerte de su hermano, la difícil relación con el padre o el divorcio de su primera mujer. Pero como toda buena historia su alcance es universal y nos habla de la dualidad del ser humano, de ese Mr. Hyde que todos llevamos dentro y que a veces sacamos a pasear. Un tema complejo como es ese no necesita una armonía compleja. Llamar la atención sobre la armonía restaría atención a la letra. La forma se amolda al contenido sin imponerse a ella. El acompañamiento de la guitarra es sencillo, pero está cuidadosamente elegido.
La interpretación que hace de ella Nick Lowe en su disco The Impossible Bird choca por la delicadeza de su ejecución y el duro contenido del texto. Lo que por momentos parece una nana susurrada se convierte en algo siniestro, algo que nos resulta extrañamente familiar. Por eso la escogieron para representar a Tony Soprano en el primer capítulo de la exitosa serie de televisión. Por lo demás, la interpretación de Nick Lowe destaca por la sutileza de unos exquisitos arreglos vocales y de guitarra acústica.
Sin embargo, la versión de Cash es cruda como lo que está narrando. Nick Lowe interpreta la canción; Johnny Cash la ha vivido. En su boca suena auténtica y universal. La comunión entre intérprete y canción es tal que nos deja una sensación desconcertante. No sabemos si es él el que interpreta la canción o es la canción la que interpreta a Cash.
La toma que eligió Rick Rubin para el primer volumen de American Recordings no es la mejor. Un tempo ligeramente desmayado le resta fuerza. La mejor versión la podemos ver en un directo para la televisión inglesa en el programa de Jools Holland. Pocas veces una composición se ha pegado tanto a la vida de su intérprete. La letra de la canción está clavada en sus ojos. Llenos de verdad, nos dicen que se está desnudando. La sencillez con la que Cash se acompaña a la guitarra —esos famosos tres acordes— demuestra lo grande que es la composición: funciona sin artificios. Quítenle el maquillaje a una canción, tóquenla solo con un piano o una guitarra y verán lo que tienen entre manos.
La primera estrofa nos habla de esa bestia que todos llevamos dentro. El segundo verso hace referencia a la cárcel y los barrotes que Johnny Cash conoce bien y a quienes debe fama. Después se insinúan las adicciones, la inquietud de las anfetaminas día y noche. La referencia a Dios en el último verso funciona como una repetición salmódica al final de cada estrofa. La iglesia y Dios estuvieron presentes en su vida desde niño. Fue en la iglesia donde se aficionó al gospel y allí debutó como cantante obligado por su madre para que perdiera miedo al público.
The beast in me (La bestia que llevo dentro)
Is caged by frail and fragile bars (Está enjaulada por frágiles y delicados barrotes)
Restless by day (Está inquieta todo el día)
And by night rants and rages at the stars (Y por la noches gruñe y ladra a las estrellas)
God help the beast in me (Dios ayude a la bestia que llevo dentro)
La segunda estrofa nos habla del dolor y la tristeza, de la muerte trágica de su hermano cuando era un adolescente, la difícil relación con su padre o el divorcio de su primera mujer. El tipo de dolor del que la bestia se alimenta y por lo que tiene que ser contenida a cada rato.
The beast in me (La bestia que llevo dentro)
Has had to learn to live with pain (Ha tenido que aprender a vivir con dolor)
And how to shelter from the rain (Y a saber refugiarse de la lluvia)
And in the twinkling of an eye (Y en un abrir y cerrar de ojos)
Might have to be restrained (Tendrá que ser contenida)
God help the beast in me (Dios ayude a la bestia que llevo dentro)
En el puente vuelve a hacer referencia a sus adicciones, a ese Mr. Hyde que se viste con las ropas de Johnny Cash, al que todo el mundo conoce, y que vaga confundido sin saber qué día es ni dónde está.
Sometimes it tries to kid me (A veces trata de engañarme)
That it`s just a teddy bear (Y me dice que es solo un oso de peluche)
And even somehow manage to vanish in the air (Y de alguna forma se las arregla para desaparecer en el aire)
And that is when I must beware (Y es entonces cuando debo estar más alerta)
Of the beast in me, that everybody knows (De la bestia que llevo dentro, que todo el mundo conoce)
They´ve seen him out dressed in my clothes (La han visto por ahí vestida con mis ropas)
Patently unclear (Evidentemente confundida)
If it´s New York or New Year (Sin saber si está en Nueva York o en Año Nuevo)
God help the beast in me (Dios ayude a la bestia que llevo dentro)
The beast in me (La bestia que llevo dentro)
«The Beast in Me» tiene una estructura y una armonía que se ajusta al contenido de la letra. La historia que nos cuenta es universal y es compleja porque nos habla de la condición humana, la dualidad del ser sobre la que escribió Stevenson, y su letra bebe de la poesía, del storytelling, del folclore americano y de los salmos de la iglesia para encarnar a una de las figuras más interesantes que haya dado la música del siglo XX.
La canción termina como empieza. Cíclica como el tiempo, su título puede resumir la biografía de Johnny Cash, pero también la de todos los seres humanos.
Gran canción y gran artículo. Muchas gracias por difundir las grandes historias de la música y de los músicos 👏👏👏
Historia de color negro (man in black) bien contada. Felicidades
Historias de canciones que merecen la pena ser conocidas. Excelente artículo, enhorabuena.